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Vida de conejos. por Comunidad SinJu

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Notas del fanfic:

Solo comentaré que no se que tanto me fumé para escribir este fanfic.

Notas del capitulo:

Este fanfic será un Two-shot, lo que significa que tan solo constará de dos capítulos. La idea me vino cuando recordé a un conejo mio, específicamente con una de las escenas de este capítulo el cual revelaré hasta las notas finales.

Otra cosa, los personajes utilizados en este fic no son míos sino de Ohtaka, la mangaka de magi. En cambio la historia me pertenece completamente.

Otra cosa, Scar-senpai, si se va a dormir sin terminar de leer el capítulo no se lo perdonaré. Lov u~

Vida de conejo.

Capítulo 1.- Vida sencilla.

La vida de un conejo era relativamente sencilla una vez se era adoptado. Te alimentaban en pequeñas porciones en todo el día, podías dormir lo que quieras, te sacaban al patio y podías echarte a tomar algo de sol…

Sí, la vida de un conejo era sencilla, relajada, y de glotonería misma.

Pero al menos su vida se comenzaba a hacer aburrida.

Había sido adoptado hace tres años y medio desde que era un conejo recién nacido, había sido alimentado a base de biberones y leche un poco grasosa, pero de esa forma había sobrevivido hasta ahora.

Pero nunca había tenido a alguien más que a su dueña para intentar conversar, para subirse encima y dormirse, o para ver la tv juntos, nunca había visto a alguien igual que él.

O así era, hasta que Sharrkan, el conejo macho de su dueña, entró en casa una tarde en la que él tomaba el sol en el patio y comía una hoja grande que se había encontrado tirada. Cuando el moreno pasó la puerta del patio el conejo, morado, ya había levantado las orejas y estaba saltando hacia él.

— ¿Qué tal, rey? —Sharrkan notó al conejo, era complicado no hacerlo con un color tan sobresaliente y también porque no era un conejo pequeño, pero no se inclinó a tomarlo en brazos y darle un par de mimos, sino que cerró la puerta del patio con una mano mientras en la otra sostenía contra su abdomen una bonita caja morada con un lazo celeste, e iba ahora a la puerta de entrada para tocarla.

Y sí, el apodo de Sinbad es «Rey»

Sinbad, el conejo morado, se sentó a mirar como el moreno tocaba la puerta y luego como su dueña se asomaba por la puerta, sonreía y luego le abría la puerta para dejarlo entrar.

La puerta se volvió a cerrar, Sinbad decidió echarse en su sitio, separar todas sus extremidades y seguir tomando más sol.

Pero Yamuraiha, su dueña, tenía otros planes para él cuando abrió la puerta de repente y corría al jardín para buscarlo, encontrándolo a un lado del camino de piedra hasta su puerta principal.

— ¡Mi rey, aquí estás!

Sinbad permitió que una mano pasara por debajo de su cuerpo y lo levantara, mientras perezosamente habría sus ojos. Estaba siendo llevado adentro nuevamente, ¿tan pronto? Como buen conejo perezoso que era, volvió a cerrar sus ojos y a dejarse llevar.

— ¿Crees que le guste?

— Lo vamos a ver ahora mismo.

La caja morada estaba sobre la mesa, con la tapa al descubierto, si Sinbad hubiera tenido sus ojos abiertos ya habría alcanzado a ver unas orejas negras y habría sospechado de qué se trataba su sorpresa, pero lo hizo cuando la peliazul lo había dejado sobre la mesa y la caja ya estaba muy alta como para ver si quiera algo del interior.

— ¿Solo lo dejo dentro?

— Pues claro, para que se conozcan.

— Pero él nunca ha socializado con otros conejos, Sharr. ¿Qué pasa si se siente celoso y lo muerde? Se ve muy pequeño, y Sinbad está muy grande.

— Mujer, eres muy nerviosa. Solo mételo ahí y ya.

— ¡Pero es que no quiero que pase algo malo! Ow, míralo, es tan hermoso, y esos ojos… Espera, mira como mueve su nariz, ¿está asustado? ¿Y si hago que Sinbad entre ahí y se asusta más?

Las orejas de Sinbad dieron un tirón cuando el moreno suspiró con fuerza y luego lo tomaba en brazos, su dueña soltó un chillido pero no se atrevió a quitárselo de las manos, quería saber lo que iba a pasar.

Finalmente Sharrkan dejó a Sinbad dentro, de tan grande que era necesitaba un poco más de la mitad de la caja, pero no fue eso lo primero que notó sino al conejo que tenía en frente.

Su nariz, pequeña y pinta, se arrugó mientras inclinaba sus orejas hacia atrás y olfateaba al otro, quien parece estar cada vez más nervioso, esa naricita no deja de moverse.

Sinbad se abrió espacio con su cabeza entre las patitas negras y blancas del nuevo conejo, olfateándole directamente el pecho, luego bajando y bajando hasta…

— ¡Ay!

Ese fue el grito que soltó Yamuraiha cuando el conejo más pequeño se retorció de forma nerviosa antes de saltar encima del otro y esconderse detrás de Sinbad, apretándose en una de las esquinas y también inclinando sus orejas hacia atrás.

— Sinbad, has invadido su privacidad, ¿qué clase de saludo es ese?

— Vaya que está necesitado, eh.

— Sharr…

— ¿Qué? Desde que nos conocemos nunca le has presentado una hembra, es natural que acose así al primer conejo que vea.

— Tu lógica de hombre no me gusta a veces.

— Calla, mi lógica de hombre te encanta.

— Me causa gracia.

— Con eso me basta.

— De lo lamentable que es.

El conejo mayor relativamente los ignoró, estaba ocupado intentando darse la vuelta, sin duda Judal, el conejo negro con bonitos ojos rojos, había encontrado un buen lugar para esconderse ahí detrás.

Yamuraiha se acercó mejor y luego tomó al pequeño conejo entre sus manos, este entraba perfectamente en ellas, Sinbad por otro lado era un poco más grande y apenas bastaba para él.

Luego lo dejó sobre la mesa y sacó también a Sinbad de esa terriblemente pequeña caja y también lo dejó sobre la mesa. Tanto Sharrkan como Yam se sentaron uno a uno en una de las sillas de la mesa para observar como estos dos conejos comenzaban a socializar.

Judal finalmente se había dignado a acercarse y oler al otro desde el frente, pero el acoso de Sinbad era bastante notable mientras empujaba su pequeño cuerpo con su cabeza e intentaba darle la vuelta posiblemente para volverle a oler “ahí”, aprovechándose de esa clara diferencia entre tamaños.

Y así es como Sinbad conoció a su nuevo compañero, al cual ya le había tomado algo de aprecio aunque este no se le acercara mucho, siempre era él quien lo buscaba en la hora de salir al patio para correr y tomar sol.

Y pasó la primera semana, el temor de Yamuraiha por que Sinbad se pusiera celoso y atacara al nuevo se había ido, parecía haberlo aceptado bastante bien e incluso apegado, no dejaba de rondarlo nunca, cuando ella estaba en casa y no trabajando siempre escuchaba el sonido de dos conejos persiguiéndose por el suelo de su sala, era un completo alivio para la dama.

Finalmente Judal había obtenido su nombre, y como ella lo había hecho ya con Sinbad y sus bonitos aros en las orejas Judal recibió también un objeto de su dueña, y eso era un lindo top adaptado a su tamaño que lo hacía ver bastante adorable.

Los días continuaban pasando, la relación entre esos dos conejos iban mejorando, a Yamuraiha le tenía bastante contenta que Sinbad aceptara que Judal durmiera en su misma cama de paja y sabanas en un mueble de madera que la dama les tenía en el jardín. Todo iba estupendo para ella, llegaba del trabajo y soltaba a esos dos en el jardín para que tomaran sol y corrieran un poco y luego los dejaba pasar para alimentarles.

Solo que un día en que ella llegó Judal, su adorado pequeñín, comenzó a dar saltos alrededor de sus pies, y esta conducta ella ya la conocía bastante bien, y se preocupó a horrores porque tenía el mismo problema que ya ha tenido con su adorado rey.

Judal estaba en celo, cuando un conejo da vueltas por los pies de un humano es porque busca la forma de montársele. Oh, que descuidada ha sido…

¿Qué va a hacer? Tiene a un macho menor en celo, y si Judal está así es muy posible que su rey también esté en celo.

No se equivocó, ese mismo día Yamuraiha pudo observar durante su solitaria cena cómo Sinbad se aproximaba a Judal y sin más lo montaba, cubriéndolo con todo su cuerpo y escondiendo casi completamente al pequeñín, la joven solo podía verle las patitas entre las grandes de su conejo mayor.

Había soltado un gritillo tan agudo que alertó a Sinbad, quien se había quitado de un salto y había salido corriendo.

Pero esa no fue la única vez que el rey intentó algo, hacia comenzado a acosar a Judal y de eso hasta ella se podía dar cuenta, lo seguía, lo correteaba, llegó a empujarlo con la cabeza hasta alguna esquina para acorralarlo y cumplir sus negras intenciones, y lo que más le sorprendió es que un día atrapó a Judal metiéndose entre las patas del conejo mayor y empujándole la pelvis desde abajo, se le estaba saliendo de control.

Y si eso hacía las horas en las que ella estaba en casa, ¿qué no harán cuando ella está en la oficina?

Lo comentó con Sharrkan, y el moreno le aconsejó conseguirles una hembra o encerrarlos hasta que el celo pase.

A Yamuraiha no le quedó de otra más que separarlos, a ella nunca le gustó encerrar a cualquier animal en una jaula tan pequeña pero no tenía opción.

La casa de los conejos era sencilla, era una casa miniatura con puertas de red que se podían abrir hacia afuera, con paja en el suelo y agua, y ahora le venía bastante bien que esa casa miniatura de madera y red fuera para dos conejos.

Encerró a Sinbad en el lado izquierdo y a Judal en el derecho, aunque le daba una lástima enorme ver como caminaban en círculos, incluso el rey llegó a tirar el agua y a mordisquear la red que los separaba, la peliazul hasta pensó que cubrir esa pared de red con algo opaco para que no se pudieran ver, pero sabe que el olfato de sus amigos atravesaría eso.

A los dos días no había podido resistirlo, sus dos preciosuras estaban encerradas y ella estaba llena de remordimientos, ¿si querían estar juntos siendo aún machos, qué iba a hacer ella para impedírselos? Era su dueña, por encima de eso su madre, tuvo a Sinbad desde que era un pequeñín de semanas y a Judal casi al mes de haber nacido, sabe que es un conejo joven pero ya tiene cuatro meses con él, había leído que el celo en los conejos se puede presentar desde los tres meses. 

Demonios, tiene a un conejo precoz, ¿pero qué puede hacer ella?

Para cuando quiso darse cuenta, ya estaba saliendo al jardín para liberar primero a Judal, quien salió de ahí dando unos saltos bastante cortos, ¿es su imaginación o parece estar cansado? Cuando estaba por liberar a Sinbad este mismo ya estaba empujando la puerta con la cabeza, Yamuraiha se sintió una mala madre en ese momento, se sentía tan culpable que lo primero que hizo tras abrir la puerta de la jaula de Sinbad lo abrazó contra sí y le pidió perdón en un suave susurro.

Luego lo dejó en el suelo, a tiempo para ver como Judal se le acercaba y se colaba entre sus patas hacia…

Suficiente, ella con remordimientos por prohibirles libertad y este par tan solo querían salir para…

Son conejos, Yam. Los conejos tienen una vida sencilla, solo comen, duermen, toman el sol y buscan multiplicarse… ¿Por qué la mía no es así?

— ¡Santo cielo, Sinbad, no lo muerdas!

Malditos conejos y su celo, la peliazul prefirió ir al interior de su casa a distraerse con el televisor.

Los conejos y su vida aparentemente sencilla.

Notas finales:

El siguiente capítulo irá de todo esto pero con híbridos. Si no se entendió bien me refiero a que será con un Judal y un Sinbad con tiernos rabos de algodón, hermosas y largas orejas y al desnudo a excepción de los dos accesorios de que Yam les dio: los aros y el top.

La escena a la que me refería en un principio era esa en donde Sinbad no podía darse la vuelta para encontrar a Judal en la caja, tenia un conejo que no podía dar la vuelta en una caja de zapatos. Me trajo buenos recuerdos.

Sin más, eso ha sido todo por hoy, el siguiente fic en actualizarse es “Lo que ahora es, ¿puede ser lo que fue?” seguido de “Pescador” posiblemente para la siguiente semana.

Tamara, no me mates aún plz. :')


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