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Mi Fantasía. por 691396

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Capítulo VIII

 

Mi Fantasía



Estoy trastornado, me pierdo en sus ojos, mi pene se siente aprisionado de forma deliciosa en su interior, intento moverme para oír sus quejidos, no sé qué hacer, más logro mantener mi apariencia templada, Naruto… éste chico hace que pierda la cabeza, empujo con más fuerza, sus ojos están llorosos mirando los míos, está tratando de forma inútil reprimirse, mas sus gemidos inundan la habitación, no sé qué es lo que me pasa ¿Me gusta? ¿Me gusta ese rubio incompetente? No, ja ¡Claro que no! ¿En qué estaba pensando? Solo me agrada como se siente su interior, como se desgarra a mi entrada y salida, mi instinto se alegra de ver sus lágrimas y sentir sus uñas clavándose en mi piel como una leve parte del dolor que él está sintiendo, sí, eso es, no me gusta el zorro, solo me gusta ver su dolor, sentirlo…


Ya ni sé cuánto tiempo ha pasado y no me importa ¿Luz? ¿Hora de ir a clase? ¿Informes por entregar? ¿Exposiciones? Me encargaré de eso cuando destroce al idiota debajo mío, quien intentó engañarme para hacer esto ¿y qué? Si él lo quiere se lo daré con toda la fuerza necesaria, le destrozaré, le haré llorar, suplicar, le haré mío…no, lo último es innecesario, no necesito que sea mío, me basta con ver su desgracia cuando termine con él, sí, eso basta.


El dolor ¡el maldito dolor! Amo a Sasuke, lo sé, lo amo con todo mi corazón, pero duele, duele que se introduzca en mí, el placer que sentía se esfumó con el tiempo, por favor que alguien venga ¡Que alguien me ayude! Intento apartarlo, parece poseído, intento huir, más mi fuerza parece inútil ¡Por Dios! Soy mayor que él, más fuerte ¿¡Por qué no puedo!? De mi boca solo salen gemidos, tal vez mi placer es el dolor, tal vez todo este tiempo mi hermano me ha dado placer, tal vez he sido mal agradecido con él.

-Her…mano…

Logro decir entre gemidos para como por aparición el aparezca tras Sasuke, el cual cae encima mío inconsciente.


-Naruto.

Escucho su voz, está enojado, más ¿Qué importa? Sonrío, el me dará verdadero placer.

Estaba dispuesto a matarlo, otro Uchiha, otra basura ¿Quién se daría cuenta de su desaparición? Agarre con más fuerza la navaja en mi bolsillo, acercándome de forma lenta, imperceptible, lo suficiente cerca de mi hermanito, estaba llorando ¡Dios! Esa expresión fue directo a mis pantalones, tragué en seco escuchando su llamado de auxilio “Hermano” su voz ronca y entre gemidos, ese niño quería matarme, apresuré el paso hasta que mis ojos lo miraron de forma directa, era difícil contener la sonrisa, lo engañé fingiendo enojo para de un golpe en la nuca desmayar a la basura.

-Naruto.

Dije en voz fría mientras comenzaba a arrastrar al tonto a mi cuarto de diversión seguido por mi zorrito sin rechistar.


Él podía escuchar gemidos, gritos ¿Qué estaba pasando? Intentó moverse sin lograrlo, escuchaba metal chocando cada que lo hacía ¿En dónde estaba? Lo último que recordaba era estar con el rubio ¡Cierto! El idiota ¿Dónde estaba el idiota? Reconocía los gemidos, más no los gritos ¿Quién era?

Abrió los ojos con esfuerzo tardándose un poco en enfocar las imágenes, más quedó extrañado al hacerlo ¿Quién era ese? Un rubio de cabello largo casi desnudo penetrando con fiereza al otro rubio, podía ver sangre escurriendo por sus muslos mezclado con semen ¿Cuánto sería suyo y cuanto de él? Se quedó observando el rostro transformado de Naruto, incluso a él le daba dolor verlo, después de todo, tenía dos consoladores dentro sumados al pene del más grande, la mirada de él y el rubio menor se cruzó por un momento, el oji-azul le sonrío ensangrentado mientras era sujetado con fuerza del cabello, restregando su rostro en la grava.

Deidara gritaba como poseso, como si no hubiera un mañana, el placer… el placer lo enloquecía, arremetía con todas sus fuerzas contra el rubio hasta venirse, respiró profundo para ver el rostro de su hermanito, este sonreía mirando al moreno que, al parecer ya estaba despierto, cerró los ojos por un momento para suspirar y salirse del menor, que cayó como peso muerto sobre su sangre seca, miró un momento al azabache para salir del cuarto.


-¡Naruto!

Gritó Sasuke en un susurro, tratando de no llamar mucho la atención, más no recibió respuesta, se calló por un momento observando el cuerpo del blondo, las heridas de látigo en su espalda y piernas estaban abiertas, su rostro había sido muy golpeado, uno o dos dientes estaban perdidos, mordiscos en su cuello y brazos, moretones por todo el cuerpo, sangre en la grava y saliendo como loca de su ano, los consoladores salieron al salir el mayor, pero, al parecer Naruto estaba moribundo, de nuevo la pregunta vino a su mente ¿Quién era ese? ¿Un violador y asesino? Si era así, seguiría con él luego de acabar con el idiota, movió sus manos tratando de liberarse sin mayor resultado, llamando ahora sí, la atención del Uzumaki quien de forma lenta se levantaba sintiendo todo dar vueltas, el vómito se atoró en su garganta, tambaleo por unos momentos sintiendo todo escurrirse por sus muslos, trató de abrir bien sus ojos sin lograrlo, solo uno de ellos podía ver, suspiró para acercarse al azabache, sonrió mostrando sus dientes faltantes, acarició la piel de quien estaba enamorado con suma delicadeza manchándola sin querer de sangre, quería decirle algo, pero dolía como un demonio el poder respirar, Deidara lo había castigado, sabía que se lo merecía, pero dolía, no solo de forma física, aunque suene cursi, su corazón le estaba matando, sin quererlo una pequeña lágrima cayó por su mejilla mientras seguía acariciando la piel del otro, dispuesto a producir el sonido que terminaría de desgarrar sus cuerdas vocales, un “Lo siento, no quería que lo conocieras”.


- ¡Miren! –Se escuchó luego de que la puerta fuera estrellada contra la pared interrumpiendo al rubio menor –es el traje de nuestro padre ¿No te parece hermoso Naruto? –interrogó con una sonrisa dando algunas vueltas alrededor, como si fuera una pista de ballet, mostrando con gracia sus cabellos recogidos y el gris majestuoso de la tela, al no recibir respuesta se detuvo mirando al rubio con una sonrisa y luego a Sasuke con rabia –Sabes –habló con tono excesivo acercándose a la pareja –Naruto fue mío primero –informó tomando al blondo del rostro –este lugar –apretó su trasero sin importarle llenarse de fluidos o de causarle aún más dolor a su hermano, metiendo sus dedos, sacando el semen –me pertenece solo a mí –Lamió la mejilla de su hermano –nunca fue tuyo en realidad –anunció con algarabía.


-buf.

Escuchó como respuesta.


- ¿Qué te da tanta gracia?

- ¿Crees que me importa? Por mi puedes casarte con él, no me interesa, no me metan en líos de amantes, no tengo nada que ver con eso.


-Te equivocas –soltó al rubio –tienes todo que ver, mi tesoro se enamoró de ti, me hizo a un lado por ti, te haré pagar por eso, nadie hace que mi sol me ignore ¡nadie que mi hermano se confunda o sonría de esa forma! ¡Nadie hace a Naruto feliz! ¡NADIE! –Gritó para golpearle en el rostro - ¡Oh! –Respiró profundo –Disculpa, me dejé llevar por un momento –Sonrió para dirigirse al rubio –dime amor –le miró al ojo - ¿Por qué lo trajiste? ¿Querías que tu hermano se pusiera celoso? Querías que Deidara Onii-chan se encargará de él ¿Cierto? –Preguntaba mientras acariciaba el rostro de su amor, más este bajo la mirada negando con su cabeza.


-n-no sé…-Su voz se escuchaba rasposa, era casi un susurro –no sé por qué lo traje aquí… no recuerdo siquiera como llegué –levantó el rostro, estaba asustado, temblaba, más debía proteger al pelinegro, él era el único que podía hacerlo –pero… -miró a Sasuke y luego con mirada decidida a su hermano, el azul de su ojo se intensificó, su mirada se volvió fiera –no importa cómo llegué ¡no dejaré que le lastimes! –gritó en susurro, sin moverse de su lugar como si las piernas no le respondieran.


- ¡¿Cómo te atreves?! –gritó el mayor para golpearle, haciéndole caer por incontable vez contra la grava, sintiendo las manos del mayor sobre su piel, sintiendo su pene penetrarle -Te enseñaré a quién perteneces –susurró en su oído para embestir con mayor brutalidad.


-S-soy tuyo A-amo…-cerró los ojos aguantando el dolor –pe-pero de alguna forma…U-una parte de… una parte de mi le pertenece a él –aclaró para sentir las piedras clavarse en su rostro o era ¿su rostro en las piedras?


- ¿Crees que eso me hace feliz? –Preguntó en tono neutro sin dejar salir respuesta –eso no me hace feliz Naruto –susurró en su oreja para con una última estocada eyacular dentro - ¡Oh! ¡Mi Naruto! Cuanto quisiera que hubieras sido mujer, así podría haberte preñado, te hubiera hecho miles de hijos, así siempre serias mío y solo mío –le abrazó, oliéndole, cerrando los ojos para grabarse otra vez su aroma favorito.


-Si lo quieres tómalo, no lo pediré, ya lo dije, no me interesa.


- ¡CIERRA LA PUTA BOCA, RETRASADO! –Calló para salirse del interior de su persona más querida, suspiró para mostrar su hilera de blancos dientes –ya sé lo que haré contigo, primero, viene el dolor emocional, sabes, hace algunas horas –buscó en sus bolsillos –maté a tu hermano con esta navaja, le di tantas puñaladas que fue un problema limpiar después.

 

- ¿y? –Preguntó sin un ápice de dolor en su voz –así está mejor, ahora hay menos hijos de puta en el mundo, faltan Naruto y tú –sonrió.

 

-Tú ¿odiabas a tu hermano?


-Como no tienes idea, me hiciste un favor.


- ¡Pobre alma! –Se afligió - ¿Cómo es posible que odies a un hermano? Yo sentiría que es el fin del mundo si el mío me odiara.


-Esa es tu opinión no la mía.

 

-Ahora comprendo por qué mi tesoro te quería, él siempre ha sido débil con las almas sucias, siempre busca ser su salvador, siempre quiere ser su héroe –Suspiró –está bien, debes estar cansado –mostró la hoja -te daré descanso –sonrió para dirigirse al pelinegro que ni se inmutó –descanso eterno –Susurró sonriente para cortar un poco el cuello del menor.


-¡NO!

Escuchó para ser empujado al suelo.


- Pero ¿qué crees que haces Naruto?


Preguntó un poco molesto.


-Por favor no amo –Suplicó protegiendo el cuerpo del pelinegro –yo haré todo lo que pida, jamás volveré a verle, ni siquiera mirarle, pero por favor no le lastime.

-¿Qué harás todo lo que diga? –Rio con sarcasmo –hay tantas cosas que quiero que hagas, pero temo que me odies si te las digo.


-Nunca podría odiarte y lo sabes.


-Bien –se levantó del piso, jugando con su cabello –dejarás la universidad.

-Sí.

Asintió sin duda.


-Dejarás a tus amigos.


Volvió a asentir.


-Te quitare el celular.


-Sí.

-No saldrás de casa.

-Sí.

-Y…-se acercó para besarle recibiendo respuesta –siempre me responderás cuando te toque.

-Sí…amo.

Aceptó para apartarse.


-Bien Uchiha, mi hermanito arregló tu libertad, solo espero una cosa de ti, nunca siquiera menciones lo que sucedió aquí.


-No lo haré.


-Ni tampoco lo de tu hermano.


-Ya dije que me hiciste un favor ¿Por qué habría de delatarte? -sonrió –Me ahorraste cuatro millones de contratar un sicario.


-Como digas.


Bufó con molestia el mayor para quitarle las cadenas, el pelinegro cayó en las rocas con todo su peso aprovechando para guardar algo en su bolsillo.

-Ya eres libre Uchiha –habló con desgano para darle la espalda –ya sabes dónde está la salida-.


-Gracias –sonrió para tomarle por atrás –Se me olvidaba felicitarte por violar a tu hermano –Susurró para deslizar la hoja metálica por el cuello del rubio mayor bajo la mirada del menor.


- ¡NO! –se escuchó el grito de Naruto que de inmediato se dirigió al cuerpo que cayó de rodillas al piso –H-hermano –tartamudeo tratando de detener la hemorragia –Por favor, por favor no me dejes solo –rogaba mientras su hermano dejaba de moverse –te amo, te amo hermano, por favor no te mueras ¡no te vayas! –Exclamaba con desespero, para ver con miedo y asombro como su única familia perecía en sus brazos –no, no… hermano –sollozó escondiéndose en su pecho cuyo corazón se olvidaba de latir.

-Ya basta Naruto –Escuchó la voz de quien le obsesionaba –Eso no era amor, solo entrenamiento –Tiró la navaja al piso –él no te quería.


-No es cierto.

 

- ¡Ah! –Suspiró –Cree lo que quieras entonces, me voy ¡ah! cierto, hazme un favor, limpia todo por mí –Sonrió- T-e q-u-i-e-r-o –deletreó con sátira –ahora podemos estar juntos ¿Qué me dices? –Invitó tendiendo su mano, mas no recibió respuesta –Cómo desees –volvió a suspirar para irse.


-¡Tú tampoco me dejaras! –escuchó en su espalda para sentir frío en su espina dorsal, se volteo para ver al rubio y luego el lugar donde había tirado la navaja, no estaba.

-¡¿TÚ?!

Alcanzó a decir para caer al suelo, su cuarta y tercera vértebra habían sido separadas.

-Él me había dicho que era un buen chico, ¡él me halago! Cuando nunca lo había hecho, acarició mi cabeza y lo dijo con una sonrisa, estoy seguro que si estuviera vivo lo diría una vez más… -tomó aire –Me siento extraño por tu culpa –se sonó la nariz –y… no sé qué hacer –comenzó a llorar, el corazón latía tan fuerte y le dolía de tal manera que creyó desfallecer –Los amaba… a los dos –trató de parar su llanto, más fue en vano, las lágrimas escapaban desbocadas; juntó ambos cuerpos poniéndose en medio de ellos, quería sentir el calor de sus abrazos, sentirse querido, amado, pasó los brazos de ambos como formando un capullo, llorando hasta quedarse dormido.


No sabía cuánto tiempo había pasado, tal vez Cronos jugaba con su mente pero pareció una eternidad, allí en medio de los cadáveres de sus dos amantes, uno real y el otro casi platónico, abrió los ojos mareado, miró a su alrededor deseando que todo fuera un sueño, se levantó un poco sin mostrar expresión alguna, para comenzar a desvestir los cuerpos, se vistió con la ropa interior de Sasuke, los zapatos del mismo y el traje de su hermano, abrazándose con fuerza, miró afuera por un momento viendo la torrencial de lluvia, besó los labios de ambos susurrando dulces palabras a sus cuerpos vacíos y salió sin dirección alguna, perdiéndose en el clima que reflejaba su corazón herido.


Una noche silenciosa fue esa vez,
El cielo estaba nublado,
No se veía nada por la lluvia,
Yo me dirigía a algún lugar de esa ciudad,
Vagaba sin rumbo,
Corría rápidamente por las calles desiertas,
Mientras mi ropa se empapaba de lágrimas y agua,
Ya estaba cansado,
Mis pies me pesaban,
Ya no podía más,
Me caí en la calle encharcada,
Llenando de fango mí traje gris,
Por alguna razón no soportaba el dolor en mi pecho.
¿Qué es lo que había hecho?
Pero eso ya no importaba,
Tome aire y seguí,
Llegué a un lugar que nunca antes había visto,
Me acerque más y sonreí,
Y como si tuviera alas me arroje a ese lugar,
Ese precipicio del cual no veía el fondo,
Pero mientras más profundo iba,
Mi sonrisa más grande se hacía,
Porque sabía que pronto me encontraría contigo,
Mi amor eterno,
La única persona que he amado en toda mi vida,

Mi fantasía.


“No siempre el amor es correspondido ni toda historia tiene un final feliz”.

Fin


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