Mi nombre es Kusama Nowaki, pediatría a la vez enfermero, niñera; por la falta de personal, debido que la agencia aunque era nueva, había sido aceptado con gusto por la gente.
Trabajo en la agencia de cuidados BrightStar, nueva en la ciudad de Tokio, la cual proporciona cuidados en el hogar , de cuidado infantil, trabajo que considero ideal, porque así puedo hacer servicio social lo que al principio quería estudiar además de médico, e interactuar con los pacientes de un modo más profundo a mi parecer.
La agencia de cuidados Brightst*r, nueva en Tokio, se especializa en proporcionar cuidados del hogar, el cuidado infantil, por lo tanto lo considero el trabajo ideal para mí ,no solo eso sino también la empresa brinda servicios sociales ,lo cual por supuesto incluían cuidados médicos
Entre los servicios que proporciona la agencia, esta el servicio de cuidado infantil, en la cual pude conocer a mi amor platónico kamijou Hiroki, profesor de literatura en la universidad de Tokio, padre soltero, si para mi dicha soltero de tres hermosos niños iguales a él (trillizos, dos niños y una niña).
Seguro se preguntaran como lo conocí, bueno por la agencia, Hiroki solicito cuidado infantil debido a su trabajo, la mayor parte del tiempo tenía que trabajar así que necesitaba una niñera a tiempo completo, sus padres se negaron al nacimiento de sus hijos así que a pesar de que lo amenazaron con desheredarlo él y su esposa siguieron adelante con el embarazo a pesar de ser muy riesgoso, pero todo valió según palabras del mismo Hiro-san , pues en el momento que vio a sus tres retoños, fue el padre más feliz del mundo, le dolía que de alguna manera sus padres no quisieran conocer a sus nietos pero no todo en la vida sería color de rosa.
Poco después la salud de su esposa fue decayendo hasta que ya no pudo más y después de un año murió.
Los primeros meses fueron muy duros pero todo lo hacía por sus pequeños nenes.
Bueno y véanme aquí cuido de Haru, Keita y Momoi de dos años y medio, son tan hermosos, a mi parecer son una copia idéntica de Hiro-san, sus hermosas cabellera castaña y esos ojos cafeces me hipnotizan, son una ternura, veo por ellos, los alimento, baño, visto hasta que llega su papa.
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Bien mis pequeños traviesos es hora de levantarse, Haru vamos levántate, Keita, despierta, princesa, despierta- les hice cosquillas como de costumbre pero aun así no terminaban de levantarse, hasta que Hiro-san abrió la puerta.
Haru, Keita, Momoi, es hora de levantarse- y como si fuera por arte de magia los tres retoños ya estaban más que despiertos y parados al borde de su cuna.
Moooo…. –hice un puchero- Hiro-san, como haces para levantarlos tan rápido, a mini siquiera me hicieron casi- lagrimee un poco- cosa que a los trillizos no les gusto y solo atinaron a tocarme la cabeza.
Sin duda aun eres un crio-chisto Hiro-san- son mis hijos los conozco a demás que desde que estuvieron en el vientre de Hana les hablaba y me obedecían mucho.
Sin duda esa parte tan seria de Hiro-san era la que me fascinaba, su porte tan elegante, esa manera de vestir tan elegante y a la vez tan jovial sin duda le quedaba a pesar de sus 33 años aún seguía manteniendo ese porte, sin dejar de ser amoroso con sus hijos por supuesto, se veía a leguas que tenía un carácter algo explosivo, tanto que sus alumnos lo llamaban el demonio Kamijou; pero para mí era la persona más honesta y dulce del mundo, quiero suponer que cuando se trata de literatura él es muy estricto, pero en lo personal no tanto ya que no sé muestra malvado conmigo si no que hablamos de la manera más jovial.
Bien Nowaki todo está preparado como siempre, los teléfonos de emergencia y mi celular están en la nevera, llama si pasa algo, sin duda vendré como un rayo, últimamente los trillizos están un poco molesto por el calor que hay, ya vez que es verano. Pueden estar con poco ropa pero por poco tiempo no quiero que se enfermen.
Era lo mismo todos los días, siempre con una mirada seria cuando me da las indicaciones, pero al final se despide con una mirada triste.
Lo acompañe a la puerta junto a los trillizos, Momoi estaba en la cangurera viendo así Hiro-san y los otros dos en ambos brazos sin aplastar a su hermana.
No te preocupes Hiro-san estarán bien- dije con una sonrisa, sé que se siente triste al dejarlos pero no lo culpo, la vida no lo ha tratado bien.
Eso ya lo sé, además si les pasa algo te azotare- me advirtió con el ceño fruncido. Esa simple palabra hizo que mi corazón latiera rápido y me sonrojara, me imagine a Hiro-san castigándome, cosa que me acaloro un poco. Cosa que tambien percibió Hiro-san.
En qué piensas mocoso, seguro en algo pervertido, verdad.- frunció el ceño aun más. Sin dudad eres un crio aun.
Claro que no Hiro-san, no..esto pensando..nada…malo, trate de defenderme, así que ...-Hiro-san se acercó demasiado, cosa que fue muy peligro, por un momento me vi dándole un beso y el me correspondía, este se comenzaba a profundizar; pero por tener a los niños cargando pensé que no podía hacerlo además me debía de tranquilizar. Tenía que demostrarle que mi amor hacia él era verdadero, que lo amaría como nadie más, si tan solo me diera una oportunidad.
Hiro-san solo me vio, dio media vuelta y se marchó, fue un instante pero pude ver una pequeña sonrisa en él. Todavía tengo oportunidad de conquistarlo.