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El descongelar de un corazón. por Corgi

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Notas del capitulo:

¿A que no se esperaban la actualización tan rápido? ¡Es que soy un rayo!  

La verdad es que ya lo tenía terminado y no pude controlar mis ansias por subirlo en cuanto antes, además sus leídos y los reviews que me dejan son tan lindos que me da pena dejarles esperando. <'3

¡Gracias por el apoyo! Espero y les guste este tercer capítulo (Que igual quedo largo como el anterior). 


[ 2 días atras ]


Si de algo estaba orgullosa Anna era de su persistencia. La pelirroja se encontraba vagando ahora entre la basura de su hermana que en su totalidad era papel, frascos vacíos de tinta y plumas inútiles, en resumen: cosas aburridas. ¿Por qué hacía esto? Porque buscaba saber el motivo por el cual se encontraba tan distante y preocupada, ella sabía que algo tenía su hermana no importara cuanto esta lo negara, tenía algo, algo que no le quería decir. 

Si Elsa creyó que con sus “Estoy bien” y su emotivo discurso lograría calmarla ¡Vaya que estaba equivocada! Durante ese abrazo el otro día en el despacho de la rubia, Anna aprovecho para ojear lo más que pudo con su vista las hojas que había en el escritorio. Entre la perfecta letra de su hermana logro leer la palabra ‘matrimonió’ eso la dejo sorprendida pero no dijo nada y disimulo a la perfección. Justo antes de marcharse noto como Elsa había tomado la hoja y la rompió tirando los restos en el contenedor de basura (Que por cierto estaba ya a nada de desbordarse por tanto papel dentro) y ahí fue cuando su brillante idea surgió.

Todo el día de ayer camino por el palacio ideando un plan para poder escabullirse al despacho de la rubia y así buscar entre su basura la hoja y leer que es lo que decía, porque seguramente en aquel papel estaba la respuesta del porqué su hermana se encontrara tan angustiada. Su plan era sencillo, esperar a que Elsa saliera un momento y ¡Bam! Entrar, tomar la basura, correr, comer algo, revisar la basura, volver a comer algo (Un sándwich quizá), encontrar el motivo, devolver el contenedor y por ultimo buscar con Elsa una solución ¿A que no era un plan perfecto? Solo había un problema, la mujer no salía del despacho. Desde antier esta se la pasaba encerrada ahí, sus salidas eran mínimas y prefería comer el almuerzo encerrada en ese lugar. Esperar a que saliera era muy tardado, de eso se dio cuenta Anna cuando paso 3 horas escondida en la armadura medieval que decoraba el pasillo donde estaba el despacho de su hermana.

Estaba quedándose dormida aun dentro de ese acero cuando un cosquilleo le invadió en la punta de su nariz, primeramente soltó una risita boba pero no paso mucho cuando la incomodidad sumada a una nubecita de polvo le causo un fuerte estornudar que sonó estruendosamente dentro y fuera de la armadura.

“¡AAACHUUUU!” Dio un salto la armadura.

“¡AAAAAHHHH!” Un chillido familiar alerto a la joven princesa que en ese momento ya se encontraba totalmente despierta. Entre las aberturas del casco logro distinguir de quien vino aquel grito, era de nada más y menos que de Gerda, una robusta mujer de baja estatura que servía en el castillo desde que Anna tenía memoria. Le había provocado tremendo susto a la pobre cuando esta se encontraba limpiando la armadura con el plumero.

“ Shhh ¡Soy yo, Anna!” Musitó intentando no alzar mucho la voz desde dentro de aquel traje de acero. Rogaba porque aquel grito no lo hubiera escuchado su hermana puesto que de ser así, sus horas encerrada en esa armadura habrían valido nada.

“¿Anna? ¿Princesa Anna? ¿Qué está haciendo metida ahí? ¡Casi me mata del susto!” Se expresó Gerda con exageración y bastante agitada. Alzó la mano y levantó la parte del casco que cubría la cara para poder ver mejor a la pelirroja, esta se mostraba apenada mientras la mujer le veía con regaño mientras aún intentaba recuperarse del susto.

“Me estoy escondiendo. Por favor no hagas rui…” Fue interrumpida por el rechinido de la puerta seguido de voz nuevamente familiar pero esta; sonando preocupada.

“¿Qué ha sido eso?” Elsa se asomó por la puerta entre abierta observando Gerda.

“Ah, descuide mi reina. Solo ha sido la…” No termino la frase cuando una alarmada Anna negaba descontrola desde dentro de la armadura, murmuraba palabras que a duras penas la ama de llaves entendía. “La… las ratas” Concluyó luego de su pequeño vistazo a la pelirroja asintiendo.

“¿Ratas? “ Cuestionó sorprendida la rubia.

“Ratas… no, ¿No ratas?“ Hablaba Gerda tratando de descifrar lo que la princesa le decía entre labios. Su vista cambiaba de posición con frecuencia, no sabía si ver a Elsa o a Anna, se comenzaba marear.

“No entiendo, ¿Hay ratas? ¿Están dentro de la armadura? Porque de ser así yo podría…” Las manos de la reina se levantaron un poco a la altura de su abdomen y las apunto en dirección a la excéntrica decoración.

La pelirroja entro en pánico y negó rotundamente con su cabeza esperando que Gerda le entendiera y detuviera a su hermana ¡No quería morir congelada! Sudo frio al no escuchar nada, pero por suerte segundos después oyó la voz de la mujer diciendo que no.

“¡No, no no! Es solo que, me refiero a que yo… yo estaba limpiando y creí ver una rata pero solo era mi plumero”. Se excusó entre una risa para luego bajar la parte del casco que antes había levantado. Elsa bajó sus manos más tranquila pero aún conservando una expresión confundida, era claro que no entendía muy bien como es que la mujer había confundido un plumero a una rata, pero decidió no tomarle importancia.

“En fin, aprovechando que estás aquí ¿Podrías mandar a llamar a un mensajero? Voy a enviar una carta”

“Por supuesto, en seguida le llamo” 

Elsa agradeció y sonrió recibida esa respuesta, estaba a punto de volver a su despacho al mismo tiempo que Gerda se marchaba cuando Anna llamó entre un ‘shisheo’ a la mujer. Esta se detuvo a escuchar que es lo que quería la princesa y entre un mormullo se escuchó a Anna pedir que se llevara a Elsa, entre la mujer y la pelirroja comenzaron una discusión de murmureos rápidos que la rubia logro escuchar y con rapidez se dio la vuelta.

“¿Pasa algo?” Indagó curiosa la reina.

“Oh, nada, nada. Es solo que… que… que hay alguien buscándola ahí abajo. Sé que deben venir con una cita pero insiste e insiste y nosotros…” 

“Entiendo. Iré personalmente, vamos” Elsa dio unos pasos para salir y cerró la puerta detrás suyo para después caminar hasta Gerda e invitarla con la mirada a que se marcharan juntas a recibir a aquella visita.

“Claro, claro…” La mujer soltó una mirada cómplice a la menor de la hijas indicando que se apresurara, a lo que Anna sonrió de oreja a oreja feliz. Esperaba no meter en problemas a la ama de llaves, después se lo agradecería como era debido, pero por ahora tenía que apurarse ¡Quien sabe cuánto tiempo podría la bonachona mujer detener a su hermana! Así que con rapidez y torpeza salió de la armadura tropezando contra el suelo haciendo que esta se abrirá en mil partes. Fue algo doloroso pero efectivo y menos tardado que quitarse pieza por pieza.

Entró al despacho rápidamente, cerró la puerta con cuidado y luego de visualizar el contenedor de basura; se aproximó a esta. Y así es como llegamos a la parte en que Anna se encuentra esculcando entre la basura de Elsa. Había llegado a un momento en que entró en desesperación y vació toda la papelera en el suelo, así era más fácil encontrar lo que buscaba. Revolvió papeles rasgados y entre unos de ellos por fin reconoció el texto que antes había visto.

“EURECA" Exclamó con felicidad la pelirroja, pero al instante se cubrió la boca con ambas manos al darse cuenta cuan arriesgado fue eso. Al notar que no hubo ninguna consecuencia volvió a lo suyo, comenzó a leer lo que venía escrito en el corto pedazo de papel.

“Matrimonio es imposible…” Citó lo escrito. Leído esto se mostró bastante confundida, es por eso que busco entre los restos las partes que completaban la hoja y las encontró. Unió estas en el suelo como si de un rompecabezas se tratara y se dedicó a leer entre las arrugas y el deslavado que presentaban algunas palabras.

Sus ojos se abrieron de una en señal de sorpresa, ¿Había leído bien? ¿Elsa estaba rechazando una propuesta de matrimonio? No le sorprendería mucho puesto que conocía lo especial que era su hermana para esas cosas, pero su sorpresa es que en la carta hacía referencia a un conflicto entre la gente de Arendelle y que se estaba dispuesto a una lucha. Anna no alcanzaba a leer algunas partes por lo dañadas que se encontraban pero entre sus intentos por estirar la hoja logró ver que entre los demás papeles había otro escrito con la palabra ‘matrimonio’, consternada comenzó a extender las hojas que antes eran unas bolas de papel y se puso a leer todo lo que pudiera mientras tenía tiempo, cada palabra y hoja que leía le provocaba un gran dolor de cabeza al no entender del todo.
Lo que estaba escrito en todas las cartas tenía como motivo un matrimonio, todas estaban relacionadas con eso, pero lo extraño es que cada una tenía una respuesta diferente. Había una o dos cartas en las que aceptaba casarse, muchas otras más en las que lo rechazaba, cada una con algún agregado del porqué y las consecuencias.

Anna se levantó del suelo y recogió todos los papeles para luego meterlos nuevamente al contenedor. Ahora sabía la verdad, la verdad del porqué su hermana estaba tan alterada, angustiada ¿Quién no lo estaría? ¡Le dieron tres días para tomar una decisión tan importante! La pelirroja se encontraba más furiosa por eso que por el hecho de que Elsa no le hubiera comentado nada, en parte intentaba entenderla, su hermana debía estar pasándola muy mal afrontando todo esto sola y las cartas eran la prueba. Elsa ni siquiera estaba segura de su decisión y tomando en cuenta que ya debía dar una respuesta; seguramente había cedido ante la presión.

“Necesito hablar con Elsa de inmediato” La pelirroja caminó rodeando el escritorio y se detuvo hasta que su vista se fijó en el sobre blanco y perfectamente sellado que yacía ahí listo para ser enviado. Su curiosidad era demasiada por lo que con mucho cuidado tomo el sobre y lo ojeó buscando la dirección a la que sería enviado, pero no encontró nada, era un sobre sin ningún destinatario, únicamente estaba el sello por fuera.
Volteó en dirección a la puerta antes de volver a dirigir su mirada en el sobre. No debía pero era necesario, ¿Y si era la respuesta? Con nada de paciencia la joven princesa abrió el sobre rasgando el papel y saco la carta leyendo esta.

“ … He decidido ¿ACEPTAR?” Alzó su voz en descontento luego de leer aquello y continúo con la lectura con una cara de angustia. “Por el bien de mi nación es que tomo esta decisión, pero quiero dejar en claro el sacrificio que estoy haciendo. Esperen mi cooperación de acuerdo a la tregua pero dudo llegar a sentir afecto por mi futuro esposo, es todo lo que tengo que decir antes de ser condenada a una unión que no deseo”. La voz de la pelirroja fue desvaneciéndose hasta llegar al final de la lectura, pudo sentir como sus ojos se humedecieron en señal de que estaba nada de llorar. Su hermana estaba sacrificándose por el bien de todos, de ella. Se limpió las lágrimas con su palma y en un acto de coraje arrugo la carta.

Nadie más que Elsa podía gobernar Arendelle, ¿Qué pasaría con el reino si su hermana no estaba? ¿Ella tendría que quedarse a cargo? ¡Lo arruinaría todo! No podía perder a su hermana, apenas la había recuperado, no dejaría que esta cargara con todo ella sola, no permitiría que arruinara su felicidad es por eso que tomo una hoja de papel y comenzó a escribir rápidamente una nueva carta. Escribió y escribió decidida, no tenía la perfecta letra de Elsa pero se defendía, y así luego unas cuantas manchas de tinta en su mejilla y manos; termino la carta. Estaba orgullosa, tanto que beso su obra maestra.

“¿Qué hace la armadura tirada en el suelo?” Se escuchó decir desde el pasillo, esa sin duda era la voz de la reina; Elsa ¡Se había acabado el tiempo! Con velocidad Anna dobló la carta y tomó un sobre vacío para luego meter la carta. Calentó la cera con una vela que estaba encendida y precedió a sellarla con el sello de Arendelle. La pelirroja se tragó un aullido de dolor luego de que se quemara un dedo. Ordenó todo a como recordaba y viendo la carta que recién había sustituido y arrugado, busco donde tirarla pero el sonido de la puerta abriéndose le hizo entrar en pánico y se metió el papel a la boca seguido se tiró al suelo y se arrastró hasta esconderse bajo el escritorio mientras escuchaba los pasos de alguien entrando a la habitación.

“Mandare a limpiar esto en cuanto antes, pero primero…” Elsa se acercó al escritorio por enfrente y tomo el sobre sin ninguna sospecha, luego regreso a la puerta y lo entrego a un hombre con uniforme real. Anna se encontraba quita como estatua esperando no ser descubierta.

“Ya sabes donde entregar esto, que sea lo más rápido posible, por favor” El soldado respondió con un “De inmediato” y paso a retirarse.  

“¿Pero quién hizo este desastre?” Se escuchó la queja por parte de la rubia justo antes de que saliera del despacho cerrando la puerta. Para Anna ese sonido fue la gloria, su misión fue un éxito. Escupió la hoja para luego hacer una mueca de desagrado por el sabor del papel y acto seguido se levantó. Observo el escritorio y noto como la carta ya no estaba, eso disparo una sonrisa alegre en su rostro.

“Perdón, Elsa. Pero estoy segura de que tú harías lo mismo por mí”.

[ ACTUALIDAD ]

Elsa no pudo evitar soltar una pequeña sonrisa, estaba aliviada de que el hombre hubiera aceptado sin oponer tanta resistencia como esperaba, era un peso menos con el cual cargar. El príncipe notó con claridad esa pequeña expresión en el rostro de la reina y le fue inevitable no bromear al respecto.

“Si te tranquiliza tanto el que haya aceptado significa que realmente me necesitas más de lo que esperaba” Mostro de igual manera una sonrisa que a diferencia que la de Elsa, mostraba un aire altanero.

La rubia desvaneció su gesto y volvió a otorgarle una mirada fría y seria al pelirrojo. No entendía la necesidad del principie por arruinar cada momento con un comentario tan vanidoso o insolente, era ahora cuando se cuestionaba si podría soportarle cuando llegara a vivir en Arendelle, seguramente lo terminaría congelando la primera noche.

“Y bien, ¿Ya tengo el derecho de preguntar el porqué? En verdad me muero de curiosidad por saber la historia”. No importaba que, la sonrisa de Hans no desaparecía, pero Elsa tenía la certeza de que no le duraría mucho por lo que esta vez lo dejo pasar.

“Luego de la nevada hubo conflictos con cierta gente, estaban molestos y la única forma para tranquilizar las cosas era celebrando una boda entre el descendiente de aquella… gente y yo” Explicó tranquila, logró observar como Hans le prestaba suma atención, eso le gusto por lo que continuo hablando. “Yo estaba dispuesta a aceptar pero a último momento ocurrió algo y al final quien terminará comprometiéndose es Anna, es por eso que necesito que te hagas pasar por ella en lo que yo busco una solución. El matrimonio es inminente, debe celebrarse de inmediato y no estoy dispuesta a que mi hermana se una eternamente a un desconocido, nunca se sabe con que loco podría casarse”.

Hans sintió la ofensa, pero eso no evito que soltara una pequeña carcajada por la historia que le acaba de contra la rubia para seguido negar con la cabeza en signo de desaprobación.

“Bien, entiendo tu punto. Igual puedo entender por qué no puedes rechazar y tu idea es alocada pero efectiva, solo que estas fantaseando demasiado”. Se expresó divertido mientras observaba a su real majestad. La mujer arqueó una ceja mostrando indiferencia.

“¿A qué te refieres?” Indagó la gobernante.

“¿A que me refiero? ¿A caso el frío te daño el cerebro?” Dijo aquello con ironía y continúo hablando antes de recibir respuesta. “Soy un HOMBRE” Enfatizó. “Por donde quiera que veas eso soy. ¿Crees que ese prometido de Anna es tan ciego para confundirla? Peso el doble que ella, soy más ancho, no puedes transformarme en Anna, es imposible”.

“Creo que estás subestimando mi intelecto”. Elsa no pudo evitar dejar escapar una risa coqueta con aires de superioridad.

“¿Disculpa? ¿A caso tienes algún poder extraño para transformarme en tu hermana? ” Hans arqueo una ceja viendo a la mujer con indiferencia.

“Por supuesto que no, eso es ridículo” Aclaró  la mujer casi en burla.

“Porque crear muñecos de nieve vivientes es tan lógico” Dijo Hans en un murmuro que si bien era para sí mismo, Elsa logro escucharlo a la perfección pero le ignoro para poder regresar a explicar su punto.   

“Hacer que luzcas igual Anna es imposible, lo que yo te pedí fue que fingieras ser ella. Ambos tienen pequeños rasgos en común como el tono de piel, las pecas y el ser pelirrojos aunque seas unos cuantos tonos más oscuro, lo demás podemos hacer algo al respecto”. Elsa decidió caminar hasta el príncipe, poco a poco dio pasos hasta llegar a estar unos dos metros de distancia.

“¿Y no habría sido más fácil conseguir a una mujer parecida a Anna?” Esa pregunta salió de los labios del hombre, no preguntaba por molestar, solo que algo no cuadraba en lo que decía la reina.

“En efecto. Pero es una situación compleja, delicada… no puedo enviar a cualquiera”. La rubia agachó un poco la cabeza bajando la guardia unos segundos antes de volver a dirigir su mirada al contrario. Hans solo le miraba sin entender del todo, le parecía que Elsa no le estaba contando todo.

“Tú has visto cosas que muy pocos han visto, cosas extraordinarias…” La mujer habló con sentimiento mientras movía sus manos en una pequeña danza frente a su abdomen, entre sus palmas creo una escarcha que desapareció tan rápido como se había creado.    

“Sí, sí, tu brujería. ¿Pero eso que tiene que ver con todo eso? Explícate mejor, porque no estoy entendiendo nada” El pelirrojo se mostró fastidiado debido a su propia confusión y el que Elsa no dijera con claridad los motivos de la petición. La reina ante aquella hostilidad suspiro.

“Hans, este matrimonio funcionara para que haya paz y no una guerra por eso es muy importante. Me otorgaron un escaso tiempo para decidir, el tiempo se acabó y necesito un cebo, tú eres ese cebo. Le debes esto al reino, a Anna y por supuesto; a mí. No puedo poner en riesgo a una mujer de mi pueblo, no voy a arruinarle su vida. Tú eres el único que me sirve y puede hacer esto sin causar daños colaterales importantes porque lo que te pase no le afectara a nadie”. Esas palabras tan frías y sin corazón hirieron a Hans, sabía que Elsa no era una blanca paloma, esa mujer era tan helada como el mismísimo hielo y oírla hablar tan amenazante era la prueba de que la reina de Arendelle tenía un centro oscuro que la mayoria, inclusive ella misma ignoraban. La reina se había acercado lo suficiente como para que Hans alcanzara a notar esos ojos celestes que le apuñalaban sin consideración alguna. La odiaba tanto.

“¿Y el monstruo soy yo?” Preguntó a la reina con una mirada retadora y una sonrisa irónica. El príncipe alcanzó a sentir el helado tacto del metal de sus esposas congelándose, no podía asegurar que la reina hubiera hecho aquello apropósito tal vez fue un desequilibro de sus emociones, y así fue. Supo que fue un acto inconsciente cuando Elsa cambio su expresión de ira hacia él a una de confusión, la mujer retrocedió unos cuantos pasos luego de escuchar su pregunta. Elsa lucia algo decepcionada de sí misma pero al rato de unos segundos volvió a recuperar la compostura.

“No me compares contigo, no soy igual a ti… somos muy diferentes” Declaró con enojo en su voz. Haber traído a Hans había sido una terrible idea, ahora es cuando se daba cuenta de eso. El príncipe siempre fue el detonante a sus ataques, desde el comienzo él tuvo la culpa. Pero ya era tarde para retractarse de sus decisiones, no podía permitir que le sembrara odio, más del que ya le tenía. Debía borrarle esa desagradable sonrisa al pecoso, es por eso que volvió a tomar la palabra.

“Haremos desaparecer esa sonrisa tuya con un ajustado corset”. Añadió la mujer a lo que el príncipe respondió mostrándose extrañado. 

“Disfruta de tus últimos minutos en pantalones, hay trabajo que hacer, 'señorita' ” Dijo Elsa con una victoriosa sonrisa.

Notas finales:

¡IIIIHHH! Ya estamos a nada de ver la transformación de Hans estoy emocionada por escribir eso. <3

¿Encontraron el “Easter Egg”? ¿No? Bueno, si son muy conocedores acerca de la historia de la cual se basa “Frozen” reconocerán a alguien. 

Hoy tuvo protagonismo nuestra Annita huerfanita (Chiste cruel) y hay mucha tensión entre Elsa y Hans ¿Aprenderán a mínimamente tolerarse? Descubra esto y más en el próximo capítulo.

Por si no entendieron, ‘shisheo’ seria el ‘shhh’.

¡Próxima actualización el lunes 23 de mayo! Y viene con todo, gracias nuevamente por el apoyo que manifiestan, me hace llora de la felicidad.

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¡Nos leemos a la próxima!


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