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Bajo el cielo estrellado por Slytheriana

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Notas del fanfic:

Bueno les traigo mi primer Fanfic y me alegro que sea relacionado con sobrenatural, tiene unos personajes tan adorables ^_^

Ninguno de los personajes me pertene(Por desgracia) aunque no se si meteré alguno propio solo por las risas.

Con respecto a la subida de los capitulos será un tanto aleatoria ya que estoy muy liada con la universidad. Espero que os guste mucho.

Tras una larga cacería con Sam todo lo que quería hacer era echarme en la cama y no despertarme en 2 meses, a ver si por fin recuperaba esas horas de sueño que tanta falta me hacían. Sin embargo lo primero que hice fue dirigirme a uno de los bares más cochambrosos que había visto en mi vida. Como era habitual en mi me senté en la barra en la zona más próxima a la salida, por si tenia que escampar, y me pedí un whisky doble.

Sabía que no hacía bien, mi cuerpo me gritaba que dejara todo y fuera al motel con Sam y por una vez en mi vida durmiera como Dios mandaba, pero simplemente no quería. No tenía ganas de despertarme empapado de sudor tras una noche de sueños agitados. Casi podía echar de menos las noches donde solo me asustaba tener pesadillas con el infierno o el purgatorio. Cada vez se me hacia más difícil fingir que todo estaba bien cuando cada noche tenía sueños no aptos para todos los públicos con él.

No sabía exactamente cuando había pasado, cuando toda esa gilipollez de los sentimientos me había alcanzado lleno y afectaba a todo lo que hacía. Siempre había evitado implicarme emocionalmente con alguien, ya que sabía que alguno de los dos saldríamos escaldados, y prefería no ser yo. Yo que siempre me metía con Sammy cuando empezaba con las chorradas sentimentales que tanto detestaba, bueno detesto.

Ahora, incluso cuando mi mente se encuentra ocupada o acelerada por la cacería o con el juicio nublado por el alcohol sigo sin poder dejar de pensar en él. Pienso en esa cara de inocencia cuando Sam o yo hemos hecho alguna referencia a algo que el desconoce, o cuando me sonríe con esa inocencia dejando ver esos pequeños hoyuelos que se forman en su cara, o tan solo cuando me mira a los ojos y el resto del mundo desaparece por unos instantes y tan solo puedo centrarme en esas lagunas de agua azul.

Cada vez desvarío más. Con un ultimo trago me termino mi tercer vaso de whisky, aunque en verdad ni me había dado cuenta de que ya llevaba tres. A pesar de eso mi cuerpo estaba acostumbrado a cantidades mucho mayores de alcohol así que ni siquiera lo noté. Me subí al impala y decidí que no tenía ganas de volver a aquella habitación pestilente y me dirigí al pequeño bosque que se situaba junto a éste.

Aparqué en él salí del impala y con las mismas me tumbé en la fresca hierba contemplando las estrellas. Esto no se pagaba con dinero. Como la gente era capaz de gastarse miles de dolares en hoteles de 5 estrellas teniendo esto al alcance de la mano. Supongo que alguien que se ha criado sin nada es capaz de apreciar con mayor detalle las pequeñas cosas de la vida.

Durante un rato me dediqué a intentar buscar constelaciones, las cuales mi padre había intentado enseñarme repetidas veces, pero finalmente desistí para mi siempre serían puntos aleatorios en el cielo, aunque tenía que admitir que eran preciosos. Allí tumbado recordé la de veces que Sam y yo nos habíamos quedado contemplando las estrellas y como sus ojos centelleaban de emoción a pesar de haberlo hecho mil veces.

De repente el rostro de Sam cambió mostrándome con quien quería estar haciendo eso. Lo imaginaba tumbado a mi lado, mirando las estrellas embelesado, con su cabeza apoyada en mi hombro, sus largos dedos entrelazados con los míos y esa estúpida sonrisa de satisfacción en el rostro al comprobar que a pesar de todas mis quejas contra la sensiblería en el fondo era un romántico.

Sin querer fui dejándome caer en los brazos de morfeo y cuando estaba a punto de caer rendido al sueño un susurro se escapó de mis labios como hacía horas que lo intentaba, y ahora apartado de todo y de todos lo había conseguido. Mientras notaba como los párpados me pesaban más y mas como un suspiro solo pude mencionar el nombre que llevaba rondándome la cabeza todo el maldito día desde hacía años. Castiel.

Así una noche más caí profundamente dormido teniendo uno de esos sueños que adoraba y odiaba al mismo tiempo, que hacían que se me parara el corazón de la emoción y del pánico, sabiendo que lo nuestro nunca podría ser, no lo merecía. Pero yendo contra todo mi mente no quería apartarse de su lado. Cuanto más intentaba evitarlo más me perseguía, y aunque hacía días que no lo veía yo lo había sentido como años. Tan solo quería que me dijera que todo daba igual que nada podría contra nosotros, que siempre estaría a mi lado y que nuestro para siempre duraría más que un par de años, como les pasaba a los cazadores, y unos cuantos polvos.

Tras observar un rato y deleitarse con lo que sus ojos veían por fin Castiel emergió de las sombras. Había notado todos los sentimientos encontrados del rubio, había ahondado en sus pensamientos al igual que se sumergió en el infierno por él. Aún así no estaba seguro de que significaba aquello. Él notó una conexión con Dean desde mucho antes de rescatarlo. Mucho antes de eso estuvo observando como se desenvolvía en el “negocio familiar” con su padre y más tarde con Sam. Y después de su rescate esa conexión se intensificó hasta límites que creía imposibles sin embargo no estaba familiarizado con los sentimientos humanos.

Ahora que ya entendía un poco mejor las cosas sabía que tenía que hablar con él. Confesarle que el sentía lo mismo y que nunca se separaría de él. Demonios cayó por él que más podría pedirle. Pero por otra parte no quería que Dean tuviera otra responsabilidad a sus espaldas. Más de una vez había arriesgado todo lo que era por salvar a su hermano y no quería que Dean cometiera los mismos errores con él. Cuanto más cercano era a una persona más temerario se volvía, como si la vida de los demás valiera mucho más que la suya, cosa con la que él no estaba de acuerdo. Castiel también tenía ese pequeño impulso suicida cuando se trataba de Dean.

Intentó obviar esos pensamientos que no conducirían a nada y con sus poderes depositó el fuerte cuerpo del cazador en el asiento trasero del coche, dejando la ventanilla trasera ligeramente abierta. Mientras se alejaba del vehículo por segunda vez esa noche escuchó de los suaves labios del cazador su nombre. Jamás había adorado tanto una palabra. Casi parecía un gemido. Todo se estaba complicando por momentos y necesitaba mucho tiempo para reflexionar y dejar a Dean aclararse las ideas.

Aunque una cosa estaba clara, si el cazador le soltaba todo lo que sentía no creía poder resistirse. Ya de por sí se obligaba a no mirar aquellos labios tan apetecibles que hacían que cada palabra pareciera obscena saliendo de su boca. Así que tal como había llegado desapareció esperando que ese día se retrasara lo máximo posible y así evitar el desprecio total por parte de sus hermanos. 

Notas finales:

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