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Wristband (Sarumi) por Fernanda Rojas

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Notas del capitulo:

Perdón por dejarlos tanto tiempo, queda decir que tengo justificacion de salud, problemas muy graves de salud :( pero ya estoy continuandola

Decir que Misaki estaba tranquilo y esperando buenas noticias, era mentira, parecía así por fuera, pero si te fijabas, sus manos temblaban y lágrimas amenazaban con salir y al verle la preocupación en su mirada bastaba.

— ¡Misaki! —oyó la voz de Anna aproximándose a donde él se encontraba, junto con Kusanagi-san y unos cuantos miembros de Scepter 4 al fondo.

—Yo, Anna —susurro Misaki, perdido en sus pensamientos.

—Misaki... Lo siento, debí decírtelo antes... —Anna se sentía un poco triste al ver todo esto, todo el dolor que dos personas tan unidas se estaban haciendo.

—No, yo me negué a oírte Anna —Y cuanto se estaba arrepintiendo y mortificando justo ahora por eso.

—No te culpes—dijo Anna a modo de consolación.

—Pero f-fue culpa m-mía... No quise saber nada de él... Yo enfurecí al ver a Saruhiko —Misaki trago en seco—, él estaba con los azules, y estaba sonriendo, yo... yo no sé porque pero n-no e-era capaz de verlo sonriendo c-con alguien a-aparte de m-mi —dijo esto último con voz suave, casi deseando no haber sido oído.

—Estabas celoso, Misaki —sonrío Anna— ¿Alguna vez has considerado cuáles son tus sentimientos hacia Saruhiko?

—Debería odiarlo, lo sé, pero no puedo, sigo considerándole mi mejor amigo.

—No era lo que intentaba hacerte ver —susurro tan bajo que Misaki no pudo oírle.

— ¿Hm? ¿Qué dijiste Anna?

—No importa, lo descubrirás por tu cuenta.

Este no respondió, y tampoco le dio muchas vueltas al asunto, apoyo su cabeza sobre la pared blanca, odiaba el sentimiento de angustia recorriendo sus venas, pero no podía hacer nada.

—Yata-chan, tranquilo, Fushimi estará bien —dijo Kusanagi, tocando su hombro a modo de consuelo.

—Gracias, Kusanagi-san—Misaki le sonrió con pocas ganas— Pero me exaspera, he estado esperando demasiado, llevo horas aquí, y nadie se digna a decirme nada.

—No pierdas la paciencia, de seguro vendrán pronto.

— ¿Familiares de Fushimi Saruhiko?

— ¡Yo! —Misaki se acercó al doctor con demasiada ilusión— ¿Cómo esta él?

—Se encuentra estable. El joven presenta un cuadro anímico —El doctor le miro— Esto quiere decir que el joven Fushimi perdió demasiada sangre y la poca ingesta de alimentos le provocaron esta deficiencia.

—Fushimi, ¿Anémico?—susurro Kusanagi-san.

—Sí, se lo había advertido en el cuartel, pero el poco se preocupa de si —susurro de vuelta Seri. 

— ¿Es grave? —murmuro Misaki un tanto preocupado.

—Por suerte, no aún. Podemos tomar medidas antes de que se vuelva una anemia grave, deberá tomar suplementos de hierro, en una cantidad moderada y también que el joven se alimente mejor, tenga más alimentos con Hierro, como el pan, el maní, el pollo, las verduras, las frutas también —El oji-ámbar sonrió nervioso sabiendo que dos de ellas Saruhiko las rechazaba como si no hubiese mañana—... Sobre el otro tema, la auto lesión hallada puede complicarle seriamente el caso de este. Mi recomendación es enviarle a un centro de rehabilitación por un par de meses para preservar su salud y evitar posibles intentos de suicidio.

Misaki le dedico una sonrisa cortes—Gracias, pero voy a rechazar la propuesta, yo estaré al cuidado de Saru, ahora que se lo que hace, también cuidare de su forma de comer y de asegurarme de que tome el medicamento.

—En tal caso, se le dará en alta mañana por la mañana. Antes de retirarme, ya puede pasar a verle, está despierto y seguro le hará ilusión ver a su pareja de primero.

Las mejillas de Misaki habían explotado en un carmín intenso mientras solo observaba como el doctor se iba y el castaño no había aclarado nada. Y tampoco le podía gritar sus cosas por el lugar en que se encontraba.

— ¿Pero qué demonios le pasa a este doctor? —replico Misaki totalmente rojo. 

Oyó detrás la risa disimulada de Kusanagi y un carraspeo de Munakata quien sonreía burlescamente.

—Al parecer todos lo saben con tan solo ver —dijo Kusanagi a lo que Anna asintió con la cabeza.

— ¡Kusanagi-san! ¡No diga eso! —dijo Misaki nervioso.

—No cabe duda —También opino el rey Azul, acomodándose las gafas—Saruhiko solo es feliz si ve a Misaki. Ambos clanes son conscientes de ello, y la gente común también.

—Y Misaki también solo con Saruhiko —dijo Anna con una media sonrisa.

— ¡Oigan! Al diablo, me voy a ver cómo está el mono.

Misaki se fue, casi huyendo de sus amigos, propinando maldiciones por lo bajo en todo su camino.

-
-
-

Misaki abrió la puerta y entro, vio a un Saruhiko pálido mirando a la nada.

—Saruhiko... —Misaki no sabía que decir, ni cómo reaccionar.

—Misaki—escupió Saruhiko con cierto fastidio en su voz— ¿Que mierda quieres ahora?

La ira del castaño llego hasta su cabeza, dando a los pocos segundos unos suspiros intentando contenerse—M-Me alegro que estés bien... Temía que fueses tan cobarde como para morir y dejarme con este lío en mi mente.

Misaki se sentó en el asiento del lado de Saruhiko, viéndole sonriente.

—Hubiese preferido morir —respondió el azabache con tono amargo.

— ¿Por qué? Siempre eres tan depresivo, al punto de molesto, y nunca te esfuerzas en demostrar lo que pasa por tu mente.

—Si te soy molesto déjame solo, déjame morir en paz, Yata.

— ¡No me digas Yata! —Saruhiko arqueo una ceja al ver la discordia que se presentaba ahora, Misaki se avergonzó al reaccionar que le había pedido que le llamase Misaki, así que le pego suavemente para disimular— ¿Fue mucho el dolor? ...No, más bien ¿Por qué lo guardaste para ti mismo?

—No quiero hablar contigo sobre eso —Saruhiko volvió a su tono impasible evitando la mirada de Misaki.

—Pues lo tendrás que hacer, ¿sabes? Me iré a tu casa a cuidarte de ahora en adelante hasta que mejores —sonrío victorioso Misaki.

— ¿Ah? Yo no lo voy a permitir.

—Quieras o no, tu estado tan débil no te dejara ir por ti mismo, así que a las malas iras conmigo.

—Puedo pedirle a Munakata que me ayude —replico Saruhiko, viendo como la mirada de este cambiaba—, aunque no sé si aguantaría un camino charlando con el —murmuro esto último para sí.

— ¿Ah? ¿Con ese idiota rey? No jodas —refunfuño Misaki—, además, fue ese azul el que me dijo donde vivías.

Saruhiko chasqueo la lengua molesto—Maldito... Tomarse esa confianza...

—Saruhiko... Deberías dejarte ayudar, todos nosotros estamos preocupados por ti, incluso Anna y Kusanagi-san están aquí, y todos los azules también —Misaki le suplico con la mirada mientras Saruhiko le restaba importancia a todo— Yo... t-también estoy aquí para ti, siempre lo estuve, quiero ayudarte a olvidar el dolor, a hacerte feliz.

Saruhiko rio — ¿Tu? ¿Hacerme feliz? Parece que solo haces lo contrario.

— ¿Qué quieres decir?

—Ya te dije que no quiero hablar contigo, un idiota jamás lo entendería...

Misaki permaneció en silencio, sintiéndose un poco deprimido, mientras en la mente del azabache, una oleada de pensamientos le carcomían, principalmente era la duda de como todo había cambiado, como Misaki se había dado cuenta.

—S-Saruhiko, iré por un poco de comida decente para ti.

—No tengo hambre, gracias.

—Vas a comer, quieras o no, maldito mono. Te vas a mejorar.

—Tsk.

Y sin mucho preámbulo, Misaki salió de allí de forma apresurada.

— ¿Qué demonios está pasando? —Saruhiko estaba aturdido, simplemente había tenido muy poco tiempo para asimilar tantas cosas del tirón.

« ¿Cómo diablos Misaki lo supo? Y, ¿Qué pasa con ese cambio tan repentino hacia mí? » Saruhiko chasqueo la lengua un tanto frustrado por no entender del todo al castaño.
«No entiendo, debería estar feliz de que me preste atención»

—Es lastima, mi pequeño mono, solo siente lastima al ver un alma tan podrida e indefensa como la tuya —apareció Niki—, Apenas vuelvas a la normalidad, te dejara.

—No, no lo hará.

— ¿Por qué creerías que no te va a dejar? Ya te dejo una vez, otra vez no sería nada para él.

—Siempre he estado solo... —dijo Saruhiko en confirmación.

—Ahora comenzamos a entendernos —sonrío al ver que obtenía su cometido— eres un ser humano que solo sirve para ser desechado, tu presencia en este mundo es un desagrado para todos en el fondo.

Saruhiko no dijo nada mirando hacia otra dirección, haciendo como que este no oía nada, si no sería peor y con mala suerte estaba en un hospital.

—Estúpido mono, el ignorarme no evitará nada... Seguiré destruyendo todo aquello que te haga feliz, incluyendo a tu Mi~sa~kii —sonrió Niki con aire de suficiencia.

— ¡NO LE LLAMES ASÍ! ¡VETE! ¡DEJAME! —vocifero Saruhiko oyendo la risita del otro, mostrando satisfacción con todo esto.

— ¡Saruhiko! ¿Paso algo? Te oí gritar —entro Misaki con una bandeja de comida, mirándole preocupado.

—...Sí... Tsk, estoy bien —respondió Saruhiko sintiéndolo a él detrás de su espalda.

— ¡Como un demonio que estas bien! Estas todo agitado y tienes miedo —Misaki le miro reprochándolo—anda ven aquí.

Misaki solo pudo dejar la comida en la mesa y atrapar a Saruhiko en un suave abrazo, intentando calmarle, por parte del azabache, permaneció quieto, pero recibiendo una calma intensa se agarró un poco de las ropas de Misaki, y lentamente, escucho un sonido de frustración sintiendo como se iba alejando y se dejó cuidar de el en lo que restaba del día, intentando no pensar demasiado, temiendo que volviera.

 

-

 

—Heh, ¡Nos vamos de este lugar! —dijo Misaki con alegría, llevaba una maleta pequeña en su mano, para sus necesidades mientras viviese con Saruhiko.

—Tsk... ¿Por qué te quieres ir conmigo? Misaki, de verdad...

—A callar, Saruhiko. El doctor me dio este medicamento —le mostró desde lejos un frasco—Son capsulas de hierro que debes tomar, y sé que no tomarías por ti mismo. Otra razón para irme contigo.

—Tsk... No quiero medicina.

— ¡Deja de portarte como un bebé!

— ¿Ha? Yo me comporto como me dé la gana.

— ¡Maldito mono! ¡Cállate desagradecido!

—Cállame, Mi~sa~ki.

—Ugh —Misaki se sonrojo un poco— Heh...

Saruhiko sonrió con suficiencia al ver como Misaki había perdido.

—Disculpa interrumpir vuestro momento, pero necesito hablar con Fushimi-kun —dijo Munakata; Misaki le dedico una mirada fría al oír esto a lo que el rey sonrió.

Saruhiko asintió y se fue en dirección a este.

—Oh, no hay necesidad de decírtelo en privado. —Saruhiko le miro extrañado— Fushimi-kun, no vas a volver a los cuarteles por una semana, necesitas el descanso necesario para sanar esas heridas tan profundas.

Saruhiko no dijo nada y asintió con la cabeza, la cual Munakata le acaricio con malicia, y sin muchas distracciones después, evito ver a los demás y se fue enseguida a su casa, junto con Misaki.

-

Saruhiko abrió la puerta, dejo las pocas cosas que llevaba consigo en la mesa, y se tumbó en el sofá, su casa no era pequeña, pero tampoco pasaba a ser ostenta y amplia, era cálida y tenía espacio para lo necesario.

— ¡Wow! Tienes un montón de juegos geniales. —exclamo Misaki con un brillo en sus ojos viendo la enorme pila de juegos al lado del televisor.

—Hm, siéntete libre de jugar con ellos.

— ¡Genial! Pero... esperare a que estés mejor, y juguemos los dos.

—No deberías enojarte, Misaki —dijo Saruhiko vagamente, habiendo notado su ceño fruncido y su seriedad en todo el camino.

— ¿Eh? ¿A qué te refieres?

—Mi rey, el hace eso para molestarnos.

— ¡¿Y quién diablos dijo que me enfadaba por eso?! —grito Misaki con la sangre subiéndole hasta la cabeza.

—Tu mirada —respondió el azabache mirando al otro fijamente a los ojos—, además, no tienes que gritar tanto.

—E-eh, sí. Iré a hacer la comida... Y después te tomas tu medicamento —Misaki se fue de allí rápidamente, cosa que se le estaba volviendo costumbre, desde que no podía soportar las miradas de este y en general todo sobre él le crispaba de nervios últimamente, aunque era consciente de que desde hace un buen tiempo él ha reaccionado así cuando se trata de Saruhiko, pero le era más difícil ahora controlarlo con todos estos sucesos.

—Tsk... Solo no pongas verduras.

— ¡Las pondré, y te las comerás!

Saruhiko no respondió nada más y se quedó recostado en el sofá, con desinterés en lo que pasa a su alrededor. No sabía que sentía en estos momentos, tenía casi todo lo que quiso a sus manos, pero de la peor forma y eso le hace querer llorar. Todo eso que estaba pasando ahora con Misaki le parecía como si estuviera teniendo un sueño. Lentamente, Saruhiko cayó profundamente dormido mientras el oji-ámbar hacia el almuerzo.

Misaki, después de un rato había terminado y se dirigía con dos platos hacia Saruhiko, encontrándosele dormido en el sofá. Sonrío tiernamente al verle así, dejó los platos en la mesa al frente de él y se arrodillo, observando la cara de este. Sin mucho pensarlo, paso sus dedos por el cabello de este, para al final posarla en la mejilla, acariciándola suavemente, hallando que este tacto le hacía estremecer y querer acercarse más, hasta que no hubiese distancia.

« ¿Que mierda estoy pensando? » Reacciono Misaki apartando su mano bruscamente, aunque quería volver a posarla, se resistió.

— ¿Que mierda me está pasando? Supongo que es todo esto, me está confundiendo.

«Pero tocarle quemaba, mi cuerpo ardía, y no quería soltarle. ¿Qué diablos significa esto?»

Misaki decidió dejarle dormir unos minutos más y se fue a ver su maleta, y requisando un poco el lugar para poder moverse con más facilidad, luego, saco la medicina que le habían dado y la puso al lado de la comida de Saruhiko.

—Saruhiko, eh, es hora de que despiertes. La comida se enfriara —Le sacudió Misaki suavemente.

—Misaki —bostezo Saruhiko parándose— No voy a comer eso, tiene verduras

—Lo harás.

—No

—Si

—No

—Te estoy diciendo lo que debes hacer.

—Tsk... Enano fastidioso —Saruhiko cogió su plato y comenzó a comer en silencio junto con Misaki.

—Tu brazo... ¿Como esta? —dijo Misaki un tanto nervioso, no sabía cómo reaccionaría Saruhiko cuando se le hablaba de sus cortadas.

—Bien, supongo —Le restó importancia, volviendo a comer.

Misaki tomo el brazo de él mirando cada cortada en silencio, Saruhiko no se opuso, porque igual, no había ya nada que esconderle —Al menos ya lucen algo mejor.

—Tsk...¿Cómo diablos te diste cuenta? Eres demasiado idiota para haberlo adivinado por tu cuenta —Fushimi reflexiono unos segundos hasta que la respuesta llego a su mente— ¿Quién diablos te dijo? —replico furioso.

— ¿¡A-Ah!? ¿¡¡Acaso tuvo alguien que decirme para yo darme cuenta de que te c-c... haces eso!!?

—Misaki, eres tan idiota que podrías tenerlo en frente de tus ojos, verlo, y aun así no lo sabrías.

— ¡Maldito! Eso fue lo que hiciste en la escuela.

—Eres tú el culpable, nadie en su sano juicio creería eso —Se burló Saruhiko— aun así Misaki, no cambies de tema, dime, ¿Quién te lo dijo? ¿Fue Munakata? ¿Seri?

—Jamás me hablo con esos azules, Saru —siseo—. Fue Anna —dijo al final, en tono muy bajo.

— ¿Y cómo ella lo sabía? —dijo Saruhiko, para después entender— Olvídalo, Anna siempre sabe lo que pasa a su alrededor.

—Es que la gente de HOMRA es increíble, Saruhiko, apuesto que Mikoto-san también se hubiese preocupado por ti aunque sea un poco, él no le importo mucho tu traición, él es simplemente genial. ¡Al igual que Anna!

Tsk, inconscientemente Saruhiko dirigió su mano hacia su clavícula comenzando a arañarla con intensidad.

Misaki se fijó en Saruhiko, viendo su mano ir con frenesí en su clavícula, se quedó un poco perplejo de que lo hiciese en frente suyo, pero esta vez era diferente, iba a ser que parase seriamente, no le importaba cuanto tardase en su cometido, Saruhiko no volvería a estar solo en esto.

—Para, Saruhiko. Mira cómo te estas lastimando, te vas a herir. —dijo Misaki, tratando de no mostrar ninguna expresión de tristeza al verle así, agarrándole para así detenerle.

— ¿Qué? —Saruhiko se fijó en su mano, que ya sus dedos estaban manchados de carmín en las puntas, dándose cuenta que había comenzado a lastimarse a sí mismo, lo cual era muy común en esa área, estaba acostumbrado al ardor, pero le aterro el ver a Misaki viéndole hacer esto, deteniéndole, Saruhiko se cuestionó que tan enserio iba el castaño y cuanto le estaba subestimando al preocuparse por el—Misaki...

—No lo hagas, no te hagas más daño —le dijo, limpiando las gotas de sangre que tenía en sus dedos, y la de su clavícula también, tratando de no dejarse llevar mucho por el dolor de esa marca y concentrarse en el azabache.

Saruhiko solo volteo la mirada con vergüenza, haciendo que Misaki le cogiese obligándole a mirar, el castaño le brindo una sonrisa cálida, en la que Saruhiko siempre le gustaba perderse.

—Saruhiko, confió en ti, sé que lo harás bien. Sé que podrás salir de esto.

-

-

-

Jugaba con la pastilla en sus manos, viéndola con disgusto, Misaki ya le había obligado a tomar una anteriormente, detestaba el sentirla pasar por su boca, odiaba el ser cuidado de esta forma.

*****

 

—Tsk... Todo esto es insignificante, solo soy otra persona más, si desapareciese —lo lanzo a la basura ocultándolo entre los demás rápidamente—... Solo sería otra persona más en morir. No hay razón de mi existencia. Eso solo alarga mi vida, y ¿con que razón?

Decir que Misaki estaba tranquilo y esperando buenas noticias, era mentira, parecía así por fuera, pero si te fijabas, sus manos temblaban y lágrimas amenazaban con salir y al verle la preocupación en su mirada bastaba.

— ¡Misaki! —oyó la voz de Anna aproximándose a donde él se encontraba, junto con Kusanagi-san y unos cuantos miembros de Scepter 4 al fondo.

—Yo, Anna —susurro Misaki, perdido en sus pensamientos.

—Misaki... Lo siento, debí decírtelo antes... —Anna se sentía un poco triste al ver todo esto, todo el dolor que dos personas tan unidas se estaban haciendo.

—No, yo me negué a oírte Anna —Y cuanto se estaba arrepintiendo y mortificando justo ahora por eso.

—No te culpes—dijo Anna a modo de consolación.

—Pero f-fue culpa m-mía... No quise saber nada de él... Yo enfurecí al ver a Saruhiko —Misaki trago en seco—, él estaba con los azules, y estaba sonriendo, yo... yo no sé porque pero n-no e-era capaz de verlo sonriendo c-con alguien a-aparte de m-mi —dijo esto último con voz suave, casi deseando no haber sido oído.

—Estabas celoso, Misaki —sonrío Anna— ¿Alguna vez has considerado cuáles son tus sentimientos hacia Saruhiko?

—Debería odiarlo, lo sé, pero no puedo, sigo considerándole mi mejor amigo.

—No era lo que intentaba hacerte ver —susurro tan bajo que Misaki no pudo oírle.

— ¿Hm? ¿Qué dijiste Anna?

—No importa, lo descubrirás por tu cuenta.

Este no respondió, y tampoco le dio muchas vueltas al asunto, apoyo su cabeza sobre la pared blanca, odiaba el sentimiento de angustia recorriendo sus venas, pero no podía hacer nada.

—Yata-chan, tranquilo, Fushimi estará bien —dijo Kusanagi, tocando su hombro a modo de consuelo.

—Gracias, Kusanagi-san—Misaki le sonrió con pocas ganas— Pero me exaspera, he estado esperando demasiado, llevo horas aquí, y nadie se digna a decirme nada.

—No pierdas la paciencia, de seguro vendrán pronto.

— ¿Familiares de Fushimi Saruhiko?

— ¡Yo! —Misaki se acercó al doctor con demasiada ilusión— ¿Cómo esta él?

—Se encuentra estable. El joven presenta un cuadro anímico —El doctor le miro— Esto quiere decir que el joven Fushimi perdió demasiada sangre y la poca ingesta de alimentos le provocaron esta deficiencia.

—Fushimi, ¿Anémico?—susurro Kusanagi-san.

—Sí, se lo había advertido en el cuartel, pero el poco se preocupa de si —susurro de vuelta Seri. 

— ¿Es grave? —murmuro Misaki un tanto preocupado.

—Por suerte, no aún. Podemos tomar medidas antes de que se vuelva una anemia grave, deberá tomar suplementos de hierro, en una cantidad moderada y también que el joven se alimente mejor, tenga más alimentos con Hierro, como el pan, el maní, el pollo, las verduras, las frutas también —El oji-ámbar sonrió nervioso sabiendo que dos de ellas Saruhiko las rechazaba como si no hubiese mañana—... Sobre el otro tema, la auto lesión hallada puede complicarle seriamente el caso de este. Mi recomendación es enviarle a un centro de rehabilitación por un par de meses para preservar su salud y evitar posibles intentos de suicidio.

Misaki le dedico una sonrisa cortes—Gracias, pero voy a rechazar la propuesta, yo estaré al cuidado de Saru, ahora que se lo que hace, también cuidare de su forma de comer y de asegurarme de que tome el medicamento.

—En tal caso, se le dará en alta mañana por la mañana. Antes de retirarme, ya puede pasar a verle, está despierto y seguro le hará ilusión ver a su pareja de primero.

Las mejillas de Misaki habían explotado en un carmín intenso mientras solo observaba como el doctor se iba y el castaño no había aclarado nada. Y tampoco le podía gritar sus cosas por el lugar en que se encontraba.

— ¿Pero qué demonios le pasa a este doctor? —replico Misaki totalmente rojo. 

Oyó detrás la risa disimulada de Kusanagi y un carraspeo de Munakata quien sonreía burlescamente.

—Al parecer todos lo saben con tan solo ver —dijo Kusanagi a lo que Anna asintió con la cabeza.

— ¡Kusanagi-san! ¡No diga eso! —dijo Misaki nervioso.

—No cabe duda —También opino el rey Azul, acomodándose las gafas—Saruhiko solo es feliz si ve a Misaki. Ambos clanes son conscientes de ello, y la gente común también.

—Y Misaki también solo con Saruhiko —dijo Anna con una media sonrisa.

— ¡Oigan! Al diablo, me voy a ver cómo está el mono.

Misaki se fue, casi huyendo de sus amigos, propinando maldiciones por lo bajo en todo su camino.

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Misaki abrió la puerta y entro, vio a un Saruhiko pálido mirando a la nada.

—Saruhiko... —Misaki no sabía que decir, ni cómo reaccionar.

—Misaki—escupió Saruhiko con cierto fastidio en su voz— ¿Que mierda quieres ahora?

La ira del castaño llego hasta su cabeza, dando a los pocos segundos unos suspiros intentando contenerse—M-Me alegro que estés bien... Temía que fueses tan cobarde como para morir y dejarme con este lío en mi mente.

Misaki se sentó en el asiento del lado de Saruhiko, viéndole sonriente.

—Hubiese preferido morir —respondió el azabache con tono amargo.

— ¿Por qué? Siempre eres tan depresivo, al punto de molesto, y nunca te esfuerzas en demostrar lo que pasa por tu mente.

—Si te soy molesto déjame solo, déjame morir en paz, Yata.

— ¡No me digas Yata! —Saruhiko arqueo una ceja al ver la discordia que se presentaba ahora, Misaki se avergonzó al reaccionar que le había pedido que le llamase Misaki, así que le pego suavemente para disimular— ¿Fue mucho el dolor? ...No, más bien ¿Por qué lo guardaste para ti mismo?

—No quiero hablar contigo sobre eso —Saruhiko volvió a su tono impasible evitando la mirada de Misaki.

—Pues lo tendrás que hacer, ¿sabes? Me iré a tu casa a cuidarte de ahora en adelante hasta que mejores —sonrío victorioso Misaki.

— ¿Ah? Yo no lo voy a permitir.

—Quieras o no, tu estado tan débil no te dejara ir por ti mismo, así que a las malas iras conmigo.

—Puedo pedirle a Munakata que me ayude —replico Saruhiko, viendo como la mirada de este cambiaba—, aunque no sé si aguantaría un camino charlando con el —murmuro esto último para sí.

— ¿Ah? ¿Con ese idiota rey? No jodas —refunfuño Misaki—, además, fue ese azul el que me dijo donde vivías.

Saruhiko chasqueo la lengua molesto—Maldito... Tomarse esa confianza...

—Saruhiko... Deberías dejarte ayudar, todos nosotros estamos preocupados por ti, incluso Anna y Kusanagi-san están aquí, y todos los azules también —Misaki le suplico con la mirada mientras Saruhiko le restaba importancia a todo— Yo... t-también estoy aquí para ti, siempre lo estuve, quiero ayudarte a olvidar el dolor, a hacerte feliz.

Saruhiko rio — ¿Tu? ¿Hacerme feliz? Parece que solo haces lo contrario.

— ¿Qué quieres decir?

—Ya te dije que no quiero hablar contigo, un idiota jamás lo entendería...

Misaki permaneció en silencio, sintiéndose un poco deprimido, mientras en la mente del azabache, una oleada de pensamientos le carcomían, principalmente era la duda de como todo había cambiado, como Misaki se había dado cuenta.

—S-Saruhiko, iré por un poco de comida decente para ti.

—No tengo hambre, gracias.

—Vas a comer, quieras o no, maldito mono. Te vas a mejorar.

—Tsk.

Y sin mucho preámbulo, Misaki salió de allí de forma apresurada.

— ¿Qué demonios está pasando? —Saruhiko estaba aturdido, simplemente había tenido muy poco tiempo para asimilar tantas cosas del tirón.

« ¿Cómo diablos Misaki lo supo? Y, ¿Qué pasa con ese cambio tan repentino hacia mí? » Saruhiko chasqueo la lengua un tanto frustrado por no entender del todo al castaño.
«No entiendo, debería estar feliz de que me preste atención»

—Es lastima, mi pequeño mono, solo siente lastima al ver un alma tan podrida e indefensa como la tuya —apareció Niki—, Apenas vuelvas a la normalidad, te dejara.

—No, no lo hará.

— ¿Por qué creerías que no te va a dejar? Ya te dejo una vez, otra vez no sería nada para él.

—Siempre he estado solo... —dijo Saruhiko en confirmación.

—Ahora comenzamos a entendernos —sonrío al ver que obtenía su cometido— eres un ser humano que solo sirve para ser desechado, tu presencia en este mundo es un desagrado para todos en el fondo.

Saruhiko no dijo nada mirando hacia otra dirección, haciendo como que este no oía nada, si no sería peor y con mala suerte estaba en un hospital.

—Estúpido mono, el ignorarme no evitará nada... Seguiré destruyendo todo aquello que te haga feliz, incluyendo a tu Mi~sa~kii —sonrió Niki con aire de suficiencia.

— ¡NO LE LLAMES ASÍ! ¡VETE! ¡DEJAME! —vocifero Saruhiko oyendo la risita del otro, mostrando satisfacción con todo esto.

— ¡Saruhiko! ¿Paso algo? Te oí gritar —entro Misaki con una bandeja de comida, mirándole preocupado.

—...Sí... Tsk, estoy bien —respondió Saruhiko sintiéndolo a él detrás de su espalda.

— ¡Como un demonio que estas bien! Estas todo agitado y tienes miedo —Misaki le miro reprochándolo—anda ven aquí.

Misaki solo pudo dejar la comida en la mesa y atrapar a Saruhiko en un suave abrazo, intentando calmarle, por parte del azabache, permaneció quieto, pero recibiendo una calma intensa se agarró un poco de las ropas de Misaki, y lentamente, escucho un sonido de frustración sintiendo como se iba alejando y se dejó cuidar de el en lo que restaba del día, intentando no pensar demasiado, temiendo que volviera.

 

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—Heh, ¡Nos vamos de este lugar! —dijo Misaki con alegría, llevaba una maleta pequeña en su mano, para sus necesidades mientras viviese con Saruhiko.

—Tsk... ¿Por qué te quieres ir conmigo? Misaki, de verdad...

—A callar, Saruhiko. El doctor me dio este medicamento —le mostró desde lejos un frasco—Son capsulas de hierro que debes tomar, y sé que no tomarías por ti mismo. Otra razón para irme contigo.

—Tsk... No quiero medicina.

— ¡Deja de portarte como un bebé!

— ¿Ha? Yo me comporto como me dé la gana.

— ¡Maldito mono! ¡Cállate desagradecido!

—Cállame, Mi~sa~ki.

—Ugh —Misaki se sonrojo un poco— Heh...

Saruhiko sonrió con suficiencia al ver como Misaki había perdido.

—Disculpa interrumpir vuestro momento, pero necesito hablar con Fushimi-kun —dijo Munakata; Misaki le dedico una mirada fría al oír esto a lo que el rey sonrió.

Saruhiko asintió y se fue en dirección a este.

—Oh, no hay necesidad de decírtelo en privado. —Saruhiko le miro extrañado— Fushimi-kun, no vas a volver a los cuarteles por una semana, necesitas el descanso necesario para sanar esas heridas tan profundas.

Saruhiko no dijo nada y asintió con la cabeza, la cual Munakata le acaricio con malicia, y sin muchas distracciones después, evito ver a los demás y se fue enseguida a su casa, junto con Misaki.

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Saruhiko abrió la puerta, dejo las pocas cosas que llevaba consigo en la mesa, y se tumbó en el sofá, su casa no era pequeña, pero tampoco pasaba a ser ostenta y amplia, era cálida y tenía espacio para lo necesario.

— ¡Wow! Tienes un montón de juegos geniales. —exclamo Misaki con un brillo en sus ojos viendo la enorme pila de juegos al lado del televisor.

—Hm, siéntete libre de jugar con ellos.

— ¡Genial! Pero... esperare a que estés mejor, y juguemos los dos.

—No deberías enojarte, Misaki —dijo Saruhiko vagamente, habiendo notado su ceño fruncido y su seriedad en todo el camino.

— ¿Eh? ¿A qué te refieres?

—Mi rey, el hace eso para molestarnos.

— ¡¿Y quién diablos dijo que me enfadaba por eso?! —grito Misaki con la sangre subiéndole hasta la cabeza.

—Tu mirada —respondió el azabache mirando al otro fijamente a los ojos—, además, no tienes que gritar tanto.

—E-eh, sí. Iré a hacer la comida... Y después te tomas tu medicamento —Misaki se fue de allí rápidamente, cosa que se le estaba volviendo costumbre, desde que no podía soportar las miradas de este y en general todo sobre él le crispaba de nervios últimamente, aunque era consciente de que desde hace un buen tiempo él ha reaccionado así cuando se trata de Saruhiko, pero le era más difícil ahora controlarlo con todos estos sucesos.

—Tsk... Solo no pongas verduras.

— ¡Las pondré, y te las comerás!

Saruhiko no respondió nada más y se quedó recostado en el sofá, con desinterés en lo que pasa a su alrededor. No sabía que sentía en estos momentos, tenía casi todo lo que quiso a sus manos, pero de la peor forma y eso le hace querer llorar. Todo eso que estaba pasando ahora con Misaki le parecía como si estuviera teniendo un sueño. Lentamente, Saruhiko cayó profundamente dormido mientras el oji-ámbar hacia el almuerzo.

Misaki, después de un rato había terminado y se dirigía con dos platos hacia Saruhiko, encontrándosele dormido en el sofá. Sonrío tiernamente al verle así, dejó los platos en la mesa al frente de él y se arrodillo, observando la cara de este. Sin mucho pensarlo, paso sus dedos por el cabello de este, para al final posarla en la mejilla, acariciándola suavemente, hallando que este tacto le hacía estremecer y querer acercarse más, hasta que no hubiese distancia.

« ¿Que mierda estoy pensando? » Reacciono Misaki apartando su mano bruscamente, aunque quería volver a posarla, se resistió.

— ¿Que mierda me está pasando? Supongo que es todo esto, me está confundiendo.

«Pero tocarle quemaba, mi cuerpo ardía, y no quería soltarle. ¿Qué diablos significa esto?»

Misaki decidió dejarle dormir unos minutos más y se fue a ver su maleta, y requisando un poco el lugar para poder moverse con más facilidad, luego, saco la medicina que le habían dado y la puso al lado de la comida de Saruhiko.

—Saruhiko, eh, es hora de que despiertes. La comida se enfriara —Le sacudió Misaki suavemente.

—Misaki —bostezo Saruhiko parándose— No voy a comer eso, tiene verduras

—Lo harás.

—No

—Si

—No

—Te estoy diciendo lo que debes hacer.

—Tsk... Enano fastidioso —Saruhiko cogió su plato y comenzó a comer en silencio junto con Misaki.

—Tu brazo... ¿Como esta? —dijo Misaki un tanto nervioso, no sabía cómo reaccionaría Saruhiko cuando se le hablaba de sus cortadas.

—Bien, supongo —Le restó importancia, volviendo a comer.

Misaki tomo el brazo de él mirando cada cortada en silencio, Saruhiko no se opuso, porque igual, no había ya nada que esconderle —Al menos ya lucen algo mejor.

—Tsk...¿Cómo diablos te diste cuenta? Eres demasiado idiota para haberlo adivinado por tu cuenta —Fushimi reflexiono unos segundos hasta que la respuesta llego a su mente— ¿Quién diablos te dijo? —replico furioso.

— ¿¡A-Ah!? ¿¡¡Acaso tuvo alguien que decirme para yo darme cuenta de que te c-c... haces eso!!?

—Misaki, eres tan idiota que podrías tenerlo en frente de tus ojos, verlo, y aun así no lo sabrías.

— ¡Maldito! Eso fue lo que hiciste en la escuela.

—Eres tú el culpable, nadie en su sano juicio creería eso —Se burló Saruhiko— aun así Misaki, no cambies de tema, dime, ¿Quién te lo dijo? ¿Fue Munakata? ¿Seri?

—Jamás me hablo con esos azules, Saru —siseo—. Fue Anna —dijo al final, en tono muy bajo.

— ¿Y cómo ella lo sabía? —dijo Saruhiko, para después entender— Olvídalo, Anna siempre sabe lo que pasa a su alrededor.

—Es que la gente de HOMRA es increíble, Saruhiko, apuesto que Mikoto-san también se hubiese preocupado por ti aunque sea un poco, él no le importo mucho tu traición, él es simplemente genial. ¡Al igual que Anna!

Tsk, inconscientemente Saruhiko dirigió su mano hacia su clavícula comenzando a arañarla con intensidad.

Misaki se fijó en Saruhiko, viendo su mano ir con frenesí en su clavícula, se quedó un poco perplejo de que lo hiciese en frente suyo, pero esta vez era diferente, iba a ser que parase seriamente, no le importaba cuanto tardase en su cometido, Saruhiko no volvería a estar solo en esto.

—Para, Saruhiko. Mira cómo te estas lastimando, te vas a herir. —dijo Misaki, tratando de no mostrar ninguna expresión de tristeza al verle así, agarrándole para así detenerle.

— ¿Qué? —Saruhiko se fijó en su mano, que ya sus dedos estaban manchados de carmín en las puntas, dándose cuenta que había comenzado a lastimarse a sí mismo, lo cual era muy común en esa área, estaba acostumbrado al ardor, pero le aterro el ver a Misaki viéndole hacer esto, deteniéndole, Saruhiko se cuestionó que tan enserio iba el castaño y cuanto le estaba subestimando al preocuparse por el—Misaki...

—No lo hagas, no te hagas más daño —le dijo, limpiando las gotas de sangre que tenía en sus dedos, y la de su clavícula también, tratando de no dejarse llevar mucho por el dolor de esa marca y concentrarse en el azabache.

Saruhiko solo volteo la mirada con vergüenza, haciendo que Misaki le cogiese obligándole a mirar, el castaño le brindo una sonrisa cálida, en la que Saruhiko siempre le gustaba perderse.

—Saruhiko, confió en ti, sé que lo harás bien. Sé que podrás salir de esto.

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Jugaba con la pastilla en sus manos, viéndola con disgusto, Misaki ya le había obligado a tomar una anteriormente, detestaba el sentirla pasar por su boca, odiaba el ser cuidado de esta forma.

—Tsk... Todo esto es insignificante, solo soy otra persona más, si desapareciese —lo lanzo a la basura ocultándolo entre los demás rápidamente—... Solo sería otra persona más en morir. No hay razón de mi existencia. Eso solo alarga mi vida, y ¿con que razón?

Notas finales:

Gracias por leer, dejen sus comentarios, siempre me encanta leerlos <3


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