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Sin escapatoria. por Sheshire

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Notas del capitulo:

Hola mis queridos jóvenes de dios, lamento el retraso del capítulo, pero como saben, éste fic no tiene fecha de actualización y a veces se me pasa por alto eso de actualizarlo, pero eso ya no importa, pues el próximo capítulo será el final de esta historia, pues sí dije que sería corto.

Nos leemos más abajito, como siempre doy gracias a las personas que comentaron en el capítulo pasado:  Raibel, gracias y bienvenida a la historia ^u^

Sin nada más que decir ¡A leer!

 

Tic, Tac, Tic, Tac, CAPITULO IV

Vencido.

 

 

 

La humedad se podía percibir en el aire, el sonido de la lluvia era tenue, apenas capaz de percibirse, el día se sentía incluso más deprimente para Allen, quien estaba  recostado en su  cama, mirando hacia la pared de enfrente, sus ojos estaban apagados, y sus ojeras eran aun más gruesas y oscuras, no había podido concebir el sueño hace más de dos días, pues su mente maquineaba todo lo que le había sucedido en su vida una y otra vez.

Realmente el albino no tenía casi recuerdos felices, la mayoría de ellos, le hacían pensar porque seguía con vida, si es que a eso se le podía llamar vida, comía por instinto, porque no le llegaba a sentir el sabor a la comida de ese lugar, cuando dormía lo hacía porque ya no podía aguantar más, su cuerpo sucumbía a su propia oscuridad y se dejaba llevar por sus pesadillas en su descaso.

El sonido de llaves chocando leventemente se escuchaba en eco atreves de la puerta de metal, la llave encajándose lo alertaban, pero no podía mover ni un musculo, incluso cuando quería correr y esconderse, no podía hacerlo, su cuerpo no respondía; el chillido de la puerta lo estremeció, y sus ojos rodaron lentamente a ver de quien se trataba.

Para sus suerte solo era la enfermera, quien traía su medicamento diario, el que había dejado de tomar hace algunas semanas, pues había decidido que dormir era innecesario; no obstante, hoy sentía ganas de despegarse de su cruel realidad, ya sea por unos cuantos minutos trasladarse a otra pesadilla, al menos sería otro entorno.

La mujer se le acercó, con un vaso de agua, y varias píldoras en mano, abrió suavemente los labios resecos del albino, para introducirlas “amablemente” y llevó el borde del vaso a éstos, dejando fluir el liquido a penas tibio, pues no se preocupaban por si estaba fría, caliente, o lo que sea; el albino miró directamente a los ojos de la enfermera, era la misma que había llegado con Zaid, pero ahora, Zaid ya no estaba, poco a poco sus parpados se iban cerrando, lentamente, la imagen de Zaid iba apareciendo borrosamente.

 

 

Sus espaldas brillaban por el sudor, suaves gemidos se escuchaban del albino, sus manos acariciaban suavemente la espalda del azabache, mientras éste solo ronroneaba en su oído, las manos de Zaid recorrían las caderas del albino, subiendo suavemente a su espalda, mordiendo sensualmente su cuello, entrando con su lengua a su oído y succionando su lóbulo, Allen solo podía gemir incontrolablemente, era la primera vez que se sentía tan bien…

-Z-Zaid… mm… ngh. –Susurraba el pequeño albino, mientras cerraba fuertemente sus ojos.

-Allen… Allen. –La voz no era la de Zaid, abrió los ojos rápidamente, y observo con detalle la cara de la persona arriba de Allen, poco a poco, ésta se iba desfigurando, transformándose en aquel enfermero que frecuentemente lo visitaba, el miedo albergó su ser, y su cuerpo empezó a temblar… está vez, no era de placer.

N-No… Aléjate… ¡No…me toques! –Gritaba el albino, pero su voz no salía de su boca, su cuerpo no lo podía mover.

La escena frente a él cambio, él estaba sentado en su cama como habitualmente, solo que esta vez, la espalda de Zaid se encontraba frente a él, estaba viendo como se alejaba rápidamente de él, Allen emprendió su corrida a evitar que se fuera, pero por más de que corría no podía alcanzarlo, parecía como si se alejase más y más.

El albino cayó de rodillas, asustado miraba a su alrededor, no podía distinguir nada, solo oscuridad lagrimas salían de sus ojos, mientras abrazaba sus rodillas, miraba confundido alrededor…

 

Se despertó abruptamente, llevó una de sus manos a sus mejillas, las cuales estaban húmedas de las lágrimas que se derramaban por éstas, Allen incontrolablemente reventó en llanto, no podía formular palabra alguna, solo respirar con dificultad.

-Vamos, que no nos gusta verte así… -Dice el pelirrojo, mientras le regala un dulce abrazo a su hermano menor.

-¡Allen, sonríee! –Dice la pequeña Nancy, formando una dulce sonrisa en sus labios.

-¡So-rí-e! –Dice el pequeño Dilan, tomando las manos del albino y frotándolas suavemente contra su mejilla.

-Ya… ya no aguanto más… ayúdenme por favor… quiero terminar con esto ya. –Dijo Allen, con dolor y tristeza en su voz, apretaba sus puños fuertemente, y fruncía el ceño hacia sus amigos.

-¿Quieres que… nosotros…? –Dijo el pelirrojo, frunciendo el ceño con enojo hacia su hermano menor.

-Sí… ya no aguanto más. –Bajó la mirada hacia el suelo, y las lágrimas empezaron a brotar sin que Jake se diera cuenta.

-¡¡¿Rendirte?!! ¡¡¿Es eso lo que vas a hacer?!! ¡¿Darles gusto a ellos?! –Reprendiendo fuertemente a su hermano, Jake cerraba fuertemente sus puños y lo fulminaba con la mirada, mientras que el pequeño albino lo miraba con sus ojos abiertos de par en par, mientras las lágrimas nublaban su vista, era inusual ver a Jake levantándole la voz al albino.

-¡¿Y QUE QUIERES QUE HAGA?!  -Gritó con todas sus fuerzas. –¡Él no vendrá! ¡¡Él ni nadie me ayudará!! ¡Me quedaré aquí! ¡Ahogándome en mis propias lagrimas y sufrimiento! He esperado lo suficiente como para darme cuenta de que estoy completamente solo en este mundo.

-Debe haber otra solución. –Dijo Jake, en susurros,  mientras acariciaba suavemente el mentón de Allen.

-Si la hay, no la quiero saber, todos… todos se pueden ir al mismísimo infierno, que se pudra la humanidad, todo… pero por favor, no me hagas convivir con ellos más. –La tristeza se dibujó en su cara, mientras Jake solo se limitaba a limpiar las lágrimas de su hermano mientras pensaba rápidamente lo que acaba de pasar.

-Si no hay más remedio, no me queda nada más que ayudarte, pero eso sí, no te podrás arrepentir después. –Dijo Jake, suspirando de cansancio y respirando profundo, cerrando suavemente sus ojos.

-Gracias… Hermano. –Dijo Allen, sonriendo amablemente, su sonrisa era sincera, por una vez en su vida.

-Buff, nada de esto hubiese pasado, si yo hubiese sido más fuerte aquel día. –Su ceño se frunció en tristeza y dolor.

 

-Tú no tienes la culpa, la culpa siempre ha sido mía y nada más que mía, pero así son las cosas, y no puedo hacer nada más. –Sonreía mientras acariciaba la mejilla de su hermano mayor, quien los miraba de reojo, y suspiraba de dolor, mientras que Allen solo susurró a tal punto que solo él pudo escucharlo. –Adiós, para siempre… Zaid.

¿Qué les pareció? Gracias por leer hasta aquí, bienvenidos son sus comentarios y nada, nos leemos en el próximo capítulo.

Adiós.

Sheshire.

Notas finales:

¿Qué les pareció? Gracias por leer hasta aquí, bienvenidos son sus comentarios y nada, nos leemos en el próximo capítulo.

Adiós.

Sheshire.


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