CAPITULO V: Convivencia
Mi primer día de clases fue… agotador y muy entusiasta para mi gusto. No es que sea un amargado, pero tanta atención llega a dar pena porque no estoy acostumbrado a eso. Cuando fue el recreo sentí que todos me rodearon para preguntarme cosas, para tocar mi cabello, mi cara, ¡todo! Aunque al final pude jugar con los niños, corrí bastante y sudé un poco. Las clases fueron regulares, son prácticamente iguales a las de mi país, pero los compañeros y maestros son totalmente diferentes. ¡Ah, es verdad! Ayer llegaron los compañeros de Shere Khan, todos estábamos muy nerviosos:
-¡Con cuidado! ¡Suelta eso! ¡Más lento!- gritaba mi padre mientras metían a los hipopótamos, fue básicamente lo mismo que gritó cuando fue el turno de los cocodrilos y de las aves. Mi papá logró que la temperatura fuera adecuada, que el sol diera en el agua y en otras partes del hábitat. Pensó en todo para que todos los animales vivan bien.
-¿Y bien hijo? ¿Qué te ha parecido?
-Mamá, tú mejor que nadie debería de saberlo, el trabajo de papá es precioso- digo con entusiasmo, en el piso de arriba no olvidemos, aún no me deja bajar por el problema de hace poco.
-Sí, espero que todo salga bien. ¿Quieres hacer algo? Falta para que anochezca, podemos ir a cenar por ahí para felicitar a tu padre.
-¡Sí! Vamos a comer a donde fuimos la vez pasada, ahí todo estaba muy rico. ¿Podemos?
-Claro que sí, Kian- me dedicó una sonrisa mientras acariciaba mi cabello.
Fuimos a cenar, comí como si no hubiera un mañana, es decir que acabé muy satisfecho, no que acabé con un bulto en mi estómago del tamaño de mi cabeza. Abracé a mi papá fuertemente cuando llegamos a casa, me dieron las buenas noches y así mi corazón comenzó a latir con fuerza porque mañana sería mi primer día de escuela.
***
¿Pero qué hacen estos aquí? Si hay algo peor que estar encerrado, es estarlo con compañía que no quieres, los tigres son solitarios por naturaleza y aquí están estos. ¡Que alguien me de paciencia o me acabaré comiendo a todos estos animales! Juro que mataré a todos los humanos en cuanto salga de aquí.
-¡Pero mira qué tenemos aquí! Un tigre
-Está algo solo ¿no?- comentan los dos cocodrilos, hablan casi fingiendo que no los puedo escuchar.
-Para mí ese no es un problema- respondo bastante molesto, sólo comienzan a reírse.
-Eso está más que claro, porque estamos seguras que nunca has tenido compañía- se unen ahora los hipopótamos, dos hembras y un macho.
-Porque no la necesito
-¿Es eso? ¿O será porque estás aquí encerrado con nosotros?- dice un cocodrilo. De acuerdo, tengo que ser astuto porque si sigo contestando de esta manera me responderán justo como lo están haciendo, y no podría soportarlo, jamás había tenido que lidiar con este tipo de comportamiento, por lo general todos en la selva me respetaban de inmediato.
-Es temporal, aunque no puedo decir lo mismo de ti. En fin, espero que no sea tarde para presentarme- digo con falsa cortesía- me llamo Shere.
-Shere, y yo que pensaba que los tigres ya no eran atentos. Yo me llamo Indra- dice el hipopótamo macho- y ellas son Soma y Suria.
-Nirek
-Hiren- dice el cocodrilo más pequeño, bien, ya que yo inicié con el saludo, no queda de otra. Agacho mi cabeza en señal de respeto, los demás hacen lo mismo. Perfecto, al menos ahora tendré más tranquilidad- por cierto ¿cómo es que te atraparon, Shere?
-¿Disculpa?
-Es que me da curiosidad, porque está claro que tú eres más ágil que nosotros, más veloz a pesar de que en tierra no somos tan lentos. Así que quiero saber cómo lo lograron
¡Rayos! No puedo contarle la verdadera razón, no puedo contarle. Tengo que idearme algo rápidamente o de lo contrario me verán débil y eso sí que no lo permitiré. Comienzo a caminar hasta quedar cerca de los dos cocodrilos, le daré su patética historia a Hiren.
-Bueno, lograron juntar al menos a 30 humanos alrededor de mí, pudieron pasar desapercibidos ya que se usaron algo para confundir mi olfato y en su lugar un fuerte olor a hembra impregnó mi nariz, así que cuando me acerqué apenas un poco hacia la trampa, me rodearon, dispararon varias veces y yo ataqué a tres de ellos para comenzar a correr a toda velocidad. Conté al menos 8 disparos que lograron darme, no sé cuánto corrí, logré perderlos, pero mi vista se nubló y caí. Cuando desperté estaba encerrado, como perforé esa jaula con mis garras, acabaron construyendo esto para que no escapara, aún. Por eso no sabía si habían traído comida fresca- sonrío, buena historia Shere.
-Ya veo, pues que yo sepa nos han traído aquí para una especie de estudio que quieren hacer los humanos con nosotros, pero no sé qué sea. Por si te interesaba saber que no te trajeron bocadillos Shere, sino a compañeros- nos quedamos mirando y yo opto por darle la espalda e irme a mi lugar de siempre a recostarme.
-¿Y cuánto tiempo nos quedaremos aquí?- pregunta Soma
-El que ellos quieran seguramente- Le responde Indra, y sé que tiene razón. En estos momentos, todos estamos a disposición de los humanos, pueden hacer con nosotros lo que les plazca. No soporto esto, quiero irme de este lugar inmediatamente. Además que hace tiempo que no veo a Kian por aquí, pero su olor sigue estando algo cerca.
Los días han pasado, y estoy comenzando a “llevarme mejor” con los animales nuevos, en especial con Suria, es tranquila y dice cosas hasta cierto punto, interesantes. Pero Indra la cela bastante, así que nuestras conversaciones son algo cortas. En cuanto a Nirek y Hiren, el último aún no madura, por lo que prefiero tomar el sol con Nirek aunque en sí hablamos muy poco, supongo que ambos preferimos el silencio. Estos días creo han sido los que he conversado más en toda mi vida, en la selva no solía hacerlo con ningún animal porque no me apetecía…o porque el animal más cercano iba a ser mi comida.
***
Han pasados dos semanas, dos semanas sin poder acercarme a Shere Khan. Mi mamá en serio sabe cómo guardarle rencor a un animal, no quiero ni imaginarme cómo ha de ser con mi padre… eso sonó grosero. La escuela se ha vuelto más divertida, ya tengo más amigos, pero eso sí, Yamir es mi mejor amigo porque es chistoso, atento y le gusta jugar lo mismo que a mí. Lo cual es raro, porque ya tiene 16 años y creí que sería de esos payasos que no quieren ni correr ni nada porque se ven como “niños”, a pesar de que lo siguen siendo.
-¿Todavía no te dejan Kian?-dice revolviendo mi cabello, últimamente no deja de hacerlo cada que puede, no me molesta, se siente bien. Es justo como lo hace mi mamá.
-¡Que no! Ya no sé qué hacer para que me den permiso.
-¿Quién dijo que necesariamente tenías que obtener su permiso?- sonríe y vaya que Yamir sabe ser rebelde, simplemente comienzo a reírme y volteo hacia otra parte, no quiero que note mi sonrisa traviesa.
Tomando en serio lo que dijo Yamir, espero que anochezca. Mi papá, bendito sea, mandó a hacer una puerta que une mi casa con el lugar donde están los animales. Logro tomar la llave con todos los nervios del mundo y así de rápido entro al lugar, voy caminando de puntillas. Está demasiado oscuro, así que tomo una linterna, y ahora me dirijo hacia los barrotes. Apago la luz antes de llegar y simplemente me quedo ahí un rato, intentando ver algo.
-¡Hyyaa!- grito totalmente asustado, he sentido algo húmedo en mi mano lastimada, prendo la linterna y ¡Dios mío! ¡Shere Khan está frente a mí! Está muy tranquilo, pero así estaba la vez pasada, hoy no me confiaré. Me alejo un poco de él. Ahora que me doy cuenta, me ha lamido justo donde me lastimó, justo donde sus garras perforaron mi piel.
-Acércate- escucho una voz grave, me asusto, aquí no pueden haber fantasmas ¿o sí?, pero como si estuviera hipnotizado, me acerco nuevamente hacia los barrotes, importándome poco que Shere Khan está ahí
-¿Q-Quién está ahí?- pregunto con un tono de voz muy débil debido al miedo-¡Ahhh!- vuelvo a gritar cuando otra vez esa rasposa y húmeda lengua recorre mi herida a medio curar. Shere Khan está lamiendo mi mano, algo así como lo que pasó en mi sueño, ¿pero qué rayos? Sólo puedo temblar, y alejar mi mano rápidamente de su hocico. No quiero que me vuelva a lastimar y sangrar, no quiero que por mi estupidez el castigo se prolongue más.
-Toma eso como una disculpa- ¿Qué? ¿Quién? Alguien ha hablado en la lengua irania, entendí perfectamente. Mi mirada comienza a recorrer todo el lugar, estoy sudando. Mis ojos se detienen en los del tigre, ¿acaso él…? No puede ser, tengo que estar medio dormido. El miedo me acaba dominando y me echo a correr directo a mi cama, llego jadeando y empapado en sudor. Esto no es gracioso, esto no es real, Kian… sólo duérmete, tienes que descansar.
-¿Una disculpa…?- eso es lo último que pronuncio antes de caer completamente rendido.