Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La razón de mi odio por kurerublume

[Reviews - 259]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Mis amores, ya soy totalmente libre. Ahora seré una nini (aquí en México se les dice así a quienes ni estudian ni trabajan) porque ya por fin me gradué de la Uni. ¿Saben lo que significa? Disponen de mí como antes, así que igual ya estoy escribiendo otros capítulos de mis otros fics: Manual del Adulto y El ser que habita el lago.

Este fic lo inicié hace poquito más de un año, técnicamente, este cap es el de aniversario(?) y estoy súper contenta. No saben cuánto agradezco su apoyo, las lecturas, sus reviews. Me motivan muchísimo, en serio. Este cap me costó un poquito. Espero que lo disfruten.

CAPÍTULO XXVIII: Punto de unión y separación

 

No puedo explicarlo, simplemente pasó. Me enamoré perdidamente de Kian.

 

Ocurrió a los pocos días de conocerlo, aunque admito que de por sí logró llamar mi atención con su belleza. Recuerdo que pensaba que era otro niño mimado, riquillo y tonto. Pero grande fue mi sorpresa al verlo estudiar mi idioma arduamente.

 

Si bien era como una obligación estar con él porque mi papá y el suyo eran casi amigos, no me costó nada adaptarme a ese pequeño extranjero. Siempre me preguntaba cómo se pronunciaba una que otra palabra y cuando me sonrió… no sé, sentí cosquillas.

 

Al principio pensé que en realidad me había caído bastante bien, pero luego me di cuenta que le veía como hacía con las chicas: con cierto deseo y amor romántico. Sí, me enamoré de un chico menor que yo. Algo triste si lo veo ahora, pero bueno, inevitable al final.

 

Por esa misma razón lo comencé a tratar con delicadeza, como si lo estuviera intentando conquistar. No me causó ningún conflicto, pero sí mucho dolor de cabeza por lo poco obvio que estaba siendo. Cuando por fin se lo dije, mis nervios se volvieron incertidumbre que era todavía peor, ¡mucho peor!

 

Ambos sabíamos que como amigos éramos los mejores, así que con duda accedí a intentar volver a lo de antes. Hacer ejercicio, salir con una niña muy linda. Por un tiempo funcionó, pero al final del día siempre pensaba en los labios de Kian, en sus ojos, en sus pecas, en su cabello; todo eso no lo tenía nadie más, y aunque así fuera, nadie sería él.

 

Por eso mis pensamientos me chocaron como agua helada.

 

¿Qué se necesita para desenamorarse?

 

Con esa pregunta atascada en mi garganta me mantuve por algunos días. Ya había comprobado que la solución no era estar con alguien más ni para causar celos…

 

¿Y si era Kian quien estaba con otra persona? Eso seguro funcionaba mejor. Pero la idea de verlo con alguien más era devastadora, insoportable, inimaginable, casi ridícula. ¡Peor si era con otro chico! Al menos ya sabía que se había besado con niñas, eso dejaba fuera del camino a otros niños.

 

Agradecía estar al lado de mi amigo y agradecí aún más cuando notó que mi cuerpo había cambiado y que me había vuelto más fuerte. Pero no parecía ser suficiente.

 

Odié besarlo, de verdad, sólo me hizo desearlo más.

 

Pero a nadie se le puede obligar a amar ni a corresponder.

 

Y a mí no se me olvidaba su piel, su color, su suavidad, su hermosa voz, su fragancia.

 

¡Me volvía loco y un desquiciado!

 

O tal vez acabé realmente siendo uno, después de todo, el detonante fue aquel fatídico día en el que mi peor rival no era ni siquiera humano. Aquel día en que lo descubrí cubierto de… al lado de…

 

No, no, no. Ni siquiera quiero recordarlo.

 

Pero a quién engaño, lo recuerdo cada maldito segundo desde entonces. Y eso genera que ya no sienta ese bello cosquilleo, sino unas terribles ganas de golpear y llevarme a Kian para siempre. Lejos de cualquier peligro.

 

Tal vez mi juicio esté nublado, tal vez mi cabeza me está jugando una broma. Indira hablándome, Indira diciéndome lo que tengo que hacer y yo, simplemente obedeciendo. Ya ni me siento yo mismo, así de alegre, sincero, buen amigo…

 

¿Fue en ese momento en que todo lo que me definía como Yamir se perdió?

 

Podría apostar a que sí.

 

                                                                            ***

 

-S-Shere – dice con miedo, ¿o sorpresa? – eso, es que yo nunca lo he hecho. Sólo…- baja su vista con vergüenza y no es para menos, apenas es un cachorro y me está pidiendo algo que tal vez aún no debería hacer.

 

-Sólo… - susurro encima de sus labios - ¿ya no quieres? – acaricio su cintura y jadea.

 

-Quiero, te lo dije. Me gustó cuando me lo hiciste la vez pasada, sentía que me derretía, mi corazón latía muy rápido y aunque al principio me dolió… de verdad, de verdad lo disfruté – en eso, me toma por los hombros y logra que me encorve un poco – pero quiero que esta vez me tomes con pasión, con todo el cariño de entonces y que… me digas lo mucho que me quieres mientras me lo haces. No tengas miedo de lastimarme, esta vez no, porque te juro que terminaré pidiéndote más – al terminar, veo cómo respira muy rápido y apenado. En eso, siento una corriente azotándome; algo caliente, muy caliente en mi cuerpo. Mi pene está parado, literalmente, es como si hubiera despertado de un sueño.

 

Ese cosquilleo me domina y hace que vuelva a besar a Kian para ponerlo en el césped. Comienzo a apretar sus pezones, y como si fuera una hembra y yo su cría, empiezo a succionarlos con fuerza. Lo siento removerse debajo de mí, acariciándome el pelaje, cabello, da igual; sus deditos vuelven a bajar para apretar mis hombros. 

 

Y recuerdo algo que no había podido hacer antes.

 

Empiezo a bajar por su estómago, feliz de poder morderle sin lastimarlo. Prácticamente puedo ser  algo brusco sin herirle y eso me está excitando.

 

-Y ahora es mi turno – le susurro para tomar su miembro en mis manos, aunque claro, con algo de duda porque la verdad en mi vida me imaginé haciendo esto. Lo siento estremecerse  y sin más paciencia, logro introducírmelo con cuidado; arquea su espalda y deja salir un gemido muy alto – Kian, eres irresistible – regreso a mi tarea, lamiendo su extensión, pensando si yo puedo…

 

-¡Dios, Shere! – parece que le ha gustado que devore sus testículos. Es demasiado sensible, casi sumiso – perdón – gimotea cuando empieza a mover su cadera contra mí.

 

-Muévete contra mí, Kian. Enséñame cómo te moverías al aparearte con alguien. Muéstrame lo excitado que estás – suelta otro gemido muy suave a la par que siento cómo su cadera se mueve más rápido.

 

-S-Shere Khan – oír su nombre justo así, tan entregado, choca en una parte de mi cuerpo que me pide a gritos hacerlo mío de una vez – ya voy a acabar, ya voy…

 

Juego con su miembro mientras sigo succionado y lamiendo la punta, degustando ese saborcito que suelta Kian en estos momentos.

 

-Quiero probarte hoy y siempre – digo tranquilo cuando lo veo desvanecerse por mi boca. Así que sin demorar más, lamo todo rastro de su esencia; esa esencia que es mía y que para mi felicidad, sólo podré probarla yo – eres una delicia – lamo su oreja y cuello, lo siento algo cansado por su orgasmo, pero me responde con caricias y una sonrisa preciosa.

 

                                                                              ***

 

-Házmelo – me doy la vuelta, recostando mi pecho en el suelo. Abro mis piernas y cuando lo siento sobre mí, tomo su mano derecha para comenzar a besarla. Es que ahora quiero que él me prepare, cosa que espero no le moleste o le dé asco, aunque entendería si no quiere – si no te molesta, yo… - empiezo a lamer los dedos que quiero que meta en mí, chupándolos hasta donde terminan. Pero no preví algo - ¡Dios! ¡Shere, no!

 

- ¿Por qué no? La vez pasada lo hice así y pareció gustarte.

 

-Pero se siente muy diferente, demasiado – me salen gemidos hasta por los tobillos. Su lengua en mi entrada es insoportable, me está volviendo loco; pero no porque no la quiera, sino porque estoy a punto de pedirle que la meta hasta donde pueda – hazlo, hazme lo que quieras – siento su mano jalarme hacia abajo para después colocarme de frente a él.

 

-¿Sabes que eso te va a dejar exhausto? – le iba a contestar, hasta que con gran habilidad tomó mis tobillos para levantarlos y colocarlos lo más cerca de mi cabeza – quiero hacerlo así – y su lengua comienza a rozar mi ano, ejerciendo presión para entrar – en serio estás apretado, déjame meterla – empiezo a relajarme para sentir cómo esta vez su lengua sí logra entrar. Me tiene en las nubes. Sus manos suben y bajan por mis piernas mientras agradezco ser algo flexible para soportar esto; flexible, pero nada callado.  Sostengo mis piernas lo más que puedo para permanecer como quiere, y la verdad me está gustando, me siento húmedo y un poquito abierto.

 

-Mete tu dedo- le digo a la vez que vuelvo a lamer el índice con mucha devoción, dirigiéndolo hacia mi entrada – con cuidado – jadeo al sentirlo rozarse y ejercer presión. La verdad es que en serio está haciendo esto con lentitud y siempre me está mirando para ver qué expresiones hago – deja de mirarme tanto, me da vergüenza – gimo cuando mete su dedo hasta adentro, por lo visto esa es su manera de responder. En este tipo de cosas de verdad he llegado a pensar que nací para estar así de entregado y dispuesto; como si no me molestara y hasta fuera natural ser la “niña” de una relación… ¿relación? – S-Shere – él mismo ha lamido otro dedo y lo ha metido con orgullo – ¿Somos como una pareja? – después de unos segundos de verlo pensar sin dejar de penetrarme con sus dedos, responde.

 

-Sí. Eres mío, Kian – escucho una especie de gruñido, su lengua recorrer mi cuello con algo de rudeza y una mordida algo fuerte que seguro me dejará marca. Pero escucharlo así, tan dominante, me gusta; me encanta y por eso le gimo sin pena en su oído.

 

-Y tú eres mío. Te… te amo. Ya hazme tuyo de una vez – le digo cuando veo que quiere meter un cuarto dedo. Abriéndome más de piernas y sonriéndole, admirando su pene algo grueso, bueno, eso porque él ya es todo un adulto joven.

 

 Vuelve a lamer mi ano antes de sujetar con algo de sorpresa su miembro ya que no ha podido hacerlo como la última vez, dice que es algo más sensible de lo que esperaba y por ello le sugerí que lo guiara con su mano al tiempo que yo le abrí camino con las mías. Puedo notarlo nervioso, no como la primera vez, pero aquí está conmigo; dedicándose por completo a mí y explorando conmigo.

 

La verdad esto me hace muy feliz.

 

-¿Kian, así? –me pregunta cuando la cabeza abre mis nalgas y presiona en mi entrada.

 

-¡Ahh, sí, así! – muerdo mi dedo para evitar gritar durante todo el tiempo que le toma entrar en mí. Se siente mejor, mucho mejor y no duele demasiado – amor… quiero decir, Shere, ¿ya lo metiste todo? – me sigue inspeccionado con la mirada.

 

-Amor… - susurra despacito – sí, hasta donde pude por ahora.

 

-No quieras meter más, sino me romperás – río suavecito.

 

-Ghm – reprime un gemido al cerrar sus ojos y apretar sus puños - ¿te asuste? Es sólo que sentí cómo presionabas alrededor de mí y me he sorprendido un poco.

 

-¿Te gustó? – con mucha valentía aprieto para recibir la misma respuesta.

 

-Se siente muy bien, no sé cómo decirlo – yo sí sé, es más sensible ahora y eso me está encantando. Es como si de verdad pudiera enseñarle.

 

-De verdad te gusta – tímidamente comienzo a mover mi cadera contra él. Los sonidos que salen de su boca son motivos para no parar. Puedo ver en su cara que de verdad siente placer, que como a mí, puede llevarlo a la locura.

 

-Maldición – siento sus grandes dedos sujetar mi cadera y en sus ojos noto lo salvaje que se va a volver esto.

 

- ¡Así! – grito casi inconscientemente cuando comienza a embestirme algo rudo. No importa cómo me lo haga, acabaré fascinado – Se siente bien – le hago saber cuando sale un ligero quejido de mi garganta – sigue – continúa con cuidado, pero al pasar los segundos, regresa a esa velocidad que me está volviendo loco. Aprieta mi cadera, obligándome a moverme a su ritmo para que siga chocando justo ahí donde hace que no pueda callarme.

 

-Justo aquí te gusta más, ¿verdad? - ¿tan obvio he sido que se ha dado cuenta? Me cubro con las manos para decirle que sí – entonces aquí te daré – no para, no para… sigue siendo un hermoso animal. Y  no pasa mucho para que ambos terminemos y él muerda mi cuello – Kian, ¿estás bien? – jadea, observando mi cuerpo – te apreté mucho, disculpa – no comprendo a qué se refiere hasta que noto unas marcas donde sus dedos se posaron - ¿te lastimé? – quita mi cabello pegada a mi frente.

 

- N-No. Me ha gustado mucho. No puedo creer que me hayas llenado. En serio me siento lleno de ti – lo noto ponerse rojo al ver cómo sale su semen de mi ano. Pero pasa algo más, se está volviendo a poner duro - ¿te ha gustado verme así? – le sonrío para masajearlo con entusiasmo – siéntate – le pido gentilmente.

 

-¿Qué me harás? – aún con una sonrisa en mi rostro, me siento sobre él para acariciarlo ahora con mi trasero – Kian – jadea nuevamente por la sensación – déjame entrar otra vez – y así de mandón, sujeta mi cuerpo con una mano y con la otra sostiene su miembro. Yo muy feliz vuelvo a abrirme para recibirlo – Kian – amo escuchar mi nombre de esa manera.

 

Comienzo a moverme hacia adelante y atrás, hasta que me dan ganas de ir hacia arriba y abajo. Shere Khan se acomoda perfectamente y lo siento golpearme desde abajo.

 

Siento como si mi cuerpo estuviera hecho de electricidad, imparable.

 

-Te quiero – susurro y jadeo para lamer su cuello con cariño.

 

-Sabes mi respuesta – hace lo mismo con mi piel – sólo tú me haces sentir así, Kian, sólo tú.

 

Sólo yo.

 

Mi corazón da brinquitos de felicidad. Estar unidos así es perfecto, y no hablo sólo de nuestros cuerpos.

Notas finales:

¿Qué les ha parecido? Ya el próximo miércoles subo el siguiente. Y bueno, esto se está acabando, le quedan unos 3 capítulos más, aproximadamente.

 

A ti, lector(a), te deseo un maravilloso día. Te mando mucho amor :)

 

 

Y si quieren leer otra historia:

Eternos Enemigos (historia de centaruo, minotauro y sátiro con humanos)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).