CAPITULO CUATRO.
Vic seguía sin comprender, por más que Sebastiano le explico y lo poco que hablo con Joseph, que ahora se enfrentaba a la ley del hielo de Rubiel, no comprendía. No era tan difícil. Solo que todo su mundo no era como lo imaginaba. Habían criaturas rodeándolo, criaturas que solo conocía en leyendas o cuentos. Se preguntaba a cuantos había conocido que no eran humanos, sus amigos en la escuela, sus vecinos. Solo ahora, el novio de su jefe era un vampiro, el príncipe de los vampiros.
Y ella era la pareja de un Alpha de lobos.
Vic se encontraba en su turno de trabajo en el bar, según sabia el bar perteneció al padre de Sebastiano y le fue heredado a él. No ah había invertido en la remodelación del local y ahora se veía mucho mejor de la que una vez fue, Sebastiano tenía la intención de convertirlo en un restaurante de tiempo completo y no solo un lugar para beber cerveza y comer alitas. A ella le gustaba la idea.
Dos días habían pasado desde la fiesta y no tenía noticias del Alpha, supo que el hombre era gay y ya se sabía esa historia. Muchos hombres, tanto gays como heteros se habían sentido atraídos por ella pero el gusto solo duraba poco, era la curiosidad y el morbo de hacerlo con una persona trans lo que los guiaba más que solo conocerla a ella misma, era triste pero era la historia de su vida.
Se prometió no sentirse decepcionada por Daniel, ni siquiera conocía a el chico hasta ese día en el maíz.
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Daniel sabía que si quería algo con Vic tenía que tener algo que ofrecerle, su casa no era una vivienda digna para su compañera y tenía que arreglar eso, una ventaja era que su familia estaba en el negocio de la construcción. Una llamada a uno de sus hermanos basto para que el trabajo de remodelación se llevara a cabo.
Rabia pensado en una casona, dónde toda la manada estuviera reunida pero sería mucho trabajo y el necesitaba tener un patrimonio digno para su pareja rápido, se decidió por hacer una casa para cada uno de sus hombres que rodearan la suya, la primera casa en construirse seria la suya y la de su pareja, dispuso de su extensa tierra para el trabajo.
La casa ya estaba en marcha y solo faltaban semanas para terminarla, tal vez menos.
Él no tenía que preocuparse por el dinero, la herencia de su padre fue mucha y tenía un porcentaje de la empresa de construcción, aun así hizo algo que nunca pensó, rento tierra a Anthony, el Alpha de los leones tenía tiempo insistiendo en que le rentara algunas hectáreas ya que con sus tierras no se daba abasto para sus pedidos, Daniel no era un experto agricultor, joder que el arruino el proyecto de sembrar un frijol en algodón de su sobrino, pero sabía que era extraño que Anthony cosechara tan a menudo, el crecimiento de las plantas lleva su tiempo y Anthony en días ya tenía la cosecha.
Algunos de sus hombres decían que Anthony sacrificaba una virgen y usaba su sangre para regar las plantas. Él estaba empezando a creerlo.
Después de años sin preocupaciones tenía el buzón lleno, criaturas vivían en su territorio sin permiso, Sú con sus problemas hormonales adolescentes y su pareja.
Lo primero en resolver serian a sus inquilinos, era una falta de respeto invadir el territorio de otro cambia-formas o criatura mágica, a veces era penado con la muerte pero dado que él no estaba haciendo un buen trabajo con sus tierra no era de esperarse en que todos hicieran lo que les venga en gana.
Por primera vez en años sus hombres tenían que ocuparse en cuestiones de la manada. Citando a las diferentes criaturas a una charla con él y sus intenciones.
Solo habían pasado días y ya sentía que necesitaba vacaciones.
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Rubiel enfadado llevo el arreglo floral de regreso a Flores y regalos Tobi, Joseph seguía mandando regalos al departamento que compartía con Vic, admitía que le hacía sentir especial el entusiasmo que el vampiro tenia por él y el hecho de que fuera un príncipe hacia todo mejor. Pero tenía que darle un escarmiento, su madre decía que si un hombre le trataba mal desde el principio no esperara que terminara bien. Además sentía pena por Vic, mientras él recibía cientos de regalos, Vic no tenía noticias de Daniel.
Su amiga ya había sufrido por hombres antes y le dolía verla tan triste por bastardos sin corazón que solo querían divertirse.
En la banqueta vio un triciclo con remolque atrás, cargado de diferentes cosas, empujo con el hombro la puerta de cristal para poder entrar al local de Tobi, pareciera raro que un local de regalos estuviera tan lleno de personas en un pueblo que no contaba con un centro comercial decente. Rubí camino hasta el mostrador donde vio a Tobi, o el que creyó que era Tobi, estaba hablando con un niño rubio de apariencia sucia, hizo una mueca, Tobi parecía explicarle donde llevar el ramo de rosas que le dio, si no mal recordaba era el mismo niño que le llevo el arreglo y regalos que Joseph le compraba. El niño no pericia mayor de 15 años, tal vez 13, blanco de pelo rubio sucio, sin un par de dientes y descalzo.
El niño se despidió de Tobi y salió de la tienda acomodando el ramo con cuidado en el remolque de su triciclo.
-Él es Marcus, -dijo Tobi como si a él le interesara- es el menor de muchas hermanas, hay personas que tienen hijos sin consideración. ¿En qué puedo ayudarte?
-He estado recibiendo regalos de Joseph no-se-que, y quisiera que le diga al señor que no estoy interesado.
Tobi lo miro con una O en sus labios como sin saber que responder,- Mira Tobi, porque, ¿te llamas Tobi, no?
-Tobías, todos me dicen Tobi.
-Genial, soy Rubiel, pero dime Rubí. Joseph manda indiscriminadamente este tipo de cosas, al principio me gusto no te lo voy a negar pero ya es demasiado, le resultaría mejor comprarte la tienda, sería más económico.
-Am. Si gustas puedes dejar una nota y yo se la daré con gusto la próxima vez que él venga.
-Bien. Tienes una tarjeta que diga: “no me interesas”
Tobi rio,-. Te sorprenderías si supieras lo que algunas tarjetas dicen.