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Wristband (Sarumi) por Fernanda Rojas

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Tal y como había predicho el azabache, estaban llenos de trabajo, los verdes estaban causando varios alborotes en la ciudad, desde lo mas mínimo hasta lo mas grave.

—Tsk —Fushimi tecleo con velocidad unos cuantos algoritmos, intentaban atacar un edificio por lo que tenia que evitar que lograran su cometido sin verse implicados totalmente en una pelea—. Ya casi los tengo.

—¡Fushimi, deprisa! Se nos ha informado otro ataque cerca del área —Fushimi chasqueo su lengua fastidiado y su velocidad aumento —.Hey! Ustedes vendrán conmigo! Rápido!. —Se oyeron unos cuantos pasos llendose a una velocidad sorprendente.

—Tsk... Ahora tendré que hacer varios informes por culpa de estos — suspiro, masajeandose las sienes sabiendo que no lo ayudaría a calmarse—. ¡Oigan ustedes! ¡¿Que tanto esperan!? ¡No es tiempo de descanso! ¡Trabajen!.

—¡S-Si Señor!

<Idiotas incompetentes>.
Iba a continuar con su labor cuando sintió un fuerte dolor seguido de un mareo.<Demonios, no de nuevo>.

Fushimi sabia que se iba a desmayar dentro de poco, la ultima vez cayo en medio del pasillo en frente de Munakata, eso le había costado caro, el reporte mas largo y complicado que había hecho sobre como apreciar tu vida y tu sueldo.
<Debo irme de aquí cuanto antes, quizás si tomo aire fresco...>.

Fushimi se levanto sumamente rápido y ya se estaba dirigiendo hacia la salida.

—Fushimi-san? A donde va!? Necesitamos su ayuda!. —Akiyama grito sin dejar de trabajar.

—A-Arréglenselas sin mi, volveré en un rato.

—Fushimi-san? ¿Se encuentra bien?. —Esta vez si se giro a verlo notándolo un poco mas pálido y demacrado.

—Tsk...Sí... Dedicate a hacer tu trabajo en vez de preocuparte!. —Salió de allí lo mas rápido que pudo, siguió oyendo gritos pero no se detuvo hasta que logro salir del edificio, la calle se encontraba vacía, muy poca gente circulaba en estos instantes cosa que Fushimi agradeció internamente.

—Mierda, al menos si me desmayo aquí, no tendré que hacer un reporte de nuevo.

Camino lentamente tambaleándose dirigiéndose a la banca mas cercana, miro sus muñequeras que estaban teñidas de abundante sangre, aunque este tuviese un vendaje debajo, se notaba fácilmente la sangre.

—¡OYE MONO! —Misaki grito mientras corría a acercarse a el —. ¡¿QUE HACES AQUÍ?!

—Tsk... Mi~sa~ki ¿Que pasa, me extrañas tan pronto? — sonrió ocultando su brazo.

—HA!? YA QUISIERAS! Solo que estas cerca del camino para llegar a Homra. —Misaki señalo al frente, si esforzabas la vista podías ver el cartel de homra al final.

—Tsk... Como si quisiera ir a ese lugar por voluntad propia.

La vista de Saruhiko se volvió nublada, por primera vez, quería que Misaki se fuese, pero  el oji-ámbar no quiso al ver lo pálido que estaba su ex-compañero.

—Oi, mono, ¿Estas bien? Estas super pálido!! De por si eres super blanco pero ahora estas peor!!! ¿Estas bien?

—No te importa Misaki.

—Claro que me importa!! Acaso eres idiota? No quiero que tu cuerpo se quede cerca de estos lares. —Sus mejillas se sonrojaron un poco y aparto la mirada, signo obvio de que mentía y solo buscaba excusas para encubrir su preocupación.

—Tsk... Misaki no deberia importarte el destino de un traidor, ¿No es asi?

Y sin querer, o quizás estaba ya destinado, se repitieron los mismos sucesos que cuando se conocieron, el oji-ambar poso sus ojos sobre el brazo del azabache, se alcanzaba a ver un rastro de sangre sobre sus muñequeras, pero muy poco porque este intentaba esconderlo.

—Saru, tu... Tu brazo esta sangrando! ¿!Pero como diablos te hiciste esto!?

—Fue con una hoja de papel de los informes que hacia. —Fushimi estaba completamente seguro de que esta mentira bastaría, sobretodo con una persona que tiene la mente tan pequeña y hueca, no se daría cuenta de la mentira exacta dos veces.

—¿Pero es que acaso eres idiota, Saru? ¡Como te puede pasar lo mismo dos veces! Mira que esta vez no tengo ningún trozo de tela con que ayudarte, tendrás que ir a una enfermería —se fue acercando a este —. Venga, yo te ayudo a ir.

Así como llego, Saruhiko se levanto rápidamente de la banca y se va alejando de Misaki como puede.—No! No quiero! Tsk... Mejor ve y preocúpate por cosas sobre tu clan.

Intenta caminar a una velocidad mas rápida y menos pausada, ignorando los gritos y maldiciones de Misaki que insistían en ir a una enfermería, en realidad, una felicidad retorcida se apoderaba de el, solo su atención era para el y lo hacia gratamente feliz aun al borde del colapso.

Se dirige a los cuartos del Scepter 4 con velocidad, no sabe ni como no ha caído ya, aunque no lo dispute, es un alivio, sigue caminando, con una profunda necesidad a encontrar su habitación, cuando por fin dio con ella busco sus llaves y abrió esta rápidamente.

<Gracias al cielo me encontré con un idiota que no entendería ni sospecharía mi mal estado.>

Saruhiko avanzo unos cuantos pasos hacia su habitación, logrando medio cerrar la puerta antes de caer desmayado sobre el suelo de su habitación.

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Despertó con un dolor ardiente en su cabeza y brazos, intento moverse, pero sintió un pequeño paño sobre su cabeza y volvió a recostarse evitando moverlo, definitivamente no recordaba haber llegado hasta su cama, ni mucho menos colocarse algo sobre su cabeza. Mira a sus alrededores pero no nota nada distinto... ¿De verdad el había hecho eso? No lo creía.

—Oh, veo que has despertado Fushimi-kun.—Munakata se le acerca con la sonrisa un tanto retorcida, Fushimi ya sabia que clase de conversación y regaños le iban a esperar.

—Tsk... ¿Que hace usted aquí? ¿Esto no es invadir mi vida personal?

—He venido a cuidarte, desde que tus compañeros y los gritos de Yata Misaki reclamando por lo palido y enfermo que te veías; no me fue difícil suponer que estarías desmayado en algún lugar.

—Tsk... —Fushimi no dijo nada, al fin y al cabo no podría inventarse alguna excusa que lo salvase, con el no servían, el no era Misaki.

Un silencio corto se planto entre ellos hasta que Munakata lo corto.

—Harás papeleo por supuesto. —Munakata sonrío al ver la expresión desgana que su subordinado puso.

Alli estaba, otro tiempo mas en el trabajo, justo lo que había querido evitar. —Tsk, no se que mas escribir sobre como apreciar mi vida.

—No es sobre eso, Esta vez quiero que escribas sobre que es lo que te importa y te motiva a seguir vivo. —Mientras decía esto, él retiraba el paño de la frente del otro, y colocaba uno nuevo.

—¿ Eh? Pero usted sabe que solo una cosa me importa en la vida...—Se dejo cuidar sin mucha protesta —. Misaki... Solo es él, Lo demás me trae sin cuidado.

—Entonces deja que Yata Misaki te ayude, deja que el te saque de este infierno.

Fushimi solo pudo negar suavemente con la cabeza y soltar un suspiro.—Nadie puede, incluso Misaki... Ademas... Primero tendria que adivinar con lo idiota que es.

—Hablare con el, entonces —Munakata se levanto de la cama comenzando a rondar levemente sin quitarse por muchos segundos de la mirada de Saruhiko —. Le diré lo que haces de una forma que incluso el entendería.

—¿Que? ¡No! No quiero que el se entere.

—¿Quien es el Rey aquí, Fushimi-kun?

—Tsk!! Como odio que usted use su poder para hacer lo que se le de la gana.

Reisi le brindo una de sus sonrisas extrañas antes de reír suavemente.—Es hora de unos pequeños cambios. Ahora, duerme un rato mas, mañana no tienes el día libre.

—Tsk... Lo sé. —Obedeció a la orden y cerro sus ojos cayendo en un sueño, que en vez de ser un sueño... Era un martirio de pesadillas.
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Estresado, parecía que en estos instantes esa palabra estaba corta de alcance para describir todos los sentimientos negativos que sentía el azabache, podría caerle un asteroide gigante a todo el mundo, pero aun así hoy no tendría la capacidad de alegrarse remotamente por ello.

—Fushimi! ¿Que mierda te crees? ¡Avanza mas rapido! Tu sueldo aquí no es por admirar como no haces nada.

—Tsk... Estoy agotado y usted simplemente grita mas, que estorbo — susurro.

—¿Dijiste algo?

—Uh.... Nada, Tsk, No dije nada.

—¿Sabes que? Mejor date un descanso de 5 minutos y vuelves. —Sorprendentemente la teniente, se había compadecido un poco del aspecto de Fushimi que llevaba una semana entera, sin pegar un ojo o dormir solo un par de horas, <pero solo un poco>, se decía a si misma.

Fushimi le agradecio mentalmente y se fue antes de que esta cambiase de opinión, desgraciadamente, se habia encontrando con sus compañeros que pensaron, que como era habitual este ultimo mes, estuviese a punto de desmayarse.

Fushimi solo se limito a responderles un simple:
—Tsk, no, metansen en sus propios asuntos.

Y con eso, se retiro, dejando con las palabras en la boca a estos, tenia un poco de hambre, así que decidió salir del edificio a comprar algo cerca de allí.

La luz cegó un poco sus ojos ya que tantos días en vela y solo con la luz artificial que le propinaba una pantalla, acostumbrándose poco a poco se dirigió a un pequeño restaurante, el lugar era un poco rústico, pequeño y con mucho bullicio.
Se sentó en una de las pocas mesas vacías que quedaban bastante lejos de la gente y ordeno lo primero que vio y no tuviese verduras.
Se quedo mirando a la nada mientras aguardaba a que le trajesen su pedido, sus días últimamente iban de mal en peor, esta ultima semana, sus cargas habían sido demasiadas y sumándole tener que lidiar con su capitán y sus sermones, e idiotas de compañeros que solo retrasan y desperdician tu tiempo lo tenían desquiciado.

<Hmp, no he visto a Misaki en toda la semana, ¿Donde estará? ¿Con quién?>.<Al menos, con Anna ahora como reina, Misaki habrá dejado de llorar por Mikoto-san>

—Tsk... Como desearia que el jamas hubiese conocido a esa bola de pandilleros.

Se quedo un rato mas divagando en sus pensamientos sobre Misaki, hasta que la puerta del restaurante sonó trayendo consigo unas risotadas fuertes, este alzo la cabeza encontrándose con varios de Homra junto con Misaki.
Su pecho ardió de envidia y rabia, vio como se sentaban todos no tan lejos de este, vio silenciosamente como sus nuevos amigos lo molestaban y lo tocaban, su rostro se deformo, sus celos lo consumían, ademas que un sentimiento de tristeza lo envolvía. Sus ojos se posaron en su bella flor.

Esa sonrisa.
Esa sonrisa deslumbrante que quemaba su alma, que lo llenaba, no iba para él, su compañía y sus miradas ya no les pertenecía solo a el y lo amargaba intensamente.

<Justo en un día como este> Se lamento el azabache. <Tsk... QDefinitivamente no podría ponerse peor.>

—...Señor... Señor!... SEÑOR!. —Un grito al lado suyo lo saco de sus pensamientos.

—Tsk... ¿Que pasa? — giro su rostro y se encontró con la mirada de molestia de la persona que traía su comida.

—Su comida. —La puso un tanto brusco y se retiro de allí rápidamente.

Se percato de que la mayoría de personas en el lugar se le habían quedado mirando la escena, Fushimi solo chasqueo la lengua fastidiado de tantos chismosos y alzo su mirada de nuevo en Misaki, encontrándose con la mirada de este también, una mueca de fastidio adorno el rostro del oji-ambar y Fushimi supo que solo con eso lo había terminado de destruir.
Su apetito desapareció, incluso si quisiese desahogarse molestándolo, no tenia ganas ni fuerzas, trato de comer algo de lo que había pedido, pero su estomago estaba completamente cerrado y si lo intentaba un par de veces mas definitivamente vomitaría, sin contar que sus ojos picaban y un nudo en su garganta se había formado.
De repente queria salir lo mas rápido posible de alli y quedarse haciendo molestos reportes hasta el día siguiente, dejo un poco de dinero sobre la mesa y se fue de allí sin probar ningún bocado.
Se dirigió hasta su departamento a pesar de haber dicho que querría hacer trabajo, si veía a algunos de sus compañeros haciendo sus idioteces, explotaría.


Cuando llego a su habitación y cerro la puerta, todo se desborono, no pensaba con claridad y solo dejo que el dolor lo consumiese y acobijase para calmar su dolor emocional con uno físico, se dirigió a donde tenia su bisturí y otras cuchillas...


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