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Eternidad por dark kirito

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Notas del capitulo:

Magi pertene a Shinobu Ohtaka-sama.

Muchas gracias a todos los que leen¡¡¡¡¡¡¡ >////<  Pues el día de hoy traigo una noticia no muy buena, tuve un pequeño accidente, estoy bien, pero me lastime una muñeca y los dedos de mi otra mano, por lo que no puedo escribir, subo los capítulos que había escrito apenas, pero aseguro, que cuando me sienta mejor, sigo con todos los fics, y nuevos fics, saben que no soy del tipo de persona que abandona una historia, espero recuperarme rápido, porque como saben amo escribir, y si alguien deja por ahí un rw, puede tener la confianza de que lo responderé, muchas gracias por todo y sigamos amando magi¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Por cierto este aviso lo pondré en todos los fic que suba hoy, porque no todos leen todas mis historias, y no quiero que alguien piense que abandone el fandom, que por cierto me tienen secuestrada jaja pero amo tanto magi, nos vemos la próxima, espero sea muy pronto¡¡¡¡¡ >/////< los amo¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Muchas gracias a 2-Sys por el comentario¡¡¡¡¡¡¡¡

Tanto Gyokuen como Hakutoku miran aterrados a su pequeño hijo, no tienen ni idea de lo que esta pasando, pero no tienen tiempo que perder, su padre le toma entre sus brazos, al tiempo que su madre toma al oji rubí de su manita, pues no pueden dejarlo solo, salen de la casa, y suben en su auto en dirección al hospital, la incertidumbres se respira en el ambiente, pues además de no explicarse lo que pasó, el menor no ha podido reaccionar en todo el tiempo que llevan de trayecto, por fin llegan al hospital, y rápidamente buscan a una enfermera, los tres se quedan en la sala de espera, nadie dice nada, solo ven pasar enfermeras de un lado a otro, y comienzan a preocuparse, el asunto parece ser más serio de lo que pensaban, ha pasado alrededor de una hora y continúan sin ser informados de la condición del pequeño, el padre esta sentado en un sillón, al tiempo en que tiene sentado al azabache en sus piernas para darle apoyo, pues este no ha dejado de temblar, por su parte Gyokuen se la pasa dando vueltas de aquí para allá, pasa una hora más y nada, los nervios de todos están al limité, es cuando aparece ante ellos un doctor, pero su expresión no hace más que preocuparlos al borde de la histeria.

-¿Cómo esta mi hijo?- pregunta Hakutoku.

-Lamento decirle- habla el médico- que después de realizar varios estudios, descubrimos que tiene una extraña enfermedad de la que muy poco se sabe...y que no tiene cura...en verdad lamento decirles esto, pero no hay tratamiento...y lo peor es que no vivirá más allá de los diecisiete años.

El oji celeste se quedó en shock, pero no se permitió llorar, pues si el se derrumba ¿qué será de su familia?

Por su parte, la azabache cayó de rodillas al suelo, cubriendo su boca con sus manos para evitar gritar, mientras las lágrimas recorrían sus mejillas, y el oji rubí estaba completamente en blanco, el doctor se retiró para dejarlos pensar tranquilamente, Gyokuen al notar el estado del pequeño niño, le tomó entre sus brazos para consolarlo, pero seguía sin reaccionar, en verdad había recibido la peor noticia de su corta vida, ni siquiera tiene comparación a lo que le hacen esas personas que se burlan de él, esto duele, duele mucho, y en este momento no puede evitar llorar, llora como si no hubiera un mañana, lo único que puede hacer la azabache es abrazarlo con fuerza, intentando aliviar aunque sea un poco ese corazón, el menor tiene un ataque de hipo, debido al sentimiento tan horrible en su corazón, todo su rostro esta completamente rojo debido al llanto, y las lágrimas se niegan rotundamente a permanecer en sus ojos, le cuesta un poco de trabajo respirar.

-¿Ha...Hakuryuu se va...a morir?- dice el niño.

Los dos adultos se miran preocupados, no solo han recibido la peor noticia que se le puede dar a un padre, sino que además el mejor amigo de su hijo ha escuchado todo ¿cómo le explicas una situación tan cruel a un pequeño niño de tan solo cinco años?

Pero tampoco es que puedan mentirle, el pequeño merece saber la verdad, en ese momento la oji celeste toca con ternura la mejilla del pequeño, que tiene los ojos llenos de lágrimas.

-Escuchame lindo Judal, es probable que eso pase con el tiempo, pero nosotros vamos a protegerlo y hacer que cada momento este lleno de felicidad ¿verdad?

El pequeño rompío en llanto, es verdad que había escuchado todo, pero en su corazón tenía la pequeña esperanza de que todo hubiera sido un error, lloro de tal forma que la azabache no pudo contener por más tiempo las lágrimas, y ambos se abrazaron intentando mitigar un poco su dolor, mientras Hakutoku se acercó a ellos para abrazarlos intentando dar consuelo, pero es evidente que no se puede hacer nada en esta situación.

.....................................

Gyokuen se quedó en el hospital para cuidar de su pequeño hijo, mientras su esposo llevaba a su casa a Judal, en el camino iban completamente en silencio, el menor trataba de contener las lágrimas, pero estas no parecían querer detenerse.

Al llegar a su casa, la madre del pequeño le miro preocupada, pero al mirar el rostro del mayor, entendió que algo había pasado con el mejor amigo de su hijo, le pidió al oji rubí subiera para lavarse la cara, mientras invitaba al oji celeste a entrar en su casa, le ofreció agua, y se sentaron en un sillón.

-¿Ocurrió algo con Hakuryuu-chan?

-Sí, hoy tuvo un desmayó, nos asustamos porque no despertaba, así que lo llevaron al hospital...y nos han dicho que tiene una enfermedad desconocida, y que no vivirá más allá de los diecisiete años...

La madre de Judal comenzó a llorar, ese pequeño niño era su adoración, ahora entendía porque su pequeño hijo se veía tan abatido, si ella se siente terrible, lo que esta sintiendo su hijo debe ser indescriptible.

El oji celeste volvió al hospital para acompañar a su familia, mientras que la azabache preparaba la cena para su querido hijo, pero ya en la mesa, el menor se quedó sentado viendo el plato con total apatía.

-Tienes que comer mi amor.

-No tengo hambre madre.

-¿Qué acaso no quieres proteger a Hakuryuu-chan?

-Quiero hacerlo.

-¿Y cómo piensas lograrlo si estas débil por no comer?

Su madre tenía toda la razón del mundo, no podía cuidar ni animar a la persona más importante para él, si se dejaba vencer ahora, fue en este momento que algo dentro de el oji rubí cambió, no podía ser el mismo débil niño que hasta ahora había sido, no podía permitir que su querido amigo se preocupara más por él.

..............................

El pequeño oji celeste había pasado un par de días en el hospital, le habían dado de alta, no porque se hubiera curado, pues eso era imposible, más bien al darse cuenta de que nada podían hacer, le dejaron volver a casa, pues habían determinado que su enfermedad no era contagiosa, aunque eso era lo de menos, sus hermanos que estaban ya en la adolescencia, a excepción de Hakuei que aún era una niña y su madre habían ido por el al hospital, su padre no pudo hacerlo, pues estaba trabajando, todos lo recibieron con una sonrisa, habían decidido esforzarse en hacer feliz al menor, pero aún quedaba un asunto muy importante que resolver...¿cómo le dirían a Hakuryuu que sin importar lo que hiciera no iba a vivir mucho tiempo?

Fueron a casa, y en la puerta les esperaba el oji rubí, que había ido en compañía de su madre para ver a su amigo, pero el oji celeste sintió que había algo extraño en su amigo, se veía un poco distinto a como normalmente lo veía, aunque el fue el único que notó el cambio, pues para él, ese chico de ojos rojos, era muy especial.

-¿Todo esta bien Judal?

-¿Por qué no iba a estarlo? Que seas tan irresponsable como para dormir en donde sea, no es asunto mío.

-Yo no me dormí, me desmayé.

-Nah, dormir, desmayar ¿qué diferencia hay?

Si, su amigo había cambiado, y para sorpresa suya, nadie más que el lo notó ¿es que acaso el cambio no era tan obvio como él pensaba?

Pero no le molestó, al contrario, por primera vez notaba seguridad en su amigo, y eso le hacia muy feliz.

Ya dentro de su hogar, todos estaban muy animados, preparaban varias cosas para celebrar que el pequeño hubiera salido del hospital, incluso el oji celeste quería ayudar, tomo unos cuantos vasos con sus pequeñas manitas, para llevarlos a la mesa, y sin que nadie lo notará, el oji rubí le puso el pie con la intención de hacerlo caer, pero el menor reaccionó rápido, evitando un seguro golpe contra el piso, volteó a mirar a su amigo, pues nunca había hecho algo así, pero cuando vió su expresión se le congeló la sangre ¿quién era la persona que le dirigía tan perversa sonrisa? Pero antes de que pudiera hacer o decir algo, su madre los llamó para sentarse a la mesa, y empezar con el festejo, todos estaban alegres, pero por primera vez en la vida el oji celeste se sentía incómodo en compañía de su mejor amigo y no entendía por qué.

.

.

.

Por su parte en el mundo creado por el rey Solomon.

-¿Por qué has hecho eso Judal-kun?

-Es culpa tuya enano llorón, ya me tenías harto.

Pero esa explicación no convencía al oji celeste, si era cierto que ya lo había fastidiado bastaba con gritarle o darle un buen golpe, pues conoce de sobra el mal temperamento del magi caído, y eso no explica de forma convincente el que haya besado su frente, cree más capaz a su candidato de hacer algo así, pero la expresión del magi que parece preocupado por que el menor siga preguntando, hace que el lado travieso del pequeño salga a flote.

-¿Así que ya te fastidie eh?

-¡Si ya me tienes harto suficiente tengo con los príncipes llorones!!!

-¿Y no será que lo hiciste porque te gusto?

Justo cuando el menor pensó que sería recibido por un ataque devastador de estacas de hielo por parte del azabache, este nunca llegó, en cambio le sorprendió bastante ver que el mayor se había sonrojado, pero eso no podía ser posible, no, seguramente el mayor estaba jugando, pero tenía que asegurarse.

-¿Te gusto Judal-kun?

-¡Ah como fastidias maldito enano egolatra!!!!!!

Y entonces si fue recibido por estacas de hielo, y peor aún rayos, el menor utilizó su borg para no salir lastimado, pero el no había dicho nada malo, esto no se iba a quedar así, no señor, tomó con fuerza su bastón y lanzó ataques de fuego contra el azabache, que también bloqueaba con ayuda de su borg, eso encendió la sed de sangre del azabache que lanzó una enorme estaca que el pequeño equivó, pero terminó por cargarse un árbol, pero eso en vez de calmar un poco al pequeño, le animó aún más, así que uso su magia de agua y calor para crear una ilusión que distrajera al mayor, que había caído redondito, cuando el peli azul estuvo detrás del joven, lanzó una enorme burbuja de agua, que sin poder evitar, terminó impactadolo de lleno.

-¡Maldito enano tramposo!!!!

El oji rubí estaba furioso, pero verlo así, provocó un sonrojo en el menor, pues a causa del agua, su ropa que de por si poco dejaba a la imaginación se había pegado más a su cuerpo, permitiendo al oji celeste ver la perfecta silueta del cuerpo del oráculo, y no podía dejar de mirarlo, por lo que un ataque de una enorme burbuja de agua, le paso inadvertido, y se impactó de lleno con el pequeño, solo en ese momento logró reaccionar, pero el que ahora se había quedado en blanco era el mayor, pues al igual que había pasado con él, la ropa del pequeño dejaba poco a la imaginación, comenzó a sentir el calor en sus mejillas, estaba bien seguro de que se había puesto rojo, pero esta vez el menor no lo notó, pues estaba más que molesto del ataque a traición, si claro, como si el no hubiera hecho lo mismo primero.

-¡Eres un tramposo Judal-kun!!!!

-¡Tú empezaste!!!

-Además no sabía que podías usar magia de agua.

-¿Qué eres idiota enano?¿De que te piensas que esta hecha mi magia de hielo?

Por un momento el menor sintió vergüenza, no es que fuera tonto, es solo que a penas estaba aprendiendo acerca de la magia, por lo que se le iban con facilidad ciertos detalles.

-No lo había pensado pero...¡el idiota eres tú por atacarme!!!!

-¡Ahora si no la cuentas enano desgraciado!!!

El mayor tomo su varita, y pronto la convirtió en la lanza que usa cuando utiliza una mayor cantidad de poder, ahora si iba a silenciar los labios de ese insolente, pero antes de que pudiera hacer algo, el menor le dió una patada a la lanza, provocando que esta saliera volando lejos, el oji celeste se sentía agradecido con su tutora Myers, por enseñarle artes marciales, lo que le ha salvado en este momento, pero eso hizo enojar más al azabache que sin poder controlar la ira que sentía, jaló al pequeño de la trenza, y comenzó a asfixiarlo de forma cómica con ella, por su parte el menor le había soltado un golpe bajo al oráculo que se dobló de dolor, pero se recuperó rápido y volvió a tomar del pelo al chico, este por su parte hizo lo mismo, estaban desgreñandose entre carcajadas, al pequeño le parecía increíble, no le había dicho nada al mayor, y ya estaba de mucho mejor humor, sabía que si había alguien capaz de animarlo, ese era el sol negro, de tantas vueltas, el mayor terminó por quedar encima del pequeño, era la imagen más sensual que hubiera visto el oji carmín en su vida, y sin entender del todo lo que estaba haciendo, el mayor se acercó al rostro del niño, que por alguna razón, esperaba el contacto en sus labios, pero antes de que este llegara.

-¿Qué rayos hicieron en el palacio?

Al mirar rápidamente a su alrededor vieron una escena que hacia pensar que un huracán había pasado por ahí...y no había peor persona que pudiera encontrarlos en este momento que la que acaba de llegar, quien se ve por demás furioso...el primer príncipe imperial de Kou.

 

Notas finales:

Hasta pronto espero¡ >///<


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