Pasado
II
El tiempo pasa sin esperar a nadie, los cuatro diablillos del matrimonio Uzumaki-Elric ya tienen siente años, asisten a la Academia y se han vuelto inseparables de una ayudante de profesores que llegó un día a Konoha en busca de un mejor futuro, dijo que su aldea fue una de las pocas destruidas en la Guerra de la Alianza Shinobi dedicándose a viajar por las naciones… hasta que decidió asentarse por completo, en la aldea de los héroes de esa Guerra.
Kotomi, todos le llamaban así, era una mujer hermosa, tenía ojos celestes y pelo platinado cayendo como cascada de agua cristalina hasta su cadera, su piel blanquecina armonizaba con sus inusuales ojos y cabello, su presencia inspiraba paz. Era bastante popular, si no fuera por su suspicacia no podría evitar a aquellos que deseaban ofrecerle más que amistad.
Desde que Kotomi llegó y se ganó el cariño de los Uzumaki-Elric, las cosas en la casa del Hokage y el Capitán Anbu han ido cambiando. Los niños tan solo llegan a dormir, dos de ellos suelen escaparse y pasar la noche en otro lugar, en compañía de Kotomi quien les enseña Jutsus avanzados para su edad en el caso de uno y, tienen pláticas de “chica a chica” en el caso de la otra.
Ritsu gusta de escuchar a Kotomi contar aventuras en las que se vio envueltas durante sus viajes, adora que Kotomi le enseñe técnicas que aprendió en esos viajes y que jamás se niega a mostrarle sin importar la edad temprana del rubio, dice que entre más jóvenes más poderosos. Joshi-chan es la otra niña que no ve el momento en estar cerca de Kotomi, hablar con ella de temas que no se atreve a contarle a sus papás, pese a todas sus cualidades Joshi-chan piensa que solo una mujer, una ‘madre’ podría entenderla.
Estos escapes se han hecho más frecuentes. Su papi los enfrentó un día, les prohibió salir de noche y ahí inició un gran problema. Mientras que Railex y Katy son más discretos en mostrar su apego a Kotomi, Ritsu y Joshi-chan son más abiertos, tan solo llegan a dormir cuando no logran escapar de su papi en el día, prefieren pasar tiempo con Kotomi.
Los cuatro niños han estado actuando diferente con su papi, le han respondido y desafiado principalmente en el caso de Ritsu y Joshi-chan, un nuevo enfrentamiento con su papi; una discusión aumentó en intensidad al haber acusado a su papi de estar celoso de Kotomi… le han gritado que desearían que Kotomi fuera su mamá.
Los hijos del Hokage y del Capitán Anbu quedaron paralizados por lo ocurrido.
Les faltó el aliento.
Palidecieron de manera automática, la falta de respuesta de su papi les descolocó aún más que si hubieran recibido un golpe.
La reacción de su papi es lo que aumentaba esta última sensación.
Esperaban gritos, amenazas, reprimendas, castigos espartanos… esperaban de todo, menos de lo que tenían ante ellos.
El Hokage, quien llegó en el exacto momento en que ‘la discusión’ terminaba, vio cómo uno de los peores temores de su amado Ed se hacía realidad: sus hijos no lo aceptan como el ser que les dio la vida. ”No es normal. Un hombre no puede quedar ‘embarazado’ y pronto lo notarán, y se avergonzarán.” Fue que una noche Ed le confesó, el Hokage como buen marido le aseguró que jamás pasaría… y ahora lo presenció. Lo está viendo en el rostro de su esposo, ese velo que cubre sus ojos, ese intento de ocultar su dolor… pero, esta vez esa entereza no quiere regresar a su semblante, las lágrimas están ganando terreno.
Ed está llorando.
Edward está llorando silenciosamente, ahoga sollozos y en ocasiones suprime pesados suspiros, ahí, justo bajo el techo de su casa y a un par de metros frente a él… su esposo oculta sus ojos de oro líquido repletos de tristeza con su flequillo, no puede apartar la vista de él. Ha ocurrido algo que le prometió jamás permitiría que sucediera en su presencia, no en esta vida, no ante la presencia del mismo Hokage y principalmente su marido: le han dañado, le han lastimado las palabras de sus hijos, y, ahora está llorando.
El Hokage, Naruto, antes que Hokage primero está Naruto, avanza hacia su esposo, se ve tan desolado en medio de la estancia aún frente a sus hijos a quienes no les ha dirigido su azulina mirada. Su esposo es primero, y si sus hijos fueron los causantes de las lágrimas de su amado prefiere consolar a Ed, no quisiera decirles algo a los cuatro expectantes de lo que después se arrepienta, aunque no puede ocultar su decepción, no quisiera provocar más daño en su esposo que parece temblar ligeramente a causa de querer controlar su llanto.
Al llegar al lado del hombre que tanto ama, lo rodea con sus brazos, se aferra a él, se agacha lo suficiente para susurrarle al oído palabras suaves y tranquilizantes. Los niños hicieron un leve movimiento de acercarse, dos de ellos quisieron decir algo y el Hokage tan solo desaparece con Ed sollozando entre sus brazos envueltos por una nube de humo que deja el Jutsu de tele transportación que el Cuarto Hokage desarrolló.
Naruto llevó a Ed a su habitación, colocó un par de Jutsus para que nadie entrara y no saliera sonido alguno, se dedicó varias horas a reconfortar a su amado antes de dejarlo dormido junto a un clon de sombra para salir en busca del responsable del estado en que su esposo estaba. El Hokage, amable y siempre con una sonrisa hoy no mostraba más decepción y un poco de rencor, salió por la ventana de la recamara principal de la residencia Uzumali-Elric y se dirigió a un lugar en específico de toda Konoha… se dirige a la casa de Kotomi.
.
.
.
.
>>Continuará...