Steve miró las estrellas, bebiendo una taza de café. Le dolía el corazón. Ese día Tony ni siquiera había volteado a mirarlo durante todo el día, además de que parecía coquetear cada vez más con cualquier chico que se le pusiera enfrente; supuso que se debía en parte, a la ruptura con Pepper, la chica había parado su relación al ver que Tony no la estaba tomando enserio, entonces, cuando el rumor se confirmó en la escuela todos fueron directo al heredero millonario de los Stark.
Quizás por eso Steve no le solicito ayuda para literatura, por eso fue con Loki y no con él. Y lo sabía, aquello le molesto a Tony, sin embargo, ¿qué no veía que a él también le dolía cuando se dirigía a alguien con ese tono dulzón que básicamente estaba ordenando que estuvieran juntos en la cama? Steve tenía que verlo coquetear con todos, sonreírle a todos como le sonreía a él y le dolía.
Porque Steve si amaba a Tony. No lo veía como compañero de cama, sino como la persona que le gustaba, con la quería pasar toda la vida hasta que se volvieran viejitos y murieran juntos.
Una sonrisa se formó en el rostro de Rogers, ocultándola entre la taza de café. Aquello sonaba muy bonito, pero tenía que despertar, la realidad era completamente diferente. Tony algún día se cansaría de él, lo dejaría e iría a ser feliz con otra persona.
Su teléfono vibró, despertándolo de su ensoñación. Era Tony, le acababa de escribir un mensaje.
“¿Estás ocupado? Estoy afuera de tu puerta.”
Steve escupió el café ante el mensaje tan directo. Seguido llegó un nuevo mensaje, esta vez del padre de Stark, diciéndole que le permitiera a su caprichoso hijo quedarse con él por esa noche.
— ¡No me haré más joven esperando, Rogers! —gritó, golpeando la puerta.
Steve suspiró, negando con la cabeza. Seguro que se había vuelto a pelear con su padre y estaría frustrado, pero Steve no tenía ganas de pasar la noche con Tony esta vez, de verdad, su mente le estaba pidiendo que parara de una vez aquella relación tan insana que mantenían.
—Tony, tu padre me mando un mensaje. —dijo al abrirle la puerta. El heredero soltó una maldición, enojado. — ¿Te has peleado con él?
— ¡Me dijo que no podía invitar a cinco chicas a mi casa! —reclamó molesto. El corazón de Steve se estrujó, pero no comentó nada. —Se la pasan todo el día trabajando y ahora viene y me quiere dar órdenes.
—Bueno, es su casa.
— ¿De qué lado estás? —reclamó enojado, con las manos en la cintura. — ¡Puedo ir a otro lugar si gustas!
—Del tuyo, Tony, del tuyo. —contestó de inmediato, negando con las manos y balbuceando que su padre no le agradaba, aunque ambos sabían que eso era mentira. Tony estaba seguro que si fuera por su padre, Steve ya sería su hermano adoptivo desde años atrás.
— ¿Qué es esto? —miró los cuadernos, eran de literatura. Tony bufó. — ¿Qué tal da las clases ese cuernitos?
—Loki es muy bueno. —alabó Steve. —Incluso logró que Bucky comprendiera algo de matemáticas que ni Natasha pudo explicarle. Es muy inteligente.
Tony lo miró de reojo, irritándose ante la cara de felicidad contraria.
—Por cierto…
— ¿Qué hace Stark aquí? —preguntó Bucky, saliendo de la habitación continua. Steve miró a ambos mordiéndose las uñas mentalmente, se le había olvidado que su amigo se estaba dando una ducha.
— ¡Qué haces TÚ aquí! —reprochó Tony, señalándolo, soltando el cuaderno. Le mandó una mirada fiera a Steve que se estaba sobando el codo, buscando explicarse. — ¡Mi padre te esta prestando este departamento a ti, Steve! —regañó Tony. —No es para que traigas a tu mapache aquí.
— ¿Mapache? —murmuró Bucky, llevándose las manos a la cara, estaba seguro que las ojeras comenzaban a borrarse.
—Lo sé Tony… lo siento, pero no le digas nada a tu padre, por favor. —pidió juntando ambas manos en una súplica. —Bucky no tiene donde quedarse por el momento.
— ¿ESTÁN VIVIENDO JUNTOS?
Bucky se cubrió los oídos, indiferente. Al menos Tony parecía que se había olvidado de él al estar llenando de reproches a Steve.
Cuando los tres estuvieron sentados en la mini sala, gracias a los regaños de Tony, por supuesto este sentándose al lado de Steve y mandando al de Rusia al sillón solo, comenzaron a explicarse.
—Se le dificulto pagar una renta tan elevada. —comentó Steve, preocupado. —Así que como tu padre Tony me dio permiso de vivir aquí, supuse que no le molestaría que trajera a Bucky también, aunque es por un tiempo por supuesto, luego será diferente. —aclaró de inmediato.
— ¿Y cuanto tiempo es? —gruñó Stark.
—De aquí… —Steve cerró un ojo, sabiendo los gritos que vendrían. —¿de aquí hasta que nos graduemos?
— ¿QUÉ?
—Si te molesta tanto yo mismo hablaré con Howard. —dijo Bucky de pronto, cansado de que le estuvieran gritando a Steve. — Estoy seguro que no le molestará que viva con mi amigo, después de todo Steve se encuentra muy solo aquí, algo de compañía no le caería mal.
Tony se quedó a mitad del grito, sin saber que responderle, conociendo a su padre y su adoración por Steve, no le negaría nada. Además, si resultaba que Bucky también le caía bien, ahora sería mucho más fastidioso porque Bucky no le agradaba en absoluto.
— ¿Entonces, Tony? —preguntó Steve, jugando con sus dedos.
—No diré nada. —bufó, mandándoles una mirada molesta. —Sin embargo, vendré todos los días para acá.
—Pero tú tienes una mansión. —contestó el de cabello negro, confundido.
—Es mi condición.
—Supongo que a tu padre no le molestará que te quedes unos días. —sonrió Steve.
Tony miró como Steve celebraba con Bucky, aunque este último parecía igual de indiferente que siempre. Aún así, Steve era el único que lograba que Bucky sonriera.
A decir verdad Stark no entendía porque, ¿por qué si todo era un plan para que su padre viera que el perfecto Steve Rogers no era tan perfecto como fingía ser, le estaba doliendo tanto mantener aquella mentira? ¿por qué cuando pensaba en Steve sufriendo por su culpa, se sentía tan arrepentido de iniciar eso?
Y, sobre todo, ¿por qué le molestaba tanto que Steve no se diera cuenta que podía enamorar a cualquier con una sonrisa?
Por ejemplo, a Barnes.