Sentado frente a su portátil, Kise se fijaba en sus próximas copras.
Había un sin fin de fajas de todo tipo, modeladoras de cuerpo entero, otro tipo corcel, para bajar de peso, etc. No encontraba una que realmente le gustara o llamara su atención, hasta que vio una de cuerpo entero, nada diferente a las otras, pero esta traía consigo algo más. Kise se emocionó, nunca había usado senos falsos, lo intento una vez, se puso un sostén de su hermana con relleno, pero se veía mal en él. Pero estos eran senos falsos, se veían muy reales, habían de diferentes tonos de piel, morenos hasta casi blancos con pezones rosas; él quería tener los pezones rosas.
Eligio una talla más chica de la que le hubiera quedado bien sin problemas, y también los senos grandes medianos, no quería exagerar, solo copa 36 C.
Eligio otros accesorios, como una peluca rubia, la más parecida a su tono de cabello, un par de zapatos, que a él le parecieron lindos, maquillaje y unas medias.
Su celular sonó, marcando un mensaje.
hey rubia! Nos vemos en la cancha de siempre, no tardes.
Ya estamos todos aquí.
-Daiki.
Sonrió al mensaje, Aomine podría ser un idiota a veces, pero siempre se preocupaba por él. Lástima que no de la forma en la que él quisiera. Estar enamorado de uno de tus amigos era difícil, más cuando él se la pasaba diciendo lo mucho que le gustaba los pechos grandes.
Si estaban ya todos reunidos, quería decir que se pusieron de acuerdo para ir y claro, hasta el final se acordaron de él. Talvez Kuroko o Aomine fueron los que quisieron que él fuera; Kuroko no solía demostrarlo, pero sabía que le era de su agrado, claro que él mismo solía ser un fastidio, pero solo quería ser notado, al parecer no funcionaba. No era la primera vez que toda la generación y “los amigos” de estos, se reunían y él ni enterado.
Aomine solía ser un imbécil con él, pero sabía que lo consideraba un amigo, siempre le mandaba mensajes cuando los demás se reunían, o para quedar solo ellos dos.
Si tuviera una pizca de dignidad en él no iría, pero no era así.
Contesto el mensaje rápidamente y corrió al baño para una ducha rápida, a pesar de ser medio día él aun traía puesta su pijama.
Cuando estuvo listo tomo su bolsa deportiva, lo más segura era que los chicos se habían reunido para jugar, grito su despedida a su madre y hermanas y se fue.
Al llegar a la cancha vio a la generación, a Momoi y a Kagami.
Hiso un puchero, esperaba que Takao estuviera ahí, muy pronto el ojo de halcón se había vuelto su mejor amigo.
Corrió hasta los chicos gritando, se abalanzo a Aomine y lo abrazo por la espalda inhalando el aroma masculino que solo él tenía, la mescla de colonia y sudor lo puso medio duro, los músculos de Aomine eran cada vez más duros y firmes, muchas veces tuvo la intención de pasar la lengua por su piel, probando el sudor salado de esta, pero claro esto solo le ganaría un golpe.
- Hey Kise no hagas eso, joder.
- Aomine icchi que malo -dijo soltándose.
Pronto hicieron dos equipos para poder jugar, Kuroko se quedó en la banca mientras los demás jugaban.
No hicieron alarde de sus habilidades, solo Aomine y Kagami un poco, pero era más para presumir que otra cosa.
No llevaban la cuenta de cuantos puntos tenían cada uno, solo se estaban divirtiendo, riendo y gritando.
Kise se sintió mareado, pero no le tomo importancia, se estaba divirtiendo y no le sucedía nada grave. Sintió las arcadas que daba su cuerpo y corrió lejos de la cancha tropezándose y cayendo arrodillado.
Los demás pararon el juego y fueron a ver lo que le pasaba.
Sintió que todo le daba vueltas, su visión se volvió borrosa y las arcadas eran más fuertes, pero nada salió, no había comido nada, ni antes de salir de casa ni el día anterior, ni el anterior a este. Trato de calmarse, pero el malestar no cesaba, alguien le paso una botella con agua, escucho que le hablaban, pero no era capaz de oír nada coherente.
Pronto el mundo pareció dejar de moverse, las arcadas se detuvieron, pero las náuseas no, bebió un poco del agua que le pasaron.
Cuando alzo la mirada se dio cuenta de que estaba rodeado, les sonrió- Ya estoy bien.
- ¿Qué te paso Kise-kun?
- Nada Kuroko icchi, solo me maree un poco.
- No has comido Kise-chan, siempre te estas saltando comidas. No dejas esas mañas. No necesitas ser tan exagerado con tu peso.
Quiso gritarle a Momoi, que sabía ella, Momoi era hermosa, tenía todo lo que él hubiera querido si fuera mujer. La perra no se callaba, todos le miraban. Momoi siempre estuvo tras de él cuando estaban en la secundaria para que comiera. Todo paso después de que ella lo encontró vomitando, ella prometió guardar el secreto a los demás. Pero no se callaba, seguía hablando de sus problemas alimenticios.
- Ya cállate -murmuro, pero nadie escucho lo que dijo, todos estaban escuchando a esa perra- ¡que te calles! -grito finalmente.
- Kise chin, ¿quieres un chocolate? -le ofreció Murasakibara, él negó, no sabía él cuantas calorías tenia eso, solo necesitaba comerse una manzana y café, mucho café.
- Solo un café.
- Eso no es comida, si lo que dice Momoi es cierto, tienes muchos problemas Kise, necesitas cuidarte más. Si quieres ayuda te recomiendo que vayas a la clínica de mis padres, tienen un nutriólogo que se especializa en personas con tu enfermedad.
Kise rodo los ojos, ¿de qué rayos estaban hablando? Él no necesitaba ayuda para nada, solo quería mantener su peso, como modelo eso era muy importante, ad3emas solo había tenido un mareo, nada grave.
- Tengo que irme…
- Kise.
- Tengo que irme, no necesito esto. Momoi está siendo una exagerada.
- Kise no creo que sea buena idea que te vayas si aún te sientes mal. -Kagami era un buen chico, rápidamente le cayó bien, pero no le gusto que fuera un entrometido.
- Estoy bien. No sean exagerados. Nos vemos chicos. -tomo su bolso y se fue, sentía que la cabeza le dolía a horrores, y aun sentía nauseas, pero él estaba bien.
Él esta bien.