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Sin escapatoria. por Sheshire

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Notas del capitulo:

Hola jóvenes, ¡he vuelto después de tanto tiempo! Les confieso que fue un poco duro el continuar la historia, ya saben poca inspiración además de no haberla leído hace un mes, perdonen la demora, pero estuve un tiempo sin internet, y como saben, he de tener obligaciones a parte de esta, así que espero me perdonen, y vuelvan a retomar esta historia conmigo, que no se si habré dicho ya, será corta.

Nos leemos más abajito.

TIC, TAC, TIC, TAC, CAPITULO III

Amabilidad.

 

Despertó completamente ido, no había señal alguna de razonamiento, el dolor seguía presente en él, tanto física a como mentalmente, Allen se preguntaba cómo es capaz de aguantar tanto, ¿Por qué se seguía esforzando en sobrevivir? ¿Por qué no podía rendirse? ¿Es que acaso era tan grande su deseo por vivir? ¿Por ser reconocido? No, no era así, él sabía perfectamente el por qué seguía luchando.

El albino intentó mover su cuerpo, para así poder llegar a ver el pequeño diluvio de luz que entraba por la pequeña ventana de la oscura habitación, a pesar de su deseo, su cuerpo aun no le respondía, así que inevitablemente colapso contra el suelo, lagrimas cristalinas salían de sus ojos, acompañadas de lamentos y gemidos de dolor y tristeza.

Él estaba ahí, no había duda de ello, el dolor, la angustia, tristeza, soledad, desesperación eran reales, todo era real, tanto como lo que le había sucedido en el pasado, como le que le iba a suceder en el futuro, las voces que podía escuchar de consuelo seguían ahí, pero ya no lo podían calmar, tal vez, Allen, tocó fondo esta vez.

-…Por… qué… me…aban…donas…te...Zaid…   –Susurraba el pequeño albino, mientras su rostro seguía estampado contra el frio y áspero suelo.

>>-hey…Zaid…por…favor…ya…no…aguantaré….más… –su vista se había nublado completamente y le resultaba difícil respirar, las lagrimas y el dolor de garganta se hacían insoportables.

 

***

 

-Y… ¿Joven, por qué está usted en un lugar como este? –preguntaba la enfermera al joven alto, cabello negro azabache, chaqueta larga y negra y su cuello le tapaba el mentón y nariz.

-He venido a ayudarles… un proyecto. –La joven enfermera, al escuchar aquella gruesa y áspera voz quedó flechada al instante.

-¿De la escuela? –preguntaba, sin curiosidad, solo para escuchar de nuevo aquella voz, para su desgracia, el joven solo se limitó a asentir con su cabeza.

>>- Bueno, solo debes darnos tu nombre, y escoger al paciente que quieras atender… -Hablaba la joven muchacha, sin despegar su mirada de esos ojos penetrantes.

-Zaid, Zaid Awisth, y cualquier paciente está bien. –Respondió indiferente el azabache, desviando su mirada hacia la amplia ventana de la recepción.

-Deberías escogerlo tú, ya sabes, esto no es un centro de rehabilitación cualquiera, no hay muchas personas cuerdas… de hecho, nadie lo es aparte del personal. –La estruendosa risa se escuchó alta, mientras que Zaid componía una mueca de molestia por aquella risa y el chiste de mal gusto.

De momento se paseó entre los lúgubres pasillos, mirando por las pequeñas ventanas de las puertas de las habitaciones, observando a gente rara y excéntrica, nunca le había gustado decir que las personas estuvieran locas, simplemente eran, “diferentes”; intrigado se detuvo en una de ellas, y un brillo de curiosidad se dibujó en sus ojos, estaba ahí un joven albino, de cuclillas e intentando mirar hacia fuera por esa diminuta ventana.

Sus deseos de salir deben ser muy grandes… pensó el azabache, mientras miraba sumamente interesado el interior de la habitación, hasta que el pequeño joven se dio la vuelta y se percató de su presencia, pareció temblar de miedo, su cuerpo corrió a esconderse de bajo de aquella cosa que se podría decir que era una cama.

-él… -Murmuró el azabache, mientras la enfermera lo miraba entre extrañada y fascinada.

-¿Él? ¿Sabes? Si te dije que eligieras bien a tu paciente no era por… -Una mirada de odio fue lanzada hacia ella, el azabache la fusilaba con la mirada, no iba a tolerar otro de sus chistes de mal gusto.

-Él, lo quiero a él y a nadie más. –La enfermera intimidada solo asintió bajando la mirada a su portapapeles y anotó el nombre de “Allen Sofire” justo al lado del nombre del mayor.

-S-si no es más nada, te presentare con Allen…

-Allen… -murmuró para sí mismo, deleitándose al pronunciar cada silaba de ese nombre.

***

 

Tiempo después, el albino había logrado sentarse sobre el suelo, recostando su espalda a la parte lateral de la cama, su nuca descansaba en la superficie de ésta, y sus ojos estaban fijos en el techo, éstos estaban rojos de tanto sollozo que aflojó el débil joven, mientras una carcajada invadía el lugar.

-Vaya, vaya, ¿Quién diría que tendría la suerte de ver a mi lindo hermano menor enamorado a tal punto? –Reía ampliamente el pelirrojo sentado justo al lado de Allen, acariciando suavemente la caballera de éste.

-No estoy de humor… Jake. –sus ojos se llenaron de tristeza, y desviándolos fue que el pelirrojo cayó en cuenta que había dicho algo innecesario.

-Lo siento. –susurro, acercando su rostro a la frente de Allen. –Lamento el no poder sacarte de aquí.

-No es tu culpa, es culpa de esa mujer. –Sus ojos se cerraron, recibiendo aquel beso que su hermano mayor depositaba en su frente.

-Madre… ¿Eh? Bueno, teóricamente, ella no tuvo la culpa, pues ella es ignorante como todos nosotros… -dijo mientras se recostaba en la cama, poniendo sus brazos tras su nuca.

-¿Crees que… el no confiar en su hijo, el abandonarlo, el olvidarse de él, puede justificarse con su “ignorancia”? –Preguntaba amargamente, con ganas de llorar nuevamente.

-Bueno, tal vez no…

 

***

 

Al irse la enfermera, Zaid se acerco sigilosamente a la cama donde se encontraba escondido el pequeño albino, poco a poco se fue agachando, y asomo su rostro, para luego sorprenderse con aquella imagen, el albino estaba en posición fetal, habían lagrimas en sus ojos, los cuales estaban fuertemente cerrados, todo su cuerpo temblaba.

El azabache estiró su mano amablemente hacia el albino, quien pareció asustarse aun más con este acto, Zaid titubeo un poco, pero luego recupero su confianza, él estaba ahí para ayudarlo.

-Tranquilo… no vine a hacerte nada, solo a ayudarte. –El azabache puso la voz más suave y calma que pudo, seguido de una cálida sonrisa, mientras que Allen solo abría lentamente los ojos para luego quedar atónito y confundido.

-N-no… te… creo. –Su voz sonó ronca y desganada, completamente temblorosa y sin fuerzas.

-Bueno, si te quisiera hacer daño, te sacaría de ahí a la fuerza ¿No crees? –una leve risa salió de la nariz de Zaid, y un rostro amable y brillante se dibujó en su cara.

El albino tomó dudoso la mano del azabache, mientras que éste halaba de ella gentilmente… y así fue que se conocieron, durante unos meses Zaid intentaba venir a diario, en uno que otro día, fue el primer beso y en otro ya no llevaban la cuenta, y así fue, por un corto, corto tiempo… hasta que…

Notas finales:

Bueno, he aquí cuando hago la misma pregunta de siempre ¿Qué les pareció el capitulo? ¿Qué tal les pareció Zaid? Personalmente a mi me encanta Zaid, o al menos su personalidad >////< por ahora…

Sin más nos leemos en el próximo capítulo que estaré subiendo muy pronto lo prometo.


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