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Cada Momento por lexus

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Notas del fanfic:

Esta es una historia corta asi que no busques dobles intenciones o enigmas, todo es cual aparece, una historia corta que espera ser dulce, espero les guste. 

Notas del capitulo:

Para los que leyeron Mr Lunes XD pueden saltarse en el primer capitulo hasta la marca con los *****. Gracias XD

Las cosas volaban por el aire mientras Clint seguía lanzándolas, Ryan estaba seguro de que en algún momento rompería algún record del mayor número de objetos caseros lanzados a su cabeza.

—¿Quieres calmarte? Pareces una esposa histérica— esquivó un libro directo a su frente— ¡¡y ni siquiera salimos!!!— gritó.

—¡¡Claro que no salimos!!! Ya que tu no eres… ¿cómo lo dijiste? “un maldito marica”— Ryan rodó los ojos, su mejor amigo le había confesado ser homosexual hacía medio año, al parecer siempre lo había sabido pero durante mucho tiempo había tenido miedo de decírselo, debía confesar que cuando se lo dijo le había dolido su desconfianza pero comenzaba a creer que estaba mas seguro en la ignorancia.

—¡¡¡Es solo una expresión!!!— se justificó. Esa tarde mientras platicaban con sus amigos había llamado a uno de ellos “maldito marica”, Clint lo había escuchado y al parecer se lo había tomado bastante personal, seriamente tenía que repasar su lenguaje y excluir cualquier expresión remotamente homofóbica que conociera.

—Es sólo que crees que soy una maldita puta que se mete con el primer hombre que ve— ¿pero de donde demonios había sacado eso? Ryan comenzaba a tener un nuevo respeto por la imaginación de su amigo.

—Fue solo por que tenía a Laura enfrente y no se atrevía a hablarle ¿recuerdas a Laura?— esquivó otro objeto que sinceramente no logró identificar pero lo que le preocupó mas fue que ningún otro objeto le siguió

—¿Clint?— entró a la habitación de donde había salido todos aquellos ataques y lo que encontró fue a su mejor amigo empacando— que…¿Qué haces? —Esto no va a funcionar, si seguimos compartiendo departamento…no creo que podamos ni siquiera seguir siendo amigos— su amigo había desatado ya todo se enojo y ahora se veía terriblemente abatido.

—No eres solo mi amigo Ryan… eres como mi hermano— su amigo le miró dolido.

—¿Aunque sea un maldito marica?— la voz de su amigo se ahogó y él tomó aire asintiendo.

—Te lo juro… por mi vida… que te amo como eres, hermano— tomó aire y levantó las manos buscando las palabras –no sé como demostrarlo pero quiero que estes seguro de que no creo que seas menos por a quien decidas querer…— le vio a los ojos— pero, por dios, dame algo de tiempo para acostumbrarme… no quise ofenderte, solo… ¡ya sabes! Siempre he hablado así ¡demonios!— tampoco era justo que él tuviese que andar de puntillas a su alrededor, ellos eran amigos y era justo que la confianza viniese en ambos sentidos.

Ryan vio a su amigo fijamente y se preguntó si había usado las palabras adecuadas para su propio bien.

 —Bien— aceptó.

—¿Bien?— ¿así nada mas? Ahí había algo raro.

—Si, bien— Ryan apenas había comenzado a relajarse— pero…

—Sabia que había un pero— bufó y su amigo se puso de pie frente a él.

—Solo te creeré si sales conmigo esta noche, si lo haces entonces te creeré y podremos acoplarnos a esto como dices “lentamente”— Ryan le vio con desconfianza.

—¿A dónde iremos?— su amigo sonrió de oreja a oreja.

—A un pub gay— Ryan levantó ambas cejas, bueno, él esperaba sinceramente algo peor.

—Vale— su amigo entonces le vio con desconfianza.

—¿Vale?— Ryan rodó los ojos.

—Sí, vale ¿qué más da tomar una cerveza en un lugar u otro? Solo espero que no haya Heterofóbicos— sonrió y su amigo se relajó devolviéndole la sonrisa.

—Vale.

Ryan tuvo que aceptar que era prejuicioso cuando entró al lugar y no había hombres con plumas bailando en jaulas, ni música retro disco sonando en el lugar. Por su bien tenía que guardar sus expectativas para él mismo. Ryan vio a su amigo y sonrió, se veía condenadamente contento al entrar, debía de sentirse mejor. Se sentaron en la barra y su amigo le volvió a sonreír sentándose frente a la barra.

—Me alegra que estes aquí— él le devolvió la sonrisa.

—Te amo como eres— su amigo asintió sin perder la sonrisa y volvió la mirada al barman.

—David, una cerveza— ellos no eran precisamente hombres de gustos refinados, una cerveza fría les bastaba y no se avergonzaban de ello.

Ryan se preguntó al sentarse junto a su amigo si a los hombres gay les importaría de la misma forma que a las mujeres que había conocido si bebía una cerveza y no algo mas “refinado”.

—Lo mismo para mí, por favor— no le prestó mucha atención al barman, viendo en cambio al resto de los hombres del lugar, era bastante normal dentro de lo que cabía.

—¿Qué piensas?—Ryan suspiró viéndolo de reojo.

—¿Puedo hablar con libertad?— su amigo se encogió de hombros y asintió.

 —Creí que el lugar seria algo más... amm... exótico— su amigo soltó una risita— ¿qué te causa gracia?

—Estamos en un lunes formal, no hay mucho de exótico hoy— Ryan se sintió aliviado de no ser TAN prejuicioso, al menos había algo de cierto en su idea.

—¿Por qué lunes formal?—su amigo se giró en el banco viendo a los demás asistentes al lugar.

—Esto te va a sonar ridículo— rió y Ryan frunció el ceño.

—Nada más ridículo que tú lanzándome tu lámpara favorita a la cabeza esta mañana— Ryan se sobresaltó al escuchar que el barman dejaba su cerveza bruscamente frente a su sitio. ¿Pero qué demonios le pasaba a aquel sujeto? Decidió dejarlo pasar.

—No me lo recuerdes— rió recordando su estupidez, había perdido algo que le gustaba por su arrebato, pero al menos aún conservaba a su amigo

— Bueno, volvamos al tema— miró la hora en su reloj de pulsera— No debe tardar— Ryan vio a la pista de baile y notó que varios hombres veían también a su reloj.

—¿Qué es esto, alguna clase de espectáculo?— Clint rió. —Ojalá lo fuese, pero no, es solo un asistente semanal— Ryan torció el gesto, no entendía mucho de qué iba todo aquello.

—Vale…— esperando que en algún momento todo aquello tomase sentido. Lo que vio fue simplemente asombroso y no por lo imponente del acto ni mucho menos por la majestuosidad si no por lo ridículo que le pareció. Al fondo del lugar, una melena castaña clara se alcanzó a ver, se veía por encima de las demás cabezas. Ryan pudo ver cómo, no solo las luces del lugar cambiaron si no también la música, algo mas lento comenzó a tocar y los hombres del lugar reconocían su presencia, vio rostros desde curiosos hasta de desagrado, pasando por supuesto por una gran cantidad de rostros de deseo, la lujuria era tan pesada en el ambiente que él mismo sintió un tirón en su entrepierna.

—¿Pero qué demonios?— Ryan siguió con la mirada al hombre que se dirigió a una zona vip donde al parecer tenía un lugar reservado, en lo alto de los miradores, simplemente inalcanzable.

—Sucede cada lunes, ese sujeto viene aquí, con ese precioso rostro y ese cuerpo privilegiado y se sienta en ese sitio— señaló el lugar en el que el otro estaba sentado — Se ha vuelto una especie de Dios por aquí.

—¿Por eso es el lunes formal?— Clint se encogió de hombros volviendo la vista a la barra, inmediatamente David le colocó su cerveza frente a él.

—Digamos que se ha corrido el rumor de que prefiere un buen traje de Armani que plumas rosa a su alrededor— Ryan se dijo que de no ser heterosexal realmente sentiría envidia de un hombre con tanta presencia, entendía también porque, a pesar de la gran cantidad de rostros de deseo, también había unos de verdadero desagrado y desprecio. La envidia siempre conllevaba un terrible odio.

—Un hombre afortunado— Clint se encogió de hombros.

—Si es el tipo de vida que le gusta puede decirse, pero hombre, prefiero estar aquí contigo que solo en esa aislada mesa como un trofeo esperando a ser dado— Ryan tomó un trago a su cerveza.

—No creo que le desagrade tener tanta carne a su disposición— Clint le miro burlón.

—Tal vez deberías intentar quedarte con el trofeo, eres condenadamente sexy, si no fueses como mi hermano iría por tu tracero— Ryan torció el gesto.

—Noo digas algo tan asqueroso, Dios, sería como besar a mi abuelo— Clint se rió con ganas.

—Es verdad, ni siquiera puedo imaginarme con mi boca en tu boca— hizo un gesto— oh, por dios, me han dado nauseas— tomando otro trago de su cerveza y Ryan rió.

—Idiota— volvió la mirada al sujeto en el área vip, desde esa distancia era difícil verlo, se preguntó si realmente sería tan apuesto de cerca, el lugar estaba a oscuras a excepción de las luces de la barra y las que iluminaban con neon la pista de baile, y a media luz como dicen por ahí “todos los gatos son pardos”, seguro a luz de día debía ser patéticamente ordinario con una buena altura.

—¿Qué tanto le miras? —Clint habia notado que Ryan miraba al área vip, donde Mr Lunes estaba —  No me digas que has cambiado tus gustos— Ryan miro a Clint y torcio el gesto.

—Idiota, nada, solo me preguntaba si realmente será tan fantástico— Clint volvió a reírse.

—¿Por que no lo averiguas? asi yo podría presumirlo en tu lugar— Ryan golpeó su hombro.

—Dejame en paz— ambos rieron y continuaron su noche, no fue muy diferente de como solía ser cuando salían a bares o a pubs normales.

Los minutos pasaron llegando hasta pasada una hora de su llegada, en la que habían hablado como siempre, desde luego aun sentado Ryan había recibido mas pellizcos en el trasero de los que podía haber contado en toda su vida, definitivamente comenzaba a entender a las mujeres, los hombres podian ser unas malditas bestias acosadoras, daba gracias al cielo por sus 1.80 mts de alto. De otra forma tendría miedo incluso de ir al baño.

 —Hey, hermano, parece que tienes mas éxito en este mercado que en el de tu preferencia— Ryan rodó los ojos— deberías pensarlo, de este lado no tienes la obligación de pagar las cuentas— Ryan volvió a golpear el hombro de Clint  y este se rió— Vale, vale, ya te dejo en paz— Clint volvió la mirada a un punto que había sido frecuentemente visitado por sus bonitos ojos castaños desde que llegaran, aun mas frecuentemente que los ojos de Ryan a la zona vip.

 —Entonces— le habló casualmente mientras levantaba la cuarta cerveza de la noche— ¿ese es el tipo de sujeto que te gusta?—su amigo se atragantó con su cerveza desviando rápidamente la mirada del barman que la había tenido atrapada casi toda la ultima hora.

Ryan rió sintiéndose inesperadamente nada incómodo ante la situación.

—No tengo idea de lo que estas hablando— Ryan levantó la ceja haciéndole una ceña hacia David. Clint suspiró—esta bien, esta bien, lo admito, pero esta tan fuera de mi alcance como la estrella del alba— saco un pañuelo para secar de su rostro la cerveza que había escurrido por su garganta.

—dicen que esa es la que cumple deseos— animo Ryan y Clint rodó los ojos.

—Gracioso.

—Anda, pregúntale a qué hora acaba su turno— le animó, esperando que aquello le dejase claro a su amigo lo poco que le importaba si se revolcaba con una mujer o un hombre, mientras por el amor del cielo no le relatara los torridos detalles todo lo demás estaba perfecto.

—¿Estás loco?— bajó la voz en un susurro acercándose a él para que le escuchara aún con la música alta— le he visto rechazar mejores pedazos de carne— Ryan torció el gesto.

—Hombre, eres tan bueno como el imbécil de la sala vip, empiezo a cansarme de escucharte hablar mal de ti mismo cada que deseas algo— Ryan suspiró.

—Hermano, tu en verdad me amas, envidio tu confianza pero supongo que de tener tu cara o al menos tu cuerpo podría tener la mitad de tu confianza— Ryan rodó los ojos exasperado.

—Oh, por dios, no te vengas a hacer el mártir ahora, vamos, sólo preguntale por el fin de su turno— Clint negó.

—No lo haré— Ryan le quitó la cerveza de las manos.

—Vamos, no seas cobarde— Clint recuperó su cerveza.

—Soy un maldito marica cobarde, déjame ser— Ryan se sintió enfadado por el comentario.

—Con una mierda que lo eres— volviendo a quitarle la cerveza— ve, quítate la idea de la cabeza y sigue con tu vida.

—¿Cual idea de la cabeza?— cuestiono enfadado.

—Las fantasias que seguro tienes con el sujeto ese, te conozco, anda no puedes siempre solo vivir de sueños o fantasias, te mereces realidades y es tiempo de que empieces a buscarlas— Clint se giró hacia él anonadado.

—¿Desde cuándo eres un motivador de superación personal?

—Callate imbécil y ve— Clint no intentó recuperar su cerveza pero negó.

—No, por dios Ryan, me va a enviar al infierno, somos casi amigos y prefiero eso a un rechazo rotundo— Ryan enredó sus dedos en el cabello de su amigo y lo jaló a él uniendo sus cabezas.

—Ya tienes un amigo aquí—señalándose—… Tu necesitas alguien que te caliente la cama— Clint enrojeció.

—Te prefería homofóbico— Ryan sonrió ante el comentario.

—No se aceptan devoluciones— respondió Ryan y Clint suspiro se levantó pesadamente del banco, si lo pensaba bien recordaba haber visto a un chico una vez invitar a David a salir y este había rechazado con cierto tacto ¿qué era lo peor que podía pasar?

Clint se acercó a donde David limpiaba un par de vasos y se inclinó sobre la barra.

—¡Hey! ¡David!— le llamó y este le miró extrañado.

—Ryan— saludó, bueno, el hombre sabía su nombre, eso era un avance, sería desmotivante que después de meses el sujeto ni siquiera conociera su nombre.

—hey… bueno…me preguntaba si ammm— se aclaró la garganta— me preguntaba ¿a qué hora termina tu turno?— el hombre le miró en silencio, Clint comenzó a pensar que con la música no le había escuchado, tal vez lo había dicho demasiado bajo, abrió la boca para repetirlo, ya que había llegado hasta ahí podía llegar al final. David se inclinó sobre la barra mirándolo con ojos fieros, ojos que a Clint no le presagiaron nada bueno.

—Escúchame y escúchame bien — el tono desdeñoso le encogió el estómago — No me interesa un carajo  la mierda que puedas ofrecerme, a menos que vayas a pedirme algo de beber, piérdete— cada lenta palabra fue soltada con desprecio, para clint fue como si una fuerza invisible le estrujara el pecho.

Clint se quedó inmóvil sin saber qué decir y cuando la risilla a sus espaldas le hizo girar lentamente fue como si le diesen un golpe en el estómago, ahí estaba el chico que David había rechazado antes sin duda con mucho mas tacto del que le había regalado a él, ver de frente y tan claramente la diferencia de atractivo entre el chico y él terminó de destrozar su moral.

—David cariño, sírveme un ardiente— escuchó la risueña voz del sujeto y apretó los puños cuando David contestó casualmente “a la orden” con suma diligencia, mierda.

—Hey ¿qué sucedió?— Ryan miró preocupado el rostro contraído de su amigo, pero éste no se detuvo, tomó la chaqueta que había dejado en la barra frente a su banco y siguió caminando a la salida. Ryan tomó su propia chaqueta dejando sobre la barra dinero suficiente para pagar sus cuentas y caminó tras su amigo alcanzándolo casi en la puerta. Solo tomándolo por el brazo pudo detenerlo.

—¿Qué demonios sucedió alla?— Clint no le miró y Ryan supo que era por que estaba luchando para contener lágrimas de humillación que se acumulaban en sus ojos.

—No le importa una mierda de lo que pueda ofrecerle, eso dijo— renegó soltándose del agarre de su amigo— iré a casa, Ryan. Por favor, déjame solo un rato— Ryan vio a su amigo caminar derrotado por la puerta de salida y al principio fue como si no comprendiera, lentamente su cuerpo se fue calentando como si al ir comprendiendo la ira fuese despertando en cada fibra de su ser y regresó sobre sus pasos, pasos cada vez mas rápidos, ver al sujeto hablar tranquilamente con un “niño bonito” le encendió más, alcanzando al sujeto de la camisa por encima de la barra asestando un golpe en el rostro de aquel jodido arrogante.

—¡¿qué demonios te pasa?!— Preguntó fuera de si— ¿qué mierda le hizo para hablarle asi? — El sujeto que había ido a chocar con el estante de bebidas tras él, se sujetó el rostro incorporándose con calculada lentitud, de un salto pasó la barra parándose tan cerca del otro que su aliento acarició su rostro.

—No me interesan los tríos imbécil, no importa lo bien envuelta que traiga su jodida mierda…ni siquiera puedo creer que pienses en compartirlo. Ambos me dan asco— Ryan contrajo el rostro en completa incredulidad y extrañeza.

—¿De qué demonios estas hablando?— le empujó alejándolo de el. El sujeto rió con crueldad.

—Por favor, no vengas a negarlo, han estado entre arrumacos toda la noche, sueltas un “te amo” tan fácilmente para después enviarlo por mí, eres un enfermo— Ryan ya ni siquiera sabía si podía estar enfadado o seriamente asqueado.

—Enfermo tienes el cerebro tarado, Ryan es como mi hermano, mierda –David entonces pareció flaquear en su segura posición.

—Te oí decirle que lo amabas— Ryan lanzó su propia chaqueta al suelo con evidente frustración.

—Y lo amo, mierda, es como mi hermano joder ¿no puedo decirle que lo amo?— David pareció tan confundido que casi daba lastima, vio a Ryan sin querer creerle y cuando la frustración en el rostro de este no le dió mas remedio que hacerlo se revolvió el pelo.

—Es tu culpa maldita sea, estabas acariciándolo y tocándolo— le gritó y Ryan levantó las manos al aire.

—Perdóname por ser afectuoso jodido enfermo— Ryan vio a David dar vueltas en su sitio hasta golpear la barra.

—¡¡¡Mierda!!!— Ryan recogió su chaqueta, estaba enojado y ni siquiera podía terminar de desquitarce con aquel imbécil. Sentía como si no tuviese ya derecho después de dar pie a la confusión. ¡¡¡Pero mierda!!! ¿Que?¿cada cosa que decía o hacía era malinterpretada?— ¿dónde esta él ahora?— escuchó la voz exigente del idiota y se giró a verlo con incredulidad preguntándose si realmente le estaba preguntando lo que creía.

—Estas mas idiota de lo que creí si crees que te voy a decir donde está— David le tomó por el cuello de la camisa con el rostro completamente curtido por la ira.

—mierda!— ninguno de los dos se había dado cuenta de que habían montado tal espectáculo que todos en el lugar habían dibujado un círculo a su alrededor viéndolos, algunos tenían la cámara de su celular grabando.

—Te voy a decir por donde puedes…— renegó Ryan pero antes de que pudiese terminar de enviarlo al diablo una sombra les separó.

—Basta, caballeros. Están dando un espectáculo— Ryan iba a decirle al hombre por donde podía irse marchando cuando notó quien era. Era mr. Lunes. Joder, si que era alto… ¿1.92 tal vez? Se quedó viéndolo, la oscuridad del lugar no le dejaba ver claramente sus rasgos pero estaba seguro como el infierno que aquellos ojos azules debían ser únicos. Entendió en ese momento el alboroto por el hombre.

El sonido de una silla yendo a dar al suelo llamó su atención. David aún estaba enfadado y al parecer la había pagado con una de las sillas altas frente a la barra.

—Si quieres buscarlo ¿por qué no preguntas en gerencia por sus datos? Puede que el chico tuviese una membresía, si ruegas lo suficiente podrias encontrarlo— A David la idea no debió parecerle mala porque sin decir nada se dirigió rápidamente en dirección a donde Ryan suponía debía estar el lugar donde pudiese rogar por la dirección de su amigo.

—Pero qué demonios...— Ryan empujó a Mr. Lunes por el pecho— ¿pero qué demonios estás pensando dándole ideas para encontrar a mi bro?— El sujeto miró incrédulo su propio pecho como si no creyera que le hubiesen atacado, después de parecer asimilarlo sonrió divertido.

—No creo que a tu amigo le venga mal que le besen los pies un rato— Ryan tuvo que admitir que pensándolo de ese modo no parecía algo malo en realidad.

—no…supongo que no— aceptó sintiendo que iba tranquilizándose y terminó por suspirar y recoger la chaqueta que había lanzado al suelo.

—Venga, vayamos a tomar algo y tranquilízate— Ryan observó al hombre que le miraba con las manos en los bolsillos de su exquisito traje blanco.

—si… ¿por qué no?— suspiró, un par de tragos más fuertes que cuatro cervezas no le vendrían mal— Caminó con el sujeto fuera del lugar y entró al taxi que se detuvo frente a ellos, estaba aún pensando en Clint, tal vez debería ir con él, debía querer algo de apoyo en esos momentos. Había pasado ya varios minutos en el auto cuando tomó una decisión

— ¿Sabes? creo que mejor…— pero el tono de llamada de su móvil se lo impidió— Dame un minuto— se sorprendió al ver que era el numero de Clint, se apresuro a contestar— ¿Clint?

—Hey, soy yo— su voz se escuchaba afectada pero parecía tranquilo.

—Hey, ¿qué tal? ¿cómo estas? Estaba pensando en ir para allá…— esperaba que su voz reflejará que realmente estaba preocupado por él— Lamento lo que pasó, fue mi culpa, jamás debí decirte que… 

—Hey hey, tranquilo. Como dijiste no se puede vivir todo el tiempo de sueños

 —Sobre eso creo que hay algo que deberías saber sobre el sujeto ese— pero su amigo le cortó de golpe. 

—Basta Ryan, no hay nada que necesite saber, no quiero tocar el tema ¿si? 

—Pero… 

—Voy a adelantar mi viaje para hoy— Ryan frunció el ceño.  

—¿Qué? ¿Por qué?— su amigo pensaba regresar a casa para las fiestas navideñas. Le había invitado a él, sus padres le habían tenido de bastante mayor y muerto cuando él era aún muy joven así que no tenía un hogar al cual regresar, su amigo quería extenderle el suyo como cada año pero él había decidido este año pasarlo en la ciudad, dejar un poco el nido. Aún así había esperado pasar algo de tiempo con su amigo antes de que este se marchara.  

—Mamá llamó hace un momento, esta ansiosa por verme… creo que es una señal, iré a verla antes de tiempo y la sorprenderé

— bueno, eso estaba bien, suponía… estar con su madre lo animaría

— Tomaré un pasaje ordinario, debe salir uno en la próxima media hora y estaré allá por la mañana — Ryan suspiro, no podría despedirse de él. 

—Te alcanzaré en año nuevo 

—Más te vale— y a Ryan le pareció escuchar algo de animo en la voz de Clint.

**********************************************************************

Clint terminó la llamada y tomo la maleta que había hecho en su arranque de enojo de esa mañana, realmente parecía todo una señal, cerro su departamento decidido a olvidar todo lo que había ocurrido esa noche, había llorado, desahogado, golpeado almohadas y gritado contra el colchón diciéndose lo idiota que había sido, pero después de la llamada de su madre se sentía mucho mejor, estaba por tomar un taxi cuando alguien le tomó por el hombro girándole. Ahí estaba, la persona a quien menos quería ver en esos momentos.

—¿David?— el nombre escapó de sus labios por reflejo, se veía agitado y su siempre tranquilo rostro estaba descompuesto. 

—Yo…— estaba agitado y parecía que iba a decirle algo pero justo en esos momentos pareció notar sus maletas— ¿a dónde vas?  —Yo…— suspiró y recordó lo que había pasado— no es algo que te importe ¿Que haces aquí? – miró a su alrededor como buscando algo que le indicara el por que de su presencia. 

—Lo siento, tenía que decírtelo, lo siento – Clint frunció el ceño. —No tienes que disculparte, dijiste lo que pensabas y estabas en tu derecho— estaba dolido pero prefería no desmoronarse frente a el. 

—¡no!— estaba aun agitado— no era lo que pensaba, estaba celoso, tu…digo… — tartamudeó— hemos estado dando vueltas alrededor del otro todo este tiempo, creí que el amigo que estaba contigo era tu novio y solo….que solo intentabas alguna clase de juego raro— Clint frunció el ceño ofendido pero el enfado era opacado por un estado de incredulidad genuino, por que demonios alguien como David iba a sentirse inseguro frente a el? ¡Oh!… era cierto, no era por el exactamente, era por Ryan, bien, tenía sentido que se sintiera inseguro frente a Ryan, el hombre era un bombon andante.

—Ryan es solo mi amigo…— musitó aunque sin la capacidad de sentirse mejor— está bien, entiendo, Ryan puede hacer que la gente mas hermosa se sienta insegura— aun así eso no lo ayudaba a sentirse mejor frente al barman, se había sentido mal y ahora que se disculpaba no encontraba razón lógica para seguir enfadado con él, pero era difícil decirle a su corazón que se calmara, que borrara la tristeza y el dolor que le estaba carcomiendo.

—Lo sé… —un incómodo silencio prosiguió y Clint se movió en su sitio acomodándose la maleta que tenía al hombro soltando por un segundo la que arrastraba para hacerlo.

— bueno, yo ya me iba— pero David volvió a detenerlo.

—¡Espera! ¿Por qué querías saber mi hora de salida?— Clint le miró con evidente enfado por la pregunta.

—¿No es obvio el por que la gente pregunta eso?— no iba a humillarlo de nuevo verdad? Un rechazo por noche era su límite.

—bueno es solo que ahora llevas esa maleta… ¿a donde vas?— Clint miró sus maletas y suspiró, claro, quien pregunta algo así cuando no va a quedarse hasta esa hora verdad.

—Voy a visitar a mi madre por las fiestas— se encogió de hombros— lo decidí hace un rato, no lo tenia planeado cuando te pregunte por tu hora de salida— esa conversación estaba siendo incomoda.

—Oh…— David lo soltó— bien…yo… tengo que regresar al bar, no van a cubrirme toda la noche….— Clint le miro, aun traía el uniforme del bar debajo del abrigo, verlo le hizo perdonarlo un poco mas y le medio sonrió.

—Gracias por venir y disculparte.

—Quizás quieras que salgamos cuando vuelvas— Clint parpadeó

—¿Perdón?— David pareció ligeramente avergonzado.

—¿Qué? ¿No es posible?

—No… bueno…si....— se volvió a acomodar las maletas en un acto mas bien de nerviosismo y se movió un poco sobre sus propios pies— quieres salir conmigo?

—¿A qué creíste que me refería cuando dije que llevábamos dando vueltas alrededor del otro todo este tiempo? ¿No…no notaste que te coqueteaba?— Clint negó y se sonrojó.

—No… yo…digo jamás me hubiese atrevido a acercarme si Ryan no hubiera insistido— miró al suelo repentinamente nervioso y avergonzado— me…me gustaría mucho salir contigo— el otro sonrió y se acercó un paso— no encontraba el momento de pedírtelo— Clint no le miro.

—Supongo que yo no hice mejor trabajo— la sonrisa de David disminuyó un poco.

—Lo siento, a pesar de lo celoso que estuviera no debí contestarte asi— el otro se encogió de hombros

—Supongo que si hubiese sido cierto no me hubiese importado.

—Tienes los ojos hinchados… ¿lloraste por mí?— Clint se puso más rojo y se encogió un poco.

—Puedo llorar si quiero— David se revolvió el pelo.

—No quería que mi primer acercamiento real fuese así— Clint se cruzó de brazos.

—Bueno, yo tampoco— haciéndose pequeño como si tuviese frio, aunque en realidad solo estaba abochornado. Un taxi se detuvo frente a Clint preguntando si necesitaba un viaje y Clint asintió. —Tengo que irme – anunció resignado y cuando entraba al auto David  le tomó la mano y sacó un bolígrafo de su bolsillo escribiendo su número en la palma ajena.

— Llámame ¿si?— Clint le sonrió y asintió, un corto silencio y después de cerrar la puerta Clint le llamó, el moreno apenas y se asomó a la altura de la ventana y Clint se atrevió a robarle un casto beso de los labios.

— Te llamaré— le prometió.

 

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Esta bien es cortita la parte nueva >< pero subire pronto lo que sigue XD lo prometo! :D Espero que aun asi les gustara. 


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