El sol se imponía con todo su esplendor en la cancha del parque donde a lo lejos niños correteaban divertidos a sus perros junto a su familia. Hacía picnic o cualquier actividad en conjunto o inclusive en parejas, porque para el mayor no fue necesario darse cuenta de las varias parejas de tórtolos que rodaban el lugar.
Por eso mismo decidió irse a la parte más alejada del parque, cerca de las bancas.
Tsukishima Akiteru no recordaba con exactitud cuándo fue la última vez que se sintió tan derrotado en su corta vida, porque 22 años aún no eran nada comparados a los que vivió por ejemplo su abuelo.
Solo estaba ahí sentado en aquella banca mientras el viento movía suavemente las hojas de los árboles y parte de su rubia cabellera. El árbol detrás de la banca le brindaba a su vez sombra por lo que aprovecho de seguir con la labor de la noche anterior ya que el sol no opacaba el brillo de la pantalla táctil de su smarthphone.
Volvió a la galería de fotografías y siguió borrando cada foto que se tomó con él.
Lo esperaba a él.
Su novio desde hace… algún tiempo. Mejor no dar número específico porque pronto no sería necesario llevar la cuenta.
— ¡Akiteru!—
Aquella voz… Subí mi mirada hacía él para ver cómo se bajaba de su bicicleta y le ponía el seguro.
—Perdóname por llegar tarde—
Él recobraba el aliento y me observo con aquellos ojos azules oscuros y profundos que tanto me encantan, avanzando hacia mí…
Esos ojos que me encantan.
No, corrección: Que me encantaban.
Hice un mayor esfuerzo para sonreír como siempre que le veo.
— El entrenamiento se extendió más de lo que pensé. A penas terminamos fui por mi bicicleta y moví esos pedales lo más rápido que pude — noté por su respiración que decía la verdad. Tampoco es que fuera un mentiroso solo que he aprendido tanto a conocerle en estos meses y fue tan inevitable para mí recordar cuando fugazmente si a él le daba la gana, llegaba a comentarme que comió en el almuerzo. Al principio todas nuestras conversaciones se limitaban al voleibol y por supuesto que a la otra persona que irónicamente fue quién nos unió sin saberlo.
Se sentó a mi lado y colocó su mirada fijamente sobre la mía dibujando una sutil sonrisa sincera.
¿Se alegraba de verme?
Me sentí peor por pedirle así de repente que nos reuniéramos pero…
[ I love you but Not - ( watch?v=LMDtYeKYhLQ ) ]
—Tobio… Te llame y pedí que vinieras para decirte una decisión que tome seriamente acerca nuestra relación— y para variar, sabía que mi expresión facial fue tan gélida como la de mi propio hermano menor o como la del mismo chico junto a mí. Pude ver perfectamente el desconcierto instalado en su rostro. Perdóname tú a mí… —Esto no va a funcionar, lo siento —
—No comprendo… — te levantaste de repente colocándote delante de mí. — No peleamos. Estamos perfectos… eh. Akiteru. ¿Qué pasa? No entiendo… — poco a poco tu ceño se fue frunciendo lleno de frustración. De verdad, perdóname tú a mí.
Negué con la cabeza y por más cruel que estoy llegando a ser. No retiré mi vista de ti, Tobio. No desvié mi mirada. No dude.
—No soy experto en esto del noviazgo pero sé que las relaciones perfectas no existen, Tobio. Sí, no peleamos pero… —respiré profundo antes de proseguir levantándome de la banca para quedar frente a él y mantener el contacto visual cercano más no nuestros cuerpos. — Eres todavía menor de edad y aun te falta mucho que aprender de la vida, Tobio. No te estoy llamando inmaduro — perdóname tu a mí, Tobio — pero como dije, aun te falta mucho que aprender… por experiencias ya sean buenas o no tan buenas. De conocerte a ti mismo y lo que realmente quieres —
—Yo sé lo quiero, Akiteru—
Me mantuve tranquilo ante tu pronta respuesta.
Notaba su frustración pero Tobio no se permitía tampoco dudar ni que su voz perdiera fuerza.
—Jugar voleibol y estar contigo. Quiero ganar junto al equipo cada partido, cada torneo y quiero ser profesional… Y te quiero a ti, Akiteru—
No, no digas eso…
—Y me parece perfecto lo primero. Tienes mucho talento Tobio y sé que serás muy exitoso cuando crezcas, te gradúes y compitas con los mejores —Sí, te estaba tratando como un niño y lo detestas, lo odias. Más cuando viene de mi parte. Y por eso lo hago. — Con respecto a lo segundo. ¿Por qué piensas que me quieres? Esto no tiene futuro y debes reconocerlo. Tobio… vivimos en Japón y somos hombres, también lo vuelvo a repetir… Eres menor de edad. Seguramente aun no te defines con respecto a tu orientación y yo solo soy un gusto pasajero. Tienes que salir con chicas de tu edad y de verdad… Si eres bisexual o homosexual. Te conviene más un chico de tu edad o más contemporáneo. No yo—
Lo sé. Te estoy matando y me estoy suicidando.
Apoyarme y ayudarme injustamente con ese tema tan delicado para ti… para alejarte de mí. Con ese tema que con confianza lo iniciaste a hablar conmigo.
—Akite- —
—Kageyama—vi como tus hombros se tensaron en cuanto pronuncie tu apellido sin el más mínimo rastro de cercanía. — Vamos que tú mismo lo dijiste. Solo te importaba jugar voleibol. Y basto tan solo que esa persona llegara a tu vida para confundir y revolucionar tu mundo. Fue cuando descubriste que podía gustarte alguien, que no eras un asexual como creías— subí mi mirada hacía la copa del árbol. Yo mismo estaba a punto de derramar lágrimas pero no me lo iba a permitir, no frente a Tobio. No tengo derecho. Nuevamente respiré profundo. — Pero sabes, eso es fantástico. Porque puedes amar, Tobio. No eres un cubo de hielo... Pero yo no fui quien te hizo ver eso sino él—
Tratabas de hablar pero te había dejado sin palabras. Volví a darte la cara y tal acción solo provoco que me arrepintiera. No, no llorabas. Pero la descomposición de tu rostro era todo un poema. ¿Dolor? ¿Tristeza? ¿Agonía? ¿Rabia? ¿Frustración? Yo he provocado todo eso. Perdóname tú a mí, Tobio.
—Akiteru… Ya no… —
—No, ya no te amo— mentira. Me enamoré de ti como nunca antes lo había hecho con nadie. Supuse que preguntarías eso. Hipócritamente te respondí al instante pero tú no sabes que miento tan descaradamente.
Tobio negó incrédulo.
—No te amo— repetí como robot y de manera indiferente, mientras mi corazón se comprimía o así lo sentía.
Perdóname tú a mí, Tobio.
—Voy a seguir con mi vida y tu tiene que seguir con la tuya Kageyama—
Por más que tuviera buenos reflejos, no me moví cuando el menor hizo un puño y tuvo la intención de golpearme en el estómago pero no lo hizo. Se detuvo y con sus palmas, al parecer empleando toda su fuerza me empujo haciendo que me sentara forzadamente en el banco.
Mantuve la expresión de mi rostro indiferente como también el ceño levemente fruncido para no dar ni un ápice de duda en mis ojos… de que mentía. De que realmente lo amaba.
—Como se nota que eres hermano mayor de Tsukishima—
Esas fueron las últimas palabras que escuche de sus labios.
Camino furiosamente agarrando la bicicleta. La fue guiando mientras comenzaba a correr y se subió estrepitosamente a su vez pedaleando con suma velocidad.
No lo seguí.
Solo vi cómo se alejaba de mí.
Me aproveche de su reacción adolescente. Impulsiva. Que huyera del problema.
Pero no le buscaría.
Sentí como lentamente bajaba por mis mejillas las lágrimas que contuve ante tanta mentira. No las limpie. Me limite a levantarme e irme de aquel parque en sentido contrario al cual agarro Tobio.
Mis ojos ardían.
Mi corazón latía con rapidez pero no era por ese sentimiento cálido y de alegría que me provocaba el azabache. No, latía así a causa del dolor y de dos razones.
El haberme auto-destruido y más importante, con un trasfondo que desgarraba mi alma y descomponía los recuerdos que nos unían… El haber destruido los sentimientos de amor de la primera persona de la cual me enamore y me correspondía.
"No me lo tomes a mal, Akiteru. Pero tú eres un universitario con trabajo y vida propia. En cambio aquel chico solo es un mocoso que apenas recién ha cumplido los 15 años, estudia y es mantenido por sus padres. Deja que disfrute su vida, joder"
"Si tan urgido estabas. ¿Por qué no fuiste a un prostíbulo? Hahaha en vez de andar con un compañero de tu hermano… ¿Por qué me miras así? Es imposible que te guste o peor, que ames a un mocoso que de seguro ni sabe cómo ponerse un preservativo"
"Yo nunca me he metido con tu orientación, Akiteru. Pero sabes, antes quería que encontraras a alguien porque por la parte sentimental, has estado muy solo. Pero no puedo apoyarte… No puedo apoyar una relación con alguien que es menor que tú. ¿Crees que sus padres lo van a aceptar?
Lo estas confundiendo a él y a ti. Y le puedes traer graves consecuencias a Kageyama-kun, cariño"
"Vas a meterte en un problema legal por andar ligando con un menor de edad… Es lo que en verdad me preocupa. Por ti y por él"
"Akiteru. Si de verdad lo amas no deberías hacer esto. Porque se nota que lo adoras, idiota"
"En estos días estaba pensando que Kageyama no es como pensaba. Me agrada"
Por lógica, una persona de 60 no va estar con un niño de 9 años. Pero hay casos en los cuales el amor no tiene edades. Una persona de 22 años con otra persona de 15 años pueden tener una relación pero hay factores sociales y de ética que se escapan de las manos de los jóvenes que mantienen el noviazgo.
Dicen que el amor no tiene género. Pero hoy en día son millones de adolescente recibiendo maltrato psicológico y abandono del hogar simplemente por gustar de alguien de su propio sexo.
Vivir una relación clandestina acarrea siempre problemas. Tantos que por ahora no son necesarios decir. Y ya no valen la pena mencionar cuando ya se ha tomado la decisión 'correcta'.
Tsukishima Akiteru dejo escapar un sollozo de sus labios y se dejó caer de rodillas agarrándose el rostro en lo que entró a su departamento y cerró la puerta tras él. Le sabía a mierda asustar a Hachi por más que le doliera que su akita inu le viera en tal estado… Pero en general, le sabía a mierda todo en ese momento… Tobio no se lo agradecería pero lo hacía por su bien. Fue un egoísta por decidir por ambos. Pero era lo mejor.
—Perdóname tú a mi Tobio… Te mentí. Te amo… ¡Maldita sea! — golpeo con sus dos puños el piso bajo él dejándose caer de lleno contra este hasta quedar boca arriba y observa el techo con una mirada ausente.
Dicen que cuando mueres recuerdas toda tu vida. Akiteru no se estaba muriendo, al menos no físicamente. Un huracán de recuerdos o más bien un tifón arremetió contra su mente. Cada recuerdo con Tobio, cada plática… Cada beso y caricia. Todo lo fue recordando como el propio masoquista.
Su hija peluda (como Akiteru suele referirse a Hachi) se acercó a su dueño echándose a su lado y recostando su cabeza sobre parte de su pecho. Los sollozos de Akiteru se hicieron más evidentes en aquel vacío departamento nuevamente de soltero. Se abrazó a la Akita Inu la cual sollozo junto con él, a su manera perruna.
—Lo siento, Hachi. Pero no volverás a ver a Tobio— le dijo con pesar y está se acurruco más en ahora los brazos de su dueño y como mejor pudo, lamió el mentón de Akiteru quitando las lágrimas que llegaron ahí.
¿Cómo puede seguir la vida luego de romper a la fuerza una relación?
No tenía derecho a hacerse esa pregunta ni las siguientes que siguieron a esa. No cuando él ha sido el causante y el malo de la partida. Lo sabía y lo reconocía perfectamente.
Cerró sus ojos con fuerza buscando con desespero quedarse dormido.
La oscuridad se presentó en lo que sus parpados estuvieron cerrados. Consciente de la realidad si los abría pero sabiendo que de cualquier manera, no podía escapar de está. Y solo podía pensar en la última frase que se permitiría antes de desaparecer de la vida de Kageyama Tobio.
Si te amo y no creo llegar a amar a otra persona.
Fuimos felices y no sabes cuánto imagine nuestro futuro.
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Pero no me perdones.
Jassi Albarn presenta
Re:Re
AkiKage Fanfic
Capítulo 1: Prefacio