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Él + Tú y yo por TokiitaNaruLoveBK

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Notas del capitulo:

ADVERTENCIA: 

Hay SasuNaru también en este oneshot. Si vas a leer estás consiente de ello. El fic termina como un ShikaNaru y fue pensado como tal. Si no les gusta que también haya SasuNaru no agredan en comentarios, simplemente ahorrense las molestias y no lo lean. 

 

De ahí en fuera que sean bienvenidos y espero que les guste este longshot o oneshot, como quieran decirle. 

Extrañe estar por aquí c: 

 

Naru, espero que te guste como quedó esta historia que siguió gracias a ti. 

Te amo, siempre c: 

Él + Tú y yo
UchihaNaru

Es una enfermedad, una droga que no te permite vivir sin él.

 

Estaba sudando.

-¿Qué hiciste anoche-ttebayo? –Como siempre que estaba con él, estaba nervioso.

Odiaba el calor que corría todo su cuerpo y a esas ganas incontrolables de querer lanzarse hacia el castaño que estaba sentado a su lado. Entre más días pasaban esas ganas se volvían superiores a su autocontrol, sabía que tenía que reprimirse, se repetía que tenía que evitar hacer una tontería que pudiera costarle la amistad con su nuevo e imposible capricho sexual.

 

Ponle atención. Se dijo.

Pero eso no ayudó.

 

-Una chica del trabajo me invitó a su casa – ¿Han experimentado ese nudo en la garganta, esa opresión en el pecho que se crea cuando la persona que te gusta dice que alguien la invitó a salir? Él aun no podía admitir que eso ha estado sintiendo desde que conoció a ese sujeto y, para disimular el dolor que se instaló en él, puso los ojos en blanco y pensó en el hecho de que estaba harto. Odiaba que no hubiese un solo día en el que su acompañante no recibiera invitaciones de chicos y chicas. Ahora solo sentía disgusto, pero en un principio era peor, antes las ganas de gritar y maldecir lo comían por dentro, tenía que pellizcarse o morderse el labio para no decir algo fuera de lugar, antes perdía un poco el control pero… -Estoy harto de eso, involucrarse con alguien es demasiado problemático –Si había algoque no podía entender era la existencia de un ser humano como aquel, ese hombre que aún no quería admitir que lo tenía loco era alguien sin ganas de compromisos o relaciones de una noche, era alguien totalmente contrario a él.

 

Se suponía que por ser quien era su imagen debía ser respetable e inocente, como hijo de un importante hombre él tenía como deber ser un ejemplo a seguir, la realidad era qué si su padre llegaba a enterarse de la mitad de las cosas que hacía, si el mundo en el que se movía llegaba a escuchar de sus hijos cómo era él en realidad, no dudaba que su padre sintiera vergüenza de él.

 

Al principio el miedo de ser descubierto lo hacía actuar discretamente pero, entre más tiempo pasaba más descarado se volvía, no ayudaba mucho tener a alguien que lo apoyara y pensara igual que él, mucho menos si esa persona había aprendido a caminar a tu lado. Él, Naruto Uzumaki, junto a su mejor amigo, les gustaba vivir su sexualidad con la mayor diversidad posible, y si alguien les preguntara sus respuestas no sería tan simple como decir que lo hacían porque disfrutaban del sexo, más bien era su manera favorita de saber que tenían el control, era como un juego de poder.

 

Alguna vez a su amigo y a él les enseñaron que no debían poner su corazón en manos de alguien y ellos hacían lo mismo al destruir los sentimientos de los ilusos que se arrodillaban a sus pies, si, era personal, era como una pequeña venganza contra lo que tuvieron que pasar, pero igual era su manera de hacerles ver a esos tontos que no por creer que amas a alguien tienes que rebajarte ante él.

 

Pero en fin, el punto de todo era dejar en claro lo fácil que se rendía ante los deseos de su cuerpo, a él no le importaba con quién hacia o dejaba hacerle felaciones, mucho menos con quien se abría para recibir embestidas suaves o salvajes siempre que él lo demandaba (aunque si algo quería dejar en claro era que nadie podía ser mejor que mejor amigo, él era el único que sabía dónde dar y cómo hacerlo).

 

Desde que tenía 15 siempre había sido así y después de enamorarse nunca pensó hacerlo de nuevo, que lo hiciera aquella vez había bastado para que odiara todo lo que pudiese rimar con amor, así que para él un buen polvo dos o tres veces a la semana era suficiente…

 

O eso era antes de tener un vecino nuevo.

Uno tres años mayor que él, con porte despreocupado y ojos bonitos.

 

Al principio pensó que era un encaprichamiento, una inevitable atracción hacía alguien no solo mayor sino más experimentado, alguien fuera de sus límites, un hombre de 25 años recién graduado y con un trabajo estable en una firma privada de abogados. Era una firma familiar reconocida, amada y odiaba por ayudar a gente que se lo merecía y a criminales que el mundo preferiría ver muertos, los Nara eran los mejores en lo que hacían y el hecho de que Naruto tuviese la oportunidad de comenzar a hablarle fue gracias a su padre.

 

Minato Namikaze era un empresario afamado que había sido recientemente demandado por supuesto fraude, contrató a los Nara para que lo ayudaran en su caso y fue una casualidad que dos días después de ver a un guapo desconocido metiendo cajas a la casa de enfrente lo viera entrar al despacho de su padre presentándose como Shikamaru Nara. Recuerda que ese día él le había ido a dejar algo de comer a su padre y ya iba a retirarse, pero antes de si quiera pensar en moverse Minato le pidió quedarse, algún día él iba a heredar la compañía y tenía que saber cómo actuar en una situación así. La cita de trabajo duró alrededor de dos horas, la mayor parte de ella su padre se distraía con él así que no hubieron grandes avances, después de despedirse Shikamaru y él salieron juntos para subirse al elevador.

 

-¿Vives enfrente no? Te vi el otro día espiando por la ventana –Naruto se sonrojó al verse descubierto, se disculpó tímidamente y Shikamaru rio, después de eso el hielo quedó totalmente derretido y hablaron un poco hasta que el ascensor se detuvo en el estacionamiento, el rubio le contó que vivía solo desde que había comenzado la universidad porque la casa de su padre le quedaba demasiado lejos e iba caminando porque nunca había aprendido a conducir.

 

Fue así como terminó diciendo que se iría en taxi y Shikamaru se ofreció a llevarlo a casa justo como era de esperarse de un caballero en traje negro y corbata azul, en el camino siguieron hablando y riéndose, luego quedaron en comer al día siguiente en la casa del mayor ya que Minato quería hablar sobre la demanda y dijo que lo llamaría después de mediodía, también, como todos los sábados, iría a ver a Naruto, así que después de mandarle un mensaje a su padre, que llegaran a su casa y Shikamaru lo acompañara hasta la puerta de su hogar, quedaron de verse para comer.

 

Luego de esa comida nada fue lo mismo en la vida de Naruto, ¿Atracción? No, aunque no iba a decirlo con todas sus letras eso era más que simple atracción, ya habían pasado cuatro meses y desde ese día el intentar hacer algo con alguien más era imposible, sentía asco, sentía que traicionaba algo que no existía y que tal vez nunca iba a existir entre Shikamaru y él.

 

Y hablando en serio ¿Quién no iba a… fijarse seriamente en alguien como Shikamaru? Comían todos los días juntos, los fines de semana veían películas en casa, salían con su padre, con el señor Nara o incluso con algunos de los amigos de Shikamaru, una vez fueron a una pista de patinaje y otro al teatro, hacían todo tipo de cosas juntos e incluso algunas que antes siempre le parecieron aburridas a él.

 

Shikamaru siempre lograba convencerlo con una sola palabra.

Lo tenía estúpidamente, dios y tenía que acostumbrarse a la palabra, E-NA-MO-RA-DO.

 

Es entonces cuando se pone a pensar en que él no necesitaba eso en su vida, ahí con Shikamaru compartiendo otro fin de semana viendo películas se ha dado cuenta lo perdido que está por él y eso no le agrada, siempre había sido él el que jugaba con los demás, el que enamoraba y rechazaba, estar en el papel contrario, poner sus sentimientos en la mesa y dejarlos en manos de Shikamaru con la posibilidad de ser rechazados y pisoteados era un miedo que no quería volver a sentir.

 

Hasta ese día había intentado con todas sus fuerzas autoconvencerse de que era un capricho, solo alguien más que quería en su lista de encuentros casuales pero no, las cosas no eran así, el hecho de que su corazón latiera deprisa cada vez que se acercaba a él, cada vez que lo abrazaba o besaba en la mejilla le demostraba lo mucho que quería a ese sujeto y lo hacía de una manera que en el pasado le había traído mucho dolor.  

 

-¿Tu padre vendrá hoy a cenar? –Naruto asintió cuando se dio cuenta que le hablaba a él, su cuerpo estaba al revés, su cabeza colgaba en el borde del lado derecho del sofá y las piernas estaban apoyadas en el respaldo. Shikamaru lo veía desde arriba, tenía las piernas cruzadas sobre el sofá y el antebrazo izquierdo en el reposabrazos, la mano libre la tenía sobre la rodilla de una de las piernas del menor, una que se movía con tal de evitar concentrarse en los escalofríos que recorrían su cuerpo cada vez que aquella mano se movía un poco sobre él, de vez en cuando Shikamaru apretaba con fuerza para que detuviera el movimiento, aquello solo funcionaba durante unos pocos minutos antes de que el incesante movimiento hiciera su reaparición.

 

-Quiere festejar “como se debe” que ayer por fin terminó el juicio y ganaron, ahora se lo pensaran dos veces antes de levantar falsas acusaciones contra la empresa de mi padre, tener de yerno a un Nara trae sus beneficios –Shikamaru sonrió por la voz burlona y seductora que Naruto había usado, jugar de esa forma se había vuelto habitual en ellos y más frente a sus padres, quienes habían empezado con el tira y afloja sobre llamarlos novios o la pareja perfecta o dirigiéndose de vez en cuando a ellos como yerno o hijo.

 

Al principio para Naruto resultó incomodo porque no podía reírse igual que Shikamaru cada vez que melosa y exageradamente le decía cosas románticas que en verdad sentía, era un poco doloroso que el mayor solo se dirigiese a él de esa manera para divertirse, pero tomando en cuenta que no creía en la posibilidad de recibir esas palabras de otra manera prefería seguir jugando aun a costa del dolor que al escuchar al mayor reír se alojaba en su pecho.

 

-Entonces tenemos que ir a comprar algunas cosas para hacer una cena de infarto –Shikamaru palmeó su rodilla y se paró, Naruto extrañó el tacto y el cosquilleo que le provocaba, su vista se quedó perdida por unos segundos sobre el lugar en donde la mano del Nara había descansado y después suspiró. El mayor ya había caminado hasta la entrada y él se paró para alcanzarlo –Vamos, compraremos un par de esas cervezas sin alcohol que a tu padre tanto le gustan y llamaré a los míos para saber si tienen planes, entre más gente más se disfruta la fiesta –Naruto rio por lo bajo, la única razón por la cual ese hombre quisiera tener a los tres adultos en una misma habitación era el asegurarse de no tener que ir a trabajar al día siguiente por emborrachar a su padre.

 

El menor por otro lado no tenía que preocuparse por Minato, desde que Kushina había muerto en trabajo de parto se prometió así mismo no tomar ni una gota de alcohol al tener que criar a un bebe, con el tiempo se volvió parte de él decir no cuando antes, por las reuniones y tratos que debía negociar, tomaba una o diez copas que lo dejaban fuera de combate, el hecho de que ahora su hijo fuera mayor de edad y viviera solo al estar estudiando no debía cambiar nada, él seguía siendo orgullosamente un hombre que gustaba de la cerveza y los cocteles dulces sin alcohol.

 

Con las chaquetas ya puestas los dos chicos se subieron al auto de Shikamaru y manejaron con la música favorita de Naruto a un volumen estridente, el mayor ya se había acostumbrado a eso, a la voz de Naruto medio gritando y medio cantando junto a Brendon Urie o Gerard Way. Convivir con ese pequeño y escucharlo todos los días cantar era, hasta increíble de creer, divertido y relajante.

 

Cuando llegaron al centro comercial Naruto fue el primero en bajar del coche, corrió hasta la entrada del súper y esperó a que Shikamaru se pusiera a su lado, el mayor pasó uno de sus brazos por sobre los hombros de Naruto al tiempo que él empujaba el carrito que planeaban llenar. Pasaron desde la sección de embutidos hasta la panadería, en algún momento se dividieron las tareas y, mientras Shikamaru esperaba que le dieran la cantidad de carne que había pedido, Naruto fue a buscar los vegetales que iban a necesitar.

 

El susodicho estaba concentrado en elegir las mejores zanahorias y repitiendo una y otra vez la lista de compra en la cabeza, Shikamaru le había pedido que escogiera con cuidado, el mayor era muy perfeccionista en lo que hacía a pesar de su actitud despreocupada. Naruto ya estaba haciéndole un nudo a la bolsa para pasar al siguiente pendiente, su rostro estaba serio, su mente perdida en las verduras y en lo bien que quería quedar ante el Nara por haber escogido solo lo mejor, al terminar con el nudo se quedó estático con la mirada sobre la bolsa.

 

Los recuerdos lo atacaron e hicieron que se preguntara qué le estaba pasando. De nuevo y sin darse cuenta estaba haciendo cosas solo por buscar algo a cambio de Shikamaru, se había convertido en los chicos que él burlaba, en esos que babeaban a sus pies. En algún punto se había vuelto de nuevo un perrito faldero y ser consciente de eso le asqueó, ¿Por qué a pesar de ser como la onceaba vez que se daba cuenta de lo mal que estaba seguía ignorando sus pensamientos y sonreía como si realmente fuese feliz complaciendo y aparentando algo que no era por Shikamaru?

 

Naruto se sentía frustrado, enojado y avergonzado de lo bajo que había caído una vez más, era como si la primera vez no hubiese sido suficientemente mala, odiaba verse así mismo de rodillas por el Nara cuando el detestaba a ese tipo de personas, las aborrecía tanto que jugaba con ellas y destrozaba todo lo que eran con tal de hacerles ver lo poco que se estaban valorando solo por conseguir una simple mirada de alguien que no valía la pena o que simplemente nunca podría estar interesada románticamente en ellos.

 

¿Y por qué? Porque él conocía las consecuencias de ser así.
Porque se suponía que él ya había aprendido.


¿Entonces… por qué?

 

-Joder-tteba –Y ahí estaba él, volviendo a sentir en carne propia lo que era ser un títere. Creyó que en cualquier momento se pondría a llorar, sintió por un momento que sus piernas le fallarían y lo dejarían de sostener, Naruto iba a desmoronarse a mitad del supermercado pero lo sintió. Primero fue una mirada que le recorría el cuerpo a su espalda y le provocó un escalofrío, iba a voltearse pero dos manos se posaron con delicadeza sobre su cadera y lo acariciaron seductoramente. Naruto sonrió, respiró hondo y recuperó las fuerzas, dejó que su cuerpo se recargara en la persona que estaba detrás de él, una barbilla se colocó sobre su cabeza y de pronto no solo tenía esas manos en sus caderas, ahora unos brazos lo rodeaban por completo y pegaban su anatomía por detrás.

 

-Pero miren a quién me he encontrado hoy –Naruto rio y alzó el rostro para ver la cara de su mejor amigo, unos ojos negros y una sonrisa prepotente le hicieron duelo a sus brillantes ojos azules y sonrisa burlona, era toda una sorpresa encontrarse a esas horas a Sasuke -¿Acaso planeas sorprenderme con una cena romántica, princesa? –Naruto se zafó del agarre del pelinegro, se volteó y lo golpeó juguetonamente en el brazo.

 

-Anda ya, ¿Y tú que te crees? ¿El príncipe Eric? ¿Qué no es muy temprano para que Míster Vampiro salga a cazar?  –Sasuke puso los ojos en blanco y se apartó un poco de Naruto, que el otro dejara de invadir su espacio le permitió recordar lo que había estado haciendo antes de su pequeña crisis emocional, con el pelinegro aun a su lado se movió hasta donde estaban los tomates y comenzó a meterlos en una bolsa, Sasuke solo lo miraba en silencio.  

 

-Haz cambiado –Naruto dejó los tomates en el carro y miró a Sasuke, el pelinegro alzó una mano y acarició su mejilla con el dorso, el rubio cerró los ojos para disfrutar el suave toque y sonrió –Estoy preocupado por ti, Dobe –De todas las personas Sasuke era el que mejor conocía al chico que no pudo evitar volver abrazar, no era broma cuando decía que estaba preocupado, Naruto nunca se lo diría pero sabía que sentía algo por el hombre que desde que llegó había revolucionado no solo la vida de su pequeño sino también su amistad. Sasuke era consiente que desde hace mucho el menor había comenzado a soñar de nuevo con el amor, el hecho de que nunca hablara sobre eso o que externara burla cuando alguien decía estar enamorado era un escudo contra su realidad, una en la que aún tenía miedo de aquel sentimiento que los dos preferían negar.

 

Al principio el Uchiha se alegró que la imagen de alguien por fin le demostrara que podía volver a enamorarse, pero cuando la actitud de Naruto poco a poco se volvía más sumisa se empezó a asustar.  El menor tenía miedo de ser una decepción a ojos de aquel sujeto, estaba aterrado de que lo conociera en realidad, que descubriera cómo su cuerpo caía fácilmente bajo la lujuria, iba con pasos cautelosos con todo lo que hacía y decía, tanto que Sasuke sabía que algo tenía que hacer.

 

No iba a permitir que lo que era Naruto desapareciera de nuevo por alguien que no sabía si era digno del menor, además, ¿Qué pasaría si algún día Naruto dejaba de sentir inseguridad y se animaba a declararse? ¿Qué pasaría si Shikamaru le decía que no sentía lo mismo? O peor ¿Qué pasaría si lo humillaba al rechazarlo o lo menosprecia al conocer la verdad? Sasuke no conocía al castaño más allá de lo que contaba Naruto, no sabía si podía o no ser capaz de hacer ese tipo de cosas y, si lo era, temía que el ojo azul perdiera la poca fe que tenía en los sentimientos. 

 

Por eso y más no quería quedarse con los brazos cruzados durante más tiempo, para nadie era un secreto que ellos dos eran inseparables, si algo podía presumir Naruto era el hecho de tener un amigo tan fiel como solo Sasuke podía ser, el Uchiha siempre estaría ahí, siempre sería el consuelo que necesitase durante el tiempo que quisiese, Sasuke siempre daría su brazo a torcer por Uzumaki Naruto, habían crecido juntos, eran como hermanos, unos algo enfermos e incestuosos pero al final de cuentas, hermanos.

 

Y como tal, iba a ayudar a su pequeño a superar lo que fuese que estaba pasando ahí.

 

Con esto en mente Sasuke había separado un poco sus cuerpos y con una de sus manos había alzado la barbilla de Naruto, la intensión de querer besarlo se transmitía en su mirada y el rubio no le negó el acercamiento, estaban tan acostumbrados a demostrar su apoyo con afectos que cualquiera desaprobaría que a Naruto no le importó ser visto por personas que lo reconocían de los días continuos que iba ahí con Shikamaru.

 

Los dos estaban por cerrar los ojos, sus respiraciones chocaban y sus labios estaban por rozarse, un cosquilleo de reconocimiento les recorrió el cuerpo, sus manos recordaban el tacto de la piel del otro, habían estado en situaciones así infinidad de veces que ya era totalmente normal, un beso no significaba nada más que un cariño fraternal, un beso para ellos no tenía carga sentimental más allá que la de amistad, una totalmente irrompible e irremplazable, un beso era un gesto, uno tan habitual que se daba por sí solo en los momentos menos esperados.

 

-Lo siento, ¿Interrumpo algo? –Los jóvenes se sobresaltaron por la inesperada interrupción y se separaron por autoreflejo, Naruto, rojo hasta las orejas, sintió su mundo caer cuando los ojos indiferentes de Shikamaru se toparon directamente con los suyos, el menor sintió frío y perdió el habla, el pánico lo invadió -¿Terminaste de escoger las verduras? –El rubio asintió y apartó la mirada, no sabía cómo debía reaccionar ante aquella voz neutra y mirada reprobatoria, Sasuke se dio cuenta de esto y no le gustó la manera en la que Naruto reaccionaba ante esa persona, no le agradó ver y comprobar que ese sujeto tenía a su amigo bajo el control de sus reacciones… La dependencia, ese ruego que veía en los ojos de Naruto por la aprobación del contrario, el miedo que captó por creer haber hecho algo malo solo lo había visto una vez hace mucho tiempo y volver hacerlo no le gustó, Uzumaki ya no era así.

 

El juego que empezaron hace años era sobre él o Naruto alzando la mano y teniendo fila de pretendientes listos para cumplir sus caprichos, el juego era sentir lo que era moldear a alguien bajo tus pretensiones y tus deseos, enseñarles lo que les gustaba y lo que no, ser complacidos, ser egocéntricos, consiguiendo un poco de venganza contra aquellos que los moldearon alguna vez.

 

¿En qué momento las cosas habían retrocedido?

¿En qué momento Naruto se convirtió en alguien capaz de romperse otra vez?

 

-Tú debes ser Shikamaru – El mencionado dejó de ver al menor y recorrió a Sasuke de arriba abajo, lo hizo con aparente desinterés y no abrió la boca para negar o afirmar lo dicho por el Uchiha, quien al ver el intento del más grande por no dejar externar lo que pensaba o sentía se permitió sonreír con prepotencia –Yo soy Uchiha Sasuke, el mejor amigo de este Dobe –Al decirlo miró a Naruto y lo tomó de la mano para acercarlo a su cuerpo, el rubio quiso rechazar al pelinegro pero este no lo dejó, por el contrario pasó su brazo alrededor de los hombros de Naruto y lo aferró con la intensión de aclarar que no lo dejaría ir, Shikamaru veía esto con seriedad y sin amago de querer o hacer algo al respecto.

 

-¿Necesitan que los deje solos de nuevo o podemos seguir con la compra, Naruto? –  Los pensamientos del mencionado volaban mientras los otros dos esperaban una respuesta suya. En su interior  los sentimientos de culpabilidad y vergüenza  lo ahogaban, quería darle mil excusas a Shikamaru para que dejara de verlo así, luego, como un flechazo, la imagen personificada del dolor apareció en su mente y lo hizo temblar… Naruto estaba aterrado por su actitud, tenía miedo de seguir dejándose llevar.

 

Lo único que atinó a hacer fue apretarse más al costado de Sasuke y este lo interpretó como un grito de auxilio que le pedía que lo sacara de ahí, el brazo bajó de sus hombros pero su mano se pegó a la espalda baja del menor, Shikamaru había seguido el movimiento y pudo captar en su mirada un brillo de indignación, Sasuke no reaccionó muy bien a esto, de hecho, la forma rígida en la que se paraba, su cara neutra y aparentemente despreocupada, ese enojo desbordante que se podía sentir pero que creía disimular muy bien, todos esos aspectos en Shikamaru no los tragó, por el contrario le dieron mayor pauta para convencerse de que, por el momento, ese sujeto no era ni un poquito de bueno para Naruto.

 

-Naruto se va conmigo, lo llevaré más tarde a casa y así tú puedes hacer lo que quieras –Shikamaru sintió la necesidad de fruncir el ceño, Sasuke sonrió victorioso y Naruto prefirió mantener la vista en el suelo puesto que no quería que sus ojos se cruzaran con la del mayor ni por casualidad o no podría evitar hablar para disculparse e irse con él, se dejaría en ridículo y tendría que aceptar que todo aquello no era solo diversión y bonitos sentimientos, también era desesperación, incomodidad y una dependencia que nunca quiso tener hacia Shikamaru.             

 

-Tenemos una cena con su padre, no creo que- --Minato-san no tendrá ningún problema conmigo, no trates de meter al hombre que cambió mis pañales en esto – Sasuke dejó de sonreír y miró con seriedad al castaño, este apretó los puños al haber sido interrumpido tan bruscamente y sin oportunidad de rebatir, al verse atrapado buscó con la mirada al menor pero este parecía no darle importancia a su presencia, esto le provocó mucho más enojo y frustración.

 

-¿Naruto? – Su voz era dura, autoritaria. Shikamaru quería irse con el rubio de ese lugar, él también era su amigo, él también tenía derecho sobre él, un galán de poca clase como el que tenía delante no podía ser mejor compañía, no podía ser más importante, después de tantos meses demostrándole al rubio una parte suya que nadie conocía no podía ahora ir y preferir a ese sujeto, se suponía que en el barco solo estaban ellos dos, Naruto no necesitaba a nadie si lo tenía a él.

 

- Ve caminando al coche, Naruto-Sasuke dejó libre al menor y lo empujó suavemente hacia el lado contrario de donde estaba Shikamaru, este caminó y antes de unírsele Sasuke le dedicó unas últimas palabras al castaño –Aléjate de él - No va admitir que decir aquello le provocó gran satisfacción porque se quedaría muy corto, Sasuke quería dejarle en claro a ese sujeto que después de ese día las cosas iban a cambiar, tal vez el Nara no era consiente pero estaba destruyendo a su amigo y no podía dejar que el pasado se repitiera, no estaba seguro de que esta vez Naruto lo pudiese superar. 

 

Dejaron al abogado solo en el supermercado y de camino a casa del Uchiha el silencio reino en el auto, el mayor mantenía la mirada en el camino y apretaba el volante expresando la frustración que recorría su cuerpo, los nudillos ya se veían blancos y su enojo se sentía en el aire, ver en vivo y a todo color reacciones que pensó que nunca volvería a ver en su amigo lo dejó tocado, más al presenciar como Shikamaru quería imponerse sobre él. Por otra parte Naruto a su lado temblaba y se permitía llorar en silencio, con Sasuke no le importaba hacerlo, no le importaba mostrarse tan acabo y avergonzado de sí mismo, tan dolido y roto…

 

-Shikamaru no es él –Cuando habló lo hizo con la intensión de parar ese llanto que estaba poniéndolo nervioso, Sasuke no estaba seguro de sus palabras al defender al Nara pero quería que su amigo dejara de desprender esa aura de debilidad y necesidad–Naruto, tranquilízate –El menor se encogió en sí mismo y comenzó a sollozar audiblemente –Deja de llorar, por favor –Sasuke hablaba con tosquedad y con la paciencia a punto de acabársele, los recuerdos bombardeaban su cabeza haciendo más difícil la situación, una opresión en el pecho le impidió respirar y harto de todo, gritó -¡Ya basta, cállate! –Naruto respondió con lamentos escandalosos y lágrimas descontroladas, se abrazó así mismo e hizo su cuerpo hacía adelante hasta que su frente chocó con sus piernas, el mayor miró esto de reojo y maldijo por lo bajo al tiempo que estacionaba el coche frente a su hogar –…Lo siento, lo siento Naruto –Sasuke se movió rápido y un poco alterado bajó del coche y corrió para abrir la puerta del menor, al hacerlo jaló al rubio para abrazarlo e inmediatamente escondió el rostro inclinándolo contra el cabello de su amigo y repitió como un mantra que todo estaría bien, entre ellos quedaría en secreto el hecho de que también había comenzado a llorar en cuanto el rubio le correspondió, el pelinegro siguió hablando y empezó a decir que Shikamaru era diferente, que lo ayudaría en todo lo que quisiera, pero sobre todo, que sentía haberle gritado.

 

Cierto tiempo después la fuerza con la que Naruto lo abrazaba disminuyó, en algún punto su pequeño se había rendido ante el sueño y ahora dormía con el rostro hecho un desastre, antes de llevarlo dentro de la casa apagó el motor, le limpió un poco la cara y lo elevó en brazos, la casa estaba sola a esas horas y no se preocupó en instalarse en la sofá, dejó al rubio dormir ahí y buscó una manta para taparlo, una vez hecho esto suspiró y se dejó caer en el suelo con la espalda recargada en el borde del mueble a la altura del pecho del menor.

 

Esa había sido la hora más cansada de toda su vida.

 

El Uchiha volteó su rostro con dirección al de Naruto, lo miró detenidamente por un rato y no pudo evitar las ganas de acariciarlo. Habían pasado siete años desde que aquello sucedió. Era difícil recordarlo o  contarlo, desde su punto de vista a Naruto le había tocado la peor parte y por eso entendía a la perfección su desesperación.

 

En aquel entonces a Naruto no le importaba denigrarse con tal de ser reconocido por el que decía amarlo y Sasuke ocupaba todo su tiempo y dinero en complacer a alguien que le exigía toda su atención, sus decisiones aparataron a Naruto y lo lanzaron inconscientemente al abismo, nunca se iba a perdonar que, siendo casi su hermano, le hubiese importado muy poco las señales claras que percibía sobre que algo no estaba bien entre los dos.

 

Y Sasuke no solo se refería a que se habían apartado. En algún punto que nunca llegó a especificar su mundo comenzó a girar entorno a los caprichos de una mujer mayor que lo hacía sentir especial a pesar de su inexperiencia y edad. Cuando ella le decía que ladrara, lo hacía, cuando ella pedía algo, se lo daba, si era dinero o joyas se las arreglaba para tomar dinero de sus padres, cualquier cosa que ella necesitase él hacía lo imposible por conseguirlo.

 

Aquella mujer absorbió sus 24 horas del día y por eso no lo notó a tiempo.

 

No lo notó hasta qué, un día hace siete años, después de semanas sin haber salido juntos Naruto aceptó quedarse a dormir en su hogar. Ninguno de los dos se sentía cómodo con la situación pero sus padres y Minato habían empezado a preocuparse por su falta de comunicación, los dos tenían secretos y no necesitaban a sus padres sobre ellos, los adultos se sintieron más tranquilos con la noticia de que habían quedado para pasar la noche como en los viejos tiempos aunque ellos no dejaban de sentirse fuera de lugar. Las cosas habían cambiado y su amistad se había deteriorado a grandes pasos, la presencia del otro ya no los complacía, ya no significaba lo mismo, antes podían encontrar mil maneras en las que congeniaban casi con perfección… Pero ese día se veían a los ojos y ninguno logró encontrar razones que pudieran seguir uniendo aquella amistad.

 

Por la noche, cuando ya se iban a dormir, Naruto le dio la espalda y no tardó mucho en caer, él por el contrario empezó a divagar y a extrañar los tiempos en que quedarse a dormir en casa del otro era sinónimo de no dormir en toda la noche. Sasuke miró a su lado y el reloj apenas marcaba las 11, suspiró derrotado y decaído, quiso acomodarse para dormir con una sensación de vacío en el pecho cuando algo cerca de su pierna vibró.

 

Era el celular de Naruto.

 

Sasuke no era de las personas que revisaba las pertenencias de los demás, sabía que había cosas privadas y secretos que no deben ver la luz, lo entendía porque él tenía un secreto, él salía con una mujer mayor y vivía con el  miedo de ser descubiertos, sin embargo, mientras miraba el celular de Naruto, algo le dijo que debía hacerlo.

 

El Uchiha sabía que dentro de ese aparato encontraría cosas que explicarían un poco las razones por las que en aquellos días Naruto veía con frialdad a las personas, las razones por las que sus ojos habían perdido brillo, el porqué de que a veces bajase la mirada dependiendo del tono de voz con el que le hablaras, Sasuke se sentía intrigado porque ahora su amigo se mostraba reservado, introvertido y asocial, aunque hacía mal sentía que la única manera en la que lograría entenderlo sería invadiendo la privacidad de Naruto.

 

Además tenía un mal presentimiento y, movido por la inquietud, desbloqueó el celular.

 

Mensajes.

 

Martes 12 de Abril “Mi padre no puede enterarse”

Jueves 8 de Mayo “Será nuestro pequeño secreto”

Lunes 16 de Junio “Eres el único para mí, mi vida no valdría nada sin ti en ella”

Lunes 23 de Junio “Ayer soñé contigo, te extraño”

Martes 24 de Junio “Quiero verte, nos vemos mañana a la misma hora de siempre”

 

Sasuke leyó mensaje tras mensaje incapaz de creer lo que leía. Había entrado a la bandeja y se extrañó de ver el nombre de esa persona en lo alto, había pasado un tiempo considerable desde la última vez que escuchó de él y le sorprendía que Naruto mantuviese comunicación después de cómo terminaron las cosas entre los tres.

 

Siguió leyendo con rapidez para llegar a los mensajes más recientes, algo no le cuadraba ahí, algo no estaba bien. Su dedo dejó de deslizarse repentinamente cuando captó su nombre, a partir de ahí los mensajes se volvían más largos y la esencia cursi se había perdido, en su pecho algo se removió al comenzar a leer.

 

Agosto 24
11:45: No me interesa desde cuando son amigos,
harás lo que yo te diga y te alejaras de él, sino
esto se acabó.

11:48: Pero… Sasuke no ha hecho nada malo.

11:50: No lo necesitas, ¿Qué no fue él el primero en
dejarte de lado? Tú mismo lo viste, tiene a esa
pedófila ahora, no deberías juntarte con gente tan
estúpida como él. Pobre imbécil, Haruno-sensei está
casada y él ni enterado. ¿Puede ser más patético?
Solo le saca dinero y joyas. No necesitas a gente
como él en tu vida.

11:53: Pero es mi mejor amigo… No puedo dejar
que ella siga usándolo.

11:54: ¿Sigues llevándome la contraria? Me estás
haciendo enojar Naruto. ¿Acaso lo elijes a él por
sobre mí? ¿Él es más importante que yo? Además,
él no te creerá, eres un don nadie ahora, solo eres basura.
Deberías estar agradecido de que acepté estar
contigo, un poca cosa como tú no debería ponerse
en ese papel. No me hagas arrepentirme de hacerte el
favor de salir contigo.

11:58: Lo siento, lo siento. No me meteré. Lo prometo.
Dejaré de hablarle pero… pero no digas esas cosas.
No quiero perderte, te amo demasiado.

12:00: Y no lo harás, bebe. Nunca podría dejarte.
Me dejé llevar, sabes que me pongo así cuando me
haces enojar, solo haz lo que te digo y ahora ve a dormir.
Yo también te amo. 

 

Y ese tipo de mensajes seguían y seguían y seguían. El último que se habían enviado había sido unos minutos atrás. Sasuke ignoró en ese momento la manera tan cruel con la que a veces ese chico se dirigía a Naruto, pasó con rapidez ignorando importantes detalles que después iba a reflexionar, en ese momento solo le importaba leer lo que decían de Sakura.

 

Al parecer era vecina de aquel déspota adolescente y por eso sabía que estaba casada, además, con lágrimas en los ojos, leyó que no era el único, que la profesora Sakura Haruno veía a varios chicos entre los 17 y 19 años durante la semana y cuando su marido se iba a trabajar los metía en su hogar. Él era el más joven, su juguete favorito. Él era con el que gustaba besarse en el aula de profesores cuando estaba vacía, con el que se enrollaba en el asiento trasero del coche, con el que se arriesgaba a ser descubierta en los salones mientras le hacía las mejores y únicas mamadas que había recibido en su corta vida.

 

Le extrañó al principio que aquella persona supiera tantos detalles de Sakura, que conociera sus manías y sus horarios, varios mensajes después encontró uno en el que descaradamente aceptaba tener relaciones con ella, se reía un poco de Naruto y le pedía que no fuera melodramático, que seguía siendo su novio pero que veces se aburría de su cuerpo y se necesitaba despejar, pero que eso no quería decir que había dejado de amarlo, que nunca podría, que lo necesitaba para respirar.

 

No había mensaje de respuesta por parte de Naruto pero al día siguiente se hablaban con aparente normalidad. Alguno de los dos seguramente había hablado al otro por teléfono y terminado por arreglar las cosas… Sasuke sintió asco.

 

¿Cómo Naruto podía permitir eso?

…¿Cómo había permitido dejar que Sakura jugara así con él?

 

“Él no te creerá”  El Uchiha se levantó  y se encerró en el baño. Nunca en su vida se habían sentido tan miserable, y recordando cuatro palabras que constantemente se repetían en los mensajes dónde se tocaba el tema de Sakura sospechó que Naruto se sentía igual.

 

Porque si, era verdad, él no le hubiera creído. Si el rubio le hubiese dicho algo seguramente las cosas estarían peor entre los dos, hubiera puesto a Sakura por sobre él, la hubiera preferido a ella porque estaba enamorado, porque se sentía feliz cada vez que le sonreía, porque una mujer fuera de sus límites se había fijado en un niñato de 15 años y le había entregado su cuerpo.

 

Sasuke se sentía usado.

…Y luego sintió miedo.

 

Fue de un solo golpe. Prácticamente el equivalente a un puñetazo en el rostro. Su mente proceso los mensajes que no se trataban de él, se dio cuenta de la sumisión, del menosprecio, de las palabras claves que creaban una falsa dependencia de ese chico hacía Naruto para convencerlo de hacer y ser lo que él quisiese. Tembló por los mensajes en los que esa persona felicitaba a Naruto, mencionando sobre lo bien que iba aprendiendo a mover la boca o las caderas, alabando lo suave que era su piel, lo diferente que eran sus expresiones y lo sensible que se ponía en la zona del cuello a la hora del sexo.

 

“Te he entrado bien, ¿no lo crees?” Sasuke salió en ese momento del baño y angustiado se metió a la cama, por unos segundos se quedó mirando a Naruto y con cuidado de no despertarlo le quitó la camisa con la que dormía. El menor tenía chupetones repartidos por todo el cuello y, la espalda, pecho y hombros presentaban mordidas, arañazos y marcas que no quería saber con qué habían sido provocadas. Ante esta imagen el pelinegro cerró los ojos con fuerza dejando que más lágrimas salieran con libertad.

 

Durante toda la noche se quedó despierto, cuando dejó de llorar simplemente se quedó con la vista perdida en algún punto de la habitación, su mano derecha apretaba con fuerza la camisa naranja de su amigo y la otra la mantenía sobre el suave cabello rubio. Naruto despertó con este panorama a su alrededor y al instante entró en pánico.

 

Todo había salido a la luz.

 

A Sabaku no Gaara lo conocieron a los 12 cuando entraron a la escuela media y Sasuke nunca había congeniado con él, era más amigo de Naruto que suyo pero hacía el esfuerzo para que le agradara al tener que aguantarlo en las horas de receso en el colegio, el cual era el único momento en el que podían estar los tres juntos ya que Gaara era un año mayor.

 

Era una persona muy reservada, neutra.

 

Naruto y él peleaban constantemente porque el rubio siempre quería incluir al pelirrojo en sus planes o, en el peor de los casos, cancelaba sus salidas para pasar el rato con el Sabaku. Al final tuvo que tragarse el orgullo para que ese sujeto no le quitara a su mejor amigo y durante dos años más toleró su presencia.

 

Fue tanto horrible como hermoso el día en que casualmente Naruto escuchó a Gaara hablar con sus amigos sobre lo fácil que era manejarlos, durante varios minutos lo escuchó reír y menospreciar su amistad, estaban en el centro comercial y ellos iban saliendo de una película, había ido a comprar agua para los dos y cuando regresó lo encontró pegado a una pared con el rostro rojo y los puños temblando.

 

Naruto estaba furioso, indignado y colérico, más porque se sintió un idiota cuando comprobó que todas esas veces que Sasuke le dijo que el pelirrojo se la tenía jurada nunca le creyó, no hasta que lo escuchó referirse a Sasuke de mil maneras que Naruto no quiso contar pero que sin duda se las regresó al pelirrojo al día siguiente cuando lo citó en el parque.

 

Desde entonces se suponía que no se hablaban, una semana después  de la discusión Gaara había sido expulsado y transferido a otra escuela media superior, ellos estaban en su último año de la media y convenció a sus padres, a su tío Minato (como le decía de vez en cuando) y a Naruto para cambiarse de colegio.

 

¿Por qué? Porque una parte de él le exigía que hiciera algo, porque necesitaba asegurarse de perderle el rastro a Gaara. Desde el primer momento en que lo vio supo que nada bueno les podría traer su compañía y… Hubiese preferido nunca haber tenido razón.

 

-Ninguno de los dos necesita a Sakura o a Gaara, estamos bien teniéndonos el uno al otro y a nadie más – Esas fueron las últimas palabras que Sasuke le dijo a Naruto la última vez que hablaron del tema. Hablaron con sus padres después de ese fin de semana, uno en el que Sasuke y Naruto se gritaron, lloraron y pidieron comprensión el uno del otro, para cuando fue domingo por la noche Sasuke tenía aferrado a Naruto a su cuerpo pidiéndole que por favor no le dijera a su padre, que le permitiese llevar ese secreto a la tumba, que no le hiciera pasar por la mirada de vergüenza y asco que su padre seguramente iba a sentir por él.

 

Sasuke se lo prometió y al amanecer del lunes fue Naruto quien se sentó frente a su padre con lágrimas en los ojos.

Y por la tarde lo tuvo a su lado tomándole la mano en el departamento de policía.

 

Naruto declaró que el primer mensaje que recibió de Sabaku no Gaara después de años sin saber de él fue una fotografía de Sakura y su mejor amigo con un pie de página ofensivo e inapropiado. “Parece que Sasuke ha cambiado de juguete”; les mostró a los oficiales todas las fotos que le siguieron a esa y cada una de ellas mostraba a varios chicos y a su amigo siendo besados y tocados. Nunca quiso borrarlas porque una parte de él quería salir corriendo para apartar a Sasuke de ella pero tenía miedo a las represalias que hacerlo le traería con Gaara, quien lo tenía domesticado (palabra usada por una oficial que lo miró desde el primer momento con asco)  y le había prohibido decirle algo al azabache,  metiéndole en la cabeza la idea de que su amigo no le iba a creer.

 

Lo cual no estaba tan lejos de la realidad.

Naruto había estado fuera desde que comenzó aquella ilegal relación.

Al lado de ella él no sería nadie.

 

¿Y por qué? Porque Sasuke había cambiado, lo apartaba, no tenía tiempo para él, en las clases se mostraba más serio de lo común, más cerrado y prepotente, lo había dejado completamente solo y él no tenía a quien acudir, no hasta que un mensaje le abrió las puertas a encuentros, disculpas falsas, palabras de amor, caricias superficiales y cambios paulatinos.

 

Gaara había sido la segunda persona más importante en su vida a pesar de todo.

A pesar de su actitud.

 

Siempre le había atraído, siempre le habían gustado sus ojos y su tono de voz varonil. ¿Cómo negarse ante sus sutiles insinuaciones?  ¿Cómo negarse ante la posibilidad de una relación con alguien que pensabas estaba fuera de tu alcance? Gaara había sido su primer amor, su primer capricho, su primer latido desbocado… El pelirrojo no tuvo que esforzarse demasiado, no pasó mucho tiempo para lograr tenerlo enjaulado. La orden de no se repitió dos veces, no hubieron intentos fallidos. Desde el primer momento él ya le había entregado todo y,  en cuanto se lo pidió, se hincó a sus pies.

 

Las pruebas presentadas fueron suficientes para que Sakura fuese llevada a juicio y con orgullo declaró desde el primer momento que todos los niños guapos que se le negaban tarde o temprano caían en sus redes, disfrutaba mucho de los que se enamoraban porque cumplían todo lo que les pedía pero amaba a los que terminaba obligando a tener relaciones con ella porque le gustaba que sintieran miedo, que la miraran con ojos llorosos y le suplicaran que parara cuando aun así se excitaban con su cuerpo y sus caricias. Recalcó más de una vez que nunca se iba a arrepentir.

 

Después del juicio Sasuke no habló durante un mes con nadie que no fuera Naruto.

Y Naruto no volvió a confiar en nadie además de él.

 

…El rubio nunca volvió a ser el mismo que era antes de Gaara. Aun ahora presentaba ciertas actitudes de sumisión ante ciertos tonos de voz o movimientos bruscos, su cuerpo, más en específico, su espalda, guardaba con recelo marcas bajo las prendas que continuamente le recordaban aquellos días en los que él no fue más que el juguete personal de alguien que realmente nunca lo amó, por lo menos no más allá de su cuerpo.

 

El Uchiha siempre se culpó que las cosas terminaran así pero Naruto se encargó poco a poco a diluir esa sensación. Las cosas con Gaara no habrían terminado así si no hubiese estado cien por ciento dispuesto desde un principio, así como él, creyó estar enamorado, aun así Sasuke nunca llegó a perdonarse  por completo pero aprendió a vivir con ello sobre su espalda, pero sobre todo lo logró al tener al menor a su lado, al tener sus sonrisas sinceras, sus palabras de apoyo y sus besos fraternales.

 

El juego de poder que empezaron un tiempo después fue un plus.

 

Era la armadura que tenían por miedo a sentir las mismas sensaciones que Sakura y a Gaara les hicieron sentir. Para él fue más fácil superarlo, no había tenido grandes represalias psicológicas a diferencia del menor, así que si, en algún punto la armadura se trató totalmente de un juego, pero para Naruto, para su pequeño seguía siendo hasta antes de Shikamaru su única forma de protegerse el corazón.

 

-Hey –Era de noche cuando Naruto despertó y con esto dejó de merodear en sus recuerdos. Naruto tenía la voz ronca y los ojos hinchados, él le sonrió y besó sus mejillas. Con cariño le dijo la hora, recordándole que tenían que ir a la cena con Shikamaru y su padre –No quiero ir-tteba –Sasuke asintió comprensible pero le hizo un gesto para que se pusiera de lado, Naruto así lo hizo y no tardó en acurrucarse contra el pecho de su amigo, Sasuke besó su frente y lo aferró a él.

 

-Quiero hablar con Shikamaru –Naruto suspiró -¿Sabes cuál es la personalidad universal de un abogado? –Naruto gruñó contra su pecho, desde que Sasuke había entrado a la facultad de psicología le gustaba englobar a las personas en diferentes grupos, se fascinaba con la manera en que podía leer a alguien por ciertos gestos, formas de hablar o manías inconscientes,  trabajaba en una tesis que decía que la mayoría de las personas que laboraban en algo que les gustaba podían ser catalogadas dependiendo de lo que hacían, Shikamaru era un abogado nato y según su investigación, al disfrutar de lo que hacía y de lo que era, habían puntos en su personalidad que cualquier abogado en su posición tenía de nacimiento –Está en su naturaleza ser recto, discreto y perfeccionista, no ha perdido un solo caso, está acostumbrado a que las cosas se hagan a su modo, para él la lealtad y la verdad son sumamente importantes porque se mueve a base de ella, en su carrera tiene que ser dominante y debe buscar las palabras correctas para persuadir al jurado –Sasuke se incorporó en el sofá y jaló superficialmente a Naruto para que hiciera lo mismo, al hablar tenía que verlo a los ojos, quería que entendiera lo que implicaba todo lo que estaba diciendo.

 

Lo había meditado durante el torrente de malos recuerdos, tal vez no con la suficiente concentración pero lo había hecho, nada le daba pauta a creer que Shikamaru era como Gaara, sus gestos y su manera de hablar, su mirada y falta de reacción habían sido celos, lo sabía porque él había sido así con Naruto, porque siempre mostraba esas facciones y esa rigidez contra el Sabaku.

 

Lo único que se preguntaba era sobre el porqué de ellos.

¿A Shikamaru le gustaba Naruto o solo lo veía como un amigo?

 

Escucha, Shikamaru hace todo eso inconscientemente, se antepone porque es algo natural en él, no le gustan que le oculten cosas, que le mientan, pero es abierto y comprende, acepta porque él ha tenido que representar a víctimas y victimarios, algo me dice que no lo hace con la intención de monopolizarte o dominarte, por el contrario creo que te quiere solo para él porque siente algo profundo que le exige protegerte –Sasuke sonrió cuando se sintió identificado -Sus gestos y comportamientos son las mismas reacciones que yo ponía con Gaara porque Shikamaru cree que yo no soy bueno para ti- El menor frunció el ceño y empujó levemente a Sasuke contra el respaldo del sofá, quería sentarse sobre él y hundir el rostro en su cuello, al hacerlo el mayor acarició su cabello y esperó a que dijera algo.

 

-Lo eres, solo he podido salir adelante gracias a ti, no sé dónde estaría ahora si no te tuviera a mi lado-ttebayo– A Naruto se le quebraba la voz y apretó con fuerza los hombros de Sasuke, este en respuesta acarició de arriba abajo la espalda del menor buscando tranquilizarlo, cuando la tensión del cuerpo del rubio volvió a desaparecer, habló.

 

-Él no lo sabe, no nos conoce, no sabe lo importante que es el apoyo que nos damos el uno al otro –El menor tomó una de las manos de Sasuke y entrelazó sus dedos, en su cabeza se regañaba así mismo por seguir corriendo hacía el pelinegro cada vez que tenía un problema, Naruto sabía que no podía dejar solo al Uchiha con los demonios de un pasado que no le pertenecían solo a él, todo lo que vivieron era una carga compartida, había metido al de ojos negros en sus problemas e inseguridades con el Nara y lo mínimo que podía hacer era enfrentar su pasado después de tantos años de huir y de aparentar que lo que pasó había dejado de importar cuando de hecho era lo único que no lo dejaba vivir en paz.

 

El silencio se prolongó después de aquellas palabras, no era un momento incómodo, por el contrario era un momento relajante que dedicaron a la imagen de sus manos entrelazadas. En algún momento Naruto comenzó a sentirse tenso nuevamente al ver que la hora de ir a casa para la cena estaba cada vez más cerca y cuando ya estaban en camino, para calmar el ambiente, comenzaron a hablar sobre los buenos momentos del pasado.

 

Sobre todo recordaron con gran entusiasmo la ocasión en que Minato los había llevado al zoológico y de alguna manera el Uchiha había traspasado la barrera de la jaula de lobos mientras que Naruto reía al ser abrazado por un cachorro de panda. Los cuidadores los habían sacado y Minato no sabía si llorar de alegría o de pánico, nunca se lo dijeron a los padres de Sasuke pero constantemente se lo recordaban al rubio mayor para sacarle dulces y papitas.

 

Entre carcajadas los dos universitarios bajaron del coche, Naruto abrió mientras seguían en su mundo y quienes los esperaban guardaron silencio ante el escándalo, de todos Minato fue el único que sonrió con cariño y se paró con una expresión de absoluta felicidad.

 

-¡He! ¡Pero miren a quién tenemos aquí! –El Nara menor salió de la cocina justo cuando el rubio mayor abrazó con entusiasmo y ternura a Sasuke, ver esta escena le secó la boca pero no supo por qué –Mi sobrino favorito al fin se ha dignado a venir, supongo que ya no es interesante visitar a un pobre viejo como yo –Sasuke rio y desmintió esto, alegando que la culpa era de Naruto por no hacer tiempo para él, con la mención del rubio el Nara sintió la necesidad de verlo y lo buscó con la mirada, este estaba aún lado de los dos hombres que aún no se separaban del abrazo, tenía una sonrisa y mirada relajada, sus manos estaban en las caderas y aún no había reparado en que lo observaba.

 

…Había algo diferente en él.

 

-Hey ¿Falta cocinar algo? –Al estar perdido en sus pensamientos no se dio cuenta cuando Naruto se posicionó frente a él con un tono de voz neutro y una mirada que no expresaba nada, el asintió con un nudo en la garganta que no le dejó decir en palabras que el postre estaba en el horno a punto de salir, lo mejor que pudo hacer fue hacerse a un lado para darle vía libre a la entrada de la cocina al menor –Pastel de zanahoria-tteba – El ojo azul estaba en cuclillas frente al horno mirando con una pequeña sonrisa lo que pronto se convertiría en el postre del día, Shikamaru observaba tratando de reprimir las ganas de decir o hacer algo de lo cual se pudiese arrepentir.

 

-Dobe, ¿Tú tienes mi celular? –Sasuke entró y caminó directo hacía su amigo sin tomar en cuenta que Shikamaru los veía a sus espaldas -¿Te lo di, no? –Naruto asintió y se paró, al instante Sasuke pasó uno de sus brazos por los hombros de su amigo y recargó su cabeza en la rubia esperando por el aparato que estaba siendo buscado en uno de los bolsillos traseros del Uzumaki.

 

-Me lo devuelves, aun no me he pasado las fotos del otro día-ttebayo –Naruto le dio el celular y una vez en mano Sasuke besó la mejilla del menor, tecleó unas cuantas cosas y marcó a alguien, en el proceso el rubio se abrazó a él y escondió su rostro en el pecho, Sasuke recargó la barbilla sobre la cabeza del rubio y se quedó así hasta que alguien le contestó –Oye, tengo algo más importante que hacer que hurgar en tus bragas, así que no iré al club–Shikamaru frunció el ceño ante lo que escuchaba y Naruto trató de ahogar una risa contra el pecho del Uchiha que aun así se alcanzó a escuchar–Oh por el amor de Dios… ¡Si, joder, si! Estoy con otra ¡No! De hecho estoy con una chica y dos chicos, no quiero ir a verte porque ella es mucho más bonita y ellos se saben mover mejor que tú, tienen los culos más firmes que he visto y si, te dejaría mil veces por estar una noche con ellos, así que, Reno, hazte un-…. Reno, Sara, Lana, como te llames linda, no importa, deja de hacerme el drama de tu vida cuando seguramente después de colgar te tiraras al primer bato que pase frente a ti –Shikamaru nunca había oído reírse tan fuerte a Naruto, lo que escuchaba a él no le hacía ninguna gracia, de hecho le parecía de muy mal gusto la lengua floja de Sasuke y sus costumbres sexuales recién expuestas.

 

¿Quién se acostaba con alguien que no sabía ni como se llamaba? Era totalmente indignante y promiscuo (Aunque lo cierto es que él también tuvo su época de hormonas revolucionadas y sin duda se acostó con más de uno sin saber su edad, sexo o nombre, pero como encontrar algo comparable con Uchiha Sasuke le desagradaba se convenció así mismo que aquello que escuchaba era el equivalente a un insulto hacía la dignidad humana).

 

-Como sea, no trates de hablar conmigo en la escuela, no necesito a niñas tontas a mi alrededor, tengo suficiente con Karin –Naruto se separó y golpeó el hombro de Sasuke al escuchar el nombre de su prima y este le guiñó el ojo, ahora que su rostro quedaba a la vista Shikamaru tuvo que tragar saliva y llevar inmediatamente una mano a su rostro para tapar el sonrojo que se creó al ver una sonrisa resplandeciente y unos ojos azules brillosos por culpa de una risa muy mal reprimida.

 

Sin duda la expresión más linda que jamás había visto poner a Naruto.

 

-Esto ya dejó de ser gracioso-tteba, cuelga -Pasaron algunos minutos más en los que Sasuke no colgó por estar escuchando la retahíla de insultos de la chica en turno de esa noche le lanzaba, Naruto sabía que el Uchiha no cortaba la llamada porque quería dejar en claro a la niña mimada con la que había tenido la equivocada idea de salir más de dos veces que no eran nada y que nunca lo iban a ser–Dame eso- Naruto tenía el ceño fruncido y el tono de voz demostraba lo cansado y molesto que estaba, había alcanzado a escuchar ciertos insultos, demandas y lloriqueos que alguna vez le gritó ahogado en lágrimas a Gaara, lo cual obviamente acabo poniéndolo de mal humor.

 

Había tenido suficiente del pasado por un día.

 

-Cariño, deja de ponerte en ridículo ¿Si? Sasuke no es tu novio, no lo fue y no lo será, estás siendo demasiado patética gritando en pleno club y si no lo dejas ningún chico te hará el gran favor de liarse esta noche contigo, para de estar obsesionada con alguien que solo te quería para pasar el rato-ttebayo –Y colgó. Naruto colgó y habló con el corazón en mano, al terminar Sasuke lo abrazó por detrás y le besó la sien.

 

Shikamaru salió de la cocina y se sentó sin pronunciar palabra alguna junto a su padre. Nadie reaccionó ante su presencia, los adultos siguieron en su plática y él se sumergió en el reciente recuerdo de lo que acaba de vivir.

 

Cuando se dio cuenta que había algo diferente en Naruto no se equivocó. Verlo durante la cena y en la cocina fue suficiente para darse cuenta que junto a Sasuke Naruto era otra persona que le gustaría conocer. Su corazón palpitaba al rememorar las risas genuinas que alcanzó a escuchar, al visualizar en sus pensamientos cómo se movía con más confianza, con mayor libertad.

 

Le dolía darse cuenta que a su alrededor nunca fue así, que Naruto siempre actuaba con cautela cuando estaba a su lado, siempre pensando dos veces las cosas que hacía y hablaba; con Sasuke en cambio se movía con fluidez, su voz salía sin filtro, sin miedo a decir algo equivocado o fuera de lugar.

 

Al saber que no tenían esa misma relación un nudo en la garganta se le formó.

 

Shikamaru se sentía disgustado e incómodo. Su padre lo miró de reojo cuando su madre hablaba con Minato y le preguntó con la mirada si estaba bien. Quería responder que sí, pero no le gustaba mentir. Iba a decirle a su padre que quería irse porque era incapaz de librarse de aquella opresión en el pecho a la cual no le encontraba explicación. Naruto era un amigo muy preciado pero nada más, no podía permitirse seguir el hilo de esos pensamientos insistentes que desde que Sasuke apareció no lo habían dejado descansar, unos que en algún momento, cuando conoció a Naruto, nacieron pero ignoró con la esperanza de aniquilarlos, unos que al ver amenazado su lugar al lado del rubio renacieron para hacerle la vida imposible en cuestión de minutos.

 

Shikamaru no podía consentir la idea de sentir algo por Uzumaki Naruto.

 

No porque no fuera atractivo o por ser menor que él, era más que nada porque no le gustaba la idea de estar con alguien, porque odiaba las relaciones, era problemático e innecesario, era el equivalente a ser hipócrita con alguien que dice no guardarte secretos porque ser honestos construye una relación pero en realidad no te cuenta ni la mitad de las cosas que debería. Y tenía que decirlo para aceparlo, no conocía en lo absoluto a Naruto y la idea de empezar algo con él de esa manera sería una pérdida de tiempo. Tampoco está diciendo que saldría con él si no tuvieran secretos entre ellos, de nuevo, no era nada personal, de hecho Naruto cumplía con muchos aspectos de su pareja ideal, la cosa era que él no se veía con nadie ni ahora ni nunca.

 

Era el típico: No eres tú, soy yo.

 

-Nara, quiero hablar contigo –Sasuke lo sacó de sus pensamientos no solo con su voz sino también con un suave toque sobre su hombro derecho, lo volteó a ver y luego buscó a Naruto en la habitación, este estaba acostado en el sofá con la cabeza sobre el regazo de su padre ignorando la plática de los mayores y con la mirada en Gravity Falls, una serie animada que estaban pasando en la televisión, Minato le acariciaba el cabello con una sonrisa preciosa mientras escuchaba al Señor Nara hablar.

 

-¿Vamos afuera? Necesito aire –Sasuke asintió y el castaño se paró, los dos salieron ignorando que Naruto los seguía con una mirada que irradiaba preocupación e inseguridad.  A fuera el aire soplaba y la luna llena irradiaba una luz preciosa que Sasuke supo a Naruto le gustaría ver, luego recordó que Shikamaru estaba  a su lado y que le quería hablar precisamente para que la próxima vez fuera él quien pensara que esa luna era algo que a su amigo le gustaría apreciar, para que entendiera y conociera detalles que tal vez a nadie le interesaban pero a Naruto sí.

 

- Naruto habla de ti todos los días y me cuenta con entusiasmo todo lo que le vas permitiendo conocer –El castaño miró a Sasuke y a su rostro serio, con movimientos lentos el azabache se acomodó en las sillas blancas que habían en el porche de la casa Namikaze y con un gesto de mano invitó al mayor a hacerlo también – Sé por su boca que te gusta mirar las nubes porque te parecen bonitas y libres, que amas el Shogi, que tus comidas favoritas son la caballa y las algas marinas, también que odias el huevo cocido y que tu signo zodiacal es Virgo - Shikamaru desvió la mirada y se sentó sin dejar de escuchar –Naruto ha entrado a tu vida tanto como le has dejado e intenta no ser la imagen del tipo de personas que te desagradan, lo malo es que él es una perfecta representación de ellas o por lo menos una muy cercana – Sasuke fijó su mirada en la pulsera de plata que adornaba su muñeca izquierda, las iniciales de Naruto estaban grabadas en oro y las suyas lo estaban en una que le pertenecía al menor –A Naruto le gusta la luna llena porque ama a los hombres lobo y cuando era niño decía que al crecer sería uno con ojos dorados, su comida favorita es el Ramen y lo único que odia es esperar a que esté listo, adora el azul pero prefiere el naranja en la ropa porque hace juego con su cabello, su superhéroe favorito es Iron Man pero Vision se le acerca, le tiene miedo a la oscuridad y a los fantasmas, desde que cumplió 15 años cinco de siete días duerme abrazado a su padre porque Sabaku no Gaara lo atormenta en pesadillas, y aunque no conoces la historia entre ellos tienes que saber que esa relación es una de las tantas razones por las cuales Naruto es imperfectamente perfecto – Sasuke sacó su celular, buscó en su galería de fotos y encontró una de cuando tenía 8 años, Naruto estaba a su lado y Gaara estaba detrás de él con el ceño fruncido, si no la había borrado era porque le gustaba mucho el brillo de los ojos del menor en aquella imagen. Se la tendió a Shikamaru y no volvió a hablar.

 

-¿Por qué me cuentas esto? – El castaño le devolvió el aparato y lo miró directamente a los ojos.

 

-Porque no lo conoces y él tiene miedo de que lo hagas–Esas palabras le llegaron al mayor como un golpe directo al estómago confirmando algo que ya sabía pero que no quería escuchar.

 

-No tiene por qué fingir ser alguien que no es solo por mi aprobación–Su respuesta interrumpió lo que fuese que Sasuke iba a decir cuando lo vio abrir la boca, un incesante cosquilleo en la punta de sus dedos y el palpitar enloquecido de su corazón no lo dejaban pensar con claridad. Estaba enojado. Shikamaru se puso a la defensiva y se paró en un movimiento rápido, Sasuke frunció el ceño cuando lo vio cruzarse de brazos y darle la espalda, el castaño intentaba refugiarse en su caparazón, repitiendo una y otra vez que tenía demasiado drama en la vida con sus clientes como para hacer de la suya un caso más.

 

-Odio decirlo pero tu opinión es la única que le importa –Sasuke lo encaró poniéndose de pie e imponiéndose frente a él con su mirada seria –Escucha, no es que quiera fingir, es una respuesta natural en él. Quiere ser ese alguien del que puedas enamorarte –Shikamaru abrió la boca queriendo interrumpir pero tuvo que volver a cerrarla cuando no encontró con qué rebatir algo que sabía era verdad solo por el simple hecho de salir de la boca de Sasuke - Naruto tiene un pasado que no lo deja vivir, está acostumbrado a bajar la cabeza, él solo quiere complacerte aun cuando tú no se lo hayas pedido, será todo lo que tú le permitas ser, incluso si solo es ser tu amigo. A él no le importara conformarse con las migajas que quieras darle – Para el azabache todo lo que tuviera que ver con el rubio no era un juego, tal vez el Nara solo lo conocía de horas pero había algo en la manera en que le hablaba, en la manera que había observado como trataba a Naruto que le hacía ser consciente de lo preciado que era ese niño para el sujeto frente a él.  

 

-Naruto no me gusta – Aun sabiendo esto, aun siendo consciente de que todo lo que Sasuke le decía era cien por ciento real Shikamaru no estaba dispuesto a escuchar el palpitar descontrolado y la voz al fondo de su cabeza que gritaba de emoción al saber que Naruto tenía interés en él. Uchiha puso los ojos en blanco por su respuesta y gruñó de frustración.

 

-Hasta tú sabes que eso es mentira-Sasuke se pasó las manos por el rostro y respiró hondo. Enojarse no lo llevaría a ningún lado y necesitaba que Shikamaru entendiera un poco la situación, que dejara de engañarse y le dijera a la cara a Naruto que necesitan hablar. El azabache suspiró antes de volver abrir la boca-No quieres hacerte a la idea de que te guste alguien que no conoces, lo entiendo, pero quiero pedirte que le des una oportunidad, una vez que lo veas con mis ojos será imposible no querer permanecer a su lado- El Uchiha estaba hablando más de lo que se permitía así mismo en un día y, aunque fuese por Naruto, ya estaba harto de ver como Shikamaru seguía renuente a cooperar. Sasuke no tenía tanta paciencia ni bondad dentro de su cuerpo. Estaba sumergido en su mente pensando en eso que no notó como Shikamaru lo analizaba con la mirada (en eso y en lo mucho que le gustaría hundir la cara del mayor en un charco de agua sucia).

 

-¿Te gusta? –La pregunta obviamente lo agarró desprevenido y no pudo evitar reír una vez que la analizó, ¿En qué momento la conversación se desvió a “Naruto y él” y dejó de ser sobre “Naruto y Shikamaru?” Bueno, él había tenido la culpa con lo que había dicho.

 

¿De verdad Shikamaru pretendía que le creyese que no le gustaba Naruto? Y más importante ¿De verdad tenía que responder a esa pregunta? El castaño frunció el ceño sin quitarle la vista de encima, quería una respuesta e iba a esperar lo necesario, su corazón ahora estaba descontrolado por los nervios y la intriga de lo que ese chico pudiese decir. Cuando el azabache miró de reojo al mayor y supo que la pregunta iba muy en serio bufó aun con una sonrisa en el rostro y las dejó salir.

 

Dejó salir palabras que estrujaron sin piedad el corazón del mayor.

 

-No me gusta, lo amo -  Sonaban con eco dentro de su cabeza y por cada repetición sentía punzadas en el pecho. Hubiese querido no darle tanta importancia pero esa molestia que no podía ser otra cosa más que celos no lo dejaban en paz. Y vamos, podía seguir negándolo tanto como quisiera pero a esas alturas ya no tenía caso. Si, estaba un poco enamorado del hijo de Minato Namikaze y Uchiha Sasuke había roto otro poco su corazón. Después de todo ¿Qué posibilidades tenía él frente al egocéntrico chico que había crecido junto al hiperactivo rubio que solo había entrado a su tranquila vida para hacerla tan problemática como nunca quiso? –No te precipites, escucha –Sasuke llamó su atención con un movimiento de manos frente a sus ojos, realmente no quería seguir poniendo atención pero no es como si pudiese escapar. No iba a dar media vuelta y echar a correr, no era un niño –A Naruto lo amo de todas las maneras posibles, es mi mejor amigo pero más que nada es mi familia. Lo más gracioso es que él cree que es dependiente de mi pero lo cierto es que yo lo necesito más, ese niño es mi única razón para despertar y salir de la cama todas las benditas mañanas y- - -No estoy entendiendo nada-Shikamaru interrumpió al azabache y suspiró con frustración.

 

-¿Por qué aun sintiendo todo lo que dices quieres que yo este con él? –Sasuke intentó no apartar la mirada del mayor para que entendiera todo lo que iba a decir, para que escuchara y comprendiera, para que no solo se quedara con lo implícito sino también con todo aquello que no se atrevía a decir.

 

-Porque dos personas rotas no hacen una, porque he intentado tanto que ya no sé qué hacer… porque sé que tú serías mucho más de lo que yo soy – Shikamaru se va a regañar así mismo por ser tan despreocupado con sus acciones, no había querido poner los ojos en blanco, no había querido pensar que todo era demasiado problemático para que alguien como él se metiera, estaba pensando en qué él era una persona complicada y lo que menos le haría a Naruto sería un bien. Claramente Sasuke no leía la mente y vio su reacción como una ofensa, no lo culpó por alzar la voz y apretar los puños para retener las ganas que seguro tenía de golpearlo--¡¿Te crees que esto es un juego?! ¡¿En serio crees que si no pudiese hacer algo para hacerlo tan feliz como sé que sería contigo no lo hubiera hecho ya?! Que esté hablando contigo no significa que lo acepte o que me caigas bien, solo te pido que le des una oportunidad porque eso es lo que quiere Naruto. Por mí te puedes ir al diablo –El de tez blanca y ojos negros estaba harto de tener que lidiar con el Nara y dio por terminar la conversación cuando le dio la espalda y caminó hasta la puerta del hogar Namikaze. Estaba por abrir la puerta cuando la voz del mayor lo hizo frenar y apretar los labios con la intensión de parar el conjunto de improperios que quería gritarle a ton y son.

 

-Naruto… ¿Cuándo hablara conmigo? –Shikamaru miró la espalda de Sasuke y esperó. El Uchiha le respondió varios segundos después un poco más calmado pero aun con muchos sentimientos revoloteando en su interior, sentía que sus ojos ardían y su quijada dolía por lo fuerte que había estado apretando los dientes, la idea de ver a Naruto con Nara le había estado molestando tanto que ya no podía seguir aparentando que estaba bien con ello.

 

-Cuando él esté listo- El Uchiha lo volteó a ver de reojo pero no separó su mano del picaporte. Los ojos los tenía brillosos y esa expresión solo le pertenecía a Naruto, quería llorar, quería abrazar a su pequeño rubio y dormir lo más aferrado posible a él. De cierta manera se sentía asustado al saber que las cosas iban a cambiar si Shikamaru decidía ser parte de la vida de su amigo, sabía que no podrían compartir noches juntos, atrás quedarían sus costumbres, sus juegos y aquellos besos y caricias.

 

Dejarían de ser Él + Naruto para pasar a ser Él y Naruto + Shikamaru.

 

Pero no importaba, nunca se negaría a esos cambios porque si pasaba, si realmente ese castaño era capaz de darle todo lo que él no había podido, la felicidad de la única persona que le importaba estaría asegurada. Y eso, eso era lo que más había deseado lograr desde que Gaara le había arrebatado a quien fue alguna vez su Uzumaki Naruto.

 

-Solo… -La voz salió del azabache en un susurro y el mayor tuvo que hacer grandes esfuerzos para escucharlo, también lo vio alzar la cara y respirar hondo, como si buscara energías de dónde ya no tenía. ¿Tan difícil le resultaba a Sasuke la situación? –Solo no rompas lo poco que queda de él… No quiero perderlo –El Uchiha no espero una contestación porque no iba aguantar mucho más y necesitaba llorar con el rostro oculto en el cuello de su pequeño rubio. Sasuke necesitaba sentir el calor de sus cuerpos juntos, jugar con sus piernas enredadas, rozar sus labios suaves por una íntima última vez. 

 

Shikamaru lo vio entrar y decidió quedarse un momento a solas para poner en orden sus sentimientos. Todo era un desastre dentro de él, ya no sabía qué sentir, no sabía qué pensar, tenía miedo de hacerle caso a aquello que hacía palpitar su corazón, pero sobre le preocupaba que el estar juntos pudiese hacerle daño al menor. 

 

Si. Tenía miedo.

 

No sabía por qué pero tenía miedo. Sasuke no le había contado casi nada pero la sensación de que Naruto fuese frágil ahora estaba seguro que no era solo su imaginación. No quería hacerle daño, no quería ser el responsable de lágrimas o sufrimiento. De hecho, el saber que Naruto se había suprimido con su presencia solo por querer llegar a gustarle, el hecho de que aquel niño bajara la cabeza por él le hacía sentirse la peor basura del mundo.

 

Y él no estaba hecho para tratar a la gente con delicadeza.

 

Es por eso que no sabe qué hacer. No quiere ser parte de la vida de Naruto si al hacerlo le hará daño. Tampoco quiere desaprovechar la oportunidad, no quiere dejar ir al rubio que con el color de sus ojos lo cautivó, a Shikamaru no le importaba su pasado o el hecho de que lo que vivieron pudiese estar basado en mentiras, tristemente el castaño no podía imaginar lo que le restaba de vida sin él.

 

Y es así como lo encuentra su madre, sentado en el lugar que uso Sasuke, perdido en sus pensamientos y con la cabeza entre las manos. No quiere llorar y no lo hará porque hace muchos años que no lo hace, su madre lo sabe pero no puede evitar recordar cuando su hijo tenía 6 años y sollozaba en la misma posición tan silenciosamente como podía porque no quería que nadie le dijera que era un bebe.

 

-¿Estas bien cariño? –Shikamaru no alzó la mirada pero dio un pequeño brinco porque no había escuchado la puerta abrirse al estar peleando con sus pensamientos y se encogió más en sí mismo al escuchar a su madre, la mujer sonrió y se sentó a su lado, queriendo abrazarlo pero conteniéndose al saber que rechazaría su contacto no porque no la quisiera sino simplemente porque así era su hijo, un orgulloso e insolente hombre.

 

-Mamá –La mujer dejó salir un quedo dime con una pequeña sonrisa en el rostro mientras veía a su hijo respirar hondo para detener el temblor de su voz –Yo… Estoy enamorado de Naruto –Su voz se quebraba y su cabeza dolía. Aceptarlo no había sido tan duro, siempre había tenido en mente la necesidad que tenía por tocar al rubio de maneras inocentes, lo mucho que le gustaba mirarlo directamente a los ojos, la sensación de su corazón golpeado insistentemente cada vez que jugueteaban a solas o frente a sus padres, desde siempre supo que Naruto le provocaba cosas que ninguna chico o chica lo había hecho sentir jamás  -Y tengo miedo de que pueda hacerle daño – El problema era esa inseguridad que lo abrazaba, ese miedo de hacerlo llorar tal y como lo hizo con todo aquel que fue su pareja.

 

Yoshino Nara recordaba a la mayoría, más en específico sus gritos y sus caras llorosas reclamando a su hijo que era un aburrido y que no les ponía atención, su esposo aún se reía mientras rememoraba esas escenas y describía como su hijo se quedaba parado mientras los miraba con una expresión de fastidio y brazos cruzados, esperando a que todo el drama terminara para conseguir a otro que ocupara ese mismo lugar.

 

Una mañana, mientras escuchaban la risa escandalosa de Shikaku, su hijo decidió ahorrarse las molestias y el dolor de cabeza que las burlas de su padre le provocaban. Shikamaru desistió de buscar a alguien que ocupara su tiempo y dinero, nadie duraba con él más de un mes y Yoshino entendía que era por su actitud.

 

Su hijo era difícil, creía que todo era problemático, no conocía lo que era la paciencia y además de era muy serio y poco detallista.  Su esposo creía que nunca habría un ser humano capaz de aguantarlo y ella en cambio nunca perdió la esperanza, estas incrementaron el día en que Naruto llegó a sus vidas y al instante supo que no habría mejor persona para su hijo que él. 

 

De alguna manera solo con sus bonitos ojos había derribado todo lo que era Shikamaru, su hijo sonreía y reía, salía a todas partes con él y comían juntos día sí y día también. Yoshino podía ver la felicidad en su mirada, el amor que le profesaba por la manera en que buscaba monopolizarlo, también estaba esa necesidad de querer estar a su lado grabada en el tono de voz que usaba cuando le pedía a su esposo salir antes de trabajar, Shikamaru tal vez no se había dado cuenta de todo eso pero ella sí, ella era su madre y sabía que su pequeño jamás sería capaz de lastimar a Naruto.

 

Fue con esas palabras y unas cuantas más las que Yoshino usó para convencer a Shikamaru que hablar con Naruto sería lo mejor para los dos. Estuvo tal vez dos o tres horas ahí afuera con el frío calando sus huesos al lado de su testarudo castaño y le habló sobre cómo lo trataba y miraba, sobre lo mucho que lo quería aunque no fuera consiente de ello. Para cuando Shikaku ya reía tan escandalosamente que hasta ellos lo escuchaban Shikamaru besó la mejilla de su madre y le agradeció.

 

-Mañana lo invitaré a salir, lo prometo -

 

Yoshino revolvió el cabello de su hijo y juntos entraron a la casa. En la sala la tele tenía el volumen bajo, de algún lado llegaba el sonido de música clásica, la misma que de vez en cuando se escuchaba en el coche de Shikamaru cuando salía con Naruto, las risas de los dos hombres la tapaban pero si ponías atención podías seguirle el ritmo a Ludwig con su Egmont, Opera 84.

 

La hermosa melodía venia del segundo piso desde la habitación del menor.

 

El sonido era considerablemente alto pero a los adultos no les importaba, la puerta cerrada era lo que amortiguaba el volumen, eso no quería decir que al azabache y al rubio que se encontraban abrazados sobre la cama matrimonial de Naruto se sintieran incomodos por lo alto de la canción, por el contrario lo encontraban relajante.

 

Sus rostros estaban a la misma altura, sus ojos llevaban todo ese rato sin romper contacto, sus manos estaban entrelazadas, sus cuerpos juntos y los dedos de sus pies jugueteaban y se rozaban entre sí.  No habían dicho ni una sola palabra desde que Sasuke entró, tomó la mano de Naruto y lo llevó a la habitación, el menor no preguntó nada, Minato solo les dedicó una sonrisa y les deseó buenas noches, al entrar apagaron las luces, cerraron cortinas, prendieron el estéreo, se cambiaron la ropa para dormir y se aventaron a la cama sin ganas de nada más que de estar el uno al lado del otro.

 

-Te amo –Naruto sonrió al escuchar a Sasuke y soltó sus manos para poder acercarse al cuerpo de su amigo. Aprovechando el movimiento el azabache aferró sus brazos alrededor del menor por meses y hundió su rostro en el cuello acanelado, aspirando en el proceso esa fragancia a coco que el jabón dejaba en el sublime cuerpo de Uzumaki.

-Yo también te amo-ttebayo – Sasuke sonrió contra la piel de Naruto y este le acarició el cabello. De nuevo el silencio reino y la música siguió su ritmo, fue una coincidencia que los dos pensaran antes de quedarse dormidos que la vida hubiese sido perfecta si fuesen capaces de amarse más allá de lo que ya lo hacían, si fuesen capaces de estar juntos de aquella manera todo el tiempo, y lo cierto…

 

Lo cierto es que no estaban equivocados.

 

Porque Sasuke lo ama. Y Naruto lo ama a él. Los dos saben que si las cosas con Gaara y Sakura no hubiesen sucedió posiblemente serían felices juntos… Pero sucedieron, sucedieron y ellos no podían ser las personas capaces de componer el corazón del otro porque sabían que en el intento no podrían impedir romperse a sí mismo un poco más.

 

Ambos se aman… pero están demasiado lastimados. A pesar de todo lo que sentían, a pesar de lo sincero de sus sentimientos no le podían dar al otro el equilibrio, la paz y las palabras que necesitaban. Aun así son conscientes del cariño, saben que hasta el fin de sus días seguirán teniéndose el uno al otro. Sin importar lo que pasaría al día siguiente ellos seguirían siendo hermanos, amigos inseparables.

 

 A las dos de la tarde del día siguiente Naruto ya se encontraba solo. Sasuke se había ido temprano con la excusa de que sus padres lo querían ahí para desayunar mientras que su padre ya llevaba varias horas en el trabajo. Como todos los domingo el rubio no tenía intención de salir a ningún lado y como estaba seguro de que por ese día no tendría visitas decidió ponerse el mameluco que solo Sasuke había tenido la fortuna de verlo usar.

 

Era de Pikachu y lo amaba. Su padre se lo había regalado dos años atrás y normalmente eso era lo que usaba durante los domingos y cuatro de los siete días de la semana en vacaciones. A sus 22 años se ha convencido de que no será un adulto normal, de serlo estaba seguro que lo último que debería estar haciendo un domingo era sentarse con una gran bolsa de panditas frente a la pantalla de plasma para ver Hércules vistiendo un mameluco de Pokémon.

 

-As a child you would wait and watch from far away - Estaba por ponerle reproducir a la película y a punto de morder la cabeza de un oso verde cuando su celular comenzó a sonar y a vibrar en la mesita de noche frente a él.  Durante unos segundos dudó en responder porque ese era el tono de Shikamaru. Sabía que no podía evitarlo, Sasuke no le había contado nada sobre lo que habían hablado y le había dicho que si quería saber tendría que preguntarle al mayor. Había sido un golpe bajo pero su amigo tenía razón, no podía huir para siempre de sus sentimientos ni del Nara, no podía seguir ocultándose.

 

-Hola-tteba –Naruto se metió el panda de goma a la boca y reprodujo la película.

 

-¿Tienes algo que hacer? –Naruto se metió otro panda antes de responder y regañó a su corazón por comenzar a latir descontroladamente sin su permiso. Con su mano libre apretó la bolsa de gomitas y esperó a que sus mejillas dejaran de sentirse calientes para poder responder.

 

-Hércules y yo tenemos una cita en este momento, le pediré que me dé un paseo sobre Pegaso ¿Por? – Decidir relajarse con Shikamaru no iba a modificar las cosas, la diferencia entre el ahora y el después era que no seguiría ocultando su pasado y no aceptaría todo lo que el castaño le dijera o pidiera. Además las bromas y el sarcasmo aumentarían, su risa sería más escandalosa, sus movimientos inesperados y elocuentes. Posiblemente se cansaría de él, de su incapacidad de estarse quieto y callado, pero era mejor que fuese por eso a que fuese por cargar con fantasmas que hace mucho debió olvidar.

 

-Quería invitarte a comer –Su corazón se saltó un latido antes de volver a la carrera y su voz tembló.

 

-¿Ahorita? –Shikamaru le respondió afirmativamente y con pena grabada en su tono le contó que esa mañana había hecho una reservación en uno de los restaurantes más caros de su zona, que el plan de hecho era ir a cenar pero ese era el único horario que tenían libre, también quiso decirle que la hora realmente no era lo importante, que lo único que quería sacar de todo eso era estar un rato a solas con él, olvidarse por un momento que habían cosas que hablar, y disfrutar de la compañía del otro. Pero Shikamaru no lo dijo y se regañó mentalmente por no hacerlo – ¿Es…Es una cita? –

 

-¿Habría un problema si lo es? –Naruto rio suavemente antes de responder.

 

-Por el contrario, sería maravilloso que lo fuera-ttebayo –Aunque Naruto no lo vio Shikamaru sonrió como nunca lo había hecho. Como siempre su madre había tenido razón en aconsejarle arriesgarse, había tenido razón al decirle que intentarlo no iba a hacer peor que no hacerlo. Y lo agradecía, Shikamaru lo agradecía porque los nervios que sintió toda la mañana, junto al incómodo sudor de sus manos y las náuseas causadas por el pánico iban a valer la pena.

 

-Entonces sí, es una cita –

 

Varias salidas y dos meses después las cosas no podrían ir mejor. Naruto no había tenido citas desde Gaara y Shikamaru había perdido la práctica después de un par de años al enfocarse solo en relaciones pasajeras, pero desde aquella primera cita oficial no habían podido parar de salir cada vez que la universidad y el trabajo de Shikamaru les permitieron.

 

Había una gran diferencia entre las salidas de antes y las de ahora, comenzando desde la sinceridad. Naruto había decidido que aunque por dentro sintiera esa necesidad de corrección ante ciertas cosas que hacía no lo iba hacer, lo cual hizo que todo fuera mucho más entretenido e hilarante. Shikamaru por otro lado también se esforzó en ser más expresivo y detallista por el simple hecho de que Naruto lo valía, convirtiéndose en el proceso en el anfitrión ideal.

 

Si el menor antes creía que Shikamaru era el típico caballero de armadura blanca ahora sabía que el saco le venía pequeño. El Nara era lo más parecido a un príncipe en ese mundo, desde la primera cita lo recogió en su casa y se atrevió a robarle tiernos besos durante la noche, lo que más le gustaba era que no fingía escucharlo cuando le hablaba sobre sus gustos y aficiones, amaba que le dedicara toda su atención.

 

Su parte favorita era la despedida, era ese beso que se atrevieron a darse después de la cena y dos salidas al cine. Se besaban tan apasionadamente que cada día el toque se volvía más y más adictivo. Durante ese momento los dos se sentían incapaces de separarse, sentían la necesidad de dejar de respirar con tal de no romper el contacto entre sus labios.

 

Naruto se sentía cada día más libre. Cada día más en confianza.

Y fue en la cita número doce cuando decidió que Shikamaru debía conocer todo de él.

 

No va a mentir y decir que todo fue fácil. De hecho llegó un momento en el que pensó que había sido la peor decisión de su vida. Shikamaru por momentos había perdido la cabeza, como abogado sabía que lo que había hecho Gaara con Naruto pudo haberse llevado a juicio y no fue así, se enojó por no haber podido estar antes, por no haber podido romperle la cara con sus propias manos al Sabaku.

 

Naruto terminó gritando, diciéndole que él también había tenido la culpa por estar a su total disposición, por creer ciegamente en él, porque desde un principio aceptó cualquier trato con tal de poder estar junto a Gaara. Shikamaru se fue de su departamento con un portazo y horas después, cuando decidieron darse un tiempo y él hablaba con Sasuke por celular, se rio escandalosamente al darse cuenta la gran similitud que había tenido aquella pelea con la que el azabache y él habían tenido años atrás sobre el mismo tema.

 

Al día siguiente, más calmado y comprensivo, Shikamaru tocó a su puerta con un peluche gigante de un zorro. Le pidió perdón por su explosiva respuesta, le pidió perdón por cosas que no quiso decir. Naruto no se hizo de rogar, sabía perfectamente que el tema no sería fáciles de digerir, que causaría problemas durante un tiempo entre los dos.  Pero también sabía que había sido necesario y justo, que tanto él como Shikamaru necesitaban hablar sobre lo que en primer lugar los había llevado a tener que cambiar el uno por el otro.

 

La noche de ese mismo día Minato llamó a Shikaku.
El hombre quería celebrar  que sus hijos oficialmente habían comenzado a salir.

 

Esa noche Shikamaru comprobó con recelo que las cosas entre Sasuke y Naruto, por mucho que ellos fueran novios, no iban a cambiar. Salir con su pequeño rubio implicaba salir con una cacatúa de mal genio. Y en un principio le costó acostumbrarse a tener una tercera persona sentada al otro lado de Naruto en el cine, o robándole comida del plato en un restaurante, pero al final habían congeniado bien.

 

Más que nada fue gracias a Saliet. Las citas habían pasado de ser con Sasuke a ser citas con Sasuke y la chica de bonitos ojos castaños. Misma chica que de hecho conoció gracias a él por mucho que Naruto dijera lo contrario.

 

Fue durante una salida al antro de moda. Naruto le había suplicado ir y él como buen novio aceptó sin poner mucha resistencia, Sasuke por supuesto debía ser incluido y, aunque lo negó cuándo el azabache se lo preguntó con una sonrisa burlona en el rostro, fue él quien lo invitó desde el celular del rubio mientras este se bañaba para ir a comer con sus padres.

 

La chica había estado mirando al Uchiha desde que llegaron, Naruto lo había notado y se lo hizo saber. Es ahí donde entró él, que queriendo un momento a solas para poder pasar las manos por el cuerpo de su novio mientras bailaban, retó a su eterno enemigo a hablarle a la chica de cabello oscuro con tierno fleco verde.

 

Al final, después de 4 años de relación, Saliet resultó ser la mujer perfecta para tan amargado ser. Tanto que, cuando se dieron cuenta, Fugaku se encontraba recibiéndolos en su casa para celebrar que por fin su hijo sentaría cabeza con una preciosa escritora y empresaria, hija de uno de los más afamados hombres de la ciudad.

 

Mismo que le hizo la vida imposible a Sasuke como buen suegro y terminó palmeando su hombro, diciéndole con lágrimas en los ojos mientras le entregaba la mano de su hija en el altar, que nunca habría alguien mejor que él para su princesa. Naruto lloró en su discurso de padrino esa noche y Shikamaru le besó la frente prometiéndole una boda el doble de grande frente a todos los invitados. El menor se rio pero estuvo a punto de desmayarse cuando notó a su novio arrodillarse frente a él.

 

La ocasión de ser padrino se le concedió esta vez a Sasuke. Y realmente fue una hermosa y gran ceremonia. Minato ese día no paró de decirle a Naruto que lo amaba y Shikaku a su hijo lo muy orgulloso que estaba de él. Yoshino por el contrario respiró con tranquilidad y felicidad. Su hijo por fin había encontrado su lugar y estaba contenta de que fuese al lado de Uzumaki Naruto.

 

La historia sigue durante años.

 

Los primeros hijos de Sasuke y Saliet con Shikamaru siendo el padrino de la niña y Naruto del niño. Los primeros hijos de Naruto y Shikamaru con Sasuke y Saliet como padrinos de los dos varoncitos. Le siguieron los bautizos, las fiestas, las primeras comuniones, confirmaciones y graduaciones de prescolar, primaria y secundaria. Los más preciosos cumpleaños y los terceros y cuartos bebes.

 

Y tal vez en algún punto la historia si tenga que terminar.

Pero no será hoy.

 

Shikamaru y Naruto lo saben con sus manos entrelazadas y sus cuerpos desnudos chocando uno con el otro. Los gemidos y los nombres susurrados al oído son prueba de que si, han pasado años, pero faltan muchas más, muchos capítulos por concluir y muchos por crear. Saben que siempre estarán juntos, que a pesar de que se pelean y alguno termina azotando la puerta, un rato después regresaran con un ramo de flores o unos chocolates amargos, y se besaran y seguirán compartiendo sus vidas porque saben que no pueden estar separados, porque se aman y no había una mínima posibilidad de que eso pudiese cambiar.

 

 

Porque su amor era como una enfermedad.

Una droga que no les permitía vivir.

Una adicción que no tenía vuelta atrás.

Como una historia… Sin un fin.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. 

 

Nos vemos en próximos oneshots ^^ 

 

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