Llevaban alrededor de un mes como pareja, pero aún existían en su relación cosas que no habían sido dichas, quizás sentían que aquellas dos palabras eran algo vergonzosas para ser expresadas todavía, además que su relación aún se basaba en simples salidas a jugar basket o ir a la casa de alguno de los dos para pasar un momento juntos.
—Siento que nada ha cambiado — Habló un pequeño joven de cabellos celeste mientras caminaba junto a su novio hacia el local de comida rápida favorita de los dos.
— ¿De qué estás hablando Kuroko? — Pregunto el chico a su lado era un joven de cabello bicolor la base era negra y las puntas rojizas de unos veinte centímetros más alto que el peliceleste — No entiendo.
—...— Dio un gran suspiro, conocía que tan inocente podía ser su chico — No es nada Kagami-kun.
—Desde esta mañana has estado extraño, que te parece si yo te regalo un batido de vainilla extra grande — Ofreció el pelirrojo con una gran sonrisa.
—Está bien — Aceptó, la oferta era tentadora pero aun así eso no era lo que quería, pero que podía hacer si el chico del cual se enamoró era un cabeza hueca amante de la comida.
Estuvieron compartiendo un momento bastante largo en dicho lugar, normalmente después de comer siempre iban a las canchas de basket, pero esta vez no fue así, Kuroko estaba cansado por lo cual Kagami lo llevó hasta su casa.
—Gracias Kagami-kun por ser tan atento — Expresó el joven desde el pórtico de la casa, a pesar de que su rostro era difícil de descifrar Kagami se dio cuenta de que su pequeña sombra ocultaba algo.
— ¿Kuroko que sucede? — Volvió a preguntar inquieto.
—Ya lo he dicho no es nada — Beso la mejilla de su chico, no quería que su madre le llamara la atención por exhibicionista — Hasta mañana Kagami-kun
Así el muchacho ingresó a su hogar, dejando a su novio con un gran signo de interrogación. El pelirrojo antes de partir observó hasta que la luz de la habitación de su sombra era encendida y esa fue la señal de que el chico estaba a salvo en su hogar.
~*~
—Te lo digo bro Kuroko esta raro — Hablaba Kagami por celular con su hermano del basket Himuro Tatsuya.
—Pero has pensado en la razón, eres un cabeza hueca a lo mejor has hecho algo que lo enfadara — Hablaba la voz al otro lado de la línea.
—No he hecho nada, todo es lo mismo que antes bueno...mmm… — El joven se puso rojo, la verdad es que era algo difícil para él hablar de su relación con el resto.
— ¿Qué sucede? —Fue la pregunta curiosa al otro lado de la línea.
—Bueno tú lo sabes...be-be...sos — Tartamudeo con dificultad.
— ¡Taiga eres un crío! — Exclamó al borde de la risa.
— ¡No te burles! — Estaba bastante molesto — Llevamos sólo un mes no puedes pedir mucho.
—Y es por lo mismo que digo que eres un crío, con Atsushi llevamos una semana y ya habíamos hecho esto y aquello...además de…
—No me interesa saber tu vida privada — Lo interrumpió antes de que continuara, si Himuro pudiese verlo se reiría de su apariencia tenía roja hasta las orejas.
—Taiga no has pensado en que él quiere al menos que algo cambie ¿Has intentado salir con él? — Preguntó mientras se servía un poco de jugo.
—Claro siempre vamos a las canchas de basket a pasar el rato.
— ¡Ay Dios! — Exclamó Himuro mientras tomaba asiento en el sillón de su hogar al parecer esto sería para largo.
Después de conversar hasta alrededor de las dos de la mañana con Himuro, se fue a acostar con miles de pensamientos rondando su cabeza.
Los días siguientes fueron algo tensos entre ambos muchachos, se hablaban y salían como lo hacían normalmente, pero había algo en el ambiente que lo hacía extraño.
Día viernes por la tarde y como días anteriores Kagami iba a dejar a su chico a casa.
—Mañana pasaré por ti a las nueve — Informó el pelirrojo después de que su novio le diera aquel beso cariñoso en la mejilla.
El chico no se inmuto siempre salían a correr y luego a jugar basket los sábados por la mañana así que con ese pensamiento el peliceleste ingresaba a su hogar después de una despedida corta.
~*~
— ¿Que rayos haces vestido de esa forma? — Pregunto Kagami cuando vio tras la puerta al pequeño vestido con ropa de deporte.
—Lo mismo debería preguntar — Kuroko vio cómo su pareja vestía ropa casual unos jean ajustados y una camiseta negra, pero aún así se veía bastante arreglado y ¿perfumado?... Hasta se había peinado — Te ves raro, de esa forma —Expresó refiriéndose al peinado.
—Le dije a Tatsuya que esto era una locura — Comentó llevándose las manos a su cabello y dejándolo como de costumbre — Bueno ve a cambiarte.
— ¿No iremos a correr? — Preguntó el fantasma extrañado.
— ¿Tengo pinta de ir a correr?
—Bueno…
—Deja de perder el tiempo y ve a cambiarte te esperó — Ordenó a su chico empujándolo nuevamente a su hogar.
Unos minutos más tarde salía con unos jean claros y una camiseta celeste.
—Así está mucho mejor — Dijo Kagami observándolo de pies a cabeza.
— ¿Dónde iremos? — Preguntó con su tono habitual y su póker face.
—No te lo diré
Simplemente con estas palabras comenzó a caminar, Kuroko se situó a su lado para emprender el rumbo a quién sabe dónde.
El viaje de más o menos una hora llegó a término, el pequeño observó con asombro el lugar en donde se encontraban.
— ¿Qué te parece? ¿Te gusto? — Preguntó el mayor emocionado como si fuera un niño pequeño.
—Gracias Kagami-kun — La sonrisa de Tetsuya era tan linda que para el tigre era como si un ángel estuviera frente a él, fue entonces cuando pensó que hacer este tipo de cosas no estaba para nada mal, si la primera salida había sido el zoo ¿Cuál sería la próxima? ¿La playa? ¿O tal vez a los baños termales?
—No es nada... ¿Vamos? — Pregunto saliendo de sus pensamientos tomando su mano, quizás sólo fue un acto inconsciente, pero eso no desmerece el hecho de que por primera vez estaban expresando su amor en público.
Recorrieron cada rincón del lugar, en ocasiones se quedaban detenidos observando el comportamiento de los animales sobre todo cuando ellos eran los únicos en el lugar, era un día maravilloso.
— ¿Qué te parece si vamos al acuario? — Pregunto observando el mapa que les habían entregado al ingreso después de que había terminado de comer, Kuroko aún estaba a mitad de su comida.
— ¿Acuario? — Sus ojitos se llenaron de brillo, era casi imperceptible para el resto pero no para el pelirrojo.
—Sí, mira aquí lo indica — Mostró el mapa al chico.
—Está bien vamos — Aceptó feliz.
—Ok, una vez termines tu comida — Informó Kagami mirando el plato.
—Pero no quiero más — Hizo un mohín que fue la cosa más adorable del mundo, definitivamente Kuroko era su perdición.
—Eres un niño — Sentenció llevándose parte de la comida del peliceleste a la boca.
A pesar de que no era muy grande el lugar era increíble, los colores de los peces y la ambientación de cada una de las peceras llamaba la atención de cada uno de los presentes.
—Mira Kagami-kun ese pez es hermoso — Dijo el muchacho mientras observaba una pecera con un pez Ángel dentro.
—Es cierto — Mencionó viendo al pececito.
Observaron cada pecera de las que ahí se encontraban, hasta que llegaron a una que tenía los vidrios empañados, se acercaron para ver qué era lo que se encontraba en ella pero solo había agua, la estaban arreglando pero a pesar de eso Kagami se quedó observándola un momento colocando sus manos sobre la superficie del vidrio.
—Está fría — Menciono mirando el interior — Me hubiese gustado encontrar algo aquí también.
—Pero eso es fácil de arreglar — Dijo el pequeño dibujando algunos peces aprovechando el estado del vidrio debido al agua helada que se encontraba en su interior.
—Mmmm no están nada mal esos peces — Dijo divertido Kagami mirando a su novio quien se encontraba de lo más entretenido ahora dibujando algunas plantas marinas, fue entonces cuando una idea loca cruzó por su cabeza — Sabes los peces no están nada mal, además se puede aprovechar para sacar el lado artístico.
— ¿Lo dices por mis dibujos? — Frunció el ceño al hacer esta pregunta aunque conocía la respuesta de antemano.
— ¿Qué tal si probamos el lado poeta? — Llevó su dedo índice hacia la pecera, escribiendo tan solo cuatro palabras que provocaron que el corazón del pequeño saltara en su pecho.
—Kagami-kun…
—Es mejor Taiga ¿No te parece Tetsuya? — Ahora era él quien dedicaba aquella hermosa sonrisa a su pequeño.
—Eres un tramposo, quiero ahora saltar sobre ti y besarte — Hablo algo sonrojado apoyándose en el pecho de su tigre.
— ¿Qué tal si nos vamos a casa? Creo que tampoco puedo aguantar por más tiempo — Susurro en su oído, pero cuando iba a tomar su mano para caminar a la salida el chico lo detuvo.
— ¡Espera! Sera mi recuerdo — Exclamó tomando el celular y sacando una foto, al observar cómo había quedado una sonrisa que tomaría mucho tiempo en borrarse se dibujó en sus labios.
“Te amo Kuroko Tetsuya”
Un mensaje que a pesar de ser simple expresaba el más profundo amor, además de que era la primera vez en ser mencionado y tendría un recuerdo en su mente y en un mensaje visible por el resto de los días, se tomaron de las manos nuevamente para salir del recinto a pesar de ser de día y de algunas miradas de molestia sobre ellos, pero en ese momento nada en este mundo importaba solo eran ellos dos…Un par de jóvenes enamorados.