A Steve siempre le gustaba que, al terminar el sexo, Tony se acurrucara en él. Steve sabía que el joven millonario más popular del colegio no se daba cuenta de eso, pues siempre lo hacía cuando se quedaba dormido y sus piernas no podían pararse. Aunque si por el fuera, sólo terminaría, se daría una ducha y se marcharía.
Habían sido amigos de cama, como Tony los llamaba, desde el inicio de la preparatoria. El millonario se había acercado a Steve hasta hacerlo caer, y desde ahí no habían parado. Steve en su inocencia había caído como un idiota, y cuando menos se había dado cuenta estaba completamente prendido de él. Y, para su mala suerte, Tony sí lo había hecho. Y como Steve no quería perderlo, había aceptado ser el amigo de Tony en la cama.
Aunque se arrepentía de hacerlo, no podía parar. Era el único momento donde Tony lo miraba sin esa arrogante mirada, donde se abría por completo. No solían hablar mucho, para eso se tenían en clase, pero solían acariciarse suavemente antes de iniciar el sexo; a veces ni siquiera llegaban a ese punto. Sólo se quedaban mirando, el uno al otro, como si su vida fuese a depender de eso.
A veces, sólo Steve lo miraba. Justo como en ese momento, donde el castaño se refugiaba en él en busca de calor. El rubio solo acariciaba su cabello, observando en silencio todas y cada una de sus facciones. Sabía que no era correcto lo que ambos hacían, sabía que estaba enamorado de Anthony Stark, pero también sabía que, si lo decía, entonces todos esos dos años que habían compartido juntos se irían lejos. Y ya no volverían.
—Tony, te amo. —murmuró, acariciándole la mejilla. Un tacto superficial, donde apenas podía sentir su piel rozando con la suya. Le gustaba tocar el cuerpo y cara de Tony, sí, llenarla de besos caricias y hacer que chocara contra la suya.
Pero Tony había sido demasiado claro la primera vez, solo una relación de cama y amigos en el colegio. Porque había una reputación que mantener, y principalmente porque él ya tenía a alguien que lo amaba tanto como Steve lo amaba: Pepper Potts, una chica linda y que estaba pendiente de Tony a todo momento. Sí, ella era la indicada para el heredero Stark. Bonita, valiente, responsable e inteligente.
Steve suspiró. Siempre pasaba eso, pensar en Pepper cada vez que estaba con Tony. En como la chica iba a terminar sufriendo si se enteraba de lo que ambos hacían cuando Tony decía: quiero estar solo. Era un egoísta, bueno, al menos así se sentía; un completo patán por estar engañando a una grandiosa mujer que podía darle a Tony todo lo él quería o quisiera en el futuro. Sin embargo, no le molestaba hacerlo si eso significaba pasar unos momentos más con él.
Volviendo a suspirar se puso de pie, encontró sus pantalones entre la maraña de ropa que yacía en el cuarto, y se la puso encima, junto con una chaqueta. Olía a sexo, pero no le importo, quería salir de ahí en ese mismo momento.
Le dolía pasar tiempo con Tony Stark.