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Aunque eres más de lo que puedo manejar... por Yeta

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—¿Creés que estoy gordo?
 
Steve observó su estómago, sus abdominales se había ido hace tiempo y había un pequeño bulto en su lugar. Uno que no se notaba a menos que usara ropa ajustada.
 
Se sentía impaciente, nunca había imaginado estar embarazado, pero ahora que lo estaba estaba esperando que se notara.
 
—Debería ser yo quien pregunte eso— respondió abriendo la caja que había guardado con sus juguetes. Acababa de darse un baño y estaba desnudo, ansioso por tener una buena noche con su Alfa. —Y no, no estás gordo. 
 
Por fin habían terminado de mudar todo lo importante para Tony y Bruce de la torre. Ellos habían tardado más en remodelar unos cuartos de la mansión para crear un lugar seguro para trabajar en casa cuando quisieran. Pero las remodelaciones tardaron aún más cuando Peter preguntó si podía tener un cuarto para trabajar también, Tony había estado encantado.
 
Suspiró recordando la primera noche en la mansión, oficialmente habitando el lugar.
Había estrenado este nuevo accesorio cuando eligieron un cuarto y se mudaron a el. Para su sorpresa de convirtió en su favorito luego de aquella noche y cada tanto, cuando estaba demaciado ansioso o notaba a Tony estresado por algo, volvía a usarlo.
 
—No es lo mismo, tú tienes un bebé cómo justificante— lo escuchó quejándose en el cuarto. Sonrió pensado que sí, Tony estaba más rellenito. —Clint me llamó gordo, Pepper también y hasta Lila  ¡me preguntó si los Alfas se embarazaban porque me estoy poniendo pachoncito como su tío Steve!
 
Se secó y sacó un collar azúl fino y con un cascabel, colocándolo en su cuello. Su cara comenzó a sonrojarse al verse en el espejo, pero siguió buscando en la caja y sacó unas orejas de gato de color amarillas y anaranjadas. Igual que la primera vez se sintió estúpido por colocarse esas cosas en la cabeza, pero recordó como se sentía cuando Tony lo veía usado aquello y olvidó. Se lamió los labios notando la humedad entre sus muslos, estaba excitado desde que entró a la ducha y al estar preparándose no podía evitar excitarse aún más. 
 
—Tony hazme un favor— interrumpió lo que se había convertido en un monólogo de Tony sobre la falta de respeto en su propia casa, cuando paró de parlotear supo que lo escuchó —Desnúdate y espérame en la cama.
 
—¡Puedo hacer eso!
 
Resopló ya imaginando la ropa tirada por cualquier lado.
 
Sacó el último accesorio. Una cola larga y curvada, amarilla con rayas naranjas, muy suave y esponjosa. Ésta estaba unida a un vibrador no muy grande, al menos no comparado con los que usualmente usaba.
 
Se mordió el labio evitando hacer cualquier sonido, Tony estaba totalmente callado. Toda una azaña y se debía a  que seguro estaba atento a cualquier ruido suyo.
 
Apoyó una mano junto al lavado y con la otra dirigió el juguete hacia abajo, presionado contra su entrada hasta que comenzó a invadirlo. Un gemido bajo escapó de su boca cuando estuvo todo dentro y alejó su mano. Se alejó del lavado dando unos pasos hacia atrás, le gustaba cómo se sentía tener ese juguete presionando todo correctamente. Su cara enrojeció notando como aquella cola se movía cuando él caminaba.
 
Se miró al espejo y se rió preguntándose cómo podía estar poniéndose algo así. Se sentía ridículo pero recordaba como a Tony le gustaba verlo con estas cosas y negó con la cabeza dándose un último vistazo. 
 
—Duerme, cariño— dijo mirando su estómago. Se habían sentido incómodos con el sexo luego de enterarse del embarazo, más Tony que él.
 
Steve había descubierto que tal vez sus hormonas sí estaban alborotadas teniendo en cuenta que a veces, de la nada, cuando ya estaban durmiendo plácidamente, se despertaba excitado y preparado para hacerlo.
 
En estos momentos quería sentir a su Alfa tocándolo, sentía deseo carnal pero no de forma tan ansiosa como aquellas noches en que realmente pensó que lloraría si Tony no hiciera algo al respecto.
 
Según las Betas y Omegas, todas mujeres, que veía en los cursos que hacía en la clínica donde estaba su nuevo médico de cabecera; era normal estar algunas veces con un apetito sexual elevado al igual que a veces no querría que su Alfa lo toque con intensión sexual. Había hecho una amiga en ese curso, una linda Omega que todos esquivaban porque estaba loca. Steve solo creía que tenía mucha imaginación y no quería ver la realidad, que su Alfa mintió y la abandonó embarazada. Meredith Quill decía que su Alfa había venido de las estrellas o algo así, Steve sonreía y tenía charlas bastante entretenidas con ella. En una semana comenzarían a ir juntos a Yoga, recomendación de Bruce al notar que extrañaba hacer ejercicio.
 
—¡Steve, ¿necesitas ayuda?!
 
—No, ya salgo— suspiró y tomó el pequeño aparato con tres botones en el. Dió un último vistazo al espejo, luego otro a como esa cola se movía cuando dió unos pasos hacia la puerta y decidió salir. Su pene estaba erecto y sus testículos dolían un poco por la tardanza en ponerse manos a la obra.
 
Tony sonrió y levantó las cejas cuando lo vió, como la primera vez. Se veía entusiasmado y al estar arrodillado y desnudo podía ver qué tan emocionado se encontraba. Tony saltó de la cama como si hubiera estado sobre un resorte y rápidamente lo tuvo frente a él y luego caminando en un círculo, viéndolo de todos los ángulos.
 
—¿Cómo puedes ser tan hermoso?— lo escuchó jadear y se sonrojó por el cumplido.
 
Cuando Tony volvió a estar frente a él se adelantó y lo besó, no fue gentil, quería tocarlo y sentirlo. Su Alfa gimió al notar que tanto lo quería. Ciegamente alcanzó una mano de Tony y le dió el pequeño aparato con botones. Casi de inmediato sintió las vibraciones del juguete prenderse, haciéndolo gemir fuerte por la sorpresa. Tony lo besó junto a su boca y luego bajo para besar y morder sobre su marca, sintió sus piernas aflojarse y se sujetó de los hombros de Tony.
 
Solo se escuchaban sus jadeos y gemidos, la velocidad de las vibraciones aumentaron. Tony apretaba y masajeaba su trasero mientras comenzó a morder y chupar sus pezones. Éstos se habían vuelto demasiado sensibles y a algunas veces no quería ser tocado ahí, pero hoy sí. No se dió cuenta cuando tomó del cabello a Tony haciendo que no se alejara de sus pectorales, mientras sus caderas se movían haciendo que su miembro rosara contra el de Tony.
 
—Tony... ¡Alfa!— gritó y se arqueó cuando la mano que apretaba su trasero fue hacia la cola y comenzó a tirar y volver a chocar dentro de él.
 
Se sentía demasiado bien, cada vez que lo hacía con Tony era como si fuera demasiado bueno y algunas sensaciones lo abrumaban, culpar a las hormonas y la sensibilidad en su piel fue suficiente para no avergonzarse cada vez que se venía demasiado rápido. Cómo ahora que sintió que sus testículos se tensaron y luego su liberación lo hicieron sonreír saciado.
 
Cuando abrió los ojos notó que Tony lo observaba con una gran sonrisa, pero el rubor en sus mejillas y la agitación le demostraba que estaba muy excitado.
 
Tony mordió su mandíbula y luego hizo que las vibraciones bajarán a la velocidad mínima. Steve gimió y supo que, igual que últimamente, todavía necesitaba más.
 
—Quiero chuparte— jadeó y apretó el miembro de Tony haciendo que cerrara los ojos y asintiera rápidamente.
 
Empujó a su Alfa para que fuera hacia la cama, Tony se sentó y cuando iba a agacharse lo detuvo. Lo miró extrañado pero cualquier pregunta de fue cuando Tony comenzó a lamer su miembro, observándolo desde abajo. Steve gimió y sintió su pene animandose otra vez, más rápido de lo habitual. Tony limpió cualquier rastro de su semen de su miembro y estómago.
 
Se arrepintió un poco de su deseo inicial al sentirse duro y palpitando alrededor del juguete que vibraba demasiado lento ahora para su gusto. Estaba por pedir que lo follara y olvidará lo que dijo antes, pero al ver hacia abajo Tony se había alejado y separó un poco las piernas. Su pene estaba erguido y la punta dejaba salir presemen.
 
Se agachó hasta quedar con las rodillas sobre la alfombra junto a la cama y el rostro frente a su miembro. Se lamió los labios llevando una mano a su propio pene antes de lamer la punta y probar a Tony.
 
Abrió la boca para seguir cuando Tony lo detuvo. Lo miró confundido.
 
—Mejor sobre la cama, sube— Tony se empujó hacia atrás y Steve lo siguió agradeciendo el gusto por las camas enormes de su Alfa.
 
Antes de que Tony dijera algo más chupó la punta punta de su pene logrando que soltará un gemido entrecortado. Arremolino su lengua y luego succionó, sintiendo por la reacción de Tony. Había aprendido muy bien de su Alfa a hacer ésto.
Dejó de chupar el prepucio para lamer desde la punta a la base, luego volver a subir y chupar otra vez. Cuando atrapó los testículos en su boca Tony gritó y llevó una mano a su cabello, no tiró, solo la mantuvo ahí.
 
Él había comenzado a tocar su miembro y se arqueó levantando el trasero sintiendo que las vibraciones volvían a ser rápidas.
 
—Steve...— Los muslos de Tony temblaban y supo por qué, su Alfa estaba haciendo un esfuerzo por mantenerse quieto y no exigir más.
 
Steve cerró los ojos antes de chupar la punta y comenzar a bajar su cabeza, engullendo el miembro hasta la base en su boca. Ignorando el reflejo de arcada cuando fue allá. Su lengua se movió mientras subía y bajaba ajustándose. Aspiró aire por la nariz sintiendo las feromonas de su Alfa mezcladas con las suyas, ambos excitados y a gusto.
 
Alejó la mano de su miembro y se apoyó sobre sus codos. Bajó y sintió el pene palpitar en su boca, no volvió a subir y gimió sabiendo lo que eso hacía a Tony. Esperó y movió las caderas sabiendo que Tony observaba el movimiento de aquella cola. Sonrió cuando lo escuchó gemir otra vez como si sufriera, un sufrimiento placentero.
 
Volvió a gemir y miró hacia arriba, chocó con los ojos marrones de Tony.
 
—¿Puedo...?— volvió a gemir y asintió antes de que terminara la pregunta.
 
La mano sobre su cabeza sujetó con un poco de más fuerza. Y luego las caderas de Tony se movieron, cerró los ojos complacido al sentir a Tony hacerlo cada vez más rápido. Parpadeó cuando sus ojos lagrimearon, la base del pene de Tony tenía una protuberancia que no se volvería a inflamar por un buen tiempo y se sorprendió imaginando cómo sería si pasara cuando él estuviera haciendo ésto. Gimió y apoyó su peso en un solo brazo para alcanzar con su mano libre la cola y moverla un poco para que el vibrador se sintiera mejor.
 
—Oh... Steve— Escuchó un gemido de Tony y se preparó reconociendo ese jadeo quele siguió, como sus muslos se tensaron y las estocadas fueron más duras.
 
Sus músculos se tensaron en anticipación, gimiendo con el miembro invadiendo su boca impidiendo que se escuchara. Tony comenzó a venir sin dejar de embestir, lo habían hablado antes cuando prácticaba y había admitido que le gustaba más que eyaculara aún en su boca que fuera. Gimió satisfecho cuando sintió la escencia de su Alfa, eso fue suficiente para hacer que culminara manchando las sábanas. Succionó y lamió lo mejor que pudo para no perder nada hasta que Tony dejó de venir.
 
Jadeó e inhaló aire con la boca abierta cuando la mano sobre su cabeza lo alejó. Parpadeó y gateó al sentirlas manos de Tony junto a sus hombros enojandolo hacia arriba, aunque solo logró desplomarse con la cabeza sobre el estómago de su Alfa.
 
Tony acarició su cabeza en silencio, solo se escuchaban sus respiraciones intentando normalizarse. Se sentía saciado, satisfecho y listo para dormir importandole muy poco que todavía tenía ese vibrador puesto, aunque ya no vibraba.
 
—No esperaba hacer algo ésta noche— escuchó a Tony decir en voz baja y levantó la cabeza para verlo a los ojos —No es que me esté quejando...
 
Le sonrió y volvió a cerrar los ojos, pero se quejó cuando Tony lo movió para salir de la cama y dejarlo recostado. No se preocupó, sabía qué haría su Alfa. Ésto era lo que más le gustaba, luego del nudo.
 
Tony volvió para quitarle el collar y las orejas que milagrosamente seguían casi en su lugar. Gimió un poco inconforme cuando quitó el vibrador con cuidado, extrañaba el nudo, sentirse lleno y atrapado.
Un paño suave y remojado con agua tibia comenzó a limpiarlo. Se dejó hacer. Moviéndose de forma perezosa cuando las sábanas fueron cambiadas.
Tony cada vez se volvía más atento y luego de limpiarlo comenzó a besarlo, masajeando su cuello y mandíbula.
 
—¿Estuvo bien?
 
Asintió cómo respuesta y se acurrucó a su lado en cuándo Tony terminó de mimarlo. Ronroneó contento, todavía no sabía cómo hacer aquello a voluntad, pero cuando lo hacía no lo detenía.
 
—Buenas noches, Steve...
 
***
 
El golpe contra la puerta de su cuarto lo despertó, parpadeó frunciendo el ceño. Miró la hora en el reloj junto a la cama, siete treinta. Steve estaba dormido aún a su lado, apretándolo como si fuera su osos de peluche. Sonrió pasando una mano por su espalda.
 
Otro golpe y carraspeó sabiendo quien lo despertaría a ésta hora.
 
—Jarvis, es sábado. ¿Por qué me torturas?
 
Era un milagro que Steve estuviera en la cama aún. Suspiró pensando que las costumbres eran muy difíciles de quitar, Jarvis llevaba un poco más de un mes viviendo con ellos y cada mañana venía a despertarlo para desayunar.
Había hablado con él luego de contactarlo por teléfono y cuando fue a su casa vio que los años habían pasado bastante bien para el Beta. Jarvis le habló de su fallecida esposa y luego le mostró un álbum con fotos de él de niño, sus dibujos que atesoró guardados en ese álbum también. Confesó que fue al funeral de Howard y María, pero que no lo dejaron pasar y pensó que esa era una señal de su parte de no quererlo cerca. Tony explicó que fue por la prensa y que no esperaba que fuera a despedir a sus padres por todo su pasado. 
 
La siguiente vez que lo visitó fue con Steve. Y después las visitas eran cada vez más espontáneas, quería tener a Jarvis cerca nuevamente y le ofreció vivir junto a ellos. Había tenido miedo a la negativa cuando le dijera que estaba habitando la mansión donde creció, pero el Beta le sonrió diciendo que esperaba compensar los años que no estuvo para cuidarlo. Tony lo había contrariado diciendo que ahora era su turno para cuidarlo.
 
—Buenos días— sonrió por su tono de reproche —Pero tengo que contradecir eso, hoy es viernes.
 
—No es cierto— se sentó alejando despacio a Steve. 
 
—Hoy es viernes— dijeron al mismo tiempo Jarvis y Steve, el segundo tomando su almohada para abrazar.
 
—Lo esperaré en la cocina.
 
—Gracias, Jarvis— dijo no sintiendose agradecido por ser despertado. —No debí prometer a Pepper nada.
 
—Pero lo hiciste, así que debes cumplir— Steve está sonriendo y Tony se queda sentado, molesto y cerrando los ojos porque olvidaron cerrar bien las cortinas en la noche y la luz del sol golpea justo contra su rostro.
 
Pensó en que los viernes o sábados por la mañana los niños Barton venían a quedarse en la mansión y que seguramente Clint estaba en la cocina igual de dormido que él bebiendo café con demasiada azúcar. Trabajar en una construcción lo hacía madrugar. Bruce seguro estaba recién yendo a dormir. Loki no se levantaría hasta dentro de una hora, había abierto una firma de abogados junto con aquella mujer que era amiga de Laura, Tony había comenzado a notar un aroma a Alfa ajeno y desconocido en Loki. Su aroma le erizaba la piel y lo hacía gruñir, no quería Alfas desconocidos cerca.
 
Peter sé levantaría después que Loki para ir a la escuela.
 
Pepper, su señorita Potts, anunció que estaba comprometida con Happy. Vivian juntos hace un tiempo. Rhodes había prometido aparecer antes de que su hijo naciera. Y Bucky, su amado cuñadito, hablaba casi todos los días por Skype con Steve.
 
Tony creía que había logrado un avance hace unos meses, pero lo arruinó al salir desnudo del baño y lanzarse sobre Steve ignorando que su Omega estaba hablando con su hermano y el Beta lo vió desnudo antes de cortar.
 
También de tuvo que morder la lengua al aceptar visitas en la mansión cuando Steve dijo que su casa no era una cárcel. Sam Wilson aparecia de vez en cuando y le enseñaba algunos ejercicios aptos para el estado de Steve. Los amigos de Peter también venían a diario. Y una Omega chiflada que Steve conoció en los cursos que estaba tomando en la clínica.
 
Toda su familia parecía adaptada y a gusto con todo. Sonrió aún con los ojos cerrados. Le gustaba ésta vida.
 
—Tony, despierta— frunció el ceño y con mucho esfuerzo volvió a abrir los ojos. Steve lo miraba con una ceja levantada, estaba vestido con un pantalón de chándal y una remera suelta. —¿Cómo le haces para dormir sentado?
 
—No estaba dormido— bostezó y sacó las piernas de la cama para ponerse de pie. Había dormido desnudo. Se encaminó al baño notando que Steve había acomodado la ropa que dejó desparramada por todo el lugar y los juguetes estaban limpios junto al lavado, sonrió recordando a Steve con todo aquello.
 
Su Omega se había vuelto más seguro a la hora del sexo y no esperaba que él comenzara el acto, Steve muchas veces lo insinuaba. Se metió bajo la ducha intentando pensar en otra cosa, ya había hecho esperar mucho a Jarvis.
 
—¿Creés que se deje ver hoy?— escuchó la pregunta y detrás del vidrio de la ducha escuchó a Steve cepillando sus dientes.
 
—Es niño— dijo como respuesta aunque eso no era lo que quería saber Steve. Hoy se haría una ecografía y tal vez ésta vez sí dejaría que supieran qué estaban esperando.
 
—Es niña— contraatacó Steve y resopló.
 
Hasta ahora el bebé se veía  muy bien, todo perfecto. Pero mantenía las piernas cerradas y cuando no, el cordón umbilical lo tapaba.
 
Tony estaba convencido de que sería niño.
 
Pero si resultaba ser niña no iba a enloquecer, guardaría eso para cuando llegara a la pubertad. Solo insistía más porque Steve parecía convencido de que esperaban una niña y quería molestarlo un poco.
 
Igualmente durante toda la mañana y aún después de volver a casa, prometiendo a Pepper que le diría si hoy se dejaba ver, estuvo pensando en si sería niño o no. Steve se había mantenido tranquilo hasta que la doctora William llegó para hacer el monitoreo junto con Bruce.
 
Como todas las anteriores ecografías, desde que dijeron que podrían distinguir el sexo del bebé si tenían suerte, se tomaron de la mano y sintió el aroma dulce de un Omega felíz.
Escuchar los latidos lo hizo cerrar los ojos, recordando la primera vez que lo escucharon. Había estado asustado y emocionado a la vez. Hoy estaba en calma, verlo y escucharlo le daba tranquilidad.
 
—Veamos...— escuchó a Bruce y observó la pantalla. Sí bebé tenía muchísima más forma de bebé.
 
Escuchó a Steve resoplar ya notando que ésta vez no lograrían verlo, tenía las piernas cerradas. Pero notaron algo más... Sus manos se movían un poco.
 
—¿Está...?— dijo y escuchó a Steve reír, Bruce y la doctora sonrieron divertidos —Nos está haciendo fuck you.
 
Definitivamente se veía dos pequeños puños, pero uno tenía el dedo medio levantado.
 
—Hoy tampoco quiere mostrarse— escuchó a William y sonrió asintiendo. Quería una foto de su bebé haciendo eso.
 
Limpió el estómago de Steve aún con una gran sonrisa en su rostro, quedaron a solas. Antes de que su Omega se cubriera con la remera besó su estómago.
 
—Si ya nos hace eso ahora, imagina cuando sea un adolescente.
 
Steve negó con la cabeza divertido. Ningúno estaba decepcionado por no saber su sexo.
 
Steve lo besó cuando se levantó de la camilla, comentando que quería que lo ayudara a mover unas cosas del cuarto de anidación.
Ambos estaban a gusto con tener sano y salvo a su primer hijo. Preparándose para vivir ésta etapa y las siguientes con amor.
Sin arrepentimientos.
 
*
*
*
 
 
Notas finales: Holaaa...
 
Ahora sí, fin. Otra vez me sentí muy Disney al escribir el último párrafo ????
 
Odio los finales, pero todo tiene que tener un final.
Ésta historia estaba centrada en la pareja Stony y se presentó y relató un poco las secundarias. Tendria que haber sido 30 capítulos, pero me pase un poquito.
 
Al darle fin a esta puedo publicar los Three shot que conectan con ésta historia y dan un desenlace a las parejas secundarias. También verán más de Stony de éste fanfic en esas historias que siguen.
 
El orden de los Three shot es así:
 
1ro- "Verdadero" (Hulkeye) 
 
2do- "Indemnización" (Thorki)
 
3ro- "Ceder" (WinterWidow)
 
Creo que cada uno merece su protagonismo ???…
 
Gracias por leer y sus comentarios, besos!
 

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