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Hojas secas por ShinTak

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Notas del fanfic:

En realidad yo no tenía pensado realizar un relato de Otoño... No era lo mío, pero fue de imprevisto, sólo para complacer a mi ligero gusanillo interno y a dos de mis hermosas amigas, Unicornio, Compi, este es su regalo #1, el otro vendrá pronto :3 

 

 

Espero les guste.

Recuerden, Kuroko no basket no me.pertenece, yo sólo hago escritos homosexuales con sus personajes.... 

Notas del capitulo: "Si el OTOÑO no existiese, nuestra historia tampoco."
Hojas secas
 

Una… dos… tres… las primeras hojas deben caer.
Cuatro… cinco… seis… siguen hasta el amanecer.
Siete…ocho… nueve…. No se detienen por ninguna vez.

 
 

 Sostengo su delicada mano sobre la mía, entrelazo mis dedos, siento como tiembla, jadea, susurra, se tensa… pero sé que lo disfruta. 
 
 Sonríe tenuemente, como si fuese una mueca, como si le costase… aquello que uno no practica con regularidad. Me sonríe y mi mundo colapsa… Yo vuelo, soy luz, oscuridad, estrellas, aire, fuego y tierra… soy la nada… y por supuesto su todo. 
 
 Jadea, sonríe, acaricia mi rostro y soy la persona más dichosa de este universo.
 
 ¿Te cuento cómo nos conocimos? le susurra con lágrimas en los ojos, contiene emoción, incredulidad y deseo. Me mira una vez más, me sonríe y efusivamente me besa. 
 
Nos conocimos hace mucho… mucho tiempo. Mentiroso, no ha sido tanto. Pero, ¿cómo reprocharle? El tiempo ha sido tan cortamente infinito… que no podemos colocarle una medida correcta.
 
Él corría de aquí para allá… saltaba, pateaba… como si fuese un niño pequeño, muy muy pequeño, reía y gritaba. Lo disfrutaba. Observo su sonrisa, me parece el ser humano más perfecto del mundo… de aquellos que te quitan el aire en un segundo.
 
Era otoño, pateaba las hojas secas amontonadas y se divertía… Exactamente un año… No tiene tanto.
 
Y yo le miraba, le observaba a lo lejos, parecía un loco… desequilibrado mental. Eso es lo que te gustó de mi.
 
Cuando se dio cuenta de que yo lo estaba observando, me mostró una sonrisa de oreja a oreja, me saludó, pronunció su nombre y de repente… estaba yo evadiendo las hojas secas. Pero bien que te divertiste amargado.
 
No niego que me divertí, es más… fue uno de los mejores días de mi vida hasta ahora… Todos han sido con él. ¡¿Cómo puedes decirle eso?! ¡Estás loco! Te faltó el día en el que te graduaste… el que te dieron tu premio…
 
Hemos pasado miles de cosas juntos… y lo que viene será mucho mejor.
 
 Le vuelvo a mirar, está descansando, a mi lado… la noticia le ha dejado abatido, me abraza con sobre protección, como si yo fuese lo más importante en su vida. 
Suspira entre sueños, se apega a mi, yo subo con cuidado mi mano, acaricio con lentitud su espalda, siento como respira. Me relajo… es este el lugar al que yo siempre voy a pertenecer.
 
Vamos… vamos a pertenecer. 
 
Siempre a esos ojos verdes, a esa mirada molesta, esas hermosas pestañas… esas tiernas sonrisas. ¿Te cuento de él? ¿Cosas que él también desconoce? Sus hábitos… aficiones, costumbres. 
 
Siempre que se levanta, se queda unos minutos en la cama, esperando a que suene el despertador o yo mismo vaya a despertarle. Me mira, cada mañana, antes de salir de la cama… y sonríe. Se lava los dientes antes de desayunar, y también cuando termina, porque su dentista le dijo que lo hiciera hace mucho, mucho tiempo…. Se le quedó el hábito de aquella operación. Es meticuloso… bondadoso… y le gustan los olores cálidos, tenues. Cuando tiende la cama, le molesta que queden líneas, no puede soportarlo… Si le unta mantequilla a un pan, debe quedar perfectamente estirado y plano, ni un pequeño borde… todo correcto. 
 
 Pero conmigo, con nosotros… no lo puedo descifrar, ponemos su mundo de cabeza… pero cuando sonríe… es el mejor momento del día.
 
Ellos dicen que eres un milagro… ¡Vaya milagro! Nos agarraste por sorpresa, me dio bastante miedo que algo le hubiese sucedido. ¡No le digas eso! Me harás enojar y te quedarás sin comer hoy.
 
Oye… no me había dado cuenta, que estará con nosotros en la estación que nos conocimos. Ni yo… supongo que de la emoción no me percate de ello.
 
¡Llega pronto! NO me hagas esperar más, o te haré llegar ya. No lo moletes, lo hará cuando quiera, si sigues molestando dormirás en el sillón.
 
 Me observo en el espejo, hay cosas diferentes, aunque tengo un poco de mis sentimientos encontrados, tengo calidez, y sonrisas por doquier, hay risas, llantos, miedo… muchísimo miedo. Pero también ansias. Y… y mi ropa ya no me queda. ¡Maldito Midorima! ¡A ver si él puede con esto! Es que mírame… soy horrible. No puedo más. Ya no puedo… me iré, volaré. A la cocina, tengo hambre, ¿aquel ingrato habrá comprado helado?
 
 Ya no llores Takao… Imbécil, mal nacido, mal parido, ingrato, idiota, penitente, shank, plopus, neonato, ¡Te odio!¡Te odio! ¡¿Qué sabes tú de lo que quiero?! ¡Me engañas! ¡Ese idiota de los helados! 
 
 Me sostiene. Me mira. Acaricia mi rostro y se lleva las lágrimas, y con dos simples palabras, puede apaciguar a la fierecilla que llevo dentro. Sonríe, besa mi frente y acaricia mis cabellos. Y lo siento, un movimiento, una patadita, jadeo por el dolor, pero es más mi asombro y mis ansias. Y grito, él grita y coloco su mano sobre el lugar… Y unas lágrimas resbalan por sus hermosos ojos verdes. 
 
Me sonríe… le he hecho feliz. 
 
 Otra hoja cae con lentitud, como si no le importara la gravedad… se mantiene levitando… se mueve, cae, se levanta, vuelve a caer… es infinita. Al igual que este sentimiento. 
 
Entrelaza sus dedos con los míos y me ayuda a sostenerme, patea con calma aquellas hojas haciendo que estas lluevan por todo nuestro hermoso patio, pintado de colores tan cálidos que me recuerdan el calor de sus abrazos. Y las ganas que tengo de uno, y lo consigo. Me sostiene y me mira, en sus ojos soy eterno, un infinito, un universo, también soy diminuto, pequeñito… Pero me mira con tanto amor… que me fundo en ese cálido abrazo y él me envuelve con dulzura. Soy parte de algo… alguien me ama… alguien me necesita.
 
 Me mira con detenimiento, siento nerviosismo, pero él ni se inmuta, con la punta de sus dedos delinea aquella curvatura de mi cuerpo que nervioso trato de apartar para que no vea lo demás… ¿Cómo puede mirarme de aquella manera? Soy un asco… No lo merezco. 
 Pero me mira, sonríe, me besa, abraza, y sus dedos me acarician, me hacen perder la cabeza, no puedo respirar bien… no duele, es delicioso… me siento tan bien que lágrimas salen de mis ojos, y él me mira. Y le pertenezco. 
 
 Tu padre es un caso… y yo me quiero casar con él. ¡¿Qué ha dicho?! Me sonríe, y me enseña el anillo, no puedo evitar llorar, lo abrazo mientras dejo que me coloque el anillo y me besa. 
 
 El dolor es insoportable, admiro a las mujeres que han tenido tantos hijos y no se quejan tanto… ¡Por eso dicen que es un milagro! Ruego por que se detenga, que pase rápido. 
 
Miro por la ventana, el atardecer es hermoso, podría apreciarlo mejor si no sintiera que me voy a fundir con en asiento trasero y que voy a romperme en miles de cachitos.
 
Intenta respirar. ¡Cállate! Si me vuelves a decir aquello, te juro que voy a castrarte.
 
 Siento como el pequeño bisturí corta mi piel.
 
Ahí, en ese hermoso minuto, se detiene el tiempo… sus ojos, me miran, mientras sostiene mi mano con fuerza, me apoyo en él, el hombre a quien le entregué mi vida y tuve la dicha de amar. Sus lentes están un poco empañados. Y me sonríe. 
 
 
 Primero un llanto… y luego otro… dos llantos… ¡Mellizos! Un niño, idéntico a él. Una niña, tan linda como él lo podría ser. 
 
 
¡Hola! A ver, déjanme ponerles el pañal. Sostiene las piernas de Haru y luego las de Yoi, quienes ríen por sus tonterías. 
 
Él les mira, con amor infinito, cariño y sobre protección, los deposita entre nosotros, y me da un beso. No les mira de la misma forma que me observa a mi, es distinto, no lo puedo describir. 
 
 Sonríe, acaricia la mejilla de Haru y yo acaricio el estómago pequeño de Yoi, mi pequeño niño, abre sus ojitos, tan verdes como los de Shin, y suelta una risita. Observo como él juega con ella, quien se recuesta en su pecho, aprovecho para hacer lo mismo y nos acercamos un poco para tener un poco de calidez el uno del otro. Me inclino y beso sus tiernos labios. Y sonreímos. 
 
 Observo la ventana… las hojas siguen cayendo.
 
 Una…dos…tres…
Cuatro… cinco…seis…
 Siete… ocho… nueve…
 
 Que nunca dejen de caer. 
 
Noventa y nueve… cien.
 
 Vuelve otoño, con otra hermosa sorpresa y la caída de tus hojas secas.

 
Notas finales:

Bueno, Compi y mi Unicornio, espero les guste... Por ustedes escribí un mpreg... :') 

Gracias por leer~ ♥


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