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Viajando a Hokkaido por Bloqued 1

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Notas del fanfic:

Los personajes de Kuroko No Basuke no me pertenecen. Son propiedad de su autor, Tadatoshi Fujimaki.

Notas del capitulo:

Viajar en tren nunca le había parecido más interesante.

‘Que aburrido es viajar en tren.’, pensaba cierto rubio que se encontraba sentado en medio de la hilera de asientos de dicho transporte, mientras tenía apoyado el codo sobre el marco de metal de la ventanilla. Con su mentón sobre la palma de su mano y su mirada posada en el paisaje que aquel viaje le estaba proporcionando; su rodilla izquierda estaba flexionada y apoyada sobre el tapizado azul del asiento, ocupando el espacio contiguo a él. Estaba viajando a Hokkaido para encontrarse con uno de sus amigos, el cual lo estaba esperando allí pues había ganado dos días en aquellas termas con todo pagado.

Kise Ryouta no era muy amante de los lugares pacíficos. Si tenía que ser sincero, él había nacido para ser un chico de ciudad, alguien frívolo, que la pasaba bien siempre y cuando tuviera una salida a algún karaoke o bar todas las noches. Su trabajo de modelo siempre lo había mantenido muy ocupado, viajando de set en set, usando ropa de la más costosa y conociendo gente de lo más divertida y frívola como él.

Pero cuando fue invitado a tomarse un par de días en las termas, realmente lo sopesó con seriedad. Habló con su manager al respecto y este le había dicho que no había inconveniente alguno, pues el rubio no tenía nada que hacer durante esa semana. Además de comentarle que no le vendría nada mal alejarse del descontrol que era la ciudad de Tokio, con su gente siempre apurada y moviéndose de aquí para allá, el ruido de los autobuses y autos contaminando el ambiente y las luces parpadeantes que no paraban ni un solo segundo.

‘Supongo que le hará bien a mi cuerpo descansar un poco.’, pensó Ryouta mientras largaba un largo suspiro y se sentaba apropiadamente, pues se había cansado de mirar el mismo verde paisaje a través del vidrio. Recostó su cabeza sobre el respaldo del asiento y cerró los ojos un momento, dejándose llevar por los ruidos característicos del tren, como las ruedas girando sobre los rieles o el mínimo parloteo de la poca gente que estaba viajando en ese momento. Tenía ganas de escuchar un poco de música pero se acordó que había dejado sus audífonos sobre su mesita de noche. A veces se sorprendía de lo idiota que podía llegar a ser.

El tren se detuvo en una estación que, para sorpresa del modelo, estaba prácticamente rebalsando de gente, podía verse como las filas de personas llegaban hasta la pared del edificio de la estación, apretando sus espaldas contra la fría madera. La marejada de pasajeros avanzó como avalancha y rápidamente se encontró encerrado entre dos pasajero; una joven muchacha con su bebe en brazos y un hombre algo robusto que llevaba un traje negro y un maletín sobre su regazo.

‘No es necesario que me aplasten, hay suficiente espacio para todos.’, pensó algo molesto mientras se revolvía en su lugar para poder acomodar sus muslos en su asiento y poder estar, aunque sea, algo más cómodo de lo que estaba. Como ya no había asientos disponibles, varios pasajeros terminaron parados frente a los asientos repletos, tomando los pasamanos color gris que tenían casi encima de sus cabezas. De un momento a otro, una enorme figura que llevaba jeans azules gastados, un suéter blanco con escote en v y una campera de cuero negro, se posicionó frente a Kise y estiró sus brazos para poder colocar su bolso blanco y rojo de Tommy Hilfiger sobre las rejillas que estaban un poco más arriba de su cabeza. Sin querer, la rodilla de aquel joven moreno rozó la del rubio y este último se sobresaltó un poco por aquel contacto inesperado.

-Lo siento.- dijo casi susurrando al darse cuenta de su acción.

-N-No hay problema, está bien.- contestó algo avergonzado el rubio para luego agachar la mirada. El moreno asintió y sacó su celular color azul del bolsillo de su jean para conectar los enormes audífonos blancos y azules que tenía colgando de su cuello, y llevar las almohadillas de los mismos a sus orejas para empezar a disfrutar de la música que aquellos le estaban proporcionando.

Kise volvió a levantar la mirada y pudo divisar que aquel enorme joven llevaba puestos unos lentes de sol de marco negro. Sobre estos había unas finas cejas color azul eléctrico que estaban algo fruncidas, tal vez de forma natural, pues podía notarse que aquel peliazul tenía rasgos fuertes, masculinos, pero que eran atractivos de toda forma, sobre todo para Ryouta que no pudo despegar la vista de aquel pasajero en ningún momento, hasta que el timbre del tren sonó.

-Lamentamos informar que el tren ha sido detenido por unos minutos a causa del pasaje de un tren carguero que se avecina en dirección contraria. Cuando el tren se aleje de nuestro camino, volveremos a avanzar. Sepan disculpar las molestias causadas.- decía una voz femenina a través de los parlantes que estaba posicionados sobre los techos de los vagones.

Luego de aquel mensaje, pudieron oírse varias quejas salir de las bocas de los pasajeros, sobre todo aquellos que estaban apurados por llegar a su destino y ahora se habían quedado allí varados, sin saber en qué momento volverían a avanzar, pues los trenes cargueros japoneses eran mucho más largos que los comunes, asi que podían tardar hasta una hora hasta que el tren se alejara por completo.

-Disculpa.- dijo una voz encima de Kise. El aludido levantó la mirada, inclinando un poco la cabeza hacia atrás para poder enfrentar al propietario de tan grave voz.- ¿Qué fue lo que sucedió?

El rubio se congeló por un momento, pues no esperaba que aquel extraño al que había estado mirando fijamente por unos minutos, le hubiera hablado. Comenzó a sentirse algo nervioso y sin querer tartamudeó al empezar su explicación.

-E-El tren se detuvo por un tren carguero que pasará justo ahora.- dijo el modelo con una sonrisa llena de vergüenza. Pudo sentir como de repente la sangre se le subió al rostro, encendiendo sus mejillas al máximo. El moreno asintió.

-Gracias.- le contestó de manera seca pero con una sonrisa en el rostro que mostraba todos sus perfectos dientes blancos. Luego volvió a colocarse los audífonos y fijó su mirada en la ventanilla que tenía en frente, moviendo su cabeza y su pie derecho al son de la música que estaba escuchando.

De nueva cuenta el rubio agachó la mirada y acomodó sus manos temblorosas entre sus rodillas con la intensión de calmar aquella ansiedad que tan extraña le parecía. Frunció el ceño pues no podía entender por qué se sentía asi solo porque aquel enorme chico le había hablado. Pero lo que más lo había descolocado fue esa sonrisa que le mostró luego de agradecerle. Nunca había visto una sonrisa tan perfecta, tan linda, tan… sexy.

‘Pero, ¿qué estás pensando, idiota?’, se cuestionó a si mismo con molestia mientras meneaba la cabeza para deshacerse de aquellos pensamientos que habían ocupado su mente de forma tan extraña. Él era un hombre, uno muy bien educado y simpático, que le gustaba llevarse bien con todo el mundo y disfrutar de todos los placeres que la vida le podía otorgar. Pero el mayor placer que disfrutaba era aquel que una mujer le daba cuando se posaba entre sus piernas. Él era heterosexual. No podía entender como un cuerpo de contextura masculina pudiera entregarle placer en alguna forma. No era homofóbico, es más, tenía varios compañeros de trabajo, otros modelos, que tenían una pareja masculina a su lado, y disfrutaba pasar tiempo con ellos, pues nunca había sido una persona que juzgara al resto por su orientación sexual, religión u otras preferencias. Cada quién, según él, era libre de vivir su vida como más le plazca y le conviniera. Mientras fueran felices, él no tomaría parte.

Pero ahora aquellas creencias estaban en duda. Pues el ver el perfil del moreno, aquella viril barbilla por donde se asomaban pequeños bellos oscuros, amenazando con convertirse en barba, y ver aquella postura tan imponente le hacía estremecerse al punto de sentir un leve calor en su entrepierna. Más que comenzar a juzgar a los homosexuales, estaba comenzando a juzgarse a sí mismo por tener pensamientos extraños hacia un hombre que ni siquiera conocía y con el cual había intercambiado no más de dos oraciones seguidas.

Respiró hondo, con la intención de mantener la compostura, y cerró los ojos, relajando sus hombros y espalda, sus brazos y manos que aún seguían entre sus rodillas. Se concentró de nuevo en los sonidos de su entorno y al agudizar su oído pudo distinguir el ritmo que aquel moreno estaba escuchando.

‘Está escuchando rock.’, pensó sorprendido. Aunque era algo de esperarse, por la forma de vestir y el aura casi felina que lo rodeaba. Agudizó un poco más su sentido de la audición y pudo reconocer que aquel ritmo, aquellas notas que formaban una canción de rock, no era nada más ni nada menos que una canción de su banda favorita. Apretó los labios para contener un grito de emoción que estaba amenazando con ponerlo en vergüenza en medio de toda aquella gente. De nueva cuenta levantó la cabeza y creyó ver que los ojos del moreno lo miraban de forma fija, como si estuviera totalmente atento a todas y cada una de sus reacciones. Se sonrojó notoriamente y sintió la presión que ejercía aquella mirada que suponía estaba recibiendo, pero no le importó. Siguió concentrado en admirar aquella viril figura vestida de cuero que tenía en frente.

El tren arrancó de la nada, dando un pequeño tirón a los pasajeros, y nuevamente el paisaje comenzó a moverse del otro lado de la ventanilla, generando que el moreno de cabello azul volviera a posar su mirada en él. Kise hizo un puchero internamente por haber sido reemplazado por unos aburridos árboles pero de todas formas se relajó un poco al dejar de sentir aquella densa presión sobre sus dorados ojos. Comenzó a pasear su mirada sobre las distintas personas que estaban compartiendo el vagón con él hasta que se detuvo en un muchachito de no más de quince años que le recordaba a su mejor amigo.

Su mejor amigo.                                                                                  

Aquel pensamiento lo sobresaltó, recordándole que no le había avisado a Kuroko que ya había tomado el tren, por lo menos, hacía media hora atrás. Había arreglado que se encontraría con él en la estación de Sapporo pero antes debía avisarle cuando había partido desde Tokio y proporcionarle información de vez cuando de dónde se encontraba el tren para que el peliceleste lo fuera a buscar, pues el modelo no tenía ni la más pálida idea de donde quedaban aquellas termas y el pequeño estaba allí desde el día anterior, pues sus padres eran residentes en esa zona.

-Maldición.- masculló por lo bajo mientras hacía maniobras con su cuerpo y sus manos para intentar sacar su celular de los bolsillos de su apretado Calvin Klein. Refunfuñó por unos momentos, llevándose consigo las miradas de las personas que tenía a su alrededor, pues estaba haciendo movimientos extraños para poder tomar el aparato, hasta que por fin lo tuvo entre sus dedos. En él escribió que hacía ya un poco más de media hora que había tomado el tren y que estaba por… ¿Por dónde estaba?

Movió su cabeza con desesperación, intentando divisar algún cartel que le diera la mínima pista de por dónde estaba avanzando el tren, pero no pudo encontrar nada. Comenzó a mover sus rodillas con nerviosismo al sentirse indefenso por no saber dónde rayos se encontraba. Siguió moviendo su cabeza hasta que una mano tocó su hombro.

-Acabamos de pasar Shin-Shirakawa.- le dijo una voz algo ronca. Kise levantó la mirada y nuevamente aquel joven alto y moreno le había hablado. Esta vez estaba algo agachado en su dirección, con su mano sobre su suéter beige, mirándolo a través de aquellos lentes de sol, regalándole una sonrisa de lo más seductora.

-¿Q-Qué?- indagó el rubio algo descolocado por tener el rostro de aquel peliazul tan cerca del suyo, al menos lo suficiente como para inspeccionar sus rasgos a la perfección.

-Estoy viendo que estás mirando hacia todos lados. Supuse que querías averiguar dónde se encontraba el tren ahora mismo.- le contestó el de chaqueta de cuero, levantando sus lentes, dejando ver unos cerrados ojos a causa de la sonrisa que tenía en el rostro. Ryouta sintió que se estaba quedando sin aire al ver semejante escena, podía sentir como un leve calor subía por su cuello hasta sus mejillas para plantarse allí y teñirlas de rojo.

-Gr-Gracias.- dijo asintiendo levemente con la cabeza, para luego sentarse correctamente en su lugar y comenzar a teclear nerviosamente sobre su IPhone, sin tener idea de lo que estaba escribiendo.

-No hay problema.- contestó el otro y nuevamente se colocó las gafas de sol.

El modelo tardó un rato en darse cuenta de que solo estaba tecleando letras al azar cuando el frenado del tren lo hizo entrar en razón. Levantó la vista un momento y pudo ver como varias personas bajaban en aquella estación que no tenía ni idea de cuál era pues ni siquiera había oído el nombre de la que el moreno le había dicho. Borró con desesperación lo que había escrito, (cosas como: ‘asjhfyekabduiwen’ o ‘qyuwtwyrriqoei’.) y echó un rápido vistazo al cartel que señalaba que se encontraba en la estación Ko(_)riyama. Suspiró aliviado y, ahora que aquella joven con el bebé en brazos se había ido, decidió moverse a su lugar para poder descansar su cabeza sobre la fría chapa que formaba parte de la delgada pared que separaba un vagón del otro.

De repente, el moreno que antes estaba frente a él, también se movió del lugar donde estaba parado para quedar, de nueva cuenta, frente al rubio, estirando su brazo para mover su bolso y que éste quedara justo en frente de su cabeza. Kise alzó una ceja algo dubitativo ante aquella acción pero no le dio mucha importancia.

Cuando el tren arrancó de nuevo, intentó, de forma disimulada, observar las acciones del moreno que yacía frente a él, como al principio de todo. Una sensación de nostalgia se atravesó por su mente al darse cuenta de que cuando llegara a la estación de Shin-Aomori, debería hacer trasbordo y no sabría si volvería a ver al moreno nuevamente. Tal vez, ni siquiera iba al mismo lugar que él. Suspiró resignado por no poder llevarse, aunque sea, algo que le proporcionara un recuerdo de aquel rostro que no podía dejar de mirar. Entonces algo en su cabeza hizo ‘click’ y sintió, de forma exagerada, la textura que los botones del volumen creaban sobre el borde de su celular.

¡Por supuesto! Podía sacarle una foto como recuerdo y, de paso, mostrársela a su mejor amigo para que viera el bombón con el que había compartido el viaje. Un momento.

‘¿Bombón?’, pensó confundido el rubio al darse cuenta del adjetivo que había usado para describir al de pelo azul. ‘Pero, ¿qué sucede hoy contigo?’, se regañó a sí mismo, frunciendo el ceño con molestia. Nuevamente estaba teniendo pensamientos extraños y el moreno estaba siendo la causa. Sin embargo, tenía que admitirlo, aquel muchacho era verdaderamente atractivo, sería perfecto como modelo.

Nuevamente, algo en su cabeza hizo ‘click’ y pensó que no sería mala idea sacarle una foto a aquel muchacho para enviársela a su manager y que este decidiera si era o no adecuado para el trabajo. Después de todo, podría estar haciéndole un favor a aquel moreno; ser modelo era una de las cosas más divertidas que podía pasarle a un joven, al menos eso era lo que Kise pensaba.

Algo entusiasmado con la idea que se le acababa de ocurrir, tomó su celular y entró a la aplicación de la cámara. Iba a hablarle, pedirle que se sacara una foto con él, pero algo en su interior lo hizo acobardarse. ¿Qué pasaba si el chico lo rechazaba? ¿Y si quedaba como un loco? Su rostro estaba dando vueltas por casi toda el área de Tokio, no podía arriesgarse a entrar en un escándalo que pronto aparecería tanto en las revistas como en las páginas de internet.

‘Podría tomarle una de incógnita.’, pensó alternativamente mientras sus manos temblaban de ansiedad. Sabía que eso no estaba bien, pues en realidad es un delito hacerlo, pero ya se le había enterrado la idea de convertir a aquel peliazul en modelo y, cuando a él se le ocurría algo, no paraba hasta que lo lograba. Ese era un gran defecto que debía modificar de forma inmediata, se dijo a sí mismo como recordatorio.

Se cercioró de que el ruido de su cámara no estuviera encendido y, colocándose en una pose extraña sobre su asiento, enfocó a la perfección la figura de aquel alto muchacho que estaba en una pose más que prometedora para lo que era el área del modelaje. Con su mano descuidadamente colocada en el bolsillo de jean azul gastado y su otra mano tomando fuertemente el pasamanos para sostenerse. Tenía el cuerpo un poco inclinado hacia adelante y sus caderas levemente direccionadas hacia un costado, provocando asi que una de sus piernas estuviera flexionada, mostrando a la perfección el logo de la marca de zapatillas que estaba usando en ese instante. Su rostro estaba girado, mostrando la extensión de su perfil izquierdo, con sus gafas un poco caídas, dejando a la vista el leve brillo que sus ojos azules desprendían.

El rubio se deleitó un poco con aquella toma, memorizando cada recoveco que aquel cuerpo le estaba mostrando, aunque era en vano hacer eso, pues podía ver esa foto todas las veces que quería, ahora esa pose tan desinteresada pero masculina iba a ser suya para siempre. Sin vacilar presionó el botón de ‘shoot’ en la pantalla de su celular, pero olvidó algo importante; el flash estaba encendido.

La luz blanca y reluciente iluminó en todo su esplendor la figura del moreno quién se giró sorprendido al darse cuenta de que aquella cegadora luz provenía del celular del rubio que tenía en frente. El cuerpo de Ryouta se congeló al instante que divisó aquel resplandor y sus mejillas estuvieron encendidas de nueva cuenta, más que antes, al darse cuenta de la estupidez que había cometido.

¡¿Cómo podía ser posible que se le olvidara de apagar el flash?! Con la cantidad de luz solar que ingresaba por las ventanillas era más que suficiente para realizar una perfecta y nítida toma de la anatomía de aquel chico. Pero ahora no era momento de pensar en eso, precisamente. Tenía que idear rápidamente una excusa antes de que aquel enorme muchacho le saltara encima y le rompiera todo su hermoso rostro.

Bajó con lentitud su aparato, el cual tapaba parte de su rostro, y, aun con las mejillas encendidas, se enfrentó a una azul y felina mirada que le penetraba las pupilas con mucha más presión que antes, dándole la sensación de que se había metido en un enorme lío del cual solo un milagro iba a poder salvarlo.

-¿Qué hiciste?- indagó el peliazul y Kise deseó que el tren chocase contra algo en ese mismo instante para poder evitar esa vergonzosa situación.

Notas finales:

Konbanwa Minna-san!!! Aqui les traigo un nuevo fic AoKise un poco más largo que el songfic que escribí la última vez! Espero les haya gustado este primer capítulo!

Les informo dos cosas: la primera es que la actualización de este fic se dará una vez por semana pues todavía esta en proceso de escritura en mi computadora; la segunda, son solo cuatro capítulos asi que no se emocionen mucho.

Lo sé, soy muy mala pero tengo dos fics más que actualizo tres veces a la semana y que también están en proceso de escritura y mi imaginación está un poco gastada a estas alturas! De verdad, lo siento!

De todas formas, prometo compensarlo con el lemon, de verdad! Pues se que vienen aqui solo por eso! (Pequeñas pervertidas)

Nos vemos la semana que viene con el próximo capítulo que se llamará Trasbordo. Recuerden que los rw son el pan de cada día de los autores de los fics que más les gustan, asi que no olviden dejar sus opiniones, criticas o sugerencias en ellos!

Nos leemos pronto! Matta ne!


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