Steve Rogers, conocido por su nombre de súper héroe como El Capitán América, era un un hombre fácil de admirar, con sus ideales siempre en alto, anteponiendo la justicia por encima de cualquier cosa o persona, sin ningún prejuicio cuando de salvar a alguien se trataba, siempre tan valiente, audaz, amable y sobre todo, sexy... Sí sexy, así lo describía Sam Wilson, mejor conocido como Falcon.
La primera vez que lo vió pensó que Steve sería un patán que alardeaba demasiado acerca de su muy buen cuerpo. Primer error.
La segunda vez que lo vió pensó que sería un hombre amargado por todas las tragedias que había tenido su vida. Segundo error.
El tercer error llegó el día que por fin hablaron y todos los prejucios del moreno se vinieron abajo.
¿Porqué error? Pues porque Sam Wilson que solo había sentido una profunda admiración prejuiciosa por ese ex-capitán del ejercito se volvió un enamoramiento platónico que con el paso del tiempo terminó siendo un enamoramiento total en toda la extensión de la palabra. Se enamoró de la ingenuidad de ese rubio. Se enamoró de su alto sentido de la justicia. Se enamoró del valor de ese hombre. Y por supuesto se enamoró totalmente del fisico de ese perfecto idealista vestido con mallas apretadas.
Cualquiera pensaría que enamorarse no es una equivocación, que es lo más precioso que le puede pasar a cualquier ser en el vasto universo, pero para Sam ese definitivamente no era el caso. Estaba enamorado de un hombre prácticamente del siglo pasado, alguien cuyos principios eran diferentes, y claro que le hubiera encantado que solo esa fuera la razón por la cual no podía ser correspondido por el capitán, pero no, había también otra razón muy importante y esa era que el capitán Rogers ya tenía pareja. Nunca lo había confirmado directamente con Steve, pero ¿Qué más podía pensar de esa extraña relación que mantenía con uno de sus compañeros vengadores? Ahora el abismo entre sus sentimientos y el ser correspondido era mucho más grande. Aceptaba el hecho de no poder declararsele a Steve por miedo a causarle un trauma permanente al saberse amado, de manera para nada fraternal, por otro hombre y más aún por un amigo, pero no soportaba el hecho de ser rechazado por qué el puesto de pareja del capitán ya estaba ocupado por alguien más. No habría sido tan doloroso si ese alguien más hubiera sido una chica, pero no, no lo era, ese puesto estaba ocupado por nadie más que Anthony Edward Stark. Eso destrozaba cualquier expectativa que puediera llegar a tener, también rompía todo lo que se había obligado a creer acerca de que su relación no podía ser a causa de los principios morales de Steve. Primero pensó que si el capitán se llegase a enamorar de un hombre ese tendría que ser Bucky, había sido su amigo de toda la vida después de todo, lo había salvado incontables veces de los abusivos que le molestaban en el pasado, fue su confidente y más que un hermano para el rubio.
La alegría le embargó cuando se dió cuenta que Bucky no podía significar nada más para Steve que un ser querido con lazos tan fuertes que no sobrepasaban la fraternidad entre ambos. Sin embargo, la alegría poco le duró una tarde que llegando a la base de los vengadores abrió la puerta de la sala de reuniones y encontró a Rogers y a Stark en un posición sumamente comprometedora, en la cual Steve sostenía a Tony por los brazos arrinconandolo contra la pared con sus rostros muy cerca uno del otro, el rubio tenía el ceño totalmente fruncido en una clara muestra de enfado, Tony por su parte mostraba una expresión dolida, y más que una escena romántica parecía una escena de pelea de pareja, Falcon que lamentaba seriamente la interrupción salió casi corriendo del lugar, necesitaba aire fresco. La verdad no le sorprendía tanto encontrarlos en una escena de esas, ya antes los había visto discutir mientras tenían juntas del equipo, y siempre podía ver la intensidad en ambas miradas, podía sentir esa extraña tensión entre ambos, a la cual no podía denominar de otra forma que "tensión sexual" claro una cosa era verla en público en frente de todos los demás y otra muy diferente era encontrarlos a ellos solos en esa postura con ese aire tremendamente pesado de tensión.
Sin saber en que momento llegó al enorme partió de la base, trató de despejar su mente pensando en cualquier cosa que no fuera Steve Rogers. Pero eso se le volvió imposible cuando escuchó unos pasos acercarse hacia él, volteó y se encontró con la imponente figura del rubio capitán. Unos pasos más y se posicionó a la par del moreno que prefirió simplemente ver al frente sin expresar nada.
Estaba atrapado, no podría huir.
-Sam, ¿Escuchaste algo de la conversación que estaba teniendo con Stark?- buena forma de comenzar con la charla. Sobre todo cuando realmente no quería saber nada del asunto.
-No te preocupes Steve, a penas iba llegando, no escuché nada- respuestas claras para preguntas claras.
-A veces Tony puede ser un poco... Desesperante...- Steve pasó su mano por el rostro en un gesto algo exasperado.
Sam sabía que cuando Steve llamaba a Tony por su apellido es que estaba realmente molesto con el castaño, pero mira que rápido se le pasaba el enojo que en la siguiente frase ya volvia a ser "Tony".
Lo que no sabía Falcon era que esos pensamientos que tenía se llamaban celos.
-Lo entiendo, Stark a veces puede ser un niño consentido- decidió proseguir como si no le importara.
-Pero tiene su lado bueno, es un genio y a pesar que él no es tan fuerte ha sabido llevar muy bien todos los traumas por los que ha pasado, es un hombre digno de admirar-
Ok, entendía a lo que el rubio se refería. Lo entendía perfectamente porque él mismo había admirado demasiado al capitán y aunque lo seguía haciendo, también sabía que a estas alturas ya había pasado la delicada línea de la admiración al amor y eso era lo que temía Steve le fuera a decir. Que finalmente se había dado cuenta que él también había pasado esa línea y ahora ya no solo admiraba a Stark, sino lo amaba.
El amor apesta. Pensó Wilson que ya dudaba de seguir escuchando lo que Rogers tuviera que decirle.
-Claro, todos los vengadores son personas realmente admirables ¿No lo crees?- Su cabeza le gritaba que huyera del lugar, que no le gustaba el rumbo que estaba toamando esa conversación, pero sus pies se negaban a moverse.
-Claro...- Steve parecía no querer continuar con el tema, pero al mismo tiempo se notaba que quería decirle algo, cómo si en su cabeza esguviera analizando muy bien lo siguiente que diría y de eso el moreno se percató de inmediato -Sam, hay algo de lo que quiero hablar contigo, es algo importante- Continuó Steve que imitó al otro limitandose a ver hacia el frente a ningún punto especifico.
-Tony se enojará- Aseguró Falcon casi como dándole una advertencia.
-Sí, seguro lo hará, pero creo que no puede estar más enojado de lo que ya está- Rió sutilmente el rubio.
-¿Porqué fue la pelea ésta vez?-
-Porque le dije que él nunca sería capaz de amar a alguien-
-wow... Eso sí que fue rudo, capitán. ¿Qué hizo Stark para que nuestro buen Steve le dijera eso?- Sam quería indagar más, así que decidió relajar las cosas bromando un poco.
-Quería que te diera a ti la misión de "El barco fantasma"- Eso descolocó un poco al moreno que está vez no pudo evitar voltear a verlo con expresión sorprendida.
-¡¿La misión en la que hasta Hulk falló?!- El capitán asintió -¿Esa donde el barco aparece en el pacífico una vez cada cuatro años?- Steve volvió a asentir y el rostro de Falcon iba cambiando del asombro al miedo -¿Esa misión en la que ni SHIELD a podido averiguar que rayos son esas armas que pudieron noquear a Hulk?- Ésta vez el moreno se estaba empezando a poner pálido, no es que tuviera miedo, no, pero solo de pensar que hasta Hulk regresó con serias heridas después de esa misión le daba un tanto de malestar. Que va, si tenía miedo, es decir, ¡Hulk herido! Si ese era el caso él quizás no lograría ni llegar a la superficie del barco antes de morir. Eso no le agradaba para nada.
-Sí esa misión- finalizó Steve con un suspiro.
Sam se quedó callado un segundo tratando de poner en orden sus pensamientos y fue en ese momento que se dió cuenta de algo...
-¿Qué tiene que ver el que Tony quisiera mandarme a esa misión con que le hayas dicho que jamás podría llegar a amar?- Se volteó nuevamente hacia Steve solo para encontrar un hermoso rostro sonrojado.
-Tony me pidió una razón lo bastante buena para no mandarte a ti a esa misión...- Steve hizo una pausa pensando bien en lo siguiente que diría -Yo le dije que esa era una misión suicida. No contento con eso me pidió una razón más fuerte y yo... Yo le dije que te amo...- Carraspeó un poco intentando evadir el incómodo silencio que se había instalado entre ambos.
Sam no podia creer lo que su amigo estaba diciendo, su pulso se alteró, su corazón bombeó como loco y su mente se quedó en blanco, tenía que haber una explicación lógica para todo eso. Seguro y el cap lo hizo solo para salvarlo, eso debió ser, claro el no arriesgaría a nadie y llegaría hasta los últimos extremos por salvar a un compañero.
-No tenías por qué mentirle de esa forma, él no te lo perdonará...- Contestó Falcon con un deje de desilusión en la voz.
-Sam, yo no le mentí a Tony...-
El moreno no lo soportó más y se giró hacia Steve encarandolo.
-Pero tú y Tony... ¿Qué hay de su relación?- Sam sentía que el corazón se le saldría del pecho.
-¿Relación? ¿Con Stark? ¡Ni de broma!- Negó rápidamente el rubio.
En un arrebato que Sam jamás se arrepentiría prácticamente saltó hasta aferrarse del cuello de Steve con sus brazos rodeandolo, acercándose de una sola vez a esos rosados labios que tanto habia querido besar.
-Yo también te amo- dijo el moreno antes de por fin besar a su rubia perdición. Fue un beso torpe, salvaje y cargado con todo el amor reprimido de ambos.
Sin duda los errores cometidos por Sam fueron los errores más dulces que pudo haber tenido nunca. No se arrepentiría nunca más de haber cruzado esa delgada línea de la admiración al amor...
-Entonces no iré a esa misión suicida ¿verdad? Y menos ahora que por fin te me declaraste-
-No Sam, no irás a ningún lado- Sonrió Steve tomando por la cadera a su ahora pareja y dandole un beso mucho mejor aún que el primero.