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Te contaré por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~~~

Bueno, creo que demoré más de lo esperado pero estoy en adaptación de la universidad, aunque supongo que ya debería adaptarme pero bueno....

Cambiando de tema, aquí empieza lo zukulento 7u7 (los capítulos sexosos y casi sin trama XD)

Tengo algo que decir pero lo haré en las notas finales~

 

 

 

 

Cumplían un año de relación formal, la vida era sencilla cuando cada día podías apreciar la sonrisa dedicada solo a ti, podía sonar muy cursi y de los labios de Tsukishima jamás saldría una frase de ese tipo, pero en sus pensamientos aquellas palabras se repetían cuando lo veía en la mañana. Yamaguchi se veía tan radiante, el rubio adoraba ver aquellos sonrojos cuando se daban un pequeño beso como saludo, cuando entrelazaba sus dedos acariciaba la piel con su pulgar pero fingía no darse cuenta de eso, Yamaguchi en cambio solía sonreír y apretar la correa de su maleta tratando de controlar su vergüenza. Tsukishima adoraba devorar esos labios cada vez que estaban a solas, usar su lengua para explorar la cavidad contraria, disfrutar al verlo jadear por falta de aire, morder suavemente esas mejillas,  deslizar su nariz por la piel del cuello expuesto, sentirlo temblar ante sus caricias, escucharlo tartamudear cuando le susurraba en el oído un  “te amo” porque de un simple querer se transformó en un amar, pequeñas expresiones de sus sentimientos que bastaban para ambos

Volvieron a formar un vínculo esta vez con todas las especificaciones hasta completar el ritual, el resultado fue un completo éxito reflejado en el renacimiento en un bosque al norte del país, para celebrar hicieron que nevara en un solo sector sólo porque querían ver copos de nieve. Un vínculo con el destinado era poderoso, tanto que un poco de la magia de Yamaguchi se deslizó al cuerpo de Tsukishima, la primera vez que se demostró la nueva habilidad del rubio fue gracioso, pues de la nada, un basurero albergó dieciocho rosas blancas nacidas desde la propia basura, una mujer gritó diciendo que era una señal del cielo y salieron huyendo disimuladamente dejando a la gente curiosa aglomerarse, después de aquello el experimentar era una actividad divertida pues Tsukishima era bastante hábil y aprendía rápido

 

-¿por qué puedo usar magia?

-tal vez tuviste un antepasado que usara magia – dijo Yamaguchi mientras pensaba en otras razones

-no que yo sepa

-la magia se mantiene en secreto para la mayoría, así que pudo haber sido una posibilidad

-tengo una duda… los escuché hablar de ligar sus almas, ¿cómo hacen eso?

-con el destinado o compatible… se puede unir el alma, volver su magia totalmente poderosa, compartir habilidades – Yamaguchi jugaba con sus manos mientras empezaba a explicar, estaban en la habitación del pelinegro así que podían hablar con libertad – si el uno muere le cede su magia restante a el otro, comparten pensamientos cuando lo desean y lo más importante de todo… pueden tener descendencia – sonreía al ver como el cuadro de su habitación cambiaba de imagen, un regalo de su madre, era lindo… en ese momento había un ave de color blanco con sus alas extendidas  

-¿descendencia?... pero a veces las parejas constan de dos mujeres o dos hombres, eso es imposible – ya lo había visto, Kageyama y Hinata no podrían tener hijos pero si eso era realidad…

-un hechicero decide cuando tendrá hijos – un leve rubor se instauró en sus mejillas pues la mirada del más alto era bastante penetrante, además de la media sonrisa que mostraba – hay un hechizo para eso… caso contrario se podría decir que somos infértiles

-no me has respondido a mis dudas… quiero saber cómo se enlazan las almas y como tienen descendencia si la pareja es del mismo sexo – exigió observando que el más pequeño se sonrojaba hasta cuando incluso sus oídos se volvían rojos, tenía el presentimiento de que ese asunto sería más interesante que estudiar las constelaciones estelares

-la descendencia depende de un hechizo especial – explicó Yamaguchi mientras recordaba la explicación de sus padres, una clase especial que cada familia tenía… era vergonzoso recordar aquello – los genes se unen con magia, una mujer alberga al bebé en su útero, es normal… pero entre las parejas del mismo sexo… no tengo idea – se sonrojó al pensar en aquello, tener una familia sería un sueño – mis padres suelen decirme que cuando llegue el momento lo sabré, que es instintivo

-¿y el alma? – ¿era su idea o Yamaguchi estaba haciendo que la habitación se calentara más de lo normal en ese clima? … parecía que cuando estaba nervioso su magia se salía de control, eso era interesante ¿qué tan nervioso estaba?

-Tsuki… eso es secreto, la respuesta llegará a nosotros cuando sea el momento – desvió su mirada pues eso…

-quiero unir mi alma con la tuya – susurró mientras se acercaba hasta que estaba sentado al lado de su novio, era divertido intimidarlo

-yo… eso…

-dime cómo puedo demostrarte que quiero pasar mi vida contigo – entrelazó sus dedos con los del pelinegro y ahora sentía el cambio brusco de temperatura, estaba bajando de nivel

-yo… – no lo miraba, no podía – eso… es suficiente así, porque estoy seguro que no te irás – Yamaguchi sentía la vergüenza más grande de su vida y evitaría el tema lo más posible

-ya sabes cómo hacerlo… ¿verdad? – Tsukishima vio al más pequeño asentir y sonrió acercándose un poco más hasta que su aliento chocaba con la mejilla del pelinegro – dímelo

-…or, eso es – susurró muy bajito

-Yamaguchi – levantó el rostro de su pareja y lo besó en las mejillas – dímelo claramente

-¡hacer el amor! – soltó esas palabras mientras cerraba sus ojos – es eso… – seguramente su rostro era un bombillo pero abrió sus ojos con curiosidad al no escuchar nada… el leve rubor en las mejillas ajenas era lindo… era la primera vez que veía a Tsuki así

-… - el silencio reinó unos minutos, Tsukishima se sintió culpable por haber obligado al menor a decir aquello, aunque también era buena noticia porque… ya quería dar el siguiente paso. Pero ahora, y aunque sonara tonto, necesitaba quitarse los celos – ¿qué pasó con Irina? – se separó un poco para admirar la sorpresa de Yamaguchi, la sola idea de que esa mujer tocara a…

-¡eso fue diferente! – entendió la insinuación y no dudó en aclarar que su pureza seguía intacta – ella utilizó magia negra para obligar a nuestras almas a enlazarse, el alma de Irina envolvió la mía y así pudo manipularme a su antojo

-entiendo – ahora estaba aliviado

-yo… creo que

-únete a mí – tiró de Yamaguchi hasta lograr que se sentara en su regazo, lo tenía frente a frente y sentía como las piernas del pelinegro rodeaban su cintura – enlaza tu alma a la mía – susurró en el oído del menor

-yo… Tsuki – se aferró a los hombros ajenos ocultando su rostro en el cuello del rubio, la petición lo tomó por sorpresa pero no era mala idea… aunque si era vergonzoso

-¿aceptas? – deslizó sus manos por los costados del pelinegro, sintió como se estremecía y una risita leve se le escapó a Tsukishima, si estaba con Yamaguchi le daba lo mismo perder esa fachada desinteresada que tenía

-si – respondió con vergüenza mientras escondía su rostro y se abrazaba a mayor – pero debe ser el fin de semana – reía bajito al escuchar el bufido de Tsuki, casi al instante escucharon el llamado de la madre de Yamaguchi quien avisaba sobre las visitas. No había prisa después de todo tiempo era lo que les sobraba, puesto que estaban en las vacaciones navideñas

 

 

Nieve…

 

 

Ese día necesitaban cumplir con algo más importante, reunirse junto con Hinata y Kageyama para hacer algo gigante, algo trascendental, al menos para ellos. A pesar de que estaban un día antes de navidad había poca nieve en la ciudad, solo caía una estela de copos que no formaban una sábana blanca como en años pasados. Todos deseaban más nieve para que los niños jugasen y tener escusas para unirse también, querían que toda la ciudad se inundara de blanco, disfrutar de una navidad blanquecina, así que se unieron para cumplir el deseo de la mayoría. Sería un experimento bastante exigente y hasta peligroso si algo salía mal, pero si el desastre llegaba siempre estaba el plan B, pedir ayuda al ser más poderoso entre los hechiceros… y su nombre era, mamá.

 

Los más altos se peleaban constantemente en el camino pues jamás lograron llevarse demasiado bien, Kageyama no quería juntar su magia con Tsukishima y viceversa, pero los menores lograron calmarlos un poco o al menos Hinata lo logró, ya que después de susurrarle algo a su pareja las quejas se detuvieron, sea lo que fuese, en verdad fue efectivo. A mediodía se encontraban en lo alto de la montaña, los destinados tomados de las manos empezaban a coordinar sus respiraciones, la magia que los unía se reflejaba en  las brillantes figurillas que en sus manos empezaban a formarse, sus ojos cobraban un tono azulado y los que antes eran mortales caían en una especie de transe, sin moverse y a disposición de su pareja

 

-¿listo, Hinata? – susurró Yamaguchi quien con una sonrisa le ofrecía su mano al pelinaranja

-veamos si no nos repelemos de nuevo – bromeó mientras sostenía la mano de su compañero, ya una vez habían hecho un enlace y salió mal, ahora con cuatro personas ¿cómo sería?

-solo concéntrate – susurró mientras respiraba profundo tratando de sincronizar sus latidos, podían escuchar el sonido desigual que poco a poco tomaba un solo ritmo, poco después ya estaban capacitados y la luz en sus manos empezaba a tornarse amarilla extendiéndose hacia los otros dos

-que me escuche ruego al cielo, las nubes deben aglomerarse, el ambiente debe enfriarse, pero que no se cree hielo – ambos hechiceros recitaban mientras de las uniones empezaba a brotar leves cristales que ascendían al cielo – una fina capa de nieve, los copos deben formarse, acomoda en todo relieve, hasta que se muestre una capa decente… - sus respiraciones empezaron a agitarse y… ¡el desastre empezó!

-¡Hinata detente! – Yamaguchi rompió enseguida el vínculo cuando los latidos empezaban a perder sincronización – demonios

 

El pelinegro se abrazó al rubio empujándolo para que la leve explosión no lo alcanzara, Hinata por su parte simplemente logró usar aquella brillantina para proteger a Kageyama y tratar de limitar el desastre. La tierra se esparció en una gran nube de polvo, era de la misma reacción de hace algún tiempo, definitivamente su magia no era compatible, tosieron un poco mientras retomaban su actividad normal, verificaron que todos estuvieran bien y en seguida empezaron las quejas de Tsukishima, el contraataque de Hinata y las discusiones con el armador. Yamaguchi por su parte se alejó del grupo, le dolía la rodilla por la caída pero había algo que le causaba más curiosidad, se quedó viendo el cielo por un rato hasta que al fin los copos de nieve empezaban a caer “parece que lo hicimos… de alguna forma”. La alegría llegó cuando mientras regresaban a sus casas la nevada se intensificaba poco a poco, ahora solo deberían esperar hasta que todo se tornara de blanco. En la noche ya todo estaba calmado, la caída de nieve paró pero al parecer por alguna razón exageraron en la cantidad… típico de ellos, pero al menos ya podían salir a jugar un rato. A pesar de que hacia frio Yamaguchi logró que Tsukishima lo acompañara afuera, hacer un muñeco, figurillas en la nieve, caerse de vez en cuando… cansados regresar a casa de Yamaguchi y preparar chocolate caliente mientras esperaban a los mayores del hogar, era perfecto

 

Compartieron la navidad con sus respetivas familias, solo lograron mandarse textos al final de la noche, ya sabían que así serían esas fechas, alejados entre sí, pero era lo normal, todavía eran adolescentes y la familia era lo más importante en esa época. Pero Yamaguchi no contó con un pequeño detalle, su viaje de fin de año, olvidó por completo que viajaría al extranjero hasta que de nuevo las clases empezaran, necesitaba ir a la reunión de hechiceros en Italia, así que no podrían verse en algún tiempo y eso aumentó la ansiedad de cierto rubio quien de mala forma le deseó buena suerte en el viaje… claro que le iba a hacer una visita antes de eso, de algo tenía que servirle la magia recién adquirida. Así Tsukishima se escapó unos minutos de casa, pasaban de la 1 de la mañana, la cena familiar acabó y se excusó de estar cansado para ir a su habitación, solo envió un texto simple

Mantén tu ventana abierta

La magia que tenía era parecida a la de Yamaguchi, con una pequeña diferencia, el rubio podía manejar algo parecido a las mente de las personas, no era simple y requería concentración, no podía hacer algo complicado y solo lo había probado con Akiteru cuando quiso sacarlo de su habitación, pero funcionaba bien, el caso era que quería intentar algo con su pareja. Así que poniendo toda su habilidad en juego, saltó por la ventana de su habitación en el segundo piso, realizó una especie de brisa fuerte que detuvo su caída y redujo el golpe, apenas  le dolió un poco al aterrizar, eso significaba que las clases con los padres de Yamaguchi estaban sirviéndole de algo, al parecer la magia no era tan sencilla de manejar, pero tenía talento. En medio de la noche llegó hasta aquella casa conocida, miró la ventana y si, estaba abierta, con otra brisita primaveral, como solía llamar a esa habilidad, ascendió hasta alcanzar el filo de la ventana, ingresó con cautela pues la luz estaba apagada… esperó unos minutos escuchando unos ruidos, hasta que la puerta se entreabrió, la figura delgada era tan linda mientras soltaba un pequeño bostezo que cubrió con sus manos. Lo atrapó por la espalda cubriendo su boca y evitando que encendiera la luz

 

-silencio – susurró

-¿Tsuki?... ¿qué haces? – estaba oscuro así que el mayor no podía ver su sonrojo y se lo agradecía porque su rostro debía ser un tomate en ese mismo momento, no se esperaba una visita de ese tipo

-solo venía a despedirme

-pe-pero mañana nos veríamos en el aeropuerto

-así es mejor – susurró en el oído del pelinegro mientras con cuidado lo llevaba hasta la cama, se sentó allí e hizo que Yamaguchi se sentara en frente de él, así abrazándolo por la espalda se quedó en silencio

-Tsuki… te extrañaré – susurró bajito como si tuviese miedo que sus padres en la habitación contigua lo escucharan

-te esperaré pero… solo déjame un recuerdo para estar tranquilo – sonrió con malicia mientras deslizaba sus manos por el vientre del más pequeño

-ah… Tsuki – susurró avergonzado pues esas caricias lo hacían temblar un poco – ¿qué haces?… mis padres están en la otra habitación

-shh… solo quédate callado unos minutos, acabo de descubrir una pequeña habilidad que poseo

-¿qué quieres decir?

-cállate Yamaguchi – hablaba en susurros pero estaba divirtiéndose con todo eso

-lo siento, Tsuki – sintió como los brazos del rubio lo rodearon, fue abrazado con cariño, la barbilla de Tsuki se posaba en su hombro, la respiración cálida chocaba con su mejilla, escuchó una pequeña rima y…

-en tu mente déjame entrar, solo escúchame susurrar – chasqueó sus dedos con suavidad, ahora empezaba lo bueno

 

 

 

 

 

Una habitación de color blanco se mostraba, ni un sonido, ni una persona, no había nada, solo calidez, la calidez de un abrazo, solo ellos dos. Cuando Yamaguchi trató de hablar, el sonido de su voz no salió. Solo podía ver la mirada de Tsuki en frente suyo, el dorado intenso que le transmitía amor, la caricia se deslizó por su mejilla, los labios del rubio tocaron los suyos en un roce que no pasó de allí, los dedos del mayor se deslizaron por sus brazos, por sobre su ropa pero podía sentirlo como si fuera sobre su piel… ¡directamente sobre su piel! La sonrisa ladeada de Tuskishima le dio escalofríos y también lo hizo el hecho del calor en cada porción de piel que era tocada, era un calor agradable, un cosquilleo, un… beso, así se sentía. Trató de acariciar la mejilla del más alto pero su cuerpo no se movía… de pronto estaba sentado en el regazo del rubio ¿cómo pasó eso? ¿Era una ilusión?

Sientes cada roce… sientes cada cosquilleo… solo sientes lo que yo te hago y ves lo que yo veo

La voz de Tsuki era clara y profunda, los dedos del mayor se deslizaron por su cuerpo, el pecho, el cuello, cada caminito ardía y su cuerpo se estremecía, la caricia descendente por su vientre lo hizo jadear pero no había sonido alguno, solo la mirada intensa de Kei sobre su cuerpo. Aquellos dedos se deslizaron por sus piernas y gimió, un gemido mudo, su mirada se cristalizó cuando un calor lo invadía por completo, parecía como si la mirada de su novio lo apuñalara de forma ¿excitante?... Soltó un nuevo gemido que no fue escuchado por nadie, ni siquiera por él mismo, Tsukishima entrelazó los dedos con los de Yamaguchi, besó sus labios con tanta calma que Yamaguchi se removía desesperado, la corriente eléctrica surcaba su cuerpo entero, su mente se nublaba, un nuevo gemido más largo, su miembro estaba despierto, era vergonzoso y ante la vista del rubio… era peor aún

Tsukishima usó una de sus manos para acariciar la erección del menor, la misma que estaba oculta, solo un roce bastó para que el pelinegro se retorciera, parecía que las sensaciones estaban multiplicadas por diez, era todo tan abrumador que un par de lágrimas se le escaparon a Yamaguchi, una nueva caricia lo hizo gemir más alto pero no había sonido, estaba desesperado, movía sus labios con la esperanza que lo entendiera… ¿Por qué no podía moverse también?

Por favor… por favor… déjame tocarte… déjame besarte… deja que pueda excitarte también

Pero el rubio solo sonrió y una nueva caricia fue dada a la intimidad de Yamaguchi, quien se retorció y al fin se liberó, alcanzó un orgasmo tan espléndido que sus manos le temblaban, jadeaba cerca de los labios de Tsukishima que solo lo besaba con calma, de forma casta, con cuidado de no pasar más allá y Yamaguchi cerró sus ojos… estaba agotado

 

 

 

 

 

-ah… ah… ah – cuando abrió sus ojos de nuevo se hallaba en la misma posición, Tsukishima estaba todavía abrazándolo por la espalda

-parece que eres bastante sensible – se burló en un susurro, soltando al pelinegro quien respiró profundo

-yo… ah… Tsuki que… - intentaba formular la frase pero todavía estaba abrumado ¿Qué fue eso?

-un experimento – besó la mejilla del menor mientras se levantaba y se ponía en frente de Yamaguchi

-acabo de… - sus mejillas se calentaron aún más, ni siquiera podía ver a su novio de frente

-tranquilo, no emitiste ningún ruido… pero creo que debes cambiarte – sonrió de lado al ver como esas mejillas se ponían rojas y el calor del ambiente se hacía más pesado

-¡qué vergüenza! – susurró mientras se daba cuenta de que en verdad estaba sucio allí abajo – ¿por qué lo hiciste? – le reclamó mientras cruzaba sus piernas y trataba de ocultar lo ocurrido

-para dejarte ansioso – besó los labios del más pequeño, ingresando su lengua e invitándolo a que lo siguiera, fue correspondido con timidez. El rubio exploró aquella boca en profundidad robándole el aliento hasta recostarlo en aquella cama, sentía los brazos de Yamaguchi alrededor de su cuello y sonrió  entre el beso… esa reacción era tan bonita, una mezcla entre la excitación que aún recorría el cuerpo del más joven y la vergüenza por aquel acto

-eres… malvado – susurró cuando al fin fue liberado, su cuerpo aun temblaba y…

-buen viaje, te veré mañana – dejó al menor recostado y salió por la ventana, eso había sido muy divertido

-Tsuki… - hizo un leve puchero y después se mordió el labio, nadie podía verlo, estaba solo, estaba recostado sin moverse tratando de procesar lo ocurrido, en ocasiones como esa pensaba que la magia de Tsuki era peligrosa… muy peligrosa y ahora tendría que convivir con aquella sensación… con aquel deseo de en verdad sentir las caricias en su piel desnuda – ¡qué vergüenza! – susurró de nuevo mientras se acomodaba en su cama, tendría que borrar las evidencias pero primero debía asegurarse de estar completamente solo para ir al baño en tranquilidad

 

 

Pronto…

 

 

Una despedida divertida, Tsukishima fue al aeropuerto como estaba acordado, vio a Yamaguchi quien sumamente avergonzado ni siquiera podía mantenerle la mirada por mucho tiempo. Kei estaba tan satisfecho con eso, tanto que ni siquiera le importó el hecho de no ver a su novio por algunos días, ya tendría su recompensa después, se quedó con el pelinegro hasta que al fin lo vio ingresar para su respectivo avión, se quedó observando como ese enorme aparato emprendía vuelo, lo extrañaría eso era obvio.

Los días nevados pasaron a ser un problema cuando la capa de nieve aumentó, pero cuando Yamaguchi llamó, le aclaró que no habría problemas graves, ya que su hechizo no duraría tanto, un problema menos. No sabía que era lo que hacían los hechiceros en esas reuniones y poco le importaba, lo único que quería era que su pelinegro regresara pronto, ¿por qué? Eso era obvio, quería tenerlo cerca, porque quería unirse a él.

Tsukishima estaba aburrido y decidió practicar un rato, cosa que al parecer también pensó Kageyama, ya que se encontraron en aquella colina en donde realizaron el hechizo en conjunto, platicaron un poco… bueno, si se puede llamar plática a los pocos insultos y comentarios mordaces que cruzaron, pero al final ya que sus parejas no estaban, decidieron practicar un poco, su magia eran completamente diferentes, pero aprendieron el uno del otro, al menos así la espera no se hacía eterna y tenían algo en qué entretenerse

 

 

Calientito…

 

 

 

Cuando los días se completaron, Tsukishima recibió un mensaje, era citado en los baños termales del sur, tenían trabajo que hacer, aunque también se podría aprovechar las circunstancias, las intenciones eran claras, no hacía falta decirlo en voz alta, y es así como se hallaban en el lugar indicado, a la hora indicada y ¿con Hinata y Kageyama?… Eso sí era mala suerte, el trabajo era grande, demasiado para un novato y su destinado, así que ahora eran cuatro, tenían un día entero y debían empezar de inmediato.

La tarea era restaurar el afluente de las aguas en la cima, era como si la montaña se estuviera secando y eso no era bueno, el agua dulce debería fluir no solo para los baños termales sino que también deberían regarse en la tierra y volverla fértil. Les tomó medio día encontrar la fuente de agua en la cima de la montaña, les tomó dos horas escavar el suelo hasta llegar a la profundidad correcta, les tomó dos horas más para que Yamaguchi hiciera que el agua volviera a fluir, el pelinegro y el rubio eran los encargados de volver a la vida ese lugar, de fabricar el agua dulce y dejarla fluir. El turno de Hinata llegó cuando ya las cuatro de la tarde llegaba, él pequeño rematador y el armador de Karasuno se enfocaban en purificar y fertilizar la tierra, en pocas palabras, recitaban el encantamiento mientras recorrían los senderos adecuados dejando caer aquella brillantina para que las plantas volviesen a renacer. Yamaguchi y Tsukishima por su parte, decidieron descansar en algún lugar de aquella montaña, estaban agotados y se sentaron en un claro “nos veremos en la posada, esto tardará así que cenaremos juntos allá” Yamaguchi todavía tenía que verificar los caminos en donde el agua fluía para que el trabajo de Hinata no fuese en vano… era un horrendo trabajo y lo peor es que al siguiente día tenían clases nuevamente

 

-Tsuki, es por aquí – a pesar de estar cansado esa sonrisa no se borraba de su rostro, estaba feliz simplemente por estar cerca de su pareja

-bien – dijo de mala gana siguiendo a su novio

-no estés enfadado – sonrió con inocencia mientras seguía el sendero – solo nos falta verificar que en verdad el agua está fluyendo, además las aguas termales pueden aparecer por aquí también

-un baño sería estupendo – pues estaban llenos de tierra y eso molestaba mucho

-si quieres puedo crear uno – al llegar al lugar indicado, la idea no era mala, estaba haciendo frio, caía un poco de nieve y había un pequeño lugar en el cual podía hacer un pequeña tina de aguas termales

-espero que sirva – susurró el rubio mientras ayudaba al más joven, una cosa que le gustaba de Yamaguchi era su modo concentración absoluta, pues cuando algo así sucedía el rostro serio permanecía impecable, las facciones delicadas parecían brillar apenas, aunque el color de ojos cambiaba era solo un detalle momentáneo

 

No fue difícil hacer que el pequeño espacio entre algunas rocas se llenara de agua cálida, seguramente antes había un riachuelo en ese lugar, el rubio encargado de generar el calor necesario y el pelinegro concentrado en crear el agua para dejarla fluir con calma, no les tomó mucho tiempo hacerlo y al final el vapor salía demostrando la calidez del agua. Estaban en completa soledad en medio de la montaña, el menor apenas era consciente de ese detalle mientras introducía su mano para verificar el calor de la cristalina fuente, era agradable al tacto y seguramente sería una experiencia bastante relajante. Cuando quiso mencionar que ya podían bañarse se dio cuenta de la situación, se quedó con las palabras en la boca y observaba la mirada de Kei sobre él, se sentía tan avergonzado por no haber pensado en esa insinuación inintencionada, desvió la mirada y…

 

-¿es una invitación? – susurró Tsukishima quien de repente se acercaba hacia el más joven, tanto como para que sus respiraciones chocaran

-yo no… - se estremeció cuando el roce de los labios ajenos sobre los suyos le demostraban las claras intenciones del mayor. Para qué negarlo pues él también lo quería, se había quedado solo con el recuerdo de las sensaciones dadas por aquella ilusión antes de su viaje y…

-sabes lo que quiero Yamaguchi – susurró en el oído del menor quien cerraba sus ojos con fuerza – ¿aceptas?... no haré nada que tú no…

-… - lo besó, de forma torpe y temblorosa, deslizó sus manos hasta el cuello del rubio, se aferró a él, abrió sus labios un poco y… se rindió. De inmediato sintió la intromisión delicada de la lengua ajena, aquella que lo exploraba a profundidad, siguió el ritmo impuesto y a pesar de las veces que lo había hecho con anterioridad, todavía se sentía inseguro de cómo seguir, se sentía débil cada vez que un roce en su boca lo hacía suspirar, la necesidad de aire le abrumaba siempre, su vientre cosquilleaba insistentemente – Tsuki… - susurró cuando se separó para poder retomar el aliento robado, aquel roce en sus caderas lo alertó, sabía lo que venía y aun así no estaba completamente listo

-así me pidas que pare… no lo haré – habló con seriedad mientras deslizaba las prendas superiores del menor, todas en conjunto, hacía frio lo sabía, pero la calidez de las termas a pocos centímetros de ellos contrarrestaban ese inconveniente, en un solo movimiento lo despojó de la odiosa tela, besó con insistencia a Tadashi sin dejarlo protestar, sintiendo como éste se aferraba a sus hombros para mantenerse sentado y no caer a las aguas detrás de ellos

-Tsuki… espera – temblaba con insistencia mientras trataba de no soltar ruiditos extraños al sentir los dedos del mayor recorrer su espalda, se arqueaba sin poder evitarlo, pues las especie de cosquillas eran insistentes y lo obligaban a soltar el aire en sus pulmones en leves suspiros agitados – es… pera… mgh – pero sus palabras no tenían valía, al menos no en esa ocasión, los besos descendieron por su cuello, leves mordidas lo hacían quejarse bajito, se aferró a la espalda, tirando de la ropa de Kei

-te dije que no lo haré – dijo con voz profunda pues el deseo le quitaba el buen juicio y la calma que siempre dirigió su vida,  el suave tacto contra aquella piel, quería sentirlo más de cerca, tanto como fuese posible

-Tsuki – susurró mientras deslizaba sus dedos por aquel rostro, le quitó los lentes pues así podía apreciarlo en totalidad, los dejó a un lado para concentrarse en su amado, con delicadeza y amabilidad sonrió, detuvo las manos de Kei por unos momentos – ¿quieres unirte a mí? – tembló levemente al sentir una leve brisa de frio contra su espalda

-¿tú que crees? – sonrió en respuesta mientras se acercaba a esos labios rojizos mordiéndolos levemente y escuchando un leve quejido – solo dime como y…

-para unir nuestras almas también deben unirse nuestros cuerpos – susurró en el oído de Kei, mientras su rostro se tornaba de un rojo intenso – solo así se forja un lazo fuerte, mostrando nuestros sentimientos verdaderos – las palabras surgían solas, el frio se perdió para dar paso a la calidez, no solo proporcionada por el agua termal sino por sus propios cuerpos

-toca mi alma y yo toco la tuya, que este vínculo jamás se destruya – susurró guiado por aquella vocecita en su cabeza, aquella que en disney decían el bichito de la conciencia y que entre los hechiceros se llamaba instinto

-te amo Kei – susurró mientras besaba al mayor y hacía que sus manos fueran las que empezaran a deshacerse  las prendas ajenas, rozando esa piel cálida, sintiendo que los dedos del rubio se deslizaban por sus cabellos

-te amo Tadashi – fue como un ritual, su alma se llenó de gozo y felicidad ¿un ser humano normal podía sentirse así, tan… tranquilo y eufórico a la vez? ¿Importaba acaso? Solo quería hacerlo suyo, nada más simple que eso.

 

Recostarlo en esas rocas lisas fue fácil, pues parecía que Tadashi estaba en una especie de sumisión espontánea… ¿eso existía? si lo hacía, daba gracias al cielo pues estaba ansioso, deslizó con cuidado sus dedos por las caderas, descendiendo con suavidad, arañándolo de vez en cuando, todo sin quitarle la mirada al rostro de Yamaguchi, quien solo suspiraba bajito y hacía muecas, esforzándose por no gemir, se veía adorable. Se deshizo de las prendas que faltaban hasta dejar al pelinegro completamente expuesto, ese hermoso sonrojo aumentó, expandiéndose por todo el rostro, el rubio sonrió de medio lado mientras se detenía por completo, alejándose un poco para desabrochar sus propios pantalones con lentitud. Podía observar a su novio totalmente avergonzado, desviando la mirada, pero el menor se daba unos segundos para repasar el cuerpo del mayor con disimulo, mientras esas prendas eran retiradas… tan malditamente inocente y curioso a la vez, que el rubio dejó de lado su actual amabilidad

 

-¿no íbamos a tomar un baño? – susurró sonriendo de medio lado e ingresando hasta que el agua escondía su piel hasta la cintura, se acercó hasta donde el pelinegro se hallaba sentado con las piernas cerradas, escondiendo lo que ya era evidente, tiró de aquellos brazos hasta que Yamaguchi se sentara justo en frente, abrió las piernas del menor sin cuidado y aunque Tadashi quiso protestar, el rubio simplemente se lo impidió – parece que estás más despierto que yo – se burló mientras se posicionaba entre esas piernas y levantaba el mentón del menor para que lo mirara

-yo solo… ¡es porque es Tsuki quien me está seduciendo! – reclamó, no sabía si estar enfadado o avergonzado pero la mirada del rubio lo traspasaba completamente… estaba desnudo, con la erección creciente, rojo hasta las orejas y con los dedos de Tsuki descendiendo por su pecho, ni siquiera le importaba el frio que debía hacer y que por raro que pareciera, no podía sentirlo

-entonces tomaré responsabilidad – deslizó sus dedos hasta la erección de su pequeño novio, lo rozó haciéndolo gemir bajito, lo acarició con tanta lentitud que lograba que la espalda de Yamaguchi se arqueara levemente – ¿es una invitación? – susurró mientras deslizaba su lengua por la blanca piel del más joven, mordiendo en los lugares disponibles, mientras Yamaguchi se arqueaba por el placer, el rubio  se entretenía con aquellos botoncitos, mordiéndolos solo para dejar un poco de dolor en el cuerpo ajeno

-Tsu…Tsuki – susurraba con desesperación mientras incrustaba sus uñas en los hombros ajenos, las cosquillas se extendían por su vientre y ya no podía creer aguantar mucho, la tortura no le sentaba bien – ah… Tsuki, para… no… ah… ah – el apretón en la punta de su miembro le enviaba electricidad por la columna vertebral, sentía sus lágrimas descenderle sin que pudiera controlarlo, la mordida en su pecho fue dolorosa y quedaría marca pero si era su novio… poco le importaba

 

Mantuvo el vaivén de su mano por un momento más hasta que los gemidos de Tadashi denotaban que estaba a punto de llegar al orgasmo, lo besó con pasión, hasta robarle todo el aire, mordió esos labios sin delicadeza, los succionó para hincharlos un poco más. Escuchaba las pequeñas quejas inentendibles, luego se detuvo en seco… dejándolo con el deseo recorriéndolo entero y sin ninguna ayuda para terminar. Kei sonrió mientras se alejaba, sentándose en el extremo opuesto, sin decir nada, ignorando al menor que apenas acababa de atacar, tragándose la necesidad que su entrepierna tenía, quería jugar un poco. Tadashi no entendía esas acciones, su mente nublaba no ayudaba nada, temblaba debido al placer que ahora se vio interrumpido y con súplica en su mirada, buscó respuestas

 

-el agua cálida es buena para la piel – ni siquiera estaba pensando que cosa decía, no entendía nada y aun así no podía evitar reírse internamente al ver la molestia en Yamaguchi, quien con un leve puchero se quedaba allí sin hacer nada – ¿qué harás? – lo vio ingresar a las termas y acercarse con rapidez hasta que se posicionó en frente de él

-no me dejes así – tomó la mano del rubio y la deslizó por su piel hasta que de nuevo se posara en su erección – malvado… – dijo cuándo el rubio se negaba a seguir con el juego, era la primera vez que odiaba esa sonrisa burlona tanto como para querer morderlo y así lo hizo, el pecho estaba expuesto, lo mordió, sin suavidad alguna, solo vengándose porque Kei detuvo la agradable sensación de placer, escuchó un gruñido profundo que lo estremeció y…

-demonios – gruñó pues no pensó que el dolor en ese momento fuera tan placentero que… – levanta las caderas – ordenó mientras atraía esos labios, tomándolo por la nuca – y atiéndete solo – no le permitió discutir pues se concentró en profanar esa boca, ingresando su lengua, jugando con la otra, deslizando sus manos hasta las nalgas ajenas hasta separarlas

 

Tsukishima escuchaba los gemidos que se ahogaban entre sus bocas, Yamaguchi se aferraba a sus hombros, deslizó sus dedos hasta encontrar su objetivo, masajeó aquella entradita con suavidad mientras observaba como el menor se tensaba separándose del beso y dejando escapar un par de lágrimas. Ingresó el primer dedo sin dar aviso, deslizando su otra mano hasta la nuca de Tadashi y obligándolo a empezar un nuevo ósculo francés. El pelinegro poco podía hacer puesto que sentía la intromisión que por alguna razón no dolía tanto como esperó, tal vez por el agua, tal vez por la molestia en su intimidad, sea lo que fuere tampoco sintió al segundo intruso que se abría paso entre sus entrañas, soltaba gemidos altos sin vergüenza alguna, pues la sensación extraña le ocasionaba escalofríos y sin soportar más acató la última orden que escuchó. Él mismo se estaba masturbando con rapidez, como en algunas noches lo hizo imaginándose que era el rubio quien lo tocaba… cerró los ojos soltando su voz mientras sentía su orgasmo llegar, no pensaba, solamente… quería disfrutarlo. Esos dedos se hundían con profundidad una y otra vez, sus caderas buscaban más contacto y al final… su éxtasis, liberar su esencia, un gemido alto, un suspiro largo, Yamaguchi se escondió en el cuello ajeno jadeando por el aire faltante, aun con los invasores haciendo de las suyas en su virginal entrada

Ver a Tadashi atendiéndose solo, con el movimiento desesperado que hacía chapotear el agua caliente, lo enloqueció, no soportaría mucho… esos ojos cerrados que soltaban gotitas saladas, los labios separados soltando esa dulce melodía, esas pecas tentadoras en el rostro y pecho ajeno, vio claramente cuando su pequeño amante llegaba al orgasmo, memorizó esa expresión aunque no debería hacerlo puesto que no sería la última vez que haría algo como eso. Cuando Tadashi cayó sobre su pecho, lo abrazó protectoramente, ingresó el ultimo dedo escuchando la queja que soltaba, el menor temblaba pero no se iba a detener solo por eso, trató de prepararlo lo mejor posible, ensanchó aquella entrada lo mejor que pudo y controlándose tanto tiempo como le fue posible, pero simplemente al escucharlo gemir nuevamente… se terminó el control

 

-tranquilo – susurró antes de quitar sus dedos y levantar el rostro de Tadashi besándolo con cariño, lo hizo apoyarse en las rocas y levantar la cadera – respira… – fue su susurro mientras rozaba su miembro erecto y necesitado entre las nalgas ajenas

-ah… mgh…ah… Tsu…ki – sus piernas le temblaban, su espalda se arqueaba al sentir el roce del miembro ajeno – ah… ah – sintió la presión y respiró profundo, arqueó su espalda pues dolía

-te amo – susurró en el oído ajeno, mientras con su mano tapaba la boca de Yamaguchi para que no gritara, iba a ser rudo. De un solo movimiento terminaba de ingresar – mgh… Tada… shi – el interior cálido, apretado, la mordida en sus dedos, podía imaginar las lágrimas que resbalaban por esas mejillas, ya después se disculparía, pero ahora solo disfrutaba de al fin estar unido a su pequeño

-ah… ah… Tsuki – susurró entre sollozos cuando sus labios se liberaron de su prisión, pues sentía como su interior se expandía, le dolía pero se sentía tan completo, sus lágrimas brotaban y posó su pecho en las rocas lisas, su respiración agitada, estaba entrando en aquel trance, lo sabía…

-Tadashi – susurró posando su cuerpo sobre el del pelinegro, pegando su pecho contra esa espalda que se movía erráticamente, posó sus manos encima de las de su gran amor y entrelazó sus dedos, mordió el cuello expuesto, besó las mejillas, dejó que la euforia lo recorriera pero se mantuvo quieto por unos instantes, esperando  hasta que el otro le diera un aviso de que podía seguir – Tadashi…

-unidos… hasta el final – susurró apenas mientras sentía una felicidad enorme, apenas podía ver como sus manos empezaban a brillar un poco, formando una pequeña marca en sus dorsos

-alma y cuerpo – susurró observando la brillante marca, en la izquierda una luna creciente y en la derecha una estrella, era irónico – está hecho – susurró antes de empezar a moverse, sin soltar a su pequeño, escuchándolo jadear

-la… marca… ah… ah – sus lágrimas brotaban sin control pues el dolor se transformó en placer mientras era embestido, fuerte y lento a la vez, sus entrañas aceptaba al intruso, a su complemento, a su todo, a su destinado… a su amante y por siempre amado, Tsuki

-mírame – susurró saliendo por completo y dándole vuelta hasta que las piernas del más joven rodeaban su cintura, se introdujo de una sola estocada, escuchándolo gritar de placer. Yamaguchi estiró su cuello, soltando su voz sin descaro. Kei empezó con el vaivén sin consideración, las marcas brillaban y lo besó, ese sonido hermoso que soltaban esos labios moría entre sus bocas, las uñas ajenas rasgaban su espalda, sus propias uñas marcaban la piel de aquellas caderas, un par de lágrimas también se le escaparon debido a la extraña sensación que se expandía por su cuerpo

-más… más – pedía aquello entre el éxtasis de su magia, aquella que se distribuía por su cuerpo hasta su pecho, aquella que le enviaba oleadas de placer a él y a su pareja – Tsuki… ah… más – los ojos de su amante cambiaron de color, a un azul muy puro y seguro los suyos también, las estocadas rápidas, profundas, hasta que ese punto placentero lo llevó a las nubes, se abrazó al rubio con desesperación mientras con su mano libre se atendía él mismo, ya habría tiempo para dulzura, ahora solo había… pasión, en todo el sentido de la palabra

-Tadashi… – era raro que sintiera un extraño escalofrío recorrerle, potente, intenso… calor… calor era lo que tenía, besó nuevamente al más pequeño, lo mordió levemente y…

-ya no puedo – susurró apenas, antes de arquearse y liberarse, sintió la calidez en su interior también, acompañado del ronco gemido de Tsuki. Cerró los ojos para disfrutarlo y cuando los abrió solo estaba esa mirada de nuevo, le faltaba el aire, temblaba, lagrimeaba y sobre todo… amaba

-… - las palabras no fueron necesarias cuando se concentró en Yamaguchi, juntó sus frentes y trató de regularizar su respiración, sonrió apenas pues aun sentía esa calidez en el ambiente – ¿es normal que el agua… brille y flote? – comentó el rubio cuando ya, ese mar de emociones pasó y el agua tranquila los acogía a ambos

-supongo que no – sonrió con dulzura mientras reposaba su mejilla en el pecho ajeno – te amo Tsuki –

-yo también – susurró con tranquilidad mientras observaba como de apoco todo volvía a la normalidad, las gotas caían con lentitud, el brillo se desvanecía y solo quedaba el silencio, un tranquilo silencio

 

 

Parejas…

 

 

 

La noche caía, el cielo oscuro y con ello poca visibilidad, tuvieron que salir de esas cálidas aguas. Kei había ayudado a su novio a curarse, fue brusco lo sabía y aun así no se arrepentía, tampoco Tadashi protestaba así que simplemente lo dejaron pasar. Las pocas habilidades médicas que sabían fueron suficientes, un hechizo sencillo  y la molestia en la parte baja del pelinegro ya no estaba, aunque ese sonrojo adorable nadie se lo quitaba, fue su primera experiencia de ese tipo, nadie podía culparlo por eso. Kei entrelazó sus dedos con los ajenos y en silencio procedieron a regresar, fue un trayecto más corto de lo que recordaban 

Casi al llegar a la posada en donde se quedarían, puesto que estaban cansados y sin disposición a volver a la escuela, ni locos viajaban esa noche, se encontraron con Kageyama y Hinata en la entrada, por alguna extraña razón ese par estaba lleno de florecitas en el cabello, un poco desarreglados y con rastros de tierra por su ropa… muy sospechoso, pero como ellos también estaban en un estado un tanto semejante, mejor hicieron como si no pasara nada y procedieron a sus habitaciones, cenarían, se bañarían aunque para algunos era la segunda vez que lo hacían, y dormirían

 

En una habitación se hallaban un pelinaranja y un azabache que hecho bolita debajo de un futón, bromeaban sobre las escusas que darían por faltar a la escuela y por consecuencia a la práctica. Mientras que en la otra habitación solo estaban dos personitas abrazadas compartiendo el futón, en un silencio cómodo, que ocasionó que se quedaran dormidos… había sido un día largo pero provechoso, tenían al menos medio día más para disfrutar de ese lugar y una vida entera para compartir

 

 

¿Continuará?…

 

 

Notas finales:

Bueno ¿cómo estuvo?

Los lemon son complicados, ultimamente he hecho como cuatro, con este fueron cinco y uno me ayudó una amiga, pero éste en especial fue mio, enteramente, lo escribí hoy en medio de una inspiración, y aproveché a subir el capítulo, espero que haya sido aceptable y que corresponda a sus expectativas, aunque personalmente creo que siempre me sale un poco romántico jajajajaja

De todas formas espero que lo hayan disfrutado

Ahora si, lo que tengo que mencionar es: chan~ chan~ chan~

Un par de personitas me pidieron un especial Kagehina, pregunté a la persona a la que le estoy haciendo el fic y aceptó, así que shi~~~ habrá KageHina, con un leve toque de sabrosura XD

Mencionaré otras parejas, si desean alguna mencion de su OTP, pueden dejarme un review con su pareja favorita y haré lo posible por incluirla, (yo incluiré a mi OTP, el AsaNoya pal' pueblo XD)

Muchas gracias por leer, sus comentarios me inspiran a seguir escribiendo, ahora pueden buscarme en wattpad con el mismo usuario, aunque allí subiré mis trabajos poco a poco XD

Bueno, aquí me despido, muchos besos y abrazos

Recuerden dejarme sus sugerencia, dudas, reclamos, críticas, todo lo que sientan y les responderé con gusto

Me despido

bye bye~


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