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Amor y Sacrificio por Demonio_Nocturno

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Notas del capitulo:

Bueno aquí les dejo el siguiente capítulo y disculpen la demora espero les guste 

Capítulo 8
 
Ikki se encontraba afuera de su casa aun dentro del auto, llevaba ahí aproximadamente diez minutos en los cuales se debatía entre entrar o irse a otro lado a pasar la noche; no quería enfrentarse a la mirada de preocupación de su padre y de su hermano ya que la noche anterior no había llegado a dormir y se sentía como un completo idiota por haber tomado tan errónea y egoísta actitud.
−Vamos Ikki no seas un cobarde –se decía tratando de animarse para enfrentar a su familia.
Lo que más temía era ver en la mirada de su ángel, tristeza y desaprobación por cómo se había comportado, aun así se armó de valor y se apresuró a salir del auto y le activo la alarma; camino la distancia que lo separaba de la puerta principal y con un largo y cansado suspiro, adentro la llave en la cerradura y abrió  la puerta para seguidamente adentrarse a la casa. Una vez adentro, observo la sala y sintió que el alma se le escaba del cuerpo al ver tal desastre que había y más que nada al ver a su padre en medio del lugar dándole la espalda pero aun así noto que este estaba llorando por las leves convulsiones que daba su cuerpo.
− ¿Qué paso? –pregunto con temor por recibir la peor de las respuestas.
Shion dio media vuelta y al verlo desconcertado y con la mirada aterrorizada, no aguanto más y se dejó caer de rodillas al suelo mientras las tibias lagrimas surcaban sus mejillas una vez más.
−Dime que ha pasado –insistió acercándose al mayor temiendo lo peor.
−Se lo han llevado –dijo en un hilo de voz desconcertando al peli azul quien sentía que los ojos se le cristalizaban por la lagrimas retenidas−. Hades se ha llevado a Shun –aclaro sin animarse a ver directamente a su hijo.
Ikki sintió que la sangre se le congelaba y que las lágrimas que tanto se había esmerado en retener, se habían escapado por fin. Su rostro palideció de golpe y solo se escuchó un ruido producto de haberse dejado caer al suelo de rodillas aun con la mente en blanco.
−Shun… −musito como si estuviera al borde de la muerte, como si fuera su último aliento y así lo sentía.
El de mirada perdida estaba sumergido en un trance del cual solo logro salir cuando escucho la voz de su padre.
−Perdóname Ikki, no pude evitar que se lo llevaran –dijo aun con la mirada clavada en sus manos−, trate con todas mis fuerzas de que lo soltaran pero el mismo Hades me lo impidió y por más que intente darle un solo golpe, el que termino mal fui yo –continuo sintiendo la mirada del mayor de sus hijos, clavado en él.
−No debes pedir perdón, tu hiciste todo lo que pudiste –hablo con culpa−, el único culpable soy yo por no haber llegado a casa y así poder evitar que se llevaran a Shun –continuo mientras se ponía de pie y su semblante se transformó a uno lleno de rabia mientras apretaba sus puños a tal grado de enterrarse las uñas en las palmas−. Le voy a romper todos los huesos del cuerpo a ese maldito y traeré de vuelta a Shun así me lleve la vida. Lo juro.
Las palabras dichas, habían sonado por demás serias y Shion sabía que Ikki estaba hablando enserio al decir que arriesgaría su vida con tal de cumplir su juramento por eso se levantó de golpe y lo agarro de los hombros obligando a verlo a los ojos.
−No Ikki –dijo con autoridad aun cuando su voz todavía temblaba y sus ojos aún seguían rojos por las lágrimas−. No digas eso, tenemos que pensar con la cabeza fría y no dejarnos llevar por el impulso y el coraje. Yo nunca me perdonaría el perder a alguno de los dos y así tenga que atarte a una silla, no te dejare ir a pelear con ese hombre y mucho menos en su territorio –hablo con seriedad.
−Pero papá… −dijo con ira por ser detenido y obligado a quedarse de brazos cruzados mientras su ángel seguía en las garras de esa alimaña.
−Pero nada –interrumpió casi en un gruñido.
Ikki bajo la mirada con ira y apretó más sus puños sin importarle herirse.
−Está bien, se hará lo que tú digas –soltó en un gruñido−, no quiero ocasionarte mas preocupaciones.
Shion soltó un suspiro de alivio por haber podido refrenar los instintos asesinos y suicidas del mayor de sus hijo. Al ver que Ikki aún mantenía la mirada clavada en el suelo y que su cuerpo temblaba por la rabia contenida, le sonrió y lo envolvió en un abrazo protector.
−Gracias hijo –dijo ya más calmado.
No muy lejos de la casa de los Takamura se encontraba Afrodita, quien estaba dando vueltas en su habitación buscando la forma de hacer que Shion dejara que lo ayudara a rescatar a Shun y de tan concentrado que se encontraba no se dio cuenta que en el marco de la puerta estaba otro peli celeste igual de hermoso que él, quien lo miraba con preocupación.
−Afrodita –llamo con notable preocupación.
El nombrado dio un brinco ya que no lo había sentido.
− ¿No te enseñaron a tocar antes de entrar? –pregunto irritado.
−La puerta ya estaba abierta cuando llegue –respondió el mayor sin alterarse.
− ¿Y qué quieres?
−Preguntarte el motivo por el cual no fuiste al colegio –dijo con algo de preocupación.
−No puedo decirte que pasa Albafica, lo siento.
La voz del peli celeste menor sonaba agobiada y eso preocupo al otro.
− ¿Estas metido en problemas?
−No es eso, enserio –afirmo tratando de poner un semblante un poco más calmado−, te prometo que te contare todo a su debido tiempo pero por ahora no insistas –soltó un suspiro y seguidamente le dio una mirada seria y hasta molesta−. Y tampoco te vuelvas a meter a mi habitación sin permiso.
−Contigo no hay remedio Afrodita –dijo en un bufido y salió de dicha habitación.
−No tienes que preocuparte por mi Albafica, estoy bien –hablo Afrodita con un tono más dulce.
Su hermano solo volteo para giñarle un ojo y se marchó dejándolo nuevamente solo. Afrodita solo tomo su celular y busco el número de la casa de Shun para saber su Ikki ya había hecho acto de presencia y para saber cómo se encontraba Shion de sus heridas.
 
En la mansión Omori, mas específicamente en el jardín había una inmensa y hermosa fuente que tenía la estatua de unas sirenas y sentado en la orilla de esta se encontraba Julián a quien se le veía molesto y soltaba maldiciones por lo bajo sin importarle tener a su lado a uno de los gemelos quien solo se limitaba a guardar silencio.
−Dime Kanon, ¿Ya arreglaste la reunión con mi primo Abel? –pregunto cruzándose de brazos.
−Si señor Julián, todo está preparado tal como usted lo pidió yo mismo hable con el señor Abel y  el confirmo la cita –respondió sin demostrar alguna emoción en particular.
−Sabes Kanon, no sé pero siento que Abel está ocultando algo importante y siento que fue desde lo ocurrido con Orfeo –informo soltando un suspiro melancólico ya que el que anteriormente había sido su cuñado, se había ganado su aprecio y estima.
Orfeo se había logrado ganar el corazón de todos al igual que su respeto pero debido a esa tragedia de la cual nadie se atrevía a hablar, como si fuera tabú y la cual había marcado a Hades, habían hecho que ya no supieran más de él. Todo había pasado tan de repente y debido a eso Hades había cambiado radicalmente desde que había sido dejado, realmente había sido un golpe duro y más cuando aquella criatura inocente… 
Julián freno sus pensamientos de golpe y voltio a ver al menor de los gemelos, quien aun permanecía frente a él. La mirada que el mayor de dio al peli azul, era sumamente fría y que muy pocas veces se le podía ver, además de que muy pocas veces había sido Kanon, su amigo y confidente, quien la recibiera.
−Kanon –llamo con el semblante serio.
−No te preocupes Julián –dijo el nombrado poniendo una de sus manos en su hombro, tratando de hacer que se calmara.
Kanon solía llamarlo por su nombre cuando estaban solos mientras que cuando estaban con compañía, se limitaba a llamarlo como señor o jefe, para mantener el respeto que le deben dar los demás subordinados.
−No te hace bien recordar esas cosas –continuo−, eso ya está en el pasado y nada podemos hacer para remediarlo –dijo con una voz por demás comprensiva y hasta dulce−. Ahora entra y descansa para que estés bien en la reunión de esta noche. Y sí, yo también pienso que tu primo a estado actuando extraño desde lo que paso con Orfeo al igual que se ha distanciado de su familia, pero al menos no ha fallado o cambiado en cuanto a los negocios con ustedes, se refiere.
−Tienes razón –soltó mientras suspiraba de nueva cuenta para seguidamente ponerse de pie− ¿No quieres tomar algo? –pregunto encaminándose al bungaló que había en el fondo del jardín.
−Así estoy bien Julián, además no quiero hacer mal tercio –dijo en tono coqueto mientras le giñaba un ojo para seguidamente empezar su marcha asía la casa.
−Está bien, nos vemos –hablo con algo de duda ya que no había entendido porque el menor de los gemelos había dicho esas palabras.
Aun así el peli celeste se adentró en la pequeña casa o bungaló, como era su nombre y se sorprendió de ver un camino de velas aromáticas de color blanco además de pétalos de rosa de color rojos que le daban un toque romántico al lugar y en lo que se tomaba su tiempo de admirar dicho detalle, callo en cuenta sobre las palabras de Kanon. Las velas junto con los pétalos le indicaban el camino a seguir y al caminar noto que el camino creado, lo llevaba hasta la puerta de la habitación la cual se encontraba semi abierta; sin perder más tiempo entro y vio que ahí había aún más pétalos y más velas esparcidas por todos lados permitiendo ver lo que ahí había, pero esto no fue lo que más le llamo la atención sino que fue aquel castaño que se encontraba completamente desnudo sobre su cama y el cual estaba con las pierna flexionadas y abiertas dándole una vista sumamente provocativa, además de que un una de sus manos tenía un par de copas y con la otra masajeaba su miembro el cual ya estaba reaccionando a la atención dada.
Julián sintió la garganta seca y su mirada destellaba con un brillo que solo demostraba deseo, esta mirada estremeció al castaño quien le sonrió ladinamente.
−Hay champán –le dijo aquel castaño mientras señalaba el lugar donde estaba una botella de la más cara y exquisita champán.
−Prefiero beberte a ti primero, hasta acabar con la última gota de tu esencia –hablo con voz ronca producto de su excitación.
Esas simples pero tentadoras palabras, hicieron que el otro se sonrojara y debido a que la llama de las velas hacían contraste con la oscuridad, no se podía notar mucho, aun así el mayor sabía que efectos tenían sus palabras en aquel chico. Julián no quiso seguir esperando, así que empezó a despojarse de sus prendas bajo la atenta mirada de su amante, quien se relamía lo labios y sentía que su excitación aumentaba con cada prenda que era dejada atrás; después de unos tortuosos minutos, termino quedando solo en bóxer, pero estos no eran suficientes para ocultar su erección y sintió la abrasadora mirada del menor quien trajo grueso al ver lo necesitado de atención que estaba y que aquella parte de su anatomía delataba y esto solo logro que el mayor sintiera su ego en los cielos por saber que aquel chico lo deseaba tanto o más que él. No quiso torturarlos más, ya que también era un tortura para él, así que se deshizo también de aquella prenda la cual aventó asía donde estaba el castaño y este los atrapo y aspiro su aroma el cual era el aroma que emanaba del bien tonificado y varonil cuerpo de Julián.
−Ya no me sigas torturando y metete ya a la cama –le dijo en un jadeo por lo inquieto que estaba. 
Julián, ya estando completamente desnudo, acato la orden y subió a la cama acercándose a su amante quien al tenerlo cerca, le dio un beso lleno de deseo y necesidad el cual respondió gustoso.
−No te imaginas cuanto te extrañe –le dijo una vez que se separaron.
El menor sonrió al saber que el gran Julián lo había extrañado, eso lo así sentir querido. 
−Amor ya no me tortures mas –pidió en un gemido al sentir las avilés manos del mayor recorrer una de sus piernas.
Julián sonrió zorrunamente al saber que no era el único necesitado y sin ánimos de querer alargar la espera, se agacho hasta quedar a la altura del miembro del castaño y con su experta lengua, empezó a jugar con el glande robando gemidos llenos de placer del otro, quien sentía que con solo esa caricia terminaría. 
−Mas… mas… −pedía tratando de hacer que el mayor hiciera más que solo dar pequeñas laminas a su miembro−, quiero tente dentro de mí –soltó con dificultad debido a la tortura tan placentera de la que estaba siendo víctima.
Su pareja, aun a pesar de también desear continuar, desistido a sus impulsos ya que quería torturarlo un rato mas así que sin dar marcha atrás, continuo dando esas pequeñas caricias, besos y uno que otro mordisco ganándose como premio los géminos del castaño, quien trataba torpemente de detenerlo o de hacerlo apresurarse pero no tenía éxito alguno. El peli celeste no solo degustaba la parte de arriba del miembro, sino que paso al tronco al cual se dedicó a morder sutilmente provocando escalofríos en su víctima, seguidamente bajo a los testículos, los cuales saboreo como si de un par de dulces se tratara, provocando que el líquido pre seminal empezará a salir; no duro mucho ya que el menor lo obligo a parar dado que sentía que terminaría solo con eso y no quería.
−Eres delicioso –dijo Julián con voz seductora mientras se relamía los labios.
−Ya no juegues más y métemela toda… hasta el fondo de una buena vez –dijo casi ordenándole.
A Julián le prendía cuando aquel castaño hablaba de esa forma tan lesiva y vulgar, así que decidió dejar la tortura que no solo afectaba al menor, sino también a él; se acodo mejor entre las piernas de sumiso castaño, quien se dejó a ser sin oponerse y bajo su cabeza para seguidamente empezar a lamer aquel anillo de carne, con su lengua.
−Julián –llamo en un gemido al sentir una descarga eléctrica recorrer todo su cuerpo.
El otro no detuvo sus movimientos y siguió lubricando la pequeña entrada sin poner atención a las suplicas; después de unos segundo, acerco uno de sus dedos para empezar a dilatarlo y que así no sufriera cuando lo verdaderamente bueno empezara, al ver que este no sentía molestia alguna, inserto un segundo digito y empezó a simular penetración y a abrirlos como tijeras, esto trajo como consecuencia que el menor le clavara las uñas en los hombros y ante brazos; tanto los gemidos como las suplicas aumentaron cuando un tercer dedo fue insertado. Ya para este punto los dos estaban por demás excitados y sus pieles estaban perlados de sudor así que los dedos fueron remplazados rápidamente con algo más grande y mucho más placentero.
−Ahhh… −gimió el castaño al sentir como había sido penetrado de una sola y certera estocada−. Fuiste muy cruel al torturarme de esa forma –dijo una vez que sintió que su cuerpo de acoplaba a la repentina, pero deseada, intromisión.
−Solo quería acerté sentir bien, mi querido Seiya –se defendió con una sonrisa mientras movía sus caderas sintiendo que su poco autocontrol, se esfumaba.
El de ojos cafés aprisiono al mayor con sus piernas sintiéndolo mas dentro de él, con este acto logro robar un ronco gemido de parte de Julián y esto lo hizo sonreír con burla. El peli celeste para cobrárselas, salió un poco de su interior sin llegar a sacar su miembro de aquella cavidad tan placentera y volvió a arremeter con algo de brusquedad aunque sin llegar a lastimarlo; así fue como empezaron las penetraciones que poco a poco les robaba el aliento a ambos amantes, quienes solo querían sentirse uno con el que tenían en frente.
El ambiente se tornó algo asfixiante ya que el aire estaba caliente y los gemidos al igual que gruñidos y alguno que otro reclamo que soltaban sin morbo alguno, eran los culpables de que, si alguien llegara a entrar, sentirá que estaba siendo testigo de alguna película XXX. Pero no solo había lujuria en sus palabras ni tampoco era la excitación lo que los motivaba a llevar acabo aquella acción tan íntima, sino que había algo mucho más fuerte que los hacia comportarse de esa forma.
−Eres tan excitante –soltó el mayor mordiendo el cuyo de Seiya quien se arqueo por el placer y el dolor que aquella acción le provoco.
−Dame más duro –pidió sin vergüenza alguna moviendo sus caderas a la par de las estocadas recibidas.
Julián no se hizo de rogar y arremetió contra el cuerpo de apariencia más delicada sin miramiento alguno robándole gemidos y jadeos y dado que sentía que sucumbiría ante el placer en cualquier momento, tomo con una de sus manos el miembro del castaño y empezó a masturbarlo conforme movía sus caderas.  Seiya no tardó mucho en correrse debido a que estaba siendo complacido de aquella forma; un par de estocadas más y Julián le secundo soltando un gruñido ronco, corriéndose dentro del menor.
−Mi Seiya, eres delicioso –dijo el peli celeste con una sonrisa sincera.
−Y tú eres como un dios que me hace ver el olimpo –declaro con un enorme sonrojo y no solo por la anterior actividad, lo cual hizo gracia al mayor quien lo abrazo acurrucándolo en su pecho.
−Ahora si acepto tomar una copa –comento con dulzura mientras envolvía a Seiya en un abrazo protector.
Los dos soltaron una pequilla risa y se miraron a los ojos; en ambas miradas se notaba el anhelo y amor que sentían por el contrario.
−Creo que voy a creer los rumores sobre los hombres pertenecientes a la familia Omori –soltó Seiya con una sonrisa pícara.
− ¿Y cuáles son esos rumores? –pregunto con interés.
−Que todos los hombres Omori y más tú y tu hermano, la tienen indomable –contesto asiendo reír al peli celeste.
− ¿Eso es lo que dicen?
−Sí.
−Bueno, en todo caso yo ya encontré a quien me la dome –dijo con una sonrisa juguetona y poco a poco fue acercando su rostro al del castaño para empezar un beso apasionado.
 
Hades ya estaba más que molesto por los reclamos de Mime y eso se notaba por su mirada asesina.
−Dime la verdad Hades, ¿Ese mocoso te interesa? –pregunto enojado.
−Si –respondió seriamente causando que el peli naranja temblara−. Y te prohíbo que le llames de esa forma, su nombre es Shun Takamura –continuo con el mismo tono que asía que cualquiera sintiera su sangre helar−, claro que ese apellido lo cambiare muy pronto.
Mime sintió que el alma se le iba del cuerpo por las últimas palabras que había pronuncia Hades.
− ¿Qué me estas tratando de decir? –pregunto con temor por la respuesta.
−Eso que está pasando por tu cabeza –contesto con serenidad.
−No juegues así conmigo Hades, no puedes hacerme esto –replico con los ojos cristalinos por las lágrimas−. Estos años que yo he estado contigo deseando que me hagas parte de tu vida y tú solo me tratas como un objeto, como una basura y además me vienes a decir que planeas hacer a ese… a ese niño tu pareja –siguió, sintiendo que a cada palabra que pronunciaba, un trozo de su maltrecho corazón, se desmoronaba−, no entiendo a qué estás jugando.
Hades lo miro indiferente con aquellos ojos jade tan fríos como la misma muerte y después de unos segundos, que para Mime fueron eternos, le dio la espalda dispuesto a irse del despacho pero antes de abrir la puerta, hablo.
−Lo are un Omori.
Dicho esto, salió del lugar sin importarle dejar a su ex amante, solo y destrozado a la vez que furioso.
−Te juro que esto no se va a quedar así –hablo a la nada−, no permitiré que ese maldito niño me gane –musito apretando sus puños− ¡Me la pagaras maldito mocoso! –grito con todas las fuerzas que su tembloroso cuerpo tenia− ¡Hades es mío! –finalizo sintiendo tanto odio asía el peli verde, como nunca antes lo había sentido.
Hades seguía caminando aun molesto por la actitud de Mime y estuvo tan arto que había tenido que aprovechar esos enfermizos y molestos celos para quitárselo de encima.
−Que idiotices tuve que decir –soltó en un suspiro donde reflejaba su molestia− ¿Yo, hacer a Shun un Omori? Pero que estupidez más grande se me ocurrió –dijo en un gruñido.
Saco su celular del bolcillo de su pantalón para seguidamente busca un número en específico y marcar. El timbre que hacia el celular en señal de que estaba esperando para que la llamada fuera atendida, sonó dos veces y a la tercera fue atendido.
−Radamantis ¿Ya está todo listo? –pregunto y su respuesta fue el silencio−, voy de camino al sótano.
El silencio volvió a hacerse presente y después la llamada se cortó asiendo que el peli negro se molestara más de lo que ya estaba.
−Maldición, siempre tengo que hace todo con mis propias manos.
Siguió caminando y en su mente solo estaba la idea de desquitar su mal genio y ya sabía con quién desquitarse. 
En cierta parte de la casa se encontraba un peli lila quien estaba amarrado con una gruesa soga a una de las vigas del techo dejándolo colgado. Su cuerpo estaba lleno de heridas, cortadas y quemaduras y aun así sus captores lo seguían torturando dándole más golpes tanto en su rostro, estómago y demás partes de su débil y maltrecho cuerpo; el chico gritaba de dolor mientras pedía que lo perdonaran, que él tenía una familia que mantener y que nunca más iba a tocar el dinero de su señor, pero que le perdonaran la vida.
−Por favor Aiacos ya no más –pedía el peli lila con la voz entrecortada debido al cansancio y al dolor que sentía.
−Sigue suplicándome piedad –dijo dándole un nuevo golpe en el estómago.
En el cuarto había más personas quienes solo se limitaban a ver como Aiacos golpeaba y quemaba el cuerpo de su víctima.
−Juro que le pediré perdón al señor Hades –dijo tosiendo sangre y con las lágrimas surcando sus mejillas.
Aiacos sonrió y mientras lo observaba prendió otro cigarro para seguidamente fumar un poco y sin tocarse el corazón lo acerco al ojo derecho del peli lila quien trato de retroceder pero no pudo y el más alto le enterró el cigarro aun prendido asiendo que soltara un grito desgarrador.
−Son unos malditos –grito adolorido y los otros solo se echaron a reír.
Las risas cesaron cuando la gran puerta de metal se abrió dando paso al peli negro; en esos momento todos se quedaron callados. Hades observo la escena con hastío y siguió caminando.
−Saga ¿Conseguiste lo que te pedí? –pregunto sin expresión alguna.
−Si señor –respondió el mayor de los gemelos mientras le entregaba unos papeles−, aquí está la cuenta que hizo en suiza donde transfirió el dinero a nombre de su hermano menor.
Hades se acercó al peli lila mientras iba leyendo los papeles y en su rostro estaba plasmada una sonrisa siniestra que hizo temblar al agredido.
−Muy mal –hablo mirándolo directamente mientras daba un suspiro−. Veo que Aiacos se entretuvo mucho contigo Mu –soltó sin mucho interés− ¿Sabes? Cuando te conocí por primera vez, el día en que Valentine fue a pedir trabajo para ti, para que pudieras salir de la miseria en la que estabas viviendo junto a tu hermano y me demostraste tus habilidades en la oficina con los sistemas –soltó otro suspiro−, pensé que eras un chico listo, pero me equivoque –dijo en tono serio−. Valentine, ¿Trajiste el reglo para tu amigo Mu?
−Sí señor, aquí esta –respondió entregándole un maletín y lo abrió bajo la atenta mirada de todos los presente.
−Excelente trabajo.
El peli rosa bajo su cabeza en señal de respeto. Mientras que Mu sentía que enloquecería.
−Mira lo que tengo para ti –dijo sacando del maletín la cabeza pequeña de un peli rojo−, Es este tu hermano Kiki ¿Verdad? –sonrió con malicia y burla pasándole enfrente la cabeza cercenada del menor.
Mu estaba en shock, no podía creer lo que le habían hecho a su pequeño hermano. Hades se acercó la cabeza del niño y lamio una de sus mejillas mientras sus fosas nasales se inundaban del olor a sangre y muerte.
− ¡Eres un maldito Hades Omori! –grito con odio y dolor por lo que aquel hombre le había hecho a la única familia que tenía− ¿Cómo pudiste hacerle esto a un niño? –sollozo con el corazón y el alma destrozados−. Eres un hijo de perra, eres el mismo diablo reencarnado en un cuerpo humano. Mi pequeño tenía apenas 9 años, ¿Cómo pudiste? 
Hades no tenía ninguna expresión en el rostro.
−Sabes que la culpa es tuya, ya que te atreviste a robar mi dinero –dijo acercándosele− ¿Creíste que no me daría cuenta? –le dio un puñetazo en la mandíbula, pero Mu levanto su rostro y le escupió en la cara asiéndolo enfurecer−. Radamantis –llamo con ira−, tráeme el mazo.
El rubio obedeció la orden y le llevo un enorme mazo con el cual golpeo ambas rodillas del peli lila quebrándoselas. Mu dio un grito espantoso y dado que estaba colgado, quedó como una marioneta a la cual su dueño había dejado botado.
−Tuviste la valentía y estupidez  de robarme veinte millones de dólares –dijo con ira−. Minos tráeme mis trofeos para ver cuál elijo y así darle su premio a este mocoso.
Minos fue rápido a buscar una mesita con diferentes armas blancas.
−Aquí tiene señor –dijo dejando dicha mesa cerca de Hades.
Minos estaba tembloroso y su voz se entrecortaba.
−Vaya Minos, por lo que veo todavía no te acostumbras a la sangre –dijo Hades con burla  provocando un respingo en el nombrado−. Bueno ¿En que estábamos?  −pregunto volviendo su atención a su víctima−, Saga necesito tu ayuda.
−Dígame señor, ¿En qué le puedo ayudar? –pregunto con voz ronca y áspera produciéndole pavor a Mu.
− ¿Qué se le hace a las personas que toman lo que no es de su propiedad? –pregunto viendo como el chico temblaba de terror.
−Se le cortan las manos –respondió con una sonrisa de psicópata.
Hades agarro una pequeña hacha.
−Agarra su mano derecha –ordeno y este obedeció.
Desato al chico y lo obligo a poner dicha mano en una mesa de metal.
−Maldito, nos vamos a ver en el infierno –dijo Mu con odio y miedo en igualdad.
El peli negro tomo el hacha con fuerza y de un golpe corto la mano. Mu grito hasta desgarrarse la garganta y no tuvo tiempo a recomponerse ya que Saga tomo su brazo izquierdo y Hades volvió a arremeter cortando así la otra mano.
−Si Mu, yo soy el diablo reencarnado y para mí esto no es suficiente.
Mu estaba tirado en el piso, sus brazos ahora sin manos, chorreaban sangre manchando rápidamente el piso donde estos reposaban.
−Mira, querido Mu –llamo y el otro solo volteo a verlo sintiendo que las fuerzas se le iban por la sangre perdida−. Esta es mi arma favorita.
En sus manos sostenía una espada con una hoja por demás afilada y Mu pensó que aquella cosa, quedaba perfecto con el sádico que había tenido por jefe.
− ¿Sabes que nombre le he puesto a esta hermosa espada? –pregunto pero Mu ya no contesto por la debilidad que sentía−. Su nombre es destino y tal como su nombre lo dice, ella elegirá tu destino, el cual es la muerte.
La cabeza de la familia Omori empuño el arma y de un golpe enterró su hoja en la garganta de Mu para seguidamente y de un ágil movimiento, desprender su cabeza de su cuerpo.
−Radamantis toma –dijo dando la espada−, quiero que limpien bien y tiren sus cuerpo a lo profundo del mar –ordeno serio−. Me voy a dar un baño, tengo que arreglar otros asunto y si alguien comete un error más, este será el mismo destino que tendrán.
 
En uno de los aeropuertos de la capital de Tokio, aterrizo un avión privado con la bandera de Italia; de este salieron varios hombre siendo los primeros un albino y un peli azul, ambos corpulentos, siendo el segundo más maduro que el primero. Después de estos salieron los demás hombres, un chica pidió sus pasaportes y el albino fue el primero en entregarlo.
−Bienvenido señor Damon Maccone –dijo la mujer de cabellos castaños.
−Gracias –contesto con su asentó italiano mientras se quitaba los lentes y dejaba ver sus ojos color rojo sangre−. Nuevamente estamos en nuestra segunda casa Kardia.
El nombrado asintió con un movimiento de cabeza y una mirada diabólica, mientras que al menor le brillaban los ojos.
−Al fin nos volveremos a encontrar Hades Omori –dijo en voz alta llamando a atención de los presentes.
 
Notas finales:

Nos vemos el siguiente domingo bye


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