A Draco Malfoy se le dijo que debía estar agradecido, se le habían perdonado sus crímenes de guerra y puesto en libertad, se le había regresado su mansión y cuentas bancarias casi intactas. Podrá seguir sus estudios en Hogwarts y elegir una profesión.
Pero Draco se sentía de todo menos agradecido, se sentía desafortunado, perdido, solo... Completamente solo, su madre, su hermosa y amada madre estaba tan muerta como su padre, como Severus... Ya no le quedaba nadie ni nada por lo que seguir adelante.
Lo había perdido todo por culpa de su orgullo, arrogancia y prepotencia, tanto deseó ser como sú padre, que este le mirara con orgullo con amor y no había logrado nada de lo que deseaba. Sobrevivió a la guerra pero estaba con la mierda hasta el cuello, sin reputación y una larga lista de enemigos, claro su ego ya no es lo que era y tenía perfectamente claro que muchos de esos enemigos no eran propios, sino de lo que representaba.
Estaba sentado en la mesa de Slytherin, apartado de todos. No escuchó el discurso de la Directora, ni del sombrero tampoco aplaudió a los nuevos seleccionados. No miró a nadie a su alrededor. Estaba comiendo en modo automático cuándo sintió que le tocaban el hombro.
-señor Malfoy acompáñeme a mi oficina por favor- Mcgonagall le quedo mirando de manera neutra solo esperando a que reaccionara.
-por supuesto - se puso de pie y siguió a la mujer hasta el despacho manteniendose dos pasos por detrás. No tenía ni una pista de lo que se trataba se maldijo por no poner atención, desde el final de la guerra le costaba concentrase y dormir se había hecho una tarea pesada... Últimamente le costaba hacer muchas cosas. Y ni siquiera notó cuándo se sentó frente al gran escritorio de caoba y lucho por centrar sus ojos en la avejentada mujer y no en los cuadros colgados tras ella- usted dirá directora
-Presumo que no leyó la carta que le envié hace dos semanas, estoy en lo correcto señor Malfoy? - El rubio solo asintió con la cabeza y la miró atentamente esperando que no fuesen más malas noticias- muy bien entonces... Este año como pudo notar tenemos aún lugares inhabitables dentro del castillo y por ese motivo hemos creado cuartos dobles para los estudiantes de séptimo curso, si hubiese leído la misiva sabría que su cuarto en particular esta en el lado norte, cuarto piso, detrás del cuadro de la sirena muda y que su compañero es el señor Longbottom... Eso es todo puede retirarse-
Estaba en shock, no podía ser peor,de todas las personas en este inmenso castillo tenía que ser Neville Longbottom! Aquel que paso de ser un muchacho asustadizo a todo un héroe de guerra ahhh, ahora podía agregar el calificativo de condenado a su larga lista de sentimientos sin resolver.
Severus Snape debería estar riendo a carcajada limpia, donde sea que estuviese en el más alla. El había sido el único que notó cuanto le interesaba Neville. Había notado como su infantil curiosidad se transformó en sincero interés romántico mal dirigido.
Una vez que salió de su trance y ya estaba camino a la salida escuchó a la mujer decirle "zorro blanco" y comprendió inmediatamente que esa sería la contraseña.
Llego más rápido de lo que esperaba, miro a la hermosa sirena y susurro la contraseña, el cuadro se abrió. Cerro sus ojos y respiro profundo- al mal paso darle prisa
Neville se encontraba emocionado, este año sin duda estaría lleno de sorpresas. Su verano había sido tranquilo. Paseo con su abuela por Alemania y se juntó con sus amigos en reuniones privadas, ahora que era un héroe de guerra no lo dejaban tranquilo. Nunca había envidiado a Harry y ahora entendía lo horrible que era tener un poco de fama. Ya había acomodado sus cosas en el cuarto y estaba tan ansioso por ver a Malfoy que sus manos temblaban.
Cuando fue notificado de que sería su compañero de cuarto no podía creer su buena suerte, el atolondrado gry al fin tendría una oportunidad de estar cerca del fuera su amor platónico desde los 13 años. Antes estaba seguro que no tendría ninguna posibilidad con el rubio, pero los años habian jugado a su favor, era mas alto y delgado y ahora tenía una fama de Gryffindor de verdad. Era un sangre pura y si bien su fortuna no era mucha, si era lo suficiente para darse una vida tranquila y sin preocupaciones... Siendo honestos él era el mejor partido que podría conseguir Draco Malfoy, claro que el quería enamorarle, mostrarle que su vida sería increíble. Pensando en todo ello no sintió cuando el cuadro se abrió y sólo se percato cuando Draco ya estaba de pié frente a el.
-Buenas noches Longbottom - tres palabras.
-Buenas noches Malfoy- solo tres palabras bastaron para paralizar sus corazones.