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ALMENDRO por Fernia Saga

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Notas del fanfic:

Hola!

Esta historia la había empezado días antes del 14 pero no pude terminarla si no hasta ahora. Es tarde pero aun estamos en el mes del amor XD.

Notas del capitulo:

Una triste historia de San Valentin...

Cada año

En este mismo día

 En una noche de estrellas

Un almendro florece…

Indicando el camino para que dos almas destinadas…

Se encuentren

 

 

Narración Normal

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              

Era catorce de febrero, como en todos los años en la división de ediciones de Esmeralda de Marukawa Shoten, se encontraban revisando y corrigiendo los últimos manuscritos faltantes.     

-¿Kisa-san Terminastes con eso? –pregunto Ritsu

-Toma –contesto con pesadez   

Todos se sentían agotados, estresados, malhumorados y con grandes bolsas debajo de los ojos a causa de San Valentín. Al trabajar en el departamento de manga shojo tenían más trabajo que las demás divisiones por tener más público de mujeres.       

-Gracias –recibió los manuscritos y los junto con el resto

-¡TAKANO! ¿PORQUE DEMONIOS TARDAS TANTO? –gritaba el oso de Marukawa –La primera tira de impresiones lo necesitamos ahora y tu estás perdiendo el tiempo

-¿QUEE? –grito el editor en jefe, mientras se levantaba de golpe –TODO ESTO ES CULPA DE TUS SUPERIORES QUE A ULTIMO MIMUTO CAMBIAN DE DECISION

-ES CULPA TUYA QUE ESTEMOS METIDOS EN ESTE PROBLEMA, NO SUPISTES ORGANIZARTE BIEN –continuo el oso

-¿QUE RAYOS? –exclamo enojado el pelinegro de ojos miel  

-¡CLARAMENTE NO TE TOMAS ESTO EN SERIO¡ -decía Yokozawa con los brazos cruzados

 

-¡QUE NO ME LO TOMO EN SERIO! ¿MIRA QUIEN HABLA? –pronuncio molesto con las manos sobre la mesa

 

Ring… ring

 

Sonó el teléfono de Onodera. El rápidamente lo tomo y vio que tenía varias llamadas perdidas de su madre y una entrante de su amiga.

-Ah, espera un momento. Estoy en el trabajo –decía, mientras se levantaba para salir y hablar más cómodo    

-¿Es tu novia, Rit-chan? –pregunto Kisa sonriendo

-N-o es mi novia –mascullo nervioso mientras veía a su jefe, mirarlo fijamente 

-¿Entonces porque estas sonrojado? – bufo divertido

-Y-o n-o… -no pudo terminar al sentir como el hombre de ojos azules le lanzaba una mirada de odio -Dis-culpen, estaré afuera por un minuto 

-Como sea, Takano no dejes que algo así vuelva a suceder –le dijo

Masamune no respondió solo miraba por donde su castaño se había ido. Yokozawa suspiro con pesadez y se retiro.

-Takano-san acá está el volumen de la próxima semana –mascullo Mino con su habitual sonrisa en sus labios    

-Bien –contesto sin prestarle atención

Tanto Mino y los demás no dijeron mas nada, sabían que si el editor en jefe estaba enojado, lo mejor sería no inmiscuirse asique sin más siguieron con sus labores.

Y Onodera aprovechando la situación se fue por algo para tomar.

-Lo siento pero estoy trabajando ahora –sentenció, mientras colocaba una moneda en la máquina de bebidas

-Ah, está bien, lo siento. Pude haberte escrito un mensaje pero quería escuchar tu voz –recito

-¿Qué pasa? –pregunto

-¿Rit-chan se que estas ocupado pero me preguntaba si podemos vernos esta noche? –le respondió con otra pregunta

-Oh, no… -no le dejo que terminara

-Solo quiero darte algo y me iré –suplico

-No sé a qué hora terminare y… -nuevamente fue interrumpido

 -¿Entonces debería ir a tu trabajo? –volvió a preguntarle sin dar inicio de cambiar de idea  

-No por favor no hagas eso –se apresuro a decir

-Entonces iré a tu casa. Escríbeme cuando salgas -colgó

-¡An-chan! –grito

-Creí haberte dicho que no jugaras con Masamune –exclamo el azabache irritado

-Yo-koza…-susurraba asustado por la repentina aparición del mayor

-¿A dónde quieres llegar con esta mierda de juego? No dejare que vuelvas a lastimarlo –exclamo irritado

-Y-o no… -el azabache dio unos pasos hacia adelante y Onodera intento retroceder al sentirse intimidado pero no pudo al sentir la fría y dura pared en su espalda. Ahora ambos, estaban frente a frente.

Yokozawa lo miraba con desprecio, mientras que el menor trataba de mantener distancia –Aléjate de el -sentencio

EL castaño estaba nervioso y su cuerpo empezaba a temblar, al sentir como el mayor lo sujetaba con fuerza del brazo.

Impotencia y frustración era lo que sentía por dentro, al quedarse callado y no defenderse ante las palabras equivocadas del más alto. Ritsu odiaba ser tan débil y cobarde por no poder enfrentar sus propios prejuicios injustificados.  

El menor tenía sus puños apretados con fuerza mirando como a lo lejos desaparecía y el parado en medio del pasillo, llenos de sentimientos confusos, angustiantes y negativos.

-ONODERA –gritaba el pelinegro  

-¿Eh? Ta-Takano-san –murmuro entrecortado

El menor dio un brinco al asustarse por la repentina aparición de Masamune.

-¿Por qué estás perdiendo el tiempo? –decía el pelinegro

-No estoy perdiendo el…

Lo interrumpió -¿Entonces?

Lo miraba con incredulidad e impaciencia.

-Nada –contesto

Aunque él no decía con palabras lo que le sentía o molestaba, su cara, sus expresiones y sus gestos decían mucho.    

-Onodera –lo llamo

Pero el seguía con la mirada baja; sumergido en un mar de emociones inexplicables sin respuesta, que lo consumía.

-¿Qué sucede? Onodera… –el más alto con una de sus manos tomo el rostro del castaño  

Ritsu se sentía tan confundido, no entendía porque su corazón palpitaba desesperadamente, hasta el punto de doler. Solo una caricia suya era suficiente para que estuviera tan nervioso.

Era una desesperación que lo carcomía por dentro.

-N-ada – contesto con un claro sonrojo en sus mejillas  

Masamune sabía que sin importar las veces que preguntara el no respondería asique opto por dejar las cosas así por el momento.

-Volveré al trabajo –decía con los ojos cerrados

Deshizo el agarre del mayor para salir corriendo, como siempre al no encontrar una salida de esas desbordantes emociones que lo atormentaban pero fue imposible, Masamune vio sus claras intenciones y lo agarro del brazo.

-Onodera –susurro

-¿Qué quie-res? –le pregunto medio nervioso

-Cena –mascullo con simpleza

-¿Huh? –lo miro sin comprender

-Cena en mi casa, después del trabajo -exclamo

-Oh…no pue… -el de ojos miel no dejo que terminara

-Muy bien, asegúrate de terminar tu trabajo a las nueve –sentencio

-¡Espera! Por favor escucha cuando alguien te está hablando –pronuncio molesto

El azabache se fue sin importarles los reclamos y griteríos del menor.

-El realmente es… un idiota –suspiro

 

El cielo empezó a oscurecerse y las estrellas aparecían en lo alto, brillando lo más fuerte que podía para hacerse notar en esta noche tan oscura.

-Por fin terminamos –decía Mino sonriendo 

Hattori  asentío, mientras se masajeaba la sien.

-Mis manos no pueden doler más de lo que duelen –comentaba el azabache, moviendo sus delgados dedos al compás del otro

Onodera solo se recostaba en el respaldo de su asiento, cansado. Y Takano tuvo que asistir a una junta.   

-Llevare los informes a Yokozawa-san –mascullo Hattori antes de irse

-Iré por algo de tomar, ¿Desean algo? –pregunto Mino

-Jugo de manzana –se apresuro a decir el de ojos miel

-Café, por favor –agrego Onodera antes que el castaño se fuera

 

Ring… ring

 

-Ricchan, tu teléfono está sonando –decía Kisa molesto por ese ruido

-¿Ah? Lo siento –se disculpo mientras buscaba su celular escondido entre una montaña de papeles

 

Ring… ring   

 

-Ritcchan –el pelinegro se tapaba las orejas con sus doloridas manos

-Lo sient… –no pudo terminar de disculparse porque a lo lejos vio su teléfono debajo de unas revistas

-Diga –contesto sin siquiera ver quien era

Miro su teléfono y vio que era un número desconocido.

-¿Qué paso? –pregunto preocupado

Comenzó a guardar sus cosas en su bolso.

-¿QUE? –grito el castaño – Voy en camino

Guardo su celular en su bolsillo de su pantalón y tomo sus cosas faltantes para poder guardarlas en su bolso y salir corriendo.

-RICCHAN –grito el azabache confundido

-¿Qué sucedió? –pregunto Mino

-No se –contesto – Yo solo…

-¿Qué hacen acá? –decía Takano

-Pues… -el más bajo intento explicar pero fue interrumpido

-¿Terminaron con las correcciones? –pregunto el editor en jefe

-Todos los manuscritos están sobre su escritorio –respondió el castaño

-Entendido. ¿Y Onodera? –mascullo

-S-se fue –susurro el pelinegro

-¿A dónde? –le pregunto

-N-o sé –contesto -El recibió una llamada y después… grito y salió corriendo

-¿No escuchastes a donde? –volvió a preguntar

-Y-o… es-taba muy can-sado… tan so-lo escu…che que grito… –respondía y la vez evitaba mirar al más alto 

El de ojos avellanas saco su teléfono para llamarlo pero Hattori apareció, diciéndole que Yokozawa quería hablar con él sobre la revista. Sin ganas tomo sus cosas y se fue a hablar con su amigo para luego ir y hacer los preparativos para la cena.

 

Mientras Onodera se encontraba saliendo de un taxi para entrar a buscar a su amiga en el hospital. Entro apresuradamente y se acerco a unas de las mujeres que estaban en la recepción.

-¿Disculpe, me podría decir en que habitación se encuentra Ann Kohinata? –pregunto alterado

-¿Kohinata? –repitió 

-Si –respondió

-Su habitación es la 225 pero… -decía la pelinegra

Ritsu al oír eso se fue sin esperar que terminara. El estaba preocupado porque ella era su única amiga y con quien creció.

Para él era una persona muy importante ya que ella siempre estuvo a su lado apoyándolo, secándole sus lágrimas y dándole consejos en los momentos más difíciles de su vida.

Caminaba, caminaba por los largos pasillos del hospital en busca de la habitación pero no lo encontraba en ninguna parte.

Fue así hasta después de varios minutos pero al doblar por un pasillo vio a los padres de Ann abrazados y con unas lagrimas en los ojos.

-¿Cómo esta? –pregunto con temor

-Ricchan –susurraba la mujer sin dejar de llorar en el hombro de su esposo

-La están operando –contesto el mayor abrazando aun mas fuerte a su esposa

-¿Cómo paso esto? –volvió a preguntar

-Ella… dijo que iba a verte -pronuncio con dolor, la madre de Ann

Con solo escuchar eso, no pudo evitar sus lagrimas salieran y humedecieran su rostro.

 

¿Rit-chan se que estas ocupado pero me preguntaba si podemos vernos esta noche?

 

Era su culpa.

 

Entonces iré a tu casa. Escríbeme cuando salgas

 

Así  lo sentía, Onodera al no tomarlo importancia las palabras de su amiga. Cerró sus ojos y dejo que sus lágrimas salieran alborotadamente para que puedan llevarse un poco el dolor de la culpa que sentía.

 

Por otra parte, Takano había terminado de hablar con su amigo. Y ahora se encontraba comprando algunas cosas que necesitaría para la cena. Mientras caminaba por las góndolas y vio a dos hombres vestidos de manera tradicional. El pelinegro tenía una yukata azul tendiendo a negro y el de cabellos castaños vestía de blanco. Ellos hablaban sobre cierta leyenda.

Masamune no creía ni le llamaba atención esas tipos de temas pero prefirió quedarse a escuchar para saber si era interesante y así emplearlo en algún manga.

-¿Sabes porque este día se llama San Valentín? –pregunto el más joven a su acompañante

El editor en jefe rodo los ojos arrepentido, mientras fingía mirar unos fideos instantáneos.

-Propaganda publicitaria –contesto

-No, detrás de todo esto hay una historia –comento

-¿Historia? –pregunto

El más bajo asintió –Se dice que San Valentín era un sacerdote que desafío al emperador en la antigüedad casando a las parejas de jóvenes enamorados porque este había prohibido las uniones matrimoniales en todo Japón ya que consideraba las uniones perjudiciales para los soldados que combatían. Según él pensaba que ellos eran más salvajes en combate al no tener nada que perder -explico el más bajo -El sacerdote llevo a cabo numerosos enlaces clandestinos y se hizo famoso, hasta que sus actividades llegaron a oídos del emperador que en un principio trato de disuadirlo, pero al no poder hacerlo, finalmente fue encarcelado y ejecutado

Takano solo miraba divertido por las ocurrencias de las empresas de publicidad.

 -Dicen que cuando el emperador decidió encarcelarlo, mando a unos de sus oficiales para que lo encarcele. Sin embargo, este, antes de hacerlo, quiso ridiculizar al Santo retándolo a devolver la vista a su hija ciega. Y San Valentín, cuenta la leyenda que lo hiso. Tanto sorprendió este hecho al oficial y su familia e intentaron salvarlo pero sin éxito, el Santo fue condenado a muerte el 14 de febrero. La hija de aquel oficial, como agradecimiento por el milagro, planto un almendro en su tumba –continuo -Por eso, cada año en una noche como esta, un árbol de almendro florece solo por ese día para unir aquellas almas que tuvieron que separarse por razones diferente –finalizo el menor

El de ojos avellanas soltó una leve risita para luego ir a la caja, pensando…

 

¨Sería una buena historia…¨

 

Al pasar por unas de las góndolas vio algo que lo llamo la atención. Sonrió, lo puso dentro del carrito y fue a pagar. Cuando termino, tomo las bolsas y las puso dentro del auto para poder irse rumbo a su departamento.

 Solo faltaba unas cuantas cuadras para llegar pero decidió detenerse y salir del auto.

-¿Le pue-do ayudar? –decía la muchacha nerviosa

-Quiero llevarme todo eso –contesto

Suspiro con pesadez la joven -Muy bien

La pequeña con cuidado las tomo y lo llevo a dentro de la tienda. Busco algo con que secarlas y con cortar las puntas. Al terminar agarro un papel de craft rojo para envolverlo.   

-Espera –exclamo  

La joven se detuvo y lo miro confundida.

-Usa este –ordeno  

La muchacha de ojos zafiros los envolvió en un fino papel celofán jade con un lazo transparente.

-Aquí tiene –mascullo un poco deprimida

-Gracias –contesto mientras recibía las flores

Pago, salió de la tienda y fue hasta su coche. Abrió la puerta del copiloto y dejo el ramo sobre el asiento para subirse a su auto e irse.

Al cabo de unos minutos llego a su edificio. Estaciono, se bajo, busco las bolsas de compras y luego volvió al auto para sacar las flores para después subirse en el ascensor.

 Una vez fuera, pasó el ramo hacia su otra mano donde tenía las bolsas para sacar las llaves de su bolsillo del pantalón.

Cuando los tuvo, abrió la puerta y entro al departamento. Dejo las flores en mesa de la sala y las bolsas los llevo hacia la cocina. Primero saco el vino para colocarlo en la heladera, después resto de las cosas para ponerse a cocinar.

Al pasar la hora, el azabache tenia la mayor parte hecha, solo le faltaba preparar el pastel. Sonrió. Cuando termino lo coloco dentro del horno. Mientras esperaba saco una par de platos, vasos, cubiertos para ponerlos sobre la mesa. Uno delante del otro en ambos extremos. Busco las velas que había comprado con anterioridad, los puso en medio de la mesa y en el dormitorio.

Miro su reloj vio que faltaban quince minutos para las nueve. Fue hasta cocina, retiro el pastel y apago el horno. Al estar caliente aprovecho para tomar un baño y cambiarse la ropa hasta que se enfriara.

Una vez que termino de arreglarse volvió hacia la cocina. Masamune llevaba puesto una simple camisa negra con las mangas dobladas hasta los codos y un pantalón y zapatos de igual manera.

El pastel aun seguía caliente pero al quedarse sin tiempo tuvo que decorarlo así como estaba. Lo baño con chocolate y encima escribió Te amo. 

Takano no era de esos hombres que decían aquellas palabras con facilidad. Solo a su castaño de ojos esmeraldas que lo logro adentrarse a su corazón olvidado.

     

En el hospital un hombre de de cabellos negros y de ropa azul salía de la sala de cirugía. 

-Familiares de Kohinata… -decía

-Nosotros somos sus padres –se apresuro a decir la mujer de cabellos castaños

-La paciente se encuentra fuera de peligro –declaro el doctor

-Mi hija… -lloraba la mujer junto a su esposo

El castaño al oír eso sintió una gran alegría en su corazón. Jamás se hubiera perdonado si su amiga se hubiera muerto.

-Pero… -susurro con temor, el medico

-¿Pero qué? –pregunto desesperada la madre

-El auto que contrarrestó al taxi provoco que este diera varias vueltas y como resultado sus piernas fueron lastimadas… -explica el hombre

-¿Entonces? –pregunto Onodera

El joven de cabellos negros suspiro -Ella no podrá caminar

Ese fue el detonante que hiso que Ritsu rompiera en llanto cayendo al piso al igual que la madre de Ann.  El hombre de cabellos claros intentaba consolar a su esposa pero el al igual que ella, lloraba por el infortunio de su hija. 

-¿Qué paso? –pregunto una mujer de cabellos castaños junto a un hombre mayor

-Ella no podrá caminar -decía entre lágrimas el menor mientras era abrazado por su madre

-Tranquilo, hijo –su padre intento calmarlo pero sin resultados

-¿Doctor es imposible que vuelva a caminar? –pregunto la señora Onodera con lagrimas en su cara

-Si, aunque no estaría mal tener una opinión de un especialista en temas como estos –repuso

-Eso haremos –dijo el hombre de cabellos claros

Después de unos minutos el doctor volvió a la sala de operaciones y salió junto a unas enfermeras llevando a Ann en una camilla hacia su habitación. Ellos un poco más calmados pero sin dejar llorar fueron detrás.

 Al parecer tendrían que esperar que la anestesia se fuera y un poco más para poder verla. Todos tomaron asiento excepto por el señor Onodera que fue por unos cafés.

Pasó dos horas y finalmente pudieron pasar dentro de la habitación. Primero pasaron los padres de la castaña y luego Ritsu.

Fue un gran shock para el ver a su amiga así. Tenía unas cuantas cortaduras leves en su rostro, sus brazos estaban vendados pero se podía ver pequeñas cortaduras que sobre salían y sus piernas estaban enyesados. Nunca pensó verla en este estado tan deprimente y doloroso. Sentía su cuerpo temblar y desvanecerse en cualquier momento.

-Ann… todo esto es por mi culpa –exclamo aun lado de la cama  

Sus cálidas lágrimas que habían parado desde hace una hora, volvieron a surgir sin parar. El remordimiento, el dolor y la tristeza lo estaba torturando por dentro. Más aun el llanto que provenía detrás de la puerta.

 

¨ Aléjate de él¨ pensó Onodera con una clara decisión en la mente   

 

Saco su celular de su bolsillo del pantalón sin mirar y marco el primer contacto que tenia. 

-¿Dónde estás ahora? –decía el azabache del otro lado 

-Takano-san… -pronuncio con suavidad

-Te dije que nos veríamos a las nueve –murmuro

-Lo siento -susurro

 -Solo apresúrate en… -el castaño no dejo que terminara

-Lo siento –volvió a susurrar

-¿Por qué te disculpas? –pregunto

-Lo siento…

 

Mientras tanto afuera de la habitación, la madre de Ann lloraba desconsoladamente al ver en ese estado a su hija. Fue un enorme dolor a ver su única hija lastimada por todas partes.

-Cálmate, Risa –decía angustiado su esposo

-Como quieres que calme, si mi hija no podrá caminar nunca más –pronuncio alterada -¿Qué pasara con ella?

-No se preocupe, yo estaré a su lado –mascullo Onodera saliendo de la habitación

-Ritsu… -exclamo sorprendida su madre

-Ann-chan volverá a caminar –aseguro para luego volver al lado de su amiga

Todos estaban sorprendidos por la declaración del castaño pero principalmente el padre de Ann que miraba esperanzado por aquellas palabras con una mirada de complicidad vio a su esposa y ambos sonrieron con lágrimas en sus ojos. Y los padres de Onodera se abrazaban felices por haber criado un hijo tan maravilloso como él.

 

En otro lado, no muy lejos de ahí, un azabache estaba sentado sobre el suelo con su mano ensangrentada, mirando los trozos de vidrios que estaban por todas partes. El departamento estaba en total desorden. Había utensilios de cocina, comida, espejos rotos y flores por todo el lugar.      

El hombre de ojos miel recostado sobre la pared lloraba en silencio por haber perdido a su castaño; su rostro no expresaba aflicción pero su corazón sentía dolor.

 

Minutos atrás…

 

-¿Por qué te disculpas? –pregunto

-Lo siento…

-¿Dime porque te disculpas?-grito enfurecido

-No iré –respondió

-¿Por qué? - volvió a preguntar

-Tengo que estar con Ann-chan –exclamo

-¿Por qué? –suplico

-Lo siento –susurro

-¿Me amas? –pregunto  

-Lo siento… –colgó

El castaño había colgado pero el azabache seguía parado al lado de la mesa con el teléfono en su oreja. Masamune intentaba creer que esto era un simple sueño, un sueño en cual quería despertar pero lamentablemente era cierto. Las palabras de su castaño eran ciertas.

Y el dolor que sentía era verdad.

Grito como nunca lo hizo al sentir que nunca volviera a tener a su amado junto a él. Tiro su teléfono hacia pared, rompiéndole la pantalla y luego tomo el ramo de rosas rojas y lo arrojo por cualquier parte del departamento. Después tiro los platos junto con todo lo que estaba en la mesa, sintiendo que el dolor lo llenaba por completo fue hacia a la cocina y comenzó a tirar todo la comida que había preparado hasta el pastel que hiso con toda alegría para su castaño, por ultimo rompió con sus propias manos los espejos que habían en la sala.

Por unos segundos había perdido la cordura al pensar que todo término. Ya nada sería como antes.

   

Takano aun en el piso, lloraba con la vista perdida. Sintiendo su corazón hecho añicos y un enorme vacío que lo carcomía por dentro sin detenerse ante el dolor que sentía.

Se levanto y camino lentamente hasta el balcón. Una vez a fuera apoyo sus manos en el barandal y fijo su vista hacia la oscura y brillante noche.

Al igual que su amado, Ritsu estaba en la habitación de su amiga con lágrimas en sus ojos mientras miraba por la ventana, las estrellas brillando con tanta intensidad, intentando juntar estas dos almas en un solo dolor.

-Ricchan…

 

Un año después…

 

El sol intentaba iluminar lo más que podía pero inevitablemente las nubes empezaron a moverse una detrás de la otra e interponiéndose delante de la estrella para evitar que siga con su cometido. Y un hombre de cabellos castaños caminaba con una sombrilla por las calles de la ciudad de Tokio, sin importarle aquellas miradas de desacuerdo al llevar una sombrilla en estos tiempos calurosos. 

Sin quisiera esperarlo, la lluvia empezó a caer en grandes cantidades y toda la gente que estaban mirando aquel hombre corrían para refugiarte. Y el castaño seguía caminando.

 

Mientras tanto, en el edificio de Marukawa algunos seguían trabajando y otros esperaban que la lluvia cesara para poder regresar a sus casas y estar juntos a sus amados en este día tan especial.

-Tan rápido paso un año –susurro con tristeza

El pelinegro miraba hacia el cielo.

-Es verdad –afirmo el otro de ojos azules

-Fue tan repentino su partida –agrego un castaño junto a un niño    

Los tres miraban la lluvia caer sin cesar.

-Que suerte, lo hice a tiempo –se escucho una voz

Todos voltearon a ver de quien se trataba pero un pequeño pelinegro no pudo evitar abrir sus ojos por la sorpresa de ver a su amado.

-¿Qué aquí? –pregunto

-Vine a buscarte –respondió

Ambos se abrazados y luego se fueron caminando mientras se cubrían con el paragua.   

-Nosotros también tenemos que irnos –exclamo el castaño a su hijo

El niño asintió y estiro sus bracitos. El mayor lo cargo y se subieron en un taxi, dejando solo al de ojos zafiro.  

Dio un largo suspiro y se preparo para salir corriendo pero alguien lo sujeto del brazo. El castaño volteo y al ver quién era, se sorprendió. 

-Vamos –susurro sonrojado el menor, tomando del brazo a su pareja

 

En otro lado un azabache cansado de trabajar regresaba en su auto hacia su departamento, como todos los días sin siquiera desviarse de su camino. Tuvo que detenerse para esperar que el semáforo cambiase.

El semáforo estaba a punto de cambiar cuando vio a un hombre de yukata blanca caminando bajo la lluvia con una sombrilla. Al principio no podía verlo bien por la sombrilla pero al girarse para doblar, no pudo evitar sus lagrimas fluyeran por todo su rostro. Salió del auto y fue detrás de aquel hombre. 

Corría lo más que sus piernas lo permitían pero aun así no lo alcanza. Se asusto, cuando por un instante dejo de verlo. Forzó aun más a sus piernas y lo encontró doblando por una de las calles donde había cortadadas y fácilmente podrían perderlo nuevamente. Con esos pensamientos corrió hasta verlo subir por una angosta escalera, lo siguió y al llegar a la cima vio un gigantesco árbol con sus hojas florecidas.

Era tan bello que se dejo arrastrar por el embriagador espectáculo de pétalos que danzaban a luz de la luna. Sintiendo su dulce fragancia que desprendían y el viento que los levantaban del suelo. El azabache se sentía tan reconformarte en ese lugar tan armonioso que sin pensarlo había olvidado aquel hombre que perseguía.

 

Estas heridas no parecen sanar, este dolor es

Demasiado real, hay tanto que el tiempo no puede borrar

 

Se escuchaba una cálida voz cantando tristemente.

 

Tu rostro se me aparece en mis sueños placenteros

 

El azabache tras escucharlo, corrió hasta detrás del árbol de almendro. Y sin preverlo sus ojos se inundaron en lágrimas.

-Ritsu…

 

 

Las personas que se aman… terminan encontrándose

No importa lo alejados que estén…

Al final… estarán juntos

Por siempre

 

Notas finales:

La leyenda de San Valentín es cierta aunque modifique algunas pequeñas parte para este fic. Uffs como siempre este no era lo que tenia en mente... tan solo surgió.
No se si me explique bien pero la persona q conto la historia y quien llevaba la sombrilla son la misma persona. Es decir Tsukishima junto a Kuroda.
Lo que quise hacer con ellos fue... como decirlo... dos amantes que nunca pudieron casarse y vivir como pareja... pero sus almas reencarnaron, por ese motivo ellos aparecieron para unir a esta pareja q nunca debieron separarse.  
Los personajes q estaban hablando en la entrada d Marukawa hablaban d onodera. 

Besos.


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