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Me enamoré de ti. por MimiChibiDiethel

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Notas del capitulo:

Este capitulo es en el pasado, de como Tony y Steve iniciaron su relación.

La primera vez que Tony lo vio fue en un aniversario de sus padres, en ese entonces tenían catorce años. El heredero Stark estaba aburrido ese día, por lo que fue a hacerle platica al único chico de su edad que se encontraba ahí y no parecía un completo idiota.

—Mucho gusto, Tony. Tu padre me ha hablado mucho de ti. —dijo Steve, estrechando su mano. —Mi nombre es Steve Rogers.

Oh. Tony agrió su mirada, retirándole la mano casi de inmediato, excusándose con que le ardía por pasar mucho tiempo en el sol la semana pasada en la playa. Entendió entonces porque ese chico no le había parecido un completo idiota como los demás, Steve Rogers, por supuesto que sabía quién era, no necesitaba preguntarle a que se dedicaba o cuales eran sus aspiraciones a futuro, las conocía mejor que nadie.

Porque su padre se la pasaba hablando de él.

—Esto es muy aburrido, Steve. ¿Quieres ir a otro lado? —preguntó Tony afilando la mirada.

—Sería muy descortés de mi parte. —sonrió negando con la cabeza. —Pero quizás si tienes tiempo mañana podemos salir. Realmente quiero conocer al hijo del señor Howard.

—Ah, lo llamas por su nombre.

—Él me dio permiso, espero no te moleste. —comentó avergonzado.

—No me molesta, en absoluto. —apretó los dientes, molesto, observando como sus padres partían el pastel. —Es extraño que mi padre esté tan interesado en ti.

—Bueno, supongo que le caigo bien. ¿Sabes? Tú papá es muy buena persona, me dará una beca para estudiar en tu escuela. —sonrió emocionado. —Espero que nos llevemos muy bien, Tony.

—Por supuesto. —rodó los ojos.

Desde ahí Tony comenzó a frecuentarlo, descubriendo que lo dicho por su padre era verdad, Steve era un buen chico. Demasiado bueno para el gusto de Tony, que cada que lo veía sentía un enojo crecer dentro de él, es decir, cada que miraba a Steve salían a relucir todas sus propias imperfecciones y lo detestaba. Además de que cada que llegaba a casa su padre parecía más interesado en platicar de Steve que del día de su propio hijo.

No podía haber una persona tan perfecta en el mundo, era imposible. Y Tony se moría por demostrárselo a su padre.

Así que no pudo evitar embozar una enorme sonrisa cuando el plan perfecto apareció en su cabeza. Dormiría con Steve Rogers, entonces todos en su escuela sabrían que le gustaban los chicos y su padre, no aprobaría su relación por las críticas del público en general, tiraría a Steve a un lado. ¡Y adiós al perfecto Steve Rogers!

Desaparecería de la vida de Tony para siempre.

Tony conocía ya muy bien a Steve para entonces, sabía que era un tipo anticuado atrapado en un cuerpo de un chico atractivo. ¿Y qué les gustaba a los chicos anticuados? Exacto, las cosas anticuadas. Como las diez cartas que le escribió Tony, y que fingía no tener valor de entregárselas; las miradas a distancia cargadas de significado. Aquella ocasión donde rápidamente le dio un beso en la mejilla, echándose a correr después y cuando se dio la vuelta en la esquina se echó a reír por la reacción de Rogers.

Y lo que fue el punto clave, la confesión en el día de San Valentín.

Aunque realmente no había sido una, Tony había invitado a su casa a Steve sabiendo que sus padres saldrían ese día; Howard por supuesto aceptó encantado. Y entonces Tony, mientras veían una película de terror se acercó a Steve, recargándose en su hombro, poniéndolo nervioso.

Cuando menos lo esperó Steve, ya se encontraba besándolo. Y claro, no tardó nada en ser correspondido con la misma intensidad.

En poco tiempo ya estaban recostados en la cama de Tony, besándose continuamente, recorriendo sus espaldas ahora desnudas, acariciando la piel contraria en un intento vano de dejar caricias permanentes en el lugar. La mente de Steve no procesaba nada, mejor dicho, no quería hacerlo, él mejor que nadie sabía que en cuanto se pusiera a pensar todo ahí acabaría, porque no tenía idea de que sus sentimientos hacía Tony fueran esos, porque no quería defraudar a Howard, porque tenía miedo de estar enamorado de Tony.

Tony se subió sobre él, poniendo las manos de Steve entrelazadas con las suyas a la par de su cabeza, siguiendo con el intenso beso. A decir verdad, el rostro sonrojado del rubio prendía de más a Tony, que se relamió los labios al acabar el beso tan intenso que dejó los labios contrarios enrojecidos. Los ojos de Steve lo buscaron, estaban pidiendo por más así que ¿quién era Tony Stark para negárselo? Se inclinó a él, solo que lejos de besarlo de nuevo en los labios ahora lo hizo en el cuello, repartiendo besos por el hombro también; lamiendo y mordiendo con suavidad, causando jadeos en el contrario.

—E-Espera, Tony… no podemos.

— ¿Por qué no? —cuestionó con cierta diversión él, soltando una de las manos de Steve y bajando la propia hasta la pelvis del rubio. —Mi amigo de aquí piensa todo lo contrario.

—Qué cosas…—el sonrojo de Steve creció, cubriéndose con su mano disponible el rostro.

Tony dejó de jugar por un momento, mirándolo asombrado. Steve al ya no sentir sus caricias, se descubrió un poco la mirada, observándolo con confusión.

—Steve… tú… ¿nunca lo has hecho con nadie? —preguntó Tony. El silencio del rubio y la forma tan linda que desvió la mirada pusieron a latir intensamente el corazón de Anthony. — ¿De verdad?

—N-Ni siquiera… había besado a alguien. —balbuceó avergonzado.

Tony de pronto se echó a reír, ante la timidez del otro. Steve se descubrió, molestándose por la burla contraria; entonces el millonario se inclinó ante él, robándole otro beso.

—Bien, Rogers, entonces hoy harás muchas cosas que nunca antes has hecho. —sonrió entre el beso, depositando otro mucho más rápido. —Te enseñaré de la mejor forma que sé.

Steve cerró los ojos en cuanto Tony comenzó el juego de besos de nuevo, tomándolo de la nuca, acariciando sus cabellos. En cambio el heredero Stark lo seguía mirando, ahora sin aquella indiferencia de momentos atrás, ahora estaba curioso. Comenzó a desabrocharle el pantalón entre el beso, tensando el cuerpo de Steve, no obstante, Tony acercó su boca a su oído, mordiendo el lóbulo y lamiendo la oreja, causando un jadeo contrario, y que sin querer Steve empujara su pelvis hacía Tony.

—Vamos bien, Rogers. —murmuró, metiendo la mano entre los bóxer del rubio, tomando el pene entre sus manos. Con cuidado comenzó a moverlo de arriba abajo, haciendo una fricción constante, apretando la punta, haciendo círculos con su pulgar en ella.

—N-No… Tony…

—Y ni siquiera es la mejor parte. —dijo él, mordiendo el cuello de Steve. Siguió masturbándolo por un rato más hasta que Rogers al fin soltó su semen, jadeando agitado. Tony aprovechó que este se retorcía todavía por el orgasmo, para desvestirse por completo, subiéndose de nuevo sobre Steve.

— ¿Qué haces, Tony?

—Te dije que aún no es la mejor parte. ¿Qué hay de mí? También quiero algo, Rogers. —dijo sonriendo, metiendo dos de los dedos de Steve en su boca, lamiéndolos de la forma más sensual que encontró, balbuceando Steve llevó su otra mano nervioso al pene de Tony, queriendo repetir las acciones contrarias. —M-más lento…—murmuró Tony, cerrando uno de sus ojos, aquello había sido muy brusco para iniciar.

—D-De acuerdo. —comentó Steve, obedeciéndolo.

Tony sonrió, sacando los dedos de Rogers de su boca, tomándolos con cuidado los fue guiando hasta la parte de atrás de su trasero, rozándolos con su ano. Steve tragó saliva, mordiendo sus labios, Tony era demasiado para él, no podía creer que estuvieran haciendo ello, es decir, todo era una bomba de tiempo que estallaría muy pronto, y Steve no tenía ni idea de como reaccionar una vez que eso terminara.

—Deja de pensar, Rogers. —ordenó Tony, metiendo uno de los dedos de Steve en su entrada. —Muévelo con cuidado. Y no pares con lo de enfrente o me enojaré.

Steve como puso se sentó, mirando a Tony justo de frente, pegando sus labios con los suyos mientras obedecía las peticiones contrarias. Comenzó a mover su dedo en círculos y de arriba abajo, tocando con la yema del dedo las partes internas de Tony. Este mordió sus labios, buscando de nuevo los labios de Steve; después de todo tampoco es que estuviera tan acostumbrado a hacerlo con chicos. Steve era el tercero con el que se había acostado.

Cuando metió el segundo Tony le dio la indicación de que lo moviera en forma de tijeras, para expandir la entrada. Al sentirse lo suficientemente preparado, pues su presemen comenzó a salir de su pene, avisándole que ya no faltaba mucho para que se viniera, paro los movimientos de Steve, alzándose lentamente, sin quitar la mirada del rubio quién lo miraba completamente fascinado. Tony hizo un movimiento de cadera, sentándose encima de Steve, hundiendo lentamente el pene contrarió dentro de él.

Las embestidas comenzaron lentas, con Tony moviéndose hacía adelante para hacer mejor la penetración. Luego comenzó a apresurar a Steve, que ya lo estaba abrazando por la espalda, queriendo evitar que lo sacara de adentro de él. Tony mordió el hombro contrario, guardando sus gemidos, escuchando solos los de Steve.

—Te quiero, Tony. —murmuró él en repetidas ocasiones. Tony no respondió en ninguna de ellas, simplemente tomó a Steve hasta el final.

Al concluir ambos se miraron, Steve sonrojado, buscando toallas para limpiar mientras que Tony pasaba un mal rato con la parte baja de su espalda. La próxima vez se aseguraría de tener todos los preparativos para que eso no pasara.

—Tony. —llamó Steve una vez que le trajo un vaso con agua.

— ¿Qué pasa?

— ¿Cómo le diremos a tu padre esto? —preguntó tímido, haciendo escupir al otro el agua.

— ¿Qué?

—No sé como reaccione Howard si le digo que estoy saliendo con su hijo…—Tony alzó las cejas, fingiendo confusión. —Tú y yo estamos saliendo, ¿no? Después de todo esto, somos novios.

—Y yo pensé que no podías hacer chistes, Rogers. —se burló Tony.

—Tony…

—Estoy saliendo con Pepper. —comentó de inmediato, interrumpiéndolo. —Pero, no me molesta tener esta clase de relación contigo.

— ¿Eh?

—Mantengámoslo en secreto, Steve. —pidió Tony, mirándolo fijamente. —Podremos hacer esto cuantas veces quieras, si lo mantenemos en secreto.

—Pero…

—De lo contrario ni siquiera sé si pueda seguir siendo tu amigo. —amenazó mirándolo fijamente sin un rastro de divagación en su cara. Steve se mordió los labios, indeciso de su decisión.

—Yo… pensé que te gustaba.

—Y me gustas, este sexo estuvo increíble. —contestó Tony, encogiéndose de hombros. —Pero no puedo ofrecerte otra cosa más que esto. ¿Qué dices? —se acercó a él, depositando pequeños besos en su cuello. —Te aseguró que no te vas a arrepentir.

Hubo un momento de silencio, donde Tony pese a la incomodidad y todo se puso a horcadas sobre las piernas de Steve, mirándolo sugerente. Steve apretó los labios, entonces, si le gustaba a Tony podía hacerlo enamorarse de él, ¿no?

—De… de acuerdo, Tony. —soltó con un nudo en la garganta. Una sonrisa se formó en Tony, quien relamió sus labios, lanzándose a sus labios de nuevo.

Ahí estaba el perfecto Steve de Howard Stark.


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