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Good Morning, Soo.~ por Catallena8812

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Notas del fanfic:

Este foc ya está publicafo en wattpad bajo otro nombre de usuario pero también mío.

Notas del capitulo:

I'm back. XD

Luego de mucho tiempo, regreso con un nuevo one shoot. Ojalá y sea de su agrado.

Dedicado a Inniek.~

Un día más en la tranquila vida de Do Kyungsoo y Kim Jongin significaba despertar con las piernas enredadas, hasta no saber dónde empezaba uno y dónde terminaba el otro, además de un beso de buenos días. Sentir aquel característico calor corporal de la persona que más amas justo al lado tuyo era por lejos lo mejor en un día de invierno. 

 

– Buenos días, Sooie. – Un adormilado Jongin sonrió levemente antes de apretar entre sus brazos la cintura de Kyungsoo, su esposo desde hace casi siete años. 

 

Todos esos años pueden ser considerados un muy largo tiempo. Uno en donde pueden haber o no sucedido demasiadas historias, entre buenas y malas, que hayan logrado que aquella relación se vuelva más fuerte o por el contrario, se deteriorara. Pero a pesar de lo que haya existido en el pasado, el lazo que habían creado ellos dos era mucho más sólido que cualquiera que deseara interponerse, más que una mentira, desacuerdo, engaño o disgusto. Inclusive era mucho más poderosa que la muerte misma. Porque Kyungsoo estaba seguro que si alguna vez ya no se encontrara presente, su corazón seguiría vivo dentro del alto. Se lo entregó legalmente en un sábado por la tarde delante del mar y con su primera hija de testigo. Porque a pesar de que él no sabía que sería lo que sucediera en su vida más adelante, estaba seguro que Kim Jongin había sido solo para él desde el primer instante en que lo vio. Amor a primera vista le dicen algunos, pero el de ojos grandes prefiere decir que por azares del destino, alguien envió al menor para iluminar su camino y apoyarlo cuando más solo u triste se encontrara.  

 

– Buenos días, Innie. – Kyungsoo sonrió aún con los ojos cerrados, acurrucándose más contra el cuerpo del moreno y dejando así su cabeza justo sobre el pecho de este a lo que obtuvo como resultado un beso pequeño sobre sus cabellos y un nuevo apretón del agarre alrededor de su cintura. 

 

Nadie tiene idea de cuán grande puede ser el cambio de una persona al encontrar ese ser que logra hacerte mejor cada día, que llega a sacarte siempre una sonrisa y hacerte saber que por más errores que cometas, no desea alejarse de ti. Porque para Kyungsoo los días de inviernos eran tan tristes como él, tan fríos con aquel corazón que había sido envenenado, pero aún poseía ganas de querer. La soledad es destructiva, pero también es la única que podía darte fuerzas para continuar un día más o esa era la situación del bajo hace algunos años.   

– ¿Qué tal dormiste? – El moreno volvió a cerrar su ojos para luego dedicarse a inhalar el aroma a vainilla que caracterizaba a su esposo. 

 

– De maravilla, como cada vez que estoy contigo. – El de ojos grandes se separó del menor para conectar sus miradas, sonriendo levemente mientras se iba acercando mucho más al rostro contrario para así finalizar con una caricia en los labios.

 

Cada mañana era siempre lo mismo y tal vez hasta era lo que más deseaban los dos. Porque aquella calidad que se transmitían uno al otro era inigualable y única. Ambos corazones latían en sincronía, desbordando amor por donde los vieran. Kyungsoo siempre amó los días de invierno, pero no exactamente por una buena razón. Era, simplemente, porque en esos días podía ver a los demás con expresiones decaídas y abatidas devorando sus rostros. Aquello hacía entender a Kyungsoo que esas emociones no habían sido exclusivamente creadas para él y que a pesar de que se sintiera de esa forma la mayor parte del día, los demás también podían hacerlo. Por más raro que pueda resultarles, Kyungsoo amaba el invierno porque siempre le hacía recordar que era un humano como los otros. 

 

– Te amo. – Jongin susurró sobre los labios del bajo una vez que estos se rozaron, comenzando a moverlos de manera lenta y diligente. Ellos sabían que en cada beso que se daban lo que más trataban era demostrar la necesidad de seguir estando junto al otro y el deseo de seguir amándose libremente. Porque para Jongin, el que Kyungsoo entre abriera sus labios ante una simple mordida que le daba era sentirse en el cielo mismo y enredar sus lenguas en formas de caricias era hacer un viaje del averno hasta lo más lejos que un hombre pudiera haber llegado. Un beso de buenos días para esos dos corazones unidos por algo que los dos creen que va más allá de un simple te amo era olvidar de absolutamente todo y hubieran podido seguir dándose mimos como aquellos si no fuera porque una pequeña de seis años había ingresado a la habitación de sus padres, sin autorización alguna, logrando que aquel par se separara automáticamente. 

 

– ¡Buenos días! – La pequeña sonrió amplio antes de dejar un beso en la mejilla a cada uno de sus padres y luego ubicarse entre estos. 

 

– Buenos días, princesa. – Jongin sonrió al ver a su hija mayor ahí con ellos porque a pesar de haber estado sumamente nervioso cuando Haeri nació y que esta ya fuera una niña que iba a la escuela primaria, siempre sería su bebé. La primera de cuatro hermosos hijos que tuvo con la persona que más amaba en el mundo. 

– Buenos días, cariño. – El de piel clara se acercó a la menor para dejar un beso sobre la frente de su hija y sonreírle con ternura. – ¿Qué tal dormiste? 

 

– Muy bien y TaeRa aún duerme. – Haeri se metió dentro de la cama junto a sus padres, encogiéndose en su mismo sitio al sentir el lugar tibio y perfecto para ella. 

 

Al inicio se había sentido desplazada por su pequeña hermana que aún tenía tan solo unos meses, pero gracias a Jongin ella había entendido que tenía que ser la mejor solo para que TaeRa y sus hermanos pudieran seguir su ejemplo, además de cuidarlos, obviamente. 

 

Un par de voces más se escucharon en el pasillo, haciéndose cada vez más fuerte hasta que dos pequeños niños de tres años cada uno se hicieron presentes en aquella habitación. Los gemelos podían lucir idéntico, ambos muy parecidos a Jongin, pero sus personalidades eran completamente distintas. Dak Ho era el mayor, por tan solo algunos minutos, y era el más travieso de los dos, siempre jalando a su hermano en sus travesuras. Por el contrario, Sook tenía un carácter más apacible, pero aún así nadie podía negar que tenía un pequeño diablillo dentro cada vez que apoyaba a su hermano en hacer desorden y medio por toda la casa.  

 

Los niños corrieron lo más rápido que pudieron hasta estar sobre la cama. Dak Ho se tiró a los brazos de Jongin mientras que Sook a los de Kyungsoo, ambos llenando de besos el rostro de sus padre y terminar dejando uno en las mejillas de su hermana mayor también. 

 

– ¿Hoy jugaremos a los extraterrestres, papá? – Jongin tragó seco al recordar aquel juego que él mismo había inventado y se le había salido de las manos. Aún recuerda que salió muy golpeado la última vez que decidió jugar a eso con sus dos pequeños y ahora tan solo pensaba en aquellos sables de Star Wars que había conseguido para sus hijos y que debían doler horrores al entrar en contacto con su piel. 

 

– Bueno, eso lo veremos después. Tal vez salgamos al parque. ¿Les gusta la idea? – Kyungsoo sonrió levemente al escuchar la escapatoria que había elegido su esposo, decidiendo apoyarlo también porque un poco de aire no les haría nada mal, a pesar de que sea invierno. Tal vez los niños podrían jugar con la nieve si es que aún no limpiaban las calles para cuando ellos salieran. 

 

– Cierto, es mejor que vayamos al parque y jugar un poco a hacer angelitos sobre la nieve. ¿Les gusta la idea? – Un grito de emoción salió de los tres pequeños que se encontraban en aquel lugar, quienes saltaron fuera de su lugar para luego correr por toda la habitación mientras decían lo que harían cuando estuvieran afuera. Siguieron en eso hasta que un pequeño monitor, que estaba sobre la mesita de noche al lado de la cama, empezó a transmitir un tierno llanto, dando a entender que la última integrante de la familia Kim - Do había despertado y exigía de la atención de Kyungsoo. 

 

– ¡TaeRa, despertó! – Un nuevo grito de todos los niños se escuchó, haciendo que regresaran a correr. Pero esta vez con muchas más emoción y euforia.

 

Kyungsoo sonrió embelesado al ver que esto era lo que viviría cada mañana por el resto de su vida, sin importar en qué estación se encontrara. Pero a pesar de eso, lo que más amaba de todo es que ahora él podía poseer una sonrisa en el rostro aunque la temperatura indicara que estaban bajo cero. Porque aunque si alguna vez el bajo llegara a sentirse vacío y desamparado, Jongin iría a su rescate para recordarle que nunca más sentiría frío en los días de invierno porque la calidad de su corazón e compañía le daría el abrigo que tanto había buscado. El amor era lo más hermoso que podía pasarle a uno, pero más hermoso era un amor bien cuidado y duradero. Aquel era exactamente el que Do Kyungsoo había encontrado entre los brazos de su muy guapo esposo desde hace siete años. 

 

– Jongin. – El nombrado se sentó mejor sobre la cama, centrando de nuevo su atención en aquel cuerpo pequeño que tanto amaba. – Dime, amor. 

 

– Te amo muchísimo más. – Kyungsoo sonrió resplandecientemente antes de inclinarse y dejar un casto beso sobre los labios del más alto, saliendo de la cama para ir en busca de su pequeña TaeRa y así, luego de atenderla, regresar con su acogedora familia.

Notas finales:

Espero que les haya gustado. Dejenme saber sus opiniones acerca de la historia. Mucha gracias por ler y nos vemos en otro trabajo.~


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