CAPÍTULO XIV: Enséñame
Como Shere Khan lo ha pedido amablemente y también porque prometió ser bueno, es por eso que he decidido que no es mala idea enseñarle cómo nos limpiamos las personas. Abro la reja con mucho cuidado de no hacer ruido, mis dedos parecen temblar de emoción. En eso, mi precioso tigre no tiene ninguna barrera conmigo, nos quedamos de frente mirando.
-¿Bien? Guíame, cachorro humano – dice soltando una risilla, pasa junto a mí y no puedo evitar levantar uno de mis dedos para intentar tocarlo, no me parece una buena idea y no lo hago. Shere Khan se pone junto a mí y comienzo a caminar, no sin antes haber cerrado la puerta silenciosamente.
-Por aquí – le digo abriendo una puerta que lleva a un cuarto que los demás usan para lavar algunas herramientas y cosas que usan para mantener limpio el hábitat, tal vez debería de pedirle a mi papá que me enseñe para qué sirven – Si quieres espérame – le digo sonriendo para ir por unas cubetas y un jabón que he visto por aquí.
Regreso con todo listo en mis manos, creo que tardé un poco, porque Shere Khan hasta se ha recostado y está muy tranquilo. Sólo voltea levemente cuando abro la puerta para entrar. Vuelvo a sonreírle y me acerco a él, llevo las dos cubetas hacia la manguera porque tengo que llenarlas con agua. Vuelvo con mi precioso tigre y sus ojos me miran de arriba hacia abajo, eso me da un poco de nervios.
-Has tardado mucho, cachorro humano
-Disculpa – tampoco tiene que echármelo en cara, es más, ni siquiera sé por qué me estoy disculpando; creo que estoy muy nervioso, no sé.
-Como sea, ¿qué harás?
-¿yo?
-Sí, tienes que enseñarme cómo se bañan los humanos.
-Bueno, pues traje agua para que sea más fácil limpiarte con el jabón, está tibia.
-Bien, pero por favor, primero tú cachorro humano – eso me ha tomado por sorpresa, no se suponía que yo lo haría.
-Pero yo estoy limpio.
-¿En serio? En ese caso todo esto habrá sido una pérdida de tiempo, así que haznos el favor de obedecerme.
***
Eso pareciera que lo ha asustado un poco, pues se retrae cuando me voy acercando hacia él. Es tan divertido ver a Kian así, me encanta, no puedo explicar cómo ese miedo reflejado en sus ojos me gusta. Aunque claro, no pretendo asustarlo hasta el punto de que ya no quiera verme o que le atemorice mi presencia.
-No me hagas esperar, enséñame cómo se limpian los humanos, y qué mejor que tú lo hagas.
-No quiero, Shere Khan, me da pena - ¿pena? ¿Por qué? Es como si yo dijera que me da pena caminar así como estoy, los humanos a veces exageran.
-¿Por qué?
-Porque no debo desnudarme frente a otros – dice algo sonrojado.
-¿Entonces cómo pretendes enseñarme?
-Podría hacerlo sobre la ropa.
-No, escucha cachorro, hazlo bien y luego yo te enseñaré a ti ¿de acuerdo?
-¿En serio? – no puedo ocultar la satisfacción que siento cuando sus ojitos verdes brillan de la ilusión - ¡vale! – dice para voltearse y levantarse aquella tela que cubre la mayoría de su cuerpo. Por lo visto su piel en serio es muy clara, simplemente sigo sus manos mientras se quita la parte de abajo, quedándose con una pequeña prenda que estoy seguro es el que cubre su miembro. Si es un macho no debería de andarse tapando, al contrario, debería de demostrar lo que es. En fin, voltea a verme con su cara roja por la vergüenza, luego baja la mirada al piso.
-Qué lindo eres, cachorro humano – me acerco cautelosamente a él, como acechándolo. Él retrocede.
-No digas eso, Shere Khan – se cubre con sus manos lo más que puede.
-¿Por qué no? Podría devorarte justo ahora, pero prometí no hacerlo- me siento para indicarle con la mirada que tome esos recipientes y se comience a limpiar. Sus brazos tiemblan un poco, y yo me entretengo observando ese pequeño cuerpo que tiene, por donde lo vea es toda una presa apetecible. Algo llama mi atención: al momento de agacharse pareciera que se ha puesto en cuatro, justo como los demás animales, dejándome ver su trasero tan diferente del de cualquier tigre, pues es redondo y eso me da curiosidad. ¿Para qué necesita tener esa forma?
Toma un recipiente pequeño, llenándolo de agua para posteriormente mojarse desde su cabeza cayendo hasta el suelo. Decide que estar de pie no ayuda mucho y se sienta sólo sobre sus pies, voltea a verme con algo parecido a la ternura.
-Bueno, y luego con este jabón y con esta fibra te tallas – hace todo esto al irlo diciendo, su piel brilla hermosamente y su cabello se ve más oscuro; me gusta ver que este cachorrito está bien de peso, se ve que es saludable y se cuida.
-Ayúdame, sólo en esta parte – me recuesto de lado y le extiendo una de mis patas delanteras para que haga lo mismo que estaba haciendo con su brazo; nuestros ojos se quedan inmóviles en los del otro, opto por cerrarlos para intentar disfrutar de esta extraña situación pues duda un poco a la hora de tocarme.
-De acuerdo – es mejor de lo que pensaba, esa fibra causa un cosquilleo en mi pata, se siente extraño y bien al mismo tiempo. Cuando va subiendo esa sensación es casi placentera, una mano es la que sujeta mi pata para poder limpiarla adecuadamente - ¿se siente bien? – pregunta al cabo de unos minutos, abro mis ojos, casi me quedo dormido.
-Sí, bien… ahora es mi turno – me levanto rápidamente para tumbarlo en el piso, se asusta por tan inesperada reacción – te enseñaré cómo lo hacen los tigres, pequeño humano.
-Pero ya sé cómo lo hacen.
-Entonces permíteme devolverte el favor – con una sonrisa interna, desciendo mi hocico hasta su cuello, saco mi lengua y lamo esa parte tan sensible.
-N-No.
-Supongo que también quieres que te limpie una extremidad, ¿cierto? – pregunto divertido, desciendo más y más hasta una de sus “patas”, quiere zafarse de mi agarre, así que simplemente me doy la vuelta: quedando de frente a sus pequeñas piernas que se mueven algo impacientes – quieto – suelto con algo de autoridad para lamer ahora esa parte: recorro desde los dedos hasta su cadera, me cuesta un poco estirarme tanto sin permitir que Kian se levante.
-Shere Khan, ya, ya aprendí – se sigue moviendo algo inquieto debajo de mí, pero yo quiero seguir divirtiéndome.
-Kian, ¿por qué llevas esto? – acerco mi nariz hasta esa tela, sujetándola con mis dientes para comenzar a morderla.
-Porque… ¿qué haces?
-Te quitaré esto, me estorba, así no puedo limpiarte.
-¡No! – afortunadamente mi peso es mucho mayor que el de él, así que sus intentos por pararse son inútiles. No entiendo por qué tanto drama, todos los animales tienen que limpiarse el cuerpo, esta no puede ser la excepción. Logro romper su prenda, era demasiado ligera y me fue aún más fácil quitársela. Lo que veo ante mí me llama la atención… es diferente al mío – Shere Khan – dice con un tono de voz muy dulce, supongo que le está gustando.
-Cachorro humano, todavía no puedes reproducirte, ¿verdad? – pregunto directamente, pues pareciera ser que de verdad aún no puede.
-N-No sé, paremos aquí. Se siente raro – vuelvo a cambiar rápidamente mi posición y ahora estoy de frente a él, pero un poco más abajo.
-Tranquilo, sólo limpiaré aquí y será todo – sin más comienzo mi labor, lamer su pene, pues tiene que estar limpio o no podrá procrear. Es en ese momento que escucho algo que jamás, en toda mi vida, había escuchado.
-¡Ghm! - ¿qué fue eso? Vuelvo a lamer y ese sonido sale de su garganta; el rostro de Kian está muy rojo, su boca está abierta permitiendo que ese extraño sonido salga, aunque sus manos no permiten que se oiga del todo bien – S-Shere, basta… - su voz sale débil y siento algo parecido a lo que tuve ahora que Indira ha entrado en celo o algo así, creo que quiero…
-¿No te gusta? ¿Jamás te habías limpiado aquí, cachorro humano? – tal vez por eso le desagrada.
-No es eso, es que… ese lugar… es extraño – dirijo mi mirada hacia su miembro y ahora ha cambiado, está duro y arriba, pues al volver a pasar mi lengua se sintió así, sin mencionar que un extraño sabor le está acompañando - ¡Shere! ¡Ya! – comienza a retorcerse y eso me parece sumamente hermoso, sus ojos están cerrados y más sonidos extraños salen de él.
-Bien, supongo que así está bien – me quito de encima, por alguna razón Kian parece cansado, no abre los ojos hasta después de un rato - ¿no puedes pararte? Qué extraño, no sabía que un baño agotara tanto, sin mencionar que volvió a hacerse pequeño – ese comentario provoca que rápidamente se incorpore, no me mira y sólo toma las cosas.
-Es hora de irnos – dice en la puerta, decido seguirle y el proceso fue básicamente el mismo que para salir. Justo cuando estoy del otro lado, es que me mira.
-Shere Khan, no quiero verte más.
-¿Qué? – cuando reacciono, ese cachorro humano se ha ido corriendo, se veía triste creo. Tal vez mi tipo de limpieza no le agradó, aunque esos sonidos que soltó parecían de… como sea, no entiendo a qué se debe su rechazo. Simplemente no entiendo.