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Eternidad por dark kirito

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Notas del fanfic:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama.

Muchísimas gracias por leer¡ Muchas gracias a Yayoi por siempre apoyarme, y como no escribir nueva de historia de mis queridos Judal y Aladdin jajaja.

Esta historia, como siempre en un momento alterno, se desarrolla en dos mundos, fue algo difícil de planear, espero que les guste >////< El tiempo no es el mismo que pasa en ambas historias, ocupe el hecho de que el tiempo puede variar entre mundos.

Notas del capitulo:

Magi pertenece a Shinobu Ohtaka-sama.

Muchísimas gracias por leer¡ Muchas gracias a Yayoi por siempre apoyarme, y como no escribir nueva de historia de mis queridos Judal y Aladdin jajaja.

Esta historia, como siempre en un momento alterno, se desarrolla en dos mundos, fue algo difícil de planear, espero que les guste >////< El tiempo no es el mismo que pasa en ambas historias, ocupe el hecho de que el tiempo puede variar entre mundos.

Desde hace algún tiempo que el magi del palacio sagrado sospecha del rey de Sindria, su actitud es extraña, y por eso mismo no acaba de entender que parte de esto le hace dudar, algunas veces piensa que es una persona que deslumbra con su sola presencia, alguien digno de convertirse en el rey de un mundo, justo como lo hiciera el rey Solomon, y en otras ocasiones siente una terrible angustia al pensar que algo así podría pasar, pero eso es algo que el pequeño no puede permitir, en primer lugar, porque en su corazón, solo hay alguien que desea convertir en rey, y esa persona es y siempre será su único candidato...Alibaba, y también porque presiente que algo terrible podría pasar de darle al rey de los siete mares la oportunidad.


Pero es ahora que se encuentra más perdido que nunca y las dudas carcomen su mente y corazón, sabe que tiene una gran responsabilidad sobre sus hombros, y que cualquier decisión que tome cambiara el mundo de manera drástica, para bien...o para mal.


Por un momento se sienta en su cama, está cansado, no ha podido dormir por...la verdad es que ya no recuerda cuando fue la última vez que logró conciliar el sueño, y de cualquier forma poco importa, pues cuando logra dormir, solo se la pasa soñando con lo ocurrido en Alma Toran, y eso solo consigue atormentar su pequeño corazón.


Por un momento se pone de pie, siente que le hace mucha falta que alguien le escuche, por lo que decide buscar a su candidato, camina rápidamente en dirección a la puerta, pero en cuanto toma el picaporte se detiene en seco, no, no puede causarle más problemas, el también esta abrumado con la situación en Balbad.


Camina lentamente en dirección a la ventana, se siente más solo que nunca, siente que de un momento a otro su corazón se romperá en mil pedazos, que difícil es ser un magi, cuando está a punto de llorar, parece que esa sola palabra le da la solución a sus problemas, un magi ¿cómo no lo pensó antes? Existe una persona que puede escuchar sus preocupaciones, si bien a veces es un poco difícil hablar con él por culpa de su carácter, siempre termina por escucharle, necesita verlo, necesita que le de consuelo más que otra cosa en el mundo, toma su bastón, ese que le diera el que alguna vez fue el director de la academia de magia en Magnostad, a la persona que tal vez considero como un abuelo...que tarde se dio cuenta de ello, ese tipo de circunstancias las ha vivido una y otra vez, es por eso que tiene miedo de volver a equivocarse, pues el destino parece haber agarrado manía por quitarle a un ser querido cada vez que se equivoca, y en estos momentos su corazón está demasiado lastimado para vivir algo así nuevamente.


Después de volar por un buen rato llega al imperio Kou, hace un tiempo que los príncipes del imperio se unieron para acabar con la organización, incluso Hakuryuu parecía haber hecho las paces con su familia, y Koen le había dado libre tránsito por el imperio a Aladdin, pero Kou no era el problema, el problema vive en Sindria, baja lentamente hasta tocar el suelo y camina en dirección al palacio, está un poco nervioso pues no sabe ni que decir en cuanto vea a la persona que ha ido a buscar, pero en el jardín de la entrada, alguien le avienta un durazno a la cara, sin mucha fuerza, más bien a modo de saludo, y este lo toma con su mano, es él, la persona que ha ido a buscar es quien le da ese recibimiento.


-¡Ey que bueno verte enano!!!


-Judal-kun- su voz sonó más apagada de lo normal.


-¿Qué pasa enano? No me digas que tú candidato al fin te rompió el corazón.


-Judal-kun yo...


Y el pequeño no pudo reprimir el llanto por más tiempo, en verdad le dolía todo lo que estaba pasando, que sensación más amarga siente en su pequeño pecho, llora como un niño pequeño, nunca nadie le ha visto así, pero ya no puede fingir una fortaleza que en estos momentos no tiene, el oráculo se ha sorprendido, pero rápidamente baja del árbol para ir con el peli azul.


-Enano...


Pero este no le responde, y no es que no le escuche, muy por el contrario, le oye a la perfección, pero no puede dejar de llorar, el mayor por su parte comienza a entrar en pánico, nunca ha sido bueno consolando a la gente que llora, y vaya que tiene experiencia con llorones si contamos a Kougyoku y Hakuryuu, pero siempre que intenta animarlos, o terminan llorando aún más o simplemente termina golpeado por decir algo inapropiado, está más que seguro de que el pequeño no va a golpearlo, pero no quiere que por su culpa lloré más, pues se nota que su pequeño cuerpo apenas puede con el sentimiento, y de lo que menos tiene ganas es de que el niño se le termine desmayando, luego van a terminar diciendo que fue culpa suya y que tenía intenciones de hacer algo malo, y tampoco tiene ganas de andar explicando a medio mundo una situación que ni él entiende.


Se acerca al menor y hace lo único que ha funcionado algunas veces con la peli rosa, le abraza, solo espera que el oji celeste no sea como el cuarto príncipe, pues recuerda que una vez que ya lo tenía más que harto intentó lo mismo y fue recibido por un puñetazo del menor que pensó que el azabache intentaba aprovecharse de la situación, el oji rubí le regreso el golpe y lo dejó llorando una vez más, pero esta vez no quiere hacer algo parecido, pues podría terminar matando al frágil pequeño de un golpe...aunque ahora que lo recuerda, cuando le conoció, le dio un golpe en pleno rostro, pero bueno, eso es cosa del pasado.


Ante su sorpresa se da cuenta de que el menor no rechaza el abrazo, e incluso se aferra al mayor, esto provoca que el oji rubí tenga un sentimiento extraño en su pecho, está furioso, pero no con el peli azul, está furioso con lo que sea le haya hecho llorar.


Ni el entiende que rayos está pasando, nunca había tenido ese tipo de sentimientos, no es como lo que siente al abrazar al par de príncipes llorones, ni lo que siente cuando Kouha se abraza a la fuerza a su cuerpo, es más, está completamente seguro de que este último solo está de pervertido, si, el sentimiento que tiene es muy distinto a todo lo demás, está confundido por decir lo menos, pero su cuerpo parece moverse por sí solo, toma al pequeño del rostro y le da un tierno beso en la frente, este le mira con los ojos muy abiertos, esta tan sorprendido que incluso las lágrimas dejan de salir de sus ojos.


-¿Judal-kun?- sin tener la intención el pequeño se sonroja.


<<No me mires así enano, ni yo sé por qué lo hice, al menos ya no estas llorando>>



Y con eso en mente el mayor tomo al chico entre sus brazos con fuerza, consciente de que tarde o temprano iba a tener que explicar la situación, aunque de momento no tiene ni la menor idea de que decir.



.


.


.


En algún lugar de este mundo, un pequeño niño de ojos rojos está jugando alegremente en un parque, está jugando en una caja de arena intentando hacer un pequeño castillo, aunque es realmente malo para eso, pero igual es divertido, esta tan concentrado en el juego que no se da cuenta de que un grupo de niños le ha rodeado, el mayor de ellos, le da un empujón y cae en la caja, tragando un poco de arena en el camino, el niño voltea rápidamente, pero se da cuenta de que son los niños que siempre le intimidan, no sabe qué hacer, es en verdad terrible a la hora de defenderse, y pronto comienzan las burlas, siempre se ríen del color de sus ojos, él no tiene la culpa de haber nacido así, y sin embargo la gente siempre se burla de él, incluso algunos adultos parecen tenerle miedo, se siente tan indefenso que no puede evitar llorar, pero sus lágrimas no conmueven a sus atacantes que igual piensan golpearlo, pero justo cuando un golpe se acerca peligrosamente a su cara, un pequeño llega corriendo, y todos huyen del lugar, pues ese niño de como tres años, se los ha surtido más de una decena de veces protegiendo al oji rubí...y aun así no entienden.


El menor llega rápidamente y se acerca, pero el mayor no puede dejar de temblar, en verdad la ha sentido cerca esta vez.


-¿Estas bien Judal?


-Buaaa Hakudyuuu


El niño no pudo contener las lágrimas, por lo que su amigo le tomó entre sus pequeños brazos de forma protectora, al tiempo que acariciaba dulcemente su cabeza.


-No tengas miedo, yo siempre te voy a proteger.


-¿Por qué haces esto por mí?


-Porque te quiero, eres mi mejor amigo.


El mayor sintió la mayor alegría del mundo, y sus lágrimas pasaron de la tristeza a la felicidad en un segundo, solo ese niño de hermosos ojos azules provocaba ese tipo de sentimientos en él.


-¿Qué te parece si vas a mi casa?


-Le tengo que pedir permiso a mi mamá.


-Entonces te espero.


El oji carmín regresó unos minutos después con la más hermosa sonrisa del mundo.


-Si me dio permiso.


-Me alegra.


En ese momento ambos fueron con la madre del menor, que le sonrió dulcemente a los chicos, pues les quería mucho, era una mujer muy amorosa, las familias de ambos niños eran muy cálidas, sus vidas serían completamente perfectas si tan solo esos niños dejaran de molestar al oji rubí, pero bueno, siempre estará ahí Hakuryuu para protegerlo.


Regresan a casa del oji celeste, y son recibidos por el padre de este Hakutoku.


-Querido regresaste temprano.


-Oh, es que acabe con todo el trabajo para ver a mi linda familia- dice al tiempo en que besa a su esposa y carga a su hijo para ponerlo con cuidado en donde estaba- ¿pero a quién tenemos aquí?- dijo feliz alzando al pequeño oji rubí entre sus brazos.


-¡Ah!


-Lo siento Judal, olvidé que no te gustan las alturas, pero tenía tanto tiempo que no te veía que me hizo muy feliz.


El pequeño sonrió tímidamente al tiempo que se escondía detrás de su amigo, los dos mayores pesaban que era el par de niños más tiernos que hubieran visto.


Se dirigieron al comedor para tomar la merienda, pero una vez dentro del lugar, el oji celeste cayó al suelo, un sudor frío cubría su cuerpo y comenzaba a respirar con dificultad.


-¡Hakuryuu!!!!!


Dijo terriblemente preocupado el mayor, pero su amigo no le escuchaba, se había desmayado...

Notas finales:

Gracias por leer¡ hasta la próxima >///<


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