Akihiko conducía el auto camino a una cabaña en las montañas, afuera nevaba tranquilamente como si el cielo quisiera acariciarlo, su pareja hiroki estaba a su lado, pensando en el momento en que se conocieron. Fue durante un encuentro de atletismo en la secundaria, akihiko encontró a hiroki, quien era de otro instituto, completamente desnudo y solo en los camerino, como si de magia se tratara decidió desnudarse el también.
- he visto cuerpos mejores – mencionó el joven de cabellos castaños intentando ocultar su inseguridad.
En ese entonces ellos tenían 17 años, ahora tienen 23, y esos 6 años como pareja han sido muy alegres.
El auto seguía avanzado, la nieve era cada vez más espesa. De repente, un ruido del auto sacó a hiroki de sus pensamientos. Tranquilamente akihiko paró el auto. Una rueda se había pinchadopor unos pedazos de hielo en el piso. Hiroki intentó sacarlos del camino, pero terminó con un pequeño corte en la mano.
- valla torpeza – dijo con ironía el hombre de los ojos violeta, de los cuales se desbordaba todo el amor que sentía.
Una gota de sangre calló en la nieve, dejando un pequeño círculo rojo muy cerca del pavimento.
Usami empezó a cambiar la rueda que se había roto. Pero hiroki cada vez se sentía más débil. Caminó un poco para alejarse de la carretera, dejando un fino camino de círculos rojos a su paso. Notó que había dejado su chaqueta en el auto, pero algo le obligaba a no volver, a pesar del frío hiroki quería seguir caminando, sus ojos se estaban cansando, pero su instinto le decía que debía seguir adelante. El camino de gotas era cada vez más ancho, y el frío comenzaba a doler. Cuando cayó en el suelo entendió por qué, esa hermosa mujer albina le había anunciado que era su hora, ella era lo suficientemente amable para evitarle ser visto en su último momento, y también para ser encontrado con su cuerpo intacto. La última gota del rastro de sangre cayó.
Pasaron meses y akihiko no podía perdonar a esa cruel mujer, la había visto en la lejanía el día que conoció a hiroki, sabía que cada vez estaba más cerca de su amor, sabía que su novio la veía en sueños, sabía que algún día se lo llevaría.
Una noche usami soñaba con su amor, pero de un segundo a otro el aura del sueño cambió. Esa hermosa mujer del vestido azul y labios pálidos los estaba consolando ¿cómo era eso posible?
- no te preocupes – murmuró la mujer sin romper el rierno abrazo – yo cuidaré de él refiriéndose a hiroki – por tu parte, no desesperes, un par de esmeraldas llegarán a tu vida.
El hombre de cabellos plateados no pudo más y rompió en un inconsolable llanto.
Pasaron las semanas y llegó el cumpleaños de akihiko, aunque él no estaba de humor para celebraciones, por lo que decidió ir solo a un parque cercano, de improvisto, la mujer albina apareció detrás de un chico castaño, de ojos verdes muy expresivos, una sonrisa radiante y cuerpo delgado. La mujer sujetaba el hombro del joven, pero este parecía no darse cuenta a diferencia de hiroki. La mujer en vez de seguir al muchacho como había pasado con su antiguo amor, lo dejó solo, y desapareció dejando un pequeño rastro rojo debajo del joven. No cabía en akihiko toda la belleza del estudiante, el cual cruzó la calle y entró en la universidad.
La mujer tenía razón, ella le quitó la persona, él pensaba que la mujer era malvada por quitarle a su hiroki, pero no le dejó solo, y le presentó a otra para quererle y cuidarle ¿destino? ¿Premonición? ¿Leyes de las probabilidades? No lo sabía, pero estaba en frente.
Usami siguió al chico hasta la biblioteca. Vió al chico entrar en la sección de romance. Tomó un libro de tapa azul.
- yo escribí ese libro- dijo en hombre de ojos violeta.
- he leído mejores
“gracias mujer del vestido azul” pensaba akihiko para sus adentros “no sé por qué te llevaste a hiroki, pero gracias, y perdón por pensar que eras cruel.