-¿En dónde está Minho?-
-Ya sabes cómo es él. Se fue a perder con las medusas.-
Las burbujas formaban el camino por que el Minho nadó a toda prisa.
Casi dejaba que las sirenas le hicieran perder el tiempo para salir junto con las medusas en la inmigración hacía Japón.
Hace tres años atrás que Minho fue reconocido como un tritón más del clan Ttageabi, el clan de los proveedores. Su nombramiento le había llenado de orgullo y expectativa de parte de los integrantes más viejos del clan. Pero sobre todo, había hecho que las escamas en su cola obtuvieran un brillo majestuoso, sólo para tener una mejor apariencia había dejado crecer su cabello hasta convertirse en una melena, ataba su cabello con una pequeña liga que había encontrado mientras examinaba un barco hundido y contrario a lo que su clan le decía, ese peinado le había lucir más masculino.
Aunque también podía haber sido por los músculos en su pecho trabajado y la línea de su quijada.
Por lo que fuera, Minho era un tritón por excelencia.
Pero su vida se volvió más dichosa cuando bajo la luz de la luna en el ritual de selección de pareja y posterior apareamiento fue elegido por un tritón más pequeño que él.
Y, aunque había renegado de esa elección y llamó “idiota” a quien bendigo su unión terminó cediendo ante el tritón menor.
Cuando fueron llevados ante la casamentera a las treinta y dos lunas de estar juntos, ella les advirtió de no exponerse pues los espíritus le habían avisado que la quincuagésima unión sería maldecida.
La única maldición que Minho había encontrado era Taemin, el tritón del clan Ilgagsu. Un “revoltoso pececillo” que andaba de un coral a otro, de un barco hundido a otro. De un ecosistema a otro.
Taemin al igual que Minho conservaba su cabello largo, casi hasta los hombros y usaba una pequeña diademilla que Minho le había regalado cuando creyó que esa unión había sido la correcta, una vez renunciado a las sirenas, por supuesto.
Vivían en una pequeña cueva marina que habían encontrado, aún estaban con el grupo de sirenas y tritones pero desde el equinoccio de otoño, cuando Minho encontró a Taemin observando la superficie del mar que se le acercó, tomó su mano haciendo que lo mirara, entonces notó que las pupilas del menor eran más hermosas e intrigantes que la misma superficie; en ese momento le besó.
Le juro que lo cuidaría, lo protegería y amaría hasta el día de su muerte.
Taemin sólo había sonreído divertido, ¿qué cosas hablaba ese proveedor? Seguro el agua salada ya le había afectado el cerebro.
La vida de ambos tritones había ido de mejor a perfecta.
Minho le había enseñado a cazar, a cultivar y a proveer alimentos, a limpiar el agua. Taemin se aseguraba de cuidarle, le curaba los rasguños que pudiera obtener tras alguna pelea contra un pez mayor o le abrazaba cuando moría alguno del clan de Minho.
Luego, cuatrocientas cuarenta y ocho lunes después, la profecía de la casamentera se había hecho realidad.
Minho regresaba a la cueva con un par de algas cuando observó que Taemin estaba en el fondo de la misma, se tocaba el pecho y su entrecejo estaba fruncido. Soltó lo que llevaba en sus manos apra nadar rápidamente hasta llegar con él. Sólo para observar como su cola se dividía en varios tentáculos pequeños.
La ultima vez que Taemin pudo mirar a Minho, justo antes de perder su forma humanoide le sonrió.
“Estoy bien, descuida.”
Luego la mano que sostenía Minho se convirtió en otro par de tentáculos que le dieron una pequeña descarga eléctrica y finalmente Taemin dejó de ser un tritón.
El corazón de Minho se quebró mientras su estómago se revolvía.
Una medusa.
En el pequeño tragaluz que se formaba sobre la cueva de la pareja, una sonrisa se esbozó, luego salió nadando a toda velocidad mientras disfrutaba de su victoria.
Minho intentó tocarlo pero de inmediato una descarga eléctrica le hizo retraer su mano. Negó efusivamente sintiendo como sus lágrimas salían de sus ojos para fusionarse con el agua que le rodeaba. Intentó abrazarlo pero la medusa no lo permitió.
Se lastimaban.
De repente era tóxico para el tritón proveedor. Taemin sabía que si aceptaba a un tritón como compañero de vida algo malo le sucedería, ese era el castigo de Poseidón, pero aun sabiendo que su tiempo de vid se verían drásticamente reducido lo había intentado. Sólo que él esperaba morir joven, no transformarse en algo que lastimara a Minho.
Decidió huir.
No soportaba herir al tritón, al tritón que más amaba en su vida.
Minho dejó que la medusa se fuera.
Sabía que nada podría hacer al respecto y quizá era lo mejor. Se lastimaría si intentaba tocarlo o más aún, lastimaría a Taemin con demostrarle que era imposible el tacto.
Abandonó la cueva marina, abandonó su vida, sus costumbres y manías excepto la coronilla que Taemin dejó caer al transformarse. Esa la portaba en su muñeca derecha.
Tras cien lunas más después del incidente Minho había regresado al clan Ttageabi. Perfeccionó su técnica para proveer a las familias más pequeñas y a su sociedad en general. Se mantuvo enfocado en ese trabajo que le hacía concentrarse en algo que no fuera su tritón.
Así había sido hasta el equinoccio de verano, que antes de ir a la cueva del clan observó como una medusa se mantenía estática a unos metros de él.
El corazón de Minho se agitó logrando hacer que hiperventilara.
Nadó rápido hacia él pero de nuevo la medusa desapareció de su vista.
Dos meses atrás que Minho había encontrado la corriente que seguían las medusas para llegar a Japón, por lo que cada día dejaba a su clan para ir a buscar a la suya.
No supo cómo, pero reconoció a la suya.
Veía que nadaba más lento que el resto. El movimiento de su medusa era más lento, más cansado.
Minho se acercó lo suficiente para observarla mejor, cuidaba de ella para que no la golpearan el resto que mantenía un ritmo constante en su nado.
La medusa nadó más lento, dejándose mecer por el agua.
Minho supo que algo no andaba bien.
Y esto sólo lo confirmó cuando Taemin se dejó sacar de la corriente. El tritón nado rápido para tomarlo.
Taemin estaba muriendo.
Minho esbozó un fuerte puchero no porque la electricidad de Taemin le afectara, sino porque sabía que el fin de aproximaba.
Abrazó con todas sus fuerzas a esa moribunda medusa, presionándola, haciendo que con su última energía descargara toda su electricidad, paralizando el corazón del tritón.
Desde entonces la historia del tritón y la medusa se contó, algunos contaban que Taemin había decidido convertirse en medusa, otros que había sido una bruja marina, uno más añadían partes extraordinarias como que la medusa reflejaba el rostro de Taemin a contra luz, pero todas las versión concordaban con que ese tritón llamado Minho, amaba a su compañero de vida. Y que había decidido morir a su lado. En un abrazo eterno.