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Amor y Sacrificio por Demonio_Nocturno

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Notas del capitulo:

Aqui esta el nuevo capitulo, hoy no tengo nada que decir asi que los dejo disfrutar.

Yode: Espero les guste el nuevo capitulo...

(ninguna de las dos tenemos mucho que decir esta vez)

En una de las tantas habitaciones de la gran mansión Omori se encontraban un par de gemelos quienes platicaban amenamente sobre trivialidades que se les venía a la mente. El menor se encontraba bañándose ya que tenía que acompañar a su jefe y amigo Julián a la reunión que tendría con Abel, aunque le pareciera aburrido tenía que asistir, mientras que el mayor estaba recargado en el marco de la puerta del baño la cual estaba abierta ya que ninguno sentía pudor por mostrarse desnudo frente al otro; de un momento a otro Saga cambio su semblante tranquilo a uno de preocupación. 


−Sabes Kanon, estaba pensando en lo que está pasando aquí –soltó un suspiro y se cruzó de brazos−. Sinceramente no se en lo que está pensando el jefe, tampoco sé que planeé hacer con aquel niño que trajo. 


−Vamos Saga no seas paranoico, el señor Hades quizá solo quiera probarlo antes de aventarlo a la jaula de los leones –soltó burlón mientras seguía enjabonando su cuerpo y tarareaba una canción de Jean Paul. 


−Eres un desquiciado Kanon –rugió Saga molesto por la actitud de su hermano−. Solo piensas en sexo y todo lo que conlleve a ello. 


−Mira Saga, para serte sincero yo veo la vida muy diferente a ti –dijo en tono pícaro sin detener lo que estaba haciendo. 


−Claro que vez la vida diferente a mí y también la vives diferente –reprendió con voz ronca−. Por eso es que tu vida amorosa no es más que una mentira. 


Kanon empezó a molestarse con el comentario de su hermano ya que sabía a qué punto quería llegar; siempre era lo mismo, siempre quería recordarle el error que cometió cuando era más joven. 


−Ya para con tus reproches Saga –grito dando un puñetazo a la blanca loza del baño sin importarle lastimarse en el acto− ¿Hasta cuándo vas a seguir recordándome lo que me paso con ese maldito “Escorpión”


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Kanon era apenas un adolescente de 16 años de edad quien mantenía una relación secreta con uno de sus profesores 8 años mayor que él, de nombre Milo el cual sabia sobre la inseguridad que embargaba al menor de los gemelos todo a causa de sentirse menos que la sombra de Saga, siendo siempre a quien dejaban de lado todo por preferir al mayor de ellos. Kanon le había contado el pesar que sentía por ser alguien a quien miraban como si fuera algo insignificante, mientras que a su hermano lo alababan incluso sus propios padres lo dejaban atrás todo por prestarle más atención a su gemelo; aun así le había dicho que no lo odiaba, que lo admiraba ya que nunca podría llegar a ser como él, aunque eso no quita el que una parte de él quisiera sobrepasarlo y así lograr la aceptación de todos. 


−No sé qué más hacer para que dejen de tratarme como si fuera una simple sombra. 


El menor de los gemelos se encontraba sentado en el asiento del copiloto de un coche negro siendo Milo, el dueño y conductor de este. 


−Ya no debes agobiarte por eso, mejor hablemos de algo más importante para que así esas ideas depresivas se vallan por un rato –respondió el otro peli azul mientras se acercaba a más bajo pero cuando quiso besarlo, fue detenido. 


−Aun no me siento preparado para eso –soltó sabiendo que es lo que su amante quería. 


−Sabes Kanon, ya me canse de insistirte, me has dejado muy en claro que te reúsas a que llevemos nuestra relación a algo mas así que creo que lo mejor será terminar. 


Esas palabras tan inexpresivas, dejaron helado al adolescente quien sintió que el corazón se le estrujaba. 


−No es eso –hablo con la voz temblorosa−. No pienses que no quiero es solo que me da miedo. 


−No te presionare más, así que mejor te llevo a casa y hagamos como si nada hubiera pasado entre nosotros –dijo mientras encendía el motor. 


−Espera, no quiero hacer como si nada –suplico con los ojos cristalizados por las lágrimas contenidas−. No me dejes. 


−Nuestra relación está mal, soy 8 años mayor que tú además de que aun eres menor de edad y soy tu profesor, si alguien se entera de lo nuestro, el que saldrá perdiendo soy yo. Pero estaba dispuesto a arriesgarme porque pensé que tú me querías pero veo que solo soy una vía de escape a tus problemas. 


−No es verdad, enserio te quiero así que no me dejes. 


−Entonces demuéstrame que me quieres y acepta acostarte conmigo. 


Kanon no sabía que responder, sabía que estaría mal hacerlo sin sentirse listo pero tampoco quería perder a quien le daba sentido a su vida, así que aunque tuviera miedo, acepto. 


−Está bien, are lo que sea necesario para que te des cuenta que realmente te quiero. 


−Así se haba mi pequeño –se acercó y le dio un beso en la frente−. Ya verás que la pasaremos bien. 


−Sí. 


Milo arranco el coche buscando algún hotel mientras que Kanon seguía repitiéndose una y otra vez que nada malo le iba a pasar y que lo disfrutaría al igual que su pareja, aun así no podía deshacerse del temor. Pasados casi hora y media, entraron al estacionamiento de un hotel muy alejado de donde ambos vivían para que así no los reconocieran además de que tenían que encontrar uno de paso para que no impidieran su estadía dado que Kanon era menor de edad. 


Cuando estuvieron en la habitación, Milo no perdió tiempo y se le fue encima besando y tocando todo lo que pudiera sin importarle la incomodidad del menor ya que quería empezar lo más rápido posible. 


−Milo… espera… −hablo Kanon sintiendo como lo iban desvistiendo sin consideración alguna−. Vas muy rápido. 


−No hay tiempo que perder mi pequeño –respondió tumbándolo en la cama−. No tengas miedo ya te dije que la pasaríamos bien, ¿O no me crees? 


−Si te creo, es solo que estoy algo nervioso. 


−No deberías y mejor dejemos de hablar y empecemos. 


El adolescente, aun con todos sus temores, dejo que las expertas manos de Milo terminaran de desvestirlo y una vez que estuvo completamente desnudo fue puesto boca abajo. Sintió algo frio y semi liquido caer en su parte trasera y pocos segundos después sintió que algo presionaba su entrada, eso lo asusto así que volteo a ver a su amante para poder sentirse más calmado pero cuando iba a hablar, Milo lo penetro fuertemente para poder estar completamente dentro. 


−Duele –sollozo el menor aferrándose a las sabanas con fuerza mientras las lágrimas empezaban a salir de sus ojos. 


−Solo será un rato. 


El mayor se movió sin importarle el que su pareja aún no se hubiera acostumbrado logrando así que volviera a gritar solo que esta vez trato de acallar su grito mordiendo su brazo. Las estocadas, desde un inicio, fueron bruscas y sin tacto alguno lo cual dificultaba que el menor de los gemelos se acostumbrara, aun así no replico ni trato de detenerlo o pedirle ir más despacio ya que temía que se molestara y terminara dejándolo. 


−Es tan estrecho… dentro de ti… −hablo con dificultad sin detener su vaivén. 


−Milo… −chillo al sentir que algo escurría de entre sus piernas. 


Dado a que el peli azul mayor había sido brusco, logro lastimarlo al grado de hacerlo sangrar pero eso poco o nada le importo, él solo quería sentir placer sin tomar en cuenta si el otro se sentía bien o no. 


Pasados los minutos, que a Kanon se le hicieron horas, Milo termino corriéndose en el interior del de mirada aguamarina y cuando salió se acostó a su lado para seguidamente abrazarlo y quedar así dormido. No dijo nada ni pregunto cómo se sentía, ya que después de todo solo estaba ahí para satisfacer sus necesidades y después se iría; por su parte Kanon se sintió adolorido y a la vez sintió un vacío ya que él se imaginaba que su primera vez la disfrutarían ambos y no solo uno, aun así opto por cerrar los ojos y dormir lo más que pudiera. 


Cuando despertó noto que su pareja no se encontraba a su lado y supuso que había salido a comprar algo así que trato de levantarse de la cama y con mucha dificultad tomo su ropa y se metió al baño para asearse, al terminar tomo su celular y vio que ya eran pasadas de las siete de la tarde así que calculo que había permanecido ahí alrededor de dos horas.  


− ¿Dónde estará? –pregunto para sí mismo y al no ver una nota o algo que le dijera donde podía estar, decidió llamarle pero no contestaba− ¿Estará ocupado? –se preguntó aun tratando de hacerse a la idea de que quizá había tenido algún problema que fuera importante y por eso se había ido y no podía contestarle. 


Aun sumergido en sus pensamientos escucho el timbre de sus celular el cual le indicaba que le había llegado un nuevo mensaje. Sonrió y abrió dicho mensaje pero la sonrisa se le fue borrando conforme iba leyendo. 


“Fue un placer hacerlo contigo aunque no supieras hacer otra cosa que llorar; pero ya me aburrí así que espero no me molestes más y una cosa más, nunca podrás ser más que la sombra de tu hermano, eso tenlo siempre presente. 


Att: Milo” 


Las lágrimas cayeron en el aparato sin dar señal alguna de querer parar. 


−Milo… −llamo con la voz rota sintiendo como su pecho dolía. 


Nunca se había imaginado que aquel hombre que tantas veces le había jurado amor y que lo cuidaría, solo hubiera querido un acoston para después irse, sin importarle el estado en el que lo dejaba, además de que él, al igual que los demás, pensaba que solo era una sombra. 


El peli azul siguió llorando hasta que ya no tuvo más lágrimas que derramar y cuando esto paso, volvió a tomar su celular, el cual había dejado caer por lo temblor de sus manos, y marco el número de la única persona que podía ayudarle en esos momentos. No le importo que después este le reprochara lo idiota que había sido, ni que le regañara por andar con su profesor, ni mucho menos le importaba el que lo viera en ese estado, él solo quería que lo sacara de esa habitación y lo abrazara para consolar su maltrecho corazón. 


−Saga… −hablo con la voz entre cortada. 


− ¿Kanon? ¿Qué pasa? ¿Dónde estás? Te he estado buscando toda la tarde. 


La voz de Saga de escuchaba molesta y a la vez preocupada. 


−Ven por mí –pidió en un susurro lastimero. 


− ¿Dónde estás?  


Kanon le dio el nombre del hotel ya que ni el sabia donde estaba, también le dio el número de habitación y colgó sin darle tiempo a que le hicieran más preguntas. 


Cuando Saga llego, ya estaba completamente oscuro lo cual le impidió ver bien en qué estado estaba su hermano, pero tampoco quería saberlo ya que sabía que eso lo devastaría, lo que ahora le importaba era llevárselo de ese lugar para que una vez que estuvieran en casa, pudieran hablar y entonces si le preguntaría que hacia ahí y porque estaba en ese estado. En el transcurso de regreso ninguno hablo y fue hasta que llegaron que decidió empezar con el interrogatorio. 


− ¿Qué hacías ahí? 


−Tengo sueño –dijo evadiendo la pregunta mientras se acostaba en su cama y se tapaba completamente. 


−Te he hecho una pregunta –gruño quitándole las cobijas− ¿Qué hacías ahí? 


−Enserio quiero dormir Saga –hablo y su voz denotaba su tristeza. 


El mayo de los gemelos soltó un suspiro de resignación y abrazo su hermano mientras se sentaba a su lado. 


−No te regañare ni nada, solo quiero saber qué fue lo que te paso y si puedo ayudarte en algo. 


Su voz se escuchaba más calmada y amorosa además de que deposito un beso en la cabeza de Kanon reconfortándolo. 


− ¿Puedes quedarte conmigo? –pregunto aferrándose más a su hermano. 


−Está bien, me quedare pero dime que paso. 


Kanon tuvo que contarle sobre su relación con Milo y también le conto que hacía en un lugar tan lejos de su casa, además de que le conto sobre el mensaje que había recibido siendo esto lo que había hecho que se sintiera tan deprimido. 


− ¿Estás enojado?  


−No contigo, tu solo buscaste a alguien que te quisiera y te aceptara –respondió mientras jugaba con los azulados cabellos. 


−Saga. 


− ¿Qué paso? 


−Ya no quiero volver a enamorarme de alguien más. 


El gemelo mayor sintió una opresión en su pecho ya que nunca antes había escuchado un tono de voz tan triste en su hermano, quien siempre era hiperactivo y alegre. 


−No te preocupes, que no dejare que nadie más te haga daño. 


Los días pasaron y cada vez Kanon se veía más mal, ya no salía ni hablaba con nadie solo con su gemelo, tampoco quería comer y debido a eso había bajado de peso hasta el punto de que se le marcaran los huesos de la cadera y de la clavícula. Por su parte Saga, buscaba al culpable del actual estado de su hermano pero este simplemente había desaparecido, no solo de la escuela sino también de la ciudad. 


Lo peor de todo eso era que Kanon había intentado quitarse la vida varias veces pero la última había logrado arriesgarse tanto hasta el punto de debatirse entre la vida y la muerte, afortunadamente lograron salvarlo y con ayuda psicológica y con mucho esfuerzo, logro salir adelante aunque aun así había veces en la que aún se sentí poca cosa al lado de su hermano. Mientras que Saga, había cambiado radicalmente su forma de ser con lo que se refiriera a su gemelo ya que había tomado una actitud agresiva e incluso llego a pelearse con quienes quisieran algo con su hermano; se había vuelto muy sobreprotector con él ya que no quería que volviera a sufrir. 


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En la mansión de la familia Piscis había sonado el timbre y un señor ya mayor con los cabellos llenos de canas fue a abrir y recibir al invitado inesperado, cuando estuvo frente a frente con quien había llamado a la puerta, se quedó petrificado. 


− ¿No me recuerdas Alfredo? –pregunto con una sonrisa al mayordomo de la mansión quien aún no salía de su asombro−. Sé que ha pasado un tiempo, 6 años para ser exactos, desde que me fui de Tokio pero no creo que te olvidaras de mí. 


−Señor Maccone –musito aun sorprendido. 


−Por favor no me llames señor me haces sentir viejo –le dijo el albino−. Apenas tengo 31 años así que no creo estar tan viejo para ser llamado señor –agrego en todo dramático− ¿No me vas a dejar pasar? 


−Perdón señor, digo joven Damon, puede pasar –dijo asiéndose a un lado para que el invitado pasara−. Déjeme avisarle al joven Albafica que usted está aquí. 


−No le digas quien soy, quiero darle una gran sorpresa –dijo sonriendo con un brillo en sus ojos color sangre. 


Pasaron alrededor de diez minutos y el albino se estaba impacientando pero sintió que alguien llegaba y dirigió su vista a la entrada de la sala encontrándose con un par de ojos color cielo, los cuales le robaban el aliento a cualquier persona. Albafica no podía creer lo que estaba viendo y su reacción no fue nada cortes. 


− ¿Qué demonios haces aquí DM? Cómo te atreves a presentarte aquí después de la atrocidad que le hiciste al prometido del que era tu mejor amigo, casi tu hermano –rugió molesto mientras apretaba los puños. 


−Vaya Albafica sí que eres dramático, estas reclamándome como si te lo hubiera hecho a ti. 


DM soltó una carcajada al ver tan molesto al peli celeste mientras que este sintió que la piel se le encrespaba al escuchar al albino reír de esa forma. Realmente era un demonio, ese pensamiento rondaba la cabeza del más bajo y se recrimino por no darse cuenta que clase de persona era con quien había hecho amistad años atrás. 


−Mira mi rosa, no tienes por qué ponerte así conmigo al contrario deberías sentirte feliz y agradecido que tú seas a la primera persona que he buscado apenas llegue a Tokio –dijo con voz provocativa mientras se acercaba a quien tenía enfrente. 


−No tienes corazón DM, mataste al bebé de Hades y Orfeo –reclamo con los ojos cristalizados por las lágrimas. 


Albafica quería llorar por recordar lo que aquel hombre había hecho, aquel a quien había amado en secreto y que por miedo al rechazo nunca se le declaro. 


 −Albafica –llamo sacándolo de sus pensamientos−, olvidemos el pasado. Vine a buscarte para proponerte que tengamos unos días llenos de pasión así como años atrás –propuso con una sonrisa ladina−, vamos a mi yate a pasar un fin de semana inolvidable. 


−Estas demente, nunca en tu miserable vida me volverás a tocar una sola hebra de cabello –soltó con molestia. 


− ¿Enserio te quieres hacer el difícil conmigo? –Dijo con burla−, después de que hacías hasta tríos –siguió, haciendo enojar más a Albafica−. No seas cruel conmigo, no te imaginas como extrañe tu aroma a rosas, tu piel y más que nada tus gemidos. Así que no te pongas en esos términos conmigo porque yo sé muy bien que también me extrañaste, ¿Crees que no sé qué cuando te follaba lo disfrutabas en demasía? Gemías y me besabas como si de eso dependiera tu vida –recordó relamiéndose los labios. 


Los mayores no se habían percatado de la presencia de un tercero, quien había estado escuchando la discusión casi desde el principio. 


Afrodita ya se había aburrido de estar encerrado en su habitación y como ya sabía que Ikki había regresado a casa, se sentía más tranquilo así que decidió bajar para ir a la cocina a pedir que le prepararan algo para comer, cosa que casi no hacía desde que se llevaron a su amigo. Pero cuando bajo e iba dirigiéndose camino a la cocina, escucho los reclamos de su hermano y al acercarse vio que este discutía con un hombre más alto que él y de cabellos albinos, pero lo que más llamo su atención fueron sus ojos, unos ojos rojos que lo hicieron estremecer; al escuchar cierta parte de la discusión se sorprendió ya que habían pronunciado el nombre de Hades, aquel hombre que ahora tenía a su mejor amigo y se preguntó si realmente conocía a su hermano, ya que nunca se había enterado de que este tuviera algún contacto con la cabeza de la familia Omori. 


Aunque había sentido que su hermano le ocultaba cosas y que sabía más de lo que aparentaba, nunca pensó que tuviera que sacarle información para saber más de Hades, pero lo aria todo con tal de ayudar a su amigo. Estaba planeando como hacer hablar a Albafica cuando escucho algo que le provoco decepción. 


−DM hazme el favor de largarte de mi casa –ordeno Albafica colérico. 


−Pero que modales tienes Albafica, tu no eras así –dijo con tono burlón. 


−He dicho que te largues de mi casa imbécil –grito ya perdiendo la paciencia. 


−Yo no te he hecho nada malo para que me corras de esa forma, ¿Por qué no mejor recordamos viejos tiempos? De cuando los tres lo hacíamos en mi casa o en tu casa de campo, ¿No lo recuerda? –pregunto sabiendo de ante mano que el peli celeste sabia de que estaba hablando−. Hades y yo te hacíamos delirar de placer, aún recuerdo tus gritos pidiendo por más –soltó sin pudor alguno ya que realmente quería volver a tener al Pisciano gimiendo para el−. También recuerdo cuando empezabas a prepárate metiéndote mis dedos hasta el fondo de ese agujerito que me vuelve loco. Con solo recordar lo bien que nos la pasábamos lo tres juntos, me hace querer hacértelo ahora mismo, dime ¿No te sigues acostando con Hades? –pregunto como si nada. 


−Claro que no, tu más que nadie debe que desde que Hades conoció a Orfeo dejo de tener sexo con nosotros. 


−Ese maldito de Orfeo… también merecía morir así como el engendro que llevaba en el vientre y el cual me encargue de exterminar. 


−Eres un monstruo Damon, ¿Qué te hizo cambiar? 


− ¿En verdad quieres saberlo? Bueno te lo diré –su sonrisa pasó de ser una provocativa a una realmente intimidante−. Mucho antes de que te nos unieras Hades y yo teníamos una relación de amigos con derecho, no te imaginas las cosas que hacíamos mientras follábamos. –Su mirada provoco un escalofrió a ambos peli celeste−. Cuando me penetraba sin compasión haciéndome sentir dolor y placer en la misma cantidad, realmente me volvía loco. Enserio la tiene incluso más grande que la mía, pero eso tu bien lo sabes ¿No? Tú mismo lo comprobaste cuando nos juntábamos y no pongas esa cara mi rosa, o me vas a negar que gozabas mientras él te envestía con todo y yo te lo chupaba. 


Afrodita se sentía devastado a la vez que molesto y asqueado por enterarse del pasado de su hermano, de quien ahora veía como un desconocido, alguien que se había metido no solo con aquel albido sino también con Hades. Se preguntaba qué clase de hermano tenia y recordó las veces que pretendía ser el hermano responsable y con la mejor moral, más bien era un maldito puto ofrecido. 


El menor ya no aguanto más el seguir escuchando y salió de su escondite; el peli celeste mayor quedó destrozado con la mirada que su hermano le daba, una mirada llena de decepción y rencor, no sabía que hacer o decir ya que nunca había recibido tal mirada de Afrodita. Por otro lado, el albino se relamía los labios al ver tal belleza que acababa de entrar. 


 


 


Un rubio de hermosa y larga cabellera la cual caía sobre su espalda como cascada, estaba bajando de su deportivo color plata para ir a la entrada de la casa de los Takamura y así poder ver como se encontraba Ikki, aunque temía que este se molestara por ir a verlo sin haberle avisado pero estaba muy preocupado por lo que habían hablado la noche anterior que Ikki se quedó en su departamento. Soltó un bufido de cansancio y toco el timbre esperando a que alguien abriera la puerta. 


Se había puesto a investigas ya que su hermano Asmita había hablado algunas veces, de los Omori y descubrió que ellos tenían negocios con las empresas de artesanía de su hermano quien era uno de los socios más importantes de Abel Omori. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando abrieron la puerta. 


−Buenas noches –dijo el rubio con elegancia. 


−Buenas noches ¿Qué se le ofrece? –pregunto Shion con cortesía pero a la vez serio y curioso. 


−Busco a Ikki, me imagino que usted es su padre. 


−Si soy el padre de Ikki ¿Y con quien tengo el gusto? 


−Mi nombre es Shaka Virguien –contesto dándole una sonrisa dulce. 


 


Una camioneta blindad de color blanco se estaba estacionado frente al restaurante en el que Abel y Julián habían acordado verse. 


− ¿Cómo te fue en tu “bienvenida “Julián? –pregunto su acompañante, el menor de los gemelos. 


−Me fue de maravilla. Seiya es fuego en la cama –respondió con una sonrisa sincera. 


−Vaya veo que el castañito se te metió muy a fondo, jamás te había visto suspirar así por alguno de tus amantes. 


− ¿Sabes? Seiya no es solo mi amante, es mucho más que eso. 


−Ya veo. 


−Ya llegamos jefe−interrumpió el conductor. 


Julián se bajó de la camioneta y camino hasta el recibidor del restaurante donde lo atendieron y lo llevaron a una mesa alejada del resto donde se encontraba un hombre de cabellos celestes oscuros y cortos. 


−Cómo has crecido Julián –exclamo el de cabellos corto. 


−Y tu cada vez te pones más viejo –soltó con sarcasmo haciendo que el otro hiciera una mueca con los labios−. Abel ¿Qué tanto ocultas? –pregunto sin rodeos. 


−Pensé que me ibas  a preguntar “Hola primo ¿Cómo estás? Tenemos mucho tiempo sin saber de ti, desde que te fuiste a vivir  Grecia”. Y yo te hubiera respondido “Si primo mucho tiempo lejos de la familia pero con buenas noticias ya que he regresado para que sepan cómo me va con mi esposo” 


Lo último lo dijo con una sonrisa maliciosa.  


− ¿Qué estás diciendo? 


−Lo que escuchaste, me case hace tres años con el hombre más increíble del mundo, realmente no te imaginas lo feliz que soy con mi “esposo”. 


− ¿Y porque ese matrimonio a escondidas? –pregunto intrigado ya que algo no está bien, lo presentía. 


−No te preocupes, muy pronto Hades y tu conocerán a mi amado esposo −aclaro con un brillo en los ojos lo cual provoco más desconfianza en Julián−. Bueno no estamos aquí para hablar de mi vida privada, así que vamos al grano –hablo con tono serio. 


Mientras tanto en una suite de uno de los hoteles más alabados de Tokio se encontraba un peli celeste un poco nervioso y a su lado estaba un peli lila con los cabellos encrespados y cortos. 


−Señor relájese –dijo el de cabellos lilas−, todo va a salir bien, el señor Abel es muy discreto.  


−Lo siento Sorrento –se disculpó aun nervioso−. No es eso lo que me preocupa si no, encontrarme nuevamente con mi pasado. 


− ¿Con el señor Hades? –pregunto con voz preocupada. 


−Si… tengo miedo de cómo vaya  a reaccionar cuando se entere de que me case con su primo. 


−Todavía ama al señor Hades, señor Orfe…  


Sorrento callo y bajo la mirada avergonzado al recibir la mirada seria del otro.  

Notas finales:

Las dos nos despedimos y esperamos saber que les paresio, ya saben que se responden todos los reviews, tarde pero se responder.

cuidense y bye


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