¿”Haise”? Era realmente un gran esfuerzo despertar a Arima Kishou, ya que como su cuerpo y mente trabajaban como uno solo para asegurarse que durmiera apropiadamente. Sin embargo, había una manera de despertarlo, dándole un codazo en la nariz con la suficiente fuerza para causarle una hemorragia nasal.
No era extraño que Kaneki se agitara durante sus sueños. Había sido una cosa, que se despertara llorando o gritando cuando todavía se conocía a sí mismo como Sasaki Haise, pero era otra muy distinta, ahora que habían regresado sus recuerdos. Sus sueños se habían vuelto cada vez más violentos, y algunas noches las pesadillas eran tan terribles, que había dejado que su kagune se deslizara una o dos veces mientras dormía.
Ya sea, que siguiera durmiendo en la cama del segador por amor o miedo, era algo que no estaba claro, pero de cualquier manera, sin duda era por necesidad y confianza.
"Haise, estoy aquí." Arima se apretó el puente de la nariz con el dedo pulgar y el índice y trató de borrar la sangre con su mano izquierda. Él no se acercaría a Kaneki hasta que él se hubiera calmado. Él sabía que era lo mejor.
Afortunadamente, esta noche, las pesadillas no había sido tan malas como en anteriores noches. El horror parecía haber pasado con violencia, pero rápidamente, y no había kagune que pudiera ver o escuchar. Arima solo acababa de estar en el lugar correcto en el momento adecuado para obtener un codazo en la nariz.
El medio ghoul parecía estar temblando, y poco a poco, se enroscó sobre sí mismo, medio dormido.
Olvidando temporalmente su lesión, Arima observo cuidadosamente al clase especial asociado. Aunque a través de las cortinas se traspasaba una deficiente luz azul proveniente de las luces de la ciudad. Era suficiente para que él pudiera distinguir la expresión del otro. Kaneki estaba apretando los dientes y claramente frunciendo el ceño. Eso no solía hacerlo. Arima movió su mano izquierda hacia abajo, a la frente de Kaneki, frotando suavemente con el pulgar las arrugas para aliviar su estrés. La nariz de Kaneki se torció, y cuando Arima hundió los dedos en su cabello negro, los ojos de Kaneki se abrieron perezosamente, medio cerrados.
Cuando el investigador se dio cuenta de lo que estaba pasando, la muñeca de Kaneki estaba en la suya, y su Kakugan agrietado a la vista mientras alejaba la mano de Kishou de su cabello y se llevaba los dedos a la boca para lamer la sangre de su lesión.
Kishou sintió que la sangre de la nariz goteaba hacia abajo sobre sus labios, y como Kaneki estaba concentrado lamiendo la sangre entre sus dedos, se incorporó para encender la luz.
"Kishou, no-"
Su voz. Sonaba como la de Haise. Arima frunció el ceño, pero retiró su mano de la lámpara y coloco de nuevo la mano sobre su nariz para para detener el sangrado. Él sabía que no era Haise. Lo que era peor, sabía que Kaneki utilizaba ese tono a propósito.
Pero el segador no pudo evitar seguir el juego. Él extrañaba a Haise, y estaba seguro que lo más cercano que tendría de él, era la persona que estaba en la cama con él ahora.
Kaneki se sentó también y se movió en silencio para seguir el olor. Estaba claro que Kaneki disfrutó el sabor, sí, pero esto no fue sólo deseo tampoco fue hambre o gula o incluso lujuria. Kaneki estaba pensando en otra cosa cuando atrapó el río delgado de sangre que se había escapado por el cuello de Arima. Estaba pensando en lo que necesitaba cuando trazó ese río hasta el cuello de Kishou con su lengua. Estaba pensando en lo que quería cuando su lengua encontró los labios de Arima y lamió la sangre seca en besos lentos. Estaba pensando en lo que deseaba para cada noche y cada día-para cada momento - cuando él mueve sus caderas contra Kishou mientras continua besando la sangre mucho después de que se detuvo.
A pesar de que pasan cada noche juntos, no habían intimado desde que los recuerdos de Kaneki regresaron. Aunque Kaneki parecía tener una cierta cantidad de disfrute en los otros beneficios de una relación-tener a alguien con quien hablar, tener a alguien que lo consolara, tener a alguien que mostrará preocupación y que lo cuidara. Él nunca había permitido algo entre ellos más allá de besos y alguna cantidad de abrazos.
Tal vez el segador negro no estaba considerando sus acciones ahora. Arima trató de hacerlo por los dos, "Haise, esto no es necesario. No tenemos que…. "
"Cállate."
Era algo que nunca diría Haise, pero Kaneki lo había dicho con en el mismo tono de voz.
"¿Y bien?" Kishou había participado en los besos, pero para lo demás había mantenido las manos quietas. Desde Haise había desaparecido, no había tomado ni una sola vez el control-.
Aun utilizando la misma voz ansiosa y lujuriosa, Kaneki susurro en su oído, "bloquéalas. Has que desaparezcan”.
Arima tenía una idea de lo que quería decir, aunque era un poco triste. Esa voz, de nuevo, era deshonesto, pero las palabras no lo eran.
Ojos dispares, vacíos como lo suyos, le devolvieron la mirada, "Por favor-Kishou- todavía estoy aquí, ¿verdad?"
Haise había desaparecido, pero independientemente de lo roto que estaba Kaneki Ken, estaba preocupado por él también. Arima movió las manos, y con cada caricia y cada toque, Kaneki le dijo que Haise no volvería y nunca podría volver.
Arima ya no tenía el control.
Al final fue algo satisfactorio, aunque la cantidad de satisfacción de liberarse de esa necesidad tambien traía consigo la misma cantidad de pesar. Cuando lo hacía con Haise, había algo puro y honesto en cambio con Kaneki había venganza en sus abrazos y manipulación en sus palabras.
Cuando eran uno, estaba claro para Arima ahora, que Haise siempre había deseado la vida, pero Kaneki solo deseaba la muerte. . . Sin importar el precio que tuviera que pagar por ello.