El día era como cualquier otro, al menos para el joven que se encontraba caminando rumbo a su escuela, ese lugar en donde era tan infeliz y miserable. Desde la corta edad de cuatro años noto que todos lo aislaban como si fuera una especie de enfermedad, como si fuera una peste, incluso sus propios padres, de sus padres no lo entendía, es decir, se supone que un padre ama por sobre todo a un hijo su situación era completamente distinta, sus padres nunca lo quisieron, nunca recibió un beso amoroso de su madre y tampoco recibió un abrazo confortable de su padre, en cambio solo recibió indiferencia y frialdad nunca lo entendió hasta que supo la cruda verdad. Él solo era el encargo que habían dejado sus tíos a unos completos extraños solo por no querer tenerlo con ellos, al parecer su propia familia no lo quería y preferían pagar una suma de dinero a unos completos extraños solo para no tener que convivir con “semejante fenómeno” como habían aclarado sus tíos. Hace solo una semana lo había descubierto y se sentía el ser más miserable del planeta a sus cortos catorce años.
Siguió caminando por las calles de Londres hasta llegar a un parque cercano y se detuvo para descansar en uno de los tantos asientos que había en el parque, después de todo aún faltaba mucho para que las clases dieran comienzo además de que la escuela se encontraba cerca. Mirando a las familias se dio cuenta de que quizás nunca sentiría esa calidez que uno siente al estar con un ser querido, es decir, él no tenía a nadie ni un amigo, compañero nadie quien le apoyara, nadie… que lo quisiera. Ciertamente a veces pensaba que lo mejor sería desaparecer, total ¿quién se acordaría del pobre chico atormentado de la preparatoria Hampton? Nadie absolutamente nadie o al menos eso era lo que pensaba. Pero había una parte de él que aún lo instaba a luchar, que lo alentaba a seguir adelante y que no todo lo que le pasaba era malo había pequeños momentos en los que era realmente feliz, muy pocos a decir verdad, pero realmente era feliz como la vez en la que se perdió en el bosque por culpa de sus compañeros ahí encontró unos pequeños y extraños animalitos con los que jugueteo hasta que sus profesores lo encontraron, esa fue la tarde más divertida que tuvo en su vida.
Decidió que ya era de que retomara su camino hacia la escuela, avanzaba tranquilamente mirando los pequeños y adorables objetos que se exhibían en las tiendas y de pronto empezó a caer pequeños copos de nieve, la nieve era algo que realmente le encantaba le gusta como esta cubría todo con su manto blanco no pudo admirar más la nieve porque noto que ya había llegado a la escuela. Entro y la pequeña sonrisa que había florecido en sus labios murió, estar en el lugar donde siempre lo atormentaban siempre hacia que sus ánimos decayeran rápidamente, llego en unos cuantos minutos a su salón y para su desgracia ahí ya se encontraban sus verdugos y el peor de todos…. AnthonyBleik el chico rubio de ojos azules a quien detestaba profundamente.
-¡oh! pero miren a quien tenemos aquí al pequeño nerd de la clase.- nerd ese era uno de los tantos sobrenombre que le habían autoimpuesto, solo por el hecho de que el había sido adelantado dos años por su capacidad de aprendizaje.-y dime sabelotodo ya terminaste de devorar la biblioteca o aun sigues sin vida social.-todos empezaron a reír como todas las veces en las que Bleik hacia un comentario ofensivo para él.
-prefiero quedarme en la biblioteca a estar en compañía de trogloditas sin cerebro.-sabía que contestar de esa manera le traería problemas pero no podía quedarse callado y ver como él lo humillaba. La sonrisa de burla que traía Bleik se desvaneció rápidamente al escucharlo.
-te voy a enseñar quien es un troglodita niñato estúpido.- rápidamente se puso a la defensiva al ver que el otro se disponía a atacarlo pero el profesor llego justo en ese momento.
-buenas tardes alumnos saquen sus libros continuaremos en lo que quedamos la última vez.-Harry al ver que ya no corría peligro, al menos por el momento, se relajó y escucho atentamente todo lo que el profesor White explicaba aun así sabía que no podía relajarse mucho, después de todo sabía que Bleik lo buscaría en la salida para golpearlo como siempre solía hacerlo.
La clase paso tan rápido que ni siquiera noto cuando la clase termino hasta que empezó el habitual bullicio que se creaba en los momentos de receso, estaba por salir del salón para despejarse un poco hasta que choco con la insoportable novia de Bleik, Cáterin Johnson la chica que lo odiaba sin razón alguna.
- a donde crees que vas Evans acaso escapabas de alguien.-pregunto con sorna la altanera rubia viendo al pelinegro desde arriba, dado que la rubia era más alta que él por los dos años de diferencia de edad.
-Por supuesto que no Johnson porque habría de hacerlo.-respondió tranquilamente. No se dejaría amedrentar por una rubia sin cerebro como lo era ella.
-quizás porque mi NOVIO tiene cuentas que resolver contigo.-dijo remarcando la palabra novio.- no es así mi amor.- dijo viendo a su novio que los miraba desde la mesa en la que se encontraba.
-por supuesto catts pero no los resolveré ahora, esperaremos a la salida no queremos una reprimenda o ¿Si?-dijo el mientras atraía hacia el a la rubia y la tomaba por la barbilla, Harry tomo esa oportunidad y salió corriendo del salón lo más rápido que pudo.
Viendo que ambos chicos no lo perseguían decidió relajarse y dar una vuelta por los alrededores. El colegio era un lugar realmente hermoso lástima que estuviera poblado por personas tan desagradables como lo eran Bleik y Johnson, ambos chicos eran realmente detestables a sus ojos.
Sin darse cuenta había llegado a uno de sus lugares favoritos de la escuela, era un lugar un poco apartado pero realmente hermoso extrañamente el lugar estaba repleto de flores y eso era lo que realmente lo hacía único y maravilloso, estar ahí le daba mucha paz, era como estar encerrado en su pequeña burbuja particular sin nadie que lo molestara. Estaba tan relajado sentado en la hierba con los ojos cerrados que no se dio cuenta que Bleik estaba frente a él, hasta que este lo estampo en la hierba mientras se situaba encima suyo. El más pequeño miro con rabia al más alto, quien lo miraba con diversión mientras agarraba las manos del más pequeño y los situaba por encima de su cabeza para que no intentara escapar.
- ¡¿Qué crees que haces?! ¡¡Suéltame!!-grito con rabia el pelinegro mientras se retorcía intentando zafarse del otro chico.- ¡Te digo que me sueltes!
-hmp. Siempre tan indomable ¿verdad?-no era una pregunta si no una afirmación. Empezó a tocar la piel expuesta del más pequeño mientras este se quedaba estático por la repentina acción.
Estaba literalmente paralizado por las acciones del otro chico lo tenía confundido y aterrorizado, quería que parara pero su cuerpo estaba totalmente estático. El otro viendo que el menor no reaccionaba empezó a besar el cuello del chico, dicha acción hizo que el más pequeño reaccionara empujando con fuerza al otro y que comenzara a correr lo más lejos posible del otro.
-Diablos.-dijo viendo que el pelinegro ya se encontraba fuera de su alcance, había estado tan concentrado en besar el delicado y suave cuello del menor que no noto cuando este reacciono y lo empujo con fuerza dejándolo desorientado por unos segundos, segundos que fueron suficientes para que el otro escapara.
-Serás mío cueste lo cueste.-dijo viendo por donde se había ido el menor.
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Llego agitado a uno de los salones en des huso que había en la escuela estaba asustado, realmente asustado sentía el sudor frio bajar por su frente, como su cuerpo aun temblaba por el miedo esperaba que este episodio no se volviera a repetir. Las lágrimas empezaron a salir irremediablemente de sus ojos mientras se acurrucaba en una esquina del salón¿Por qué? ¿Por qué siempre le pasaban estas cosas a el? Porque no podía sencillamente estar en paz, acaso la vida lo odiaba tanto como para hacerle revivir ese horrible episodio una y otra vez.
El solo era un niño cuando paso eso. Fue en su cuarto año escolar, sus padres nunca lo recogían de la escuela como lo hacían los otros padres él siempre tuvo que volver solo a casa y ese día no era la excepción. Habíansalido un poco tarde por una actividad que se había realizado ese día así que a hora se encontraba corriendo para llegar temprano a casa puesto que él vivía un poco lejos de la escuela, él estaba un poco preocupado debido a que ya era un poco tarde y tenía miedo de la reacción de sus padres puesto que a ellos no les gustaba que llegase tarde.
Ya estaba anocheciendo y eso lo preocupo aún más, ya estaba cansado pero solo le faltaban cinco cuadras y llegaría a casa no noto cuando un hombre salió de la nada y le tapó la boca. Lo condujo hacia un callejón vacío por donde transitaba muy poca gente hay se encontraban dos hombre más, no sabía lo que querían de él y estaba asustado intento pedir ayuda pero la mano del hombre se lo impedía se removió con fuerza para zafarse del hombre pero solo consiguió que este lo lanzara bruscamente al suelo, el golpe lo dejo realmente adolorido y desorientado debido a que su cuerpo era bastante frágil y pequeño. Entro en un estado total de pánico cuando uno de los hombres se acercó a él y empezó a desvestirlo.
Grito por ayuda pero nadie lo oía, sacudía sus piernas en un intento de patear al hombre pero esto solo hizo que el hombre se enfureciera y lo abofeteara con fuerza. Cuando estuvo totalmente desprovisto de su ropa los otros dos se acercaron, mientras uno lo separo completamente de piernas el otro agarro sus manos por encima de su cabeza y tapo su boca con una de sus manos.
Súbitamente un dolor desgarrador lo atravesó y el fuerte grito de dolor que salió de su boca fue amortiguado por la mano de uno de los hombres, la primera embestida vino y sintió como si lo partieran en dos luego vinieron más y más ya había perdido la noción del tiempo y cuando pensó que ya todo había acabado los otros dos hicieron lo mismo lastimaron su cuerpo tanto como pudieron. Cuando se cansaron lo dejaron tirado ahí y se fueron él se quedó solo en esa calle solitaria y oscura se quedó ahí mirando hacia la nada mientras las lágrimas salían sin control de sus ojos.Una gota de lluvia callo en su rostro y luego le siguieron otras hasta que se convirtió en una fuerte llovizna, la lluvia se llevaba todo el rastro de lo sucedido junto con sus lágrimas hasta que no quedo más lagrimas por derramar con cuidado se colocó su uniforme escolar y a duras penas empezó a avanzar hacia su casa.
No dejo de llover en ningún momento y todo el camino le pareció un infierno, ya no aguantaba y su cuerpo parecía que ya no resistiría más se animó a continuar faltaba poco para llegar a su hogar. A pesar del dolor en su cuerpo consiguió llegar pero cuando intento abrir la puerta de su casa descubrió que esta estaba cerrada, toco y nadie vino a abrirlo llamo a su madre y a su padre pero ninguno de ellos lo escucho cualquiera pensaría que quizás por la fuerte lluvia no lo escuchaban y quizás así era pero él sabía que de todas formas no le abrirían. No sabía porque sus padres no lo querían el siempre trataba de esforzarse al máximo en todo, intentaba sacar las mejores notas para que sus `padres se sintieran orgullosos de él, siempre era respetuoso con ellos, hacia todo los quehaceres del hogar para que su madre lo estimara un poco pero ninguno de sus esfuerzos daba frutos. En estos momentos solo quería recibir un poco de afecto, que le dijeran que no estaba solo que ellos estaban con el pero no era así, estaba ahí afuera con una fuerte lluvia solo y sin nadie que lo consolara.
Rodeo la casa hasta llegar al jardín donde había un gran árbol que el mismo había plantado hace tres años se acurruco en el tronco puesto que tampoco tenía un lugar a donde ir. No tardó mucho en dormirse a pesar de la fuerte lluvia puesto que se encontraba cansado físicamente como mentalmente.
Recuerda que cuando despertó su madre y su padre lo miraban desde la puerta de la casa, su madre se acercó y él pensó que lo abrasaría y lo consolaría pero no fue así solo recibió una fuerte bofetada que le giro la cara en el lugar donde lo había golpeado uno de los hombres que lo habían violado.
De eso ya habían pasado cuatro años y siempre que lo recordaba se sentía como si fuera alguien que no valía nada la diferencia era que ahora sabía el por qué no lo querían sus padres. No supo cuánto tiempo se había quedado ahí hasta que sonó la campana de la escuela que anunciaba la salida, se levantó y se limpió las lágrimas que tenía en el rostro con un pañuelo una vez que lo hizo se dirigió hacia su salón para recoger sus cosas afortunadamente Bleik ya se había ido recogió sus cosas y se fue rápidamente quería llegar lo más pronto posible a su casa. Caminaba rápido por las calles de vez en cuando se paraba a mirar los pequeños objetos que exhibían en la tiendas pero luego retomaba su camino aún era temprano y sus padres no llegarían a casa hasta dentro de tres horas.Había tomado la decisión de irse muy lejos dejaría la casa de unas personas que no eran sus padres y que ni siquiera lo querían y que solo lo tenían con ellos porque sus propios parientes no lo querían, dejaría la escuela y empezaría de cero en entro lugar aunque sabía perfectamente que le costaría bastante trabajo pero confiaba en que el podría lograr salir adelante sin la ayuda de nadie. Llego a su hogar y tal como lo supuso sus padres no se encontraban aun en casa, empaco las pocas pertenencias que tenía junto con el dinero que había ahorrado al trabajar como camarero en un restaurante familiar, sus padres no lo sabían puesto que nunca le prestaron atención, empaco un poco de comida enlatada y galletas eso bastaría para algunos días miro su cuarto por última vez y luego salió de ahí. Llevaba tan solo su mochila y una pequeña maleta estaba feliz ya no estaría en un lugar donde no lo querían y donde era infeliz seria libre de todos ellos, agarro un taxi y se fue directamente a la estación de trenes dejaría la ciudad de Newcastle e iría a Londres por lo que sabía sus parientes eran de Londres así que si quería saber qué fue lo que le paso a sus verdaderos padres debía de ir ahí. Llego en pocos minutos a la estación por lo que sabía el tren que lo llevaría a Londres saldría dentro de unos quince minutos así que tenía que apurarse, pago al conductor y tomo su mochila y su pequeña maleta y fue directo a la boletería para comprar un boleto de pasaje una vez que lo hizo decidió ir un momento a comprar una botella de agua al kiosco que había en la estación pero súbitamente lo jalaron hacia un lugar apartado y con pánico se dio cuenta de que era Bleik.
-¡¡¿A dónde diablos crees que ibas?!! ¡¡ Dímelo!!-el rubio claramente se veía enfadado.
-Eso no te interesa. ¡¡Así que suéltame!!-se zafo del agarre del otro y se disponía a abordar su tren cuando este nuevamente lo agarro por los hombros estampándolo con fuerza en la pared.
-¿Qué no importa dices? En serio eso crees.-pregunto mientras se reía sin humor su mirada se veía totalmente terrorífica y eso lo asusto aún más.- Me importa porque me perteneces y porque no voy a dejar que te vayas así sin más no después de que tuve que alejar a todos esos imbéciles de ti solo par que tu decidieras irte de un día para otro así que ahora mismo vendrás conmigo y no iras a ningún lugar.-el rubio empezó a jalarlo para que caminara hacia la salida mientras que el pelinegro estaba intentando que lo soltara.
-¡¡Suéltame!! ¡¡Te he dicho que me sueltes bastardo!!-no sabía que más hacer su tren saldría dentro de unos minutos y si no conseguía soltarse del rubio lo perdería pero por mucho que se resistiera no lo estaba consiguiendo.-¡¡Que me sueltes idiota!!-justo cuando el rubio se giró para callarlo el pelinegro lo golpeo en la entrepierna ocasionando que lo soltara, el más pequeño aprovecho la oportunidad para escapar del otro y llego justo a tiempo para abordar su tren puesto que este ya había anunciado su partida a Londres y empezaba a marchar un gran suspiro de alivio salió de su boca al ver al ver que el tren ya se alejaba de la estación ahora solo tenía que olvidar lo que había pasado y concentrarse en lo que le depararía el futuro una vez que llegar a Londres.
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El rubio ya se había recuperado del golpe que le había dado el pelinegro en la entrepierna pero para su frustración el menor había escapado y desgraciadamente no sabía a cuál de los trenes había abordado el pelinegro.
-¡Demonios!- dijo viendo que los trenes habían salido al mismo tiempo.- No escaparas tan fácilmente de mi querido Harry, no lo harás eso te lo puedo garantizar.