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Inocente Amor Enfermizo por saganami

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Notas del fanfic:

Holis, heme aqui con un nueva idea loca que se me cruzo por la cabeza, espero les guste.

bueno este es mi primer fanfic de naruto, asi que sean tiernos conmigo...

los personajes no me pertenecen, si no a su dueño, yo solo los tome prestados para escribir esta pequeña historia que si es de mi propiedad...

asi que ¡Comenzemos!

Notas del capitulo:

Holis, heme aqui con un nueva idea loca que se me cruzo por la cabeza, espero les guste.

bueno este es mi primer fanfic de naruto, asi que sean tiernos conmigo...

los personajes no me pertenecen, si no a su dueño, yo solo los tome prestados para escribir esta pequeña historia que si es de mi propiedad...

asi que ¡Comenzemos

Sus frágiles y suaves manos se aferraban con fuerza a las cálidas sabanas desechas que cubrían aquel lecho, en donde una feliz pareja estaba consumando aquel acto carnal y pasional.

—   Ahhhh…más…más…ahhhh —  gimió una  suave y melodiosa voz, con su respiración agitada y su cuerpo temblando por las constates arremetidas que su pareja le proporcionaba.

—   Tus…ahhh…deseos…son, ahhhh…ordenes — gimió roncamente por el placer una suave voz varonil, quien tomando de las caderas a su rubia pareja arremetió con más fuerza aquella cálida y delirante entrada que no tardo en derramar finos hilos rojos por las suaves y delgadas piernas del rubio, a causa de la fuerza puesta en las envestidas.

El rubio menor solo gimió de dolor y placer al sentir los movimientos de cadera que su compañero aumento a causa de su pedido.

 

Quien diría que hace apenas un par de años tanto tu como el rubio eran una familia feliz a lado de esa sencilla y hermosa mujer pelirroja que en su verde mirada denotaba bondad, alegría, carácter e inocencia…nada más lejos de la realidad…

 

Los espasmos en la entrada del rubio comenzaron a hacer estragos en su miembro por lo cual el varón no pudo reprimir un gruñido de satisfacción al sentir aquellas suaves paredes anales estrujar su virilidad deliciosamente.

—   No quiero…ahhhhh…terminar aun — logro pronunciar antes de salir de aquel paraíso.

Un quejido de inconformidad salio de la boca del rubio, y antes de que pudiera objetar alguna queja vio como aquel varón se recostaba a su lado, con su mano derecha subiendo y bajando por lo largo de su palpitante miembro. Un sonrojo cubrió aquellas tostadas mejillas y su mirada se centró en aquella actividad que su amante se proporcionaba a sí mismo; virando su rostro, sonriéndole y parando su trabajo le susurro con voz ronca por el deseo:

—   Móntame… —

Aquellas 7 letras lograron poner su rostro exquisitamente teñido de carmín. Y con una sonrisa se colocó encima de él, mientras que una mano tomaba aquel trozo de carne palpitante, la otra se apoyó en aquel pecho fornido.

 

Los días de aquella bella y unida familia pasaron rápido y en cada uno de ellos la máscara que los cubría comenzó a desvanecerse…

¡Y fue tu error Kushina!  ¡Él maldito error que cometiste!  Ese que llevo a tu marido a comenzar a ver a tu hijo de una forma poco sana.

No me dejaras mentir verdad, que la falsa mascara de madre amorosa y esposa perfecta fue rota por las inocentes palabras de tu retoño…

 

¿Por qué Kushina?, porque si tenías a tu lado a un hombre maravillo, un hombre que nunca antes paso por su cabeza  la palabra incesto, un hombre que te amaba a ti y su hijo, y que si por el fuera daría su miserable vida por salvar la de ustedes dos, no importa si con ello la muerte es la única solución.

 

—   Ahhhh…estas…mmm…ahh…muy…a-apretado — logro articular al tomar las caderas del menor y ayudarlo a profundizar y aumentar el ritmo de las envestidas.

—   Y tu…ahhhh…la-la tienes…ahhhhh muy…grande — respondió el menor con sus bronceadas mejillas teñidas de carmín y sus delgadas manitas apoyadas en el fuerte pecho del mayor, ayudándose a subir y bajar por aquel trozo de carne, contando con la ayuda de su pareja.

 

Vamos mujer acuérdate, has memoria y piensa en cuando la relación que tú y tu marido tenían comenzó a decaer drásticamente…

¡¡Ha ya se!! Tal vez fue cuando comenzaste a aburrirte de tener que vivir monótonamente, en la misma casa, con el mismo marido, los mismos amigos y el mismo hijo; o cuando comenzaste a poner tu atención en los distintos hombres solteros, viudos, casados, o divorciados, que al igual que tú llevaban a sus pequeños retoños al colegio o que simplemente pasaban por ella con la intención de apreciar el hermoso panorama que las señorita, jóvenes donceles, donceles adultos y por supuesto hermosas mujeres como tú les brindaban; oh…oh tal vez cuando las distintas habitaciones de hotel se llenaban de placenteros sonidos que tu boca la de tus amantes profesaban cada vez que sus cuerpos perlados de sudor se movían acompasadamente en una danza por demás legendaria y llena de placer puro, o quizás fue cuando tus lindos ojos verdes se posaron en unos azules, que por desgracia no eran los de tu marido…

 

Los movimientos en la habitación y el rechinido de la cama en donde aquella pareja se demostraba como tantos otros cuanto se amaban, comenzó a aumentar, hasta que un fuerte gemido de placer por parte de ambos indico que estos habían alcanzado el tan esperado clímax, y fue ahí en que el silencio en la casa se hizo presente, excepto en aquella habitación; respiración agitada, tiernos besos, suaves caricias y sinceras palabras de amor, llenaban el lugar en donde una pareja de rubios yacía abrazados y envueltos en las cálidas mantas que su lecho de amor les proporcionaba…

—   Te amo — pronuncio el mayor, mientras que con su mano libre tomaba el mentón del contrario y sobre esos suaves y rojitos labios depositaba un tierno beso, ya que su otra mano estaba posada posesivamente sobre la redondeada cintura del menor.

—   Yo también — le sonrió cálidamente y sin más le robo un apasionado beso a su pareja.

 

Dime Kushina, ¿Qué se siente? que aquel hombre que según tú perjuraste amar ante las leyes sagradas de Kami-Sama, se encontrara con la visión de su padre gimiendo placenteramente entre tus piernas y tu respondiendo con sonoros gemidos ante cada embestida que tu suegro te brindaba…

Creo yo más bien que la pregunta va dirigida para tu marido; en fin sabiendo de antema tu carácter y el de él, aquella ocasión fue ¡OH! ¡Por mi Padre! La primera vez que te vi llorar en verdadera agonía y desesperación al escuchar la palabra “Divorcio” salir de los labios de tu esposo, ah y no olvidemos que tu “amado” y “adorado” hijito mayor como falsamente le llamabas cada vez que actuabas ese perfecto papel de madre amorosa y esposa preocupada, se fue con su padre no sin antes dirigirte esa mirada de decepción y pena, que sin querer calo fuertemente en tu ser…

Qué pena que una mujer tan linda como tú, haya caído tan bajo como para preñarte de tu suegro y hacerle creer a tu marido por tres largos años que ese pequeño angelito inocente en todo esto fuera de él.

 

—   ¿Cómo crees que sea? — pregunto el rubio menor.

—   Si se parece a ti será hermoso — le contesto y dirigió su fuerte mano al redondeado vientre de su esposo, en donde se encontraba su tercer hijo, hija o doncel.

—   Sabes me gustaría que fuera una niña — le comento a su marido.

—   Enserio y ¿Por qué? — pregunto curioso; no era que no quisiera una, al contrario si su próximo hijo era una linda niñita seria bien recibida por su pequeña y feliz familia, que al igual que él sus dos hijos mayores estaban realmente emocionados por el nacimiento del bebe.

—   Pues porque me gustaría comprarle vestiditos, adornos para el cabello y no sé, por muchas cosas más… — exclamo seguro de su respuesta.

—   Pero si con Sen también fuiste así —

—   Sí, pero Sen  no se dejaba poner los vestiditos y lloraba cada vez que le colocaba adornos en su cabellito — le recordó y su marido solo rio al recordar a sus dos pequeños retoños.

En efecto, Sora y Sen eran sus “tiernos” gemelitos de no más de 7 años de edad. Sora era un varón de alborotado cabello castaño-rubio, ojos azules, esa tres graciosas marquitas en sus mejillas y carácter hiperactivo, todo herencia de su “madre”, Sen era un doncel de alborotado cabello rubio, ojos azules y carácter tranquilo, todo herencia de su padre.

 

Sabes que el vino nunca ha sido tu fuerte Kushina, entonces ¿Por qué lo tomas?...

No será porque tu marido te dejo y se llevó a tu hijo mayor legalmente, o porque tu suegro logro quitarte a tu hijo menor después de que tu suegra Tsunade lo dejara y te gritara en tu cara cuanto te odiaba y te repudia…no creo que eso no era ¿o sí?...

¡Por Kami-Sama! ¡Ya deja de beber! Con beber y llorar no remedias nada, por lo menos alégrate de que Jiraiya te deje visitar a Reí y llevarlo los fines de semana al parque; pero viendo más allá de tu alma sé que el no saber nada de tu “esposo” Minato y tu hijo Naruto te carcome cada día que pasas de tu vida encerrada entre esas cuatro paredes y eso te pone de mal humar ¿no? Que hasta has comenzado a odiar al pequeño Ren, porque crees que él fue el culpable de tu miserable suerte…

No Kushina tú ya no tienes remedio…Eh, pero a ¿Dónde crees que vas?... Ha conseguir a tu familia, pero si tú no tienes una y si te refieres a Minato y Naruto será mejor que no vallas porque al ver por tu propia cuenta lo que esos dos han hecho el odio que llevas dentro tuyo aumentara y eso querida no te traerá nada bueno.

 

—   Buenos días Mamá — saludo Minato a una hermosa rubia de ojos miel, hermosa figura para su edad y de grandes atributos femeninos, la cual estaba vestida con un elegante traje blanco con negro y un sencillo pero bonito peinado que denotaba la seriedad y bondad en su rostro.

—   Hola hijo — saludo con entusiasmo a su retoño mientras lo acercaba a su pecho y con fuerza lo abrazaba.

—   Ma…no…puedo…res-respirar… — pronuncio entrecortadamente al sentir como el oxígeno comenzaba a faltarle.

—   ¡Papi! ¡Papi! — gritaron dos inquietas vocecitas infantiles.

—   ¡Sora! ¡Sen! — grito el rubio una vez que la rubia lo soltó y escucho la voz de sus hijos, los cuales se arrojaron a sus fuertes brazos en un cálido abrazo nada comparado con el que su madre le dio minutos atrás.

—   Te extrañamos mucho papi a ti y a mamá — dijo Sen.

—   Y nosotros a ustedes —

—   Si, Sen no paraba de llamarlos cada vez que podía — confeso Sora.

—   Tú también lo hacías — le contesto.

—   No —

—   Si —

—   No—

—   Si —

—   ¡Cállense los dos de una buena vez! — grito la mujer exasperada al escuchar por milésima vez una tonta discusión entre sus “adorados” nietos.

—   Lo sentimos abuela — corearon los gemelos.

—   ¡Como que abuela! Si yo aún soy muy joven y aunque ustedes no lo crea estoy en mis 15 primaveras, solo que pues no se me nota tanto — les recalco.

—   Lo que digas madre — Minato solo le dio el avión.

—   ¡¡ ¿Qué dijiste hijo?!! — le miro furiosa.

—   Na-nada mamá — sonrió nervioso al sentir el aura oscura de su madre.

—   Mejor vamos con Naru, que de seguro se muere por ver que le traje — hablo con entusiasmo la rubia y sin más se adentró en aquel humilde hogar, claro que sin atentes haber metido el auto a la cochera y cargarle todo su pesado equipaje a su adorado hijo.

Tsunade siempre fue una madre y esposa amorosa con su único hijo y esposo, pero después de enterarse de la infidelidad que su esposo sostenía con su nuera su vida dio un giro de 360° ya que con ello descubrió que su esposo no solo le era infiel sino que incluso tenía un hijo con su nuera; no tardo en pedirle el divorcio cosa que fue muy difícil ya que Jiraiya ponía toda clase de pretextos para no dárselo, en fin, logro obtenerlo pero con esto también se llevó la sorpresa más grande de sus vida al enterarse que su hijo y nieto mantenían una relación de amantes y que Naruto estaba encinta de su propio padre…

Al principio no acepto esa incestuosa relación e incluso amenazo a Minato con denunciarlo ante las autoridades por abuso hacia menores y quitarle la custodia de Naruto, pero al ver como los dos le dejaron en claro cuánto se amaban no le quedó más remedio que aceptarlo, claro que solo ellos tres sabían la verdad.

 

No Kushina por lo que más quieras no vallas, mira que a lo mejor Jiraiya nos mintió ya vez como es ese viejo loco, no mejor hay que quedarnos y tratar de vivir nuevamente y puede que encontremos a alguien interesante con el cual compartir lo que nos queda de vida ¿no te parece?...

Oh podemos dedicarnos ese risueño niño de cabellos naranjas que por tu odio y rencor dejaste olvidado… ¡Por mi padre! Mujer ese niño necesita de una figura materna y quien mejor para desarrollarla que TÚ, el ser que le dio la vida…

Parece que ni siquiera tu hijo puede hacerte cambiar de parecer y creo que él sabe porque ya que cada vez que puedes se lo repites…sus verdes ojos te miran y con lágrimas contenidas te desean lo mejor, porque si tú eres feliz él lo será también… pobre…

 

—   ¡¡Abuela!! — saludo un hermoso doncel de largos cabello rubios alborotados y con una tierna pancita de cinco meses de gestación, al ver a la imponente mujer cruzar el marco de la cocina.

—    ¡¡Mi Naru!! — saludo emocionada la mujer mientras le abrazaba suavemente.

—   ¡¡Mami!! — gritaron a coro los pequeños Sora y Sen.

—    ¡Sora! ¡Sen! — les saludo feliz al separarse de la rubia. — Los extrañamos mucho— les confeso mientras les abrazaba suavemente.

—   Nosotros también loe extrañamos — hablaron los niños.

—   Bueno, bueno, niños mejor dejemos descansar a su madre y vallamos a abrir los regalos que trajimos para ellos — les sonrió cálidamente y los pequeños gritaron de emoción — ¡Minato! ¡Baja mi maleta roja! — grito y el mencionado solo sonrió con pesadez.

 

Y ahora ¿Qué vas a hacer? ¿Qué les vas a decir?...

Yo recomiendo que te tranquilices y respires porque lo que vas a ver a continuación te dejara sin aliento…

 

—   Y esta es la mantita que yo y Sora escogimos para mi hermanito o hermanita — le entrego con cuidado a su padre la fina manta de seda color aguamarina con bordados amarillos.

—   Es muy bonita, de seguro al bebe le encantara — sonrió Tsunade.

—   Si es verdad — hablaron los padres.

La plática fue interrumpida por el constante sonido del timbre.

—   Yo iré — hablo el varón.

—   Esperaban a alguien más — pregunto la rubia 

—   No que yo sepa — contesto el rubio.

—   Qué extraño — susurro la mujer.

—   Por qué lo dice — cuestiono.

—   Tengo un mal presentimiento Naru — le confeso con cierta angustia en sus ojos.

—   No cree que sea…— y sus ojos se abrieron abruptamente.

—   ¡Minato! — Grito la mujer y salio disparada tras su hijo.

 

Muy bien Kushina, mejor prepárate…

 

—   Ya voy — se escucha desde adentro.

 

Su voz, es él, es Minato…

 

—   Kakashi, te dije que hoy…no… — su hablar se detuvo en seco.

 

Esos profundos posos azules te miran y en ellos hay un cúmulo de sensaciones y expresiones pero su cara esta en total shock…

¿Qué aras niña?...

 

—   Minato no abras la…puerta… — y al igual que su hijo callo de golpe al ver a aquella mujer pelirroja parada tras la puerta.

—   Hola, Minato…— susurro la mujer.

—   Papi ¿Quién es? — se escuchó la voz de los chiquillos corriendo hacia ellos, pero se detuvieron al ver que su padre y su abuela no respondían y solo dirigieron su mirada a la hermosa mujer pelirroja parada tras la puerta.

—   Kushina… — susurro Minato.

 

Creo que los impactaste, pero pienso que no es porque te has vuelto más hermosa, o porque te cortaste el cabello, no claro que no, sino porque nunca creyeron volver a verte…

Piensas hablar pero te detienes de golpe al escuchar aquella infantiles vocecitas llamar a su padre…pero eso es imposible, crees…

Y al verlos tu sonrisa se borra por completo, pero tus ojos se abren de golpe al centrar tu mirada en ese niño de cabello castaño-rubio y marquitas en su rostro iguales a tu Naruto…acaso será posible que…

—   Cielo ¿Qué ocurre? — se escuchó una dulce vos.

—   Mami — llamaron los gemelos.

 

Su voz, es la voz de Naruto, ¿pero a quien le habla de tan cariñosa forma?, si no hay nadie más que tú, Minato, Tsunade y esos niños.

Escuchas sus pasos aproximarse y vez como Tsunade se adentra de inmediato a la casa y arrastra a los niños con ella, Minato…Minato solo dirige su mira hacia adentro del hogar y trata de cerrar la puerta…

Eso te enfurece y no piensas dejar que él te impida ver de nueva cuenta a tu niño…

Ha como puedes lo apartas y te adentras a la casa rápidamente, bonita piensas, pero tu mirada se centra en una cabellera y alborotada cabeza rubia… que encuentras en el pasadizo siendo obligado por tu suegra a subir las escaleras y pedirle que se encierre junto con los niños…

Sus miradas se encuentran y de pronto la tuya se centra en ese abultado vientre que tu hijo lleva… “Abuela” resuena en tu cabeza una y otra vez, pero como anteriormente, buscas con la mirada a tu yerno, pero no lo encuentras…

Será que…

—   ¡Aléjate de él! —

Escuchas la enfurecida voz de aquel que alguna vez fue tu marido. Volteas y lo ves, limpiándose la sangre que sale de su labio inferior.

Los niños solo miran asustados la escena, no entienden lo que pasa y solo se aferran con fuerza al cuerpo de tu hijo el cual los abraza fuertemente y escuchas como les susurra que todo va estar bien.

De pronto parece que la verdad se revela frente a ti y abriendo tus ojos de golpe por segunda vez, volteas rápidamente a ver a tu hijo y este solo agacha la mirada, miras a Tsunade para ver si lo que tu mente te ha revelado es un total mentira y esta solo te sonríe maliciosamente como confirmándote la verdad, y por último, miras a ese hombre con el que compartiste tantas cosas en tus pasado, buenas y malas, mirarte firme y asentir lentamente con la cabeza lo que para ti ya es obvio…

Miras a todos con miedo, horror, sorpresa y odio…

Te lo advertí Kushina, ahora solo atente a lo que viene, porque esto querida, es solo el comienzo…

Notas finales:

bueno espero que les haya gustado, la verdad me costo mucho hacerla, jeje...

bueno yo tenia planeado hacer una segunda parte donde relatara todo, pero eso depende de si hustedes quieren una segunda parte n_n

lamento faltas de ortografia y demas, bueno gracias por leer y esperare con ansias sus contarios n_n


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