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Capricornio (KaiSoo) por EXOticWuFAN

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Notas del fanfic:

¡Hola! :D

He venido con un three-shot dedicado a Arveit Peralta por su pasado cumpleaños del 24 de enero :) Lamento darte esto tan tarde ^^'

¡Espero te/les guste!

 

Notas del capitulo:

He aquí la primera parte n__n

¡A leer!

 

Capricornio (23 diciembre – 21 enero)

Hoy es un día espléndido para todos los propósitos que tengas. En cuanto a tu economía, debes cuidar tus ahorros. Puede que llegue un golpe duro. En cuanto a relaciones, puede que conozcas a alguien especial…

 

Kyungsoo se encontraba desayunando mientras leía una revista. No era muy apegado a los temas de espectáculo, pero de cierta forma los veía un poco entretenidos. Dejó a un lado la revista y se dispuso a ver televisión mientras se lavaba los dientes. La conductora del noticiero de las 9:00 mencionó que era probable que los cambios climáticos se vieran muy precipitados, por lo que recomendaba llevar un suéter o chamarra si es que se iba a salir. Kyungsoo ignoró la advertencia y fue a bañarse.

Cuando salió, secó su cabello y se vistió como todos los días. Camisa blanca, traje negro y una corbata azul cielo. Arregló su cabello un poco y aplicó la loción que le agradaba. Kyungsoo trabajaba como oficinista en una compañía editorial. Su trabajo básicamente era el de revisar los diferentes proyectos que estaban en la lista de ser publicados y, si pasaban las pruebas, los mandaba a los diferentes departamentos a ser revisados y el proceso de seguimiento ya era independiente.

Ese día, Kyungsoo se encontraba un poco entusiasmado. Había estado escuchando rumores de que el presidente de la empresa lo había visto trabajar y le gustaba su forma de hacerlo, por lo que era indudable un ascenso. Kyungsoo sonrió frente al espejo y salió de su casa con todas las ganas del mundo.

Una vez que entró, la mayoría de empleados lo veían raro, pero Kyungsoo no sintió nada al respecto. Tomó asiento frente a la computadora se cubículo y comenzó a hacer tablas y demás actividades en los programas de aquél aparato. Sin embargo, no habían pasado ni 4 horas cuando el jefe lo llamó a su oficina. Kyungsoo se volvió nervioso y le sonrió a la secretaria antes de ingresar al cuarto. Tocó la puerta y entró silenciosamente.

 

— Oh, Do. Toma asiento.

— Gracias.

 

Las manos de Kyungsoo se encontraban sudando y él sólo pudo secarse en sus rodillas al momento de sentarse. Su jefe se encontraba pensando seriamente en cómo decirle la noticia. A él se le hacía demasiado injusto decirle personalmente a Kyungsoo que iba a ser despedido por el capricho del presidente en que su hijo tomara su lugar. Sin embargo, era parte de su trabajo. Tragó en seco y se apoyó en sus codos.

 

— Do.

— ¿Sí?

— Tengo que decirte que…

— Ajá –Kyungsoo sonreía nervioso.

— Desde hoy, estás despedido.

 

La sonrisa desapareció de repente. Las manos sudorosas ya no se movían y los ideales de Kyungsoo cayeron al vacío y se rompieron al momento de encontrar el fondo. Su labio inferior comenzó a temblar y su mirada se agachó. Apretó los labios y aguantó las ganas de gritar que era injusto. No obstante, no hizo nada. Simplemente pidió trabajar ese día y el jefe aceptó. Kyungsoo salió de aquella oficina con un aura demasiado diferente a la que tenía cuando llegó. Todos lo notaron.

Finalmente, cuando el reloj marcó las 7:00 en punto, Kyungsoo guardó todas sus cosas en una caja con azas. Incluso guardó su nombre en ella. Abandonó el edificio a las 7:30 y su jefe sólo lo vio desde la ventana desde su oficina. Quería hacer algo en verdad, pero sabía que no podía aunque moviera cielo y tierra. Resignándose, simplemente regresó a su asiento a terminar sus deberes. Cuando Kyungsoo estaba a medio camino, volteó y se despidió con la mirada al trabajo que le había dedicado ya 6 años de su vida.

De pronto, pequeñas gotas comenzaron a caer del cielo y empezaron a humedecer su traje perfectamente planchado. Kyungsoo permaneció ahí parado hasta que sintió la lluvia recorrer su rostro. Hasta ese momento, alejó sus pasos de aquél edificio y comenzó a caminar rápido y después empezó a correr. Su pecho estaba lleno de rabia e impotencia, así que se le ocurrió gastarla al correr, pero tras hacerlo se cansó demasiado rápido. Cuando menos se había dado cuenta, tiró la caja que traía en sus manos para agacharse un poco y sostener sus manos en sus rodillas. De repente, el agua ya no mojaba su cuerpo.

 

— ¿Te encuentras bien?

 

La pregunta repentina lo tomó por sorpresa y Kyungsoo lo que hizo fue alzar su mirada para ver de dónde provenía aquella voz. Cuando lo hizo, pudo divisar a un chico de cabello castaño, lentes redondos y un abrigo muy grande para su complexión. Kyungsoo se puso de pie completamente y pudo notar que el chico era más alto que él, pero eso no le impidió sonreírle. Kyungsoo se encontraba muy confundido como para regresar la sonrisa, así que se limitó sólo a observar al chico enfrente de él.

 

— Sostén esto –el chico le extendió el paraguas con el que cubría a ambos y Kyungsoo lo tomó.

 

Pronto fue que el chico comenzó a recoger las pocas cosas que se salieron de la caja que Kyungsoo llevaba y las metió con cuidado. Le entregó la caja al mismo tiempo en que recuperaba su paraguas, por lo que Kyungsoo no supo ni cómo actuar. El chico no se quitaba de enfrente y tampoco hacía movimiento alguno. Kyungsoo comenzó a sentirse extraño por la actitud del otro.

 

— Ah… Gracias –dijo al fin–. Si me disculpas, mi casa está para allá…

— ¿Quieres que te acompañe? Por lo que veo no traes un paraguas con qué cubrirte.

— Ah, no, gracias. Estoy bien así.

— ¿Seguro? Podrías enfermarte…

— De verdad estoy bien. Así que, con permiso –Kyungsoo prácticamente huyó.

 

El chico quiso seguirlo, pero supuso que no sería lo correcto, así que tomó el camino contrario al que Kyungsoo se había dirigido. Metió la mano en la bolsa de su chamarra y sacó una pequeña tarjeta.

 

— “Do Kyungsoo”, ¿eh? –el chico sonrió al saber su nombre y más tarde guardó el número telefónico que se encontraba en la tarjeta.

 

*********

 

Capricornio (23 diciembre – 21 enero)

No todo es malo en la vida. Llegará una oportunidad que no debes rechazar por nada del mundo. ¿No crees que las buenas oportunidades sólo se presentan una vez en la vida?

 

Kyungsoo despertó con dolor de garganta y cuerpo. Definitivamente estar bajo la lluvia le afectó. Se levantó con la cobija encima y se dirigió a prepararse un té caliente para aliviar un poco el dolor. Se sentó frente a la televisión a ver cualquier programa que careciera de sentido, pero que entretuviera. De verdad su vida se encontraba vacía si no hacía algo productivo. Ahora que estaba desempleado, ¿qué podía hacer? Necesitaba estar ocupado.

Por esto mismo fue que tomó su abrigo y salió a la calle a comprar un periódico. Hacía mucho frío a causa de la lluvia de la noche pasada, por lo que metió sus manos en las bolsas para poder calentarlas. Cuando llegó al puesto de revistas, saludó al dueño y pidió lo que quería. Pagó y se retiró en silencio. Se sentó en la banca más cercana que encontró y sacó el marcador que llevaba consigo para colocar asteriscos y demás símbolos a los anuncios que le interesaban. Llamó su atención un par de zapatos frente a él que apareció de repente.

 

— Hola, nos volvemos a ver.

 

Kyungsoo alzó su mirada y pudo distinguir al chico de la vez pasada. Se veía mucho mejor a la luz del día. Kyungsoo no supo qué decir, así que sólo se arrimó un poco para que el otro se pudiera sentar. El chico se extrañó por la acción del otro y tomó asiento sin dudarlo. Kyungsoo seguía concentrado en el periódico y el chico le proporcionaba de vez en cuando miradas, probablemente porque quería conversar con él y el otro ni siquiera volteaba a verlo.

 

— Eh… ¿Puedo preguntar qué haces?

— Busco trabajo –Kyungsoo contestó, cortante.

— Oh. ¿Vas a cambiar de trabajo?

— Te equivocas.

— ¿Entonces?

— Me despidieron –Kyungsoo dijo aquello con cierta amargura y tristeza–. Por eso busco uno nuevo.

— O-oh, comprendo. Lamento preguntar.

— No te preocupes. Después de todo, me dolió más ayer que hoy.

 

Kyungsoo sonrió nostálgicamente y regresó su vista al periódico. El otro chico no se movió para nada. La noche pasada ahora tenía sentido. La caja que Kyungsoo llevaba en las manos era porque ya no necesitaba más las cosas que se encontraban en ella. Por un momento el chico se sintió mal. No creía que Kyungsoo fuera una mala persona o un mal empleado para tener que despedirlo. Por eso, decidió hablar.

 

— ¿Te gustaría trabajar… conmigo?

— ¿Qué? –Kyungsoo volteó de inmediato.

— Ah, bueno… En sí trabajarías para mi padre.

— ¿De qué hablas?

— Mi padre tiene una cafetería no muy lejos de aquí y está buscando a alguien para que la administre. Tal vez puedas ayudarlo –el chico sonrió.

— Oh, muchas gracias por la oferta, pero me temo que no la podré aceptar.

— ¿Por qué no? –el chico entró en pánico.

— Porque… Eres muy amable, pero no podría aceptar tal oferta.

— ¡Vamos! No tienes por qué pensar eso. En verdad mi padre necesita a alguien. Y pienso que tú eres perfecto para ello.

— Ni siquiera me conoces –Kyungsoo dijo esto en un tono gracioso.

— Pareces una buena persona.

— ¿Parezco? –Kyungsoo rio por la semi-ofensa que recibió.

— Sí. Deberíamos conocernos más a fondo para que pueda comprobarlo –el chico sonrió y le extendió su mano–. Jongin.

— Kyungsoo –regresó el saludo–. ¿Vives por aquí?

— Sí. Bueno, más o menos.

— ¿Cómo? –Kyungsoo ya había dejado a un lado el periódico.

— Digamos que… Cuido una casa cerca de aquí, pero no es mía.

— Oh… Comprendo. Bueno, debo regresar a casa. Nos vemos.

— ¡Ah! –Jongin sacó un trozo de papel y una pluma–. ¿P-podrías darme tu número?

— ¿Qué?

— P-para que mi padre pueda contactarte –las mejillas de Jongin se volvieron rosas.

— Mmm… –Kyungsoo parecía pensarlo–. Aceptaré sólo porque insistes mucho.

 

Jongin sonrió ampliamente mientras Kyungsoo escribía lo requerido. Jongin se encontraba demasiado entusiasmado y se le quedó viendo a Kyungsoo por un largo rato. Hasta que éste alzó su rostro Jongin desvió la mirada. Recibió de vuelta el papel y lo guardó en la bolsa de su abrigo. Estaba ansioso; mucho.

 

— Bueno, me tengo que ir –mencionó Kyungsoo al tomar el periódico en sus manos–. Nos vemos.

— S-sí, nos vemos…

 

Kyungsoo fue alejándose de aquél lugar y Jongin se quedó allí, parado, como si la fuerza en sus piernas de repente se fue y no volverá en un buen rato. Una sonrisa un poco tonta se formó en su rostro y, tras varios minutos sin hacer nada, tomó el papel de su bolsillo y echó un vistazo a lo escrito allí. Muy bien, al menos Jongin ya había dado un paso muy grande con ello. Por lo cual se dirigió felizmente a su casa. Se bañó, cambió y desayunó para ir al trabajo.

Ciertamente, Jongin no mintió. Su padre sí era dueño de una cafetería y sin duda necesitaba a alguien para que le ayudara a administrarla mientras él no estaba. Jongin sólo omitió un pequeñísimo detalle: él trabajaba ahí también. Digamos que era un negocio familiar. Sin embargo, Jongin desempeñaba la labor de mesero en un horario intermedio. Comodidades que te da ser el hijo del dueño tal vez.

 

— Buenos días, papá –saludó Jongin al entrar al establecimiento.

— Hey, hey, ¿qué te he dicho sobre esas confianzas?

— Oh, sí, lo siento. Buenos días, jefe Kim.

— Eso es. ¿A qué debo atribuirle que llegaste 15 minutos antes?

— Oh, te tengo una perfecta noticia.

— ¿Ah, sí? Dímela en mi oficina.

 

Ambos caminaron hasta el lugar. El padre de Jongin entró primero y él cerró la puerta al pasar. Su padre le indicó que podía sentarse y Jongin lo hizo de inmediato. De la bolsa de su pantalón sacó la tarjeta que había recogido aquél día. Su padre lo veía con cierto desconcierto.

 

— ¿Qué es esto?

— ¿No lo entiendes? Te estoy recomendando a alguien para el puesto que quieres.

— ¿”Do Kyungsoo”?

— Así es.

— ¿Lo conoces?

— No tanto como quisiera, pero es un buen chico.

— “No tanto como quisiera”, eh… No lo sé…

— Oh, vamos. Hablo en serio. No te va a defraudar, créeme.

— Estás muy seguro, ¿cierto?

— Así es.

— Bien. Dile que mañana lo espero para una entrevista de trabajo. Veremos si es tan bueno como dices que es.

— ¡Se lo diré! –Jongin salió de la oficina.

 

Su padre rio bajito. Conocía muy bien a su hijo, y sabía que aquello del trabajo era un mero capricho para tener cerca a ese tal “Kyungsoo”, sin embargo, ya sabría cómo era ese chico al día siguiente.

Por otra parte, en lo que transcurrió del día, Jongin se encontraba sumamente animado. No dejaba de sonreír y de tratar muy bien a la gente que iba al lugar. Su felicidad se sentía al borde por tener en la cabeza la posibilidad de trabajar en el mismo lugar de Kyungsoo. Y a todo esto, ¿por qué tanta afición por aquél chico si Jongin lo conocía desde hace poco? Pues no, la verdad era que Jongin ya lo había visto varias veces por el vecindario.

En la época en la que lo vio por primera vez, estaba estudiando. Bien, no es tan lejos de la realidad actual. Jongin sigue estudiando, pero está de vacaciones, por lo que la primera vez que vio a Kyungsoo fue antes de salir de vacaciones. Iba de camino a su casa cuando el semáforo para peatones se puso en rojo. Él miró al cielo ya que pequeñas gotas de lluvia comenzaban a caer y él no llevaba algún paraguas.

Cuando la gente comenzó a avanzar, pudo notar que cierto chico tenía problemas con los papeles que eran pobremente apresados por sus brazos. Sin querer, Jongin se detuvo entre la gente. Cuando alguien descuidado chocó con aquél chico, todos los documentos fueron a parar al piso ya mojado. Jongin se movió por inercia y fue a ayudarlo. El chico estaba muy ensimismado en recoger que no se dio cuenta de la ayuda proporcionada. Cuando Jongin le dio los papeles, el chico levantó la vista y sus ojos se veían vidriosos por el llanto.

 

— Gracias –dijo al sollozar bajito y retomar su camino.

 

Jongin quedó muy asombrado que, desde ese día, se le hizo un hábito ir por ese camino, a esa hora, sólo para ver si se llegaba a encontrar con el chico de antes. Y lo hizo. Sin embargo, siempre se veía ocupado y vestía de traje. Por supuesto que Jongin no se atrevía a hablarle. Todo mundo creía que él era un casanova, pero la verdad es que él era bastante tímido a la hora de querer iniciar una conversación. Y eso fue justo lo que le pasó con aquél chico.

No ayudaba mucho también que varios estudiantes pasaran por ahí al mismo tiempo que él. No lograba hacer que el chico al menos lo viera una vez, así que se resignó a que lo hiciera. Pronto llegaron las vacaciones y Jongin comenzó a trabajar. Realmente no esperaba encontrárselo ese día de lluvia, aunque lo consideró casi un milagro que le sucediera.

Terminando su jornada de trabajo, Jongin se despidió de sus compañeros y se dirigió a su “casa”. Tomó un largo baño caliente y cuando salió a comer algo, tomó su celular y marcó el número de Kyungsoo. A decir verdad, el número sólo se encontraba en la pantalla porque Jongin no sentía todo el valor suficiente para que pudiera presionar el botón “llamar”. Le costó media hora el decidirse hacerlo, y cuando lo hizo, el sonido de espera lo tenía ansioso. ¿Y si Kyungsoo no estaba? ¿Y si su celular estaba apagado? ¿Y si Kyungsoo había ido a algún lado con alguien?

 

¿Bueno? –el corazón de Jongin se detuvo.

— Ho-hola, soy Jongin, ¿me recuerdas?

Sí, por supuesto.

— Qué bien. Eh… le mencioné a mi padre sobre ti.

¿Hablas en serio? –Kyungsoo rio–. ¿Y qué te dijo?

— Que quiere que te presentes mañana para una entrevista de trabajo.

— ¿Kyungsoo?

— Kyungsoo, ¿sigues ahí?

¡Wahhhhhhh! –Kyungsoo gritó de la emoción–. Muchas gracias, Jongin. Jamás creí tener una oferta de trabajo tan pronto –Kyungsoo se escuchaba feliz desde el otro lado de la línea.

— Me alegro haber podido ayudarte –Jongin sonrió de igual modo, sonrojándose.

Gracias, gracias. ¿Cómo puedo pagarte por ello?

— No lo hagas. Sólo… quisiera que nos viéramos un día de estos. Ya sabes, para platicar y cosas así –Jongin se avergonzó de su forma de mentir–. ¿Qué dices?

— Claro, ¿por qué no? Sólo déjame ajustar días por lo que me digan mañana y listo.

— ¡Muy bien! –Jongin estaba entusiasmado.

¿Me puedes dar la dirección del local?

— Sí.

 

Jongin permaneció pegado al teléfono una larga hora más hasta que vio el reloj y decidió no molestar más a Kyungsoo. Éste respondió que no era un problema, pero Jongin insistió. Después de colgar, literalmente se cayó en su cama, quedando su cara mirando al techo, con el celular entre las manos y encima de su pecho. Jongin era feliz. Se consideraba el hombre más feliz del mundo.

 

*********

 

Capricornio (23 diciembre – 21 enero)

¡Es momento de reivindicar tu camino! Sucesos buenos están a la orden del día en tu vida. Un cambio a todos les viene bien. ¡Mantén tu frente en alto! Algunas noticias pueden sorprenderte, pero otras te gustarán en lo absoluto. Hay alguien en tu vida que es muy preciado, valóralo.  

 

Kyungsoo escuchó su alarma sonar y, a diferencia de otras veces, la apagó de inmediato al despertarse a la primera. Estiró sus brazos y fue a darse un buen baño con agua caliente. Al terminar, y en lo que secaba su cabello, comenzó a elegir cuál de todos sus trajes era el adecuado para su entrevista de trabajo. Acabó eligiendo el negro mate y corbata del mismo color, camisa blanca y mancuernillas doradas. Kyungsoo no quería alardear sobre su vestimenta, pero bien es cierto que la primera impresión es lo que cuenta.

Jongin le había dicho que su padre lo citó a las 9:30 de la mañana, por lo que tomó solamente una taza de café con una rebanada de pan tostado, se lavó los dientes y partió al lugar. Realmente no necesitaba tomar algún transporte. El lugar se encontraba a 30 minutos de su vivienda e, incluso, llegó 10 minutos antes de la hora indicada. Al entrar, Kyungsoo percibió un aroma sumamente agradable, puesto que llegó a la hora en la que estaban tostando los granos de café.

 

— Buenos días –dijo Kyungsoo–. Busco al señor Kim, el dueño, ¿se encuentra?

— Sí –contestó él–. Tú debes ser Kyungsoo.

— Sí, señor. Do Kyungsoo, a sus ódernes –hizo una reverencia.

— Sígueme, Kyungsoo, por aquí.

 

El dueño lo llevó a su oficina y ambos se sentaron. Kyungsoo le extendió un sobre donde se hallaban su currículum, cartas de recomendación y demás documentos que lo acreditaran para el puesto. Kyungsoo mentiría al decir que no se encontraba emocionado. De cierta forma, conseguir aquél trabajo lo emocionaba más que el ascenso que creyó obtener en el pasado. El señor Kim pudo darse cuenta de cuánta experiencia laboral tenía el chico, pese a verse tan joven.

 

— ¿Cuál es tu edad, Kyungsoo?

— 23 años, señor.

— ¿23 años? –se veía sorprendido–. ¿Desde cuándo comenzaste a trabajar?

— A la edad de 16, señor.

— ¿Cómo le hacías?

— Trabajos de medio tiempo o de fines de semana. Para mantener mis estudios.

— Ya veo… Sorprendente, muy sorprendente.

— Gracias, señor –Kyungsoo sonrió sin querer, mostrándose orgulloso de sí mismo.

— Muy bien, Kyungsoo. Necesito a alguien que se encargue de este lugar. Administrar lo entra, sale, salarios, permisos, etc. Me entiendes, ¿cierto?

— Sí, señor. Tengo conocimientos sobre contaduría y administración.

— Eso me alegra mucho. Jongin me juró que tú serías un buen prospecto…

— Oh –Kyungsoo no sabía qué decir ante la “adulación”.

— Y supongo que tiene razón. Bienvenido, empiezas a trabajar desde mañana.

 

Los ojos de Kyungsoo se abrieron mucho y se levantó de inmediato para tomar la mano del dueño y estrecharla entre las suyas. El señor Kim sólo rio ante tal acto del muchacho y le sonrió con afecto. Kyungsoo salió de la oficina con una sonrisa que nadie le podía quitar. Se encontraba demasiado feliz que no pudo evitar chocar con alguien, quien tiró todos los cubiertos que llevaba al piso. Kyungsoo se avergonzó y quiso reparar el daño ayudando a la persona.

 

— Lo siento –dijo Kyungsoo al agacharse a recoger–. No te vi.

— No creo que lo hayas hecho a propósito –Kyungsoo levantó la mirada y se sonrojó un poco–, pero me imagino que ya me debías hacer esto.

— J-Jongin…

— ¿Y? ¿Cómo te fue?

— B-Bien –ambos se levantaron y el sonrojo de Kyungsoo no se iba.

— ¿Obtuviste el trabajo?

— Sí –Kyungsoo sonrió sin querer–. No sabes cuán agradecido estoy contigo.

— No hice nada importante.

— A propósito, ¿qué haces aquí?

— Ah, olvidé mencionarlo, pero trabajo aquí –Jongin dejó la bandeja de cubiertos que llevaba en una mesa para enseñarle a Kyungsoo su uniforme.

— Y-ya veo…

— Lamento no decirte, últimamente se me olvidan las cosas jaja… –Jongin rio con nerviosismo frente a su mentira–. ¿Cuándo empiezas?

— Mañana.

— Qué bien.

— ¡Jongin! –alguien gritó su nombre desde la cocina.

— Oh, me tengo que ir –Jongin le dio un leve abrazo a Kyungsoo y se separó–. ¡Nos vemos mañana!

 

Jongin tomó la bandeja y fue corriendo a la cocina. Una vez que atendió sus cosas, se recargó en la pared más cercana para llevar una de sus manos a su pecho y hacer que se tranquilizara. Subía y bajaba por su respiración agitada; culpa de su corazón. Sin embargo, Jongin no se asomó para ver que Kyungsoo estaba en el mismo estado que él y no sabía por qué. Agitó su cabeza y salió del lugar lo más rápido posible. Mientras iba caminando a su hogar, metió la mano en su bolsillo y se dio cuenta que llevaba con él la pluma de Jongin. Por error no se la entregó el otro día, pero con afán de recuerdo, la guardó una vez más en ese lugar.

 

— ¿Estoy en lo correcto cuando digo que sientes algo por Kyungsoo? –preguntó su padre a Jongin antes de que se fuera.

— ¡N-no! ¡Por supuesto que no! Nosotros…

— Oh, por favor, hijo. No le escondas cosas a tu padre.

— Yo… Realmente no lo sé.

— Pues, si no lo sabes, deberías averiguarlo. Ya que va a comenzar a trabajar aquí no será muy grato del todo si lo quieres y no le dices.

— Hablas como si ya aceptara que me gusta o algo por el estilo.

— Tienes razón –su padre rio–. Tal vez me adelanté mucho a las cosas. Pero quiero que te quede claro algo, hijo.

— ¿Qué?

— Cuanto más calles tus sentimientos, se harán más fuertes…

— …

— Vete con cuidado a casa.

 

Y Jongin lo hizo, pero cuando llegó no dejaba de pensar en las palabras de su padre. Mucho menos de Kyungsoo. Jongin estaba seguro de que no podía afirmar que le gustaba Kyungsoo, pero también no podía negar su interés por él. Al final, Jongin provocó nudos en su mente difíciles de deshacer que mejor se dedicó a dormir y después soñar con Kyungsoo, quien extrañamente también soñaba con Jongin.

Notas finales:

¡Chachan! nwn ¿Qué les pareció?

Al principio quería hacer esto en un one-shot, pero saben que apesto con eso, así que me salió más largo de lo que imaginé, por eso acabó siendo un three-shot X'DDD

¡XOXO! Espero sus reviews ;D


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