Fue hace 6 meses, que su vida se escapó de mis manos, en ese entonces pensé que sin importar la situación, él siempre estaría apoyándonos, que siempre podría ver su enorme sonrisa y escuchar sus palabras con claridad.
-Eijun… ¿recuerdas el día en el que nos conocimos? Ese día estabas peleando con Azuma, y quise apoyarte jugando contigo-
La enfermera entra por segunda vez en el día, no quiere que permanezca más tiempo aquí, dice que a este paso, terminaré enfermando y le pido que me deje continuar sentado a su lado, quiero estar presente en todo momento.
-El doctor me ha ordenado realizarle algunos estudios, quiere asegurarse de que todo está bien-
-No necesito que me hagan estudios, háganselos a él, sáquenlo de ese estado-
La enfermera me mira decepcionada porque no quise recibir su tratamiento y sale de la habitación lo más rápido que sus piernas le permiten.
Me sentía culpable de que estuviera allí, no había podido dormir y comer como se debía, de tan sólo recordar mi crimen, no podía cerrar los ojos o soñar un segundo, el sonido que hacía a cada segundo “Pig” y las manecillas del reloj retumbaban en mi cabeza apagando mis esperanzas de vida.
-Eijun… ¿recuerdas cuando perfeccionaste tu lanzamiento hacia adentro?-
¡La máquina me vuelve loco!... ¡El reloj me pone nervioso!... la cama fría, su mano fría, su cabello cubriendo su frente, esos labios partidos, pálidos, casi azules ¡Todo de esta habitación me vuelve loco!... ¡Soy culpable!... ¡Culpable!... ¡Culpable!...
-Eijun, ¿recuerdas cuando lanzaste tú primer bola quebrada?-
Le hablo, pero ninguna palabra sale de sus labios, espero que se despierte, mientras me mantengo pensativo en esta silla fría, dura, que me recuerda la triste realidad.
-Miyuki… a Sawamura no le gustaría que dejaras el béisbol…-
Kuramochi dice esas palabras, pero a mí me entran por un oído y me salen por el otro, no soy consciente de la realidad afuera de esta habitación del hospital, me tallo el rostro con las manos para evitar mostrar mi desesperación, y él doctor entra con los padres de Sawamura, han tenido una larga platica, la madre de Eijun llora desconsoladamente mientras le mira dulcemente.
-Miyuki… tenemos que hablar fuera de esta habitación-
-Si necesitan hablar conmigo, hablen aquí, no pienso salir y dejarlo solo-
Me niego a salir, me niego a apartarme de su lado y no ser el primero en ver sus ojos cuando despierte, pero su padre insiste y me dice que serán por unos cuantos minutos, es tan rudo con su insistencia que termino aceptando más por obligación que por gusto.
Veo las flores que han traído todos los del equipo, que están afuera de la habitación, era extraño que se hubieran reunido justo ese día en el que yo tendría que salir por unos minutos.
-Chicos, Miyuki… no lo permitirá si se entera, hemos pedido hablar con ustedes porque necesitamos decirles la verdad-
-¿De qué verdad habla?-
-Yo se los diré, ustedes dos no están aptos para contarlo-
-Wakana… hija-
-Mamá, no tienes que preocuparte porque yo estoy en mejores condiciones, quizá Eijun no será mi hermano de sangre, pero siempre, hemos sido muy unidos desde que éramos pequeños-
-Pero… nos corresponde…-
-Por favor…-
-Hablen de una vez-
El pelirosa toma de la mano a Kuramochi que se está desesperando y habla tan bruscamente.
-El doctor ha hablado con los padres de Eijun, el golpe que se ha dado, ha causado un daño muy grande, y ellos, le han dicho a papá que… Eijun no despertará-
Haruichi llora tristemente por la noticia, todos se derrumban ante las palabras, y esperaban que el único que se mantuviera fuerte, fuese Kuramochi, sin embargo, aunque su gorra cubre gran parte de su rostro, Kominato nota como se le hacen brillosos los ojos y llora en silencio, mientras aprieta los dientes y sus puños de tristeza.
-Los doctores le han dicho a mamá que tenemos un único camino, y ese es dejarlo descansar, le han dado la opción de desconectarlo…-
El simple hecho de escuchar esas palabras era doloroso, cruel, no tenía sentido ¿Cómo podrían quitarle la vida a un niño de apenas 16 años? La respuesta era absurda, ese niño, ya no estaba vivo.
Los chicos me miraban desde sus asientos, salí hasta donde el padre de Eijun me lo pidió y me dijo con una voz firme
-Miyuki, tienes que entender que Eijun… se ha ido, está lejos de nosotros, algún día lo alcanzaremos, pero falta mucho tiempo para eso-
-No te estoy entendiendo…-
-Mi esposa y yo queremos que sigas con tu vida, y por eso, tomamos una decisión, sé que él lo habría querido así-
-No sé de qué estás hablando, pero quiero volver a su lado ya-
Me tomó de un brazo mientras marcaba por teléfono, y contestaba un
-Háganlo ya-
Sus manos trataron de soltarse del agarre, porque eso le estaba dando una mala espina, y su corazón latió fuertemente, más cuando el padre de Eijun lo abrazo fuertemente por la espalda
-Escúchame Miyuki, déjalo ir, mi esposa lloró mucho cuando el doctor lo sugirió, pero al verte, elegimos ese camino, lo desconectarán ahora mismo para que puedas ser libre-
-¡No! ¡No! ¡No me lo quiten! ¡No lo maten! ¡No me lo arrebaten! ¡Eijun, no puedes irte! ¡No me dejes solo!-
Gritaba fuertemente mientras se trataba de zafar, el mayor también lloraba pero se esforzaba por retenerlo.
-Sawamura, en esta práctica te enseñaré muchas cosas-
Si Eijun aprende a batear, será mejor, quizá podría competir por el puesto de estrella.
-Mira desde la caja de bateo como lo hago para que aprendas a batear-
-¡Si!-
La pelota salió volando rápido y di un batazo, ¡Si tan solo no hubiera soltado el bate de esa manera! O ¡Si tan solo no hubiera forzado a Eijun a estar ahí! El no estaría en esa cama
Solté el bate, la muñequera de Eijun cayó al suelo, y se agacho para recogerla, el bate golpeó su nuca y derramó sangre, todos corrimos a él, tratábamos de auxiliarlo, el entrenador gritaba su nombre, la ambulancia llegó en segundos y entonces abrió los ojos
-No es… tu culpa… Kazuya-
-¡No me lo quiten!-
Grité ya casi sin aliento, me solté porque su padre aflojó el agarre, y corrí lo más rápido que pude, todos, hasta el entrenador lloraba, yo me resistía a permitir que lo desconectaran, eso no podía ser.
Entré a la habitación y caí de rodillas cuando escuche un sonido triste y prolongado, habían decidido quitarle la vida
-¡Jamás se los perdonaré!-
Gritaba mientras me acercaba para tratar de hacer que la enfermera lo volviera a conectar, pero nada, iban a cubrir su rostro, iban a alejarlo de mí para siempre, y yo quería seguirlo.
La vida se me fue, por primera vez él estaba adelantándoseme, y pasaría mucho tiempo para que pudiera seguirlo.
Lloré, le lloré en sus manos, acaricié su rostro, negándome a que lo cubrieran, bese sus labios, y le supliqué.
-¡Despierta!... ¡Por favor despierta!... ¡Aun no te he dicho que te amo!...-
-El mensaje… me llegó… fuerte… y claro-
El sol volvió a brillar para mí, mientras estiraba su mano para alcanzarme, claramente los doctores y enfermeras entraron para examinarlo, pero yo no quise dejarlo ni por un segundo, no iban a volver a alejarme de él.
2 meses después
-Kazuya… no tienes que seguirme a todas partes-
-No quiero que nada malo te pase-
-No me va a pasar nada-
-Yo…-
-Otra vez con lo mismo, por eso… ¡Te amo!-