Estaba por terminar el partido y yo estaba sentado en el banquillo con un tobillo hinchado. Íbamos ganando por el mínimo de 3 puntos, mi corazón latió desenfrenado ante las insistentes ganas de ponerme en pie y jugar la final con el resto de mi equipo. Si tan solo no hubiera tropezado…
El balón salió volando en mi dirección, cerré los ojos con fuerza y espere el golpe, lo había visto demasiado tarde como para reaccionar.
1, 2,3… Conté los segundos, más el impacto nunca llego. Desconcertado busque donde fue a dar el balón, pero lo único que vi fue a Kris Wu encestar desde fuera del área. ¡Tres puntos más para los Dragones!
Salte emocionado, el ensordecedor pitido que da lugar al final de juego sonaba por todo el estadio y sabía habíamos aganado.
— ¡Dragos! ¡Campeones! ¡Vamos Dragones! — vitoreaban los eufóricos aficionados, brincando y cantando a todo pulmón el himno de los Dragones.
Busque con la mirada a Kris, él se dio la vuelta y miro en mi dirección, el sudor escurriendo por su frente y cuello, el cabello mojado a causa de esto pegándose sensualmente a su piel. Una sonrisa sexy brillando en sus labios.
Me robo el aliento. Una vez más.
Sólo pude parpadear cuando sentí su cuerpo envestirme y tirarme al suelo. Podía escuchar los gritos de la multitud de fondo mientras sentía su respiración hacerme cosquillas en el cuello.
—Más tarde— prometió y se alejó lo suficiente como para que alcanzara a ver la ardiente promesa en sus oscuros orbes. Me estremecí conmocionado.
Ni en mis más locos sueños había soñado tal comportamiento ni tan prometedora insinuación. Por dios, él acababa de prometerme un infierno de placer que sabría me volvería el hombre más saciado del universo entero.
♣♣♣
Me tomo por las caderas y empujo su cuerpo contra el mío. Deslice mis manos por su cuello, roncos gemidos escapando de entre mis labios con cada rozar de sus labios contra mi piel.
Sus dientes rasparon una ligera línea a lo largo de mi cuello, provocándome un estremecimiento.
Mis pestañas revoloteaban mientras él chupaba el lóbulo de mi oreja, su erección rozándose contra la mía por sobre la áspera tela de los vaqueros que ambos vestíamos. Mis dedos se enredaron entre sus cabellos, haciéndome cosquillas en las palmas.
Caímos sobre la cama, sus labios devorando hambrientamente los míos. Empuje mis caderas hacia arriba, de ida y vuelta, sintiendo su excitación crecer contra la creciente muestra de mi estado de excitación.
Pronto yacíamos desnudos rozándonos el uno contra él otro, dando vueltas sobre el mullido colchón. Sus manos entrelazadas con las mías mientras se empujaba en mi interior. Un silente grito rodando por mis labios entreabiertos, sus labios recorriendo mi cuello hasta llegar al pecho.
Nos mecimos en un suave vaivén, deleitándonos con la sensación del cuerpo ajeno contra el propio. Mis pies se curvaban y clavaban contra el colchón mientras que él empujaba cada vez más profundo en mi interior. Apreté los dientes fuertemente cuando algo en mi interior vibro. Suaves cosquilleos viniendo aquí y allá a lo largo de mi cuerpo, haciéndome casi llorar por la abrumadora sensación de placer que les procedió.
Arquee mi cuerpo y él me sostuvo firmemente con su cuerpo. Sus labios bailaron a lo largo de mi hombro y fueron cuesta abajo por mi brazo hasta llegar a la palma de mi mano. Mordisqueo mis dedos provocando nuevos cosquilleos en zonas que jamás creí posible. Deposito un húmedo beso en el centro de mi palma antes de buscar mis labios.
Mordisquee su labio inferior y busque entrar. Explore muy profundo en su boca, mientras lo que yo buscaba era una entrada a su corazón. Clave mis uñas en su espalda, mientras el hacía lo propio en mis caderas.
Me trague sus gruñidos, mientras el soltaba su carga.
Mis ojos revolotearon, mi cuerpo se puso rígido y clave mis uñas aún más profundo cuando brillantes luces estallaron tras de mis parpados. Y entonces hice erupción, manchando nuestros sudados cuerpos desnudos.
Nos abandonamos al momento y él se derrumbó sobre mí. Jadeamos buscando estabilizar nuestra respiración.
Él se empujó sobre sus brazos, alzo la mirada y me vio directo a los ojos. Una sonrisa surco sus labios y me beso.
Y así nos quedamos por unos cuantos minutos, antes de caer profundamente dormidos.