Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Memoria por CriminalGTOP

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Aclaraciones pertinentes al final del shot.

By JiYong.

10 años. Cumplir 10 años de carrera era una idea que no me gustaba, la presión aumentaba a cada instante. Pero al menos no los cumplía solo, Seung por supuesto envejecía conmigo y eso me aliviaba. Sí bien él y yo éramos amigos por estas alturas, llevábamos una vida prácticamente idéntica con todo eso del trabajo y las obligaciones. Todo era idéntico exceptuando un detalle, los sentimientos.

Se suponía que compartiendo tanta vida juntos, todo debía ser igual para los dos ¿No? y yo tenía muy claro lo que sentía, sin embargo desconocía si a él le pasaba lo mismo… siendo forzados por distintas situaciones nos habíamos alejado de lo que alguna vez fuimos estando juntos y hoy en día todo se había reducido a una insultante cordialidad que no iba más allá de ser amigos. Desde entonces siempre ha jugado diciendo tonterías… tonterías que a mi parecer eran cosa de ex-amantes, en situación de amigos, que deberían volver a ser amantes: “JiYong, no puedo vivir sin ti” “JiYong te necesito siempre cerca” “JiYong si tú te vas me sentiré solo” “JiYong eres toda mi vida, si te mueres yo me muero” Solía decir ese tipo de cosas ¿Se supone que los amigos a veces dicen esas cosas...?   Aún así, como estoy enamorado de él, todo lo que diga voy a retorcerlo e interpretarlo como una señal en la que me está declarando que también le gusto.

Como sea, estábamos cumpliendo 10 años, algo más que compartir con Seung, la vejez de este largo camino. Y apuesto que si él se arruga seguirá viéndose tan hermoso como ahora, porque para mí siempre será perfecto. Así que hoy debíamos estar juntos, aunque claro, había un problema.

– ¡¡¡Taph Taph Taph!!! – me anuncié a voz en grito dentro del estudio, molestándolo como los inmaduros que éramos. Sólo el silencio me saludó entonces. Buscándolo como un loco finalmente di con él y con el problema. El problema de larga cabellera, pequeña cintura y una cara de actriz porno que no se aguantaba. Y ahí estaban, mi ex-amante ahora amigo que debería volver a ser amante, morreándose con el problema, ella sentada encima de él, tan guarra como siempre, disfrutando de Seung y yo ahí parado como idiota sin saber qué hacer. Lo primero que se me cruzó por la cabeza fue meterle un golpe y sentarme yo sobre mi ahora buen amigo, para besarlo incluso de una forma más intensa. Después me acordé que el problema es más que un problema… es su novia. No había perdido el tiempo, ella ahora era su novia… y yo su amigo. Y ella su novia. Y se lo está comiendo frente a mis ojos y yo soy el cero de la historia. Mientras se me cruzaban estos pensamientos, la escena se diluyó lentamente cuando Seung me notó parado frente a ellos, o quizás habrá sentido en su mente mis desesperados intentos de quitarle a la novia de encima.

– ¡Eh JiYong! ¿Qué estás haciendo ahí?

– ¿Te gusta vernos? –preguntó la Barbie insípida medio girando la cara, con esa expresión tan puerca después de saborear a Seung. Y todavía se hacía la graciosa. Haberse visto tanta confianza con un señor como yo. Qué se creía…

–Vine a buscar a mi amigo –contesté cortado, que no se me notara la envidia.

– ¿Pasó algo? Es muy temprano todavía, creí que dormirías un poco más –sonrió mi hermoso compañero, quitándose de encima a la novia, haciéndola a un lado. Observé lentamente si le había dado una erección, estaba a medio hacer, por lo visto apenas habían comenzado. Desde que se había conseguido a esa occidental su caparazón de caballerito se había ido a la mierda. Ella le acostumbraba a ser atrevido en la intimidad, a perder los modales, la compostura. Y no sabía sí eso era bueno o malo. Cuando le veía así tan suelto me recordaba a sus primeros años en los que era sólo un chico más, haciéndose el malo con sus ropas anchas y gastadas, dorados años para nuestra historia dónde todo se veía en mil colores distintos a los de ahora… el hecho de ver esa adolescencia perdida emerger a la luz me producía nostalgia, acelerándome el corazón. Pero quien lo disfrutaba no era yo, esa era exactamente la parte negativa, conmigo frío como el hielo. No era justo.

 –No pasó nada, sólo estamos cumpliendo 10 años –que no se me notaran los celos.

– ¡Lo sé! ¿No es genial? Todos van a saludarnos, recibiremos bonitas cosas, nos reuniremos con nuestros amigos ¡Habrá fiesta! –al oírlo tan animado, yo también me animé. Sin embargo la felicidad duró poco cuando la Barbie insípida carraspeó con una mueca de disgusto– Ah… esto… cierto, lo olvidé por un momento– ese tono de disculpa y sumisión por parte de Seung me reventó la paciencia.

– ¿Olvidarte de qué? –indagué malhumorado a más no poder.

–Seung me voy para casa ¿Vale? Iré a ordenar un poco, te veo luego –se despidió la puerca y me saludó con un simple movimiento de cabeza.

–Bueno, sí JiYong, verás –comenzó, esto se iba a poner feo– Ella quiere que este festejo lo pase sólo con ella.

– ¿¡QUÉ!? –que sea un chiste lo que estaba oyendo, mejor que fuera un jodido chiste.

– ¡Sí sí! ¡Ya sé! No te enojes, es que ella me ha dicho que habitualmente en cada aniversario hacemos grandes fiestas, por los clubes y todo eso, por eso este año me pidió que le dé un poco más de atención… que sólo brindemos entre todos rápidamente y luego estemos tranquilos en otro lugar más calmado lejos de la juerga… sabes que en algún punto tiene razón, siempre la descuido por el trabajo… – ¿Qué tenía razón? ¿Qué la pase solo con ella? ¡Una mierda!

Para entrar en detalle, la bruja lo tenía hipnotizado. Lo había conocido en uno de sus tantos viajes, con tanta mala suerte que a ella también le fascinaba el arte. Se presentó como toda una duquesa y cuando llegaron a intimar y descubrirse el uno al otro en más profundidad, ella mostró su verdadera cara. Como somos sus amigos, valga aclarar que encima a mí me confía aún más cosas, con el tiempo y el alcohol fue contándonos que la mujer con aires de realeza era bastante guarra y descocada, pero mantenía las apariencias por fuera. En resumen le conoció mostrándose una princesa y terminó siendo de todo menos una niña buena. Y lo peor es que ella le arrastraba a su mundo, lo volvía vulgar entre nosotros, decía groserías, perdía los modales, se morreaban sin descaro, cosa impensada en otro momento, teníamos que soportarlo porque puertas adentro era el único lugar dónde podían soltarse.

–Seung si me estás jodiendo con tus juegos no te hablaré el resto del día –mi expresión en ese momento era dura y asquerosa.

–Estaba buscando la manera de decírtelo, sé que te molesta, a mí tampoco me gusta mucho la idea pero ella tiene razón, al menos una vez quiero conformarla.

–Oye quizás no te has enterado todavía, te lo voy comunicando. Yo soy JiYong, un placer, tu compañero de trabajo, aventuras y otro tanto, crecimos, vivimos juntos y cumplimos una década del proyecto que comenzamos con tanto esfuerzo. Y una tipa que te follas por las noches te está pidiendo que dejes todo eso de lado para irte con ella ¡Viva el descaro!

–La tipa tiene nombre y es mi novia –gracias Seung, no vaya a ser que se me olvide.

–Me importa una mierda, suficiente me la aguanto en nuestras salidas, metida en nuestra vida diaria.

–Ella no está metida, yo la meto porque la he elegido como mi pareja ¿Puedes respetar eso? –y encima de buen novio lo que me faltaba.

–Si esta noche te vas con ella Seung, te juro, pero te lo juro, algo entre nosotros va a romperse. No me importa si es tu novia, si tiene nombre, y si te morrea desde la mañana en nuestro estudio como una cerda, si tú me dejas solo este día tu pequeño buen amigo cambiará, te lo juro.

Y me largué, a la mierda el estudio, así estaban las cosas y el ultimátum estaba echado. La Barbie insípida robándome a mi Seung, mi vida, mi privacidad, mis salidas, mi gente, y ahora también mi aniversario ¡Por mis huevos! Por mis jodidos huevos que me robaría mi aniversario, Seung si eres estúpido vete con ella, pobre de ti. Habrá que verse, un ex – amante ahora amigo que debería volver a ser amante, dejándome por un coño que debe estar igual de operado que su rostro. Qué pollas veía Seung en ella ¡Ni siquiera es real! Venga ya, yo soy pura belleza, soy hermoso, lo sé yo, lo saben mis amigos, lo saben mis fans, las que no son mis fans, los gays y los que no son gays. Soy hermoso ante todos ¿¡Por qué no ante él maldita sea!? Si nada más hace falta que me cuelgue un cartel de lo obvio que soy cuando lo miro enamorado como un imbécil. Pero no, ahí está detrás de ese redondo culo de modelo que tiene la insípida ¡Bah! ¡Y QUÉ! Yo también he sido modelo de muchas marcas y uno muy caro por cierto ¡Y TAMBIÉN TENGO UN BUEN CULO! Yo lo tengo todo ¡Todo! Hasta su mismo sexo… bueno ese detalle bien podría dejarlo de lado, no hace falta aclarar que oscurece. Pero sí, sí coño sí, sé que soy sensual, sé que Seung ahora parece ir de que le gustan las mujeres ¡Y yo lo soy! Bueno podría serlo sí me lo pide ¡No sé! Hasta en eso joder, mira que sí podría, una hermosa mujer, vestiría como una todos los días sin pensarlo sólo para tenerlo conmigo y ni así ¡Ni así me mira! Hay que ser desgraciado en esta vida teniéndolo todo y al mismo tiempo no teniendo nada.

Y así estuve matándome todo el día pensando porqué Seung prefiere el envase plástico al envase original de vidrio. Quizás busca el envase plástico porque es más liviano y más cómodo. Quizás si bebe del envase de vidrio las cosas se volverán problemáticas, el vidrio es pesado y peligroso. Pero aún así el vidrio siempre fue primero ¡El maldito vidrio siempre tiene que ser primero! El plástico no brillará al sol como lo hace el vidrio, el plástico podrá derretirse fácilmente ante la más mínima flama que le acerques, hasta el contacto más sutil lo destruye, pero el vidrio siempre es resistente, si sabes cuidarlo y no lo golpeas, el vidrio puede soportar intensamente el fuego que éste no sucumbirá… yo no me quemaré con tu fuego si me tocas Seung, pero si me descuidas hoy, será el golpe letal para que me quiebres. Y una vez que el vidrio se rompe…

No, eso no puede pasar, por muy bestia que él sea debe cuidarme, protegerme, como todos los años que hemos estado juntos, pegados, así es como vivimos, así es como respiramos. Uno al lado del otro. Y si el plástico viene a meterse en el terreno del vidrio con gusto le meteré un lanzallamas por el culo y lo sacaré de en medio. El plástico me la puede soplar olímpicamente, aquí es la nación del vidrio. Y que no me toque las pelotas.

Entrando la noche cada hora que pasó me carcomió la mente, pensando en cómo seguiría mi vida sí él llegase a atreverse con semejante traición. Recibimos los saludos y regalos de mucha gente, pero de Seung ni noticias. Seguro se había cabreado por mi forma despectiva de referirme a la insípida pero si ni él quería estar con ella, vamos se le notaba mucho mientras ella le abrazaba y besaba y él le correspondía… ya JiYong respira, respira. Y ya van a dar las jodidas once y media de la noche y el maldito nada. Qué decepcionado estaba de ti amiguito, te pierdes por un culo. No podía deprimirme, no me lo permitiría, Seung que te folle el plástico, porque el vidrio irá de marcha a brillar con las luces de la noche, allí abandonándome a los brazos del alcohol en busca de compasión etílica. Me iba a ir a dónde sea, con quién sea, a matarme con las bebidas quién sabe.

Sin más balbuceo fui a casa a pegarme una ducha, me arreglé como el muñeco más caro de la tienda, ni un Ken era capaz de rozar siquiera mi belleza y Seung sin embargo se quedaba ahí con la Barbie. No importaba, ya estaban llegando las doce menos cuarto y estaba en mi punto máximo de esplendor, vestido para matar y al borde de llamar gente para festejar perdido en alguna parte. Todo iba llevándolo como podía pero fue entonces cuando lo oí. Un tímido tintineo de llaves abriendo las puertas de casa, no me lo podía creer… las había guardado después de tanto tiempo y todavía tenía cara de pasar como si nada, agitando el llavero como en los viejos tiempos. Sí, sí era él, y entró, de lo más campante llamándome medio alzando la voz.

–¡¡¡JiYongieeee!!! –Ahora vuelves, perro arrastrado– ¡Estoy aquí JiYooong!  ¿Dónde estás? Los chicos me han dicho que te fuiste muy pronto, que andas con una mala hostia inaguantable, dicen que estabas así porque yo no estaba presente, vamos, no es para tanto –estoy muerto vil traidor, pensé comiéndome la rabia a bocados. Salí del cuarto acomodándome la ropa, pasando como de la mierda de él, en busca de dinero para mi gran noche– ¿Te vas?

–No te importa.

– ¿Dónde te vas tan arreglado?

–Por ahí, tú puedes irte también pero a la mierda.

– ¿Dónde es por ahí? –su tono de voz comenzaba a irritarse, púdrete. Le ignoré y me pegó un sacudón tomándome del brazo para que le preste atención– Te estoy hablando JiYong, deja de comportarte como un caprichoso –bueno, pues estaba claro, hoy Seung no termina el aniversario sin que yo le clave algo en los ojos.

–Hablando de caprichosos, el que se va tras el culo de la insípida termina volviendo al festejo de dónde no tendría que haberse movido. Y yo soy el caprichoso… me corté de todo vale sí, me iré a mi propia fiesta con mi gente. Por lo visto no conoces el sentido de la vergüenza entrando a mi casa como si fuese la tuya, no lo conoces por eso nos has dejado tirados a todos, ni siquiera es por mí, esto se trata de nosotros, del grupo… –murmuré.

–Sé que estuve mal, perdóname.

–A mí no me pidas perdón, y que te vayas a la mierda por favor. Quién sabe porqué viniste, seguro ya te montaste algún escándalo y no tienes dónde ir a caerte muerto, pues claro no vas a aparecerte en la fiesta con mala cara ¿Verdad que mantienes las apariencias aún?

–Sí monté escándalo –suspiró– De hecho me la he pasado peleando desde la mañana…

–Qué mal por ti Seung, te quedas sin colocarla esta noche –lo aparté del medio– Muévete que me largo.

–He peleado por venir a verte –soltó, y mi estúpido corazón latió con fuerza, deja de humillarme joder estábamos juntos odiándolo hace unos instantes– Aunque ella tenga razón… no me interesa, yo quería pasar el aniversario contigo, desde el primer momento que intentamos cenar… después de pelear todo el día… yo ya te estaba extrañando –balbuceó como un tonto– Digo a ti a los chicos –y sí, yo a Seung le iba a clavar algo… no sé si en los ojos…

– ¿Y? –no se la iba a llevar fácil, me puse reticente.

– ¿Cómo y?

– ¿Y a mí qué? Desde el momento que consideraste irte a pasarlo con ella ya me has traicionado.

– ¡VINE DE TODAS FORMAS PORQUÉ ERES TAN DIFÍCIL!

– ¡A LAS DOCE DE LA NOCHE CUANDO YA CASI TERMINA EL PUTO ANIVERSARIO!

– ¡Pero vine JiYong! ¡Vine porque te extraño, porque te necesito conmigo este día! –Seung de veras yo te voy a clavar algo… un beso que te va a dejar en coma hasta el otro día. Deja de mirarme así, con tus enormes ojos, buscando perdón, buscando paz conmigo.

–Quisiera saber qué tanto me extrañas –vacilé, hablando en todo el doble sentido posible.

–Te extraño tanto que si no estoy contigo comienzo a ahogarme –que alguien lo parara, antes de que yo le quite todo lo “amigos” que teníamos para poner todo lo “amantes” que tenía ganas en ese momento – Siempre estarás por delante de todo, ya te lo dije mil veces JiYong. Prefiero que ella se enoje a que tú lo hagas, ni hablar de que estés lejos, en este tiempo te has vuelto tan buen…amigo… –pronunció esa maldita palabra con dolor, y en mi mente ya podía recordar las veces que le había visto desnudo… completo para mí… tan desnudo como sus confesiones en ese instante.

– ¡Já! Qué fácil se arreglan las cosas hoy en día –evitaba su mirada porque me le lanzaba, yo me le lanzaba ahí mismo.

– Perdóname JiYong, anda ¿Me perdonas? –te perdono todo. Eso deseaba decirte, todo lo que me has hecho, hasta el último desprecio, hasta la última gota de ignorancia conmigo todo este tiempo…

–No, vuelve con ella.

–No seas así, comamos juntos, salgamos si quieres. Sushi… como en los viejos tiempos ¿Qué te parece?  –me parece que quiero saltar de alegría. Será manipulador, es que acaso está manejándome para que deje de estar enojado o es que acaso me estoy imaginando que está intentando ligar conmigo es que no lo entiendo, me tenía hecho un lío.

–No… no sé –me le quedé mirando, como un imbécil una vez más, me tenía ganado por completo pero no lo dejaría vencer, no señor. A mí nadie me deja de lado. Me di la vuelta y me puse de peor humor si era posible. Rebuscaba dónde había dejado mi puta billetera, ahí tenía todo lo que necesitaba, y mientras revolvía tiraba las cosas con fuerza y desprecio. Le oí suspirar mientras observaba la escena.

–Venga JiYong –me tomó del brazo, esta vez siendo suave pero yo me giré como un toro metiéndole un empujón de muerte.

–No me toques, qué parte no entiendes. No quiero que me toques estúpido.

– ¿Nos vamos a llevar así? ¿ESO QUIERES? –genial, ahora Seung perdió la paciencia y los golpes estaban casi en puerta.

– ¡Vete a la puta mierda idiota! –y le arrojé un libro que se me cruzó en el  revoltijo, él, rápido y con buenos reflejos, le pegó de lleno sacándolo de la trayectoria evitando el ataque. Yo me volví loco lanzándole más cosas que encontraba a mi paso, una cajita de cuando compré un anillo precioso, un bolígrafo, el estuche de un par de anteojos– ¡Me tienes hasta los huevos con tu novia siempre metida en dónde no debe estar! ¡Somos tú y yo! ¡TÚ Y YO! –y ahí estaba, como un debilucho haciendo la escena del celoso, mis ojos me picaban porque quería llorar, no de tristeza, sino de indignación y rabia– No creo que puedas entenderme, no creo que puedas sentir lo que yo siento, porque es que tu ya te cagas en todo lo que tenemos como compañeros. Ya no tenemos nada que compartir, porque en todo, todo, todo, TODO, hay un tercero, y ese tercero es tu novia. Éramos felices, tan unidos, tan… tan… ¡Tan nosotros sin ella! Antes era mejor, siempre fue mejor –contuve los mocos con gran dignidad ordenando las cosas alterado– Siempre fue mejor… –repetí, ya suspirando cansado de la misma mierda de siempre. Y, silencio. Porque no podía decirme nada, yo tenía razón y él lo sabía. Sólo quería que se largara y me dejara en mi inmundicia solo. Seung no había roto el vidrio que debía cuidar, lo había rayado y no sé qué era peor. Cuando encontré por fin la maldita billetera fue todo, me iría de juerga y que él se muriera. Me lo pasaba por el culo. De reojo vi cómo Seung observó mi hallazgo y entendió que lo próximo sería que yo me fuese. Me giré dándole la espalda comenzando a revisar cuánto dinero tenía en la billetera y en ese preciso instante un tacto gélido y penetrante me estremeció por completo. “Seung Hyun” gritó mi corazón bombeando a 150.

Su mano derecha tapó mis ojos, como cuando te esconden una sorpresa, como cuando éramos pequeños y enamoradizos… el tiempo se detuvo en la palma de su mano rozándome el rostro, todo el universo cabía en su infinita ternura, usando un truco tan cruel como ese, nuestro juego secreto para decírmelo todo sólo con ese gesto. Había momentos en que peleábamos y siempre nos gritábamos cosas por su conducta inapropiada y la insoportable novia en medio, muchas veces interpreté cosas en doble sentido pero siempre concluía que era tan sólo mi imaginación. Esta vez pensé que sería igual, pero algo cambió, ese arrebato de traer el pasado hasta su mano y volcármelo en mis ojos para que pueda volver a verlo, a vivirlo en ese instante que era eterno, el pasado podía reconstruirse en un impulso, en un choque, un contacto, como sí con su mano pudiera borrar nuestro congelado presente y llevarme a un lugar mejor, dónde sólo existiese nuestro espacio, dónde sólo estaríamos él y yo. Su mano izquierda me tomó por la cintura, pegándome a su cuerpo. El tacto gélido pasó a ser infernalmente caluroso y puedo apostar que mi cuerpo marcó la forma de sus brazos al igual que una quemadura profunda. No fue el hecho de que me tocara, siempre me tocaba era su amigo, el asunto iba por otro lado. Sus intenciones. Y a mí me estaba dando un subidón de adrenalina y sangre a la cabeza que en cualquier momento derrapaba.

–Lo siento –susurró con su aliento caliente sobre mi oído, su voz eróticamente golpeando mis sentidos me destruyó los nervios. Maldito seas porqué tienes que susurrarme así– Debo portarme mal, para evitar un mal mucho peor…

– ¿De qué estás hablando? –gemí… sí gemí, súbitamente inapropiado– Estás muy encima Seung, te estoy sintiendo todo…

–Yo también –me provocó, apoyándome con la entrepierna en el culo, estaba haciéndolo de nuevo, como antes…– ¿No te gusta? –Sí… si me gus… ¿PERDÓN QUÉ? ¿QUÉ DIJO?

¿Qué dices Seung? ¿Qué estás haciendo? –ahí iba yo, el estúpido que disimulaba como siempre, queriendo portarme como la gente decente una vez más. Por lo visto Seung estaba en otra labor esa noche, la labor de atraerme hasta su mundo una vez más.

–Mmmm… –gruñó refregándose contra mí, que me llevara el demonio, yo así no podía– Hola JiYongie –me saludó apoyando su frente en mi nuca, sentí el calor de su respiración y su mano bajó de mi cintura lentamente hasta mi entrepierna, me moría entero –No te asustes, déjame, sólo por hoy, déjame – ¿Y quién decía que yo me iba a negar? Tenía los ojos cerrados tragando saliva a ver si con eso me tragaba también el placer desenfrenado que me estaba trepando el cuerpo, todos los sentidos me daban vuelta, estaba confundido pero sólo estaba seguro de una cosa: De Seung. Y él estaba ahí detrás de mí apoyándome como un burro, apretándome el pene sobre la ropa, que por cierto estaba comenzando a crecer a pasos agigantados y él lo notaba, supongo que fue suficiente señal para que espabile y se dé cuenta de cómo me ponía– Prometo cuidarte… los primeros diez minutos –sonrió repitiendo esa frase, la misma que me dijo cuando hicimos el amor por primera vez, las paredes se derrumbaron a mi alrededor… él estaba imaginándose ya en su mente los planes que tenía, pícaro y sucio– Pasados los diez minutos, se termina mi control… –me besó en la nuca ¡Me besó!– Y entonces nadie puede pararme –y con un mordisco en mi cuello, cual vampiro, se comió lo poco que nos quedaba de amistad. A la mierda todo.

Seung… –él siguió en lo suyo mordiéndome la piel, y suavizando el ardor con su lengua, salivándome el cuello entero.

–Hueles a JiYong ¿Sabes cómo es ese olor? El olor a JiYong… es olor a sexo –dicho esto me apretó con saña la entrepierna reafirmando su declaración. Recordaba absolutamente todas las frases que me dijo la primera vez. Yo estaba erecto y shockeado, pero feliz –Y es olor a amor… –me derretí, abandonándome a sus caricias, con su voz de sirena seduciendo mi mente, tocando dónde debía tocar. Me giré restregándome contra él para besar su boca por primera vez en mucho tiempo. Sus labios húmedos y rojizos esperando besarme, esos labios que ella tocaba todos los días, hoy serían purificados por los míos. Borraría todo rastro de su novia y lo llenaría de mí, así me gastase la piel. Cuando nuestras lenguas se unieron ya estábamos en el fondo del pozo, lejos de los lazos amistosos hundidos en la lujuria y el pecado, sin importarnos nada. Su saliva tenía un sabor diferente a todo, nunca jamás hubiese encontrado nada parecido, sabrosa quería más mucho más y así lo hice. Enredando mis manos en su pelo, apretándolo hasta despeinarlo sin parar, no lo dejaría escapar, no otra vez, era mío, no lo dejaría. Y él tampoco a mí, aferrando sus manos en mi trasero tan fuertemente que me comunicó con ese arranque que yo le pertenecía, que me deseaba, que también quería más y yo le di más.  Separándome y tomando aire a través de grandes bocanadas, agitado igual que él, lamí su nuez de Adán, pasando mi lengua hasta su mentón humedeciéndolo, el sabor de su piel era erótico, afrodisíaco. Mientras mi piel y mi lengua rozaban su rostro salivándolo suciamente, sentía el calor que estaba desprendiendo, lo maravilloso de la excitación al generarte calor de dónde no tienes. Y se movía, su pecho se movía tomando aire como un loco, podía oír su desesperación, su sangre, igual que la mía, estaba alborotada golpeando con fuerza nuestras venas. Y sus manos como tentáculos siempre aferradas en el trasero hasta entonces ilegal de su amigo, no se detenían, y yo estaba loco. Loco por su posesión, por su dominación, sin necesidad de palabras. Juntamos nuestras bocas otra vez y Seung me tomó por las mejillas para fijar el beso completamente, estaba haciendo fuerza con su lengua descargando su deseo contra la mía, y no dejaba de pensar que ahora mi boca estaba llena de Seung, fogoso, húmedo y morboso exactamente como cuando estábamos unidos. Su barba apenas creciendo, me raspaba los labios, y eso me hacía buscar más contacto, me gustaba, me gustaba esa molestia, ese dolor en mi piel delicada, quería su aspereza, su fuerza. El beso era tan sucio que por momentos nuestras lenguas se salían de la boca y nos empapábamos hasta la nariz, Seung no era un actor porno, no era el rey de la cama, no era un semental harto de experiencia, Seung era el porno. Él era el porno. Y era el cielo en la tierra, cuando le miraba a los ojos en cada rastro de excitación, podía ver que siempre estuve ahí, que sólo me miraba a mí, con su brillo, resplandeciente como los diamantes, adorándome como la criatura más indefensa de la tierra, protegiéndome. Sus ojos me tragaban, me hundía en ellos, la sexualidad era secundaria cuando al mirarle la cara su amor estaba completamente expuesto, una mirada que no podía ocultar de mí, evidente, amenazante, exponiendo su corazón sin vueltas, sin complicaciones, tan solo nosotros dos.

Me fue guiando hasta el cuarto, mi cuarto. Dónde tantas noches me mortifiqué pensando que él estaba en otro lado de la ciudad, lejos de mí, entre otras sábanas. Maldije tantas veces esas sábanas que podían abrazarse a su cuerpo de David, de perfecta escultura. Ambos estábamos ciegos de placer, y a rastras esquivábamos las cosas hasta llegar al cuarto, tenía flashes del camino, todo se me mezclaba y sólo podía sentir. Sentía como no paraba de comerme la boca y de apretarme el trasero presionando entrepierna contra entrepierna.

Mis piernas tocaron la cama tras unos cuantos empujoncitos que Seung me propinaba echándome hacia atrás. Por mí que me diera sobre el suelo, ya no me importaba nada más, ni siquiera dónde me iba a poseer. Me tiró sobre la cama, sin despegarse un solo momento de mí, y seguimos besándonos de la misma forma, desesperada, rasposa y húmeda, la saliva seguía generándose a favor nuestro. Fue entonces cuando él cortó el beso y me miró a los ojos, detenidamente. Sus ojos eran bestiales, letales. Nos comunicábamos telepáticamente, con esa mirada sabía lo que me estaba diciendo, entendía perfectamente que me estaba confesando que quería matarme sobre el colchón y que por lo acontecido hasta el momento, venía deseándolo hace mucho. Seung no estaba nervioso, no estaba haciendo las cosas espontáneamente. En sus caricias, en su beso guarro y perdido, estaban claras las cosas. Venía reprimiéndose, venía aguantándose. Su fuerza y su trato eran intencionados, planificados, él quería hacerlo y lo estaba haciendo. Y yo lo estaba gozando como un maldito adicto. Y tras esos eternos segundos mirándonos con profundidad y una pasión imposible, él se acercó para seguir la lucha de lengua contra lengua otra vez, pero antes de tocar siquiera mis labios, emergió desde lo más hondo de mi ser una petición.

–Desnúdame –le pedí, sobre su boca, mi aire inundó su cara y Seung inspiró sonoramente por la nariz. Sin decir una sola palabra, se volvió loco desabrochándome los pantalones y a tirones bruscos me los arrancó en un segundo. Hizo lo propio con mi camiseta, arañándome con sus uñas mal cortadas la piel. Se colocó sobre mí, abriéndose de piernas posando sus rodillas a los costados de mi cintura, y se quitó él también la ropa, comenzando por su camiseta. Al alzar los brazos pude ver sus músculos enormes e increíbles, Seung tenía un torso y unos brazos de escándalo ¿Puedes ser tan erótico? Cuando desabrochó sus pantalones, el cinto colgaba a un lado y me miró, yo lo miré también y me sonrió haciéndose el galán. Saliendo de encima un momento y parándose al costado de la cama, se deshizo de sus pantalones.

Yo no tengo un quita ropas personal…

–Puedo desnudarte las veces que quieras –contesté en actitud provocadora y me lamí los labios hinchados. Seung volvió a mirarme como hacía unos instantes, posesivo y dominante, se tiró otra vez sobre mí aún con sus bóxers negros, iguales a los míos. Hasta en eso, idiota. Y mientras estaba ahí apoyado en sus rodillas, alzado sobre mí, descarado como yo solo puedo ser, le di un tirón a sus bóxers y se los saqué, bajándolos hasta la media pierna, pude sentir como se trababan un poco en su trasero y eso me hizo agua la boca. Seung era perfecto en todas partes. En todas partes… todas…

–Parece que estamos ansiosos… bien, aceleremos entonces –pegó un tirón a mis bóxers también, mientras yo yacía en la cama y me los sacó un poco torpe, su ropa interior aún seguía entre sus piernas. Liberando mi cuerpo totalmente de la ropa, a continuación liberó el suyo. Ahora estábamos idénticamente desnudos.

Sin embargo, para mi sorpresa, no se tiró como un tigre sobre mí, sino que se comportó suave y delicado. Descendiendo sobre mi cuerpo despacio.

Al primer beso sobre mi hombro ya me di por vencido. Me besaba el torso con una ternura imposible, mi cuerpo no lo aguantaba, era demasiado hermoso para ser real. Tenía sus manos apoyadas a ambos lados de mi cabeza, desnudo sobre mí, besándome la piel, a cuatro patas. Me moría, pero feliz.

Entonces empezó el show, su lengua se obsesionó sobre los tatuajes de mi torso. Lamiendo…lamiendo… calentita y esponjosa dándole caricias a mis tatuajes, estaba empedernido con ellos, incluso me raspaba con los dientes en ocasiones y yo sólo cerraba los ojos sintiendo como me oralizaba la piel.

Si sigues así, me los vas a borrar… –jadee agarrándome a sus fuertes brazos, ya inaguantable.

– Déjame probarte, déjame conocer tu gusto… –sigo igual que siempre, tonto…

– ¿Cuál es la parte que más te gusta de mí Seung? –la boca se me estaba secando de tanto tragar aire.

Son tus ojos –contestó sorprendiéndome y dejando de lamer ya mis tatuajes. Se ubicó nuevamente a la altura de mi rostro, mirándome fijamente. Yo continué aferrado a sus brazos, duros, enormes, sensuales.

¿Mis ojos? ¿Te pones romántico? No me tomes el pelo.

– ¿Quieres saber porqué son tus ojos? –vaya, lo decía en serio, me propinó un beso cortito en los labios– Tus ojos me gustan porque a través de ellos veo lo que deseas JiYong. Me miras como un enfermo, estás enfermo de mí –no me lo podía creer, qué me estaba contando… ¿Qué siempre supo? ¿Qué se dio cuenta? Vale que yo también era muy obvio. Entonces pegó su entrepierna a la mía y se refregó un poco– Estás enfermo de mí, enfermo de Seung. Y cuando te veo mirarme con esa enfermedad inyectada en los ojos me dan ganas de apretarte hasta que te sanes, hasta que sanes tu demencia…

–Los locos no pueden curarse.

–Lo sé, y esa es la mejor parte –sentenció mostrándome sus preciosos dientes blancos, estaba feliz, sonriendo a chorros. Se irguió sobre mi cuerpo tomando una de mis manos, la otra la entrelazó entre sus dedos. Guió mi mano hasta su entrepierna goteante y rojiza depositándola alrededor de él. Él me indicó el ritmo suave y pacífico que debía llevar en la masturbación que me estaba incitando a hacerle. Y yo gustoso. Retractó su cabeza alzándola al techo a ojos cerrados, pude ver como tragaba saliva de placer –Así… tócamela JiYong –no bastaba con el espectáculo, él hacía comentarios que me generaban pinchazos en el trasero deseando que me penetre de una vez– ¡Quiero que me toques! –gritó como un demente. Aceleré mi mano y él se perdió emitiendo gemidos roncos, yo lo observaba todo desde abajo y me podría haber corrido tranquilamente, ya había sido suficiente placer visual por el momento. Pero no lo hice. Aguantaría hasta lo último. Estaba machacándolo con tanta intensidad que Seung me quitó la mano bruscamente para no correrse, lo supe porque apretó mi otra mano enlazada a la suya, abrió los ojos como un salvaje y me volvió a fulminar con la mirada. Me había quedado la palma pegajosa, y como todo un puerco, me la lamí frente a su supervisión, él sonrió– ¿Porqué no me la lames así también?

–Porque eres tan débil que de seguro te corres –redoblé y él sonrió todavía más –Hazme lo que quieras –entregado me abandoné a él, se medio recostó encima de mí, siempre mirándome fijamente, respirándome en la cara, lo vi en un movimiento rápido fruncir los labios. Se traía algo entre manos y supe qué era en el momento exacto cuando me introdujo el dedo medio en el recto. Me observó para ver mi reacción, pero yo estaba tranquilo– ¿Porqué me miras así? ¿Qué esperas? –le provoqué sonriente.

¿No te duele?

–No, estoy bien.

– ¿De veras?

–Me he masturbado pensando en ti. Ya me ha dolido lo suficiente –dije, aunque esa frase podía remitirse a muchos significados, y Seung los captó a todos. Me introdujo el índice también y ahí estuvo un buen rato entrando y saliendo. Yo no sentía incomodidad para ser sincero, solo placer, los dedos de Seung me estaban follando y yo la estaba pasando en grande, el problema vendría después cuando…

–Yo también me masturbo pensando en ti… pero a tanto no llego –me confesó con un besito, sacando los dedos dentro de mí. Se agachó hasta uno de mis pezones y lo mordió con ganas, volví a apretarle los brazos, mierda yo ya no podía más, iba en serio, me iba a morir ahí debajo de él. Eso pensé, hasta que sucedió lo que debía suceder. Se aventuró hasta mi oído y vicioso de sexo me susurró– Eres pornográfico –sentí su mordida– Quiero hacerte el amor –lo que vino después merece la pena contarlo. Sin más rodeos se subió como un toro sobre mí y me abrió las piernas de un brusco tirón, se la agarró decidido y me levantó un poco, cuando estuvo conforme con la posición se vino sobre mí para tener mi boca cerca de la suya– Si te duele demasiado sólo dime –yo seguía mudo, observando y acatando todas sus intenciones, me hice a la idea de que eso dolería sobretodo porque la tenía enorme pero no me importó. Despacio, cuando comenzó a presionarme me resentí un poco, entonces recordé con quién estaba haciendo lo que estaba haciendo y el morbo empezó a dilatarme la mente, y la entrada también. Me presionó, duro e incómodo, haciendo un gran esfuerzo por no lastimarme más de la cuenta, porque el dolor era inevitable. Y poco a poco Seung fue entrando en mí, me revolví molesto, era muy molesto, pero lo iba a soportar si quería darme el mayor gusto de mi vida. Apretaba sus brazos con fuerza arañándolo y Seung buscaba el mayor cuidado para mí, poco a poco, mordí con fuerza aguantando hasta sentirlo completamente dentro y entonces él espero a que yo me acostumbrara. Fue difícil pero no imposible. Mientras me adaptaba a él, Seung me acariciaba el pelo y me besaba con una ternura irreconocible en él, sólo conmigo, sólo para mí. Eso me ayudo a distender mi mente y a relajarme por supuesto y fue útil llegado al caso. Me besó, intentando ser sutil, pero el beso comenzó a crecer con velocidad y entonces él y yo sentimos la necesidad de follar de una maldita vez. Y así lo hicimos.

Tranquilamente entraba y salía para preparar la zona y yo me la aguantaba sabiendo que sólo debía soportar un poco más, tras 10 minutos de intentar amoldarme, el dolor disminuyó y él lo notó en mi expresión de gozo. Lo vi mover la pelvis como un profesional, por supuesto Seung era el porno y porno era lo que estábamos haciendo. Lo sentí adentro, empujarme, abrirme, llenarme y no podía estar experimentando nada mejor. Su cuerpo estaba completamente sudado y observaba como se mordía los labios con los ojos cerrados sintiendo el placer. Seung no gemía alto, sólo carraspeaba en cada embestida y yo…

–¡¡¡Ahhh!!! –me salió del alma, yo no era de gemir tampoco, era un hombre no una puta, pero ese grito me salió del alma y Seung paró asustado– Sigue, sigue… –le incité– Sigue que me encanta –rogué y él sonrió conforme.

El ritmo de nuestro sexo se hizo fuerte y duro, nuestra primera vez haciendo el amor en mucho tiempo y era maravilloso porque Seung era maravilloso, cada lugar dónde tocaba, cada estocada salvaje que me llegaba a lo más profundo era suficiente para saber que no quería otra persona para acostarme más que él. Haría todo lo posible para follármelo las veces que me permitiera el  cuerpo. Iba a ser mío de todas las formas posibles. Cada vez que le veía apretar la mandíbula y mover el vientre para partirme en dos con tanta fiereza y a un ritmo sin pudor ni vergüenza es que yo me moría. El pene me temblaba en el estómago y cuando sentí que él ya no podía más, inesperadamente me lo sujetó con su mano y me lo apretó masturbándolo, en el momento que él se corrió dentro de mí, el glande de mi miembro recibió un apretón bestial provocándome la corrida al unísono también. El sexo con él era perfecto. Él era perfecto.

Se derrumbó sobre mí agitado y sudado, igual que yo. Estábamos pegajosos, yo más que él por supuesto y eso me ponía el morbo a cien. Refregó su rostro con el mío llenándome de sudor y volvió a mirarme a los ojos, llegué a pensar que me miraba tanto a los ojos porque quería registrar cada movimiento y reacción de mi parte. Eres tan hermoso Seung.

–Eres tan hermoso JiYong –sentenció como si me hubiese leído la mente. Sonreí.

¿Te gusto?

–Me vuelves loco –me besó, otra vez, húmedamente lengua con lengua para cerrar el acto que habíamos realizado.

No es enfermedad…

– ¿Qué? –preguntó confundido mirándome una vez más.

Cuando te veo, no es porque esté enfermo no es enfermedad. Es amor –pude ver que comprendía lo que le estaba diciendo.

–Por supuesto que es amor, siempre será amor –Me abrazó pasando un brazo por debajo de mi espalda apretándome el pelo con la otra mano. Sus labios impregnaron un beso cargado de amor sobre los míos.

Su novia había dejado que Seung viniese a mi casa para que se le pase el cabreo, ella confiaba que con su amigo JiYong estaría mejor. En efecto sí, pero no porque yo lo reconfortara como amigo, sino como amante. Ella no lo sabía, nunca supo nada de lo nuestro ni siquiera lo sospechó y yo disimulé cuanto me fue posible día tras día. Ese día algo cambió, algo volvió a su lugar de origen y sería muy difícil retroceder a partir de este punto, más bien creo que avanzaríamos hasta llegar muy lejos. No dejó a su novia, no aún al menos eso parece, pero esa noche definitivamente algo cambió, le esperé por mucho tiempo y ahora que tenía la confirmación de cuánto me quería no podía mirar hacia otro lado. Aunque siguiera comprometido con otra persona, conocía sus sentimientos. Esta vez el trabajo que tendría que hacer debía ser una tarea muy fina, en nuestros dorados años todo era mucho más fácil, éramos ingenuos, pequeños… ahora habría que partir de cero una vez más.

 

Notas finales:

¡Hola de nuevo desde el más allá! a lo largo de estos años, después de 10 pm los lectores me pidieron que continuara escribiendo, pero la verdad tenía mil historias larguísimas en mi mente y no tengo el tiempo suficiente. Decidí volver porque descubrí que aún después de muchos años mis escritos siguen siendo leídos y me pedían que algún día vuelva a publicar algo así que eso me llevó a estar acá. Este shot lo escribí hace bastante ya, con otros personajes a pedido de una persona pero siempre pensé que podía adaptarlo para el GTOP y acá está. Dudé en subirlo varias veces pero me decidí por fin, pueden dejarme sus opiniones, toda crítica es siempre bien recibida!!! Lamento sí perdí el ruedo al escribir o resultó aburrido, estuve fuera de carrera jajajaja de todas formas gracias por leerme una vez más.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).