El fin de semana se había acabado, pronto sería el medio día y los papás de Taemin llegarían a su casa a recoger al menor.
Minho sólo se sentó en su cama, descubriendo su pecho al hacerlo pero cuidado de que la cobija no destapara el cuerpo de Taemin, que seguía dormido a su costado.
Volteó a verlo sólo girando sus pupilas, observando como el menor seguía dormido, con los labios ligeramente separados mientras abrazaba la almohada de Minho.
Volvió a recostarse para estar un momento más con su alumno, esperando que el tiempo pasara lento y por supuesto que no se despertara.
Se giró sobre su costado para admirar mejor la belleza de su revoltoso alumno de Proyectos Emprendedores, estiró su brazo para lograr retirarle algunos mechones rebeldes que le estaban cubriendo la frente, pero aun el roce de sus yemas con la piel de Taemin fue ligeramente perceptible, haciendo que frunciera el entrecejo.
Minho sonrió y volvió a molestarlo, tocándole el centro de su entrecejo.
Taemin presionó los ojos, los entreabrió y al ver a Minho se giró sobre su costado para darle la espalda pues quería seguir durmiendo. Sin embargo Minho continuaba molestándole, picándole las costillas, tirando de sus mechones de cabello y volviendo a hacerle cosquillas.
-¡Yah!-
-Es hora de levantarse.- contestó Minho retirándole la cobija, exponiendo el cuerpo de Taemin y su pijama que era el pantalón del adulto y una de sus camisas también. –Pronto vendrán tus padres y tienes que tener listas tus cosas.-
-Cinco minutos más.- dijo tomando los bordes de la cobija para cubrirse con ella.
-No.- contestó volviendo a tirar de la cobija, casi arrancándola de las manos de Taemin. –Vamos a desayunar y a arreglar tus cosas.-
-¿Por qué tienes que ser un amargado?- preguntó Taemin haciéndose bolita en la cama, tomando la almohada en la que durmió Minho para cubrirse y continuar durmiendo. –Oh cierto, porque eres un adulto.-
-Exactamente.- contestó sonriéndole. –Iré a prepararte el desayuno, date prisa en levantarte.-
-No.-
Sin embargo Minho sólo negó sonriendo más tenue, devolviéndole la cobija para que se cubriera porque no quería que se enfermera por su culpa; salió de la habitación con rumbo hacia el cuarto de baño.
Taemin se asomó por encima de la cobija para buscar a Minho, pero al no encontrarlo se levantó de inmediato, se cambió de ropa y arregló un poco su cabello hasta que salió de la habitación, al ver la puerta del baño cerrada se dio más prisa para ir hacia al cocina y comenzar a prepararle el café.
Ese café descafeinado que solía tomar su profesor mientras le daba clases.
Lo estaba sirviendo en la taza de “Mejor maestro del mundo” cuando sintió que le tomaban por el vientre, sonrió porque no había otra persona en el departamento del mayor que no fuera él.
-Te estaba preparando del desayuno.- susurró Taemin terminando de servirle. –Aunque no lo merezcas.-
-Buenos días.- susurró Minho recargando su barbilla en la cabellera del menor. –¿Por qué no lo merezco?-
-Porque ayer no parabas de hacerme cosquillas.-
-Pero la estabas pasando bien.- recordó como Taemin no dejaba de reír y no hacía intentos por separarse de él más que estirar sus brazos para retirarlo de su cuerpo.
-¡Jamás!- susurró el menor dejando la taza de café lista, mirando el reflejo de ambos en el líquido que desprendía vapor, esbozó media sonrisa porque los dos días que había conseguido pasar con su profesor estaban por finalizar. –Jamás la pasaré bien contigo.-
-Oh, ¿en serio?-
-En serio.- afirmó posando sus manos sobre las de Minho que yacían en su vientre entrelazadas. –“Bien” es poco para mí.-
-Quiero confesante algo.- susurró Minho permitiendo que Taemin girar sobre sus talones para verlo de frente. –También me gustas.-
El menor sonrió, provocando que sus ojos se cerraran por la fuerza con la que se alzaron sus pómulos.
-Lo sabía.- contestó Taemin mirando los ojos de Minho, que sólo le trasmitían algún tipo de tranquilidad y amor. –Tú sólo déjate querer.-
Minho asintió lentamente, sin cortar el contacto visual con su alumno.
-Creo que lo importante es hablar con honestidad y que realmente no importa la edad.-
-Con rima y todo.- susurró Taemin riendo, abrazando a Minho por el cuello para acercarse un poco más, así no tendría frio y sentiría los latidos del corazón de su profesor. –Le pediré a mis papás que me dejen otro fin de semana a tu cuidado.-
-Creo que podríamos llamar su atención.- contestó Minho. –Eso sería malo.-
-¿Qué tan malo?- preguntó Taemin tomando las mejillas de Minho para presionarlas y hacer que sus labios se alzaran.
-Puedo ir a prisión.- susurró colocando sus manos en la cintura más pequeña. –Aun te faltan seis años más.-
-¿Qué son seis años?- susurró poniéndose de puntillas para acercarse a los labios del profesor, pero antes de poderlo besar sonrió, evitando poder formar ese beso. –Los esperarás, ¿cierto?-
-No.- respondió Minho. –No podré esperar a que crezcas, veremos cómo podemos hacer para que estos “cursos de dirección” sean más seguidos.-
-Yo trataré de convencer a mis padres de dejarme venir a tus cursos.-
-Me parece perfecto.- afirmó Minho separándose de Taemin. –Desayunemos, tus padres podrían llegar en cualquier momento.-
-¿Porque te da miedo besarme?- preguntó Taemin empujando ligeramente a Minho para que se alejara de él y poder prepararse ahora su desayuno.
-Porque tienes los labios espolvoreados con cocaína.-
-Sí, claro.- Taemin sólo sonrió mientras miraba como Minho comenzaba a degustar el café.
-Que podría hacerme adicto.-