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Mentas por Shadow7845

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Notas del fanfic:

2 de 2, el tercero está en dudas

Notas del capitulo:

La verdad tenía planeado publicarlo hace una semana, pero se me ocurrieron algunas ideas y lo retrasé un poco, espero que les guste.


Por cierto, el primer oneshot es "El beso de la muerte", para las que no lo han leído XD

Una bonita tarde de otoño, nada mal para salir a tomar algo con los amigos, aunque yo prefiero pasarla en casa leyendo o durmiendo, mi nombre es Alma, bueno soy un alma, dentro de un cuerpo, lo comparto con el corazón, la conciencia y el cerebro, todos son unos estúpidos excepto mi amada conciencia… me estoy desviando del tema, el nombre que le dieron al cuerpo en el que habito al nacer sí es Alma, es una extraña coincidencia.


Me pueden decir Al, ya saben, para los amigos, somos una simple persona algo loca que camina tranquilamente a casa luego de un largo día de escuela, tengo 19 años, mi cuerpo mide 1.75, la verdad siempre he pensado que moriré sola, y de repente ella entra en mi campo se visión, es tan bella, es tan-


-Pero que mierda estas diciendo Alma, es una vende mentas- Dice el cerebro con un tono de desprecio.


-Nunca juzgues a una persona por su oficio bola de masa- Dice la conciencia, siempre tan correcta.


-Alma, aun no me recupero de la última chica- Menciona el herido corazón.


-Quién fue el pendejo que juraba que ella era la indicada, agradece que todos los demás estuvimos en contra o estuviéramos totalmente desechos-  Le replico al corazón, siempre tan iluso palpitando de emoción por la primera tipa que nos mire bonito o nos dé muestras de cariño, la gente nos mira raro, llevo un par de minutos parada observando a la chica que vende mentas al costado de un banco, se ve sucia, hambrienta y posiblemente triste lleva unos pantalones rasgados y dudo mucho que sea por moda, una blusa de un color negro descolorido que denota lo mucho que ha sido usada y para abrigarla del fresco un suéter de lana roja, sencillo y me temo que delgado, espero que tenga algo más para los inviernos.


-Como sea, apresurémonos a llegar a casa, el cuerpo tiene hambre- Dice el cerebro, mientras revisa por milésima vez en el día el estado de nuestro preciado cuerpo, el cerebro es vanidoso con el cuerpo, le gusta su vientre plano, sus ojos color chocolate rosando al negro, su cabello castaño que se vuelve claro cada cierto tiempo, su piel color canela suave, y bueno tengo que admitirlo, gracias a este cuerpo hemos conseguido uno que otro casto beso que para mí son migas pero para el corazón son grandes banquetes que degusta muy lentamente a sabiendas que posiblemente pasen meses antes de poder degustar otro, al cerebro y la conciencia les dan igual nuestras ansias de cariño, nuestra sed de amor, les parece extraño y poco útil, pero que se puede esperar de ellos, son nuestras contra partes.


-Al menos puedes disimular un poco Al, se dará cuenta- Dice mi amada conciencia, si nosotros cuatro fuéramos humanos o si tuviéramos formas físicas, dejaría de buscar el amor en otros cuerpos y me centraría en ella, siempre tan correcta, tan pura, pero no se puede, estamos destinados a amar a otro cuerpo con otros cuatro integrantes es como una orgia o algo así.


-Como ordenes querida- Le respondo, caminamos hacia una banca del parque que da justo enfrente del puesto de mentas, ella está del otro lado de la calle, estamos en el centro la ciudad, la miro disimuladamente y en un descuido nuestras miradas se cruzan, sentí algo raro, como una especie de chispa o algo así, nos miramos un par de segundos que se convirtieron en minutos, cinco para ser precisa, y hubiéramos seguido por un largo rato, si ese asqueroso tipo no se le hubiese acercado para empezar a gritarle, posiblemente molesto porque no ha vendido nada, la amenaza con su asqueroso dedo y luego se marcha, ella agacha la cabeza por un momento y de repente la vuelve a levantar, como si hubiese recordado algo de suma importancia, nuestras miradas se cruzan nuevamente y puedo notar que tiene ganas de llorar, se sonroja y vuelve a bajar la cabeza.


-Pobrecita, ese carbón merece un castigo- Dice el corazón que palpita de ira, -Estoy de acuerdo, ese maldito merece recibir la visita de la muerte- Digo con sadismo imaginando mil y un formas de hacerlo sufrir antes de morir, todos mis pensamientos se almacenan en alguna parte del archivero, un lugar donde se depositan nuestros deseos y pensamientos individuales para que al menos tengamos algo de privacidad aquí adentro.


-No sean impulsivos, nada bueno saldrá de eso, querida contrólate- Me dice la conciencia con un tono suave para que me relaje- Aunque… también me molestó que la hiciera querer llorar, si no es que ya está llorando- Dice con un tono molesto, okay, tengo a dos de ellos de mi parte solo falta el cerebro.


-Opino lo mismo que Conci, a mí también me molestó un poco pero tenemos que actuar con prudencia, esta es una ciudad corrupta, es como una mesa llena de hoyos y astillas a la que le ponen un mantel bonito solo para turistas, nosotros somos de aquí, si las cosas se ponen difíciles la compramos y asunto resuelto, si tanto la quieren- ¡Anotación!, Cero está sumamente interesado, el también sintió eso cuando nuestras miradas se cruzaron y lo que dice no suena nada mal, sería la única forma de poder tenerla para mi sola sin ningún problema con el mundo bajo el mantel.


-Nada de trata de blancas, es que acaso te volviste loco Cero, ella no es un objeto- Lo regaña Conci, que bueno que no hablé de más.


-Para eso estas tú bonita, para mantenerme cuerdo- Le dice Cero con tono coqueto.


-Haber cabrón, síguele y te reviento las neuronas- Maldita masa gris, como sabe que soy pacifista.


-Tranquilízate amor, él no me puede hacer nada y tú tampoco le puedes hacer algo a él- Intenta tranquilizarme con su dulce voz y funciona.


-Oigan sé que yo solo tengo que bombear sangre, pero, creo que es mejor irnos a casa, tenemos más de media hora observándola y ella no levanta la cabeza, creo que ya la asustamos- Dice Cora con tono preocupado.


-El rojito tiene razón, pero antes de irnos hay que hacer algo- Les digo a todos mientras levanto al cuerpo y cruzo la calle, me acerco lentamente y le toco el hombro con delicadeza, ella levanta la cabeza rápidamente y me mira, sus ojitos están rojos, ese malnacido la hizo llorar.


-Disculpa, me podrías vender unas mentas- Digo con el tono más amigable que tengo, ahora que estoy cerca del carrito me doy cuenta de que no solo tiene mentas, hay diferentes tipos de dulces.


-Aquí tiene señorita, son diez pesos por favor- Me dice con un tono tímido y tembloroso, su voz es suave parecida a la de Conci, sus ojos son color miel, tiene el cabello color chocolate con leche, menudo color más raro, de piel blanca, casi pálida, espero que no esté enferma, gracias a su clara piel la suciedad se le nota más, pero qué más da, es tan pequeña a mis ojos, posiblemente mida 1.50 o algo así.


-Gracias linda- Le digo mientras le paso el dinero, ella me entrega el pequeño tubo de mentas y me marcho lentamente, doblando en la esquina del banco con rumbo fijo a mi casa.


-Esa pequeña será toda mía- Digo maliciosamente provocando que el cuerpo dibuje una sonrisa en nuestro rostro.


-Oye es para todos- Reclama Cora.


-Comparte maldita- dice Cero.


-Tranquilos, después de todo nosotros somos uno- Raciona Conci.


-Ella tiene razón, sentimos casi lo mismo y en términos físicos tú te llevas casi todo el placer malnacido- Estúpido Cero.


-Al, no hables así, Cora aun es un niño- mierda ya me regañaron y pues… sí, Cora es tan inocente como un niño, aunque yo diría estúpido y masoquista.


Nos quedamos en silencio en lo que restaba de camino a casa, la opción de comprarla es extremadamente tentadora, después de todo en esta ciudad solo tienes que poner un precio y todo es tuyo, hasta las personas, sobre todo las chicas del bajo mundo, el dinero no será problema, soy hija única, heredera de una gran suma de dinero, no es una gran fortuna, solo digamos que si vivo como una persona promedio puedo vivir sin hacer nada por el resto de mis días, mis padres murieron, nunca supe cómo, pero nunca fui apegada a ellos así que el dolor fue efímero para todos, tal vez Cora lo sintió un poco más pero eso es natural.


Cuando al fin llegamos a la modesta casa de una planta, fuimos directo a tomar un baño, el cuerpo necesita oler bien, Cero se encargó de todo eso, después de todo él se encarga de mantener al cuerpo saludable a pesar de yo también puedo controlarlo, pero tenemos un trato, ya que él es demasiado celoso con el cuerpo yo lo dejo ser, pero suelo actuar cuando es necesario, por eso la gente dice que se dejan llevar por sus emociones y solo soy yo molestando al cerebro, estoy un poco celosa de esa estúpida bola de masa, una vez consigamos a esa chica, él se llevará todo el placer carnal, es un consuelo que los sentimientos los tengamos nosotros, además de que si el cuerpo se lastima él es el que sufre, como ahora que no se ha fijado bien y el pobre cuerpo se golpeó el dedito chiquito de su pie derecho con la puerta del baño, pobre cuerpo, el cerebro da igual.


Luego de unas cuantas groserías que Cero no pudo guardar para él solo, nos fuimos a comer un cereal, digamos que por más que lo intentemos hasta el agua se nos quema. Luego de eso fuimos directo a la cama, Tanto Conci como Cero no nos dejaron ver películas, según porque luego el cuerpo no se quiere levantar, qué culpa tenemos nosotros de que este cuerpo sea tan jodidamente flojo.


Una vez en la cama iniciamos el tan ansiado tema de conversación, se armó todo un debate.


-Entonces muchachos, yo digo que la compremos, es lo más fácil y factible- Argumenta Cero.


-Estoy de acuerdo con Cero, no tenemos que complicarnos tanto- Dije yo.


-Yo no estoy tan de acuerdo, esa pobre chica se va a sentir como un objeto- Estúpida y sensual Conci.


-Bueno, Conci tiene la razón, pero podemos ir conociéndonos poco a poco y cuando sea más conveniente, hablamos con quien sea su tutor legal o dueño y la compramos- Opinó el corazón.


-Ese no es tan mal plan rojito, además, el precio de esa niña no puede pasar los $3000.00, está muy mal cuidada- Cero y sus estúpidos cálculos, qué más da lo que cueste, tiene que ser nuestra.


-En ese caso está decidido, mañana comienza la operación “Mentas”- Dije en tono animado, esa niña tiene que ser nuestra.


-Pues entonces dejemos dormir al pobre cuerpo, ya es media noche- Dijo Cero un poco molesto, el odia que el cuerpo tenga ojeras, es todo un vanidoso.


A la mañana siguiente…


-Les dije que dejáramos al cuerpo dormir en paz- Dice Cero, está muy molesto porque estamos corriendo a la escuela, se nos hiso tarde, no sé de qué se queja si él fue el que se quedó dormido en primer lugar.


-Cállate y has que corra más rápido, aun podemos lograrlo- Le digo igual de enojada, por su culpa tengo jaqueca, no sé cómo, si ni siquiera tengo cabeza.


-Miren, es la chica de las mentas, está colocando el puesto- Dice Cora, muy animado.


- ¡¿Dónde?!- Grito exaltada mientras freno al cuerpo abruptamente y casi hago que se tropiece.


-En el mismo sitio de ayer, junto al banco- Sigo las indicaciones del rojito y su cuerpo entra en mi campo de visión, tan delicado, tan pequeño tan… ¡¿Qué mierda tiene en la mejilla?!


-Ya vámonos joder, no quiero que nos marquen otro retardo- Cero está desesperado, pero de aquí no nos vamos hasta que descubra por qué rayos tiene la mejilla roja he hinchada.


-No, primero tengo que saber qué asqueroso ser humano, se atrevió a ponerle las manos encima- Oh si nena, estoy muy enojada.


En contra de la voluntad de Cero, hago que el cuerpo se movilice hasta estar justo detrás de la niña, es tan pequeña que dudo que sea una adulta, ella aún no se da cuenta de mi presencia y como no la quiero asustar le toco suavemente el hombro, pero fallo en mi intento y provoco que de un saltito y se gire bruscamente con una cara de terror, cuando me reconoce su expresión se relaja y cambia a una apenada.


-En qué le pudo ayudar señorita- Dice con su suave voz, si no estuviera tan molesta ya la hubiera abrazado.


-Disculpa, pero… quiero saber quién te dio ese golpe- Digo mientras acaricio suavemente su mejilla, se nota que le duele por la pequeña mueca de dolor que intenta ocultar.


-N-nadie me ha golpeado, me tropecé y me golpeé la mejilla- Una excusa patética, todo hay que decirlo.


- ¿Tiene algún problema con esta mocosa señorita? – Dijo una voz detrás de mí, al voltearme pude observar al mismo hombre de ayer, un feo hombre, a decir verdad, algo gordo y de cara grasosa, casi calvo y como 10 cm más bajo que yo.


-No, con ella no tengo ningún problema, pero sí con la persona que la golpeó- El frunce el ceño para luego dibujar una asquerosa sonrisa burlona.


-Yo la golpee, me va a meter a la cárcel o algo así- Sabe que no lo puedo hacer, posiblemente este metido con gente peligrosa que le cubre la espalda, no me voy a arriesgar por un arranque de ira.


-No, pero tengo una oferta para usted- Él se desconcertó un poco pero luego adoptó un rostro serio.


- ¿Qué clase de oferta? -  Sonreí, era obvio que estaba sumamente interesado, mis compañeros solo se mantenían expectantes.


-Quiero a esta niña, ¿cuánto pide por ella? - Pude ver como una sonrisa se formaba poco a poco en su asquerosa boca, posiblemente esté pensando en resistir ce al principio, pero terminará cediendo.


-Lo siento, pero ella no está a la venta- Son tan predecibles.


-No diga tonterías, todo está a la venta en esta ciudad, si usted no me la quiere vender, me temo que tendré que hablar con su superior- Dudo mucho que él sea el jefe supremo, solo es una marioneta, la niña está detrás de mí, posiblemente confundida, puedo sentir que sus pequeñas manos aprietan disimuladamente el borde de mi suéter.


-No es necesario llegar a tanto… está bien, solo por ser usted se la dejo en $2500.00, tómelo o déjelo- Dijo con voz temblorosa, el precio es justo, para qué alargar esto más de la cuenta.


-Es un trato, traiga los documentos para que esto sea válido, no quiero problemas en el futuro- Frunció el rostro, tal vez planeaba hacerme alguna jugada o algo por el estilo, pero no soy tan estúpida como parezco. El hombre de mala gana fue a buscar unos papeles que hacían la compra “legal”, con esto puedo reclamarla como mía si algún día se les ocurre pedirla de vuelta por cualquier motivo. Solo pasan segundos para que el regrese con los papeles y un lapicero, me los entrega y los leo con sumo cuidado, estas cosas suelen tener trampas.


Cuando al fin terminé de checar que todo estuviera en orden los firmé y los metí en un folder que tenía en mi mochila, una falta más para el expediente.


-Bien, fue un placer hacer negocios con usted, ¿tiene alguna pertenencia de la niña? – Es posible que la pequeña tengo algo de valor sentimental.


-No, lo que lleva puesto es todo lo que tiene- Su tono de voz denota molestia, es un mal perdedor.


Me volteo para poder confirmar lo que el hombre me dijo, ella al entender mi mensaje asiente con la cabeza, le tomo la mano, a la mierda la escuela, de todas formas, es viernes y el cuerpo lo sabe, literalmente.


Ella simplemente se mantiene a mi lado y todo el trayecto de regreso a casa es silenciosa, hasta mis compañeros se mantienen callados, bueno… supongo que el plan “Mentas” ha sido todo un éxito, aunque durara mucho menos de lo esperado.


Al llegar a casa dejo mi mochila en uno de los muebles de la sala y a ella la llevo a la cocina, debe de tener hambre, está muy delgada.


-Dime pequeña, ¿cuál es tu nombre? – Puedo notar un poco de molestia en su rostro, posiblemente no le gustó que le dijera pequeña, pero es inevitable.


-Mi nombre es Daira y no soy pequeña, bueno sí, pero no tiene por qué hacerlo más evidente- Que bonito nombre, sabía que le molestó que la llamara de esa manera, su sonrojo es tan tierno.


- ¿Tienes hambre pe-que-ña?, puedo hacer panqueques si quieres- Me voy a ir al infierno por molestarla de esta manera, pero sus expresiones me encantan, aunque soy un asco en la cocina, mínimo puedo hacer eso, ella me mira con algo de vergüenza y un poquito de odio fingido para que, luego de pensarlo mucho, al fin puedo oír su voz-


-Tengo hambre, pero, puede darme lo que usted quiera- Me siento vieja cuando me llama de “usted”.


-Puedes tutearme, pero debes elegir qué es lo que quieres para desayunar- Ella me mira por un largo rato y me estoy poniendo nerviosa- Estúpida, te dije que pensaría mal de nosotros si la comprábamos de inmediato y sin su consentimiento- Me regaña Conci, es bueno escuchar su voz aunque sea para llamarme la atención- Déjala en paz mujer, incluso yo estoy de acuerdo con esto, nos ahorramos un montón de problemas- Me defiende Cero, es bueno tenerlo de mi parte algunas veces- Dejen las discusiones para luego, tenemos que concentrarnos en ella- A veces el rojito es más consiente que nosotros tres juntos.


-Disculpa, pero, quiero que seas directa conmigo… ¿Por qué me compraste? -


-Tan tonta que se ve la mocosa- Nadie le dice tonta a mi futura novia maldito Cero


-Oye maldita masa, respétala o te reviento las pocas neuronas que te quedan-


-Dejen de pelear y respóndanle par de idiotas- Vamo a calmarno Conci.


-Porque, no me gustó como te trató ese hombre- Mierda su mejilla, creo que tengo hielo.


-Dudo mucho que sea solo por eso, nadie desperdicia su dinero al menos que quiera algo a cambio- Es verdad que te quiero a ti.


-Tengo mucho dinero y lo puedo gastar en lo que yo quiera pequeña- Digo mientras le coloco la compresa de hilo en su mejilla, ella da un pequeño salto en su lugar y hace una mueca de dolor, yo simplemente me limito a sostener la compresa.


-Déjate de tonterías, lo que tú quieres es mi cuerpo, de todas formas, no es que pueda hacer mucho, a fin de cuentas, soy tuya- Su tono disminuye en cada frase, agacha su cabeza con un aire de vergüenza y mal humor.


-Al parecer la gatita tiene garras, despreocúpate niña, no es como que te vaya a obligar, voy a hacer que me lo supliques- Maldito Cero, lo va a arruinar todo- Cállate Cero, estos son asuntos con sentimientos involucrados, tu no sirves de nada en esto- Estoy de acuerdo con Al, es mejor que tú no te metas- Dice Conci, este es un día para la posteridad, la conciencia está del lado de los sentimientos.


-No seas tonta yo… no lo tendrás tan fácil- Su sonrojo se extiende hasta sus orejitas, bueno, al menos no dijo que no, esto se pone interesante, al parecer la operación “Mentas” apenas inicia.


-Ya lo veremos pequeña, pero mientras tanto, sigue sosteniendo esto, se te desinflamar un poco, más al rato saldremos a comprar algunas cosas y aprovecharé para comprar desinflamantes para tu mejilla- También necesita un baño y mientras tanto puedo darle ropa de cuando tenía quince años, aunque le va a quedar grande.


Narra Daira.


Luego de que ésta loca me cocinara unos panqueques chamuscados, me tuve que bañar, ella quiso ayudarme, pero no la dejé, lo admito, tengo algo de miedo, pero hasta ahora se ha mostrado amable y cariñosa, cuando terminé de quitarme toda la mugre del cuerpo mi piel quedó blanca y suave, como se supone que tiene que ser, aunque parezca un fantasma, ella me dejó ropa y una toalla, es una blusa blanca y unos shorts, me queda algo grande, pero me dio un cinturón.


Salimos a comprar unas cosas, al principio no sabía a donde íbamos, pero cuando llegamos a un centro comercial, específicamente al área de ropa para adolescentes se me empañaron los ojos, era la primera vez que veía tanta ropa y toda era nueva.


-Elige lo que gustes, yo voy a buscar los desinflamantes y algunas cosas que hacen falta- Me acarició la cabeza suavemente y se perdió en uno de los tantos pasillos del lugar.


No sabía qué hacer, era la primera vez que me dejaban carta libre para elegir, no me quería aprovechar de ella, así que solo agarré lo esencial, tuve que esperarla por algunos minutos hasta que al fin la vi que se acercaba por uno de los pasillos con un carrito lleno de comida, dulces y algunas cajas de cereales, ¿cuándo salió de la tienda por el carrito?


-Eso es todo lo que agarraste, segura que no eres hombre- Mis mejillas se tiñen de rojo, pero no es de vergüenza.


-No seas tonta, simplemente no quiero que pienses que soy una aprovechada, apenas te conozco- Dije algo alterada, ella me ve un tanto desconcertada y se comienza a reír.


- ¿Ahora de qué te ríes? - Me molesta que me moleste.


-No seas tonta, agarra lo que quieras, con eso no te da ni para vestirte durante una semana- Ella tomó la ropa que tenía entre mis manos y me ayudó a elegir más ropa, mucha más ropa, salimos de esa tienta con varias bolsas y lo peor de todo es que nos venimos caminando, el lado bueno es que estamos cerca de su casa, el lado malo es que tengo poca resistencia.


-Vamos niña, ya casi llegamos- Dice alegremente con todas las bolsas de los comestibles, es que acaso nunca se cansa.


Cuando llegamos a casa, me dio la pastilla y un vaso de agua, luego de que me la tomara ella se puso a acomodar toda la comida y yo fui a la habitación que me indicó para guardar mi ropa, que resulta también ser su habitación, la mitad del armario estaba vació y yo me encargué de llenar ese espacio, admito que la primera vez que la vi, sentí mariposas en el estómago, pero no tenía pensado que terminaría de esta manera, era una vendedora ambulante, qué podía esperar, ayer solo vendí ese tubo de mentas que ella me compró y por eso fue que mi ex jefe me golpeó, en ese momento lo odié pero ahora creo que le estoy algo agradecida, si no hubiera sido por eso, ella jamás me hubiera comprado, o eso creo.


-Daira, ¿Qué quieres cenar?, puedo pedir pizza o hamburguesas- No he probado ninguna de las dos.


-Pide pizza, me gustaría probarla-


- ¡Nunca has comido pizza!, sacrilegio- Grita desde la cocina yo solo me limito a reír.


La noche transcurrió norma, la comida llegó y he de admitir que estaba muy buena, mientras comíamos ella puso una película infantil en la tele, creo que era la de Bambi, la muy tonta lloró cuando la mamá del cervatillo murió, se me hiso gracioso, pero cuando me escuchó reír me gritó que no tenía corazón me abrazó mientras seguía llorando, yo simplemente reí más fuerte y me limite a abrazarla el resto de la película, la hora de irse a la cama llegó y con ello mi sonrojo.


- ¿Quieres que te abrase mientras duermes pequeña? - Dice mientras extiende sus brazos, a duras penas puedo ver su silueta, todo está oscuro y ya estamos acostadas.


-No, así estoy bien gracias- No se la puedo dejar tan fácil, siento algo por ella, pero aun no sé.


-Ándale, hace frio y yo soy muy calientita- No pude negarme más, ella ya me tenía envuelta en un abraso de oso.


-No sé para qué me preguntas si de todas maneras lo vas a hacer- Me quejo, pero ella me aprieta más.


-No te quejes, yo sé que en el fondo esto te agrada- Bueno es verdad, pero ella no tiene por qué saberlo, me limito a darle la espalda y ella se acomoda para abrazarme de cucharita.


Han pasado 3 meses desde que ella me compró, todo ha pasado tranquilamente y hasta ahora no me ha intentado violar, ella se va temprano a la escuela y sale hasta las 4 de la tarde, para entretenerme ella me deja algunas tareas, dado que no puedo ir a la escuela por obvias razones, al menos me enseña en casa, dice que luego puedo pasar todos los grados con unos exámenes, si ella no se preocupa entonces yo tampoco.


Durante todo este tiempo he notado que a veces se queda como trabada, hace gestos extraños, como si tuviera una pelea interna, es gracioso, pero al principio me dio algo de miedito.


En este momento son las 2 de la tarde, ella llega en un par de horas más, estoy viendo la tele tranquilamente y de repente me entran ganas de comer unas palomitas, me levanto perezosamente y me encamino a la cocina, estaba tan modorra que por accidente tropecé con una maseta y la tumbé, no me lastimé pero la tierra se esparció por el suelo.


-Tendré que limpiar esto, que flojera- Fui en el pequeño armario que hay cerca de la recamara principal y saqué una escoba y un recogedor, regresé a la sala y me puse a barrer, usualmente ella es la que barre, yo suelo cocinar, ella nos puede envenenar un día de estos.


Mientras volvía a colocar la tierra en la maseta pude ver como una pequeña llave calló a esta, la saqué y a primera vista se notaba que era de algún candadito, la llave es muy pequeña después de todo.


La curiosidad me está matando, quiero saber qué es lo que abre ésta llave y por qué estaba oculta en la maceta, que les puedo decir, yo soy así, por eso solía meterme en problemas cuando estaba en las calles. Terminé de limpiar todo y me puse a buscar por toda la casa, luego de una hora me estaba empezando a cansar, me puse a buscar en nuestra habitación y luego de 30 largos minutos de búsqueda, la encontré, en lo más profundo de parte más alta del armario, ella nunca ha entrado en esta parte, al menos no durante estos 3 meses, era una caja de metal algo oxidada y lo único que la mantenía sellada era un pequeño candadito el cual desbloqueé con la llave.


Al abrirla pude ver unos papeles, al principio me dieron igual pero cuando leí el encabezado de uno de ellos, un escalofrió me recorrió todo el cuerpo.


“Centro psiquiátrico del Norte” Era el encabezado de todos ellos, estaban en orden de fechas, los primeros tres eran documentos para ingresar a una persona a ese lugar, el curto era toda la información sobre ella, su nombre, edad, estatura, entre otras cosas, lo más interesante es que no especificaba por qué la metieron, solo decía que sus padres la ingresaron y dieron ordenes de que no se le inyectara nada a menos de que fuera extremadamente necesario, ellos dijeron que la recogerían en un año, también remarcaron mucho el punto de que ella no debe de saber que ese lugar es un centro psiquiátrico.


Me molesté, que padres dejan a su hija en un psiquiátrico sin motivos aparentes y por qué no quieren que ella sepa en que lugar estuvo, seguí leyendo el resto de papeles, eran una especie de reportes, al parecer de la persona encargada de ella, en ellos relataba el día a adía de ella.


Parece que él igual se desconcertó cuando le dijeron que se tendría que encargar de ella y curarla, pero él no entendía cuál era el problema con la niña, las semanas pasaron y ella aparentaba ser una niña normal, hablaba de manera normal y no tenía comportamientos extraños, luego de 4 meses, notó que ella hablaba sola, ponía distintos tipos de voz y hacía gestos. Esto le preocupó un poco, comenzó a estudiarla y el diagnostico de ese tipo me asustó mucho más, “Trastorno de personalidad”, era lo que estaba escrito en esas hojas, tenía miedo, conocí a una persona con esa enfermedad y era demasiado agresivo, pero ella no lo es, eso me intrigó mucho y seguí leyendo.


Tal parece que al principio le diagnosticaron tres personalidades más aparte de la original, una se la atribuye a la conciencia, otra al corazón y la tercera a su cerebro, esta última es casi tan dominante como su personalidad original, luego de un tiempo decidieron descartar a las dos primeras como personalidades, dado a que estas no tenían influencia sobre sus acciones, ellas solo estaban ahí como en el caso de cualquier persona, pero “Cero”, es mucho más influyente, casi tanto como la original, pero este no es peligroso, todo lo contario, se encarga de que la personalidad original no cometa alguna locura que dañe su cuerpo, además de que parece que es algo pícaro, al menos ahora sé el motivo de sus cambios rápidos de conducta.


Los meces seguían pasando y a los doctores les parecía interesante su caso, dado a que nunca antes alguien con esta enfermedad ha podido mantenerse tan tranquila, es como si no la tuviera, eso me tranquiliza bastante, pensé que sería peligrosa.


Los meses pasaron y su estancia estaba llegando a su fin, una noche como cualquier otra, el doctor que estaba encargado de ella estaba leyéndole un cuento para dormir, todo era normal, hasta que las luces se fueron, al principio se mantuvo calmada, pero conforme los minutos pasaban, la respiración de la niña se volvía más pesada y errada, el hombre intentaba calmarla pero no funcionaba, ella empezó a murmurar con distintas voces, el no entendía pero cuando al fin pudo hacerlo, ya era demasiado tarde, las personalidades principales le advertían que se fuera de la habitación, que no lo podrían contener por mucho tiempo, ella se abalanzó contra el hombre con una fuerza descomunal, dispuesta a romperle el cuello, la voz era tétrica y usaba un tono muy amenazante, él hubiera muerto, de no ser por las otras dos personalidades intentaban contenerse, las personas que estaba cerca de la habitación fueron a ayudarlo, le inyectaron una dosis de tranquilizantes y le pusieron una camisa de fuerza, con la cual tuvo que convivir el resto de su estancia, el hombre que la cuidaba le tenía miedo, ella lo miraba con odio y de vez en cuando esta tercera personalidad dominante y hostil le hablaba, el nunca entendió, nadie nunca lo hiso, ella permaneció con esa tercera personalidad el resto del tiempo.


Admito sentí como algo pesado bajaba a mi estómago cuando leí esa parte, es posible que ella se descontrole otra vez, pero si ese fuera el caso, ella ya me hubiera asesinado desde la primera noche que dormimos juntas, después de todo, la luz estaba apagada, según esto, eso fue lo que activó a esa tercera personalidad, no especifica su nombre ni nada por el estilo, solo es una personalidad hostil.


Sus padres regresaron por ella, tal y como dijeron, al enterarse de que su hija se mantuvo apresada con una camisa de fuerza por 2 meses demandaron el lugar y ganaron e juicio, obligaron al centro a entregar todos los papeles sobre el caso de su hija. Hay documentos de ese juicio y otros donde procedió la salida de ese lugar. Como rayos ganaron el juicio si ellos fueron los que la metieron en primer lugar, supongo que el dinero mueve montañas, otra cosa curiosa es que ella se mantuvo con esa personalidad hasta que salió del lugar con sus padres y es como si hubiera tenido un reseteo ya que no recordaba nada de lo que sucedió esos 2 meses.


Guardé todo en su sitio y volví al sofá, estaba algo impactada, aun dudo que ella me haga daño, pero tengo algo de desconfianza, yo la quiero mucho y sé que ella a mí, pero… esto es mucho para una niña de 15 años.


Ella al fin llegó a las 4:30, usualmente solo se retrasa unos 5 o 10 minutos, pero jamás 30.


- ¿Dónde andabas? - Estaba algo molesta, pero me guardé el “tonta” para mí, si es verdad lo de la tercera personalidad prefiero evitar alguna reacción que la haga aparecer.


-No seas malita pequeña, me castigaron por dormirme en clases, dame un abrazo, quiero descansar un ratito- Dijo ella mientras hacía pucheritos, no me resistí y la invité a que se sentara a mi lado en el mueble, ella botó la mochila al suelo y se quitó los zapatos para luego aventarse y caer sobre mí.


-Auch, pesas mucho, quítate de encima- Dije mientras intentaba moverla, pero ella me abrazó muy fuerte e hiso que termináramos recostadas en el mueble, dejé de resistirme, sería inútil y gastaría energía, al final nos quedamos dormidas.


Las semanas pasaron y con ellas mi miedo, ella jamás se mostró hostil o incluso enojada conmigo, ha sido cariñosa y algo llorona, tampoco la he oído hablar sola o algo por el estilo.


Daira, me duele mi pancita- Dice ella recostada en la cama retorciéndose de dolor, es domingo por la mañana.


-Te dije que no comieras tanto- La regañé mientras leía un libro que me regaló hace unos días, no le presto mucha atención, ella está algo consentida y es una exagerada.


- No seas una mala y apapáchame un rato, no es mi culpa que cocines tan rico- La miro y ella se da cuenta, finge más dolor y extiende su mano hacia mí, ruedo los ojos y me levanto para luego acostarme a su lado, pongo su cabeza en mi pecho y le abrazo la cintura con una mano y con la otra parte de la espalda y la cabeza, es una niña grande.


- Pequeña, ¿Por qué no aceptas ser mi novia? - Me sonrojé mucho y apreté mis brazos inconscientemente.


-Porque nunca me lo has pedido- Le digo con un tono entre burlón y nervioso.


- ¿Quieres ser mi novia? - Pregunta mientas levanta la cabeza y me mira a los ojos, tiene una expresión tan tierna, ella me gusta, la quiero mucho y su trastorno de personalidad no me importa, ella nunca me ha lastimado, así que, ¿Por qué no?


-Claro, mientas me prometas que mandaras a volar a la vecina- Esa maldita mujer me trae harta, cree que Alma se fijará en ella.


-En ese caso es una promesa… Te amo pequeña- Susurra mientras se acerca a mis labios lentamente, espero poder amarla pronto, quiero corresponderle de la misma forma.


Nuestros labios se unen suavemente, poco a poco se fue intensificando, su lengua invadió mi boca, al principio me gustaba, pero luego se volvió muy agresiva, cuando abrí mis ojos noté como ella me miraba de manera fría y lasciva, sus ojos no tenían brillo y su sonrisa me asustaba.


-Te aré mía pe-que-ña, no te escaparas de mí- Su voz era diferente, ¡¿Acaso es esa tercera personalidad?!, tengo miedo, quiero escapar, me muevo intentando zafarme de su agarre, me sostenía de mi torso con una mano y con la otra aprisionaba mis muñecas, lamió mi cuello lentamente, no me gustaba, no quiero hacerlo con ella en ese estado, intentó besarme de nuevo, la dejé, ella metía su lengua bruscamente y entonces…


- ¡¡Pequeña rata!! – Le mordí la lengua fuertemente, no llegué a desángrasela, no quiero lastimarla, pero se desconcertó lo suficiente como para soltarme, salí corriendo, pero solo llegué a la sala, ella me agarró del cuello de la blusa y me aventó al mueble, su cara era de odio puro, noté como en su mano derecha tenía un cuchillo, mis lágrimas brotaron, estoy muy asustada.


-Pagaras por eso maldita- Se acercó peligrosamente a mi rostro, pero solo mordió el cuello de la blusa y con el cuchillo la rasgó, también rompió mi brasier y mis pechos quedaron libres, aventó el arma a un lado y con una parte de la comisa rasgada ató mis manos.


- ¿Acaso no me vas a matar? - Le pregunté con la voz temblorosa, mis lágrimas seguían fluyendo y en mi mirada se demostraba el miedo.


- ¿No crees que si yo te quisiera muerta no te hubiera roto el cuello desde la primera vez que dormimos juntas? – Me miró a los ojos un momento para luego formar esa perturbadora sonrisa.


-Por favor, no me toques, no quiero que lo hagas- Su sonrisa se borró y una mueca de ira se formó en su rostro.


-Pero si hace un momento estabas dispuesta a hacerlo- Su voz estaba confusa, esa mueca de ira se transformó en una de desconcierto.


-Estaba dispuesta a hacerlo con Alma, no contigo, tú me das miedo- Sus ojos se abrieron de par en par.


-Así que sabes sobre su trastorno, es una pena que ella piense que todas las personas son iguales, pero no le quiero romper la ilusión, eres una mocosa muy curiosa, pero, desgraciadamente por muy contraria que sea a la personalidad original, estoy obligada a amarte tal y como ella lo hace, por eso nunca te hice daño- Sus palabras me producían un alivio, si ella me ama no me va a lastimar, al menos eso creo.


- Entonces, si me amas, desátame y no me violes- Ella se lo pensó por un momento, pero luego me desató, se levantó y se fue al cuarto, pensé que se encerraría, pero regresó con una blusa, se paró frente a mí y me dijo que alzara los brazos, lo hace ye ya me puso la blusa, pensé que ya había vuelto a la normalidad, pero su tono seguía siendo diferente y sus ojos carecían de brillo alguno.


- Lo siento, soy demasiado brusca y como suelo quedarme en el rincón más alejado del cerebro, casi nunca sé lo que está sucediendo, además de que pierdo el control y me desoriento cuando salgo, discúlpame por llamarte rata- Dijo mientras se sentaba y bajaba la cabeza con algo de vergüenza, el miedo ya se fue ahora solo estoy algo molesta por el susto que me dio.


- Te perdono, pero la próxima vez que salgas procura quedarte quieta y analizar la situación- Ella alzó la cabeza y me miró un largo rato, me puse nerviosa, sobre todo cuando se me acercó, me acorraló contra el respaldo del mueble y me dio un beso rápido.


-Enserio lo siento, te dejaré con Alma, si alguna vez necesitas que mate a alguien muérdele fuertemente el cuello al cuerpo hasta que sientas el sabor de la sangre, procura que no sea en la yugular, esa es la única manera de despertarme, no salgo al menos que la situación sea critica, no me gusta este lugar-


-Pero si esa es la única manera de hacer que salgas, ¿por qué apareciste cuando se fueron las luces en ese psiquiátrico o cuando estaba besando a Alma? – Las dudas saltaron a mi mente, tal vez ese hombre le intentaba hacer algo, el enojo invadía mis sentidos.


-La primera vez fue porque todos entraron en pánico y yo quería saber qué estaba pasando, forcé mi salida y me asusté mucho, le temo a la oscuridad, vi a ese hombre y pensé que nos quería violar o algo, no sabía dónde estaba así que ataqué, los demás intentaron contenerme pero soy la personalidad más fuerte con respecto al control, pero soy muy tímida y asustadiza así que prefiero no meterme y esta vez fue porque quería conocerte, cuando estoy dormida no puedo ver nada pero si empatizo con los demás, sé que te amo pero no sabía cómo eras, tampoco sabía que se estaban besando, además quería aprovechar la luz del día, pero cuando al fin pude salir, perdí el control y solo quería poseerte, de verdad perdóname- Es imposible resistirme a su carita le doy un beso en la mejilla y ella cierra los ojos, cuando despegué mis labios ella los abrió,  ya poseen ese brillo de siempre.


- ¿En qué momento terminamos en la sala? - Dice mientas se rasca la cabeza.


- ¿Acaso no recuerdas nada de lo que sucedió? - Ella al principio está confundida pero luego se pone pálida.


-Por favor, dime que no te hice daño- Me mira preocupada y yo sonrío levemente.


-No te preocupes, solo me rompiste la blusa y el brasier, ¿acaso no te pueden decir nada las demás? – Se supone que tiene más personalidades.


-Desde hace unos años, cuando ella toma el control nosotros quedamos atrapados en una especie de cárcel mental- No me sorprende que no le sorprenda que yo sé de sus demás personalidades, ya que ella cree que todos tienen más de una.


-Bueno, ya no te preocupes, no me hiso nada malo- Ella se relajó un poco y me abrasó un buen rato. Noté que empezaba a temblar, ella estaba llorando.


-Enserio perdón, entenderé si ya no quieres ser mi novia-


-No seas tonta, yo te quiero, estoy a punto de amarte, cómo crees que te voy a dejar por algo tan tonto como eso- Tomé su cabeza entre mis manos y la obligué a mirarme, sus ojos estaban levemente rojos, le di un dulce beso y la volví a abrazar.


-Gracias pequeña- Se acurrucó aún más en mi pecho y así pasamos gran parte de la mañana.


Lo que suceda en el futuro es incierto, pero al menos a su lado estoy segura, es como tener dos novias ya que “Cero” es como una segunda conciencia o algo así, yo digo que solo tiene dos, pero no soy psicóloga.


Desde el mueble pudo ver su mochila, en ella sobresale ese pequeño tubo de dulce que inició todo, es irónico dado a que le he tomado cierto odio a las mentas. Traumas del trabajo supongo.

Notas finales:

No tenía planeado nada del trastorno, si hay algo mal con respecto a este, pues... es mi mundo y si yo quiero pudo hacer que la venta de unicornios sea algo normal XD.


Pero ya enserio, espero que les gustara y dejen sus reviews con opiniones a críticas constructivas, el tercer oneshot tardará mucho más que estos ya que solo son ideas y no lo he comenzado, sean pacientes.


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