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De narices rotas y bolillos de banana por ravenK

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Notas del fanfic:

Otro vistazo al futuro de Ren y Toshi

 

Muy bien... la razon de esta pequeña locura fue que hace tiempo mi face se lleno de notificaciones porque mi banda favorita (Simple Plan) programo fecha para dar un concierto en mi ciudad.

Grite como loca-maniatica-desquiciada como diez minutos... mi hermana me miro con cara de WTF?! pero no me importo.
En fin.... tenia tanta emocion encerrada en mi que... termino en esto, hice algo similar cuando los fui a ver por primera vez, solo que aquel fic fue un poco diferente a este.



Junjou Romantica y sus personajes no me pertenecen, fic hecho sin fines de lucro.

Notas del capitulo:

Advertencia: la linea temporal es de un par de meses despues de la boda de Kaori y Yuusei, se ubica despues de que estos tuvieran a sus bebes.

Eran las cinco de la mañana cuando la alarma de su celular comenzó a sonar. Ren se llevó las manos al rostro en un gesto cansado, apenas había tocado la cabeza en la almohada hace no menos de diez minutos y por fin lograba conciliar el sueño –No puede ser, me acabo de acostar…– frustrado, se sentó de golpe, si se quedaba un poco más, se dormiría y llegaría tarde.
Miro a su esposo acostado pacíficamente y le tuvo cierto resentimiento ¿Cómo podía estar tan tranquilo después de la dura noche que había pasado?
Aún no había logrado acomodar el horario de su bebé y le estaba dando duras batallas por las noches para lograr dormirlo, a pesar de que Hiroki y Misaki le habían insistido en que no se dejara vencer por el sueño en las tardes durante su embarazo, ahora, le estaba pasando factura.

–Idiota Toshizo, despierta ya– lo sacudió rudamente, logrando que se despabilara – ¿R–Ren? ¿Qué paso? – dijo entre bostezos, incorporándose en la cama y mirando su celular, después a su esposo– ¿Te has levantado por ti mismo?– Ren frunció el ceño y le arrojó la almohada –No, ni siquiera logre dormir, Murasame sigue terco con dormir en las tardes y no duerme en las noches, y tú, Toshizo, no me ayudas mucho– el joven ojiverde suspiro con cansancio levantándose de la cama –lo siento Ren, no he podido dormir mucho tampoco, ha sido una semana difícil en la escuela, estamos en evaluaciones y juntas con el directivo… prometo que te ayudare el día de hoy– Ren no mantenía sus esperanzas en ello, pero decidió darle una oportunidad.

–Más te vale, sabes que yo, con sueño y enojado no es una muy buena combinación– amenazó levantándose de la cama, dispuesto a prepararse para el día, hoy tenía una cita con un cliente, su futuro proyecto: una especie de restaurant– bar inspirado en la arquitectura victoriana.

Un infierno de trabajo, si le preguntaban. Pero la paga le permitiría descansar un par de meses. Si se esforzaba, quizás terminaría el trabajo justo a tiempo de las vacaciones escolares, así tanto Toshi como Hiroko estarían libres y podrían planear un viaje.

– ¿Usarás la ducha primero? – le pregunto al ojiverde, Toshi se estiró, mostrando todo su esplendoroso cuerpo tal cual vino al mundo, solían dormir desnudos, pero Ren estaba aún vestido por su noche en vela.

Rápidamente aparto la mirada, un poco cohibido. Conocía el cuerpo de Toshi como la palma de su mano, cada marca o lunar lo había visto durante todos estos años y, aun así, le seguía encendiendo.

Ren se tocó el abdomen, había algo de grasa ahí que debería de pensar en eliminar, ya no era tan delgado como antes, mucho menos luego de dos embarazos y sentía cierta inseguridad por ello.
Al parecer Toshi leyó sus pensamientos pues se arrodillo frente a él.

–Ren? Ya hemos hablado de esto…–

–Pero ya no somos tan jóvenes Toshi, tengo que mantenerme en forma o terminare con un bulto eterno aquí – señalo a su vientre– tu sabes que cuando era joven solía engordar y adelgazar, ahora, ¡si engordo tardo siglos en eliminarlo! –

–Bueno, eso es verdad… pero no importa porque sabes...– Toshi le sonrió, levantando suavemente su playera y acariciando su vientre – aquí es el lugar donde estuvieron dos de los seres que más amo en este mundo– Ren se derritió con sus palabras y sonrió a pesar de todo, amaba eso de Toshi, su sinceridad y el profundo amor inocente y puro que siempre lo rodeaba y del cual, era el dueño.

–De acuerdo… entonces, señor Usami… ¿Qué le parece si ahorramos tiempo y nos duchamos juntos? – Toshi abrió los ojos con sorpresa, pero rápidamente asintió y se incorporó, luego tomo a Ren de la mano, una vez adentro, Toshi comenzó a despojarlo con suavidad, besando el camino del hombro a su cuello a la vez que sus manos viajeras recorrían su pecho y abdomen hasta la parte sur de su cuerpo.

–¡Toshi!– Ren se mordió los labios para no gritar, pues su hija aun estaría dormida y no quería despertar a Murasame, Toshi no escucho la queja de su esposo y siguió su exploración, con torpeza, se dirigieron a la ducha y Toshi lo acorraló contra la pared, Ren abrió la llave y pronto, estuvieron empapados. Ren abrazó a Toshi por el cuello enredando sus piernas en el torso, confiando en el más alto para tomarlo, Toshi lo sostuvo besándolo apasionadamente dejando que sus manos le exploraran con la maestría de sus años juntos. El castaño sentía la fría pared y trataba de despegarse un poco de ella, sin embargo, al impulsarse hacia adelante, Toshi perdió el equilibrio y tropezó.

– ¡Demonios! – Toshi cayó en la tina sobre su hombro derecho, aferro su mano al lugar, se sentía como si estuviera fuera de lugar, no lo podía mover – ¿Ren? – se dirigió a su amado y reparó que el castaño había caído fuera de la tina y estaba arrodillado, Toshi entonces se percató de la mancha de sangre que salpicaba el borde de la tina.

–¡Ren! – se incorporó como pudo y fue hasta Ren, quien se sostenía la cara haciendo muecas de dolor – Déjame ver, quita las manos– el castaño estaba renuente, pero Toshi logro apartarlas y examinar el daño.
Un gran chorro de sangre emergió de la nariz del castaño – ¡Maldición! – Toshi rápidamente busco una toalla limpia y la coloco en su cara, a la vez que lo acomodaba en una posición semisentada.

–Iré por nuestra ropa, no te muevas y pon presión– Ren le miro con los ojos llorosos y el ceño fruncido, Toshi sintió un vuelco en el corazón al verlo así, eran contadas las veces en que Ren se había lastimado, y el castaño siempre era toda angustia y terquedad mezcladas cuando le pasaba algo, siendo Toshi el único en calmarlo.

Se movió por la habitación rápidamente, o tanto como su hombro lastimado se lo permitía, se visitó y ayudo a su esposo a vestirse, cuidando de su nariz, una vez que estuvieron arreglados, Toshi llamo a su padre, considerando la hora, sería el único de sus familiares que estaría despierto.

– ¿Toshi? ¿Cómo estás? – Toshi hizo una mueca de dolor cuando sintió una punzada en el hombro, su padre se dio cuenta de ello– ¿Toshi? –

Estoy bien papa, Ren y yo tuvimos un pequeño incidente, creo que me disloque el hombro y Ren se rompió la nariz… me preguntaba si podrías venir a cuidar a los niños en lo que nosotros vamos al hospital– lo dijo con tanta calma, como quien habla del clima, Ren solo le miraba sin decir palabra, no es como si pudiera hablar, pero sus ojos les recriminaban el ser tan… frio.

Bueno, era hijo de Akihiko, ¿Qué más podría esperar?

Sin embargo, no importaba que tanta calma podría aparentar, su padre hizo un alboroto de ello – ¿Cómo que incidente? ¿Cómo puedes estar tan calmado? ¡Toshizo Usami! ¡Voy para allá de inmediato, le hablare a Nowaki–san para que vaya directo a su casa, demonios Toshi, debiste llamarlo primero a él… ahh cielos, Akihiko con un demonio, despierta!– Toshi comenzaba a tener un dolor de cabeza, negó fervientemente usando una voz de mando– Cálmate papa, estamos bien, no es necesario llamar a Nowaki–chichi, el ya debe estar en el hospital, esta semana trabaja en la mañana, así que llegaremos ahí, solo por favor, tranquilízate– el castaño ojiverde al otro lado de la línea suspiro, Toshi supo que estaba tratando de serenarse.

–Está bien, iremos de inmediato–

–Gracias– cuando colgó, Toshi se acercó a Ren, besando su frente –Vaya manera de comenzar el día, ¿no lo crees? – el castaño negó con la cabeza, algo no muy sabio pues de inmediato le trajo un dolor punzante.
¿Ahora, que iba a hacer con su cliente?

.–.–.–.–.–.–.–.–

Ren y Toshi dejaron a sus hijos con Misaki, ellos ni siquiera se habían dado cuenta del alboroto que se armó en el cuarto de baño, el castaño al parecer quería preguntar como había ocurrido eso, pero, al ver el rostro sonrojado –parte por el golpe, parte por la vergüenza– de su yerno, decidió no hacerlo. Habían traído a su hermana, quien dormía tranquilamente en un sofá de la sala.

Bueno papa, gracias por venir, ahora podremos irnos– Toshi estaba a punto de verificar un taxi cercano en su celular, cuando Akihiko le interrumpió.

–¿Qué haces? –

–Compruebo si hay un Uber cerca, no puedo conducir con el hombro asi y Ren apenas ve donde pisa– el castaño estaba cerca de Misaki, todos estaban en la sala y Ren se encontraba sentado en el sofá, Misaki sostenía su cabeza hacia adelante, impidiendo que se recargara puesto que podría ahogarse con su propia sangre.

–Yo los llevare–

–Pero no puedes dejar a papa…–

Misaki estará bien, además es mejor que los lleve yo a un desconocido, no sabemos lo que podría pasar– Toshi le dio una mirada escéptica –Papa… cielos, está bien– el ojiverde suspiro guardando su móvil– Vámonos– camino hacia Ren, ayudándolo a pararse, Toshi tomo su mano guiándolo con suavidad hasta el auto de Akihiko, una vez a bordo, emprendieron la marcha.

Ya en urgencias, Nowaki les esperaba, puesto que ya había sido informado por Misaki, el galeno guio a su hijo a una camilla para sentarlo mientras que Toshi era llevado por otro enfermero para estabilizar su brazo.

–¿Cómo paso esto? – pregunto Nowaki, examinando la nariz de Ren con una ligera mueca, su hijo maldecía y rezongaba, pero era firmemente detenido por Akihiko. Toshi estaba a punto de hablar, cuando el castaño gritó– Ni se te ocurra Toshizo, ahhh– solo para terminar forzando su nariz y recibir una reprimenda de Nowaki.

–¡Quédate quieto! – Nowaki dejo de examinar su rostro para recargarse en la silla– te fracturaste la nariz, necesitamos hacerte una radiografía y seguramente necesites una férula nasal– Nowaki se dirigió entonces a una enfermera, el castaño solo podía sentarse ahí, ¿al menos podrían darle algo para el dolor?

Miro hacia donde Toshi se encontraba, el enfermero que lo estaba tratando movía sus manos por el brazo y hombro de su esposo, entonces hizo un movimiento brusco que le hizo gritar con fuerza.

–¡Maldición! ¡Ahh!– se quejó, pero rápidamente se dio cuenta que podía mover su brazo, el ojiverde miro en su dirección dándole una sonrisa aliviada, pero Ren solo rodo los ojos dándole una mirada furiosa –Un mes, Toshizo, ¡el sofá será tu nueva cama durante un mes!– el joven Usami hizo una mueca de desconcierto, mientras que su padre trataba de ocultar una ligera sonrisa y Nowaki miraba a todos confundido.

-.-.-.-.-.-

–Ohh vamos, mi amor, no es tan malo– comentó dándole una mirada divertida, caminaban por la acera dispuestos a tomar un taxi, Toshi tenia un plan y con ayuda de su padre, quería llevarlo a cabo, asi que le dijo que regresarían a casa solos y también avisara a Misaki; aun asi, para Ren había sido un suplicio el tener que explicar exactamente que había sucedido, por suerte Ren no había podido ver la cara de su padre cuando Toshi dio la explicación al otorrino puesto que el revisaba su nariz, pero aun así, podía sentir cierto reproche saliendo a oleadas de él cuándo estaba siendo curado.

–No me digas mi amor para quedar bien, Usami Toshizo– era verdad que el solo usaba apelativos cariñosos cuando Ren estaba enojado… pero ahora no funcionarían, por supuesto que no.

–Hum… entonces creo que tampoco servirá de nada decirte que nuestro pequeño café tiene bollitos de banana, digo, ya que estamos en el rumbo podemos desviarnos un poco…– maldición, ahí lo tenía. Ren le dirigió una mirada glacial y se adelantó en el camino…hacia la cafetería.


Una vez adentro, el suave olor a café y pan recién horneado les detuvo un momento en la entrada, para Ren, fue como retroceder un par de años, a su época de universitario donde él y Toshizo comenzaban a salir oficialmente como pareja, el pequeño café era su punto brillante en las mañanas, a pesar de que era bastante concurrido por el personal del hospital y los oficinistas, ellos encontraban el ambiente agradable y la comida deliciosa.

Incluso cuando Toshizo realizaba la maestría y ambos trabajaban, no dejaron de frecuentarla, eso fue hasta que Masamune comenzó a crecer en el vientre del castaño que las desviaciones hacia la cafetería fueron menos frecuentes y Toshi solo compraba los bolillos de banana cuando Ren se lo pedía.

–Es bueno volver, ¿verdad? – susurro en su oído, provocando que sonriera a pesar de todo, el castaño asintió y se dirigió a alguna mesa libre mientras Toshi hacia el pedido, no estaba muy concurrido puesto que el mayor movimiento era a las ocho de la mañana, ahora solo había una moderada cantidad de clientes, la mayoría oficinistas.

Extrañaba este lugar, ¿sabes? Creo que siempre tuvimos un gusto un poco insólito para nuestras citas…– Ren se volvió hacia él– Bueno, es de esperarse, nuestros padres son adictos al café y uno de los tuyos tiene alma de repostero– Ren se encogio de hombros, dándole sorbos pequeños a la bebida y partiendo su bolillo con un tenedor, dando pequeños bocados.

–Dame eso…– Ren veía lo que estaba a punto de hacer, pero no lo detuvo, solo se quedó ahí, mirándolo con extrañeza– ¿Qué haces? –

–Te alimento…vamos, di “ahh”– si Ren estaba más rojo que de costumbre, le echaría la culpa a la hinchazón, pero se no se negó, Toshi estaba en modo romántico infantil y a pesar de que ahora estuviera “molesto” con él, no podía negar que era adorablemente irresistible dejarse malcriar un poco.

Disfrutaron su compañía mutuamente, recordando sus años de formación y los pocos de especialización de Toshi, como cuando estaban tan ocupados que Ren pedía la comida para llevar y se pasaban la noche en vela estudiando. También aquellas veces en que la dueña del lugar, quien los conocía bien, les regalaba los bolillos cuando el vientre de Ren era lo suficientemente notorio.

Todo era tan ameno y divertido… o al menos hasta que Ren percibió una voz familiar resonando en el complejo.

There’s nothing in the world that’s gonna kill this mood
No matter what life wants to throw my way


Toshi le estaba contando algo y se reía, pero Ren no seguía lo que su esposo estaba diciendo, tratando de descifrar el mensaje de la canción, si, entendía algunas partes pero era tan movida y rápida que era difícil, sus ojos se abrieron con sorpresa cuando reconoció a quien pertenecía esa voz.

– ¿Ren?– Toshi se dio cuenta de que el castaño se había perdido en su mente y le llamo, pero este rápidamente le interrumpió– ¡No puede ser! – el castaño estaba a punto de pararse cuando recordó que era la dueña quien ponía la radio para su público juvenil, espero pacientemente, empapándose de la melodía y cerrando los ojos, tarareando el coro que intentaba aprenderse, Toshi le preguntaba que tenía, pero el castaño solo sonrió y negó con la cabeza.

Hasta que termino la canción, el locutor dijo su nombre y entonces, Toshi supo porque su amado había entrado en una especie de “trance”.
Solo “ellos” podían ponerlo así.

– ¿Es nueva, ¿verdad? No los reconocí–

–Creo que es un nuevo estilo, aun así, su voz es inconfundible… bueno, al menos mi mañana de mierda ha mejorado repentinamente– Toshi bufó negando con la cabeza señalando el café en su mano, Ren ondeo su mano restándole importancia– bueno, eso y el bolillo de banana.

Afortunadamente, su trato con el cliente fue tal y como lo esperaba, pronto comenzaría la planificación y estaría bastante ocupado, pero Toshi se había comprometido fielmente a ayudarle con Masamune en las noches, de una forma u otra, ese bebe tenía que aprender quien mandaba.

Al llegar a casa fue recibido por Misaki, quien arrullaba a Masamune en sus brazos, Ren comprobó a su hijo, quien dormía tranquilamente.
Ren se sobrecogió al verlo, a pesar de que había pasado la noche en vela tratando de educar su hora de sueño, no podía molestarse con él. No cuando se perdía en esos hermosos ojos verdes que lo miraban con amor y alegría, como si Ren fuera todo en el mundo para esa bolita de cabellos castaños.

–Hiroko está en su habitación, yo tenía algo de tiempo libre ¿Cómo te encuentras? –
Ren fue directo a la cocina y se sirvió un vaso de agua para poder tomar los analgésicos, mientras le relataba lo que había pasado en la consulta, su cabeza le dolía, pero no era nada que no pudiera manejar.

– ¿Dónde está Usami-chichi?– se extrañó al no ver a su suegro aquí, pero Misaki suspiro negando con la cabeza– fue a comprar comida rápida para desayuno… por mucho que le dije que no, sabes cómo es cuando se trata de las niñas.

De inmediato, una pequeña niña de cinco años con cabello negro azabache le recibía con un efusivo abrazo.

– ¡Papi! ¿Qué te paso en la cara? – Ren suspiro, ya sabía que su hija se alarmaría por eso, alzo la vista un poco y noto que Kosuzu también le miraba extrañada – Estoy bien, Hiro–chan solo me caí de la bañera en la mañana–

– ¿Te duele?– su hija era su luz, Ren la adoraba, era muy dulce– Un poco–

– Bueno, toma– su pequeña fue cuidadosa al depositar un suave beso sobre el vendaje, Ren sonrió besando su mejilla– Gracias, ya me siento mucho mejor–
– ¿En verdad? – sus brillantes ojos azules derritieron su corazón, el castaño asintió tomándola de la mano hasta llegar a la sala.

– ¿Dónde está papa? – Misaki, quien salía de la recamara de Hiroko le saludo de nuevo y examino su rostro, Ren contesto.

–Insistió en ir al supermercado él solo, volverá más tarde– era extraño, puesto que no era el día en que surtían la despensa, pero lo dejo pasar, seguro quería comprar alguna especie de regalo para compensarlo. Toshi tenía esa costumbre y Ren caía la mayoría de las veces, esta vez, tenía que ser algo realmente bueno o dormiría en el sofá, no importaba la agradable mañana que habían pasado en el café.

Justo cuando terminaba de decir esto, se escuchó un ruido en la entrada y Toshizo hizo su aparición. Hiroko salto del sofá hacia sus brazos.

– ¡Papi! ¡Papi!– Toshi la meció cargándola y besando su frente, la niña inmediatamente se fijó en las compras que había hecho.

Me trajiste algo, papi– Toshi asintió y de la bolsa sacó un peluche de osos, su hija amaba los osos de felfa, culpa de su abuelo cabe decir.
– ¡Siii mira abuelo un osito! – se lo mostro a Misaki, quien le sonreía, Ren podría jurar que se preguntaba cuántos ositos más podrían caber en su habitación teniendo a un abuelo y padre tan consentidores.

–También le traje algo a tu padre– Toshi le dirigo una mirada divertida, Ren rodo los ojos.
Si, exactamente lo que había predicho.
Sin embargo, así como Ren conocía a Toshi a la perfección. Toshi lo sabia todo de Ren.
Y Ren debió adivinar eso.

Un disco de su banda favorita se ondeaba en la mano derecha de Toshi, pero no era ninguno de los que tenía, este era nuevo.
¿Acaso era un nuevo álbum?
Ren estaba tan ocupado que apenas podía relajarse lo suficiente como para escuchar alguna canción, y siempre eran las de sus discos, no le gustaba mucho la radio y no se conectaba a internet más que para lo básico.

Quiso darse un golpe mental por haber estado ignorante de que su banda favorita seguía activa. Pero se prometió estar al pendiente de ahora en adelante.
– No. Puede. Ser. – Murmuro tratando de contener la emoción y ahogando un grito entre sus manos, haciendo hueco en su nariz. Toshi mostro una sonrisa autocomplaciente y se lo extendió, Ren salto del sofá abrazándolo efusivamente, casi colgándose de él.

– Ren, espera…– Toshi recibió el inesperado arrebato de alegría, manteniendo el equilibrio, no quería un evento similar al de la mañana.

– Gracias, gracias, gracias– repetía el castaño dándole besos con cada palabra, Ren volvía a actuar como un adolescente emocionado, pero no podría importarle menos, era su Ren y lo amaba.

– ¿Qué pasa, abuelo? – pregunto Hiroko, observando divertida a sus padres, Misaki sonrió meciendo a Masamune, quien se había levantado con todo el alboroto– Tus padres, siendo felices– a pesar de que los muchachos ya tenían su vida hecha y una familia propia, era refrescante verlos actuar con una chispa infantil a veces, y reconocerse en ellos conforme van creciendo.

Vamos a acostar a tu hermanito y luego acomodamos a tu nuevo osito, ¿te parece?– quería darles a los muchachos algo de tiempo para ellos, Toshi le miro de reojo, agradeciendo el gesto.

Su nieta asintió y los tres salieron de la sala, Ren seguía abrazado a Toshi, ya se había calmado lo suficiente como para bajarse de Toshi y solo mirarlo profundamente.

El vendaje se había corrido un poco, Toshi se alarmo y lo examino para ver si sangraba, Ren aparto su mano y la beso.

– Estoy bien–

– Lo siento, Ren… yo, realmente no he podido disculparme apropiadamente…– sabia que un lo siento no curaría mágicamente su nariz, pero al menos podría disminuir el sentimento de culpa.

–Fue un accidente… la próxima vez que nos pongamos en ese plan, debemos fijarnos bien donde pisamos– Toshi asintió y lo beso suavemente en los labios, disfrutando el vestigio de café que aún se percibía en su boca.

– Entonces… ¿dormiré en el sofá el día de hoy? – preguntó con una sonrisa, mientras su mano se movía en círculos por la baja espalda de Ren, el castaño se mordió el labio –hmm… tal vez… todo depende de lo que hagas esta noche– el ojiverde sonrió con seguridad dándole otro beso, quizás ahora mismo no podían ir mas allá de unos cuantos toques, pero se aseguraría de demostrarle a Ren cuanto estaba dispuesto hacer para obtener el pase completo hacia su cama; puesto que los duros asientos del sofá no podrían compararse con los suaves brazos de su amado.


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