Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

[BTS - YoonSeok] Así de simple por Bastianxt99

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Co-Autora Aelilim

I


Yoongi tiró su cabeza hacia atrás, apoyándola en el respaldar de la silla.


—Te lo he dicho ya tres veces, hyung. Vámonos.


Con una negación, se llevó las manos hasta los ojos, refregándolos y bostezando.


—Se irá al carajo si lo dejo así —respondió, señalando su block de papel amarillo con garabatos.


Hoseok sabía que su mejor amigo era metódico en todo lo que hacía. Donde había quienes hablaban de inspiración y musas, para Min Yoongi era trabajo duro: escoger un tópico o dejarse llevar por el sentimiento que le asaltaba ese día, y luego sumergirse en un mar de ritmos y términos, esforzándose por construir una estructura musical. Y al final, tarde o temprano, de sus manos salía la maqueta de canciones que a veces se convertían en las más sonadas del grupo.


Sabiendo que era inútil insistir, Hoseok vio que eran las cinco de la mañana. Otra madrugada se les había consumido en el estudio. Sin decir nada, cogió su billetera y salió del lugar.


Yoongi ni se molestó en preguntarse a dónde iba.


En teoría, conocía los fuertes vínculos que clamaban tener algunos, sin embargo, no se identificaba con ellos (incluso con su familia era un poco distante). Así que cuando alguien se acercaba mucho, le era natural levantar muros y obstáculos para mantenerlos alejados. Hoseok había sorteado con gracia cada uno de esos impedimentos hasta convertirse en la persona más importante para él dentro de la empresa.


Fue a recostarse en el sofá-cama y dio vueltas mentales a cosas triviales, tratando de calmar las emociones que convergían en su pecho respecto a la canción que componía. Quedó así hasta que unos pasos en el pasillo le hicieron levantarse de golpe. Había estado a punto de quedar dormido.


Los pasos resultaron ser un anuncio del regreso de Hoseok, quien irrumpió en la estancia con una sonrisa.


—¿Alguien ordenó dos porciones de jjamppong? —anunció, dejando la comida en la mesa—. A comer, fantasma.


—¿Qué haría yo sin ti?


—Probablemente desaparecer. —Yoongi se acercó y le dio un golpe sin fuerza en el hombro.


Comieron con calma y sin conversar, interrumpidos por ocasionales bostezos provenientes de Yoongi.


—Sería mejor que descanses unas horas, hyung —sugirió Hoseok.


—No, esto no se va a terminar so… —otro bostezo—… lo.


—Tampoco lo terminarás cuando te quedes dormido encima de todo y lo babees. —Con clara renuencia, Yoongi asintió. Sin embargo, cuando acabaron y estaban por dirigirse a la salida, fue detenido—: Espera, quiero decirte algo.


—¿Me estás atormentando para que vaya a descansar y luego me detienes así?


—Es que... —Hoseok tomó aire—. Lo siento, hyung, pero si no te lo digo algo ahora, explotaré.


Como era Hoseok, ignoró que la paciencia no fuera una de sus características principales (o secundarias, ya que estábamos) y lo animó con un ademán a que prosiguiera.


La puerta del estudio fue nuevamente cerrada.


Después de haberlo analizarlo hasta el agotamiento por meses, Hoseok no podía creer haberse metido en la situación en el momento y lugar menos propicio; y encima a la hora menos indicada, a su juicio, porque Yoongi estaba más dormido que despierto. Pero su gran bocota había tomado el control.


Pasó los dedos por su cabello corto y vio cómo el otro chico retrocedía hasta sentarse, palmeando la silla que estaba frente a él.


—Venga, siéntate y abre tu corazón —dijo Yoongi en el mismo tono que empleaba para aconsejar a su dongsaeng sobre composición o algún problema personal, uno tono que era ligero y a la vez alentador.


Hoseok siguió la indicación. —Hyung… yo… —Bajó la mirada y solo la alzó al recibir un golpe en la frente.


—No seas payaso y habla de una buena vez.


—Tú, tú me gustas —soltó.


… Y que a Yoongi le lloviera dinero del cielo si es que esperaba semejante declaración.


—¿Cómo? —preguntó con las cejas alzadas por la impresión.


—He intentado ignorar mis sentimientos y disfruto siendo tu amigo, pero no puedo seguir sin confesar lo que siento por ti.


Poco a poco, la sorpresa fue asentándose; no obstante, Yoongi quedó con los labios sellados, sin tener un ápice de idea de cómo responder.


Animado por el silencio, Hoseok inhaló, llenando sus pulmones de oxígeno, y continuó:


—Sé que es inesperado y puede representar un problema para la dinámica del grupo, es solo que… Hyung, me has ayudado desde que nos conocemos y fue imposible que no me fijara en ti de ese modo. Lo siento. Y… y si hay alguna posibilidad, me gustaría saberla.


Llevándose las manos a la cara, Yoongi se masajeó las sienes. Conocía bien a Hoseok, demasiado bien quizá. Un desplante no causaría una ruptura definitiva en su amistad, pero cabía la posibilidad de que no volviera a ser la misma.


—¿Una posibilidad? —reiteró… Y sin premeditaciones ni nada, se encontró a sí mismo asintiendo.


—¿De verdad?


Al siguiente segundo, Yoongi pensó en rectificarse, cayendo en cuenta de lo que hacía.


La sonrisa de auténtica felicidad que curvó la boca de Hoseok se lo impidió.


—Hm…


No se mentía al pensar que Jung Hoseok era como un halo de luz que podía iluminar el día más oscuro, y aún sin saber bien qué sucedía, alegando sueño y confusión, se obligó a reflejar la sonrisa.


—Bien —Hoseok se levantó e hizo una pequeña venia—, creo que lo mejor será ir a los dormitorios y dormir un poco.


Recorrieron el camino como siempre, uno al lado del otro y envueltos en una charla fluida que le hizo creer a Yoongi que la escena anterior no había sido más que un sueño vívido.


Se desengañó bastante pronto, ya que al llegar a su destino, Hoseok se le acercó con timidez y depositó un beso en su frente.


—Qué descanses, Yoongi.


El mencionado quedó esperando el “hyung” de costumbre, el cual nunca llegó. Fue recién entonces que cobró conciencia de lo que había pasado.


 


 


II


Hoseok hacía el tonto con Jimin como otras tantas veces, hubiera o no cámaras encendidas. La canción de un grupo de chicas (cuyo nombre seguía sin registrar), resonaba en las paredes. Yoongi se encontraba en el sillón con su laptop en el regazo, pero sus ojos se despegan continuamente de la pantalla para ver a los dos chicos bailando y bromeando.  Siguió así hasta que alguien aterrizó a su lado con brusquedad, haciéndole saltar.


Miró con fastidio a Taehyung.


—Hobi-hyung está feliz, ¿verdad? —observó en vez de disculparse por su intromisión


—¿Ah? —dijo Yoongi, reacomodándose.


—No sé en qué palabras ponerlo. Es como si hubiera recibido una noticia que lo ha puesto muy feliz —tentó y elevó un hombro. Sin aviso previo, pegó un brinco y se unió a sus amigos en el baile.


Acostumbrado a que Taehyung se alejara tan rápido como se aproximaba, Yoongi intentó no prestarle atención. Eso no impidió que el comentario reptase por su cerebro haciéndole recordar la confesión ocurrida días atrás. Apartando el eventual “olvido” del honorífico, no existían cambios en su relación, por lo que era sencillo fingir que nada había ocurrido.


Su mirada se topó con la del que seguía considerando su mejor amigo, y este le sonrió. Los ojos le brillaban y su sonrisa era más amplia de lo usual.


Yoongi devolvió el gesto, ¿y cómo no hacerlo?, se cuestionó, si la sonrisa de Hoseok era más contagiosa que una gripe tipo A.


Seokjin anunció el arribo de cuatro pizzas que les había enviado la agencia. Antes de que el rapero pudiera darse cuenta, los menores habían corrido hacia la cocina, dejándole de último. Apagó su computadora y estaba por alzarse cuando la sombra de Hoseok le cubrió, impidiéndoselo.


—Yoongi —dijo y este automáticamente tragó en seco con una expresión un tanto perdida—. No te muevas, traeré comida para ambos. Me gustaría que pasáramos más tiempo…


—¿Solos?


—Hablo de tiempo de novios, tú sabes, tiempo de calidad… Eso.


Aquel término, "novio", dio tantos botes en su cabeza que se quedó quieto. Asumiendo que aceptaba su idea, Hoseok anunció que regresaría antes de que se diera cuenta que se había ido.


Así fue.


—Ten.


—Gracias —dijo por inercia, agarrando un pedazo de pizza del plato extendido en su dirección.


Hoseok se sentó muy junto a él, y el calor de su pierna se trasmitía a través de mezclilla de sus pantalones. Entre los siete, a menudo se rompía el concepto de lo que era espacio personal, ya fuera para un photoshot, para grabar un MV o solo porque tenían que transportarse a algún sitio y no había suficiente lugar para todos. Sin embargo, con eso de “novios” enarbolado entre ellos, la cercanía conllevaba un sabor distinto.


—¿Está buena, verdad?


Yoongi asintió, masticando con lentitud y levantó la vista cuando se percató de que era observado. Sin que fuera un acto deliberado, mordió un pedazo de su labio inferior, provocando que su boca formara un puchero y que su rostro mostrara una expresión tierna.


—¿Qué pasó? —preguntó, devolviendo la mirada penetrante a Hoseok. Lo que recibió a cambio fue una sonrisa.


—Te ves lindo cuando haces eso —afirmó con un suspiro—. Sospecho que no sabes a veces cuán lindo eres, hyung.


El “hyung” le resultó como brisa fresca a Yoongi que los últimos minutos había estado hecho un lío con los acontecimientos.


El momento fue roto instantáneamente cuando el sonido de la conversación animada entre Seokjin y Jungkook fue acercándose.


—Hoseokie —dijo Seokjin cuando llegó hacia ellos—, ¿has terminado de comer?


—Sí, hyung.


Antes de desaparecer de su campo de visión para ir a comprar víveres con Seokjin, Hoseok le sonrió de una manera tan particular que lo de “novios” resonó en el pensamiento de Yoongi de nuevo. Estaba tan distraído que sus oídos se cerraron a lo que le decía Jungkook hasta que recibió un puntapié sin fuerza en la pierna.


—No seas irreverente —le dijo al maknae, parpadeando—. Respeta a tus mayores —agregó cuando Jungkook repitió la acción.


—Hyung, ¿en qué planetas estás?


 


 


III


La música retumbaba a todo volumen en el estudio con las notas de la canción de Jay Park y Okasian. Hoseok bailaba dando vueltas en la silla giratoria, brazos hacia el techo y su cabeza moviéndose rítmicamente de lado a lado, cantando la parte de uno de los raperos.


Antes de notarlo, de pronto Yoongi tenía a Hoseok frente a él, sus manos en sus caderas moviéndolas al compás, todavía cantando. Su voz era suave y se relamió los labios en un acto inconsciente antes de lanzar una carcajada.


—Vamos, Yoongi, no te comportes como un crío nervioso —dijo, refiriéndose a lo rígido que se hallaba—. Puedes verme, ahora puedes verme todo lo que quieras sin remordimientos.


Lo que su cabeza insistía en ver como un malentendido de proporciones titánicas, se volvió otro callejón sin salida cuando Hoseok bajó la música con el control a distancia y le sonrió. Yoongi vio en cámara lenta cómo dejó caer los párpados y se le acercó a lo que sin duda sería iniciar un beso.


Sin reflexionarlo, sus brazos cobraron vida y mantuvieron la distancia de Hoseok, impidiendo que siguiera aproximándose. No eran niños o siquiera adolescentes vergonzosos; eran dos adultos jóvenes supuestamente involucrados en una relación. Era tácito que debía haber besos, toques e incluso más.


Y todo eso era algo en lo que Yoongi no concordaba.


Quería a su amigo y mucho, pero existían límites.


O en eso cavilaba hasta que vio que Hoseok lo miraba con desconcierto y un claro velo de temor en sus ojos.


—¿Qué es lo que sucede?


Imaginaba cómo esos mismos ojos que eran capaces de iluminar una habitación se opacaban por su culpa, y Yoongi tragó saliva.


—Nada.


—Oh, ¿entonces puedo...?


El beso que recibió fue casto al inicio, un simple roce de labios. Se obligó a cerrar los ojos, sintiendo el contacto, pero la tensión aumentó cuando Hoseok lo rodeó con sus brazos y lo apegó a su talle. Su corazón latía fuerte y su cerebro se quejaba, angustiado por la incomodidad que incrementó al percibir cómo una lengua delineaba su labio superior… Era suficiente.


Se separó en un solo movimiento y cayó sentado en el sillón.


—Tenemos hablar de algo —dijo Yoongi y mantuvo la vista en sus rodillas, a sabiendas de que si la levantaba se encontraría con el mismo velo de incertidumbre en Hoseok y que una vez más, su resolución podría flaquearía.


Hoseok arrastró la silla que estaba más cerca y se sentó. —Antes que nada, tú y yo somos amigo.


Yoongi dijo que lo sabía. Y vaya que lo sabía bien, eso era en concreto lo que lo había metido hasta el cuello en ese embrollo.


—Sí, sí. —Suspiró y obligándose a mirar a Hoseok, reveló—: Soy asexual.


No sabía qué reacción obtendría del otro chico. Lo que de seguro no esperaba era que este arrugara la frente de forma casi cómica y ladeara el cuerpo hacia él, dejando la boca un poco abierta.


—¿Asexual como en “no me interesa nada ni nada, romántica y sexualmente”? —Yoongi asintió, guardándose el comentario de que el tema no era así de sencillo—. Vaya, wow… No puedo decir que me lo haya esperado, pero tampoco que me sorprenda mucho.


—¿No te sorprende? —preguntó extrañado, en el fondo aliviada ante la respuesta tan calmada de Hoseok.


—Te conozco, hyung. No puedes conectarte con facilidad con la gente. Prefieres estar en el estudio o durmiendo que en cualquier sitio que conlleve interacción social, y así se me ocurren más ejemplos del mismo tipo. Podía atribuirlo a simple apatía o a que eres introvertido, y aunque ahora no son conceptos que descarte, que seas asexual también se acopla bien, ¿no?


Yoongi fue ahora el que elevó las cejas, una sensación grata reemplazando la anterior incomodidad.


—Sí… y bien, comprenderás que esto de ser novios…


Hoseok, que había retrocedido hasta apoyar bien la espalda en la silla, volvió a adelantarse hacia él, pero sin llegar a aproximarse demasiado o tocarlo.


—No, no.


—¿No qué?


—Tú y yo seguimos siendo algo —declaró con una sonrisa capaz de desprender rayos de sol.


—¿Ah?


—Aceptaste salir conmigo, eso me basta. Gracias por la franqueza —expresó con solemnidad.


—No comprendo nada —expresó Yoongi.


No diría algo como, “entiende que no me gustas” o “entiende que no te quiero”. Serían viles mentiras.


De forma intelectual, percibía a Hoseok como un chico guapo y aunque no ardía en deseos de besarlo o hacer algo más, la idea compartir con él un beso o caricias ligeras no le repugnaba. Por otro lado, lo quería. Como amigo incomparable, como confesor, como hombro en el cual apoyarse.


—Tú solo continúa dándome una oportunidad —pidió Hoseok—, y si no funciona, prometo actuar como si esto no hubiese pasado. Nada cambiará.


—Estás loco, Hobi.


—Puede ser que lo esté. De todos modos, hemos sido amigos durante mucho tiempo como para alegar ignorancia del todo. Sé que tengo un lugar especial para ti.


—Es así, de hecho —estuvo de acuerdo y sin buscarlo, sonrió relajado.


La conversación, para ser francos, había sido menos más dramática de lo anticipado.


«¿Ese será el secreto de salir con el mejor amigo?», pensó.


 


 


IV


Yoongi se observó en el espejo, comprobando que todo estuviera en su sitio. Esa tarde había acordado salir a cenar solo con Hoseok y no sabía bien cómo sentirse. Se viera como se viera, sería una cita y muy en su interior esperaba un cambio, algo que despertara dentro de sí lo que estaba dormido. Segundos después, ese hilo de pensamiento se cortó de un tirón. ¿Para qué engañarse? Su asexualidad era algo que tenía bien aceptada y que no le molestaba.


Subió la cremallera de su chaqueta, se colocó sus gafas y un gorro.


—Qué hyung tan encantador tengo —le halagó Hoseok en cuanto lo vio.


Rodando los ojos, Yoongi le dio un codazo suave en las costillas mientras caminaban a la par hacia la salida.


—Y yo tengo un dongsaeng tan…


—Lindo —interrumpió Hoseok.


—Ya…


En el auto, su conversación cambió de rumbo, centrándose en el comeback que preparaban. Yoongi había tenido recelo sobre cómo su “relación” iba a desenvolverse, pero veía con satisfacción que los cambios no eran notables, desagradables o irritantes.


En muchos sentidos, seguían siendo amigos, los mejores amigos que compartían buenos ratos y se ayudaban cuando podían. Ahora solo añadían a la fórmula besos que Hoseok en contadas oportunidades le pedía, nunca demasiado húmedos o prolongados; pequeños toques íntimos como su mano en su cintura o en su rodilla, y miradas que recibía llenas de un brillo que a veces lo ponía nervioso, pero a las que se estaba acostumbrando.


El resto de chicos había notado el ligero cambio en su interacción, sin embargo, decía más que comentarios al azar. Ahí, recapacitó una vez más, radicaba la belleza de la situación: ellos seguían siendo los mismos, en su amistad y con los demás. Hoseok continuaba jugando con la línea maknae y Yoongi se dedicaba a molestar y confortar a Jimin de igual forma.


La ahjumma que les servía en el pequeño restaurante familiar que habían elegido, sonreía cómplice, como si supiera que lo que tenían era una cita.


—Su actitud me perturba —dijo Yoongi, señalando con la barbilla a la mujer que se alejaba.


Hoseok rio y le recomendó que disfrutara de la deliciosa comida.


—Hoba, mañana no tenemos nada programado después las seis de la tarde —comentó sumergiendo un trozo de cerdo en la salsa de soya—, y han pasado meses que no bebemos. ¿Qué dices?


A medida que la hora de regresar se acercaba, Yoongi tildó de estúpida su renuencia inicial a esa “cita”. Mientras comían y hablaban, había pensado que se negaba a arruinar los momentos que más lo unían a su mejor amigo, como los paseos largos con charla irrelevante, las noches en la azotea fumando a escondidas o encerrados en el estudio, esforzándose por concebir los cimientos de una canción.


—Cuenta conmigo —contestó Hoseok a su invitación.


Yoongi asintió, complacido.


 


 


V


Debido a que entre esas paredes habían tenido a lugar las dos últimas grandes confesiones entre ellos dos, Yoongi había empezado a percibirlas de modo distinto, aunque sabía que era una tontería.


Era su estudio, uno de los principales lugares donde con mucho esfuerzo labraban su futuro, donde bromeaban y se ponían serios cuando debían.


Y ahora mismo también era el sitio donde estaba junto a Hoseok con una botella de soju entre ellos, escuchando música y bebiendo, disfrutando sin más del ambiente relajado. Tal vez una de sus últimas noches libres considerando que pronto se sumergirían en la vorágine de una nueva temporada de promociones y presentaciones en diferentes programas de música y shows de entretenimiento.


Después del tercer trago, se sentía mucho relajado. Buscó el playlist titulado como “Sobi” que incluía las canciones favoritas de ambos y recordó cuando él mismo había bautizado frente a las cámaras la pareja que conformaban. Volvió a sentarse, aceptando una nueva medida de alcohol.  


Hoseok contaba una anécdota que involucraba a su hermana y Yoongi lo escuchó con atención, sabiendo que si la chica supiera la mofa que hacían de ella, probablemente dejaría de atosigarlo. Estaba tan metido en la historia que arqueó la ceja al ver al otro interrumpiéndola de sopetón, llevándose el dedo a los labios y moviendo su cabeza al compás de la canción. Un remix de “Started from the bottom” se escuchaba en el sistema de sonido, y antes que pudiera percatarse, ambos estaban brincando y saltando ante la que sido designaba como el himno no oficial de los siete.


Era entretenido (o tal vez no tanto) que dentro de su cabeza siguiera refiriéndose a Hoseok como su “mejor amigo” y no como su “novio”, pero entre su marcado desinterés por involucrarse con las personas, fuera en relaciones amorosas o por simple sexo, y sumándole que la esencia de su relación seguía siendo la misma, estaba conforme con seguir así. Los besos o los roces no cambiaban eso.


Dudaba que a Hoseok le cayera en gracia de saberlo, sin embargo, tampoco veía por qué se quejaría.


Le estaba dando una oportunidad.


Se siguió repitiendo lo mismo cuando el remix acabó y quedaron con la respiración entrecortada por los saltos y el baile descoordinado y loco, compartiendo risas estúpidas y miradas cargadas de entendimiento mutuo.


Hoseok sirvió más soju para Yoongi y para él, y brindaron sin palabras, haciendo chocar sus vasos.


—Esto es perfecto para librarse del estrés —dijo Hoseok después de bajar un poco el volumen de la música.


Yoongi concordó, dejándose caer en el sillón. Estaba tan concentrado en recuperar la respiración, en cómo el alcohol se sentía en su cabeza, que cuando Hoseok se inclinó y tomó su barbilla para darle un beso, lo agarró por sorpresa. Hizo amago de zafarse del toque, pero la misma mirada de entendimiento de hacía un rato, cruzó entre ellos y se quedó inmóvil.


El beso, así como los otros que habían tenido antes, fue breve.


Creyó que el otro chico se apartaría de inmediato. No fue así.


Percibiendo el conflicto, Yoongi elevó una ceja. —Quieres continuar, ¿o estoy equivocado?


—Si algo no te gusta, me detienes en el mismo segundo —dijo Hoseok con rapidez, aún inclinado sobre él.


—¿Qué vas a hacer? —preguntó, más con curiosidad que con cualquier otro sentimiento.


—Quiero hacerte sentir bien, solo eso.


—Uhm…


Yoongi hizo una pausa y terminó asintiendo.


Sabía que llegarían a eso antes o después porque, a diferencia suya, Hoseok sí tenía deseos sexuales.


Contaba con experiencia en el campo y sabía que su cuerpo disfrutaba del placer, incluso cuando se le hacía innecesario un noventa y nueve por ciento del tiempo. Podía dejarse llevar, podía dejar que Hoseok avanzara hasta donde quisiera, siempre y cuando fuera en términos aceptados por ambos.


Si Hoseok llegaba a entender y tolerar ciertas cosas de él en ese aspecto, la susodicha oportunidad pedida por su amigo no sería en vano.


Unas manos tibias se colaron por debajo de su camiseta, apegándose a su cuerpo. Yoongi mantuvo los ojos abiertos aun cuando Hoseok encajó su boca en la suya con el olor a soju flotando entre ellos. Le dio un beso húmedo y cargado, pero adivinando correctamente que no era muy proclive a ese tipo de besos, descendió por su cuello, dejando un caminito de mordidas ligeras. Llegó a su clavícula y allí succionó un poco la piel.


Antes de que pudiera anticiparlo, Hoseok estaba arrodillado ante él y lo que quería lograr con sus acciones era bastante evidente.


—Ya sabes —repitió—, si no te gusta, me dices y paro.


Yoongi movió la cabeza de manera afirmativa y como no encontraba motivos para detenerlo en ese preciso instante, permitió que le desabrochara el pantalón.


Verse al descubierto, su muy incipiente erección a pocos centímetros de la boca de Hoseok, le dio una óptica distinta. Se habían visto desnudos varias veces, sí, sin embargo, no con esa connotación tan erótica.


—Te ves bien ahí —dijo con una sonrisa, logrando que las mejillas de Hoseok se sonrojaran.


—Cállate —susurró y sin más demora, empezó a darle lamidas tímidas desde la base hasta la punta.


Notando y sintiendo cómo su cuerpo empezaba a responder, Yoongi llegó a la conclusión de haber llegado al punto de no retorno.


Y como sabía que no había retorno, lo que hizo fue poner las manos en el cabello de Hoseok en un gesto que indicaba que se apresurara.


Los ojos cuestionadores de su… «Novio», se dijo mentalmente, le hicieron suspirar.


—No lo alargues demasiado —pidió.


Estaba formulándose el método más rápido y eficaz de explicarle a Hoseok que los juegos previos muy prolongados lo agobiaban (y aburrían) y que si iban a hacer esto, prefería mantenerlo en actos concretos, más enfocados en el resultado que en el camino. Pero ninguna explicación fue requerida, ya que de nuevo el otro chico pareció captar lo que deseaba.


Por eso, en unos parpadeos, una lengua que había entrenado para rapear lamió la punta de su glande y el orificio, previo a tomarlo casi por completo en su boca. La sensación que lo embargó al instante fue placentera.


Sus manos seguían puestas en el cabello de Hoseok y se cerraron en las hebras castañas, marcando un ritmo que aunque no era demandante, sí era constante y profundo. Uno que era justo el que quería para llegar a esa cumbre que disfrutaba cuando estaba allí mismo y, sin embargo, nunca ansiaba porque prefería miles de veces estar componiendo o descansando.


Jadeó cuando su vientre se tensó, su erección rodeada por las mejillas estrechadas de Hoseok y la mano de este acariciándole los testículos con cuidado.


—Más rápido —indicó. La cabeza a la que sus manos estaban aferradas, ya sin fuerzas, empezó a subir y a bajar con más velocidad.


El orgasmo le golpeó con tanta intensidad que fue incapaz de advertirle a Hoseok para que decidiera si quería apartarse o beberlo. Sospechó qué hubiera elegido cuando abrió los ojos y no encontró rastros de semen en ningún lado.


—¿Te gustó? —preguntó Hoseok, apocado, y Yoongi no se contuvo en rodar los ojos.


Los labios del otro chico brillaban de una forma que podía ser calificada como obscena y no dudaba que si no fuera porque el estudio era insonorizado, su gemido al llegar al clímax se hubiera podido escuchar hasta el otro extremo de Seúl.


—Me gustó —dijo.


—¿Y podríamos repetirlo?


—Podemos… sí, podemos —respondió para alivio de Hoseok.


Y no se sentía forzado a responder de ese modo ni algo parecido. Siempre y cuando fuera Hoseok el que tomara su mano para recorrer ese sendero, el Hoseok que le indicaba que podía parar cuando deseara, el que ahora mismo estaba sentado en el suelo mirándolo con entrega.


Hoseok se reincorporó, le pasó pañuelos descartables para que se aseara, y sirvió más soju en los vasos olvidados.


Se tomó el suyo de golpe y se sentó en el sillón, observando a Yoongi subiéndose la cremallera. Observó lo acalorado que estaba su rostro y sonrió. Sus fantasías que desde hacía algún tiempo tenían nombre y apellido, se habían vuelto realidad y eran mucho mejor de lo esperado. Ignoró su empalme, más que complacido con lo que acababa de pasar, y buscó el control a distancia para volver a darle volumen a la música. Sabía que no siempre sería así, que encuentros en una sola dirección podrían llegar a frustrarlo, pero también sabía que si se comunicaban y llegaban a un punto intermedio en lo que querían ambos, estarían bien. Contaban a su favor con más pros que contras.


Wild for tonight fue la siguiente en el playlist. Yoongi, ya recuperado, se movió al ritmo de la música, intercalando con medidas de soju mientras Hoseok le seguía la corriente.


—Hoba, tengo sueño —dijo cuando la canción finalizó—. Arreglemos esto y vamos a dormir.


Hoseok sabía que el plural de “arreglar esto” no se aplicaba a Yoongi cuando de limpiar se trataba, así que cogió el bote de basura y echó ahí todos los vestigios de su pequeña fiesta.


—Ya “arreglamos” —expresó en tono irónico, señalando la mesa despejada de desorden.


Yoongi había extendido el sofá-cama y le jaló suave del brazo, haciéndole recostar a su lado.


—Muy bien. Ahora a dormir.


—¿Así de simple? —preguntó Hoseok.


—Así de simple.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).