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Te contaré por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Vuelvo por aquí, les dejo el nuevo capítulo y.... no tengo nada más que decir jajaja

Es simple y espero no tener faltas XD 

PD: la verdadera identidad del pequitas es revelada muajajaja

 

 

Las cosas se ponían un poco más raras que antes, si  ya pasaron por una escena en la que pareciera que Yamaguchi tenía un pretendiente, el equipo pensó que nada los sorprendería pero… Cierta persona conocida, demasiado por algunos, permanecía observando todo con detenimiento y haciendo gestos raros cuando cruzaba la mirada con cierto armador de Karasuno, las cosas se pondrían interesantes

-Guchi-chan~

-¿Oikawa-san?… pensé que nos veríamos en una hora – el nerviosismo en su voz era prueba de que todo estaba más extraño

-salí temprano y vine a recogerte – los demás compañeros de equipo ya no sabían que pensar, primero un desconocido y ahora Oikawa ¿Qué tipo de broma era esa?

-entonces me apresuraré, lamento hacerlo esperar un poco más

-no te preocupes, me divertiré un poco con Tobio-chan

-creo que no es buena idea – ya podía sentir la tensión nuevamente, sonrió nervioso mientras se apresuraba a terminar con la práctica, habló con su capitán y entrenador para no asistir al entrenamiento de fin de semana puesto tenía un asunto urgente que atender… aunque ya todos sospechaban que ese asunto iba ligado a la visita de esa persona. Yamaguchi con una sonrisa se despidió de todos, incluso de cierto rubio que irritado simplemente ignoró al pelinegro, sin notar la tristeza en la mirada del menor

 

Tskishima estaba un poco… ¿cómo decirlo?... Malditamente celoso o malditamente molesto, sea como fuere, la molestia en el estómago del rubio se presentó desde que vio al tal Mark y ahora se acentuaba al ver como Yamaguchi se iba junto con Oikawa platicando como si se conocieran de mucho antes. Primero que nada ¿ellos eran amigos? ¿Desde cuándo? ¿Por qué salían juntos? Muchas dudas, ninguna respuesta y eso era frustrante. Aunque le costara admitirlo, estaba empezando a extrañar la compañía de Yamaguchi, tenerlo solo para él… podía ser egoísta pero no le importaba como lo viesen los demás, él solo deseaba saber porque de repente SU pecoso empezaba a salir con varias personas y más importante que eso a dónde iban, qué hacían y si eso conllevaba a una relación sentimental como se vio con el tal Mark. Yamaguchi era demasiado ingenuo en esas cosas, tal vez se estaban aprovechando de él y eso no debería suceder

 

Cierto día después de acudir a la práctica, un rubio se colocaba sus audífonos caminaba despreocupadamente y por casualidad se encontró con la madre de su amigo… cabe recalcar que fue una coincidencia muy agradable, conveniente, Tsukishima logró averiguar algo interesante “Tadashi está en un pequeño viaje en las montañas, tiene que cumplir con una encomienda, espero que le vaya bien y no le causa problemas a Tooru-kun” Tal vez no fue tan específica pero ya tenía una pequeña pista de lo que Yamaguchi le diría a su regreso, con las palabras correctas podría sacarle toda la información que necesitaba saber. No iba a ir a buscar al pelinegro debido a la curiosidad que le daba ver qué hacía allí, se resignaría a esperar a que volviese, y se entretendría en algo mientras esperaba… videojuegos, internet, películas o mejor respondía al mensaje que recién le había dejado Yamaguchi

“Tsukki, ahora estoy en las montañas, ¿quieres que te lleve algo como recuerdo?”

Era típico del pelinegro pero ahora eso no le interesaba eso, sino todo lo ocurrido con Oikawa, pero decírselo directamente sería algo extraño

“No… ¿Por qué?”

Era poco coherente y si alguien lo leyera no entendería pero Yamaguchi lo conocía muy bien como para comprenderlo

“Es algo familiar. Lo siento Tsukki”

Ya estaba harto, desde la última vez que el pecoso dijo que le explicaría todo ya pasó mucho tiempo, tenía curiosidad, sabía que esa explicación tenía algo que ver con las salidas con esas personas pero parecía que el pelinegro se negaban a decirle la verdad

“¿me dirás?”

No aguantaba más, necesitaba entender todo eso, algo le decía que eso sería crucial

“lo haré…  no es fácil Tsukki. Pero lo diré cuando vuelva”

Ahora ya estaba tranquilo, podría esperar un poco más sin problemas

“bien… descansa”

“nos veremos pronto, Tsukki”

 

 

En las montañas se escucha un “chan”…

 

 

-Guchi-chan, estoy cansado, dejémoslo ahí – esa voz retumbaba en el silencio de la naturaleza, dos figuras se veían en el río, pantalones cortos para poder estar en medio de toda esa agua, y a pesar de eso sentían sus prendas mojadas

-está bien Oikawa-san, tomemos un descanso – sonriente como siempre, comprensivo ya que habían pasado más de un día entero en esas frías aguas, era normal estar cansados

-aún no se me quita la impresión de esta coincidencia, Guchi-chan

-también me sorprendí mucho, mis padres debieron advertirme antes – se sentaron en la orilla, suspirando y dejando que el viento meciera sus cabellos

-nunca pensé que tuvieras ese tipo de habilidades – sonrió con sinceridad, las coincidencias siempre eran buenas, además para Oikawa el pequeño pecoso era agradable y fácil de tratar

-permanecer en secreto es nuestro deber – sonrió divertido al ver como Oikawa se recostaba en la hierba y suspiraba mientras dejaba que las mariposas se posaran en su pecho

-odio esto, no tengo idea de cómo diablos encontrar a mi destinada – frunció su ceño mientras movía sus piernas como un niño pequeño haciendo berrinche

-¿sus padres no le dieron una pista?

-solo dijeron que haría pop – hizo una mueca horrenda, odiaba cuando sus padres se ponían filosóficos o algo por el estilo – no entendí

-mis padres me dijeron que yo lo sabría de inmediato – para el pelinegro era gracioso que su búsqueda se basara en suposiciones y cosas sin sentidos, pistas sin siquiera ser pistas… era frustrante, ahora podía entender a Mark, Yamaguchi apenas llevaba buscando por un año pero igual se sentía frustrado

-¿sentiste eso conmigo?

-no lo sé

-ni yo… pero tenemos un 60% y eso es bueno – sonrió el castaño sentándose de nuevo, moviendo los dedos de sus pies que ahora parecían pasas blanquecinas

-tal vez podamos hacer que suba el nivel – era necesario hacerlo, sus padres le habían dicho que si no era su persona destinada, al menos comprobara qué tanto podían ser compatibles

-sería bueno… pero tengo esperanzas de encontrar a mi persona destinada – ese era el deseo de todos ellos, a Oikawa en el fondo el daba miedo quedar como sus tíos, quienes perdieron la esperanza 

-¿quiere que sea una chica?

-la verdad no me importa, solo quiero saber quién es y que tal nos llevaremos

-es el deseo de todos, pero cuando pierden la fe se comprometen entre los de mayor compatibilidad… eso es triste

-¿quieres probar algo? – una idea alocada pasó por su mente, fugaz pero valía la pena ponerla en práctica

-¿qué cosa? – la mirada seria de Oikawa le daba un poco de curiosidad, era la primera vez que lo veía de esa forma desde que empezaron el viaje

-cierra los ojos

-¿qué hará, Oikawa-san?

-vamos Guchi-chan, confía en mi – con una sonrisa divertida al ver las dudas del menor decidió empezar con el experimento

-está bien, pero ¿qué hará?

-un beso – no le dio oportunidad a protestar y solo lo hizo… tampoco pensaba mucho las cosas, solo quería probar algo, era lo único que podría sacarle de dudas… había que comprobar el pop

 

 

De regreso…

 

Era domingo en la tarde, cierto rubio retornaba de a su hogar con un par de bolsas con el encargo de su madre, desvió su camino un poco debido a que no tenía muchas ganas de regresar pronto, no había apuro, a paso lento, con los audífonos puestos pero sin escuchar nada ya que quería meditar un poco, ver las estrellas mientras caminaba, era extraño que al ver esas titilantes lucecitas le recordara a cierta persona que… ahora veía a lo lejos, seguramente regresaba de su viaje y aún estaba con el armador de Aoba Johsai, conversaban pero había algo raro, el más alto se reía mientras acariciaba los cabellos de un Yamaguchi que con la cabeza agachada… ¿estaba rojo? Incluso hasta las orejas… eso no era normal

 

 

-basta Oikawa-san… no debió hacer eso – estaba muy avergonzado, jamás debió confiar en su enemigo…  ¡fue muy ingenuo!

-eres tan encantador Guchi-chan – sonreía mientras pasaba su brazo por los hombros del pelinegro, soltaba una leve risita llena de diversión

-pero yo… no debí creerle – se lamentaba mientras trataba de separarse del mayor – ¡pensé que estaba siendo serio, Oikawa-san!

-no sabía que fui tu primer beso, Guchi-chan – cuando el menor empezó a reclamarle con incoherencias después de que lo besó en las montañas, entendió que el pelinegro jamás había hecho algo así en su vida, se sintió pésimo, pero lo hecho, hecho estaba – lo lamento

-¡debió preguntarme antes de hacerlo! – enfrentó al mayor en medio de la calle despoblada, al menos eso pensaba – eso significaba mucho para mí

-creí que ya habías tenido una novia o un novio, eres tierno y guapo también

-¡pues no!...  y usted me quitó ese enorme momento en mi vida – se quejó mientras se colocaba de cuclillas en medio de la calle, suspiró profundo ya resignado e ignoró o mejor dicho no escuchó los halagos departe del más alto – creí que sería diferente

-¿acaso tenías el sueño de dar el primer beso con tu primer amor? – por el pequeño sonrojo en las mejillas del menor supo que la respuesta era un enorme si – también pensé lo mismo, pero sucede que muchas veces no es así de fácil… he tenido algunas novias, sé lo que te digo – ayudó a Yamaguchi a levantarse y le palmeó el hombro – no te deprimas y vamos

-¡Oikawa-san, debería recompensarme por eso!

-¿con qué?... otro beso – se acercó al rostro del pelinegro sonriendo con picardía

-¡no me refería a eso! – dio dos pasos atrás para evitar cualquier ataque repentino

-por mí no hay problema – sonrió Oikawa acercándose

-no se atreva – sintió pánico al golpearse con la pared ¡ya no había escape! – no me obligue – estiró sus brazos como protección, sus palmas abiertas y con la mirada fija al castaño

-¿romperás el vínculo? – se detuvo al ver al menor asentir – tranquilo, solo estaba jugando – a veces se sorprendía de la decisión en esa mirada… Yamaguchi era valiente

-pues no me gustan sus bromas – se quejó soltando el aire que mantenía atrapado

-¿te parece si salimos mañana también?... será bueno ver una película o algo – decidió cambiar de tema, ya no haría esas bromas o su madre lo regañaría

-supongo que… yo – se giró sin saber que responder, desvió su mirada hacia las siguientes calles y vio a alguien conocido – Tsuki…

-¿Quién? – se giró a donde veía el pelinegro y también apreció a cierto rubio que apenas los vio solo siguió su camino – ese es tu compañero ¿verdad? – entonces esa era la misteriosa presencia que estaba sintiendo desde hace un momento, Oikawa sonrió divertido, entendía la situación

-si es él, lo lamento Oikawa-san pero tengo cosas que hacer esta semana

-entiendo, arregla las cosas con tu amigo y ya después concordamos algo para el fin de semana

-muchas gracias por entenderlo Oikawa-san

-nos vemos Guchi-chan… fue divertido

 

Después de una reverencia Yamaguchi corrió en la dirección en la que vio desaparecer al rubio, tenía que disculparse por haberle ocultado un secreto de tamañas magnitudes, pero no tenía opción, antes del viaje a las montañas incluso conversó con sus padres “puedes decirle si de verdad crees que es correcto, pero debes confiar mucho en esa persona para que cuando se lo digas, jure guardar el secreto también” claro que confiaba en Tsuki, por eso se lo iba a decir. Corrió con desesperación hasta que alcanzó a verlo a poca distancia, estaba agotado pero necesitaba hablarle aunque sea un rato, tenía esa necesidad… además tenía un recuerdo para él, algo simple pero efectivo

Tsukishima fingió no escuchar el llamado de Yamaguchi, estaba puesto los audífonos así que su mentira estaba fundamentada, no disminuyó su paso constante, solo veía al frente. Estaba molesto, no solo por las pequeñas cosas que escuchó ya que ellos eran escandalosos y cualquiera pudo oírlos, sino también por la familiaridad que Yamaguchi  tenía con Oikawa, sonreían, incluso hacían bromas... estaba celoso aunque jamás lo admitiría en voz alta. Cuando sintió el agarre de Yamaguchi en su espalda se detuvo, lo pudo ver jadear y tratar de recuperar su respiración mientras balbuceaba algo inentendible, se quitó los audífonos y permaneció en silencio mientras el pelinegro se recomponía “Oikawa-san tiene la culpa” fue lo que escuchó mientras el pecoso trataba de mantener su voz normal, Kei soltó un “no es mi problema” y siguió su camino.

Yamaguchi lo persiguió, empezaba a contarle cosas de su viaje, se mostraba cansado no solo por la pequeña carrera que realizó, sino que se veía un poco demacrado, con algunos rasguños en las piernas, se notaba que trabajó duro en lo que sea que haya hecho el fin de semana. Yamaguchi le explicó sobre lo que Oikawa le hizo, el rubio simplemente escuchaba, claro que le daba rabia ver al pelinegro demasiado avergonzado por esa broma sin importancia… ¿a quién engañaba? De solo pensar que besaron a SU pecoso sentía ganas de vengarse de ese tipo con horrible personalidad

“Tsuki tienes tiempo mañana, como lo prometí, te diré lo que pasa” la voz de Yamaguchi estaba calmada, caminaba junto con el más alto a paso suave, evitando entrar en detalles “si no quieres no lo hagas” esas palabras retumbaron en la mente del pelinegro, pero ya lo había decidido  así que debía cumplir “confío en ti, por eso quiero contarte, Tsuki” las palabras se terminaron por esa noche, una despedida con una sonrisa después de que el pelinegro entregara el amuleto que consiguió en el templo cerca de la montaña que visitó, una reunión pactada para el siguiente día, una noche de descanso  reparador, era agradable saber que el mundo de los sueños te alejaba de los problemas

Todos en el gimnasio tenían curiosidad por lo sucedido y más aún por el hecho de que Yamaguchi viajara con Oikawa, el pelinegro solo les dijo lo que hicieron “nuestros padres son amigos desde hace muchos años, tuvimos que ir a ayudar con el templo cerca de las montañas ya que fue una promesa de nuestros padres” sonaba raro y lo era, claro que el relato solo decía una verdad a medias, pero era suficiente como para calmar los ánimos de los demás, tradiciones familiares, siempre había una que era particularmente diferente a las demás.

 

 

Un día de entrenamiento agitado, una caída debido a la distracción de cierto pelinaranja que soltó el balón y de un pelinegro que no vio la amenaza, mató la seriedad del día. Fue divertido lo admitían, no siempre Yamaguchi caía llevándose a cuestas a Kageyama que a su vez tiró de la camiseta de Ennoshita y los tres terminaron en el suelo con dolor en diferentes partes de sus cuerpos. En fin, un día normal y como siempre cierto par regresaban a casa juntos, con la única diferencia que Yamaguchi pidió ir al hogar de Tsuki para charlar con calma

 

El silencio en la habitación de Kei se rompía solo con el ingreso de la madre del rubio que con una sonrisa les dejaba un pequeño refrigerio, charlaba un poco con Tadashi y procedía a dejarlos solos de nuevo. Yamaguchi solo observaba la expresión serena del rubio quien en silencio le daba tiempo a que ordenara ideas… pero ¿por dónde empezar?

 

-¿no dirás nada? – ya estaba empezando a impacientarse de solo ver lo tenso que estaba Yamaguchi, sujetando la taza de té o jugando con sus dedos

-es que… no sé cómo reaccionarás – y tampoco sabía cómo decirlo de una forma coherente

-da la sensación que rebelarás un secreto trascendental – quiso sonar como si estuviera bromeando pero no lo logró y solo vio al menor  ponerse más serio que antes

-es algo parecido

-sea lo que sea no me sorprenderé

-creo que si lo harás – insistió mientras recordaba algunas ocasiones en que su madre le contaba algunas anécdotas en donde rebelaba su secreto a otras personas, nunca salía bien y al final terminaba con “… así que les dije que era una broma bien planeada”… si algo salía mal, usaría la misma estrategia

-solo dilo, tampoco es como si me fueras a decir que eres un ser sobrenatural o del espacio

-lo soy – soltó sin pensarlo… aunque no creía que “sobrenatural” sería la respuesta correcta

-no bromees

-no lo hago… yo soy… un brujo, aunque creo que la mejor palabra es hechicero – dijo observando la nula reacción del rubio

-basta Yamaguchi y solo di la verdad

-te dije que no me creerías – suspiró resignado a entrar en detalles

-¿cómo voy a creer eso? – podía sentir que fruncía el ceño, no le gustaba a donde iba el asunto

-es la verdad

-Yamaguchi – gruñó pidiendo en forma muda que ya dejara de bromear pero al ver la mirada seria del muchacho de pequitas, sintió algo extraño, pero eso no podía ser verdad, ¿o sí? – entonces pruébalo

-ya me imaginaba algo así – soltó un suspiro mientras observaba la habitación pero al no encontrar algo bueno se centró en las tazas – lo haré

-¿qué harás?... hacer que algo vuele o sacarás tu varita – dijo con ironía, aún estaba renuente a creer que en realidad los hechiceros existían

-qué cosas dices – sonrió divertido pues muchas películas describían así a los dichosos brujos, quienes no eran más que charlatanes o simple ficción. El menor  solo acercó su mano al centro de la mesa y chasqueó sus dedos, le dio una sonrisa al rubio – ¿quieres té, Tsuki?

-no, solo quiero que termines estas patéticas bromas

-primero bebe tu té – sonrió mientras observaba al mayor tomar su taza y llevarla a su boca

-… - al no sentir el líquido observó la taza entre sus manos – me lo terminé – le restó importancia a pesar de no recordar el momento en que se lo terminó

-toma del mío – le ofreció su taza manteniendo esa sonrisa

-… - Tsukishima soltó un suspiro ya cansado de toda esa locura, pero se calló al tener entre sus manos la dichosa tacita – así que… es verdad – volteó su taza y no cayó nada, dentro de ella estaba el líquido congelado, incluso lo tocó con sus dedos verificando que no alucinaba

-no te mentiría, Tsuki – sonrió mientras de nuevo tomaba la taza del rubio y pasaba su mano sobre ella– ten, creo que necesitas relajarte un poco – el rubio con desconfianza tomó el objeto, verificando que dentro de nuevo había té… El silencio invadió la habitación unos minutos, Yamaguchi esperaba que el rubio dijera algo

-te creo – dijo el rubio mientras dejaba todo en la mesa – ahora has volar mis almohadas – soltó de forma seca – supongo que es fácil

-teóricamente si – miró directamente a los ojos del rubio sintiéndose escrutado, no le gustaba eso – pero sin mi destinado, no puedo hacerlo

-¿Por qué? – ya había escuchado eso antes “destinado” le daba la extraña sensación a problemas

-solo puedo controlar los elementos – vio sus manos detenidamente mientras soltaba un suspiro

-entonces haz brotar una llama en tus manos

-Tsuki, no me trates como un experimento, te he dicho que soy un hechicero pero no soy como en las películas – le daba risa pero también furia, odiaba cuando en las películas ponía ese tipo de acciones, era un insulto pero a la vez era interesante ver la visión de las personas “normales”

 

Tsukishima no podía creer lo que vio, seguía exigiendo cosas que el pelinegro se negaba a hacer ¿pero quién podría culparlo? No siempre te encuentras con alguien que dice ser un mago… esto se ponía extraño

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

Bueno, un hechicero no es algo tan extraño, pero trabajaremos en ello, como ya dije antes, la idea es bastante sencilla y creo que en unos tres capítulos más lo termino

Bueno ahora me voy a descansar porque confieso que tengo fiebre y no se como diablos sigo por aquí XD

 

Muchos besos

Nos vemos~


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