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El regalo más especial por ToadThearian

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Notas del capitulo:

Listo Abyss, ya no tienes que sentir angustia por mi fic y mi fic bordeando la segunda página...

 Bueno, esto no lo termine a las 5 am esta vez. Solo me tomo como 5 días de escritura y edición, y edición, y más edición. ¡No apuesten a que termino editando esto en un par de días por favor! D,: (Aunque esta vez tarde menos que en sacar la parte 4...)

 Por otra parte, ya no pongo contador. Simplemente porque tuve que reestructurar la historia otra vez para dar más desarrollo y que el anhelado final se sienta satisfactorio en todos los sentidos, ya saben, atar cabos sueltos y que no pierda coherencia. O al menos es lo que trato con todo mi corazón. Y es mejor al final de la primera version en donde ni Gold se declaraba ni Silver dejaba en claro que sentia por Gold, solo en un, a lo mejor y solo a lo mejor me gustas, pero no llegan a nada. Super IC(?).

Y es por eso que no pude terminar este fic navideño en navidad, eso y porque tuve un problema con la escuela.

 

Y por la edición. Soy un chiste, la chica edición: “Jajaja, mírenla, termina de escribir y luego edita párrafos y escenas enteras jajaja, no va a terminar nunca! jajajaja”….alguien deténgame…

Aquella mañana no había traído nada más que sensaciones desagradables para Silver.

Comenzando por el dolor que le provocaban los golpes sufridos el día anterior que, como le había dicho la enfermera Joy, solo había empeorado. Por esta razón no había podido hacer nada aquel día, más que descansar y ser obligado a tomar aquella asquerosa medicina tradicional.

Temblaba de rabia solo de recordar el horrible sabor de aquella cosa. Con razón los pokémon se ponían agresivos solo de olerla. El no conocía más que de vista a aquella anciana que llegaba a revisarlo y ya la odiaba solo por darle a beber eso en lugar de permitirle usar los analgésicos. Si le decían que aparte de las hierbas y raíces esa cosa tenía escamas de dragón o tierra lo creería.

Eso sin olvidar el estofado “saludable” que había comido y dejo el cuarto impregnado del olor de verduras cocidas.

Y, sin embargo, aquello no era lo peor.

Volvió a observar la maltratada caja de dulces que tenía en sus manos una vez más. Fijando su vista en ella, marcando cada color, letra y pequeñas imperfecciones a fuego en su memoria. Solo para finalmente arrojarla nuevamente contra la pared una vez aquella incomoda sensación en el estómago y pecho se había vuelto a hacer presente.

El pokémon tipo planta despertó asustado por el sonido del impacto solo para lanzar una mirada de fastidio a su entrenador y volverse a acomodar para dormir. Aquel Meganium daría su vida por Silver si fuera necesario, pero incluso él tenía su límite y estaba harto de los múltiples ataques de ira que su entrenador había tenido aquella mañana.

¿Podían culparlo? Aquel simple “me gustas” de Gold había logrado convertir en un desastre la mente del pelirrojo.

Si había algo que no debías hacer cuando eras amigo de alguien era tratar declarártele, menos cuando esa otra persona era de tu mismo sexo. Aquello y la idea de volverlo a ver lo desesperaba y desataba en él pensamientos indeseables.

De inmediato tuvo que volver a recostarse en la cama luego de que el arrojar aquella caja jalara sus lastimados músculos y le lastimara.

Entonces respiro y trato de calmarse en vano.

Lo que resultaba muy difícil cuando a su mente llegaban flashes de aquel momento. El peso y el calor del otro chico que podía sentir incluso a través de la chamarra, aquellas palabras dichas en un tono tan suave y el aliento golpearle al oído.

 —Maldito marica—refunfuño después de restregar el rostro contra la almohada tratando de despejar el calor que sentía creciendo en su rostro.

 Respiro nuevamente y un pensamiento asalto su mente.

 —¿Ahora qué?

 Cuando podía dejar de lado aquel recuerdo, otras ideas lo incomodaban. Entre ellas lo incierta que se había vuelto la relación que tenía con el otro niño.

 ¿Su amistad estaba arruinada ahora?

 ¿De verdad allí se acababa todo?

 Cerro los ojos un momento y saco su brazo de la cama tanteando en el suelo hasta sentir entre sus dedos la forma cuadrada de la caja que había rebotado cerca de su cama, como lo había hecho las otras veces que la llego a arrojar contra la pared. Cuando la tuvo en su mano la levanto solo para observarla una vez más.

No lo admitiría en voz alta y si se lo hubieran preguntado antes de seguro lo negaría, pero Silver no quería dejar de ver a Gold.

Su único amigo.

Molesto, tonto como el mismo, cursi, crédulo e infantil, y, aun así.

 —Aun así…

 Aun así, era alguien fuerte, valiente y amable. Capaz de perdonar y pedirle a alguien como él ser su amigo. Alguien con quien había pasado muchos malos momentos desde que se conocieron, pero con quien también había crecido mucho y en con quien había llegado a sentirse en verdad, en verdad feliz.

¿De verdad todo terminaba así entre ellos?

Inmediatamente se sentó en la cama en un movimiento brusco que le provoco algo de dolor, pero era lo de menos cuando una idea llego a su mente.

Simplemente tenía que rechazarlo.

Así de sencillo, llegar con Gold y dar su respuesta más sincera. No veía al azabache como alguien rencoroso (como él), así que a lo más que llegaría seria a lloriquear un rato y luego ser el mismo idiota que era siempre frente a él y a los demás. De ser necesario, haría como que aquello jamás paso.  

El rechazarlo no tenía por qué cambiar nada.

Quizá ya no se cambiaría frente a él, ni se bañarían juntos o compartirían camas. Bueno, eso jamás lo habían hecho. Habían llegado a ir al baño juntos, pero usualmente Gold se concentraba demasiado en lo que hacía como para voltear a “verlo” como un asqueroso pervertido.

No era que él si hubiera volteado para enterarse de aquello.

Pero podía asegurar que era un centímetro más hombre que Gold.

Se levantó de la cama después de la cruzada que había vivido aquella mañana solo por ir al baño. Aunque, ahora podía decir que el dolor había aminorado mucho si se comparaba al de aquella ocasión. La medicina si funcionaba, seguramente para mañana ya estaría como nuevo. Y aun así hubiera preferido mil veces tomar analgésicos cada dos horas por varias semanas.

Respiro profundo y avanzo hacia el espejo que tenía en la pequeña habitación donde vivía mientras realizaba su entrenamiento.

Peino un poco su rebelde cabello con su mano y se observó detenidamente al espejo.

Cosas de chicas como practicar algo que iba a decir no era algo que el haría usualmente. Pero en aquel momento esas medidas eran requeridas. Rechazar, ser directo y no ser malo, después de todo, salvo por el abrazo, Gold no había hecho nada para pasarse de la raya.

Había que ser comprensivo, algo en lo que Silver no tenía demasiada experiencia.

“¿Por qué pensaste que saldría contigo?”

No eso no.

"Cuando te dije marica no era para que te lo tomaras tan literal"

Eso era peor.

“A mi quien me gusta es…”

¡No! ¡Con un demonio!

Directo, serio y sin burlarse. Lo más simple posible.

“Gold, no me gustas”

Tan simple como eso. Solo tenía que repetir aquello, sin sobresaltos ni nada. Solo aquellas tres palabras.

Abrió los ojos observando el rojo color de estos reflejados en el espejo. Relajo su expresión lo más que pudo y repitió aquello en voz alta.

—Gold, no me gustas.

Un silencio inundo la habitación. El pokémon cerca de él solo observo como de manera muy suave y lenta su entrenador comenzaba a encorvarse hasta que su frente toco el frio vidrio del espejo.

Por un momento habia sido consiente de la propia vibración de su garganta para hacer tan simple sonido y sus labios temblaron un poco.

 En teoría esa era la solución a sus problemas, lo que le tenía que decir a Gold una vez se encontraran de nuevo. Pero encararlo y enfrentarlo de aquella forma no era algo que lo emocionara, no solo porque siempre estaba la posibilidad de que no reaccionara como quisiera (Después de todo, mientras rivalizaban jamás logro que sus crueles palabras lo detuvieran), habia algo más. 

Algo en el sonido de sus propias palabras retumbando en el cuarto y llegando a sus propios oídos se sentía, extraño o incorrecto. Sin embargo, ignoro aquel sentimiento convenciéndose a sí mismo de que no era nada para volver finalmente a la cama.

 

 

-*-

 

—¿Entonces ya vas a decirnos que tienes?

—Ya dije que estoy bien—Le respondió el más joven del cuarto sin mucho ánimo al adolescente sentado a su derecha en el suelo.

—¿En serio? Por qué no sabía que ese juego se tratara de arrojar al chico de carne contra las sierras una y otra vez— le señalo esta vez el castaño a su izquierda apuntando a la televisión donde se reproducía el juego.

Cuando se dio cuenta de aquello, Gold bajo el control y trago pesadamente algo apenado.

No había querido llegar a aquel lugar solo para preocupar a sus superiores (o sempais como Kris les decía), solo había llegado a pasar la noche en la casa de Red y quizá entrenar o divertirse con él. Pero aparentemente había estado haciendo un muy mal trabajo para ocultar su pesar. Y ahora tenía ambos adolescentes observándolo y presionándolo para saber que le pasaba desde la mañana.

O más bien desde anoche que había llegado a la casa de Red solo para tumbarse en su propio saco de dormir para quedarse dormido.

Entonces tomo aire y después de pensarlo nuevamente un momento respondió.

—En serio no pasa na-

Antes de poder terminar con aquella respuesta genérica el entrenador legendario de Kanto le soltó un fuerte golpe en la cabeza a su pupilo.

—¡¿Por qué?! — le lloriqueo el afectado mientras sus oscuros ojos se llenaban de lágrimas y se sobaba el golpe.

—Porque tienes algo y mientras más lo reprimas más te dolerá.

—Sí, ese consejo te lo da la persona más abierta y expresiva de aquí— se burló Blue sin importarle la mirada recriminatoria de Red— Pero si, apestas guardándote cosas. Mejor habla de una vez y supéralo.

Gold trato de protestar antes de que el amenazante puño de Red lo convenciera diplomáticamente de lo contrario. Tomo aire para armarse de valor y sintió como el calor subía por sus mejillas antes de comenzar a hablar.

—Puede que lo haya arruinado con Silver…

—¡Le preguntaste su género! —Interrumpió Blue divertido de aquello.

—¿Qué? ¡No! —Para eso solo había necesitado ver a que baño entraba poco después de que se conocieran…—Fue, algo mucho peor— sintió como la boca se le secaba y sin embargo siguió adelante— Le dije, que…Que me gustaba.

Después de dejar pasar un segundo de silencio, Gold alzo la vista y volteo a ambos lados para observar las reacciones de los otros jóvenes en el cuarto.

Ambos se observaban el uno al otro algo desconcertados por la confesión del azabache. Hasta que el castaño abrió la boca.

—Entonces, ¿Te le confesaste a la reina de las tsunderes? — espero un poco para observar como tímidamente Gold asentía suavemente sin dejar de mirar el suelo—Y ¿Lo besaste?

—No…

—¿En serio? Hubieras aprovechado para darle un beso de despedida.

—¡¿Despedida?!

—¡Blue! — Regaño Red al ver el sobresalto y el terror en los ojos del pobre chico.

—Aunque mirándolo de otra forma, lo más seguro es que te hubiera matado por hacer eso—sin tomarle demasiada importancia Blue se levantó del suelo y comenzó a estirarse y bajo la cabeza para observar al rostro del otro azabache— ¿Qué esperabas diciéndole que te gusta?

—Yo…

—Si te le declaraste y ahora estas aquí, es porque te rechazo ¿No?

—No, se…no dijo nada y no le deje que me dijera nada— empuño sus manos mientras su visión comenzaba a volverse vidriosa cuando sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y el dolor en el pecho y estomago se intensificaba cada vez más. Sin embargo, no fue el castaño quien siguió aquella discusión. Esta vez, fue la voz de Red la que se hizo presente una vez pasara uno de sus brazos alrededor del cuello su cuello.

—Se lo que sientes, pero no siempre este tipo de relaciones terminan en, en algo más— El otro adolescente desvió la mirada de los otros dos jóvenes por un momento. Con tipo de relaciones se refería a “rivales” y no solo se refería al pelirrojo y azabache —Tranquilo, lo superaras y podrás seguir siendo su amigo.

Una pequeña pero muy sentida sonrisa se hizo presente en el rostro del mayor. Sin embargo, aquello no había calmado a Gold.

—Yo…quiero pensar que soy importante para él—En algún momento las lágrimas habían comenzado recorrer sus mejillas, incluso a pesar de lo mucho que deseaba contenerlas— No quiero que…

Era tan egoísta, lo sabía. Pero no quería que Silver fuera solo su amigo y rival, no quería pensar en que estuviera con otra persona, no quería pensar en que no lo volvería a ver. No quería pensar en que lo rechazara.

No quería escuchar su rechazo.

Red abrió la boca para decir algo cuando una voz femenina se hizo escuchar desde la sala.

—¡Gold, alguien llego por ti! — grito la madre de Red— No tardes.

El joven se levantó casi de un brinco y comenzó a limpiarse la cara con la manga del suéter, corrió para tomar sus cosas de una esquina (su chamarra y mochila) y siguió hasta el umbral de la puerta donde se detuvo.

—Muchas gracias por todo. Por cierto, Red cuide mucho de Porygon y use suéter, aunque no sienta el frio. Y feliz navidad— No era la sonrisa más convincente del mundo, pero se esforzó mucho para que se viera creíble luego de su llanto y entonces bajo por las escaleras.

Los ojos del líder de gimnasio de ciudad Viridian se desviaron del niño una vez este bajo por las escaleras y buscaron al joven de su edad que se dedicaba a apagar la consola y televisión. Fue entonces que lanzo un suspiro y corto el silencio que se había hecho.

—Que aburrido. ¿No quieres ir al gimnasio a pelear un rato?

—Está bien. Pero solo un rato, le prometí a Misty que pasaríamos la noche buena juntos.

—Lo que quieras.

Sonreía de la misma manera altanera a la que estaba acostumbrado sin que dentro dejara de preguntarse ¿Cómo había logrado Red que aquello dejara de doler tanto?

 

-*-

—¿Lyra?

Fue a la chica a la que se encontró al otro lado de la puerta una vez se despidió de la madre de Red. 

—Tardaste mucho y me mandaron a buscarte. No iba a dejar que te escaparas de tus obligaciones con la fiesta—Lo regaño la niña para de inmediato volver a sonreír mientras el Marril en sus brazos imitaba el gesto. 

—Pudiste llamarme.

—¿Crees que no lo hice? ¿Ya revisaste tu pokegear? Te llame tantas veces que ya me sentía como el chico Joey.

—Lo siento.

La sonrisa de la chica vestida de rosa desapareció de golpe en cuanto escucho la voz del chico y entonces puso más atención al rostro y la expresión del chico.

—Mejor vámonos ya—suspiro y comenzó a caminar.

Algo que no tenía sentido porque se tardarían días si esperaba llegar de Pueblo Paleta a New Bark caminando.

—¿Gold? — pregunto en un tono bajo consternada por el ánimo de su amigo de infancia—¿Gold? — No funcionaba, Tal vez si…— ¿Ethan?

De inmediato el otro cubrió la boca de la niña observando paranoico a su alrededor.

—¡¿Cuántas veces te tengo que decir que no me llames así?!

—Pero es tu segundo nombre— le respondió con una pequeña risa mientras retiraba la mano del otro chico.

—La única persona que me llama así es mi madre cuando se enoja, y tú.

La sonrisa de la chica se ensancho, la verdad, se sentía algo especial en ser de las pocas personas que aun podían seguir llamando al campeón así luego del preescolar.

—¿En serio? ¿No era Ethan el nombre de un ídolo que a ella le gustaba?

—Sí, pero engordo y se puso feo, así que ahora me llama así si esta en verdad enfadada.

—¿Qué prefieres Goldeen o Ethan?

—Prefiero Gold, Lygyarados. 

Por un momento ambos soltaron una pequeña risa al recordar aquellos tontos apodos que tenían cuando eran incluso más niños.

—Al menos el mío es de un pokémon mejor. ¡Hey! los dos son tipo agua, eso significa que son compati— la chica paro una vez Gold soltó un fuerte suspiro y su expresión volvió a ser la misma de hace unos momentos, lo cual también desanimo a Lyra— Tu ¿Te peleaste con el pelirrojo de ayer?

Aquello sobresalto un poco al chico, le resultaba difícil encontrar que decir en aquel momento. Observo a la castaña que lo miraba preocupada, pero, no tenía fuerzas ni quería hablar de lo que había pasado aquella noche. El pecho aun le dolía de lo que paso en el cuarto de Red.

—¿Silver? ...No.

Así que ese era el famoso Silver. Lyra solo lo había visto una vez, luego del robo del inicial de planta, y francamente no le agradaba. Al menos no tuvo una buena primera impresión de él, después de todo, por su culpa habían acusado a Gold de ser un ladrón. Fuera de eso, solo había llegado a escuchar hablar de él por su amigo y su figura y rostro se habían vuelto un recuerdo borroso en su memoria. Hasta el día anterior.

—Pero estas decaído, y te veías tan feliz ayer.

Lyra bajo la mirada aún más solo de recordarlo. No era que tuviera celos de que Gold tuviera amigos aparte de ella, era solo, un mal presentimiento.

—Supe de un pokémon que lo paso muy mal, eso es todo.

—¿Seguro?

—Si…estoy bien ahora— dijo desviando la mirada y tratando de seguir adelante hasta que noto algo que lo detenía— ¿Puedes dejar ya de agarrarme la mano?

El rostro de Lyra se enrojeció al instante y a pesar de eso respondió con un:

—No— Refunfuño altiva mientras el marril, que sostenía con su otro brazo, y Gold la miraban confundidos—Al menos hasta que notes que si quieres regresar a casa tenemos que usar vuelo.

Tras darse cuenta de esto el rostro del joven se enrojeció con algo de pena y antes de poder decir algo la chica siguió hablando.

—Vayamos en mi Excadrill.

—¿Ese no es un pokémon tipo tierra?

—Es solo su mote, en realidad es un Skarmory que conseguí por intercambio.

—¿De dónde sacas algo así?

—Del intercambio prodigioso—paro un momento algo haciendo una expresión de cansancio—tenemos demasiados Seviper ahora con nuestro experimento de amistad, y el Seviper y Zangoose siguen peleando…— Gold asintió ante aquello—Pero eso no importa—Sonrió de nuevo para animar al azabache— ¿Quieres un aventón?

—Está bien.

No sonaba muy convencido, así que Lyra agrego.

—Y podemos pasar primero por helado. Hace frio, pero a quien le importa. Conozco una heladería que abre de cualquier forma.

—Sabes, creo que quiero bastante de eso.

Dicho esto, Lyra por fin soltó la mano del chico y sonrió al sentir que algo del calor de esta permanecía en la suya.

Aun sentía algo un poco de angustia cuando creía que tal vez, y solo talvez, Gold tuviera algo o sintiera algo por aquel pelirrojo. Que talvez, aquella vez los había encontrado en una cita y que esa era la razón de la felicidad y posterior tristeza reflejada en el rostro de su amigo de infancia.

Gold no era directo, y eso se notaba. Pero, aun así, si encontraba una oportunidad para ser algo más para él, la tomaría sin penar. Aquella era la esperanza que tenía en su corazón.

Mientras Gold no le dijera que estaba con alguien oficialmente, aún estaba en el juego. 

Notas finales:

Muchísimas gracias a todos mis queridos lectores tanto los que comentan como los que no y que disfrutan este fic.

Misma que yo también entrego con amor, y ansias. 

Que vivan un maravilloso dia,que hayan tenido una feliz navidad y prospero años nuevo.

Nos leemos luego~

.....

(De vuelta al basurero(cobijas)~(?))


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