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No me dejes... Iwa-chan por Bokutosama

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Notas del fanfic:

Hey Hey Hey mi segundo fic yaoi! espero que les guste, ya saben dejen su review!!

Notas del capitulo:

Primer capitulo! 

Recuerdos - Presente

 

Los balones que servía Sugawara le seguían llegando a Iwaizumi, bajos e inestables le hacían perder el equilibro dejándolo fuera del primer contraataque.

Estaban 24/24. Era el último set que definiría quien iría contra Shiratorizawa en las finales del torneo de primavera, y el balón se negaba a caer.

La finta de Kageyama que Oikawa no pudo detener a pesar de su sufrido intento por alcanzarla le dio el Match Point a Karasuno. Iwaizumi sintió la frustración y el enojo que se acumulaban peligrosamente en el cuerpo de su armador.

Aoba terminó pidiendo un tiempo fuera, Iwaizumi podía exteriorizar su enojo fácilmente, pero su amigo de la infancia era una historia aparte.

Oikawa se balanceaba en el duro camino de suplir su “falta de habilidad” con su mero esfuerzo y su inquebrantable fuerza de voluntad, porque aunque el mismo aceptaba no ser un genio, ni el más habilidoso del campeonato podría retar la sólida determinación del castaño, cosa que pocos sabían, ese pocos se limitaba a Iwaizumi Hajime.

El balón estuvo de nuevo en movimiento, Sugawara y Kageyama cambiaron de posiciones al otro lado de la cancha dándole a Asahi la oportunidad de un remate limpio y libre de bloqueo, Hanamaki apenas pudo recibir el impacto que se fue desviado hacia la red afuera de la cancha.

Como si todo el gimnasio se hubiera silenciado de golpe, Iwaizumi solo escucho retumbar el chirrido del calzado deportivo de Oikawa contra el piso de la cancha, que iba desesperadamente a alcanzar el balón.

El castaño alzó un brazo en su dirección apuntando con el dedo índice, por un momento el tiempo se detuvo, su visión periférica se desactivo y lo único que él As de Seijoh pudo ver fue la silueta de Oikawa en un fondo negro alcanzando el balón, girando su cuerpo violentamente con los brazos bien en alto armando la que podría ser la mejor jugada que pudo armar en su vida, salvar el balón fuera de la cancha, en un pase súper largo y rápido que se elevó paralelo a la malla directo al prodigioso remate del AS de su equipo y mejor amigo en quien confiaba más que en sí mismo, teniendo en cuenta que se hablaba de Oikawa Tooru, cuyo orgullo era el único que podía rivalizar con su ridícula determinación.

Ese hubiese sido el punto ganador del partido, pero del otro lado también palpitaba el mismo hambriento deseo de ganar, de permanecer más tiempo en la cancha, los feroces cuervos no iban a rendirse así como así, Daichi había recibido su poderoso remate que se fue hacia atrás, los antebrazos le quemaron, la fuerza con la que ese balón fue rematado también era ridícula, antes de que Seijoh pudiera celebrar la caída del balón del lado de Karasuno, Tanaka ya lo había mandado a la cancha de juego en una desesperada salvada, hubiese sido un balón libre, una oportunidad de ataque fácil y servida en bandeja de plata, de no ser por el AS de los cuervos que haciendo gala de sus furiosas habilidades remato el balón desde la línea de saque, con toda su fuerza, con la voluntad de sus compañeros a cuestas.

Los siguientes movimientos para Iwaizumi fueron como ver el partido desde la tribuna, fuera de su cuerpo, aunque seijoh había logrado regresarla, ahora Kageyama se disponía a usar su mejor arma, Hinata remato el balón enfrentándose a su bloqueo de tres, de frente, mandando el balón en un recto que rozo el bloqueo de seijoh mandando el balón desviado a los brazos de Oikawa que estaban listo para una recepción.

El sonido que produjo el rebote del balón contra el piso despertó a Iwaizumi, y devolvió su perspectiva a su cuerpo, vio como Oikawa aún mantenía la posición con los brazos estirados, había fallado la recepción y el balón ahora rodaba fuera de la cancha, de su lado de la cancha.

El árbitro pito el punto, el final del partido y su contundente derrota.

Habían perdido la semifinal del torneo de primavera en su último año de preparatoria.

- No importa lo que digamos, esos son los resultados, su decepción no cambiara. Seguro lamentan alguna jugada, aun así déjenme decirles algo, fue una buena pelea – la voz gruesa y ronca del entrenador de Aoba calo en los corazones de cada uno en el equipo que dejaron salir sus lágrimas tratando de contener ligeros sollozos.

- Demos las gracias a la audiencia – la voz tranquila de Oikawa llego directamente a Iwaizumi.

- Como puedo ser la estrella si ni siquiera pude anotar ahí – se reprochó mentalmente, se mordió los labios y las lágrimas fueron escapando sin su permiso, el profundo sentimiento de frustración y decepción, le llego hasta los huesos.

Oikawa que se dirigía hacia la audiencia notó la expresión del pelinegro asestándole una palmada en la espalda justo sobre el 4 de su playera, pasó a su lado y siguió su camino, luego Iwaizumi sintió el golpe de Hanamaki y Matsukawa, se limpió las lágrimas con su el cuello de la playera y alcanzo a sus compañeros en la formación.

Ese era el final y no había nada que el pudiera hacer al respecto, y se reprochó que tampoco pudo hacer nada aún estando en el partido.

Abordó el bus que los llevaría de regreso a su preparatoria, se sentó en los primeros asientos individuales junto a la puerta deslizante, dejo su mirada en lo que había afuera de la ventana sin decir nada, y francamente nadie se atrevió a pronunciar palabra en ningún momento del trayecto.

Oikawa vio la expresión de Iwaizumi, resignado se sentó en los últimos asientos de atrás, que aún estaban vacíos, fue el último en subir, ya que como capitán debía revisar que todo estuviera listo para regresar, aparte de un infortunado encuentro que lo había dejado aún más irritado, normalmente aunque forzado su puesto era junto a Iwa-chan el mismo rematador había decidido que no fuera así.

¿Iwa-chan estaba enojado con él?, lo estaba culpando acaso?, ya no quería verlo más?, por un momento “la reina del drama” en su interior tomo el control inyectándole venenosos pensamientos, en todo el trayecto el perder el partido paso a un segundo plano por las inseguridades del castaño que seguían gritando desde el fondo de su estómago, no había perdido de vista al pelinegro, lo veía quieto muy quieto, con la mirada fija en el paisaje.

No tardaron mucho en llegar, trató de bajar de primeras pero sus compañeros le impidieron el paso, para cuando bajó ya Iwaizumi estaba dentro del gimnasio con el entrenador y estaban hablando, no habría sido problema acercarse y agregarse a la conversación pero Oikawa tenía un mal presentimiento.

La reunión terminó, Oikawa se apresuró a la salida aun sin cambiarse, dejándole la tarea de cerrar y recoger a los de primero, estuvo parado junto a un árbol a unas calles de la escuela por donde siempre pasaban camino a casa, Iwaizumi era su vecino así que aunque no quisiera tenían que compartir el mismo camino de regreso, como hacían siempre.

El cielo empezó a ponerse oscuro, las horas empezaron a pasar demasiado lentas para su gusto, estaba cansado por los dos partidos que habían jugado ese día y el golpe en su columna que aun escocia, pero que podía disimular bastante bien.

Se preguntó si así se sentían esas chicas que nerviosamente lo esperaban de vez en cuando afuera de la escuela para entregarle alguna declaración de amor, seguía de pie en la misma posición con las manos agarradas de la cinta de su mochila que cruzaba sobre su pecho, el tiempo pasó y pasó, ya era de noche, pero Iwaizumi nunca apareció.

Derrotado doblemente decidió regresar a casa, las luces en la de residencia Iwaizumi estaban apagadas, supuso que Iwa-chan no había regresado aun, y por un momento se preocupó, sacó su celular y contemplo el número del pelinegro incapaz de pulsar el botón para llamar.

Soltó un suspiro y entró a su casa, su mamá estaría en su cuarto, seguramente durmiendo por su enfermedad ya no podía trabajar y la mayoría del día debía descansar, su hermana estaría en su trabajo de medio tiempo y Takeru seguro había salido a cenar con su padre.

Dejó sus tennis como cayeron en la entrada, caminó a la sala sin encender las luces, pasando por el mueble en el pasillo de la entrada donde reposaban fotos de su sobrino, de su familia, de viajes y eventos escolares, en medio de todos los marcos, había una especial, de una premiación de secundaria, cuando Oikawa fue condecorado como el mejor armador del torneo, en la foto tenía los ojos rojos, la nariz congestionada y rojiza, Iwa-chan a su lado le pasaba un brazo por encima sosteniendo en alto la placa mientras sonreía, esa era la favorita de Iwaizumi, su mirada se detuvo un momento en la vieja fotografía, sus ojos pasaron por la sonrisa infantil y sincera del pequeño pelinegro, algo en su pecho se arrugo lenta y sonoramente como una hoja de papel, arrastro los pies hasta la sala, se tiró en el sofá dejando caer la mochila a su lado.

- Ya regrese… perdimos – susurro para sí mismo dejando rodar unas cuantas lagrimas por sus mejillas, mirando hacia el techo de la sala sin emitir sonido alguno.

La vista de su habitación era amplia y hermosa, podía ver el campus desde su ventana, cuando visitó el lugar a finales de su primer año de universidad con el afán de tener donde vivir  que no le hiciera atravesar la ciudad a diario, había quedado completamente enamorado de ese detalle en particular, la vista, para él, el resto del lugar podía estarse desbaratando, el viviría ahí con esa hermosa vista despertándolo cada mañana sin importar nada más, aun si el tipo de la inmobiliaria le había indicado que era compartido con el nieto de los dueños.

Oikawa empezaba su cuarto y último año de universidad, se graduaría en Economía y administración, recibió su invitación al equipo nacional de voleyball masculino japonés, a la mitad de su segundo año, llevaba viviendo con esa hermosa vista 2 años completos, se estiro con ganas, seguía en bóxers caminando hacia la ventana para abrirla y sentir la brisa apoyado en el pequeño balcón.

- Oikawa-san, ya estas despierto? – una voz suave y firme le llego del otro lado de su puerta.

- Sip! – contesto sin muchas ganas de moverse de su lugar.

Del otro lado el pelinegro ya vestido y con la mochila en la espalda caminaba por el pasillo hacia la sala sin importarle si le había abierto o no, tomó las llaves del mueble junto a la entrada y salió del apartamento.

9, 10, 11, 12, Contaba los pasos desde la cafetería yendo hacia el Gimnasio, 13, 14, se detuvo y admiro la enorme cancha de futbol, el patio y las gradas que rodeaban el mini estadio de su universidad, esa era la vista que apreciaba desde su apartamento, el atardecer primaveral de Tokio acaparó su atención por un momento.

15, un grupo de chicas salían de la facultad de medicina, en cuanto lo vieron empezaron a murmurar cosas que el no alcanzo a oír, pero agradeció no tener que fingir interés al respecto.

16, 17, 18, 19, 20, levanto la vista, calculo unos 10 pasos más para llegar a la puerta del gimnasio de donde ya salía el característico sonido que producía el rebote de los balones.

- Ya es tarde Oikawa, ¿dónde estabas?  -  el tono serio y seco de su antiguo archienemigo ahora compañero de equipo lo alcanzo por detrás.

- Si, si, ya voy, ya voy– contesto sin mucho interés continuando su caminata

21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29 ya estaba frente a la puerta del gimnasio.

- Ya volviiiiii ~! – Saludo con su tono cantarín y su falsa sonrisa como solía hacerlo siempre.

- Vaya, buen trabajo Ushijima – Un pelinegro se acercó con un balón en la mano, y las mangas de su playera con el nombre de la universidad estampado en el pecho, dobladas sobre los hombros.

- Ya venía para acá cuando lo encontré – le corrigió el rematador mientras se ajustaba sus rodilleras en su lugar.

- Oh! Capitán-kun ¿me estabas buscando? – sonrió de nuevo Oikawa imitando al otro acomodándose su rodillera y su protector.

- Vamos! No empieces este año perdiéndote de esa manera, no pienso aceptar que no entrenes como se debe – Gruño Daichi con un tono más de preocupación que de enojo.

- Oya!? De nuevo escapándote de los entrenamientos? – la voz ronca del AS del equipo resonó en todo el gimnasio justo detrás de ellos.

- Oh vamos! Tú también acabas de llegar! – Oikawa hizo un leve puchero señalándolo acusadoramente ante el evidente complot de su ahora equipo.

- EEH!!? Yo tenía permiso!! No me escape en ningún momento! Verdad Daichi??! Verdad!!? Verdad? – rápidamente se deshizo de su postura del AS agitando los brazos, lleno de nervios hacia su capitán, a pesar de sus 20 años Bokuto no había madurado nada.

Daichi disolvió la pequeña aglomeración que se había formado en la entrada del gimnasio, y dejando el tema de lado continuaron con la práctica.

Todos hacían parte del equipo de Voleyball Universitario más fuerte de todo Japón, con los jugadores más fuertes, Oikawa se había ganado su puesto como titular con la dedicación que ni el mismo Ushijima tenía, Su capitán y Wing Spiker Daichi Sawamura, compartía la posición con Bokuto y Ushijima, aunque era más considerado por su integrada recepción, y su agudo talento estratega, sin duda alguna formaban una alineación brutal.

Pero no acababa ahí, para los inicios de su segundo año fue convocado a los entrenamientos con la nacional, la Sub 20 Japonesa, Bokuto y Ushijima habían sido reclutados desde su primer año, encontrarse con Ushiwaca en la universidad y en el equipo nacional definitivamente le fue demasiado difícil al principio pero ahora podía pasar de él fácilmente sin sentirse irritado el resto del día.

Si lo pensaba con detenimiento y exceptuaba el anterior detalle tenía la vida que siempre quiso.

Notas finales:

Que les parece la idea?, demasiado cliché? quiza! pero me emocionan un poco esos dos, tienen de donde sacar mucho mucho drama XD Dejen su review ~ 

 

 

 


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